84 LATERCERA Sábado 5 de abril de 2014 Cultura&Entretención Protagonistas de la historia de Nirvana cuentan cómo Kurt Cobain les cambió la vida R Hoy se cumplen 20 años del R Tres personajes involucrados en suicidio del ícono del grunge y la última gran figura del rock. distintos hitos del grupo hablan con La Tercera de sus recuerdos. R Entre ellos, su primer productor, el mánager de sus días de gloria y el bebé de la portada de Nevermind. Por Claudio Vergara Spencer Elden El bebé de la portada de Nevermind: “A los cuatro meses de vida ya era una estrella pornográfica” RR Danny Goldberg y Kurt Cobain, a principios de los 90. Danny Goldberg Ex mánager de Nirvana y amigo de Cobain: “Sentía impotencia al ver que los médicos no lo ayudaban” La culpa la tuvo Sonic Youth. En 1991, Danny Goldberg -ex publicista de Led Zeppelin y que desde 1983 lideraba la empresa de representación artística Gold Mountain- decidió abrirse a fichar figuras del rock alternativo, ante la fulminante escalada del género. Los primeros fueron los propios Sonic Youth, cuyos miembros le recomendaron contratar a Nirvana luego de una gira europea donde los tuvieron como teloneros. “‘No sabes cuán grandes son y en lo que se pueden convertir’, fue lo que me dijeron. Y yo confiaba absolutamente en ellos. Así es que lo hice”, recuerda desde Nueva York el ejecutivo, posterior presidente de Atlantic Records y Warner Music. Eso sí, más allá del consejo, hubo un gesto de Cobain que fue decisivo: “Les pregunté si querían quedarse en su disquera anterior, el pequeño sello alternativo Sub Pop, y Kurt tomó la palabra y me dijo de inmediato que no. Aunque en las primeras reuniones el que más hablaba era el bajista Krist Novoselic, Cobain se veía decidido a lograr más metas y esa capacidad para tomar resoluciones me sedujo al instante. El llevaba el timón de la banda”. A partir de ahí, el representante vivió los mejores años del trío (“intuía que Nevermind sería un gran disco para la escena alternativa, más grande que Pixies o Sonic Youth, aunque nunca pensé que se convertiría en un fenómeno global”, dice), pero también los difíciles últimos días del cantante, epílogo marcado por las hospitalizaciones y los intentos de suicidio. De hecho, Goldberg fue el encargado de conseguir los psiquiatras que intentaron alejarlo del pozo y de monitorear su estado de salud en los meses previos al 5 de abril, información que transmitía a la pareja del músico, Courtney Love. “Estaba preocupado por él y me sentía impotente al ver que los médicos y los terapeutas parecían no ayudarlo. Pero incluso cuando estuvo así de mal, así de jodido, siempre fue una persona dulce, inteligente y cariñosa. Trabajé con muchos artistas talentosos, pero nadie tan brillante como Kurt. Le debo parte de mi reputación. El hizo por mí mucho más de lo que yo hice por él”, detalla. A tanto llegó el vínculo entre ambos que, cuando en 1992, Goldberg fue fichado por el gigante Atlantic Records, exigió por contrato seguir manejando las carreras de Nirvana y Sonic Youth. “Me sentía muy comprometido con ellos, así es que adopté una función de co-mánager. Quería seguir mi relación con artistas de esa envergadura, además que Atlantic compró parte de mi empresa, por lo que también debía velar por sus derechos”. Un compromiso férreo presente hasta hoy. Cuando el directivo imagina un mundo donde su fallecido amigo jamás hubiera decidido apretar el gatillo, él no tiene dudas: “Nirvana hubiera seguido hasta convertirse en algo aún más grande”.b Spencer Elden, hoy de 23 años, ya se ha habituado en el último tiempo a un pícaro contraataque humorístico. Cuando sus padres o sus amigos lo presentan como el “Nirvana baby”, como el bebé que ilustró desnudo la portada de Nevermind (1991) -hito que también aparece en su Twitterla burla salta de inmediato. “Ahí las personas me preguntan ‘¿supongo que es del mismo tamaño, no?’, a lo que yo respondo: ‘eso ha cambiado mucho, ¿quieres verlo?’. Ahí se matan de risa, no hay opción de que me digan mucho más”. De algún modo, el hoy artista callejero y estudiante de la escuela de arte de Pasadena tampoco ha tenido mayores opciones de que el mundo olvide su exhibicionismo prematuro. A mediados de 1991, el fotógrafo Kirk Weddle fue contactado por el sello del grupo para que capturara a un bebé bajo las aguas. El profesional telefoneó de inmediato a su amigo Rick Elden, con quien fue hasta una piscina californiana para hundir por unos segundos a su hijo de cuatro meses. “Me enteré de toda esta historia recién a los nueve años y me ha perseguido siempre. Cuando postulo a algunos trabajos me encargo de contarla de inmediato, porque ya es parte de mí. No sé si para bien o para mal, pero con los años me he sentido orgulloso de haber participado en algo tan histórico, aunque a los meses de vida ya era algo así como una estrella pornográfica. Hoy no escucho tanto a Nirvana, me gusta más Yeah Yeah Yeahs o Jack White. Mis padres me contaron que Courtney Love prometió invitarme a comer cuando creciera, lo que jamás sucedió”, rememora Elden, que se quedó sin salir con Love, aunque su familia recibió una paga de US$ 200 por la foto.b Jack Endino Productor del primer disco de Nirvana: “En Seattle hace mucho que ya no hablamos de grunge” El 8 de abril de 1994, cuando el mundo supo que Cobain se había suicidado tres días antes, el productor Jack Endino se alistaba para escoger el material de nuevas bandas interesadas en su labor en las sombras. Hasta que el teléfono empezó a sonar. “Estaba en casa y me llamaron para avisarme de lo que había pasado. El teléfono explotó y no se detuvo más”, relata el hombre que produjo el debut de los estadounidenses, Bleach (1989), antes del suceso mundial y donde estableció una rúbrica de sonido estridente que lo llevó a trabajar en 2011 hasta con los chilenos The Ganjas. Pero Endino, criado en la apatía del universo grunge, no es un tipo de nostalgias: “Para mí, Cobain siempre fue alguien distinto a la imagen que todos tienen de él. Fue importante, pero luego la vida siguió y en Seattle hace mucho que ya no hablamos de grunge. Después trabajé con un montón de bandas de estilo más propio y ninguna buscaba sonar como esos años. El mundo de todos nosotros siguió tras los 90 y el grunge”, afirma desde su casa, situada precisamente en Seattle, la cuna del movimiento.b