UNIVERSIDAD NACIONAL DE CÓRDOBA FACULTAD DE CIENCIAS DE LA INFORMACIÓN POLÍTICA Y COMUNICACIÓN CÁTEDRA B COLOQUIO “UNA LUCHA CONSTANTE” Año del cursado de la materia: 2009 DAMIGELLA, Carola María 34401933 Es muy difícil, tras haber tratado numerosos temas en el cursado de la materia, focalizarme en uno en general; pero sí creo que uno de los asuntos tratados en clases me llamó la atención a comparación de otros. Trataré de plasmar todas mis dudas y mis críticas contando la evolución del género femenino en Argentina y la contradicción existente en el día de hoy, siglo XXI, con la organización AMMAR (sindicato de mujeres trabajadoras sexuales de la Argentina). Este sindicato nació por el constante asedio y violencia de la policía. En el 2006 obtuvieron la personería jurídica como Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina (AMMAR). Revolviendo un poco en el pasado, la mujer ha sido y sigue siendo una gran luchadora por imponerse ante el género masculino, es decir saber que todos somos seres humanos y estamos en igual de condiciones para todos los aspectos de la vida cotidiana. Cualquier balance que queramos hacer sobre la evolución del género femenino, ya sea de los últimos 25, 30 a 50 años, es totalmente favorable, debido a que ha podido superarse en numerosos aspectos. Desde el comienzo de la humanidad la mujer ha sido tratada como minoría con respecto a los hombres; en un comienzo era “ella” la que debía quedarse en casa con los niños, cocinando y tejiendo, esperando a que su esposo llegue de cazar y hacer su trabajo. Las mujeres no tenían la posibilidad de estudiar, ni de desarrollarse como personas, con estudios y títulos. Sólo “servían” para cuidar y criar a sus hijos. Adelantándonos unos años, después de sancionada la Ley Sáenz Peña en el año 1912, Ley de Sufragio Universal Masculina, la mujer también quedó fuera de escena; a caso, ¿las mujeres no eran parte del país?, ¿no podían elegir quien quería que fuera su gobernante político? Estas preguntas cuesta responderlas estando parada en el día de hoy, es difícil remontarme en el tiempo y sentir que no puedo estudiar, que no puedo votar y que sólo los hombres tenían esa posibilidad. Si bien la Ley Sáenz Peña era bastante restringida, ya que no dejaba votar ni a negros, ni vagabundos ni a extranjeros aquí lo que me compete es el hecho de que la mujer tampoco podía sufragar, no era considerada parte de la sociedad. Entonces hasta aquí me hago uno de mis primeras preguntas: ¿Quién es el dueño de la verdad?, es decir quien dice que la verdad era sólo lo que los hombres querían, que la mujer estaba bien como estaba. Para responder a mi pregunta citare a: Pitkin citando a Arendt: “(…) el uso masivo y prolongado de la propaganda, de la jerga y la retórica no provoca la simple sustitución de la verdad por la mentira, sino que provoca una desorientación casi universal, un cinismo apático y una profunda disociación con respecto a la realidad. También los que engañan llegan a creérselo, y la audiencia sabe que está engañada (…) Cada uno vive en una especie de crepúsculo donde la realidad es captada a medias (…)” (Pitkin; 1984, p.21). Entonces queda claro que el término verdad queda asociado muchas veces a las estructuras de poder; ¿Y a qué me refiero con todo esto?, a que el hombre durante muchos años, cuando la mujer era sumisa se ha sentido dueño de la verdad, dueño del poder. Retomando la historia del género femenino, hasta no llegar al primer gobierno de Perón, donde Eva Duarte de Perón establece el sufragio universal para la mujer también, en el año 1947, más de tres décadas después de sancionada la Ley Sáenz Peña, la mujer seguía estando fuera de escena Si bien el tema voto ya era algo solucionado, había muchos más hechos por los cuales luchar, como por ejemplo puestos de trabajos que las mujeres supuestamente no eran “capaces” de abordar, las formas de vestirse, que es el día de hoy que en algunas cultura la mujer no puede mostrar más que sus ojos, algunas carreras que estudiar, como por ejemplo alguna ingeniería, que hasta hoy en día sigue llamando la atención una mujer con un casco en una obra en construcción. Ahora bien, vivimos en una sociedad machista, creo que sería bueno dejar de pensar a la mujer como inferior, porque ya viviendo en el siglo XXI, muchas cosas cambiaron, pero algunos pensamientos siguen intactos, la forma de ver y de cuestionar a la mujer siempre es más precisa que la manera de cuestionar a los hombres. Pero ¿Por qué sucede esto?, porque nosotras, las mujeres también lo permitimos, al dejar que un programa como el de Tinelli, pasen a las chicas casi desnudas y todos los hombres encantados con esa superioridad de dominación hacia la mujer, tratándolas como un objeto y no como lo que es UNA MUJER; entonces es importante si queremos tratar de vencer a la sociedad machista o simplemente ponernos a la altura de igual a igual, de empezar por nosotras a concientizarnos. Citando a Hannah Arendt, trataré de explicar porque el hombre siente esa autonomía hacia la mujer: (…) la autonomía es ciertamente, el patrimonio del sujeto de derecho (…), es decir que la autonomía es sentir un derecho sobre otros u otras cosas, es salir del estado de sumisión, de sentirse minoría. Así es como se ve el hombre reflejado en el programa de canal 13, Tinelli, y es lo que la mujer y más que todo, las trabajadoras sexuales están tratando de hacer, salir del grupo de la minoría. Yo no trato de hacer aquí una lucha entre mujeres y hombres quiero llegar con todo esto a decir que hoy en día siglo XXI, año 2010, las trabajadoras sexuales de toda la Argentina, representadas por el sindicato AMMAR, están luchando por ser reconocidas como trabajadoras, por tener una obra social, un lugar donde poder atender a sus hijos o atenderse a ellas mismas en caso de urgencia, un aporte jubilatorio para un futuro. Para la mayoría de la sociedad, las trabajadoras sexuales son llamadas prostitutas de manera despectiva, pero hay que aclarar que no es así, que son mujeres con hijos, con una familia que mantener y sacar adelante y que necesitan trabajar, y día a día ponen en riesgo sus vidas, porque no tuvieron la posibilidad de estudiar o porque no consiguen otros trabajos deben comer y vivir y es lo único que por ahora sienten que pueden hacer. Es una vergüenza que se luche porque no se los considera una trabajadora, creo que hay que ponerse a pensar un poquito más en cosas que parecen insignificantes y no lo son. Otra vez volvemos con el tema de la verdad, quién es dueño de decir que son prostitutas y como tal no merecen nada, porque es eso lo que se les hace sentir a estas mujeres sin darle lo mínimo que todo trabajador debe tener, una obra social, un porte jubilatorio. Y para concluir con todo este tema, espero que se les de lo que se les pide y desde mi humilde opinión poder llegar a concientizar alguien que puede hacer algún cambio. REFERENCIAA BIBLIOGRÁFICAS: AMMAR : http://www.ammar.org.ar/ PITKIN Hanna; “La teoría política y el predicamento moderno”. En: Wittgenstein: El lenguaje, la política y la justicia; Madrid, Centro de estudios Constitucionales, 1984. Hannah Arendt: Crisis de la República. Autonomía y Vulnerabilidad.