Novedades Laborales Agosto 2015

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Vicepresidencia de Asuntos Jurídicos
Agosto 2015
aechavarria@andi.com.co
NOVEDADES DE DERECHO LABORAL
Presentamos, a continuación, algunas novedades en materia laboral que
consideramos de su interés:
Obligados al pago de las incapacidades laborales superiores a 180
días que no dan lugar a pensión de invalidez: la Corte Constitucional,
mediante la sentencia T-156 de 2015, reiteró que cuando la incapacidad laboral es
superior a 180 días y no da lugar a pensión de invalidez, su pago corresponde a los
fondos de pensiones o a las administradoras de riesgos laborales, dependiendo del
origen de la enfermedad.
En este sentido, la Corte indica que los fondos de pensiones deberán enviar el caso
para que sea calificado por la Junta de Invalidez, actuación para la que tendrá
máximo 360 días, con la finalidad de determinar la pérdida de la capacidad laboral y
asumir el pago de las incapacidades causadas.
Para la realización de ese trámite se requiere un concepto de rehabilitación que debe
realizarlo la EPS a la que se encuentra afiliado el trabajador, antes de cumplirse el
día 120 de incapacidad temporal, para remitirlo al Fondo de Pensiones antes del día
150.
Caso en el que el reconocimiento de la indemnización sustitutiva no
impide la reclamación judicial de pensión de vejez: la Sala de Casación
Laboral de la Corte Suprema de Justicia, mediante sentencia con radicado número
56331 de agosto 12 de 2014, reitera que el reconocimiento de la indemnización
sustitutiva de vejez no impide la reclamación judicial de la pensión de vejez cuando
el derecho pensional se había consolidado en fecha anterior a la solicitud pensional,
por lo siguiente:
a.
La indemnización sustitutiva es una prestación subsidiaria o residual
respecto de la pensión de vejez.
b.
Cuando el trabajador cumple con los requisitos mínimos para acceder a
la pensión de vejez, ya tiene un derecho adquirido.
c.
El error de la administradora de pensiones que niega el derecho
pensional a pesar de que el peticionario cumple con los requisitos
mínimos, no puede generar beneficio alguno en su favor.
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En este sentido, la Corte señala lo siguiente:
“… el hecho de que el Instituto demandado le hubiera reconocido y pagado
equivocadamente a la demandante la indemnización sustitutiva de la
pensión de vejez no tiene incidencia alguna en frente de la constitución del
derecho pensional con anterioridad a ese momento, dado que la pérdida de
eficacia de las cotizaciones por vía del reconocimiento de esta clase de
prerrogativas se produce siempre y cuando no se tenga el de la pensión,
que es un derecho principal, pues, aparte de que éste ipso facto al
cumplimiento de sus exigencias tendrá la connotación de derecho
adquirido, lo cierto es que el error del administrador del sistema de riesgos
no puede ser fuente de derecho alguno a su favor como para sustraerse al
reconocimiento de la prestación y, obviamente, en modo alguno en
desmedro del derecho pensional del cotizante o trabajador”.
Las sentencias de única instancia deberán ser consultadas ante el
superior funcional cuando sean totalmente adversas a las
pretensiones del trabajador: el inciso segundo del artículo 69 del Código
General del Proceso dispone que las sentencias de primera instancia, cuando son
totalmente adversas a las pretensiones del trabajador, afiliado o beneficiario deben
ser necesariamente consultadas con el respectivo Tribunal si no son apeladas.
Esta disposición fue impugnada ante la Corte Constitucional, porque, en opinión del
demandante, presenta un trato legal diferenciado y no justificado hacia los derechos
de los trabajadores, y establece una disminución de las garantías propias de toda
relación de trabajo para con los derechos mínimos e irrenunciables de inferior
cuantía que se tramitan en única instancia.
En sentencia C-424 de 2015, la Corte Constitucional declaró exequible la expresión
“las sentencia de primera instancia”, entendiéndose que también serán consultadas
ante el correspondiente superior funcional, las sentencias de única instancia cuando
fueren totalmente adversas a las pretensiones del trabajador, afiliado o beneficiario.
Los motivos de esta decisión son:
“Después de realizar un juicio estricto de igualdad, al Corte Constitucional
constató que: (i) el artículo 69 del Código Procesal del Trabajo establece
un trato normativo divergente entre iguales: los sujetos que se comparan
pertenecen a la misma categoría, esto es, son trabajadores sometidos a la
jurisdicción ordinaria laboral y sobre uno de ellos –pretensiones de mínima
cuantía- puede predicarse un trato legal diferenciado, en cuanto las
sentencias que les son desfavorables no son objeto de consulta. (ii) La
exclusión de este grupo de trabajadores -con pretensiones de mínima
cuantía- del grado de consulta de las sentencias que le sean totalmente
desfavorables debe ser ponderada frente al conjunto de derechos de los
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trabajadores constitucionalmente garantizados (arts. 48 y 53 C.Po.). (iii) La
finalidad de la medida es legítima e importante, puesto que busca promover
la descongestión de la jurisdicción ordinaria, en sus salas laborales del
Tribunal mediante la restricción del grado de consulta para las sentencias
totalmente adversas al trabajador proferidas en primera instancia. (iv) El
medio es efectivamente conducente ya que impide que a los tribunales
lleguen las sentencias proferidas por los jueces laborales en única
instancia, los municipales de pequeñas causas y de competencia múltiple y
donde no hay juez laboral del circuito. (v) No obstante, dicha limitación
representa un sacrificio desproporcionado de la parte más débil de la
relación, toda vez que están en juego la garantía de derechos mínimos e
irrenunciables, no susceptibles de tratos diferenciados, en razón del valor
pecuniario que representan.
“La Corte reafirmó el carácter esencialmente tuitivo del régimen laboral,
tanto sustantivo como procesal, basado en el reconocimiento de la posición
de debilidad de la parte más vulnerable de la relación –el trabajador-, lo
que impone el deber constitucional de su protección especial. Advirtió, que
por tratarse de los derechos mínimos e irrenunciables del trabajador, la
protección constitucional es extrema, en tanto de ellos pueden depender el
aseguramiento del mínimo vital del trabajador y de su familia y los derechos
a la seguridad social (arts. 48 y 53 C.Po.). Esta protección especial al
trabajador no admite que por razón de la cuantía de sus reclamaciones en
el marco del juicio laboral, se les prive de una garantía adicional de
reconocimiento judicial de tales derechos, en perjuicio del trabajador de
menores ingresos que reclama derechos de bajo monto que se reflejan en
pretensiones de cuantía inferior”.
Los pactos colectivos no pueden ser utilizados para discriminar a
los trabajadores sindicalizados y debilitar la organización: mediante
sentencia T–069 de 2015, la Corte Constitucional reitera que se afecta el derecho a
la igualdad, cuando el pacto colectivo contiene cláusulas que crean condiciones de
trabajo diferentes para los trabajadores no sindicalizados y no hay ninguna
circunstancia fáctica que justifique un tratamiento distinto.
Frente a los pactos colectivos la Corte indica lo siguiente:
“El empleador goza de libertad para celebrar con los trabajadores no
sindicalizados pactos colectivos, que pueden coexistir con convenciones
colectivas de trabajo. No obstante, esta regla general tiene su excepción en
el art. 70 de la ley 50 de 1990, que dice: ‘cuando el sindicato o sindicatos
agrupen más de la tercera parte de los trabajadores de una empresa, ésta
no podrá suscribir pactos colectivos o prorrogar los que tenga vigentes’".
Ese enunciado normativo reconoce la supremacía de la organización
sindical mayoritaria en relación con los trabajadores. Lo antepuesto con el
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fin de evitar que el empleador cree condiciones más favorables a una
minoría a través de los pactos colectivos”.
En este sentido, la Corte considera que hay vulneración a los derechos
fundamentales de asociación sindical e igualdad cuando se presenta un
reconocimiento de mayores beneficios a los empleados no sindicalizados mediante
un pacto colectivo. Lo anterior lleva a la deserción de los miembros de una
organización de trabajadores para acceder a los beneficios. Por tanto, “la simple
desigualdad de prestaciones entre dichos sujetos quebranta la constitución y sus derechos
fundamentales”.
La Corte concluye que cuando esa diferencia de beneficios entre trabajadores no
sindicalizados y trabajadores sindicalizados promueve la deserción de los miembros
acogidos a la convención colectiva y pone a los trabajadores en el dilema de elegir
entre pacto colectivo o convención colectiva, se evidencia una actitud de mala fe por
parte del empleador y su intención de disminuir al sindicato.
Las incapacidades laborales no tienen el carácter de rentas
exentas: así lo manifiesta la DIAN en el oficio No. 000321 de 2015. En opinión de
la DIAN, únicamente las indemnizaciones por accidente o enfermedad de trabajo
tienen ese carácter de rentas exentas. En consecuencia, la DIAN revocó el Oficio
53358 del 3 de septiembre de 2014, el Oficio 012642 de diciembre de 2008 y el
Concepto 006728 de febrero de 1998.
Aquí conviene hace un poco de historia sobre las rentas de trabajo exentas, así: el
artículo 47, numeral 13, de la Ley 81 de 1960 establecía que las prestaciones
sociales eran rentas exentas.
Luego, el artículo 15 de la Ley 63 de 1967, dispuso que solo eran exentas las
siguientes rentas de trabajo, siempre que no excedieran los límites legales: a. las
indemnizaciones por accidentes de trabajo o enfermedad; b. las que impliquen
protección a la maternidad; c. los gastos de entierro del trabajador; d. el auxilio de
cesantía; e. la pensión de jubilación o invalidez; f. el seguro por muerte; g. la prima
de servicios de los trabajadores particulares y la de Navidad del sector público; h. las
vacaciones anuales; e i. el subsidio familiar.
Más adelante, el Decreto 1366 de 1967 excluyó de las rentas exentas el subsidio
familiar.
El artículo 72 del Decreto 2053 de 1974 también reguló la materia.
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Por su parte, el artículo 35 de la Ley 75 de 1986 ya no habla de los pagos que
impliquen protección a la maternidad, sino de las indemnizaciones que impliquen
protección a la maternidad.
Es decir, el término “las indemnizaciones por accidentes de trabajo o enfermedad”,
como renta exenta, viene desde la Ley 63 de 1967; y el término “las indemnizaciones
que impliquen protección a la maternidad”, vienes desde la Ley 75 de 1986.
Esperamos que esta información les sea de utilidad.
Cordial saludo,
ALBERTO ECHAVARRÍA SALDARRIAGA
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