MES DE LA SOLIDARIDAD: UN DESCANSO EN EL CAMINO En Chile del Nuevo Extremo, conmemoramos el mes de la solidaridad en agosto, aunque debiéramos practicarlo a diario y con todos nuestros hermanos, pero en ocasiones, nuestra apatía, desidia, flojera o despreocupación nos hace mirar para otro lado cuando alguien necesita de nosotros, entonces proponernos un mes dedicado a la caridad y solidaridad nos hace bien como sociedad y comunidad de hermanos. Siempre existe una razón para ayudar a otros que más necesitan, pero no sólo en el ámbito material, sino más bien y sobre todo en el afecto, la compañía y el amor por el que sufre, el que está enfermo, encarcelado, aquel presa de la delincuencia, la droga y el alcoholismo, quien sufre en el abandono y la soledad, todos ellos requieren nuestra comprensión y acompañamiento. Para marcar una senda certera que guíe nuestros pasos en la tarea de ser solidario, día tras día, debemos dirigir la mirada al ícono más patente de amor al prójimo y el servicio en Chile y el mundo, el Padre Alberto Hurtado. Él nos enseñó la santidad de cada día al servicio de los más necesitados. Fue común escuchar sus frases más características: “¿Qué haría Cristo si estuviera en mi lugar?” “Dar hasta que duela” “La Iglesia es Cristo” “El pobre es Cristo” “La santidad consiste en hacer de lo ordinario algo extraordinario” “Contento, Señor contento” “Está muy bien no hacer el mal. Pero está muy mal no hacer el bien” “Dar siempre dar, hasta que se nos caigan los brazos de cansancio” “El amor verdadero viene siempre vestido de respeto” y podríamos seguir repitiendo oraciones tan profundas y de sentido altruista, pues Alberto Hurtado marcó un sendero y propuso una huella a seguir, que todos, cristianos o no cristianos, debemos continuar. Dulcifica, Señor, el corazón de los soberbios y altaneros, erradica la prepotencia y el desprecio, santifica al pobre y al humilde, aquel que espera de nuestra mesa un trozo de pan o un mísero tacho de leche, haznos amar y servir como Cristo lo hizo, escuchar con oído atento las súplicas de los más humildes. Da generosidad al rico y poderoso para que comparta su riqueza con aquellos que no tienen nada. Erradica la usura y la explotación de los más débiles, riega el jardín de la caridad para que florezcan semillas de vida feliz para quienes reclaman con ansias, para los postergados, miserables y vagabundo, quienes son nuestros hermanos y deben ser los más queridos. La gran obra propuesta por el Padre Alberto Hurtado tiene signos concretos de permanencia en el tiempo y la sociedad: EL Hogar de Cristo y la Revista Mensaje, en las cuales se plasma todo el amor al prójimo que inundó nuestra Patria gracias a su legado. Que las nuevas generaciones le conozcan y le imiten, así construiremos una sociedad más justa y equitativa en este mundo moderno donde el individualismo, materialismo y la codicia nos hacen presa fácil Agosto debe ser un mes de obras de caridad reales y concretas, sobre todo con aquellos quienes están a nuestro alrededor y son los más próximos, incluso, en ocasiones, sólo se requiere una sonrisa, una palabra de aliento, escuchar atento el ruego del hermano sufriente en Cristo. Todos nuestros grandes sueños y quimeras de grandeza y éxito reflejan el personalismo agresivo que nos corrompe, seamos humildes, honestos y caritativos, también tendremos recompensa por estas buenas obras. Qué, ya no duerman en la calle niños y adultos mayores, que los males sociales que afectan a nuestro mundo se conviertan en armonía, paz y esperanza, esperanza de un mundo mejor, sobre todo solidario y caritativo con los que más necesitan, aquellos, nuestros hermanos menores. Agosto es el mes señalado en el calendario para vivir la solidaridad y caridad con el prójimo que sufre al lado de la berma del camino.