ESTADOS PONTIFICIOS Los Estados Pontificios aparecen mencionados por vez primera en el siglo VIII. El culto a Pedro, que desde el siglo V se desarrolló con más fuerza dentro y fuera de Roma, condujo a ricas donaciones de los emperadores y de la nobleza. Esta extensa posesión territorial de la Iglesia romana, que desde el siglo VI se llamó Patrimonium Petri, tenía su centro de gravedad en el sur de Italia y en Sicilia, pero llegaba bastante más allá de Italia. Al desaparecer la autoridad bizantina, Italia quedó sin guarnición militar y en su parte central se produjo un vacío político, y allí la administración y las tareas estatales pasaron paulatinamente a manos de la autoridad espiritual. Primeramente el papa asumió el cuidado de la alimentación y del orden interior de Roma y de las regiones próximas. Con ocasión de los prolongados ataques de los longobardos, le correspondió asimismo la protección de Roma con medios militares y diplomáticos. Con motivo de un ultimátum longobardo, el papa pidió ayuda a Pipino, rey de los francos. Este prometió ayuda bajo juramento al papa que pedía protección y en el tratado de Quiercy que firmaron entre ambos (754) se le garantizaba la posesión de Roma y Ravena junto con Venecia e Istria, Espoleto y Benevento, si era destruido el reino de los longobardos. Tras la victoria de Pipino en 756 fueron restituidas a san Pedro la ciudad de Ravena y la pentápolis (en el Adriático desde Rímini hasta más allá de Ancona). Juntamente con el ducado de Roma estas regiones formaban ahora los Estados Pontificios, en los que se creó una administración papal y juraron fidelidad al papa funcionarios y pueblo. En los primeros siglos los Estados Pontificios, originariamente sin ejército, se consideraron precisamente como una necesaria expresión visible de la autoridad espiritual de la sede de Pedro. En la alta edad media ofrecieron una cierta seguridad para la libertad de la Iglesia y para la independencia del poder papal, pero forzaron a sus señores a desarrollar una política basada solamente en la ley de lo político para conservar su territorio.