AQUELLO QUE PERMANECÍA VELADO HIZO SU APARICIÓN DESNUDA, DESPERTANDO EL HORROR. Mariana Bución A partir de la catástrofe vivida en la ciudad de La Plata, ocurrida el día 2 de abril del año 2013, a saber una devastadora inundación de la que no hay al momento precedente alguno en la historia, es que decidí escribir algo de lo que pude desprender tanto de los acontecimientos sociales, particulares y singulares, que cada sujeto ha logrado desplegar en su espacio analítico, mi consultorio. Intenté articular las gravísimas consecuencias sufridas tanto colectivas como individuales que la intensa e incesante lluvia dejó como saldo (resto) tanto a nivel social como singular en cada quien, con el psicoanálisis. Pensé situar la estructura de un sujeto en función de un indecible, de la insistencia de un Real, a partir de los efectos que la catástrofe no olvidó de dejar. Cientos de personas han perdido sus hogares, sus “cosas”, sus recuerdos y hasta su propia vida. Todo lo que pudieron hasta el momento construir, luego ya estaba destruido. A medida que la lluvia no cesaba de desmoronar, los servicios se iban cortando: falta de luz, agua, gas, televisión, ausencia de celulares y / o teléfonos fijos, la caída de todo tipo de comunicación con el otro, fue circunscribiendo el lugar de un agujero a nivel de lo simbólico, desestabilizando las coordenadas del lazo social que posibilita una realidad vivible. La experiencia de desamparo vivenciada, sobre todo por aquellos que lo padecieron en carne propia, se hizo presente dejando su marca. Tras esa noche de pura desesperación, al amanecer del día siguiente, la solidaridad de los vecinos, amigos, familiares, etc., se organizaron poniendo en marcha un dispositivo posible para ayudar a los damnificados. Así reunidos bajo el significante solidaridad comenzaron a formarse en grupos y desde allí intentar hacer algo reparatorio. Las palabras que no cesaban de repetirse en una de mis analizantes: “… perdí todo” (su mirada también estaba perdida), denotando angustia y desconsuelo. Decía: “… no sé para dónde ir o por dónde empezar, ¿qué hago? Pregunta ésta que se la formulaba sesión tras sesión. Este hacer o no saber hacer me hizo recordar a lo Real, imposible de decir, el recorte de un vacío que, por otra parte, es existente en todo sujeto de manera estructural, que no pasa por lo simbólico, pero con el cual hay que intentar arreglárselas de todos modos. La catástrofe irrumpió a la manera del trauma. Hay coincidencias. Arrollan sorpresivamente, resultan del orden de lo no esperado ni calculado, sacudiendo de forma abrupta el entramado imaginario – simbólico que sirve de referencia y soporte en la vida cotidiana, ocasionando inestabilidad, angustia, enojo, inseguridad, desolación. Conmovió la consistencia fantasmática (el mundo de cada quien) dejando de velar “el vacío”, ese punto de agujero, que implica ese Real imposible de reducir ni de interpretar a nivel del sentido. En la Fijación al Trauma. Lo inconsciente, Freud lo explica (al trauma) desde una perspectiva económica manifestando: “… lo aplicamos a una vivencia que en un breve lapso provoca en la vida anímica un exceso tal en la intensidad de estimulo que su tramitación por las vías habituales y normales fracasa, de donde por fuerza resultan trastornos duraderos para la economía energética.” En el mismo texto continúa expresando: “… el análisis nos permite discernir que, dentro de los síntomas de su enfermedad y por las consecuencias que de éstos dimanan, se han quedado rezagados en cierto periodo de su pasado. Y en la abrumadora mayoría de los casos han escogido una fase muy temprana de la vida, una época de la infancia y hasta su periodo de lactancia”. (1). Siguiendo los dichos de esta analizante: “… me avasalló…, me superó, no sabía qué hacer, en dónde iba a estar bien, veía que no paraba de llover y mi esperanza era decirme: ya para. Y no… siguió, llevándose todo, menos mi vida…” Frase que remarqué ya que no me pareció de menor importancia, diciéndole: todo menos tu vida, rescatándole con ello el que entonces si había vida “algo para hacer” al menos hay. Habrá que encontrar la forma de responder a esto que le acontece. Por supuesto, que cada sujeto, responderá ante estas situaciones conforme a su historia subjetiva. Frente a lo general de la catástrofe, la singularidad del trauma que si volvemos a S. Freud se trataría de una escena originaria cuya irrupción quedaría sujeta a un acontecimiento ulterior. No dejo de lado la importancia del trabajo elaborativo necesario en algún punto para rearmar la escena del mundo que ha sido conmovida, pero también es crucial situar, en cada caso en particular, la singularidad, las respuestas que cada sujeto se pueda dar para obtener un saber hacer con el propio vacío inherente al ser hablante. Cada nuevo encuentro con lo traumático, con aquello del orden de lo inexplicable, del sin sentido, reenvía al sujeto a este encuentro originario que lo habita y lo orienta a la fórmula que primitivamente “eligió” para responder frente a ello. (1) Conferencias de Introducción al Psicoanálisis (1916/1917) 18º Conferencia. La fijación al trauma. Lo inconsciente (pág. 251– 252) Mariana Bución. Psicoanalista. La Plata, 29 de abril de 2013.