en la que los participantes en la interacción social hacen gala de una racionalidad comunicativa que, mediada por el lenguaje, los muestra idóneos para adelantar una negociación del consenso con arreglo al “entendimiento”. Dicha mediación del lenguaje es primordial en el paso de la acción regida por el éxito a acciones regidas por normas, a acciones regidas por valores y a acciones regidas por el entendimiento. La mediación lingüística puede representar un impulso para la “racionalización del mundo de la vida”, siendo que los contenidos semánticos de origen sacro y profano del lenguaje ordinario también le dan sentido y significado a nuestras acciones racionales. Como la “racionalidad del entendimiento” se expresa en que el acuerdo y el disentimiento dependen del reconocimiento intersubjetivo de pretensiones de validez susceptibles de crítica, entonces la “racionalización del mundo de la vida” se logra a medida que el lenguaje asume las funciones de entendimiento, de coordinación de la acción y de socialización de los individuos. Es en la práctica comunicativa cotidiana donde concurren y se superponen entre sí interpretaciones, expectativas morales, manifestaciones expresivas y valoraciones, constituyéndose ello en un todo racional. En nuestra interacción social unas veces tomamos las palabras del otro como simples sonidos y otras como hechos, siendo que necesitamos tratar y que nos traten como prójimos aptos para participar en el proceso de entendimiento, ya que para conseguir el consenso se requiere que además del reconocimiento intersubjetivo de pretensiones de validez éstas puedan someterse a la crítica de actores/mundo capaces de criticarse recíprocamente. Mientras que el sentido del mundo objetivo se explica por la misma crudeza de sus hechos expresados semánticamente mediante oraciones asertóricas sobre los hechos o el real estado de sus cosas, el sentido del mundo social (de sistema y de la vida) se explica por la aceptación (legitimidad), acuerdo y validez normativa de las normas expresada semánticamente como preceptos u oraciones normativas universales. Las relaciones interpersonales del mundo de la vida se coordinan mediante procesos de “acción comunicativa”, donde la interacción social es dirigida o regulada por normas, deberes, derechos, valores comunes y acuerdos de grupo; mediante procesos donde cada uno de los participantes 992 orienta sus acciones hacia su constitución como personas, entendiéndose con los otros. Habermas, que también se ha basado en los trabajos de los filósofos del lenguaje John Warren Austin y John Searle para dar continuidad a sus ideas acerca de la “acción comunicativa”, plantea la posibilidad de alcanzar un acuerdo en la Comunicación mediante el lenguaje ordinario, abordando el estudio de la racionalidad de la acción y de la racionalización social a partir de sus reflexiones sobre las posibles relaciones actormundo (sujeto-realidad). Entre los propósitos de la Pragmática Universal, Habermas revela cómo las condiciones de posibilidad de alcanzar ”un acuerdo en la comunicación con base en el lenguaje ordinario” se da cuando una persona emite una oración bien constituida gramaticalmente, y en una situación específica, ejecutando su Acción a través de la elección de una expresión lingüística inteligible, para entenderse con un oyente sobre algo. Y la comprensión del acto de habla se da en la medida que se conozcan las condiciones de validez que hacen que los interlocutores califiquen como aceptable lo dicho. Los interlocutores ponen en conexión la oración con el mundo externo de los objetos, del mundo social de los valores y del mundo interno de las vivencias. Con base en la función comunicativa del lenguaje en la esfera del “mundo cotidiano de la vida” de los hombres, en especial el lenguaje ordinario que da cuenta tanto de lo cultural del signo como de lo natural del sentimiento, afectos y emociones, Habermas logra explicar la formación de lo social en los hombres mediante una teoría crítica de la sociedad, siendo que gracias al uso comunicativo del lenguaje los hombres alcanzan el estatus de una interacción social verdadera, auténtica y liberadora, dándole sentido y finalidad a la comunicación para comprender el mundo sólo en la medida que se centren en sus propias vivencias y sentimientos, convirtiendo en tema de conversación cotidiana la vida de los demás y sintiéndose maravillados por ese poder de crear mediante el lenguaje. Es decir, Habermas concibe que por el hecho de estar dotados de lenguaje y acción, y teniendo en cuenta ese lenguaje cotidiano de gestos, tonalidades y expresiones del “vulgo” para comprender cómo el “mundo de la vida” es el Horizonte y escenario de la “acción comunicativa”, exige de los hombres identificar el “mundo de Pragmática Antropogógica