Identidad, Acción y Movimientos. El paradigma de la pluralidad El comienzo de un nuevo siglo no solo marca un cambio numérico en los almanaques. Vivir en esta etapa de la historia nos ubica en una posición de privilegio, nos convierte en actores de un quiebre y un cambio revolucionario de paradigma/s. Quizás pasen muchos años hasta que alguien pueda interpretar los acontecimientos que ocurren en estos días. Seguramente nunca nos enteremos de dichas reflexiones. Pero, ¿Qué importa?... La acción de los hechos están en nuestras manos. Nosotros somos los protagonistas! Con esta introducción busco contextualizar la época en la que escribo y sobre la que voy a trabajar. Pero además, de alguna manera, tal párrafo encierra el marco teórico que tomo para desarrollar esta reflexión. Acción. Es el primer concepto que destaco. Wittgenstein, junto al existencialismo y al funcionalismo, están de acuerdo en mencionar los tres males de la modernidad: - Nuestra alineación con respecto de la realidad; - Nuestra alineación respecto unos y otros; - Y nuestra pérdida de la capacidad de acción. (Pitkin; 1984: 458) La ciencia, que a lo largo del siglo XX se convirtió en el único saber universal, se encargó de desprestigiar los demás tipos de conocimientos, incluyendo la tan íntima experiencia personal. De esta manera, Wittgenstein explica que resulta un proceso de discontinuidad entre percepción y realidad (Pitkin; 1984: 461). Al haber una ruptura en este nexo, toda persona entra en un estado de duda e inseguridad que repercutirá directamente sobre su capacidad de accionar. Incluso desde la teoría se puede apreciar dos tendencias opuestas. Fraser Nancy propone una contradicción (para analizar el discurso feminista) entre el Estructuralismo y la Pragmática. El primero busca abstraerse de la realidad para poder explicarla. Un proceso que termina depurando información importante que hace a la particularidad del objeto, mientras se aleja de todo ámbito de acción. En cambió la pragmática, intentará comprender la significación (en este caso del discurso feminista) desde la acción misma, y no desde la representación. Aquí no se suprimen los datos que hacen a la contextualización, y se puede apreciar la complejidad de la realidad ya que reconoce la pluralidad discursiva (al contrario del estructuralismo que busca sistematizarla). La importancia a la pragmática es lo que Wittgenstein propone en el Juego del Lenguaje, donde se destaca el contexto de un enunciado, lo que completaría su significado. Para revertir esta situación de “conciencias confundidas (y adormecidas)” es necesaria la revitalización de las identidades. Que las esferas de experiencias particulares recobren su importancia. Esta recuperación de la identidad, no solo se producirá dentro de la propia esfera perceptiva (es decir, sé quien soy, porque conozco mis cualidades), sino que también se realizará hacia el exterior, hacia los demás. Será necesario que el otro conozca la identidad de uno (o un grupo), y que además la respete. Este proceso de exteriorización de la identidad, a su vez, implicará otro fenómeno al producirse la formación de nuevos movimientos políticos y sociales. Para desarrollar esta explicación, tomo como guía, y a modo de sustento el caso de la agrupación AMMAR (Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina). Construyendo una identidad ciudadana AMMAR es un sindicato que reúne a las trabajadoras sexuales. Surge (en el caso de Córdoba) en el año 2000 con el propósito de defenderse frente a los abusos de la policía (específicamente: “que no las llevaran más presas”). Ellas sostienen que el trabajo del sexo es uno de los primeros oficios de la historia. Incluso en la Biblia se lo menciona en varias ocasiones. Esto lleva a reflexionar que la identidad que caracteriza a este grupo de mujeres ha sido construida hace mas de dos mil años. Una identidad que no solo incluye al autoconocimiento de cada mujer que ha realizado el oficio, sino que también al reconocimiento de la comunidad hacia tal profesión. El problema surgiría a partir de el objeto que involucra tal trabajo. El sexo ha sido, y sigue siendo, un tabú para un amplio margen de las sociedades. Esto produjo que sobre la personas que hacen del sexo un hábito de su cotidianeidad sean discriminadas y etiquetadas con representaciones sociales prejuiciosas. Por lo tanto, desde hace dos milenios, las trabajadoras del sexo han sido perseguidas de forma violenta por su comunidad. Aquí me detengo un momento. “T.H. Marshall entiende por ciudadanía a la plena pertenencia a una comunidad, donde pertenencia implica participación de los individuos (Marshall; 1973ª : 70) . La ciudadanía es un status que garantiza a los individuos iguales derechos y deberes, libertades y restricciones, poderes y responsabilidades.” (Held; 1997: 42) Esta claro que existe una identidad. Una identidad caracterizada por el oficio en común que realizan estas mujeres. Sin embargo, no poseen una identidad como miembros de una comunidad. O mejor dicho, sí, pertenecen a tal comunidad, pero su categoría de miembro esta condicionada por el valor negativo que se le adjudica al rol que cumplen dentro de la sociedad. Es decir, su identidad ciudadana estaría en crisis. El concepto de ciudadanía esta muy vinculado con la noción de los derechos, ya que a partir de cuando a un individuo se le otorga la calidad de ciudadano, se lo reconoce como miembro de una sociedad, de un Estado, con lo cual se le reconocen los derechos que éste le debe garantizar. Marshall, así como la doctrina jurídica clásica, clasifica a los derechos en tres categorías, cada una de ellas caracteriza a una época de los últimos dos siglos según los distintos momentos en que los sectores de las poblaciones fueron logrando sus reconocimientos. En primer lugar tenemos a los Derechos Civiles. Incluyen las facultades básicas que cualquier Estado Moderno busca garantizar a sus ciudadanos: la libertad y la propiedad privada (principalmente). El segundo tiene su razón en el régimen capitalista que da fundamento al Estado de Derecho Moderno. Podría tener importancia en el tema que estamos tratando, ya que a partir de este derecho se generan las relaciones sociales, y por lo tanto, las diferencias de clases. Aquí se produce un desequilibrio en la sociedad, originándose una brecha entre ricos y pobres. Precisamente, muchas mujeres llegan al oficio del trabajo sexual por necesidades económicas. Habría que realizar un análisis más complejo sobre esta problemática, pero me interesa destacar el otro derecho, el de la libertad. El propósito por el cual surge AMMAR es porque no se les respeta la Libertad, uno de los derechos fundamentales que tienen por ser ciudadanas (todavía no lo había mencionado, pero a pesar de la valoración social negativa que cargan estas mujeres, formalmente son ciudadanas), pero por sobre todas las cosas por ser SERES HUMANOS (la libertad es un derecho mencionado en la Declaración de los Derechos Humanos). En segundo lugar encontramos los Derechos Políticos. Estos derechos incluyen dos acciones: el derecho a elegir a sus representantes y al de ser elegidos. En razón de ser mujeres, no tienen viciado tales derechos. Sin embargo, la violación surge al momento de querer tener voz en forma colectiva bajo el nombre de “trabajadoras sexuales”, es allí donde se cierran las puertas de una participación política. Esta situación es compleja y se relaciona con el tercer grupo de derechos. Los Derechos Sociales. Son aquellos derechos incorporados en el articulo 14bis de la Constitución Nacional. Tratan fundamentalmente de los derechos laborales, los cuales alcanzan específicamente al factor que genera el problema que estamos tratando. Derecho a trabajar. Derecho a crear una agrupación que defienda a los trabajadores. No solo constituye el fundamento jurídico y legal de AMMAR, sino que también representa su meta, ya que son estos derechos por los que lucharían (como un objetivo más amplio que el de la libertad). Nace un nuevo movimiento Siguiendo a Claus Offe, AMMAR se constituiría en un nuevo movimiento dentro de un ámbito de política no institucional. Esto tiene su explicación en los dos requisitos que menciona el autor para poder denominarlo como “movimiento político”. Por un lado se ve la necesidad de adoptar un medio de acción legítimo. Este punto se cumple al organizarse las mujeres dentro de una agrupación con forma de sindicato. La legitimación va a incrementarse cuando logran un reconocimiento dentro de la CTA. Por el otro lado, poseen un fin específico y extensible a toda la sociedad: buscar el reconocimiento del oficio de ser trabajadora sexual, y junto a ello, el respeto de sus derechos inherentes como ciudadanas, y particularmente como trabajadoras. Estos derechos que AMMAR reclama, tienen otra característica que menciona el autor para los nuevos movimientos: se tratan de reclamos innegociables. Reflexión Final Comencé expresando la gran importancia que le doy a la idea de acción en este contexto que estamos atravesando dentro de la historia. Actualmente, nuestra sociedad se encuentra gobernada por instituciones rígidas formadas en el siglo pasado, que en muchos casos (y cada vez con mayo frecuencia) tienen dificultades para encontrar una correlación con una realidad fluctuante e inestable. Nos hemos acostumbrado a una concepción de que dichas instituciones son eternas. Sin embargo pertenecen a un paradigma del siglo XX que ya no nos permite encontrar herramientas para dar soluciones a las nuevas problemáticas. Las instituciones no tienen vida propia para adaptarse a los cambios. Somos nosotros, a través de la acción, quienes debemos encontrar alternativas para poder crear un nuevo paradigma. En el caso de AMMAR se muestra claramente esta situación. De haberse quedado calladas y con los brazos cruzados, el Estado no se les hubiera acercado nunca a brindarle protección. Tuvieron que organizarse y salir a la acción. - PITKIN, Hanna. “La Teoría política y el predicamento moderno” en Wittgenstein: El lenguaje, la política y la justicia. Centro de estudios constitucionales. Madrid. 1984 OFFE, C.; El nuevo paradigma y la atribución de un carácter público a lo grupos de interés; en La ostión política. Pág. 223-255. HELD, D.; ciudadanía y autonomía; En La Política; Paidós, Bs. As; 1997. - FRASER NANCY; ¿Estructuralismo o pragmática? Sobre la teoría del discurso y la política feminista. -