Se acostumbra dividir el SNC en dos partes: médula espinal y encéfalo. A.- Médula Espinal Es aquella porción del SNC contenida en el canal raquídeo, formado por las 33 vértebras. La médula tiene 31 segmentos, y a partir de cada uno de ellos se origina un par de nervios espinales que salen por los forámenes intervertebrales, ubicados lateralmente en el canal raquídeo entre las vértebras. La médula espinal es más corta que el canal raquídeo, extendiéndose en el adulto hasta el borde inferior de la primera vértebra lumbar. Por este motivo, los segmentos medulares no coinciden exactamente con las vértebras, salvo a nivel cervical alto, lo que tiene importancia para localizar las lesiones medulares. Además, debido a que en la parte inferior del canal no existe médula, es posible efectuar una punción a nivel lumbar, para obtener líquido céfaloraquídeo (LCR), sin riesgo de lesionar el tejido nervioso. De cada segmento medular surge un par de raíces posteriores o sensitivas y un par de raíces anteriores o motoras, que se unen lateralmente, a nivel del foramen intervertebral, para formar un nervio espinal mixto. Cada uno de éstos inerva una franja de piel llamada dermatoma, por lo que la superficie corporal puede considerarse un verdadero mosaico de éstos (Figura 2). Figura 2: Dermatomas. La médula espinal está constituida por sustancia gris en forma de H, formada por dos astas anteriores, de donde surgen las raíces motoras, y dos posteriores, donde llegan las raíces sensitivas. Además se distinguen tres cordones de sustancia blanca: anterior, lateral y posterior, constituidos por las vías ascendentes sensitivas y por las vías descendentes motoras (Figura 3). La sensibilidad profunda o propioceptiva informa de la posición y movimiento de los segmentos corporales, y tacto fino. Asciende por los cordones posteriores (fascículos Gracilis y Cuneatus), y sus fibras vienen de la raíz posterior de ese lado, sin hacer sinápsis ni decusarse en la médula, terminando en los núcleos bulbares Gracilis y Cuneatus respectivamente, los que dan origen a fibras (lemnisco medial), que se decusan para terminar en el tálamo contralateral. La sensibilidad superficial o exteroceptiva informa de dolor, temperatura y tacto grueso, asciende por los cordones laterales y anterior, pero es cruzada, vale decir, entra por la raíz posterior, hace sinápsis en las neuronas de las astas posteriores, y sus fibras cruzan la médula y asciende por el lado contrario. (Tractos Espinotalámicos lateral y anterior). Hay muchas vías o tractos descendentes motores, pero el más importante es el piramidal o vía motora voluntaria (tractos Corticoespinal Lateral y Anterior), que desciende principalmente por el cordón lateral (tracto Corticoespinal Lateral), y termina en las astas anteriores de ese mismo lado (habiéndose decusado más arriba en el bulbo), donde están los cuerpos neuronales de las motoneuronas inferiores que inervan los músculos. Por la médula también van vías que nos permiten controlar voluntariamente los esfínteres y cuyo centro está a nivel de la médula sacra (cono medular). Figura 3: Diagrama simplificado de algunos de los principales tractos de la médula espinal, en un corte horizontal. Una lesión medular, por lo tanto, puede producir una pérdida de fuerzas, del control de esfínteres y de la sensibilidad, cuyo nivel superior depende del segmento medular donde se ubica la lesión. Si sólo afecta a las extremidades inferiores, y la pérdida de fuerzas es parcial, se denomina paraparesia, y si es total, paraplejía. Si la lesión es más alta puede también comprometer las extremidades superiores, produciéndose una tetraparesia o tetraplejía (tabla 2). A veces las lesiones medulares no comprometen toda la médula, sino parte de ella, o una de sus mitades (hemisección medular), lo que se manifiesta por pérdida de las fuerzas y de la sensibilidad postural de ese mismo lado, y pérdida de la sensibilidad superficial del lado opuesto del cuerpo, dado el entrecuzamiento de ésta (ver Figura 4). Figura 4: Síndromes Medulares.