MINOCICLINA PARA EL TRATAMIENTO DE LA ARTRITIS REUMATOIDE La artritis reumatoide (AR) es un síndrome clínico caracterizado por una inflamación inespecífica, generalmente simétrica, de las articulaciones periféricas que puede dar lugar a la destrucción progresiva de las estructuras articulares y periarticulares. También pueden presentarse manifestaciones generales. La AR temprana se caracteriza por una inflamación sinovial que, conforme avanza la enfermedad, se traduce en una destrucción del cartílago y del hueso. También van apareciendo manifestaciones extraarticulares tales como malestar general, pérdida de peso, fatiga, fiebre y anemia. El origen de la AR probablemente es multifactorial. Por un lado parece haber un componente inmunológico, ya que alrededor del 80% de los enfermos de AR presentan concentraciones séricas importantes de factores reumatoides, que son anticuerpos antiIgG. Sin embargo, estos anticuerpos, también aparecen en otras enfermedades, no estando claro cual es su papel en la patogénesis de la AR. Otra hipótesis sugiere que la AR puede ser el resultado de algún agente infeccioso. En cuanto al tratamiento de la AR, la elección de uno u otro fármaco, depende de la severidad de los síntomas. En los casos moderados, se emplean analgésicos tales como paracetamol u otros AINEs a dosis que se van aumentando gradualmente hasta obtener una respuesta adecuada. Este es el tratamiento sintomático. El segundo paso en el tratamiento lo constituyen los “fármacos modificadores de la enfermedad” (DMARDs o disease modifying antirheumatic drugs) que por el riesgo de toxicidad, convencionalmente se han dejado para cuando hay evidencia de que la enfermedad es progresiva. No obstante, dado que la aparición de daños irreversibles a nivel de articulaciones se suele producir desde el comienzo, los reumatólogos introducen estos fármacos desde el principio. Aquí se incluyen las sales de oro, antimaláricos, sulfasalazina, penicilamina, metotrexato, azatioprina, ciclofosfamida y ciclosporina. Basándose en la hipótesis de que la etiología de la AR tienen un origen infeccioso, se han desarrollado los tratamientos con antibióticos. En este sentido, se han hecho numerosos estudios del uso de las tetraciclinas para tratar la AR debido, no sólo a sus propiedades antiinfecciosas, sino porque también han demostrado poseer propiedades antiinflamatorias e incluso inmunomoduladoras. Dentro de las tetraciclinas, la minociclina en concreto, es un potente inhibidor de metaloproteínas tales como la colagenasa, destructora del colágeno articular. Teniendo en cuenta el posible origen inmunológico e infeccioso de la AR y que la minociclina es un antibiótico con propiedades inmunomoduladores y antiinflamatorias, su uso en el tratamiento de la AR estaría justificado. BIBLIOGRAFIA - El Manual Merck. Ed. Doyma. 8ª Ed. 1988. - Martindale. The Extra Pharmacopoeia. Ed. The Royal Pharmaceutical Society. 31 Ed. 1996. - Micromedex