el compositor que enchufó la música docta

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Karlheinz Stockhausen (1928-2007)
EL COMPOSITOR QUE
ENCHUFÓ LA MÚSICA DOCTA
A los 79 años, el compositor alemán Karlheinz Stockhausen, una de las más importantes y originales figuras de la
vanguardia artística europea, murió el miércoles 5 de diciembre del presente año en la ciudad de Kuerten, Alemania,
lugar donde vivía. De juventud dificil y solitaria, Stockhausen abocó gran parte de su tiempo a combinar tediosos
trabajos con complejos estudios: era obrero regular de una fábrica mientras estudiaba filosofía y al tiempo que hacía
de guardia de las tropas militares de la ocupación, se introducía en la electroacústica. Sus comienzos musicales fueron cercanos al jazz, participando en grupos donde la improvisación era el principio fundamental para, dicho por el
mismo, “superar psíquica y espiritualmente los horrores de la guerra”. Aquí presentamos siete aspectos centrales de
la vida artística del compositor que subió la música a los helicópteros.
Por Juan Pablo Abalo
L
a importancia y el prestigio que fue ganando rápidamente, no paralizaron su permanente búsqueda. Despues de estudiar en París con figuras de renombre -entre ellas el
introspectivo Olivier Messiaen-, Stockhausen se aleja poco a poco de esa estética post
serialista que le dejó su juvenil interés por Anton Webern, “avanzando” hacia exploraciones
más radicales. Es entonces cuando la electrónica y la electroacústica pasan a ser parte fundamental de su trabajo, transformándolo en uno de los pioneros en el desarrollo y la integración
de la máquina como un instrumento más. Con artefactos electrónicos, pero sin prescindir de
los instrumentos convencionales, Stockhausen creó importantísimas obras durante el siglo XX,
como “Hymnen”, en la que manipula electrónicamente extractos de himnos nacionales de las
más diversas procedencias, o “Gesang der Junglinge” (“El canto de los adolescentes”), en la
que procesa el patético canto de un joven misterioso.
“Lo esencial de mi música es siempre religioso y espiritual, lo técnico es sólo su explicitación”.
Respetado y admirado por muchos, y fuertemente criticado por otros que lo consideraban
excéntrico y superficial, Stockhausen utilizó la escritura musical como un pretexto para llegar a
formas y posibilidades tan novedosas como calamitosos habían sido los años de su infancia.
Inspirado, al igual que su amigo John Cage, en el budismo Zen, Stockhausen desarrolló su
capacidad de trabajo a límites insanos, llegando a dedicarle 16 horas diarias y considerando, de
refilón, a la mayoría de la música contemporánea como una gran producción de basura. Cage,
por supuesto, pertenecía a la minoría a la que sí valoró. En la foto, Stockhausen y Cage captados
en un momento de distensión en Munich en 1972.
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362 obras llegó a componer Stockhausen, quien al día de su muerte se encontraba
trabajando en “Licht”, una ópera que superaría la duración de la suma de todas las
operas del agotador Wagner. Para realizar tantas obras, había que variar y explorar. En
esa línea es que Stockhausen encontró en “Arturitos” como el de la foto lo que Bach
halló en el órgano.
“EL PADRE DEL TECNO”
Durante los años 60 y 70, Stockhausen dejó de ser un referente solo para el mundo musical
docto, y sorpresivamente fue elevado como mentor por el arte pop. El mismísimo John Lennon
comentó la enorme influencia de algunas de las obras del compositor en sus canciones, siendo
“Revolution N° 9” un claro ejemplo de esto. Por su parte, el grupo electrónico Kraftwerk declara
que no sería posible su desarrollo musical sin los experimentos de Stockhausen, llegando a bautizarlo como “El padre del tecno”. Y es que imborrables son las marcas y cambios en la música y
el arte en general que dejan Stockausen junto con toda una generación de compositores que hoy
desaparece, como el italiano Luciano Berio, el griego Iannis Xenakis o Gyorgy Ligeti, el húngaro
predilecto de Stanley Kubrick. En la imagen se puede apreciar una de las particulares partituras
de Stockhausen.
sabía usted que: …La DC tiene más fracciones que un libro de aritmética.
Con la libertad con que compuso su obra “Grupen” (1957) para tres orquestas, dirigidas
por tres directores distintos y a tres diferentes tiempos, o “Stimmung” (1986), obra compuesta
para seis cantantes solistas y en la que varían un solo acorde por casi 70 minutos; así, con esa
misma libertad, es como Stockhausen compuso su célebre “Cuarteto de helicopteros”, cuya ejecución aquí reproducimos. Se trata, naturalmente, de un cuarteto de cuerdas, formato al que se
resistió una y otra vez, hasta que un día lo llevó a cabo haciendo sobrevolar cuatro helicópteros,
cada uno con un integrante del cuarteto arriba, tocando individualmente su música y emitiendo
peculiares gritos, mientras Stockhausen mezclaba el total desde un auditorio en Berlín.
La libertad y el insolente desafio de los límites fueron los pocos preceptos que Stockhausen
defendió y proclamó para lo que consideraba cualquier actividad creadora que se preciara
de tal. Hacía pedazos otras corrientes musicales, así como orquestas, directores e insufribles
eminencias de salón. Una de sus últimas salidas, más allá de un escándalo infundado, fue un
claro reflejo de su creencia en la imprevisibilidad del fenómeno estético; consideró la caída de
las Torres Gemelas como una “obra de arte mayor, absolutamente inigualable por nadie”.
HABLA EL DIFUNTO:
“Aquellos que quieran ser músicos, siguiendo su llamado más elevado, deben empezar con el más simple de los ejercicios de meditación,
al principio solo con ellos mismos: “Tocar un tono con la idea de que
uno dispone de todo el tiempo y el espacio del mundo”, y así de ahí en
adelante. Antes que nada, de todos modos, deben adquirir conciencia,
conciencia de por qué están vivos, de por qué todos estamos vivos
para lograr una vida más elevada y para permitir que las oscilaciones
del universo penetren en nuestra existencia humana individual. Y los
músicos deben echar las bases para la llegada de un ser humano más
elevado aún enterrado en nosotros -colocar el cuerpo todo,hasta las
partes más pequeñas, en estado de vibración para que todo llegue a
ser más receptivo y más suelto y pueda percibir las vibraciones de la
conciencia más elevada”.
“Carta abierta para quienes quieren ser músicos”.
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seguir viviendo.
LA CIUDAD DE LOS FOTÓGRAFOS
De Sebastián Moreno
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El documental chileno más premiado del último
sabía usted que: …Los regalos del amigo secreto de la DC los abre el Gope.
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