REF.: 30-A-09. CÁMARA DE FAMILIA DE LA SECCIÓN DEL CENTRO, SAN SALVADOR, A LAS OCHO HORAS DIEZ MINUTOS DEL DÍA TRECE DE MARZO DE DOS MIL NUEVE. Conocemos del recurso de apelación interpuesto por el Licenciado ÁNGEL SAMUEL TORRES ROJAS, en su calidad de apoderado judicial del señor ***********************, mayor de edad, ingeniero mecánico, del domicilio de Santa Tecla, contra la sentencia definitiva pronunciada por la JUEZA CUARTO DE FAMILIA DE SAN SALVADOR, Licenciada ANA GUADALUPE ZELEDÓN VILLALTA, en el proceso de CESACIÓN DE LA OBLIGACIÓN ALIMENTICIA promovido por el impetrante contra la señorita ************************, mayor de edad, estudiante, del domicilio de Santa Catarina Pinula, República de Guatemala, quien ha sido representada por medio de la Licenciada ANA JOSEFINA ARTEAGA ÁLVAREZ DE MORÁN. También ha intervenido en el proceso el Licenciado ROMEO ALBERTO PORTILLO, en su calidad de Procurador de Familia adscrito al Tribunal. Se admite el recurso de apelación por reunir los requisitos de ley. VISTOS LOS AUTOS Y CONSIDERANDO: I. A Fs. 102/104 se encuentra el acta de audiencia de sentencia y sentencia impugnada que resolvió: No ha lugar al cese de la obligación alimenticia del señor ****************** respecto de la señorita **********************. Inconforme con dicho proveído el Licenciado TORRES ROJAS, presentó recurso de apelación, a fs. 105/106 alegando "incorrecta interpretación" de los Arts. 247, 248, 253, 259 y 270 C.F. Afirmó que de conformidad al Art. 259 C.F. los alimentos se condicionan a la persistencia de las circunstancias que los legitiman, debe considerarse que la obligación alimenticia se fundamenta en la necesidad del beneficiario, en este caso de la señorita ********************, que cuando se estableció la obligación dicha joven era menor de edad; actualmente no lo es, por lo que ha desaparecido la circunstancia que motivó su fijación; advierte que es por ello que se debe cesar la obligación y no por causas de indolencia, como señala la jueza a quo. Además refiere que la cesación de la obligación alimenticia requerida también se funda en el hecho de que la beneficiaria de la obligación ha dejado de necesitarlos; es decir han desaparecido las circunstancias que motivaron su fijación, no se pueden extender las necesidades de la minoría de edad de forma indeterminada, sería como validar una obligación a perpetuidad por el sólo hecho de la vinculación consanguínea; el legislador ha determinado la diferencia entre la mayoría y minoría de edad en atención al grado de desarrollo e independencia del individuo, afirma que los alimentos no pueden ser asimilados a una pensión vitalicia, que no se adecuan a las condiciones y necesidades propias de la mayoría de edad, estos últimos se deben a meritos y actitudes frente a la vida. Que cuando un hijo llega a la mayoría de edad deja de necesitar los alimentos, ya que su "grado de evolución" es incompatible con la realidad en razón de la cual fueron establecidos, en la que se atiende a su minoría de edad y a su interés superior; en ese sentido la necesidad que sirve de fundamento para su fijación no puede ser la misma necesidad que justifique su permanencia cuando el beneficiario es mayor de edad, ya que es otra la naturaleza de los alimentos que deben invocarse y probarse. Finaliza solicitando se revoque la sentencia y consecuentemente se declare la cesación de la obligación alimenticia. Por auto de Fs. 107 se tuvo por interpuesto el recurso y se mandó a oír a la parte contraria y al Procurador de Familia adscrito al Juzgado a quo. El Licenciado PORTILLO por escrito de Fs. 111 refirió que el apelante no específico en que aspectos funda su tesis para afirmar el porqué se han interpretado incorrectamente los Arts. 247, 248, 253, 259 y 270 C.F., ya que justamente son dichas normas las que confirman la existencia de la obligación del alimentante, la cual cesa sólo si se comprueba que concurren las circunstancias que la ley prevé para ello; en otras palabras señaló que el cese de la obligación no opera de forma automática al llegar el beneficiario a la mayoría de edad. Que en el caso de autos el apelante se limitó a presentar la certificación de partida de nacimiento de la demandada; sin embargo ese instrumento únicamente acredita la habilitación del derecho de la citada joven para exigir alimentos a su deudor alimentario. Por los argumentos expuestos finaliza solicitando se confirme la sentencia apelada. La Licenciada ÁLVAREZ DE MORÁN, mediante escrito de Fs. 112 señaló que para que proceda la cesación de la obligación alimenticia debió acreditarse los extremos procesales contemplados en los Arts. 211 y 260 C.F; que no basta que la señorita ****************** haya llegado a la mayoría de edad para que cese la obligación aludida; por otra parte se comprobó que dicha joven se encuentra estudiando y presenta una buena conducta por lo que no es procedente acceder al cese de los alimentos; solicitando consecuentemente la confirmación de la decisión de la jueza a quo. II. Así las cosas el objeto del recurso se constriñe en determinar a partir de las normas aplicables al caso, el material fáctico alegado y los medios de prueba aportados si procede confirmar o revocar la sentencia impugnada que declaró sin lugar la cesación de la obligación alimenticia del señor ******************, respecto de la señorita *******************. Para una mejor ilustración es preciso referir que la demanda que dio inicio al presente proceso Fs. 1/ 2 y su ampliación Fs. 14, funda la pretensión de cese de la obligación alimenticia en el hecho de que la demandada señorita *************** llegó a la mayoría de edad el día dieciséis de febrero de dos mil ocho –mes en que se presentó la demanda-, no alegando ningún otro supuesto fáctico; legalmente la pretensión se fundamentó en el Art. 83 L.Pr.F; posteriormente y por prevención efectuada por la jueza a quo interina a Fs. 11 se aclaró que la pretensión se constreñía a la cesación de la obligación alimenticia; no obstante ello no determinó bajo que causa legal requería la cesación de la obligación. Por auto de Fs. 15 la misma jueza refirió que la prevención no había sido evacuada en los términos solicitados, afirmando que la modificación de la sentencia y las causas de cesación, son procesos con objetos diferentes; no obstante a pesar de dicho vicio se ordenó la admisión de la demanda en aplicación del principio "iura novit curia" afirmándose que las partes proponen los hechos pero el juez conoce el derecho; aún cuando se efectúo dicha valoración se omitió señalar por parte del juzgado a quo la causa bajo la cual se daría trámite a la pretensión. III. Valoraciones de esta Cámara. En reiterada jurisprudencia hemos sostenido que la fuente de los alimentos la constituye la ley, que reconoce el derecho de alimentos; también en aplicación de las corrientes doctrinarias hemos distinguido –en nuestra jurisprudencia- la diferencia entre los alimentos a favor de hijos menores de edad e hijos mayores de edad, señalando que los primeros se sustentan en el cumplimiento de los deberes paterno filiales derivados del ejercicio de la autoridad parental y en relación a los hijos mayores de edad en los principios de solidaridad y asistencia familiar. Para determinar la procedencia del cese de la obligación alimenticia, es preciso tener en cuenta la diferencia efectuada supra en tanto el apelante funda su petición únicamente en el hecho de haber cumplido dieciocho años la alimentaria ; tampoco perdemos de vista que los alimentos a favor de la señorita ******************, se fijaron en virtud de sentencia de divorcio de sus progenitores señores ***************– demandante- y ***************, cuando la beneficiaria era de once años de edad, al efecto confróntese la certificación de sentencia de Fs. 8/ 10. En ese orden de ideas los alimentos a favor de la citada joven se decretaron en aquel momento como consecuencia del ejercicio de la autoridad parental que sobre ella ejercía el demandante señor ***********************, Art. 206 C.F. en relación con el Art. 211 C. F., esta última norma regula el deber de los progenitores de criar a sus hijos con esmero, proporcionándoles un hogar estable y alimentos adecuados; el inciso segundo de dicha norma extiende el cumplimiento de la obligación al supuesto en que los hijos llegaren a la mayoría de edad, al efecto el inciso segundo reza: "Si el hijo llega a su mayoría de edad y continúa estudiando con provecho tanto en tiempo como en rendimiento, deberán proporcionársele los alimentos hasta que concluya sus estudios o haya adquirido profesión u oficio." En consecuencia no es cierto -como lo afirma el apelante- que la obligación de dar alimentos, declarada judicialmente cuando los hijos son menores de edad cesa de pleno derecho por el arribo de éstos a la mayoría de edad –dieciocho años, Art. 26 C.C.- Por otra parte el Art. 259 C.F. citado por el apelante señala que "los alimentos se entienden concedidos por toda la vida del alimentario; siempre que persistan las causas que legitimaron la demanda." Bajo esa premisa esta Cámara ha interpretado a lo largo de su jurisprudencia que los alimentos se deben para toda la vida, a menos que se alegue una de las causas legalmente establecidas para su cesación. Recuérdese que los alimentos por su naturaleza y fin son normas de orden público que "responden no sólo al interés individual de éste (el alimentario) sino también al de la sociedad, ya que ella resulta afectada cuando los individuos que la componen carecen de lo necesario para desarrollar su vida" (Bossert, Gustavo. Régimen Jurídico de los Alimentos. Ed. Astrea, 1999. El paréntesis nos pertenece). Ese carácter de orden público limita la autonomía de la voluntad de los particulares, por lo que las causas de cesación de la obligación alimenticia no penden de la voluntad de las partes y se encuentran señaladas de forma estricta en la ley; al efecto el Art. 270 C.F., cita que "La obligación de dar alimentos cesará: 1º) Por la muerte del alimentario; 2º) Cuando el alimentario, por su indolencia o vicios no se dedicare a trabajar o estudiar con provecho y rendimiento, pudiendo hacerlo; 3º) Cuando el alimentario deja de necesitarlos; y, 4º)Cuando el alimentante, por darlos, se pusiere en situación de desatender sus propias necesidades alimentarias, o las de otras personas que tengan derecho preferente, respecto al alimentante; y, 5º) Cuando el alimentario maltrate física y moralmente al alimentante." También debe considerarse que de conformidad al Art. 211 C.F. citado supra el deber de crianza de los progenitores respecto de sus hijos, no concluye con el hecho de que éstos lleguen a su mayoría de edad, la misma ley condiciona el cumplimiento de ese deber a que los alimentarios hayan concluido sus estudios o adquirido una profesión u oficio; es por ello que hemos dicho que la obligación alimenticia a favor de los jóvenes que llegan a la mayoría de edad y que aún son dependientes de sus padres, tiene como fin preparar a los hijos para la vida, en otras palabras formarlos para que asuman independientemente su responsabilidad personal. En ese sentido esta Cámara en reiterada jurisprudencia ha señalado que el hecho de que un(a) joven llegue a su mayoría de edad, no es causa suficiente para ordenar el cese de la obligación alimenticia, para que ello proceda se debe de acreditar cualquiera de las causas indicadas de forma taxativa en el Art. 270 C.F.; es decir, que el simple hecho de que el alimentario llegue a la mayoría de edad no significa que sea capaz de asumir por si mismo la satisfacción de sus necesidades; de hecho la ley presume lo contrario al establecer la continuidad de la obligación hasta que dicho beneficiario concluya sus estudios o adquiera una profesión u oficio que le permitan suplir por si mismo sus necesidades esenciales; Art. 211 C.F. Reiteramos nuestro criterio de que la mayoría de edad no es causa prima facie –como erradamente sostiene el apelante- para descalificar del derecho de alimentos a un(a) joven; en ese sentido acreditada su necesidad la obligación debe continuarse cumpliendo, a menos que se comprobare cualquiera de las causas del Art. 270 C.F., entre estas su indolencia o falta de necesidad, situación que no ha acontecido en la especie ya que el apelante se limitó a presentar como medio de prueba la certificación de la partida de nacimiento de la señorita ************, lo que únicamente comprueba –como bien lo señala el Procurador de Familia adscrito al Tribunal- su vínculo filial con el obligado que origina su título alimentario y su edad, la cual insistimos no es causa suficiente para afirmar que su necesidad de ser alimentada por el obligado ha cesado, por los considerandos expuestos es dable confirmar la sentencia impugnada. Finalmente en cuanto al argumento del apelante de que el Art. 259 C.F., señala que los alimentos se deben hasta que persistan las circunstancias que los motivaron; es preciso aclarar que dicha norma se encuentra íntimamente vinculada con el Art. 270 C.F.; es decir, si a criterio del citado profesional ya no persistían las causas que motivaron los alimentos a favor de la señorita ***************, era necesario que alegara una de las causas reconocidas para la cesación de la obligación alimenticia y ofrecer y aportar la prueba de los hechos que fundamentaran la causal; pues no se trata como erradamente ha interpretado el apelante de un proceso de modificación de sentencia –para incrementar o disminuir el monto de la cuota alimenticia- sino de un proceso de cesación de la obligación alimenticia, que, en respeto al carácter de orden público de los alimentos, sólo puede ser alegado bajo las causas establecidas en la ley. En aras de una mejor administración de justicia es preciso advertir ciertos errores incurridos por el Juzgado a quo en la tramitación de la causa. Al ordenarse la admisión de la demanda de Fs. 15 la jueza a quo, que en esa época fungía como suplente, en aplicación del principio iura novit curia suplió las falencias de la demanda; actuación que a criterio de está Cámara resultó inoficiosa y que dio lugar a la desestimación de la pretensión, en tanto no se determinó la causa de la pretensión, bajo la cual se solicitaba el cese de los alimentos de conformidad al Art. 270 C. F. A Fs. 96 la a quo por resolución interlocutoria revocó la resolución emitida por el juez suplente en la audiencia preliminar que ordenó de forma oficiosa la practica de medios de prueba, argumentando que ello significaba una dilación innecesaria del proceso y que además había precluído la oportunidad de ofrecer prueba a la parte demandada en tanto la contestación de la demanda había sido rechazada; sobre este punto efectuaremos dos valoraciones de sentido procesal, la primera de ellas es que los juzgadores no están facultados a revocar oficiosamente las resoluciones pronunciadas y ejecutoriadas a lo largo del proceso; a menos que se haya interpuesto el correspondiente recurso por una de las partes o se trate de un decreto de sustanciación de conformidad al Art. 39 L.Pr.F. o que existiese un error constitutivo de violación a alguno de los derechos de las partes que genere nulidad procesal; por otra parte se advierte de la lectura del acta de Fs. 95 que la prueba ordenada por el juzgador suplente fue en forma oficiosa y no en respuesta a la prueba requerida en la contestación de la demanda. Por los considerandos expuestos y de conformidad a los Arts. 211, 247, 248 ord. 2°, 259, 270 C.F., 147, 153, 160, 161 L.Pr.F, esta Cámara a nombre de la República de El Salvador, FALLA: Confírmase la sentencia apelada que declaró sin lugar el cese de la obligación alimenticia del señor ********************, respecto de la señorita ******************. Ejecutoriada la presente sentencia devuélvase el proceso a su Tribunal de origen junto con certificación de este proveído. Notifíquese. PRONUNCIADO POR LOS MAGISTRADOS DR. JOSÉ ARCADIO SÁNCHEZ VALENCIA Y LICDA. PATRICIA ELIZABETH MOLINA NUILA. SECRETARIO.INTA.