Discurso de presidente Sergio Campagnoli: Cabo Corrientes es un punto tan emblemático y significativo que desde su nacimiento comenzó a escribir su propia historia para esta república y para Mar del Plata en particular como un índice geográfico que señala el futuro a los argentinos. Con paciencia de piedras eternas, como esperando que despertemos al verdadero desafío de nación marítima, integrada pero jamás entregada al resto del mundo, así se proyecta majestuoso siendo el punto de la culminación terrestre de unos de los accidentes geográficos más importantes de la región el sistema de Tandilia… …imaginemos las intrigas de aquellos primeros marinos que con distintas ambiciones hace casi 500 años, se aventuraron sobre estas mismas costas, Fernando de Magallanes, y Juan Sebastián el Cano, que en sus registros describieron como era el “Cabo de las dos Corrientes”, la mirada calculadora del corsario Francis Drake que de su catalejo contemplo los lobos sobre estas rocas… …. la impresión de Don Juan de Garay que había partido de la Ciudad Trinidad – hoy puerto de Buenos Aires – en misión de reconocimiento de los campos del sur, definiendo a todo nuestro sector costero como “Las muy Costas Galanas’, por la posibilidad de que las carretas llegaran hasta el mar… … La “Compañía de Jesús” que a parir de 1739 envió varios sacerdotes con la misión de evangelizar a los aborígenes desde las pampas de buenos aires hacia la Patagonia. Recordando la labor de los padres jesuitas José Cardiel, Matías Strobel, Tomás Faulkner, nombres tan familiares para nosotros, que con nada más que la voluntad y su profunda fe contemplaron desde este lugar la inmensidad de un territorio totalmente virgen… Frente a él, en titánica y eterna lucha, la corriente fría proveniente de nuestras Malvinas pugna por doblegar a la corriente cálida proveniente del Brasil. Coincidencia simple que proviene de la pura lógica de la oceanografía física, pero con ojos de historia, homenaje eterno del propio Mar Argentino a la epopeya browniana de nuestra Independencia. En el año de 1826 llegarían a nuestra patria sombrías nubes de guerra. El Imperio del Brasil, con una poderosa flota de 80 navíos, penetraba en el Río de la Plata y bloqueaba a la ciudad de Buenos Aires. Pretendía extender sus dominios sobre la Banda Oriental Para aliviar el asedio de la escuadra brasilera sobre Buenos Aires, el gobierno compró tres corbetas a Chile, que fueron bautizadas con los nombres de Buenos Aires, Chacabuco y Montevideo para reforzar la naciente armada nacional. Aquellas naves fueron despachadas a través del estrecho de Magallanes hacia un punto de encuentro. De haber acompañado al general San Martín en la campaña libertaria de Chile y Perú y de las brillantes acciones corsarias subsecuentes. Nuestro primer presidente constitucional, Bernardino Rivadavia, volvía a confiar la libertad y la independencia de nuestra patria al almirante Guillermo Brown Para recibirlas el almirante Brown llegó a las costas del Tuyú viajando en carruaje por rústicos parajes, de posta en posta hasta el acantonamiento Kakel, en la frontera contra el aborigen Allí le dieron 40 hombres al mando del coronel Sayos. Atravesó la Laguna del Maestro, de Sáenz Valiente y estableció su residencia en el paraje que hoy conocemos como Estancia Macedo A la altura del sitio donde hoy se encuentra Villa Gesell, un grupo de hombres de color salieron en una embarcación para encender una enorme fogata en el Cabo Corrientes a fin de guiar la ruta de aquellas naves. Después de una larga espera sobre las piedras del Cabo Corrientes y al no tener más noticias de este grupo, Brown regresa a Buenos Aires dejando en su lugar, al teniente coronel Sayos y al piloto Michel. De aquel esperado refuerzo de naves solo la ‘Chacabuco’ llego al encuentro. La ‘Buenos Aires’ naufragó en el Cabo de Hornos y la ‘Montevideo’ regresó a poco de su partida, con severas averías Días después en buenos aires el Almirante Brown recibe la noticia de la llegada de la ‘Chacabuco’ a nuestras costas, se embarca en la Fragata ‘Sarandí’ poniendo nuevamente rumbo al Cabo Corrientes. La ‘Sarandí’ y la ‘Chacabuco’ se reunieron en estas aguas, la nueva situación no desanimaría a Guillermo Brown, y antes de abandonar el fondeadero el almirante hizo entrega a Sayos de una nota fechada el 30 de octubre de 1826, dirigida al ministro General Alvear, cuyo texto es el siguiente: “en este momento, siendo las 12 del día, acabo de incorporarme a la corbeta Chacabuco; remito a tierra 10 soldados que hay en ésta de la guardia de Kakel y hago venir a bordo la guardia que hay en tierra e inmediatamente me dirijo sobre la costa del Brasil, conforme a las instrucciones de V.E., al bergantín REPUBLICA y barca CONGRESO los perdimos de vista 10,30 de la noche de mi salida de Buenos Aires y no los he vuelto a ver. Me es imposible designar el punto de mi crucero, pues he de operar según lo exijan las circunstancias. Dios guarde a V.E. muchos años. Frente al Cabo Corrientes en vela. Octubre 30 de 1826. - W. Brown.” Aún no nacida, en el brillante amanecer de nuestra historia, el Sol iluminaba a Mar del Plata. Debía nacer como hija dilecta del propio Mar Argentino. Faro, custodia y guía de los intereses argentinos en el mar. Así se inició desde las costas del “Cabo de las Dos Corrientes” otro de los grandes capítulos de nuestra historia naval Señoras y señores Como presidente de la filial mar del plata del instituto browniano, con el apoyo de la municipalidad del partido de general Pueyrredón y del consorcio Varese damos por reinaugurado este monolito que recordara a las nuevas generaciones el paso del Almirante Brown por Cabo Corrientes desde cuya cúspide quizá pueda divisarse, recostadas en el horizonte las gallardas siluetas de la Sarandí y la ‘Chacabuco’, recortando la inmensidad del mar, rumbo a su encuentro histórico, flameando al tope de sus mástiles la bandera azul y blanca y la insignia del ‘Almirante’ heroico, rendimos nuestro homenaje, al héroe naval más grande de los argentinos. MUCHAS GRACIAS