superyo | claustrofobia 10% de la población mundial padece algún tipo de fobia específica, y entre 3 y 5% sufre de claustrofobia Claustrofobia Encierro aterrador Resultado de un aprendizaje inadecuado, no necesariamente posterior a una experiencia traumática, es un trastorno que predispone a quien lo padece a evitar situaciones que lo expongan a espacios de movilidad limitada. Sin ayuda profesional, el cuadro puede agudizarse Lena Jahn Santorufo | ilustraciones isabel adler Actividades cotidianas como utilizar un ascensor o trasladarse en subterráneo, y otras menos frecuentes –pero a veces de imperiosa necesidad–, como practicarse una resonancia magnética, constituyen, para quienes sufren de claustrofobia, desencadenantes de toda una sintomatología clínica que va desde sudoración hasta aumento de la frecuencia cardíaca. En algunos casos, las personas presentan mareos, náuseas, temblores, alteración respiratoria y contracción muscular, y la mayoría de los pacientes experimenta un clímax común: una fuerte e injustificada sensación de ahogo. 54+SALUD De acuerdo con Manuel Ortega, médico psiquiatra y director de Humana Docencia, las fobias se inscriben en el gran campo de los trastornos de ansiedad, caracterizados por las manifestaciones exageradas de angustia que comportan. Entre éstas destacan las fobias específicas y una subclasificación mucho más precisa: las fobias situacionales. En ellas se incluye la claustrofobia. Para poder hablar de este trastorno es necesario el concurso de factores como la presencia de un miedo irracional ante una situación que no lo justifica. Además, el afectado debe identificar claustrofobia | superyo esa sensación y reconocerla como desmesurada, absurda e inapropiada. Para que clínicamente el término tenga cabida, también debe presentarse la tendencia a la evitación: rechazo permanente a asumir situaciones que de alguna u otra forma signifiquen enfrentarse al agente perturbador. Ortega sostiene que, en suma, todos aquellos diagnósticos de miedo al encierro, en los que el espacio limitado prevalece como denominador común, hacen de la claustrofobia uno de los trastornos psiquiátricos más frecuentes en el mundo. De dudosa procedencia Aunque en algunos casos la claustrofobia viene de la mano de experiencias negativas previas, no siempre un mal recuerdo es el origen del trastorno. Una teoría, proveniente del psicoanálisis, sugiere que esta fobia puede ser el resultado final de conflictos psicológicos de otra naturaleza, generalmente relacionados con vivencias muy tempranas. “La mente emplea mecanismos de defensa que permiten transformar un conflicto inconsciente en un miedo irracional, con el cual, aparentemente, no guarda relación”, precisa Ortega. En el proceso se activan varios mecanismos: la represión (permite hacer inconsciente el conflicto y la elaboración del síntoma), el desplazamiento (dirige los sentimientos hacia otras áreas) y la simbolización (determina la escogencia de las circunstancias que desencadenan la fobia), explica el especialista. De acuerdo con Ortega, no todo el que experimenta una situación predisponente resulta afectado. El porqué no está claro. El psiquiatra advierte que “cada persona tiene su manera de interpretar la realidad”, en virtud de elementos individuales como factores genéticos, vulnerabilidades psicológicas, traumas infantiles e, incluso, los eventos que signen la realidad de cada persona en ese momento: divorcio, enfermedad grave o muerte de un ser querido, por ejemplo. No hay conocimiento preciso de las causas ni de los factores de riesgo para la aparición de la claustrofobia; y, aunque afecta más a mujeres que a hombres –en una proporción de 2 a 1–, se descarta la influencia real del sexo y la edad. En líneas generales, hay consenso en que se trata de un trastorno por aprendizaje inadecuado, y ésa es la premisa para buscar su curación. Trastorno reversible Si una persona que trabaja en un piso 15 utiliza a diario las escaleras por miedo al ascensor, llega tarde y tiene problemas con su jefe, presenta un caso de claustrofobia. De igual modo ocurre a otra que ve truncado el desarrollo de su carrera profesional por temor a asumir un cargo superior que implica viajes en avión. Estos son ejemplos en los que el miedo se ha hecho fóbico –y la situación, patológica–, pues eviDel miedo a la fobia Toda persona experimenta dencian alteraciones eventualmente miedo, una emoción en una o más áreas natural, evolutiva y necesaria de la vida de un indivipara su adaptación, pues le permite duo que interfieren en disparar alertas en su organismo su adaptación social y y escapar de situaciones amenazantes. lo condicionan. El miedo se convierte en fobia cuando La claustrofobia puees irracional: la situación temida de ser una “enfermeno implica peligro alguno. dad discapacitante”, de acuerdo con Ortega, pues, si bien en algunos casos permanece delimitada, en otros puede generalizarse. La buena noticia es que sí tiene cura, y que esa cura está al alcance de quien decida asistirse con apoyo profesional, psiquiátrico o psicológico. “Muy poca gente busca ayuda para fobias específicas, la mayoría las asumen como parte de su vida. Saben que son víctimas de un miedo absurdo, pero carecen de la disposición a enfrentarlo. La recomendación es que acudan a consulta, pues si bien los tiempos para sanar son individuales, las probabilidades de que el tratamiento conductual erradique la fobia son muy altas”, revela el psiquiatra. 55+SALUD superyo | claustrofobia Aunque se desconocen las causas, las estadísticas revelan que las mujeres son el doble de propensas que los hombres a presentar la patología Enfrentar para sanar En el entendido de que enfrentar la situación fóbica es la mejor estrategia para vencer la patología, la contribución de los especialistas por medio de la psicoterapia es mayor que mediante un tratamiento farmacológico, afirma Ortega, quien salva las excepciones que aplican a casos predecibles como un viaje en avión, que ha sido programado con antelación, para el cual puede recetarse un tranquilizante al paciente. Pero en ese caso no se trata de la cura, sino de un paliativo que ayudará a aminorar los síntomas, precisa el psiquiatra. Nilda Salazar, psicóloga clínica del Instituto de Psicología de la Universidad Central de Venezuela, enumera una serie de terapias orientadas RECREACIón alternativa El llamado psicodrama, un recurso psicoterapéutico menos aplicado en casos de claustrofobia, pero también válido, plantea la posibilidad de erradicar la patología mediante la reconstrucción del evento traumático, cuando lo hubo. Esta técnica invita a la persona a revivir aquel momento para “resignificarlo” y experimentar otra forma de reacción. 56+SALUD al reaprendizaje a través de técnicas de exposición que responden a la corriente cognitivoconductual: Terapia implosiva. Poco recomendable cuando la fobia es muy intensa y genera importantes reacciones fisiológicas. Con ella, el especialista recrea un escenario de movilidad limitada y somete al paciente, bajo su consentimiento, a enfrentar la situación fóbica in situ. La intención es que la persona con claustrofobia experimente el denominado proceso de extinción: comprobar que sus anticipaciones aterradoras e irracionales no se materializaron. Modelaje guiado. Esta terapia consiste en la exposición del terapeuta a la situación que produce ansiedad, a fin de que el paciente observe y corrobore su inocuidad. Tras varias sesiones y aproximaciones sucesivas que poco a poco acortan la distancia al objeto fóbico, es el paciente quien se expone. Desensibilización sistemática. Supone el entrenamiento del paciente hasta permitirle manejar una respuesta serena frente a la situación fóbica. Esta terapia –considerada por Salazar como la más efectiva– implica el aprendizaje de técnicas de concentración, respiración y relajación muscular que luego se llevan a la práctica en contextos fóbicos –primero imaginarios y luego reales–, en un orden jerárquico que va del menos al más ansiógeno. Salazar destaca que esta técnica confiere al paciente el control de sus reacciones fisiológicas, emocionales, cognitivas y conductuales. • F u e n t e s c o n s u lta d a s º Manuel Ortega, psiquiatra. Director de Humana Docencia y profesor de la Escuela de Medicina Luis Razetti de la Universidad Central de Venezuela (UCV). º Nilda Salazar, psicóloga clínica. Docente y jefa del Laboratorio de Análisis Experimental de la Conducta del Instituto de Psicología de la UCV.