Ayudando a Otros en Duelo por Marty Tousley, APRN, BC, FT Ayudando a Otros en Duelo Segunda impresión, 2011 © 2007, 2011 por Marty Tousley, CNS-BC, FT, DCC ISBN: 978-0-9798490-4-6 Todos los derechos están reservados. Impreso en los Estados Unidos de Norteamérica. Ninguna parte de este folleto puede ser reproducida o transmitida en cualquier forma, o por cualquier medio, sin previa autorización por escrito. Para copias adicionales escriba a Hospice of the Valley, 1510 E. Flower St., Phoenix, AZ 85014.5656 602.530.6900 | hov.org Cuando nos preguntamos con honestidad qué persona en nuestra vida significa lo máximo para nosotros, con frecuencia vemos que son aquellas personas que, en lugar de darnos muchos consejos, soluciones o remedios, han elegido compartir nuestro dolor y tocar nuestras heridas con una mano suave y tierna. El amigo o amiga que puede permanecer en silencio con nosotros en un momento de desesperación o confusión, que puede permanecer con nosotros en una hora de dolor profundo o duelo, que puede tolerar no saber, no remediar, no curar, y enfrentar nuestra realidad de impotencia, ese es un amigo o amiga que se preocupa. —Henri J. M. Nouwen HOSPICE OF THE VALLEY “Usted da poco cuando da de sus posesiones. Cuando se da usted mismo/a es cuando da verdaderamente.” —Kahlil Gibran .4. AY U D A N D O A OT RO S E N D U E L O ¿Por qué es tan difícil estar con aquellos que están en duelo? Si usted es como muchas otras personas de buen corazón y bienintencionadas, puede sentir que es difícil estar con alguien que anticipa o está lidiando con la muerte de un ser querido. Cuando usted no sabe qué decir o qué hacer con seguridad para apoyar a otra persona, es natural sentirse poco práctico/a e incómodo/a. No significa que no se preocupa o no quiere ser útil—simplemente se siente completamente impotente ante la pérdida, así como la persona a la que quiere ayudar. Usted no puede quitar el dolor de la persona en duelo, y tampoco puede contestar la pregunta, ¿”por qué”? Usted no puede devolver a la persona que falleció o restaurar la salud de la persona que está muriendo, y no puede hacer que su amistad se sienta mejor al parecer ayudarle. Esto es especialmente difícil si usted nunca ha estado alrededor de personas en duelo, o si no ha tenido experiencia previa con la pena profunda en su propia vida. La muerte de otra persona le puede recordar de sus propias pérdidas pasadas, o de aquellas que usted también debe enfrentar algún día. Es difícil enfrentar el hecho de que en algún punto, la muerte se llevará a sus propios seres queridos, también, y que eventualmente usted también morirá. Es entendible sentirse poco práctico/a e incómodo/a ante tales realidades. ¿Qué se requiere para ayudar a otros en duelo? Usted necesitará bastante tiempo, paciencia, perseverancia, flexibilidad, optimismo, comprensión, calor y compasión. Si piensa que no califica, considere esto: Usted es sólo humano/a, y aquellos que están lidiando con el duelo necesitan a alguien con quien se puedan identificar, alguien que no les juzgará, alguien tan humano como ellos. Mientras que usted no pueda saber qué decir, hay mucho que puede hacer. Y porque usted es sólo humano/a, solamente haga lo que pueda, y permita que eso sea suficiente. Si usted es miembro de una familia en duelo, permítase no siempre “estar allí” para otros miembros de la familia. Sea considerado/a con usted mismo/a. Tome un descanso si lo necesita y cuando lo necesite, y busque algún apoyo externo social y/o espiritual, o asesoría personal de duelo. La mejor manera de encargarse del duelo de otra persona es cuidando el suyo primero. ¿Qué hacer si el doliente es un niño? Recuerde que cualquiera con suficiente edad para amar tiene suficiente edad para estar en duelo. Haga lo que pueda para dar atención especial a un niño/a. Cree tiempo tranquilo para hablar. Informe al niño/a que usted está triste acerca de la muerte y hablaría de ello con gusto, si y cuando el niño/a prefiera. ¿Qué hacer si alguien está de duelo por la pérdida de un animal querido? Reconozca el dolor de la persona como legítimo y verdadero, no es diferente de cuando se pierde a un amigo/a apreciado/a o un miembro de la familia especial. Reconozca que sólo su amigo/a sabe sinceramente el lugar que ocupaba un compañero animal, y sólo su amigo/a puede medir cuánto ha perdido. ¿El duelo varía a lo largo del camino? Entienda que el duelo ocurre con la anticipación y después de una pérdida. El duelo no espera a que suceda la muerte; empieza tan pronto como cuando una persona se entera que la muerte puede ocurrir: cuando se diagnostica una enfermedad que amenaza la vida o se da un pronóstico terminal. .5. HOSPICE OF THE VALLEY Es importante recordar que las personas que proporcionan el cuidado de la familia (miembros de la familia, amistades, vecinos que proporcionan cuidado a alguien que está muriendo) también están en duelo, antes de que ocurre la muerte. No sólo están lidiando con sus propios sentimientos de dolor y pérdida, sino que también con fatiga física y mental, y con frecuencia se sienten abrumadas con todas las responsabilidades financieras, legales, médicas y personales asociadas con proporcionar el cuidado. En el periodo subsiguiente de la muerte de un ser querido, especialmente en el principio, los dolientes son muy susceptibles a desilusiones y vulnerables a la insensibilidad de los demás. Necesitan apoyo emocional para ayudar a aliviar el sufrimiento y ayuda para estar en el mundo de maneras nuevas y diferentes. Cuando un ser querido está muriendo o ha fallecido, si las personas supervivientes deben sanar a través del duelo, también deberán llorar la pérdida—eso es, necesitan expresar la pena profunda (pensamientos, sentimientos) hacia afuera. A lo largo de las semanas y meses después de la muerte, deben aceptar la dura realidad que alguien querido ha muerto y nunca estará físicamente presente de nuevo para la persona doliente. A veces, es normal apartar esta realidad; las personas dolientes la aceptarán gradualmente a medida que estén preparadas. Permitir todo el dolor a la vez es insoportable. En general, ¿qué se necesita de un ayudante? El doliente necesita a alguien que: Esté presente. Es sensible a las tradiciones culturales, étnicas, religiosas y familiares. Ofrece estar con la persona de manera útil, amorosa y no sentenciosa. Ayuda a mantener la salud física de la persona y el equilibrio emocional. Puede demostrar activamente preocupación e interés. Presenciará la lucha. Aceptará el viaje especial de la persona a través del duelo. Continuará estando con el doliente. Sugerencias para ayudar a otra persona en duelo La información especificada aquí proviene del conocimiento y habilidades de profesionales, perspicacias obtenidas de la experiencia personal de la pérdida y de muchas otras personas que han enfrentado pérdidas ellas mismas. Si cualesquiera de estas ideas no se ajustan a una cultura o tradición en particular, o si parecen no corresponderle a usted o a las personas que quiere ayudar, entonces simplemente ignórelas y pase a otras. Primero, aprenda acerca de la experiencia del duelo, y deje ir algunos de los mitos perjudiciales que usted pudiese haber escuchado en cuanto al duelo y la curación. No asuma que la persona que parece estar experimentando poco dolor “está tolerando bien” el duelo. Tome tiempo para revisar sus propias experiencias personales de la muerte y el duelo, recordando a quién murió, lo que fue y no fue útil para usted, y cómo se sentía por ello. .6. AY U D A N D O A OT RO S E N D U E L O Antes de que ocurra la muerte Cuando el doliente y la familia tienen pena profunda a causa de un diagnóstico grave o un diagnóstico que amenaza la vida, usted les puede ayudar a: Investigar el último desarrollo con respecto a la enfermedad. Enumerar a todos los especialistas médicos que realizan estudios o investigaciones de la enfermedad o condición. Situar a grupos locales de apoyo relacionados con la enfermedad. Reunir un equipo de la familia, amistades, clero, vecinos, colegas, proveedores del cuidado y de servicios comunitarios. Tener disponibles números de teléfono de emergencia y de recursos importantes (servicios legales, de seguro, médicos, financieros, reparación de la casa). Encontrar tiempo de ocuparse de las necesidades personales y espirituales (nutrición, ejercicio, descanso, dormir, tomar parte en prácticas o servicios religiosos). Identificar lo que se necesita hacer, y encontrar ayuda para hacerlo (mandados, compras de abarrotes, mantenimiento y reparaciones de la casa, transporte, limpiar la casa, recoger medicamentos de receta). Seguir la conversación de la persona que está muriendo, como un individuo que experimenta la enfermedad en una manera única y elige hablar abiertamente de la enfermedad y de la muerte inminente. Inmediatamente después de la muerte Responda a la pérdida. Ya sea en persona, por teléfono, o por escrito, informe al doliente quién es usted, cómo advirtió la pérdida y que le importa. Asista al funeral: Despídase del difunto y demuestre apoyo a aquellas personas más impactadas por la muerte. Si es posible, asista a la visita, al funeral, a la sepultura y reunión después del funeral. Informe a la persona doliente que usted se percató que la ceremonia fue particularmente significativa. Arregle un álbum de recortes del funeral para la familia, que incluirá el obituario, el programa del funeral y espacio para tarjetas, notas y otros recuerdos. Haga los arreglos para hacer el vídeo de la ceremonia- o grabarla en audio; ofrezca revisar la grabación posteriormente con la persona doliente. Ofrezca símbolos tangibles de apoyo: una llamada telefónica, nota, carta, comida de consuelo, flores o una planta, un libro lleno de esperanza, o un marco para fotografías. Envíe flores, una planta, cestos de plantas colgantes, focos, semilleros de árboles, o plantas perennes para colocar o plantar en la tumba. Contacte a la red de amistades y familia de la persona doliente y ayúdelos a escoger una manera de ayudar (hablar con la persona doliente para ver cómo está, preparar una comida, llevar al perro a caminar, cortar el césped, recoger las hojas). Prepare y traiga una comida; incluya bebidas sin alcohol y sin cafeína. .7. HOSPICE OF THE VALLEY Inicie el contacto; invite a la persona doliente a compartir lo que sucedió, con amplia oportunidad de platicarle la historia de la pérdida. Escuche con su corazón, con interés y curiosidad honestos, respetuosamente y sin juzgar, sin criticar, sin dar consejos, sin ser experto/a con todas las respuestas. Exhorte, refleje, responda a los sentimientos y deles validez, no obstante, han sido expresados, y reténgalos con confidencialidad. Esté dispuesto a escuchar la misma historia, una y otra vez si es necesario, sin hablar y con atención. Esté presente totalmente y físicamente: Permita tiempo suficiente; escuche con atención; no parezca apresurado/a; siéntese en lugar de permanecer de pie; mantenga contacto visual y una postura atenta con sus brazos libres y no cruzados; haga señales de afirmación con la cabeza. Acepte, permita y esté presente en tiempos de silencio. También permita entregarse al llanto usted mismo/a. Sus lágrimas mezcladas con las de su amigo/a transmiten lo que las palabras no pueden transmitir. Entienda la singularidad de la pena profunda: Todos somos diferentes, formados por nuestras experiencias individuales de la vida. Tenga paciencia. El proceso del duelo toma mucho tiempo; permita que la persona doliente marque el paso. Reconozca que aunque usted no puede quitar el dolor de su amigo/a, lo puede sentir. Usted puede seguir disponible mucho tiempo después de que ocurra la muerte, cuando su amigo/a le necesita más. .8. AY U D A N D O A OT RO S E N D U E L O Con el tiempo Ayude al doliente a absorber la realidad de la pérdida y sus consecuencias Faculte a su amigo/a para identificar qué actividades, tareas y compromisos puede abandonar o apartar por ahora, para evitar el sentimiento de agobio. Cree “lugares seguros” para llorar que se ajusten a la personalidad de su amigo/a; encuentre formas apropiadas de expresión (hablar, escribir, hacer música). Mantenga el enfoque en el duelo de la persona doliente, no en su propia historia de pérdida. Permita la exploración, buscando el significado y preguntas del propósito de la vida y la muerte, sin dar respuestas o imponer sus propias creencias espirituales. Escuche y honore las creencias religiosas de la persona doliente. Si se ajusta a su creencia, ore por su amigo/a: Coloque el nombre de la persona doliente en una lista de oración en la iglesia o en un círculo de oración en línea. Traiga a su amigo/a a sus sentidos; piense en la persona y sosténgala en su corazón y alma un ratito todos los días. Ayude al doliente a experimentar y expresar sentimientos de duelo Pasen tiempo juntos semanalmente. Comprométase a comunicarse con su amigo/a. Programe tiempo regular y continuo de contacto, y anótelo en su calendario. Acepte a la persona tal como es, sin juicios ni reproches. Permita las diferencias en el duelo: Camine al lado de la persona doliente, no detrás y no enfrente. Acepte los cambios de humor; tolere las ambigüedades; tenga fe en el proceso. Espere una multitud de emociones, que son normales y sanas (inclusive el aturdimiento, la ira, la culpa, el temor, la confusión, el alivio y el agotamiento). No piense que necesita cambiarlas. Espere “arrebatos ocasionales de duelo” (aumentos repentinos de pena profunda); permita la expresión de sentimientos de pesar. Permita que se entregue al llanto en su presencia, sin contener las lágrimas. Ofrezca el toque apacible y apropiado, pero sólo si la persona quiere ser tocada o abrazada. Retírese si es más fácil y si lo prefiere la persona doliente. Exhorte a la persona doliente que se distraiga de su pena profunda, de hacer o pensar en algo más por un rato. Traiga el regalo de la música: Apacigua el alma, nutre el espíritu y pone a la persona doliente en contacto con emociones felices y tristes. Pase tiempo cerca del agua (un río, un lago, o el océano) o del sonido del agua (una fuente); dé a la persona doliente una fuente para la superficie de la mesa de una tienda de artículos para el hogar, patio, o jardín. Observen juntos las estrellas y reflexionen en el universo, ya sea en el exterior con un telescopio por la noche, o en un planetario. .9. HOSPICE OF THE VALLEY “El amor cura a las personas— tanto los que dan amor como los que lo reciben.” —Dr. Karl Menninger . 10 . AY U D A N D O A OT RO S E N D U E L O Ayude al doliente a adaptarse a nuevas circunstancias Exhorte el cuidado personal: chequeos médicos y dentales regulares. Dé a su amigo/a certificados de regalo para que sea indulgente consigo mismo: masajes, manicure, pedicure, faciales, corte de cabello, o una afeitada. Esté disponible para prestar su ayuda: Ayude con quehaceres diarios o tareas que alguna vez pertenecieron a la persona que falleció. Sin ofender o avergonzar a la persona, mire alrededor, y haga lo que se necesite hacer. Acompañe a la persona doliente en actividades que antes disfrutaba con la persona que falleció, como jugar golf o ir de compras. Rente una película para que la vean juntos, o lleve a la persona doliente al cine. Marque su calendario para recordar aquellos días de eventos especiales en su vida: el cumpleaños y día de fallecimiento de la persona difunta, aniversarios y días festivos. Aliente a la persona doliente a que planee por adelantado: Hacer planes por adelantado de días difíciles puede aliviar algunas de las preocupaciones. Acompañe a su amigo/a al cementerio en el Día de los Caídos, Día de los Veteranos, Día del Trabajo, Día de las Madres, Día de los Padres; traiga o ayude a plantar flores junto a la tumba. Tiéndale la mano en los días festivos: Invite a la persona doliente a compartir los días festivos con usted, a irse de viaje con usted, o a aceptar un regalo especial suyo. Espere que la persona doliente sienta tristeza en eventos importantes y ritos comunes (bautizos, bar mitzvahs, confirmaciones, bailes del colegio, graduaciones, bodas, funerales), cuando el doliente está extremadamente consciente de la ausencia de la persona que falleció. Aliente a que pase tiempo con niños (una obra escolar, un día en el zoológico). Considere los intereses y talentos de su amigo/a: Vaya a tiendas de la colonia, restaurantes, museos, visitas guiadas o galerías de arte. Disfrute un juego de mesa o de cartas. Pídale a su amigo/a que le enseñe algo (a cocinar, jardinería, costura, a hacer álbumes de recortes), o inscríbanse a una clase de algo que los dos quieran aprender. Ayude a su amigo/a a encontrar un grupo social agradable; ofrezca unirse también. Manejen juntos a un lugar panorámico que pueda alentar la conversación. Disminuya su soledad. Invite a la persona doliente a su hogar para cenar, con un juego de mesa o película para después. Sugiera que se quede a dormir. Invite a su amigo/a a hacer ejercicio con usted: caminar, andar en bicicleta, nadar, excursionismo, jardinería, o yoga. Aliente a que haga algo atrevido, loco y libre: irse en una balsa en el río, vuelo con ala delta, escalar rocas, parapente, o paracaidismo. Con cuidado aliente a la persona a empezar a socializar, desarrollando una manera nueva de ser con otra gente. Ayude a establecer “redes de seguridad”, tales como limitar la duración de la visita o hacer arreglos para una retirada fácil. . 11 . HOSPICE OF THE VALLEY Honre la identidad antigua de su amigo/a (como cónyuge, padre de familia, hermano/a, o hijo/a), y note la nueva identidad que emerge. Reconozca y comente acerca de los cambios positivos que observa. Reconozca la importancia de esta persona y cuánto significa para usted su amistad. Ayude al doliente a recuperar el sentido de control entendiendo y normalizando lo que pasa en el duelo Encuentre un libro acerca del duelo (revise en la biblioteca, librerías locales o en línea, Editoriales para el Compañero, Libros de Compasión o Corporaciones Centristas); considere diarios, libros de trabajo, poesía. Dé una suscripción de regalo de una revista de curación (Boletín del Duelo y Viviendo con la Pérdida) u otra publicación periódica que crea que su amigo/a disfrutaría. Ayude a la persona doliente a encontrar sitios en la red para el duelo, tales como GriefHealing.com. Busque talleres de duelo, pérdida y pesar que estén abiertos al público y patrocinados por Hospice of the Valley, the Compassionate Friends, AARP, morgues, iglesias y otras organizaciones comunitarias. Sugiera a su amigo/a que puede estar interesado/a en unirse a un grupo de apoyo— pero no insista o presione. Aliente a su amigo/a a unirse a los Grupos de Discusión de Curación del Duelo de Hospice of the Valley, en www.hovforum.ipbhost.com. Ayude al doliente a crear un lazo espiritual con la persona querida que falleció el cuál define que la persona se ha ido pero aún está disponible Aliente el recuerdo activo y conmemoración de la persona que falleció. Acepte como normal y saludable los esfuerzos de su amigo/a de seguir conectado/a—e incluso para comunicarse con—la persona que falleció. Utilice el nombre de la persona que falleció; esto ayuda a recordar la presencia de la persona que falleció y confirma que la persona no ha sido y no será olvidada. Comparta sus memorias de la persona querida que falleció. Planee una ceremonia de recuerdo (encienda una vela, comparta memorias) o haga un libro de memorias (pídale a sus amistades que escriban notas, que compartan fotos); haga una colcha con la ropa de la persona. Dé un árbol como regalo, u organice plantar un árbol, y deje que su amigo/a escoja el lugar. Encuentre maneras de mencionar el nombre de la persona querida en rituales familiares, conversaciones con la familia y amistades, servicios religiosos, conmemoraciones y donativos a organizaciones de beneficencia. Ayude al doliente a mantener la esperanza viva, creyendo que puede vencer el sufrimiento Sea sensible con la sincronización de tales garantías: evite ofrecer mucho muy temprano, o muy poco demasiado tarde. . 12 . AY U D A N D O A OT RO S E N D U E L O Transmita su propia actitud optimista hacia la vida y el amor. Comparta algunas experiencias personales que irradien esperanza, ofreciendo lo que sea apropiado para su amigo/a y que ha sido verdadero para usted. Recuérdele a su amigo/a ejemplos pasados de perseverancia y fortaleza. Dé retroalimentación específica acerca de cómo ve a su amigo/a que progresa ahora. Ofrezca ánimo con tarjetas inspiradoras y otros mensajes escritos. Comparta libros, cintas, discos compactos, videos y DVSs inspiradores. Encuentre y comparta artículos que se apliquen a la situación individual de su amigo/a. Ofrezca mantener la esperanza de su amigo/a, con gusto y amor, hasta que la persona esté lista un día para mantenerla de nuevo. Únase al doliente en la búsqueda del significado ¿Hay que encontrar un significado en ésta pérdida? Mientras que su amigo/a continúa por el viaje del duelo, usted puede ayudarle a descubrir cualquier lección que se haya aprendido o a identificar lo que se puede aprender de esta experiencia. Juntos pueden hablar sobre algunas preguntas que pudiesen dar cierta claridad de lo que ha sucedido: ¿Se puede encontrar significado en esta pérdida? Mientras su amigo/a continúa en el viaje del duelo, usted puede ayudarle a descubrir cualquier lección que ha aprendido o a identificar lo que se puede aprender de esta experiencia. Juntos pueden hablar de algunas preguntas que pueden clarificar un poco lo sucedido: ¿Qué descubrimientos personales está haciendo su amigo/a? ¿Qué cualidades personales se fortalecieron como resultado de esta experiencia? ¿Qué fortalezas se pueden identificar que antes no eran aparentes? ¿En qué se está convirtiendo la persona que su amigo/a solía ser? ¿Quién es su amigo/a ahora? ¿Qué era importante en la vida de su amigo/a antes de esta pérdida, comparado con lo que es importante ahora? ¿Cómo ha impactado esta experiencia los valores y creencias espirituales de su amigo/a? ¿Ve su amigo/a el mundo de una manera diferente ahora? ¿Qué otras “preguntas importantes” acerca de la vida y del amor y de la pérdida se le ocurre considerar? “Dé palabras de pesar; el duelo que no habla susurra en el corazón tenso y se rompe.” —William Shakespeare, en Macbeth, Acto IV, Escena III . 13 . HOSPICE OF THE VALLEY “El duelo de dos corazones teje lazos más estrechos, lo que la felicidad nunca podrá hacer; y los sufrimientos comunes forman lazos mucho más fuertes que las alegrías comunes.” —Alphonse de Lamartine Mitos/ideas falsas comunes acerca del duelo Cuando alguien fallece, el duelo sólo lo sienten los miembros de la familia y los amigos cercanos de la persona que falleció. En realidad, el duelo lo siente cualquiera con un apego emocional a la persona que falleció, ya sea que conozcamos bien a la persona o no. Por ejemplo, podemos llorar la pérdida de figuras públicas que respetamos y admiramos, aunque nunca los hemos conocido personalmente. El duelo es lo que sentimos sólo cuando un ser querido fallece. El duelo es una respuesta normal a la experiencia de pérdida de cualquier tipo, incluyendo pérdidas inusuales y secundarias. Con frecuencia ese duelo pasa sin ser reconocido y admitido. Los ejemplos incluyen pérdidas de separación, como la pérdida de una mascota querida, y pérdidas provenientes de transiciones importantes de la vida, como graduaciones, mudanzas, matrimonios o divorcios, pérdidas del trabajo, encarcelaciones, discapacidades, o alteraciones en la condición de la salud. El duelo es una respuesta emocional hacia la pérdida. De hecho, el duelo nos puede afectar en cada dimensión de nuestro ser: físicamente, emocionalmente, cognitivamente, conductualmente, socialmente y espiritualmente. . 14 . AY U D A N D O A OT RO S E N D U E L O El duelo y el luto son lo mismo. El duelo es la respuesta privada, interior de un individuo hacia la pérdida. El luto es la expresión externa del duelo, la respuesta social que se comparte abiertamente con otros. Todos sienten el luto, pero no todos sienten el duelo. El duelo ocurre en etapas ordenadas y predecibles. El duelo to es altamente individualizado, según la personalidad y experiencias únicas de la vida de una persona, así como la naturaleza de la relación con la persona que falleció, cómo sucedió la muerte, el sistema de apoyo disponible para el doliente, las experiencias pasadas del individuo con la pérdida, y los antecedentes religiosos y culturales de la persona. Las lágrimas son una señal de debilidad. De hecho, llorar la muerte de un ser querido cercano es una respuesta humana normal que es universal y que ocurre en culturas a través de todo el mundo. Los estudios muestran que las lágrimas contienen químicos tóxicos creados por la respuesta al estrés, y llorar es una manera natural y saludable de liberar esas toxinas y la tensión asociada con ellas. Son útiles los medicamentos para aliviar el dolor, la ansiedad y depresión asociadas con el duelo. Mientras que en algunos casos se pueden recetar medicamentos, lo que eventualmente lleva a la curación es enfrentarse al duelo, acercarse al dolor y expresar abiertamente lo que se siente por dentro. Los síntomas normales del duelo también funcionan como señales para el resto de nosotros de que el doliente tiene necesidad de nuestro apoyo. Eventualmente la mayoría de las personas se recuperan del duelo y regresan a la normalidad. El duelo no es una enfermedad de la que una persona se recupera; mas bien, es un proceso de transformación gradual. Cuando un ser querido fallece, una parte del doliente muere también. Cada aspecto de la vida es diferente y cambia para siempre, y un “normal nuevo yo” debe ser encontrado, a medida que la persona aprende a integrar la pérdida y vivir en un mundo completamente nuevo sin la presencia física de la persona que ha fallecido. Con tiempo, el doliente aprende a contener la pérdida y cambia para siempre gracias a ella—y con frecuencia se cura y crece por la pérdida para vivir una vida más profunda y con más significado. El tiempo cura todas las heridas, y eventualmente termina el duelo. El duelo es una respuesta de adaptación que no está delimitado por el tiempo. En realidad nunca termina; no “superamos” el duelo. Es algo con lo que aprendemos a vivir con el tiempo, a medida que nos adaptamos a la ausencia física de la persona que ha fallecido. El duelo se atenúa y aparece con menos frecuencia con el paso del tiempo, pero nos puede visitar de nuevo en cualquier momento y con una intensidad variable, cada vez que nos acordamos de la pérdida. Aquellos que están de luto abiertamente son débiles en su fe. El duelo con frecuencia trae una crisis de fe, porque una pérdida importante reta todas las creencias básicas de una persona acerca de la naturaleza y justicia del universo, la existencia de un poder divino, o incluso la misma naturaleza de Dios. No podemos competir con este proceso; sólo podemos esperar con amor incondicional, paciencia y compasión a medida que la persona encuentra su propio camino y lamenta de la manera que más le conviene. . 15 . HOSPICE OF THE VALLEY El primer año del duelo es el más difícil y es cuando se necesita más apoyo. Para algunos, el segundo año es inclusive más difícil que el primero, porque la barrera protectora de la aturdición ha desaparecido y ahora, las pérdidas secundarias son más aparentes. La realidad es que el doliente necesita de nuestra compasión y nuestro apoyo continuo. La meta del duelo es dejar ir a la persona que falleció y continuar viviendo. Los lazos de amor nunca se rompen con la muerte, y si las memorias y legados queridos se cuidan y abrigan intencionalmente, es normal y saludable que una relación cercana con la persona que falleció continúe y perdure a través de la vida de la persona. Una lista de lo que no hay que hacer Sea consciente de lo que no es útil para la persona en duelo. No: Espere que las personas lamenten o sanen en ciertas maneras o dentro de cierto tiempo. Evite deliberadamente el tema de la muerte, cambie el tema, o actúe como si nada ha sucedido. Hable de sus propias pérdidas, especialmente al principio; esto cambia la atención a usted. Utilice palabras de criterio como “debe” y “no debe.” Empiece una oración con las palabras “por lo menos…” Ofrezca consejos no solicitados. Compare una pérdida con otra, u ofrezca juicios de qué pérdida fue peor. Lo tome personalmente si su amigo/a rechaza sus invitaciones. Intente de nuevo otro día, y dese cuenta de que el duelo requiere de quedarse a solas a veces. La persona doliente necesita tiempo para verse por dentro, para reflexionar en el significado más profundo de la vida y de la muerte. Trate de cambiar lo que su amigo/a piensa o siente. Hable a la persona en tono y de manera condescendiente, como si usted es el/la experto/a. Trate de llenar cada momento con conversación. Siéntase cómodo con el silencio. Ignore señales de alerta del comportamiento autodestructivo: alcohol, drogas, depresión o suicidio. Confronte a la persona directamente, u organice una intervención con la familia y amistades. Espere a que su amigo/a doliente inicie el contacto (es decir, llamar, escribir o visitar). Espere hasta mañana o haga promesas que usted no puede mantener (o no mantendrá). Continúe hasta el final con lo que usted haya planeado o prometido. Espere a que le pidan las cosas; esto coloca una carga en la persona doliente. Espere la gratitud por sus esfuerzos. Una persona en duelo está enfocada hacia adentro y está auto absorbida, con poco espacio para la gratitud. Si usted ofrece ayuda, asegúrese de que es deseada, y no se sienta herido/a ni rechazado/a si no la aceptan. Presione o espere que la persona doliente revise y distribuya las cosas de su ser querido. . 16 . AY U D A N D O A OT RO S E N D U E L O Quite la autonomía de la persona doliente haciendo demasiado o haciendo decisiones importantes que le corresponden por legítimo derecho a su amigo/a. Espere que la persona doliente empiece a entrar a la vida social sino hasta cuando la persona lo considere apropiado. Trate de rescatar a la persona de cualquier arrepentimiento. Se necesita tiempo para solucionar tales cosas, hasta que la habilidad de autoperdonarse sea posible. Force comida en alguien que no está interesado/a en comer. Espere que la persona doliente se “recupere” dentro de semanas, meses o aún años. Trate de hacer todo usted mismo, o tratar de arreglarlo todo. Las palabras que debe evitar Estas frases excesivamente sencillas y vacías minimizan los sentimientos de la persona doliente, disminuyen la importancia de la persona que falleció y quita el derecho de la persona de lamentar la pérdida: Dé tiempo. Esto es una bendición. Manténgase ocupado/a. Ahora usted tiene un ángel en el cielo. Cuente sus bendiciones. El tiempo cura todas las heridas. Debe ser fuerte ahora. Sé exactamente cómo se siente usted. Por lo menos ella no sufrió/él ya no siente dolor. Usted es joven; puede tener más hijos o se puede volver a casar. Ya es hora de dejar esto atrás, para seguir adelante y dejar ir. Esté agradecido/a de que tiene otro hijo/ otros hijos. Él vivió una vida buena y larga. Permítame saber si necesita algo, si puedo hacer algo. Trate de no pensar en esto, de no ofuscarse, de no hablar de ello. Usted no debe/no debería sentirse así. Esto le hará más fuerte. Estoy seguro que hizo todo lo que pudo. Esté agradecido de que la tuvo por el tiempo que estuvieron juntos. Si pierde un animal preciado: Era solamente un perro/gato/pájaro. Él no quisiera que usted esté tan triste. No debe angustiarse así por un animal. La vida es para vivir. ¡Usted no reaccionó de esta manera cuando su pariente/amistad/vecino murió! Fue la voluntad de Dios. Todo sucede por una razón. Ya se le pasará con el tiempo. Dios nunca da más de lo que se puede soportar. Usted siempre puede conseguir otra mascota. Ella está en un mejor lugar ahora. . 17 . HOSPICE OF THE VALLEY “A veces nuestra luz se apaga, pero es encendida otra vez en llama por un encuentro con otro ser humano. Cada uno de nosotros debemos el más profundo agradecimiento a los que han reavivado esta luz interior.” —Albert Schweitzer Palabras de consuelo Lo siento. Me importa. Te quiero. Usted es muy importante para mí. Quiero que sepa que pienso en usted. Estoy aquí para usted, y continuaré estando aquí para usted. Le deseo consuelo, y espero estar entre aquellos en los que usted encuentra consuelo en las semanas y meses venideros. Estoy orando por usted. Quiero ayudar. Estoy contento/a de que usted tiene ganas de hablar conmigo acerca de la muerte de __________’. Estoy aquí para usted y estoy listo/a para escuchar cada vez que quiera hablar. Quiero saber lo que sucedió. Platíqueme de ello. Sé por lo que pasé cuando mi __________ se moría y es muy doloroso. ¿Cómo es esta experiencia para usted? . 18 . AY U D A N D O A OT RO S E N D U E L O Entiendo su necesidad de llorar, y lo acepto estoy bien con eso. Usted puede llorar en mi presencia todo el tiempo que necesite llorar. Está bien sentirse de la manera en que se siente. Por supuesto que usted está enojado/a. Yo también me sentiría de la misma manera. Está bien permitirse llorar. Quiero que sepa que quise y extraño a __________, pero sé que no se compara con lo que usted siente. Dígame cómo es para usted. Quisiera seguir en contacto con usted; aquí está mi número telefónico y/o mi dirección del correo electrónico. Entiendo y respeto su necesidad de privacidad mientras sufre profundamente. Dígame por favor si necesita estar a solas. Si me necesita, estoy listo para recibir su llamada telefónica en cualquier momento, de día o de noche. Quisiera traerle una comida para usted y su familia. ¿Está bien si la llevo el lunes o martes? Quisiera ayudarle con su trabajo del jardín. ¿Puedo venir un día del próximo fin de semana? Con gusto llevaría a sus hijos al parque este sábado en la mañana. Quisiera pasar una tarde en su casa para que usted pueda descansar de sus responsabilidades del cuidado por un ratito. ¿Cuándo es conveniente? Sé que _________ falleció hace seis meses el día de hoy, y estoy pensando en usted. ¿Cómo está sobreviviendo usted? ¿Cómo ha cambiado la vida para usted desde que _________ falleció? ¿Qué extraña más? ¿Cuándo es peor para usted? ¿Qué hace cuando está triste? ¿Qué le ayuda durante un tiempo tan difícil? ¿Qué memorias son las más especiales? ¿Más difíciles? ¿Qué regalo del corazón de esta persona guardaría para siempre? ¿Qué fechas serán más significativas para usted este año? ¿Cuáles serían los próximos pasos para usted ahora? ¿Con qué creencias o temores está luchando usted? Creo que un día usted verá la luz del día otra vez. Puede ser que en este momento usted haya perdido su esperanza, pero yo la sostendré por usted hasta que esté listo/a otra vez. . 19 . 1510 E. Flower St. Phoenix, AZ 85014.5656 602.530.6900 Fax 530.6901 hov.org BV 1805 | 12.08