Pink Floyd, Un muro de psicodelia Escrito por Alejandra Rojas Nació a finales de los 60´s como respuesta a una sociedad que buscaba un cambio en sus oídos, una sociedad que estaba interesada en escuchar sonidos diferentes, a partir de esa necesidad surgió Pink Floyd. Esta banda comenzó su historia musical tocando en sitios underground de Londres, lugares en donde la música era capaz de mover las almas de sus asistentes. En un principio se llamaron Sigma 6,7, y después de varios cambios se decidieron por el nombre de Pink Floyd Sound, el Sound se desvaneció con bastante rapidez, pero el The sería utilizado regularmente hasta 1968. Pink Floyd es famoso a nivel mundial por ser el padre del rock psicodélico y actualmente es considerada como una de las bandas más importantes en la historia del rock, al tener más de 300 millones de álbumes vendidos en todo el mundo. Entre sus integrantes el más problemático fue Syd Barret, primer vocalista, el cual duró sólo un año en la banda debido a su extraño comportamiento causado por el consumo de drogas como el LSD, haciendo que fuera sustituido por David Gilmour en 1968. Durante esta época muchos álbumes se convirtieron en grandes éxitos comerciales, como The Dark Side of the Moon (1973), Wish You Were Here (1975), Animals (1977) y The Wall (1979). Tiempo después, Roger Waters, líder de la banda, declaró en 1985 la extinción de Pink Floyd, haciendo que tras el juicio obtuviera los derechos exclusivos sobre toda la imaginería que desplegaban en sus conciertos (incluido su famoso cerdo volador) y los derechos sobre el espectáculo audiovisual de The Wall. The Wall, con el tiempo se convirtió en el álbum más icónico y famoso de la banda, no sólo por ser un álbum, sino por la reconocida película, la cual fue dirigida por Alan Parker, productor inglés que llevó a la pantalla grande a Evita, logrando reflejar en el filme las ideas de Waters con el simbolismo de las caricaturas realizadas por Gerald Scarfe, en donde básicamente se narra una historia sobre los bombardeos alemanes sobre Inglaterra en la Segunda Guerra Mundial entremezclados con la vida personal de Waters. Se puede describir a The Wall como una propuesta fantasiosa que permite seducir con franqueza y delicadeza los sentidos de todo aquel que se compenetra en sus letras, su lenguaje visual y su textura musical. Todas ellas hacen una danza en las emociones y permiten crear pensamientos que alteran y reconstruyen a nivel personal la manera de ver e interpretar esta invitación a la “revolución”. Es así como estamos enfrentándonos a una banda indiscutiblemente fuera de este mundo, que espera plasmar en su obra un caudal de sentimientos que cargan con él y que desean ser expuestos al mundo y con esto provocar una sobre identificación magistral, una respuesta casi inmediata del público y por supuesto hacer que todos usen ese mismo “disfraz” de revolución y psicodelia, característicos de un estado alterado de conciencia pero muy centrado en aquella realidad de fantasmas y fantasías. La obra dibuja y da pleno valor y verdad a lo relatado, pero curiosamente encuentra una manera de engranar su puesta en escena con el público afectado y expectante, de allí nace la estimulación sufrida e impactante de su espectáculo. Lo que hace diferente y único a esta banda, es que juega en cada momento con los complejos que normalmente sufriría un ser humano normal, los deseos y pasiones más insatisfechas se trasmutan con la fuerza de sus letras y éstas mismas son las que desatan tanto inconformismo al personaje de “Pink” quien es el eje central de la historia. Al tener él ese incumplimiento relacionado con el afecto, es así que nada de lo que para otros es tal cual para él sólo es una distorsión, así el mundo sea visto de un solo color, para él todo está relacionado con el afecto y esto no le permite ver las cosas con tranquilidad sino con mucho miedo, un miedo que está muy dentro de sí mismo y es el causante de toda una triste metamorfosis mental. Es un álbum realmente salvaje y esto se refleja en la canción Another Brick in the Wall, la cual está cargada de muchos matices con situaciones ingobernables y castrantes, producto de una sociedad ambigua y silenciosa, que no grita que no protesta que no desea vivir sus sueños, donde los eufemismos de una realidad cruda y desagradable, eran mutilados por la burla y agresividad de quien tenía la vara en su mano, y todas las cosas que sentían y pensaban eran castigadas con un gran martillo autoritario en un espacio donde la mente quedaba en un túnel sin eco y en una mirada sin ojos. Es una época donde sólo existe ira, desorientación y confusión. Definitivamente la revolución que propone Pink Floyd es una de las más simbólicas del Rock, porque es la revolución de la alteración de la mente, una revolución que difiere de las otras que han existido porque pone a pensar a sus espectadores, a ver más allá del mundo común represivo y de la sociedad oprimida que absorbe las almas de todos. A partir de una propuesta creativa como lo es The Wall se busca sensibilizar a cada persona para que deje de ser ese “Pink” transtornado con una infancia castrada y evolucione a un estado en el que pueda romper ese “muro” y pueda ver una realidad diferente y hermosa que espera allá afuera.