Ciudadanía, el punto de partida de la lucha política. Me pregunté a mí mismo como comenzar este pequeño ensayo, y en los apuntes de la cátedra encontré la respuesta exacta, hay que empezar por la base, por el trasfondo del pensamiento político social, por lo que nos posibilita y otorga el derecho de participación en la conformación de la historia política de nuestro país, hay que empezar por ciudadanía. Ahí es cuando me planteo ¿qué es la ciudadanía? ¿Qué significa ser ciudadano/ciudadana? La primer respuesta la encontré en el diccionario de la Real Academia Española, que define el término como: “calidad y derecho de ciudadano”1; pero éste concepto es demasiado ambiguo y poco determinante, por ende le agrego que ciudadanía es aquella facultad que nos dota del derecho a elegir y tomar parte del gobierno de un país, de nuestro país. Podría estimar que coincido con la apreciación que Marshall tiene por el concepto: “plena pertenencia a una comunidad, donde pertenencia implica participación de los individuos en la determinación de las condiciones de su propia asociación. La ciudadanía es un estatus que garantiza a los individuos iguales derechos y deberes, libertades y restricciones, poderes y responsabilidades”2. La ciudadanía, en si misma, es un principio de igualdad y soberanía. Y en cuanto a categoría socio-política, como un concepto con relación a un conjunto de prácticas sociales, se encuentra en constante y permanente cambio y construcción; es un término en correlación directa con los derechos y la conquista de éstos. Aún queda mucho en el concepto de ciudadanía, por lo que nuevamente recurro al diccionario, donde históricamente el término “implica una serie de derechos y privilegios del que sólo podían disfrutar los que ostentaban el título de ciudadanos, que siempre fueron una minoría, hasta que la antigua Roma extendió este título a todos los habitantes del imperio. Lo que establece, que actualmente la ciudadanía es una situación de la que goza toda persona vinculada a un Estado, desde el punto de vista jurídico.” 3 Precisamente en este punto encontramos un nuevo cuestionamiento ¿la ciudadanía es una conquista como postula Marshall? Para Giddens, en contraposición critica, “el desarrollo de la ciudadanía, como la pertenencia a una comunidad política global, esta íntimamente conectado con el nuevo ordenamiento del poder político y la politización de las relaciones sociales y las actividades cotidianas que le siguieron”4, según el autor podría decirse que ciudadanía en sí es, entonces, un producto del sistema o del establishment, es decir, del grupo de autoridad que maneja el poder estatal. De todas maneras, si el concepto de ciudadanía implica la participación de la comunidad en sí misma, y si esta participación implica el desarrollo de derechos civiles, políticos y sociales, puedo afirmar que la conquista de estos es un factor decisivo en el desarrollo de la ciudadanía. Si la ciudadanía es un derecho, debe ser el derecho de participar plenamente en la sociedad; y éste, una vez conquistado, debe ser protegido. Hoy en día se puede expresar que la concepción del término ciudadanía es inseparable de una serie de conflictos múltiples, que se resumen en el concepto de clases sociales, planos de disputa de los derechos de los hombres. Frente a esto, Marshall establece que “el desarrollo de clases erosiona y limita la capacidad de la ciudadanía.” Precisamente clase es la contradicción de ciudadanía de esta manera lo expresa el autor. 1 Concepto de ciudadanía. Diccionario de la Real Academia Española Vigésima segunda edición-2009 Marshall en David Held “Ciudadanía y autonomía” Pag. 42. “La Política” Revista de estudios sobre el Estado y la Sociedad. Octubre de 1997. Edición Paidos Bs As 3 Concepto histórico de ciudadanía. Diccionario de la Real Academia Española 2009. 4 Giddens en David Held “Ciudadanía y autonomía” Pag. 50. “La Política” Revista de estudios sobre el Estado y la Sociedad. Octubre de 1997. Edición Paidos Bs As 2 Por su parte Giddens, establece en parte, que el conflicto de clase ha sido y sigue siendo el medio de la ampliación de los derechos ciudadanos; y es este punto el que me permite hablar de la configuración de grupos combatientes por los derechos del hombre, que se establecen, en lo que llama Claus Offe, “nuevo paradigma”, haciendo referencia a la nueva política, la de los movimientos alternativos, la de los movimientos sociales. Enmarcamos dentro de estos, a los ecologistas, los movimientos en pro de los derechos humanos, los movimientos a favor de la distribución comunicacional, los que discuten modos de producción y distribución de servicios, etc (tal es el caso de HIJOS, CCODAV, Cooperativa La Minga, AMMAR, Indymedia y muchos más); movimientos que se establecen “reclamando la esfera de la acción política dentro de la sociedad civil como espacio propio desde el cual se desafían las prácticas e instituciones privadas como las correspondientes a la política institucional”5. Todos estos resultan de la representación organizada de intereses y oportunidades propias al ciudadano, están en relación con la creciente sensibilidad pública hacia temas que tienen que ver con los bienes comunes. Los nuevos movimientos sociales, en los que se reúne la cuestión de clase y la lucha por derechos en pro de la construcción plena de la ciudadanía, pueden ser descriptos, como movimientos temáticos que elaboran el nivel de integración que encuentran justificable apoyándose unos a otros. La irrupción de los nuevos movimientos sociales, o para Offe del nuevo paradigma, en la lucha por la ciudadanía se encuentra directamente relacionada con un mirada de la realidad social en la que nos encontramos, en medio de pérdidas y mal funcionamiento de las instituciones en pos de nuestros derechos como ciudadanos. La aparición de las agrupaciones como HIJOS (y su lucha en pro de los derechos humanos violados por las dictaduras argentinas y demás actos de injusticia sobre personas en nuestro país), CCODAV (y su planteo de protección de bienes necesarios y fundamentales para la vida, como lo es el agua), La Minga (con su interés por las particularidades culturales y políticas en la construcción de una sociedad mas justa y responsable), Call’s en lucha (por la defensa de los derechos laborales y en contra de la precarización del trabajo), Indymedia (en pos de la equidistribución y desarrollo de la información en la sociedad), y otras que se interesan por una realidad mas comprometida con los derechos de los ciudadanos; ponen “fe en el supuesto de que el transcurrir de la historia y de la sociedad es aleatorio y que, por lo tanto, puede ser creado y modificado por las personas y fuerzas sociales decididas a hacerlo, en lugar de ser determinados por unos principios meta sociales concretos de orden divino o natural o, respecto a eso, por un indiscutible camino de catástrofe”6, y es esto lo que nos debe interesar como pueblo o sociedad. La forma de intervención en la realidad, por parte de los movimientos sociales a favor de la defensa de la ciudadanía, o al menos de sus bienes, se caracteriza por dos formas: en primer lugar y como actividad principal, el desacoplamiento de la autoorganización; y en segundo lugar, la utilización del discurso como forma funcional. De esta manera coincido, con Hanna Fenichel Pitkin, y contrapongo con Descartes, que “la existencia es anterior a la esencia”7, es decir, primero hacemos (vivimos), luego pensamos; lo que nos coloca, en el centro de esta conquista de los derechos por la ciudadanía, en la Claus Offe “La Gestión Política: Nuevos movimientos sociales” Pag 230. Colección ediciones de la revista de trabajo núm. 23. Ministerio de trabajo y seguridad social de España.1992 6 Claus Offe “La Gestión Política: Nuevos movimientos sociales” Pag 255. Colección ediciones de la revista de trabajo núm. 23. Ministerio de trabajo y seguridad social de España. 1992 7 Jean Paul Sastre en Hanna Fenichel Pitkin “Wittgenstein: el lenguaje, la política y la justicia: La teoría política y el predicamento moderno” Pag. 467. Centro de estudios constitucionales, Madrid 1984. 5 mismísima praxis. Agrego a esto que, la relevancia de lo que decimos después de haber hecho en practica, remite a que el discurso es lo que convierte al hombre en un ser político y de esta manera le otorga un lugar de donde puede manifestar su posición de lucha y detrimento frente a la realidad. Dentro de este discurso se encuentra enmarcada la suma de cada uno de los actores que componen la multitud del movimiento social, es decir, “la posibilidad de deliberación colectiva” 8 , y a lo que Wittgenstein llama “convención humana”. El propio autor establece que “nuestro pensamiento es un reflejo de nuestra realidad”, y precisamente es eso lo que sucede con las agrupaciones o movimientos sociales mas arriba mencionados, en las cuales su reclamo, su interés, su necesidad de, parte de un hecho real e históricamente enmarcado en un lugar y tiempo determinado. Precisamente ahí se encuentra lo que Wittgenstein pretendía: “que retrocediéramos a la realidad, a nosotros mismos, a la acción, a nuestras responsabilidades”9, para luego pensar sobre la acción realizada y así poder determinar la lucha a nivel de ciudadanía por nuestros derechos. Junto a nuestra acción aparece la noción de poder, “la capacidad para actuar de acuerdo a la consecución de los propósitos e intereses de cada uno, la capacidad de intervenir en el curso de los acontecimientos y de afectar los resultados”10; la forma de la que depende nuestra lucha por ser ciudadanos y por ende la obtención de nuestros propios derechos. Ese poder que nos posibilita intervenir en los acontecimientos sociales es, según Thompson, el “poder simbólico”, el que nos permite “llevar a otros a actuar o responder de determinadas maneras, y dar preferencia a un tipo de acción antes que a otro, para creer o dejar de creer”11. Deseo finalizar de manera tal que se entienda que los conceptos de ciudadanía, clase, derecho, movimientos sociales, poder, etc., tienen una correlación y se unen en uno mas grande que es la sociedad, el lugar de acción y pensamiento de los seres humanos, el lugar de cuestión que nos dota de la semilla del cambio y posibilita que nosotros seamos parte de la escritura de nuestra historia. De esta manera, como establece Turner, “los derechos de ciudadanía son el resultado de los movimientos sociales determinados a expandir o defender la definición de la partencia social (…) las fronteras que definen la ciudadanía (…) y delimitan en última instancia la pertenencia a un grupo social o una colectividad”12 (HIJOS, CCODAV, AMMAR, La Minga, Call’s en lucha, etc), la que pertenece a un grupo mas grande aún que es la sociedad, y en nuestro caso es la República Argentina; y esa lucha fue el medio a través del cual las distintas personas, clases, grupos y movimientos, combatieron, combaten y combatirán, para proteger su condición de ciudadano, que precisamente es aquel habitante de las ciudades antiguas o de Estados modernos, que se establece como sujeto de derechos políticos y que interviene, ejercitándolos, en el gobierno de su propio país. Ahora bien, en nuestra querida Argentina de hoy, enmarcados en este segundo semestre del año 2009, a poco tiempo de que se cumpla el bicentenario de la nación, y haciendo un examen exhaustivo del ejercicio de la ciudadanía propia ¿realmente todos gozamos de esta facultad manchada por el secuestro de DNI a indígenas y analfabetos, por los Wilhem Hennis en Hanna Fenichel Pitkin “Wittgenstein: el lenguaje, la política y la justicia: La teoría política y el predicamento moderno” Pag. 478. Centro de estudios constitucionales, Madrid 1984. 9 Wittgenstein en Hanna Fenichel Pitkin “Wittgenstein: el lenguaje, la política y la justicia: La teoría política y el predicamento moderno” Pag. 488. Centro de estudios constitucionales, Madrid 1984. 10 John B. Thompson “Comunicación y Contexto social”. 11 John B. Thompson “Comunicación y Contexto social”. 12 B.S. Turner en David Held “Ciudadanía y autonomía” Pag. 53. “La Política” Revista de estudios sobre el Estado y la Sociedad. Octubre de 1997. Edición Paidos Bs As. 8 abusos políticos a personas de escaso nivel económico, por las violaciones de derechos a argentinos privados de su libertad social, por el estado de niños y adolescentes en optimas condiciones para ser victimas del hambre, la droga y el delito? ¿Realmente gozamos de esa facultad esencial que nos permite declarar que somos hombres y mujeres libres, y que usamos esa libertad como forma y poder para integrar y desarrollar la estructura política y social de nuestro país? ¿Realmente todos somos ciudadanos aunque existan muchas personas que ni siquiera sepan, ni imaginen, a que alude este concepto? En esta lucha por la correcta valoración de los derechos del hombre, debemos tener en claro que ciudadano no es una facultad individual, no corresponde a una capacidad innata del ser humano; ser ciudadano es una construcción, tuya, mía, de todos nosotros, que no corresponde al derecho de votar solamente, sino que integra parte de la base estructural de las garantías que un estado y una sociedad debe tener para el desarrollo de los sujetos que la integran; una base estructural articulada y bien pensada en la que se establezcan con compromiso y exactitud el cumplimiento de los derechos civiles, políticos y económicos, propios del individuo, para todas y todos los ARGENTINOS.