DISTRIBUCIÓN DE LA RENTA Y CRECIMIENTO ECONÓMICO EN ESPAÑA (1985-1995) Salvador Pérez Moreno - sperez@uma.es Juan José Aranda González Universidad de Málaga Reservados todos los derechos. Este documento ha sido extraído del CD Rom “Anales de Economía Aplicada. XIV Reunión ASEPELT -España. Oviedo, 22 y 23 de Junio de 2000”. ISBN: 84-699-2357-9 SALVADOR PÉREZ MORENO JUAN JOSÉ ARANDA GONZÁLEZ DEPARTAMENTO DE ECONOMÍA APLICADA (POLÍTICA ECONÓMICA) UNIVERSIDAD DE MÁLAGA DISTRIBUCIÓN DE LA RENTA Y CRECIMIENTO ECONÓMICO EN ESPAÑA (1985-1995)1 Palabras claves: crecimiento económico, distribución de la renta, pobreza, empleo La relación entre distribución de la renta y crecimiento económico ha sido estudiada por numerosos economistas a lo largo de la historia empleando perspectivas muy diversas. En la mayoría de los casos, los múltiples análisis empíricos que se han realizado han utilizado datos de corte transversal, dada la dificultad para encontrar una serie temporal de indicadores de la distribución de la renta. En este trabajo, nos proponemos el estudio de dicha relación en España empleando la información estadística que proporciona las Encuestas de Presupuestos Familiares desde 1985 para la distribución de la renta. Asimismo, nos detenemos a analizar la incidencia de la intervención del Estado sobre la distribución personal de la renta y el crecimiento económico, centrándonos en el estudio de la distribución primaria de la renta y la política fiscal redistributiva aplicada en España entre 1985 y 1995. 1 Este trabajo está vinculado al Proyecto de Investigación SEC 97/1469 de la Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología. 1. INTRODUCCIÓN Crecimiento económico, empleo y distribución de la renta son tres objetivos finales de política económica relacionados entre sí que han merecido la atención de legiones de economistas en nuestro país. La mayoría de los estudios empíricos acerca de las relaciones de la distribución de la renta con el crecimiento económico y el empleo han empleado datos de corte transversal relativos a las comunidades o provincias españolas en un momento del tiempo, dada la imposibilidad de contar con datos temporales de indicadores de la distribución de la renta. La aparición de la Encuesta Continua de Presupuestos Familiares en 1985 vino a paliar esta deficiencia, al suministrar información trimestral sobre las características relativas a las condiciones de vida de los hogares. Aunque la metodología aplicada hasta el segundo trimestre de 1997 ha sido acusada de serios problemas de representatividad, es la única fuente de información sistemática que disponemos sobre los ingresos de los hogares españoles. A partir de la información que proporciona la ECPF nos disponemos a estudiar la evolución y relación de la distribución de la renta y el crecimiento económico en el decenio que abarca desde 1985 hasta 1995, además de analizar la incidencia de la intervención estatal sobre la distribución de la renta y el crecimiento económico. Se trata de un período marcado por una etapa expansiva y otra contractiva en el que asistimos a una serie de acontecimientos de gran trascendencia económica para España como la adhesión a la Comunidad Económica Europea, el desarrollo del denominado Estado del Bienestar o las diversas reformas del mercado del trabajo. 2. RELACIÓN ENTRE DISTRIBUCIÓN PERSONAL DE LA RENTA Y CRECIMIENTO ECONÓMICO Para contemplar la evolución de la distribución personal de la renta podemos recurrir a una batería de índices con variadas propiedades normativas. En nuestro caso, vamos a considerar un indicador de desigualdad como es el índice de Gini que, pese a poseer algunas limitaciones, es el más usado en la literatura. Asimismo, tendremos en cuenta el indicador básico de pobreza como medida del nivel de pobreza relativa, indicando la proporción de hogares con ingresos inferiores al umbral de la pobreza, esto es, la mitad de los ingresos medios por hogar. Así, en aras a analizar la evolución y relación de la distribución de la renta con el crecimiento económico, nos parece conveniente confrontar los valores de estos indicadores estimados por Imedio, Parrado y Sarrión (1997) con las tasas de variación interanuales del producto interior bruto. En este sentido, en las figuras 1 y 2 recogen la evolución seguida por el crecimiento económico y la distribución personal de la renta en este periodo, considerando el índice de Gini y el indicador básico de pobreza debidamente normalizado, así como las series de medias móviles centradas de estos indicadores dada la acusada estacionalidad que presentan. -0,50 0,00% -1,00 -1,00% -1,50 -2,00% -2,00 -3,00% Fuente: Cuadro 1 del Anexo y elaboración propia Tasas de crecimiento económico 1995.4 1995.3 1995.2 1995.1 1994.4 1994.3 1994.2 1994.1 1993.4 1993.3 1993.2 1993.1 1992.4 1992.3 1992.2 1992.1 1991.4 1991.3 1991.2 1991.1 1990.4 1990.3 1990.2 1990.1 1989.4 1989.3 1989.2 1989.1 1988.4 1988.3 1,00% 1988.2 0,00 1988.1 2,00% 1987.4 0,50 1987.3 3,00% 1987.2 1,00 1987.1 4,00% 1986.4 1,50 1986.3 5,00% 1986.2 2,00 1986.1 6,00% 1985.4 2,50 1985.3 7,00% 1985.2 3,00 1985.1 Índice de Gini normalizado FIGURA 1 Índice de Gini - Crecimiento económico Gini MMC Gini Crecimiento FIGURA 2 Indicador básico de pobreza (H50) - Crecimiento económico 3,00 7,00% 6,00% 2,00 5,00% 1995.4 1995.3 1995.2 1995.1 1994.4 1994.3 1994.2 1994.1 1993.4 1993.3 1993.2 1993.1 1992.4 1992.3 1992.2 1992.1 1991.4 1991.3 1991.2 1991.1 1990.4 1990.3 1990.2 1990.1 1989.4 1989.3 1989.2 1989.1 1988.4 1988.3 1988.2 1988.1 1987.4 1987.3 1987.2 1987.1 1986.4 1986.3 1986.2 1986.1 1985.4 1985.3 1985.2 0,00 1985.1 H50 3,00% 2,00% 1,00% -1,00 Tasas de crecimiento económico 4,00% 1,00 H50 MMC H50 Crecimiento 0,00% -1,00% -2,00 -2,00% -3,00 -3,00% Fuente: Cuadro 1 del Anexo y elaboración propia En primer lugar, cabe distinguir dos grandes etapas diferenciadas atendiendo al crecimiento económico. La primera, en la que la economía española experimentó un fuerte crecimiento, abarca desde 1985 hasta 1991, si bien a partir de 1988 se produce un descenso paulatino en las tasas de crecimiento. Esta bonanza económica estaba motivada, entre otras cosas, por la favorable coyuntura internacional, las perspectivas que se generaron a partir de la incorporación efectiva a la CEE y los efectos que empezaron a surtir las medidas de ajuste interno llevadas a cabo durante los años 1983 y 1984. La segunda, de menor progreso económico, desde 1992 hasta 1995, caracterizada por la dramática crisis del bienio 1992-1993 y por el inicio, desde el segundo trimestre de 1994, de una lenta recuperación económica. Estas profundas oscilaciones ponen de manifiesto la debilidad de las bases productivas de la economía española (ver García Lizana y Rodríguez de Medina, 1997), cohabitando cotas de crecimiento superiores al 6% en 1987 con tasas negativas de variaciones de la producción en 1992 y 1993. En cuanto a la distribución de la renta, el rango de variación del índice de Gini y del indicador básico de pobreza es el intervalo [0,3983 , 0,4231] y [0,1648 , 0, 2254], respectivamente. En estas representaciones se observa un ligero decrecimiento del índice de Gini y una tendencia claramente decreciente del indicador de pobreza a lo largo del período considerado, si bien existe un repunte en el bienio 1992-1993 coincidiendo con tasas de crecimiento cada vez más negativas. Mientras que la línea de tendencia del indicador de pobreza muestra una reducción sostenida en el tiempo, las variaciones del índice de Gini parecen más sensibles a los ciclos económicos, mostrando una cierta relación con las oscilaciones del crecimiento económico. En términos generales, cabe concluir que en aquellos períodos con importante crecimiento económico, la desigualdad disminuye. No obstante, este patrón de conducta no se mantiene durante todo el período. Así, en los años 1987 y 1988 se alcanzan tasas de crecimiento muy elevadas al mismo tiempo que empeora claramente la distribución personal de la renta. Por su parte, tras un repunte de la desigualdad durante 1992, ésta disminuye a partir del segundo trimestre de 1993, presentando las tasas de crecimiento valores muy bajos, incluso negativos. Por otra parte, si observamos la nube de puntos resultante de las variables PIB per capita e índice de Gini, se puede apreciar que existen dos conjuntos de puntos diferenciados. Por un lado, se encuentran los relativos al período 1985-1987 y, por otro, el resto de las observaciones. Sin duda, las fuertes tasas de crecimiento de 1987 ocasionaron un cierto desplazamiento ascendente de la nube de puntos, si bien en ambos casos la relación entre las variables es claramente negativa (ver Figura 3). FIGURA 3 Índice de Gini - Crecimiento económico 280.000 270.000 260.000 PIBpc 250.000 240.000 230.000 87,4 87,3 87,2 220.000 87,1 86,4 210.000 86,3 86,2 86,1 85,3 85,4 85,2 85,1 200.000 0,39500 0,40000 0,40500 0,41000 0,41500 0,42000 0,42500 0,43000 Gini Fuente: Cuadro 1 del Anexo y elaboración propia En definitiva, de estos datos parece desprenderse que la relación entre la distribución de la renta, medida a través del índice de Gini, y el PIB per capita es inversa para estos años, con las salvedades reseñadas. Sin embargo, al relacionar dicho indicador de desigualdad con las tasas de crecimiento del PIB, aunque existe una correlación negativa en términos generales, ciertas situaciones coyunturales nos impide concluir acerca de la existencia de una determinada relación más o menos constante entre el crecimiento económico y la equidad en la distribución de la renta durante todo el período analizado. 3. LA INCIDENCIA DE LA INTERVENCIÓN DEL ESTADO La distribución personal de la renta esta determinada por la remuneración de los factores productivos asignada en el mercado, así como por las transferencias e impuestos que el Estado adopta en aras a conseguir una mayor equidad en la distribución de la renta. Sin duda, en ambos casos la política económica aplicada es crucial para dilucidar la distribución primaria de la renta y su posterior redistribución. Por tanto, parece evidente que el análisis de las líneas generales de la política económica aplicada entre estas fechas puede ayudarnos a comprender la relación entre distribución de la renta y crecimiento económico que hemos descrito con anterioridad. Los principios rectores de la política seguida por el gobierno sostenían que el crecimiento económico y la generación de empleo debían basarse en la recuperación del excedente empresarial y en la mayor competitividad de las empresas españolas. Esto dio lugar a una permanente llamada a la contención salarial en un intento por controlar los costes laborales. De esta forma, el gobierno vinculaba la mejora de la distribución factorial de la renta con la creación de empleo y no con el crecimiento de los salarios. Las propias palabras del entonces presidente del gobierno Felipe González son muy elocuentes al respecto: “alguien me dirá que hago una política económica que sólo favorece a las empresas y yo le diré: tiene usted razón, queremos que las empresas vayan saneándose, vayan recuperando su excedente para que se llegue a ese punto de inflexión en que las empresas empiecen a generar empleo” (Estruch Majón, 1996, p. 71) Así las cosas, cabría pensar en la existencia de una cierta conexión entre la evolución del mercado laboral en términos de ocupación y la distribución personal de la renta, en la medida en que el gobierno consideraba la creación de empleo como medio para alcanzar una mejor distribución de la renta. En este sentido, parece oportuno analizar la relación entre la tasa de desempleo proporcionada por la EPA y el índice de Gini, dado que este indicador de la distribución de la renta parece mostrar más sensibilidad a las oscilaciones de los ciclos económicos que la tasa de pobreza. FIGURA 4 Índice de Gini - Tasa de desempleo 3,00 27,00% 2,50 25,00% 2,00 1,50 0,50 21,00% Tasa de paro 1,00 G (norm.) MMCGn Tasa paro 0,00 1995.4 1995.3 1995.2 1995.1 1994.4 1994.3 1994.2 1994.1 1993.4 1993.3 1993.2 1993.1 1992.4 1992.3 1992.2 1992.1 1991.4 1991.3 1991.2 1991.1 1990.4 1990.3 1990.2 1990.1 1989.4 1989.3 1989.2 1989.1 1988.4 1988.3 1988.2 1988.1 1987.4 1987.3 1987.2 1987.1 1986.4 1986.3 1986.2 1986.1 1985.4 1985.3 1985.2 1985.1 Índice de Gini normalizado 23,00% 19,00% -0,50 -1,00 17,00% -1,50 -2,00 15,00% Fuente: Cuadro 1 del Anexo y elaboración propia En la figura 4 se aprecia que la evolución de la tasa de desempleo se puede dividir en dos períodos claramente diferenciados, en consonancia con la evolución del crecimiento económico. El primero va desde 1985 hasta el primer semestre de 1991, en el que la tasa de paro muestra una tendencia descendente, pasando de un 21,71% hasta un 15,91%. El segundo, muestra una fuerte destrucción de empleo que alcanza su cenit en el primer trimestre de 1994 con una tasa de paro del 24,58%, a partir de cual empieza a descender lentamente. Como puede apreciarse, una primera ojeada de la figura nos permite afirmar que existe una escasa relación entre el índice de Gini y la tasa de paro, dado que la distribución de la renta muestra una tendencia claramente independiente de la evolución que sigue la tasa de desempleo. Estas divergencias pueden encontrar parte de explicación en el hecho de que la distribución de la renta hace referencia a los ingresos de los hogares y no a la situación de los individuos, como es el caso de la tasa de paro. Pero conviene analizar otros frentes importantes que explican asimismo estas diferencias y que nos puede permitir comprender la contribución de la distribución primaria de la renta y la política fiscal redistributiva a la evolución de la distribución personal de la renta entre 1985 y 1995. A este respecto, cabe reconocer que las diversas reformas del mercado laboral emprendidas durante estos años trajeron consigo mayor precariedad en el empleo para un creciente segmento de la población, lo cual desvaneció progresivamente el papel del empleo como garantía de ingresos dignos para ciertos colectivos. Así, de acuerdo con la Contabilidad Nacional, la masa salarial en porcentaje del PIB varió ligeramente en el período considerado mientras que el porcentaje de ocupados asalariados aumentó en más de cinco puntos porcentuales. De aquí se desprende que los trabajadores asalariados redujeron sus ingresos monetarios en términos medios en relación con los ocupados no asalariados durante esta década2. Por su parte, los ocupados no asalariados mantuvieron el peso del excedente bruto de explotación respecto al PIB (rentas del capital y mixtas) pese a pasar de representar el 31,31% del total de ocupados al 25,73% (ver Cuadro 1). CUADRO 1 Distribución funcional de la renta Remuneraciones Excedente bruto de salariales en explotación en porcentaje del PIB porcentaje del PIB 1985 46,55% 46,42% 1986 45,77% 45,51% 1987 45,83% 45,51% 1988 46,15% 45,67% 1989 46,41% 45,24% 1990 47,82% 44,03% 1991 48,78% 43,15% 1992 48,98% 42,34% 1993 49,32% 43,37% 1994 47,49% 44,74% 1995 46,50% 45,90% Fuente: Contabilidad Nacional, EPA y elaboración propia 2 Porcentaje de ocupados asalariados 68,69% 70,34% 70,13% 70,94% 72,44% 73,72% 74,33% 73,21% 73,37% 73,54% 74,26% Porcentaje de ocupados no asalariados 31,31% 29,66% 29,87% 29,12% 27,56% 26,28% 25,67% 26,60% 26,63% 26,46% 25,73% En efecto, el salario mínimo interprofesional pasó, en pesetas constantes de 1995, de 63.805 pesetas en 1985 a 62.700 en 1995, mientras que la denominada ganancia media mensual disminuyó desde 175.464 a 172.425 pesetas durante este decenio (ver Ramames, 1995, p. 551)). Esta tendencia implica que el excedente bruto de explotación por ocupado no asalariado aumentó en mayor medida que la masa salarial por trabajador asalariado. En concreto, mientras que el excedente bruto de explotación por ocupado aumentó un 41,54%, la masa salarial por trabajador asalariado creció un 8,73%, cifra muy inferior al crecimiento del PIB por ocupado durante esta década que alcanzó el 17,67% (ver Figura 4). FIGURA 6 Evolución del excedente bruto de explotación por ocupado no asalariado, remuneración del trabajo por asalariado y PIB por ocupado 6.500.000 6.000.000 5.500.000 5.000.000 4.500.000 RA/asa EBE/no asa PIB/ocu 4.000.000 3.500.000 3.000.000 2.500.000 2.000.000 1.500.000 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 Año Fuente: Cuadro 2 del Anexo. Así las cosas, frente a esta tendencia desigualitaria en la distribución funcional de la renta, cabe considerar el aumento del gasto público de acuerdo con las líneas de actuación del denominado Estado del Bienestar, incrementando paulatinamente los recursos dedicados al gasto social durante este período desde un 22,84% del PIB en 1985 hasta un 27,42% en 1995. En este sentido, hay que tener presente que el apartado presupuestario “Seguridad y Protección Social”, constituido principalmente por los gastos dedicados a las prestaciones económicas y a los servicios sociales, suponía en torno al 60% del gasto social en este período, lo cual significa que un volumen muy importante de recursos se estaba dedicando a programas dirigidos a situaciones de contingencia social (ver González Temprano, 1998). Sin duda, los incrementos presupuestarios del gasto social tuvieron una incidencia muy relevante en la tendencia de la distribución de la renta durante este decenio. En este sentido, cabe reseñar que, de acuerdo con los datos de LIS (Luxembourg Incomes Studies), el indicador básico de pobreza, una de las dos medidas que estamos utilizando para valorar la distribución de la renta, se situaba en España en el 15,6% en 1991, mientras que su valor ascendía al 41,4% en el caso de considerar la distribución de la renta antes de la recepción de las transferencias sociales y del pago de los impuestos sobre la renta. Es decir, la política fiscal redistributiva suponía 25,8 puntos porcentuales menos en la tasa de pobreza en 1991. Por su parte, en 1981 esta reducción se cifraba en 19,4 puntos, siendo la tasa de pobreza superior a 1991 (18,5%) y la resultante de la distribución de la renta antes de transferencias e impuestos inferior (37,9%)3. Estos datos vienen a confirmar el empeoramiento que sufre la distribución primaria de la renta entre 1981 y 1991 y la mejora de la distribución personal de la renta gracias a la política fiscal redistributiva aplicada, que actuaba como mecanismo compensador de las desigualdades generadas por los cambios en las remuneraciones de los factores productivos. 4. CONCLUSIONES En este trabajo se pone de manifiesto que en aquellos períodos con altas tasas de crecimiento, la equidad en la distribución personal de la renta tiende a aumentar, si bien este patrón presenta algunas excepciones. A este respecto, cabe decir que el índice de Gini guarda una mayor relación con el crecimiento económico que el 3 Estos valores del indicador básico de pobreza toman en consideración como umbral de la pobreza la mitad de la renta familiar media equivalente del país, aplicando como escala de equivalencia las siguientes ponderaciones: 1 para el cabeza de familia, 0,7 para los otros adultos de la familia y 0,5 para los niños. indicador básico de pobreza, en la medida en que parece ser más sensible a los ciclos económicos a tenor de los datos analizados. Por otro lado, al margen de la escasa relación existente entre la distribución de la renta y la tasa de desempleo, cabe señala r el empeoramiento sufrido en la distribución funcional de la renta en el período considerado con motivo, entre otras cosas, de la política de contención salarial adoptada por el ejecutivo y la precarización del mercado de trabajo derivada de las distintas reformas laborales. Frente a este hecho, se contrapone la política fiscal redistributiva aplicada al amparo del Estado del Bienestar, lo cual permitió mejorar la distribución personal de la renta en España entre 1985 y 1995. Desde nuestro punto de vista, no parece este el mejor modelo para alcanzar resultados importantes en términos de crecimiento y equidad simultáneamente. La reducción de las desigualdades sociales debe empezar en los propios mecanismos del mercado, amén de las necesarias actuaciones del sector público con objeto de paliar los fallos del mercado. Sin duda, el uso desmesurado del gasto social, aunque estimula el crecimiento económico al aumentar la propensión a consumir de una sociedad, puede proporcionar desequilibrios en el cuadro macroeconómico, al mismo tiempo que puede reducir los incentivos a trabajar, la tasa de actividad, la autonomía de los sujetos, etc. ANEXO CUADRO 1 1985.1 1985.2 1985.3 1985.4 1986.1 1986.2 1986.3 1986.4 1987.1 1987.2 1987.3 1987.4 1988.1 1988.2 1988.3 1988.4 1989.1 1989.2 1989.3 1989.4 1990.1 1990.2 1990.3 1990.4 1991.1 1991.2 1991.3 1991.4 1992.1 1992.2 1992.3 1992.4 1993.1 1993.2 1993.3 1993.4 1994.1 1994.2 1994.3 1994.4 1995.1 1995.2 1995.3 1995.4 Distribución de la renta Indice de Indicador Indicador Gini pobreza pobreza 0,42810 0,225443 0,056350 0,41200 0,207243 0,043943 0,41900 0,209918 0,047537 0,41190 0,203685 0,042691 0,41930 0,220611 0,050431 0,40790 0,197322 0,039178 0,40850 0,197033 0,039110 0,40730 0,198350 0,038885 0,41550 0,205416 0,044000 0,40470 0,194694 0,036815 0,41150 0,202504 0,041451 0,40960 0,199153 0,039745 0,41860 0,201231 0,043932 0,41140 0,220206 0,045758 0,42020 0,166065 0,035490 0,42060 0,195407 0,043126 0,41930 0,203527 0,044526 0,41760 0,221596 0,048595 0,41120 0,174257 0,033803 0,41710 0,198622 0,042123 0,41520 0,201299 0,041736 0,41310 0,200795 0,040891 0,40210 0,187822 0,032744 0,40510 0,190558 0,034668 0,40580 0,198093 0,036352 0,41270 0,200852 0,040380 0,40130 0,187836 0,032058 0,40350 0,188500 0,033258 0,40380 0,191814 0,033871 0,40790 0,189520 0,035131 0,40490 0,187568 0,033319 0,40880 0,191977 0,035946 0,41040 0,196974 0,037730 0,40760 0,192286 0,035608 0,40800 0,187792 0,034532 0,40280 0,178147 0,030224 0,40580 0,187804 0,033430 0,40130 0,186705 0,031596 0,40130 0,183608 0,030761 0,39830 0,192858 0,031618 0,40560 0,189312 0,033557 0,40410 0,187194 0,032647 0,40110 0,188850 0,031589 0,40740 0,187438 0,034074 Crecimiento económico Tasa de PIBpc’86 crecimiento 2,16% 202.009 2,54% 203.447 2,87% 205.095 2,88% 205.814 2,83% 206.991 2,94% 208.734 3,13% 210.833 3,89% 213.177 4,81% 216.315 5,56% 219.728 6,07% 223.040 6,11% 225.650 5,67% 228.031 5,35% 230.954 4,88% 233.393 4,77% 235.885 4,89% 238.668 4,75% 241.415 4,72% 243.915 4,60% 246.263 4,30% 248.467 3,91% 250.429 3,65% 252.402 3,12% 253.568 2,56% 254.415 2,32% 255.811 2,19% 257.484 2,02% 258.228 1,84% 258.599 1,29% 258.588 0,28% 257.648 -0,63% 256.021 -1,32% 254.633 -1,67% 253.729 -1,38% 253.569 -0,28% 254.795 1,01% 256.712 2,10% 258.587 2,84% 260.316 3,06% 262.166 3,02% 264.038 2,92% 265.722 2,65% 266.808 2,28% 267.731 Empleo Tasa de paro 21,71% 21,68% 21,50% 21,67% 21,91% 21,26% 20,84% 20,93% 21,34% 20,58% 20,21% 20,03% 20,21% 19,85% 19,39% 18,48% 18,35% 17,32% 16,57% 16,89% 16,74% 16,26% 15,89% 16,11% 16,14% 15,91% 16,36% 16,97% 17,45% 17,74% 18,35% 20,06% 21,74% 22,25% 22,99% 23,90% 24,58% 24,29% 23,88% 23,91% 23,52% 22,73% 22,73% 22,77% Fuente: Imedio, Parrado y Sarrión (1997), Contabilidad Nacional y EPA CUADRO 2 Remuneración Excedente bruto Producto interior salarial por de explotación bruto por ocupado por ocupado no ocupado Año asalariado asalariado 1985 1.994.763 4.364.143 2.943.466 1986 1.933.122 4.558.601 2.970.722 1987 1.962.678 4.576.516 3.003.599 1988 1.984.370 4.783.621 3.050.291 1989 1.965.914 5.035.553 3.068.241 1990 2.011.922 5.197.911 3.101.916 1991 2.076.623 5.319.289 3.164.603 1992 2.173.352 5.171.065 3.248.961 1993 2.254.798 5.464.507 3.354.592 1994 2.235.489 5.852.395 3.461.517 1995 2.168.868 6.176.990 3.463.492 Fuente: Contabilidad Nacional y EPA BIBLIOGRAFÍA AYALA CAÑON, L. 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