Bicentenario el mismo marasmo que el Centenario

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El Clarí-n de Chile
Bicentenario el mismo marasmo que el Centenario
autor Rafael Luís Gumucio Rivas
2010-02-05 15:26:38
Don Pedro Montt llenó el paÃ-s de ferrocarriles  En ambos Centenarios los senadores y diputados eran vitalicios y se
elegÃ-an con el mismo sistema electoral binominal; los escándalos eran más o menos similares: en 1910, la repartija de
tierras magallánicas, de la Araucana y, sobre todo, de oficinas salitreras; en ambos perÃ-odos los ricos estaban felices:
a Chile le iba fenomenal, el precio del salitre estaba por las nubes, como hoy el del cobre, se construÃ-an palacios en la
Calle 18 y República, como hoy en la Dehesa; también habÃ-a grandes multitiendas, como Gath y Chaves, como hoy, el
Alto Las Condes; todo era igual al Chile del siglo XX, con la salvedad de que hoy no hay pestes que aniquilen la
población, no existe un 75% de analfabetos, votan las mujeres y los mayores de 18 años, el ingreso per cápita es
mucho mayor; por cierto que la historia avanza y con ella el progreso.
En ambos Centenarios, proporcionalmente la diferencia entre ricos y pobres era y continúa siendo inmensa, inmoral e
inaceptable. Un dÃ-a, el 3 de septiembre de 1910, el apóstol del pueblo, don Luis Emilio Recabarren dictó una
conferencia, en la ciudad de Rengo, llamada Ricos y Pobres en cien años de vida republicana; decÃ-a don Luis Emilio
que los pobres no tenÃ-an nada que celebrar en tan magna fecha, siempre habÃ-an sido carnes de cañón en la guerra
de la Independencia, en la guerra contra la Confederación Perú-boliviana y en la expoliadora guerra del PacÃ-fico; El
único destino del pobre es la cárcel, escuela del delito y de la desesperanza; él mismo las conocÃ-a muy bien en su vida
de luchador obrero; la justicia era una broma: siempre a favor del rico; el “roto― y la “china― podÃ-an ser peón, mae
chasquilla u obrero del salitre y su destino era morir asado en los ardientes cachuchos; “ las chinas, lavanderas,
cocineras o remeras. La vida del pobre transcurrÃ-a, cuando lograba sobrevivir, estaba destinada a una existencia
miserable.
A diferencia del Centenario, no son los intelectuales, como Recabaren, Venegas, Palacios, Edwards Bello, Tancredo
Pinochet..., quienes denuncian la existencia del Chile de los ricos y de los pobres, ahora, milagrosamente, son los
polÃ-ticos de las dos derechas quienes lo hacen. No sé cómo, a lo mejor por el miedo a perder el favor de los
ciudadanos, polÃ-ticos millonarios se han puesto a leer documentos como los del PNUD (Programa para el desarrollo
humano de Naciones Unidas) que, desde el 2000, viene mostrando un Chile muy distinto del triunfalismo de la casta
polÃ-tica reinante. El 75% de los chilenos se siete derrotado en la lucha por la vida, sólo el 47% se identifica con la
democracia, al 30% no le interesa para nada, incluso, un porcentaje importante prefiere los gobiernos autoritarios. En el
año 2000, el 13% se declaraba indeciso con respecto al voto, el 12% no votaba y los chilenos apreciaban menos la
democracia que los argentino la encuesta del 2004, del mismo PNUD, demuestra que el desencanto es estructural; los
geniales polÃ-ticos descubrieron algo que para el común de los mortales es evidente: un alto porcentaje de los
empleados públicos y privados no tiene contrato de trabajo, sólo expiden boletas de servicio, por consiguiente, no
cotizan ni en la AFP, ni en FONASA; si llegan a jubilar no tendrán más $180.000 mensuales, con mucha suerte. Se
sabe de algunos que sólo reciben $28.000 mensuales y, otros, sencillamente no tienen jubilación.  ( Gracias a Michelle
hay una pensión básica solidaria) Es raro encontrar el afortunado que nunca ha estado cesante, al menos, puedo
asegurar que la mayorÃ-a cayó en este marasmo durante la crisis de 1998. Sólo Narciso, vendedor de ilusiones, puede
creer que la jubilación viene de júbilo, cuando es un hoyo negro más asqueroso que un inodoro
La casta polÃ-tica habÃ-a convertido a los mapuches en una especie de consumidores, con cartas de crédito incluidas, no
eran un pueblo originario, eran atrasados mentales, muy primitivos - como lo dice Encina - , sus tierras habÃ-an sido
cedidas voluntariamente, o era producto de un intangible tratado, firmado a fines del siglo XIX, en la famosa
pacificación de la AraucanÃ-a;
Es cierto que los conventillos prácticamente han desaparecido, pero hoy existen las casas Serviu, de 40 metros
cuadrados, en las cuales viven abuelito, abuelita, convivientes, hijos empobrecidos y una caterva de mocosos; también
es cierto que muchos no pueden pagar sus cuotas, pues es difÃ-cil exigirle ahorro a personas que ganan menos de
$100.00.
Las encuestas del PNUD demuestran que en el rico Chile neoliberal nadie tiene amigos: cualquier prójimo es un rival
que va a atentar contra sus derechos, si no es un delincuente que lo va a asaltar, por eso, un alto porcentaje declara
tener conocidos, y su único refugio es la familia. Los chilenos se han convertido en unos monjes epicureanos, que se
aÃ-slan en el jardÃ-n como signo de desprecio a toda sociabilidad. Lo único que interesa es pasearse los domingos por el
mall, mirando escaparates que muestran cosas que no pueden comprar, o llenar un carro del supermercado para dejarlo
abandonado antes de llegar a la caja, con el único objetivo de demostrarse exitoso ante sus conocidos.  Â
Rafael LuÃ-s Gumucio Rivas Â
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