CONTROL POR INFLUENCIA DOMINANTE Resolución 125

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CONTROL POR INFLUENCIA DOMINANTE
Resolución 125-00254 del 7 de febrero de 2002
De acuerdo con lo expuesto este Despacho encuentra que los contratos de concesión generaron relaciones jurídicas
que establecían limitaciones a socios y administradores de XXXXXXX, como por ejemplo, la exclusividad para con la
XXXXXXXXX, la necesidad de seguir instrucciones administrativas y técnicas, la imposibilidad de reformar estatutos
sin la autorización de la XXXXXX, el derecho de esta última de revisar los documentos sociales, etc. No obstante,
dichos socios y administradores conservaban importantes facultades que podían ejercer autónomamente,
relacionadas con la designación de representantes legales, miembros de junta directiva y revisores fiscales, la
celebración de determinados contratos, la aprobación de estados financieros, la realización de operaciones con
sociedades pertenecientes a los mismos socios, etc. Es así como es innegable que dicho contrato generó una
influencia limitante, más no propiamente dominante, respecto de los órganos de administración.
La presunción de control consagrada en el numeral 3º del artículo 261 del Código de Comercio exige expresamente
que el acto o negocio genere influencia dominante en las decisiones de los órganos de administración, como por
ejemplo, cuando se celebra un contrato de fiducia mercantil de administración y garantía, el cual genera un
patrimonio autónomo en el que se radica una participación superior al 50% del capital de una sociedad, cuya
administración corresponderá a la fiduciaria pero de acuerdo a las expresas instrucciones y condiciones que le
señale una determinado beneficiario, quien realmente será la que controle las decisiones de la asamblea y de la
junta directiva, aunque no tenga participación en el capital de la primera empresa.
Es lógico que la existencia de contratos pueda de alguna manera condicionar o limitar las decisiones de los socios y
administradores de una sociedad, sin que necesariamente se entienda que se configura una situación de control.
Debe verificarse que esos contratos real y efectivamente generen un control de los órganos de administración. Así
por ejemplo, el acreedor único de una sociedad no siempre tendrá la condición de controlante de la misma, pues
será necesario verificar si en virtud de esa relación se controlan en la práctica los órganos administrativos.
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