Informe especial: Seguridad y condición física para todos Una nueva vida Esta ex estrella de baloncesto no mira atrás Volumen 18 · Número 5 · Julio/Agosto 2008 por Rayna DuBose Traducción al español: The BilCom Group inMotion Volume 18 · Issue 5 · July/August 2008: Special Report: Safety and Fitness for All. A New Life: This one-time basketball star doesn´t look back English Version is available in Library Catalog Supongo que nunca me detuve a pensar cómo podría ser la vida para una amputada bilateral. Toda mi vida fui la atleta estrella y la agraciada bailarina que realizaba giros y piruetas en los partidos de baloncesto. Acababa de comenzar mis estudios en la Virginia Tech en el 2001 y… vaya que si estaba viviendo la vida. Supongo que se podría decir que estaba aprovechando una gran oportunidad: tener una beca completa, recibir una asignación mensual de mis padres y, lo más importante de todo, vivir sola. Por primera vez en mi vida, no tenía hora tope de llegada y podía entrar y salir con total libertad. ¿Quién hubiera imaginado que abandonaría la Virginia Tech casi tan rápidamente como había ingresado? Acababa de regresar de las vacaciones de Pascua con una compañera de equipo y teníamos entrenamiento. Después de los entrenamientos, solíamos hacer ejercicios de coordinación mano-ojo. Recuerdo que ese día estábamos haciendo malabarismos con sacos rellenos de bolitas. Pero solo me quedan ©Coalición de Amputados de América 900 E Hill Avenue, Suite 205 Knoxville, TN 37915 www.amputee-coalition.org acainfo@amputee-coalition.org 1-888-267-5669 Página 1 de 4 recuerdos borrosos de lo que ocurrió a continuación. Les comenté a mis compañeras que sentía un calor abrasador y luego, repentinamente, un frío helado. En lugar de ir a cenar con mi compañera de habitación, decidí darme una ducha caliente para entrar en calor y luego echarme una pequeña siesta antes de ir al salón de estudios. Tomé unos sorbos de agua y me dirigí al vestuario. A las 8:00, mis compañeras de equipo vinieron a recogerme, subimos dos tramos de escaleras y recorrimos un pasillo que pareció durar una eternidad. Sosteniéndome de la pared, logré llegar a las oficinas de baloncesto femenino, coloqué mi mochila sobre la mesa y me desmayé. Cuando desperté unas horas más tarde, yacía en una cama de hospital y me estaban administrando suero porque me habían diagnosticado deshidratación. Más tarde esa noche, me dieron de alta y me enviaron a casa a descansar. A la mañana siguiente, debía ir al gimnasio para una sesión fotográfica del equipo para la guía de los medios. En lugar de caminar hasta el gimnasio con mi compañera de habitación, ella terminó cargándome porque yo me sentía demasiado débil para tenerme en pie. En el gimnasio, me puso el uniforme y me cargó por el túnel hasta la cancha donde, hasta entonces, siempre había salido perfecta en la foto. Después de la sesión fotográfica, uno de mis entrenadores me llevó al consultorio médico del campus, donde volví a desplomarme. Cuando volví a despertarme, tres semanas después, tenía un agujero en la garganta, estaba sin voz, algunos de mis órganos no funcionaban y mis manos y pies parecían uvas pasas porque la sangre no circulaba por mis extremidades. ¿Quién hubiera pensado que contraería la enfermedad bacteriana mortal conocida como meningitis meningocócica? Esta infección está causada por bacterias que penetran en el fluido cerebroespinal e inflaman el tejido que circunda al cerebro y la médula espinal. El único recuerdo vivo que conservo de aquella época es el día en que mis padres, los enfermeros, el cirujano plástico y el capellán se reunieron alrededor de mi cama para decirme que iban a tener que amputar. Fue el día en que mi vida y todas mis prioridades cambiaron. Mi primer pensamiento fue: “¿Cómo puedo vivir sin manos ni pies si soy atleta?”. Tan pronto recordé que era atleta, me di cuenta de que debía ser fuerte puesto que estaba decidida a regresar a la vida universitaria y, lo más importante de todo, a volver a vivir sola. Fueron 97 duros días de dolor, cirugías, rehabilitación y de restablecer mi cuerpo antes de que me trasladaran a mi pueblo natal de Baltimore. Foto cortesía de Rayna DuBose Antes de la enfermedad, era el tipo de persona que hacía todo por sí misma, y conservé esa actitud a pesar de la enfermedad. Las siguientes dos semanas pasaron rápidamente y mi terapeuta se quedó sin ejercicios nuevos para enseñarme porque cuando no estaba ejercitándome, estaba en mi habitación pensando en cómo podía hacer las ©Coalición de Amputados de América 900 E Hill Avenue, Suite 205 Knoxville, TN 37915 www.amputee-coalition.org acainfo@amputee-coalition.org 1-888-267-5669 Página 2 de 4 cosas cuando no tuviera a nadie cerca. Después de esas dos semanas, me permitieron ir a casa. A partir de entonces, comencé la terapia ambulatoria en Baltimore. Al igual que con la terapia hospitalaria, hice la terapia ambulatoria en un tiempo record, dejando siempre perplejos a los terapeutas. Ya tenía las prótesis. Estaba aprendiendo a realizar tareas cotidianas como peinarme, cepillarme los dientes, vestirme, caminar y hacer jogging nuevamente. Estaba aprendiendo a utilizar mis nuevas manos mioeléctricas y, lo mejor de todo, estaba aprendiendo a cocinar. Terminé completando la rehabilitación un par de semanas antes de lo previsto. Eso me provocaba una gran alegría puesto que me faltaban solamente tres meses para poder regresar a la Virginia Tech, a una nueva casa con mi antigua compañera de habitación. Pero fundamentalmente, iba a regresar al equipo. Estadísticas de baloncesto de Rayna durante la secundaria • Promedio de 15.5 puntos, 13.1 rebotes y 3.0 bloqueos en su último año de secundaria con el entrenador Marcus Lewis en la escuela secundaria Oakland Mills de Columbia, Maryland • Líder del equipo en términos de puntaje y mejor anotadora de todos los tiempos dentro de la escuela con 1,067 puntos de carrera. • All-Star Girls Report la nombró una de las mejores 30 centros del país. Visite el sitio web de Rayna en www.raynadubose.net Volver a empezar Es posible que a algunas personas les cueste comprenderlo, pero es bueno ser amputado; a mí me ha brindado muchísimas oportunidades en mi nueva vida. Digo “nueva” porque siempre creí que sería jugadora de baloncesto profesional y nunca me preocupé por averiguar qué otras cosas me apasionaban. Pienso que fue positivo enfermar; me ayudó a descubrirme y a encontrarme. Ahora sé que el plan que Dios tenía para mí era servir de inspiración a otras personas. Intentaré inspirar a aquellas personas que piensen que no son lo suficientemente fuertes como para superar los obstáculos y las adversidades a las que se enfrentan día a día, puesto que mi enfermedad es un ejemplo de que a las buenas personas pueden ocurrirles cosas malas. Yo superé los obstáculos y ellos también podrán. Cada día es como una tarea nueva para mí. Pienso en cómo hacer que los desafíos diarios sean más fáciles de superar. Aunque tengo una compañera de habitación, no siempre está conmigo, lo que me permite probar nuevos trucos y métodos de llevar a cabo las actividades diarias. Por ejemplo, si se me cae una moneda al suelo, no puedo recogerla. Pero sí puedo utilizar la mano izquierda como guía para hacer que la moneda se pare de manera que yo pueda tomarla con la ©Coalición de Amputados de América 900 E Hill Avenue, Suite 205 Knoxville, TN 37915 www.amputee-coalition.org acainfo@amputee-coalition.org 1-888-267-5669 Página 3 de 4 mano derecha. O quizás la piso de un lado con el zapato para hacer que se pare y así poder recogerla. Han pasado 6 años desde que enfermé, y son pocas las cosas que no puedo hacer ahora. He practicado mucho y eso me ayuda a ser tan normal como cualquier otra persona. ©Coalición de Amputados de América 900 E Hill Avenue, Suite 205 Knoxville, TN 37915 www.amputee-coalition.org acainfo@amputee-coalition.org 1-888-267-5669 Página 4 de 4