AMADO CARRILLO Y EL CÁRTEL DE JUÁREZ Jorge Isauro Rionda Ramírez Amado Carrillo Fuentes (1956 – 1997), el señor de los cielos, demuestra mediante su flotilla de aviones 727 que el vínculo real entre el narcotráfico colombiano y mexicano es real y próspero gracias a nexos logrados por las propias autoridades de ambas naciones, incluso norteamericanas. La red de corrupción es muy amplia y no reconoce ni frontera ni nacionalidad (López, 2013). Destaca su contubernio con el Gral. Jesús Gutiérrez Rebollo, quien desde su estancia en la zona militar de Irapuato ya controlaba el centro occidente de la República mexicana con una serie de lugartenientes regionales, nada menos de familias acomodadas desde el Bajío, Michoacán, Jalisco, Nayarit y Sinaloa, sus principales plazas. Llega a ase el principal proveedor de cocaína de la cuenca del Pacífico no solo del lado mexicano sino incluso norteamericano. Cuestionada su muerte, se sospecha de su posible paso al anonimato mediante el recurso de testigo protegido. Y no es de esperarse tal sospecha cuando constantemente se vela que supuestos capos caídos en el combate del narcotráfico, reaparecen lustros después operando con abierto descaro y cuestionable clandestinidad. Destaca recientemente el caso de Servando Gómez “La Tuta”, gatillero michoacano de la zona de tierra caliente que durante el sexenio se Felipe Calderón escandaliza en los medios al no solo tratarse de un sicario narcotraficante, sino que estaba en la nómica del gobierno como profesor de primaria. Supuestamente purgaba una pena desde dicha administración. Recientemente se vela que el hombre está libre, su cautiverio fue mínimo y sigue operando en tierras michoacanas como principal líder de los llamados Caballeros templarios. Funda el cártel de Juárez y se enfrenta al de Tijuana como al de Sinaloa disputando territorio y comercio. Los traspasos se dan en todas las aduanas de la frontera norte pero destacan las de Tijuana y las de Ciudad Juárez principalmente. El móvil, su dimensión y peso en el narcotráfico hacen suponer el contubernio de las autoridades federales de la Secretaría de Hacienda con el narcotráfico, así como de las propias autoridades estadounidenses. Lo interesante y destacable de este personaje no fue solo que dominaba las rutas aéreas de comercio de cocaína y cuyos envíos multimillonarios inundan el mercado norteamericano, sino que aliena a su negocio a autoridades fiscales de tanto de México como de la propia Unión Americana. El lavado de dinero mediante negocios de bienes raíces llega a ser promisorio y fuente de recursos para instituciones bancarias tales como la ahora extinta Banpais. Fuente: López López, Andrés (2013) El señor de los cielos. Amado Carrillo: la verdadera historia del mito. México. Aguilar. P. 200.