Congreso Internacional de la UNESCO sobre el Diálogo

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Original: Inglés
Organización de las NacionesUnidas parala Educación, la Ciencia y la Cultura
United Nations for Educational, Scientific and Cultural Organization
Organisation desNations Unies pour I’éducation, la scienceet la culture
A
Convergencia espiritual y didlogo intercultural
Spiritual Convergences and Intercultural Dialogue
Convergences spirituelles et dialogue interculturel
uMl
CLT/ICP/ID/OO/672
CONGRESO INTERNACIONAL DE LA UNESCO
SOBRE EL DIÁLOGO ENTRE RELIGIONES Y LA CULTURA DE PAZ
Tashkent
1.
El contexto
general
(Uzbekistán),
del Programa
14- 16 de septiembre
de 2000
de diálogo interreligioso
de la UNESCO:
El Programa de dialogo interreligioso de la UNESCO, titulado “Convergencia espiritual y
dialogo intercultural”, tiene por finalidad sacar a la luz la dinámica de la interacción de las
tradiciones espirituales con sus culturas específicas, poniendo de relieve las aportaciones y los
préstamos que han existido entre ellas. Con este programa también se busca promover el
conocimiento mutuo y el descubrimiento de un patrimonio común y de valores compartidos.
El diálogo entre religiones se concibe, pues, como una dimensión primordial del dialogo
intercultural. Desde el inicio de este programa en 1995, la UNESCO ha congregado a
personalidades de religiones, tradiciones espirituales y culturas diferentes, lo cual les ha permitido
reconocer en declaraciones oficiales lo próximos que están a sus valores espirituales y declarar su
adhesión al diálogo interreligioso.
En los textos adoptados en las anteriores reuniones dedicadas al dialogo interreligioso que
la UNESCO organizó en Barcelona (1994), Rabat (1995), Malta (1997), Rabat (1998) y Bishkek
(1999), se recomienda a la Organización que considere prioritario el dialogo intercultural e
interreligioso en los ámbitos de la educación y la formación, para propiciar un conocimiento
recíproco de los valores espirituales y éticos comunes y poner de relieve las interacciones entre las
religiones y entre las tradiciones espirituales. Para ello se envió un cuestionario a 4.000
instituciones educativas importantes del mundo entero, a fin de saber qué experiencias se estaban
llevando a cabo en los distintos países y determinar cuales eran las necesidades de instrumentos
pedagógicos adecuados y de enseñanza especializada. Las conclusiones extraídas de las
respuestas recibidas así como la elaboración de los futuros programas se examinaran en
seminarios que se celebrarán en las regiones. Los de Asia Central (Kazajstán y Kirguistán) ya está
previsto que se celebren en 2001.
.
Se están creando Cátedras UNESCO sobre “Sagradas Escrituras, tradiciones espirituales y
sus culturas específicas” en centros académicos de reconocida competencia en este ámbito, que
agrupan a docentes e investigadores especializados en aspectos multidisciplinarios del estudio de
las religiones y empeñados en promover el diálogo interreligioso. La meta de la red de Cátedras
UNESCO es fomentar la cooperación y los intercambios internacionales en el terreno del dialogo
interreligioso e intercultural.
CLT-2OOO/WS/19
-2-
Por orden cronológico, se han creado las siguientes Cátedras:
1)
Francia: “Cátedra de conocimiento recíproco de las religiones del Libro y de
educación para la paz”, en el Instituto Universitario Europeo Rachi de Troyes
(responsable: gran rabino René Samuel Sirat) y la Universidad de Reims, región de
Champaña-Ardenas.
2)
Reino Unido: “Cátedra de estudios interconfesionales” en el Centro de Estudios
del Islam y de las relaciones cristianomusuhnanas
(CSIC), establecido en el
Colegio Selly Oaks de la Universidad de Birmingham (responsable: Sr. Joergen
Nielsen).
3)
Francia: “Cátedra sobre itinerarios culturales y religiosos” en el Centro de
Estudios de las Religiones del Libro (CERL), Unidad de Investigación del Centro
Nacional de Investigaciones Científicas de Francia, París (responsable: profesor
Philippe Hoffman; coordinadora: Sra. Nicole Gdalia Kaminski), y en la Escuela
Práctica de Altos Estudios (Sección de Ciencias de la Religión).
4)
Túnez: “Cátedra de estudios comparados de las religiones” en la Facultad de
Letras de La Manuba - Universidad de Túnez 1 (responsable: Sr. Abdelmajid
Charfí).
5)
Kirguistán:
“Cátedra de estudios de las culturas y las religiones” en la
Universidad
kirguisa-ruso-eslava
de Bishkek (responsable: Sr. Alexander
Alyanchikov; coordinador: Sr. Ednan Karabaev).
6)
Israel: “Cátedra de estudios interconfesionales” en la Escuela Elías de estudio
de la sabiduría de las religiones universales, establecida en Jerusalén (responsable:
Sr. Alon Goshen-Gottstein) y en la Universidad McGill de Montreal (Quebec).
7)
Rumania: “Cátedra sobre el intercambio intercultural e interreligioso” de la
Academia Internacional de Estudios de las Culturas y Religiones de la Academia
Rumana, Bucarest (responsable: Sr. Martin Hauser).
8)
Uzbekistán: “Cátedra de estudios comparados de las religiones universales” en
la Universidad Islámica de Tashkent (responsable: Sr. Ajayon Jasanov).
2.
El Congreso Internacional
sobre el Diálogo entre Religiones y la Cultura de Paz
celebrado en Tashkent (14-16 de septiembre de 2000)
El Foro Internacional “Cultura y Religión en Asia Central”, que se celebró en Bishkek
(Kirguistán) en septiembre de 1999, representó un primer paso con miras al establecimiento de un
dialogo profundo en la región. En su Declaración, el Foro recomendó encarecidamente que
prosiguiera la labor conjunta de reflexión sobre actividades que pudieran resultar eficaces en el
ámbito del dialogo interreligioso, una de las cuales era la organización de una conferencia en
Tashkent en el año 2000 con miras a poner de relieve el pluralismo cultural, espiritual y étnico del
Asia Central.
La Conferencia General de la UNESCO, en su 30” reunión celebrada en noviembre de 1999,
aprobó la propuesta de Uzbekistán de acoger del 14 al 16 de septiembre de 2000 un Congreso
Internacional sobre el Diálogo Interreligioso en Tashkent, organizado por la UNESCO en el
marco de los programas “Convergencia espiritual y dialogo intercultural” y “Diálogo Intercultural
Este-Oeste en el Asia Central”. En la apertura del Congreso intervinieron el Sr. Koichiro
Matsuura, Director General de la UNESCO, S.A.R. el Príncipe Hassan Bin Tala1 de Jordania y el
Sr. Hamidulla Karomatov, Viceprimer Ministro de Uzbekistán, que leyó un mensaje del
Presidente Islam Karimov (véase el Anexo II). Ochenta participantes y observadores procedentes
de 40 paises, que representaban a la mayoría de las religiones y tradiciones espirituales del mundo
entero, tomaron parte en los debates, que estuvieron precedidos por las intervenciones de los
oradores principales. Estos se refirieron a los cuatro temas siguientes: 1) El conocimiento
recíproco y las interacciones entre las religiones y las tradiciones espirituales; 2) La educación
para el diálogo interreligioso e intercultural; 3) El diálogo intercultural e interreligioso en el Asia
Central; 4) La acción conjunta a favor de la paz y la prevención de conflictos. Al término de ese
congreso el 18 de septiembre se celebró en Bujara un simposio sobre “Sufismo y dialogo
interreligioso”, que representó una contribución al establecimiento de las bases de una sociedad
abierta y tolerante, al mostrar la importancia del renacimiento de la corriente mística y tolerante
del sufismo de Asia Central, un fenómeno espiritual que esta región comparte con otras del
mundo islámico, desde China hasta el Magreb.
INFORME FINAL
RESUMEN DE LOS DEBATES
1.
El conocimiento
recíproco
tradiciones
espirituales
y las interacciones
entre
las religiones
y las
Seis discursos principales y ocho intervenciones confirmaron la premisa básica de que la
causa de los malentendidos y falsas interpretaciones entre las religiones, las tradiciones
espirituales o las culturas estriba en su falta de conocimiento recíproco y en la consiguiente
incapacidad para apreciar sus diferencias y divergencias. La solución por excelencia es un mejor
conocimiento recíproco y una mayor interacción entre ellas.
Con respecto a las tres religiones monoteístas, la situación de partida se considera
satisfactoria: tienen ya muchos puntos en común, sus orígenes se remontan a dos antepasados
comunes y ademas sus valores éticos se fundan en los Diez Mandamientos.
-4-
Varios oradores se refirieron a otros obstáculos con que tropezaba la promoción del
entendimiento recíproco y una interacción más estrecha de las tradiciones abrahámicas. Se dijo
que el más importante radicaba en la dificultad para olvidar las disensiones e incidentes que
habían jalonado su historia común. En el marco de este debate uno de los oradores aclaró que los
actos de rememoración y olvido tenían que ser objeto de una iniciativa deliberada en la que
intervinieran todas las partes interesadas; hizo hincapié en que tanto el recordar como el olvidar
eran actos que debían realizarse en común, para lo cual es preciso que todos y cada uno se
avengan a cambiar sus propias afirmaciones y temores del pasado, a fin de superarlos. Otros
oradores indicaron que la condición previa para una interacción más estrecha y beneficiosa de las
tres religiones sería que los autores de discriminaciones y persecuciones religiosas u otros actos
hostiles semejantes pidiesen perdón y que sus víctimas se lo otorgaran. Un primer paso en ese
sentido había sido el perdón que recientemente había pedido la Iglesia Católica. Varios oradores
replicaron que si bien el perdón debía pedirse, e incluso podía otorgarse, la propia obligación de
recordar prohibe el olvido. La memoria imprime un carácter específico al dialogo y posibilita el
establecimiento de relaciones amistosas entre las religiones.
Varios oradores destacaron las tendencias positivas hacia el diálogo y la cooperación entre
las tres religiones monoteístas. Aunque hubo muestras de satisfacción por el actual progreso del
dialogo y la cooperación entre cristianos y musulmanes, se hizo hincapié en la imperiosa
necesidad de poner remedio a la insuficiencia de conocimientos y comprensión del Islam.
El moderador instó a realizar un estudio sobre la “antropología de la angustia y el sufrimiento”.
Dos oradores, representantes del budismo, recordaron que el dialogo interreligioso no era un
tema exclusivamente reservado a las tres religiones monoteístas. Para que las religiones
orientales, como el hinduismo, el budismo, el jainismo y el culto sij, pudiesen tomar parte en él,
era necesario superar la tendencia a referirse a ellas utilizando la denominación global de
“sabiduría oriental”. Uno de los oradores explicó de qué manera la nueva Universidad Budista
Mundial, creada por la Fraternidad Mundial de Budistas, tenía previsto fomentar el entendimiento
recíproco y la cooperación.
Como solución de recambio al olvido del pasado histórico, y con el fin de mejorar las
relaciones entre las religiones, se propuso abordar las cuestiones históricas con objetividad. Los
debates concluyeron con la mención de un decreto del siglo IU a.C., promulgado por el emperador
budista indio Asoka, en el que se disponía que: a) toda religión debe estudiar las demás
confesiones y doctrinas; b) todas las religiones deben encontrarse y mantenerse en contacto para
desarrollar su esencia intrínseca.
2.
La educación
para el diálogo
interreligioso
e intercultural
Si bien las religiones del mundo predican la paz, han participado a menudo activamente en
conflictos. Algunas veces, las religiones han sido instrumentos de opresión, y otras han sido
víctimas de ella. En los últimos años los conflictos religiosos se han extendido desde los Balcanes
hasta Asia Sudoriental y, a pesar de las declaraciones de las Naciones Unidas, la libertad religiosa
se sigue conculcando hoy en día con tanta frecuencia como se violaba una generación atrás. Entre
las diferentes medidas que pueden contribuir a mejorar esta situación, se encuentra la difusión del
entendimiento mutuo, que exige no sólo cambios estratégicos en las actitudes y un conocimiento
de éstas sino también que se sepa y aprenda a reconocer que en la actualidad el mundo es
absolutamente pluralista. En el fondo, lo que se debe reconocer es que el diálogo es esencial para
la coexistencia con los demás, lo cual no significa poner término a los estudios académicos
-5-
tradicionales sobre estos temas sino todo lo contrario; se deben consolidar y ampliar los estudios
de los textos, de la historia y de la interacción de la religión con los procesos socioeconómicos,
así como la función que desempeña la religión en la vida privada y pública. Ahora bien, los
especialistas de determinado credo también deben participar en las investigaciones críticas. Esto
redundará tanto en beneficio de las comunidades académicas como de las religiosas y quizás
permitirá superar antagonismos tradicionales.
Esta experiencia de colaboración entre especialistas, tanto por lo que se refiere a la
sustancia misma como al proceso de diálogo, se debe trasponer posteriormente a la educación y la
enseñanza. En este sentido la educación escolar de los niños en los establecimientos de enseñanza
primaria y secundaria es fundamental. En muchos países se han elaborado nuevos métodos de
enseñanza de la religión, la historia, la literatura y la geografía, entre otras asignaturas, con el fin
de fomentar la tolerancia y el respeto de las demás religiones y culturas. Estas innovaciones
exigen un examen crítico y nuevos planteamientos de los planes de estudio, los libros de texto y la
utilización de los recursos multimedia, y, más que nada, nuevas pautas de formación de los
docentes. Ahora bien, son muchos más los países en los que este proceso de renovación está en
una fase apenas incipiente y, mientras tanto, las diferencias religiosas y culturales seguirán
constituyendo amenazas para la paz.
Es de fundamental importancia que las personas encargadas de la educación de los niños
hayan recibido una preparación idónea para este planteamiento centrado en el dialogo. De ahí que
las conclusiones de los estudios que se insta a emprender deban incorporarse a la enseñanza que
se dispensa en las universidades y en el ciclo superior de la enseñanza secundaria, es decir, donde
se forman las nuevas generaciones de docentes y otras personas que influyen en la opinión
pública. Ahora bien, la educación también se imparte, aunque de manera asistemática, en el seno
de las familias y comunidades, donde los dirigentes religiosos (sacerdotes, ulemas, monjes
budistas, rabinos u otros) suelen tener una influencia mucho mayor. Así pues, se debe incitar a
que participen en este proyecto a las instituciones y los seminarios donde se forman estos
dirigentes.
Es fundamental, al tiempo que se reflexiona sobre esta cuestión en términos generales, tener
constantemente presentes las circunstancias locales; de no ser así, se va derecho al fracaso. Así
como el dialogo entre las religiones y culturas es primordial, es esencial que vaya acompañado de
un diálogo entre lo universal y lo local.
Se señaló que el proyecto de Cátedras UNESCO a cargo del Departamento del Dialogo
Intercultural y del Pluralismo puede llegar a desempeñar una función clave en la consecución del
objetivo estratégico de creación de una cultura de paz. La red cuenta con el potencial necesario
para desarrollar y difundir el saber, y puede servir al mismo tiempo eficazmente de nexo entre lo
local y lo general. También tiene una función importante que desempeñar influyendo en la
enseñanza y la formación que se imparten en el ámbito universitario o en el religioso.
3.
EI dicílogo intercultural
e interreligioso
en Asia Central
Varios oradores señalaron que, a causa de su diversidad, la población de Asia Central posee
una gran experiencia de coexistencia armónica entre sus distintas culturas y religiones. Pese a
ello, también era una realidad el riesgo de conflicto que representaban los militantes extremistas
que combatían con las armas a los gobiernos. Según señalaron varios oradores, la fuerza del
extremismo radicaba en los recursos financieros que reportaba a los militantes la participación en
-6-
el tráfico de drogas, y en el apoyo moral y de otro tipo que recibían de organizaciones y gobiernos
ajenos a la región y hostiles a los regímenes postsoviéticos de Asia Central. Un orador sostuvo
que en Occidente se quería dividir y debilitar al mundo musulmán para dominarlo. Otro señaló
que si bien el mundo se estaba percatando del riesgo de inestabilidad que pesaba sobre esta
región, hasta la fecha era muy poco lo que la comunidad internacional había hecho para resolver
este problema.
Varios oradores hicieron hincapié en que los dirigentes y las organizaciones de carácter
religioso tenían que desempeñar una función importante en el logro de la arrnonía social en la
región y que organizaciones de otras regiones también debían desempeñar un papel en la mejora
de vida de las poblaciones y la consolidación de la seguridad, y citaron los ejemplos de las
Naciones Unidas (apoyo a la coordinación de la lucha antiterrorista y al desarrollo económico) y
de otras organizaciones más (apoyo a los sistemas educativos y a la satisfacción de las
necesidades básicas). También se señaló que era menester informar más y educar mejor sobre el
Islam y las demás confesiones religiosas a fin de lograr que el mensaje de moderación predicado
por las religiones llegase hasta aquellas personas que, por ignorarlo, podrían entregarse a la
violencia. Otro orador se refirió a las tensiones existentes en la región.
Dos oradores recalcaron que sería valioso convocar reuniones de personalidades religiosas y
culturales respetadas de la región, para que hicieran uso de su autoridad moral a fin de fomentar
debates sobre las cuestiones apremiantes de índole moral y social que la región debía afrontar.
Otro participante destacó que la cuestión más difícil que tenía planteada Asia Central era la de las
visiones discrepantes de la función que debían desempeñar en la sociedad el Islam y las demás
religiones y la importancia de admitir las diferencias reales y legítimas que existían entre los
valores de los musulmanes conservadores y los de aquellos que tienen una orientación laica. Para
lograr la convivencia en la región se debían allanar esas diferencias. Varios oradores dijeron que
el diálogo y el entendimiento entre las distintas posiciones eran vitales y que se debían adoptar
medidas concretas para lograr ambos.
4.
La acción conjunta
a favor
de la paz y la prevención
de conflictos
En sus etapas mas tempranas, el dialogo interreligioso se había centrado en la importancia
que revestían el establecimiento de contactos y relaciones de confianza entre los líderes y los
intelectuales de las distintas comunidades. Las iniciativas posteriores se concentraron más en la
elaboración de un marco de dialogo más amplio, en particular gracias a la educación. En la
reunión de Tashkent se hizo hincapié, en cambio, en que se debía desplazar más la atención hacia
el establecimiento de bases de colaboración entre las distintas religiones y hacia la posibilidad de
emprender actividades que permitiesen resolver conflictos y abordar cuestiones de interés social
más amplias.
A la hora de establecer un contexto para la realización de posibles actividades, se reconoció
ampliamente que no tenían parangón en la sociedad civil las ventajas que ofrecían las
comunidades religiosas, que, por estar presentes en todas las ciudades y aldeas, se estimó que
representaban un recurso inestimable e importante desde el punto de vista cultural, especialmente
en los sectores de la educación, la sanidad, el bienestar y el desarrollo social. También se hizo
mención a sus extensas redes de comunicación y difusión, especialmente en el contexto de una
movilización de la sociedad civil con vistas a la obtención de resultados prácticos.
-7-
Además de señalarse las ventajas que cada religión ofrecía por sí sola, se puso
especialmente el acento en las que podía aportar la colaboración interreligiosa, citándose a modo
de ejemplo el poder simbólico que podía tener el hecho de que se reunieran y actuaran
conjuntamente los líderes religiosos en situaciones de conflicto, que podía constituir un
testimonio valioso de la capacidad de las personas para reconciliarse y convivir en armonía.
También se dijo que compartiendo los recursos y aunando los esfuerzos se podían obtener
beneficios considerables, de los cuales uno de los más importantes sería disminuir la pugna por
recursos escasos. Se estimó que este tipo de colaboración podría tener gran importancia para
solucionar los problemas sociales endémicos en múltiples contextos.
Mas para que esta posibilidad se convirtiera en realidad, se dijo que era necesario tomar en
consideración una serie de factores económicos, sociales, culturales y políticos.
Se indicó que se debía prestar una atención muy especial a los compromisos contraídos por
los países en materia de libertad religiosa, y a la instauración de un marco legislativo que
sustentara los derechos en materia de religión. Se señaló que las actividades del Estado de ese tipo
eran esenciales para garantizar una atmósfera de respeto y tolerancia de la diversidad religiosa.
También se destacó, por otra parte, que se debía pasar de una cultura orientada a resolver
los conflictos a otra que buscase evitarlos.
Para mostrar cómo se podía actuar en este sentido, se citaron varias experiencias de
comunidades y organizaciones locales que habían iniciado una colaboración entre distintas
confesiones religiosas. Estos ejemplos proporcionaron una visión sumamente alentadora de
actividades más amplias que se podían llevar a cabo en el plano internacional, entre ellas, la
importante labor de sensibilización y negociación realizada en Mindanao y Sierra Leona y la
efectuada en Bosnia y Herzegovina, que se había centrado sobre todo en la creación de un marco
jurídico para las comunidades religiosas.
Un orador destacó asimismo la importancia de ampliar el dialogo para que tomaran parte en
él personas a las que a veces se tacha de “extremistas” o “integristas”, e hizo hincapié en la
necesidad de utilizar estos términos en un sentido mucho menos despectivo. Con esta misma
perspectiva se reconoció que los conflictos tendían a polarizar a los grupos y a amplificar los
problemas, por lo cual se debía prestar una atención especial a la tarea de atraer a los grupos
aislados. Otro orador declaró que era muy posible que los extremistas, por definición, no
accedieran a entablar el diálogo y que, por consiguiente, se debían tomar medidas preventivas
contra toda clase de extremismos y terrorismos. Se subrayó con insistencia la función que podían
desempeñar los medios de comunicación a este respecto y que había que alentarles a intervenir en
los procesos de solución de conflictos religiosos.
-8-
RECOMENDACIONES
Habida cuenta de que los malentendidos y las falsas interpretaciones entre religiones,
1.
tradiciones espirituales o culturas son fruto de la ignorancia y del desconocimiento mutuo, se debe
dar prioridad a la promoción del estudio y la comprensión de todas las religiones, en todos los
planos, mediante la educación escolar, extraescolar y no convencional.
Habida cuenta de que los recuerdos de las experiencias del pasado no deben constituir
2.
obstáculos para el reconocimiento y la estima mutuos entre las religiones, cuando no se
consideren un motivo para suscitar deseos de venganza o sentimientos de odio, el diálogo
interreligioso debe, siempre que sea pertinente, afrontar directamente la historia para que los
recuerdos de las discriminaciones, las persecuciones y las hostilidades del pasado se puedan
superar y pueda crearse en el futuro una solidaridad fraternal entre los grupos religiosos.
3.
Habida cuenta que todas las religiones sostienen que la paz y la convivencia son objetivos
de suprema importancia y de que la misión ética de la UNESCO consiste en fomentar la paz para
que reinen la fraternidad y la solidaridad entre las naciones, se deben condenar todas las formas
de extremismo y de terrorismo.
4.
5.
Para apoyar el diálogo interreligioso, la UNESCO debe:
a>
cooperar con las demás instituciones internacionales, los gobiernos y los dirigentes
religiosos a fin de desarrollar una educación basada a todos los niveles en el
pluralismo y el dialogo;
b)
apoyar la elaboración de materiales pedagógicos que fomenten un mejor
entendimiento de las distintas religiones, como parte esencial de las actividades
relacionadas con la “Historia de las Civilizaciones de Asia Central” y el “Diálogo
intercultural Este-Oeste en Asia Central”;
c>
fomentar activamente la cooperación entre las cátedras universitarias y los
departamentos de estudios religiosos y cultura, y participar en esta tarea.
La UNESCO y otras instituciones conexas deben buscar los medios necesarios para:
4
promover y proteger la libertad confesional y las convicciones religiosas con medidas
legislativas, siempre que sea pertinente;
b)
evitar la intolerancia y la discriminación basadas en la religión y en las convicciones
religiosas;
c>
intensificar el dialogo y la cooperación entre las religiones;
4
fomentar y apoyar la reflexión sobre el puesto que ocupa y debe ocupar la religión en
la sociedad y en el Estado;
e>
estudiar las repercusiones de la secularización en el diálogo interreligioso.
-lO-
DECLARACIÓN
Por la presente Declaración, los participantes en el Congreso de la UNESCO sobre el
Diálogo entre Religiones y una Cultura de Paz, celebrado del 14 al 16 de septiembre de 2000 en
Tashkent por iniciativa conjunta de la UNESCO y del Gobierno de Uzbekistán:
1.
Afirmamos, basándonos en las ideas fecundas y diversas resultantes de los debates libres y
sinceros que hemos sostenido sobre las complejas cuestiones relativas al dialogo
interreligioso, nuestra determinación en proseguir los esfuerzos ya iniciados para hacer
avanzar el dialogo y la cooperación entre las religiones en la medida en que constituyen una
etapa importante y positiva en la lucha por una cultura de paz;
2.
Dirigimos nuestras recomendaciones a los dirigentes religiosos, la UNESCO y la
comunidad internacional, y les invitamos a que les presten atención, las examinen y las
apliquen;
3.
Expresamos nuestro agradecimiento y estima profundos al Excmo. Sr. Islam Karimov,
Presidente de Uzbekistán, y al Excmo. Sr. Koichiro Matsuura, Director General de la
UNESCO, por su iniciativa de convocar esta conferencia y sus estimulantes mensajes;
4.
Hacemos constar nuestro agradecimiento al Gobierno y al pueblo de Uzbekistán su
generosa hospitalidad y sus muestras de buena voluntad.
Mesa del Congreso:
Presidente: Sr. Hamidulla Karomatov
Vicepresidentes: reverendo Junsei Terasawa, monseñor Lorenzo Frana, Sr. Abdelwahab
Tazi Saoud.
Relator general: Sr. Ananda Guruge.
Relatores (por orden de sesiones): reverendo Jacky Argaud, Sr. Joergen Nielsen, Sr. John
Schoeberlein y Sr. John Baldock.
Moderadores (por orden de sesiones): Príncipe Hassan Bin Talal, Sr. André Chouraqui,
gran rabino René Samuel Sirat, Sra. Anara Tabyshalieva, Sra. Aziza Bennani y Sr. Doudou
Diène
- ll -
ANEXO 1
LISTA DE PARTICIPANTES
*
CONGRESO INTERNACIONAL
SOBRE EL DIÁLOGO ENTRE RELIGIONES
Y LA CULTURA DE PAZ
Tashkent, 14-16 de septiembre de 2000
1.
John Baldock, consultor internacional en cuestiones de desarrollo y solución de conflictos
religiosos, ex Subsecretario General de la Conferencia Mundial de Religiones pro Paz
(Australia)
2.
Salman Musaev, muftí de Azerbaiyán
3.
A. Houna Daagbo Hounon, jefe supremo del Gran Consejo de la tradición espiritual
Vodoun Houindo (Benin)
4.
Ye Xiao Wen, Director General de la Administración Estatal de Asuntos Religiosos,
República Popular de China
5.
Haji Shamsuddin
6.
Lama Denys Teundroup,
7.
Jean-Paul Charnay, Presidente del Centro de Filosofía de la Estrategia (Francia)
8.
Jacky Argaud, miembro del capítulo francés de la Conferencia Mundial de Religiones
pro Paz, pastor de la Iglesia Reformada de Francia
9.
Bambang Soehendro, Embajador, Delegado Permanente de Indonesia ante la UNESCO
10.
Ahmad Jalali, Embajador, Delegado Permanente del Irán ante la UNESCO
ll.
Mohammed
(ú-a
12.
Izhak Bar Dea, gran rabino de Ramat Gan (Israel)
13.
André Chouraqui,
14.
Junsei Terasava, monje budista (Japón)
15.
S.A.R. el Príncipe El Hassan Bin Talal, Instituto Real de Estudios Interconfesionales
(Jordania)
16.
Abdsattar Derbissali, gran muftí, Presidente de la Administración
Musulmanes de Kazajstán
*
Por orden alfabético de los países.
Mahmud, Vicepresidente de la Asociación Islámica de China (China)
jefe espiritual, monasterio de Karma-Ling, Saboya (Francia)
Vaez Khorasani, Presidente del Consejo de la Unión de Sectas Islámicas
escritor (Israel)
Religiosa de los
- 12-
17.
Anara Tabyshalieva, Directora del Instituto de Estudios Regionales (Kirguistán)
18.
Abdelwahab Tazi Saoud, ex Rector de la Universidad Qarouiyne de Fez, miembro del
Consejo de Ulemas de Fez (Marmecos)
19.
Aziza Bennani, Embajadora, Delegada Permanente de Marruecos ante la UNESCO
20.
Choijiljav Dambajav, lama de Khambo, monasterio de Tashi Choe Ling, miembro del
Consejo Religioso bajo la autoridad del Presidente de Mongolia
21.
Hilario Jr. Molijon Gomez, obispo, coordinador del Foro de Obispos y Ulemas (Filipinas)
22.
Rostislav Rybakov, Director del Instituto de Estudios Orientales de la Academia Rusa de
Ciencias (Rusia)
23.
Nadia Stepanova, dirigente espiritual chamán, Facultad de Etnología de la Academia de
Cultura de Siberia Oriental (Ulan-Ude, Rusia)
24.
Safakhan Jalalkhan Avliya Turkistani,
(Arabia Saudita)
25.
Rosa María Martínez de Codes, Subdirectora General de Asuntos Religiosos, Ministerio
de Justicia (España)
26.
Félix Martí, Director del Centro UNESCO de Cataluña (España)
27.
Ananda Guruge, Decano de asuntos académicos y Director de la Academia Internacional
de Budismo, Universidad Hsi Lai, California, Estados Unidos (Sri Lanka)
28.
Frangois Ruegg, Fundación para la Investigación
Interculturales (Suiza)
29.
Nantasarn Seealab, Secretario General de la Fraternidad Mundial de Budistas (Tailandia)
30.
Abdelfattah
Amor, Relator Especial para Asuntos de Intolerancia
Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (Túnez)
31.
Ali Ozek, Fundación para la Investigación sobre Ciencias Islámicas (Turquía)
32.
Monseñor
33.
Monseñor Khaled Akasheh, Consejo Pontifical para el Diálogo Interreligioso,
del Islam (Vaticano)
34.
Khamidulla
35.
Abdulaziz
Kamilov, Ministro de Relaciones Exteriores de la República de Uzbekistán
36.
Khairulla
Djuraev, Ministro de Asuntos Culturales de la República de Uzbekistán
37.
Zukhriddin
Uzbekistán
dirigente de la etnia uzbeka de Arabia Saudita
y el Dialogo
Interreligiosos
e
Religiosa de la
Lorenzo Frana, Observador Permanente del Vaticano ante la UNESCO
Oficina
Karomatov, Viceprimer Ministro de la República de Uzbekistán (Uzbekistán)
Khusnutddinov,
Consejero de Estado del Presidente de la República de
- 13-
38.
Abdurashid-Qori
39.
Arzobispo
Vladimir,
40.
Abdulhay
Abdullaev,
41.
Takhirjon Mamajanov,
ante la UNESCO
42.
Shoazim Minovarov, Vicepresidente del Comité Estatal de Asuntos Religiosos de la
República de Uzbekistán
43.
Alisher Ikramov, Secretario General de la Comisión Nacional de la República de
Uzbekistán para la UNESCO
44.
John S. Schoeberlein, Director del Foro de Harvard de Estudios sobre Asia Central
(Estados Unidos de América)
45.
Cole Durham, Catedrático de Derecho de la Universidad Brigham Young, miembro del
Comité Consultivo de Expertos sobre la Libertad de Religión y Creencias (Estados Unidos
de América)
46.
Sheikh Hisham Kabbani, Presidente de la Sociedad Estadounidense del Islam Supremo
(Estados Unidos de América)
47.
Koichiro
48.
Doudou Diène, Director de la División del Diálogo Intercultural de la UNESCO
49.
Rosa Guerreiro, Especialista de Programa (Dialogo Interreligioso), División del Diálogo
Intercultural de la UNESCO
50.
Genc Seiti, Gabinete del Director General de la UNESCO
5 1.
Barry Lane, Jefe de la Unidad fuera de la Sede de la UNESCO en Tashkent
Matsuura,
Bahromov, Presidente del Consejo de los Musulmanes de Uzbekistán
Arzobispo de Tashkent y Asia Central (Uzbekistán)
Vicerrector de la Universidad Islámica de Tashkent (Uzbekistán)
Embajador, Delegado Permanente de la República de Uzbekistán
Director General de la UNESCO
Coordinadores de las Cátedras UNESCO
de “Diálogo Interreligioso”
1.
René Samuel Sirat, Presidente de la Asociación de «Rabinos de Europa», Instituto Rachi
de Estudios sobre las Religiones del Libro Sagrado (Francia)
2.
Nicole Kaminski Gdalia, Centro Nacional de Investigaciones Científicas de Francia
(CNRS) -Centro de Estudios de las Religiones del Libro (París)- Escuela Práctica de Altos
Estudios (Francia)
3.
Joergen Nielsen, Director del Centro para el Estudio del Islam y las Relaciones entre
Cristianos y Musulmanes, Universidad de Birmingham (Reino Unido/Dinamarca)
- 14-
Representantes de organizaciones no gubernamentales
y organizaciones internacionales gubernamentales
1.
Betoule Lambiotte,
Presidenta de “Terres d’Europe” (Argelia)
2.
Florence Morgiensztern,
3.
Jacqueline Rougé, representante de la Conferencia Mundial de Religiones pro Paz ante la
UNESCO, Presidenta del Centro Católico Internacional para la UNESCO (Francia)
4.
Anatoly Krasikov, Presidente de la sección rusa de la Asociación Internacional para la
Defensa de la Libertad Religiosa (Rusia)
“Haut Conseil de la Francophonie” (Francia)
Medios de comunicación
Jean Paul Guetny, Redactor jefe de la Revista “Actualité des religions” (Francia)
SIMPOSIO INTERNACIONAL
SOBRE EL SUFISMO
Y EL DIÁLOGO INTERRELIGIOSO
Bujara, 18 de septiembre de 2000
LISTA DE PARTICIPANTES
1.
Sheikh Awad El Bouhaissi, imán de la mezquita de Chaîk Alawi (Argelia)
2.
Shahzada Syed Mainuddin
Maizbhandari (Bangladesh)
3.
Jean During, investigador del Instituto Francés de Estudios de Asia Central (ZFEAC) en
Tashkent (Francia)
4.
Alexandre Popovic, investigador de la Escuela de Altos Estudios de Ciencias Sociales EHESS (Francia)
5.
Thierry Zarcone,
(Francia)
6.
Eliyahu Mc Lean, especialista de la Cábala, Tariqat il-Ibrahimiya (Israel)
7.
Akhmadjon
Mukhamedkhojaev,
jefe de departamento del Instituto de Filosofía y
Derecho de la Academia de Ciencias de Tayikistán
8.
Isenbike Togan, profesora de la Universidad de Haceteppe, Ankara (Turquía)
9.
Elyor Karimov, Presidente de la Sociedad Nacional de Científicos Jóvenes (Uzbekistán)
10.
Najmiddine
ll.
Gholam Ali Kianfar, maestro sufi de los uwaisi (Estados Unidos de América)
12.
Abdulaziz
Ahmed
Al-Hasani,
maestro sufi de la orden de los
Investigador del Centro Nacional de Investigaciones
Científicas
Kamilov, Presidente de la Comisión Electoral Central (Uzbekistán)
Sheik Al-Bukhari,
Tariqat il-lbrahimiya (Palestina)
- 15-
ANEXO
II
DISCURSOS
CONGRESO INTERNACIONAL
SOBRE EL DIÁLOGO ENTRE RELIGIONES
Y LA CULTURA DE PAZ
Tashkent, 14-16 de septiembre de 2000
1.
Mensaje del Sr. Islam Karimov, Presidente de Uzbekistán
2.
Discurso del Sr. Koichiro Matsuura, Director General de la UNESCO
3.
Discurso de S.A.R. el Príncipe El-Hassan Bin Tala1 de Jordania
1.
Mensaje del Sr. Islam Karimov, Presidente de Uzbekistán:
Estimados invitados,
Queridos amigos:
Me complace inmensamente darles la bienvenida a esta hermosa y excepcional tierra de
Uzbekistán, en la que gentes de distintas religiones y nacionalidades viven en paz y en la que la
elevación espiritual y la tolerancia religiosa se han asentado desde tiempos inmemoriales.
La religión desempeña un importante papel en la vida de una sociedad porque purifica el
espíritu humano, promueve la bondad y la compasión entre las personas, y preserva los valores y
las tradiciones nacionales.
En nuestro mundo contemporáneo, en el que la humanidad está viviendo un proceso
complejo de desarrollo, la religión reviste una importancia incomparable por lo que respecta al
establecimiento del dialogo entre las distintas naciones, al acercamiento entre sus corrientes
racionalistas y espirituales, y al llamamiento que nos hace a que combatamos solidariamente la
opresión y la violencia.
Nuestro país goza de una situación especial en la historia de la civilización mundial porque
ha sido un lugar de encuentro de antiguas religiones, que se desarrollaron aquí desde tiempos
pretéritos. Nadie puede negar que nuestros antepasados observaron siempre una actitud
respetuosa hacia las gentes de otras religiones, ni tampoco que batallaron por la libertad de este
país y trabajaron honradamente, mano a mano, en esta tierra propicia.
El hecho de que, en nuestra patria multinacional, convivan actualmente en armonía y
estrecha cooperación fieles de 17 confesiones religiosas con la comunidad musulmana constituye
una prueba suplementaria de la antigua verdad de que la esencia de todas las religiones radica en
promover la virtud y las buenas obras.
- 16-
Uzbekistán concede importancia especial al mantenimiento de los valores propios de las
distintas religiones y a la creación de las condiciones necesarias para que todos los ciudadanos
practiquen su fe, fortaleciendo con ello más aún la convivencia entre las naciones y confesiones
del país y desarrollando las tradiciones antiguas y comunes entre sus habitantes.
Como ejemplos de acciones positivas en este ámbito, podemos citar los siguientes
acontecimientos: el diálogo entre musulmanes y cristianos celebrado en 1995 con el lema “Bajo el
mismo cielo”; la conmemoración del 125” aniversario del establecimiento de la Iglesia Ortodoxa
Rusa con la creación de la sede del eparca de Tashkent y Asia Central; y la celebración del
centenario del establecimiento de la comunidad evangélica luterana en Uzbekistán.
Estimados amigos:
Hoy en día, las fuerzas del oscurantismo intentan explotar la fe sincera de las personas para
cumplir sus siniestros designios y perturbar el rumbo de muchas naciones hacia su destino, lo
cual, evidentemente, nos afecta a todos, y en primer lugar a ustedes, que han consagrado sus vidas
al objetivo de que la religión se ponga al servicio del bienestar de las personas, de su felicidad y
de su radiante futuro.
Tengo plena confianza en que la comunidad internacional y las personas desinteresadas
como ustedes no permitirán nunca que las religiones, que han estado al servicio de la paz, de la
fraternidad y de la concordia mutua durante los siglos, se transformen en un arma manejada por
fuerzas sanguinarias de carácter terrorista y extremista.
En todo ser humano, independientemente de su nacionalidad, lengua o religión, suscita una
profunda estima el hecho de que las actividades de todos ustedes estén encaminadas a preservar la
paz -el mayor y más preciado don de este mundo-, a invitar a la humanidad a vivir en amistad y
fraternidad y a guiar a las personas hacia los mas altos designios.
No resultaría exagerado decir que el signo del mayor aprecio por las actividades que ustedes
están realizando lo constituye la celebración de este Congreso bajo la divisa de la paz y los
auspicios de la UNESCO en tierras uzbekas, donde la apacibilidad, la amistad y la fraternidad
representan los más altos valores.
Al haber reunido a delegados eminentes de múltiples organizaciones y a representantes
destacados de comunidades religiosas y de la cultura, este Congreso constituye un testimonio del
apego de la comunidad internacional progresista a la idea de que debe reinar la armonía entre las
diferentes religiones en nombre de la paz, la fraternidad y la solidaridad entre todas las naciones.
Hago votos por la salud de todos ustedes, por el entusiasmo que despliegan en su noble
acción y por el éxito de este Congreso.
- 17-
2.
Discurso del Sr. Koichiro
Matsuura,
Director General de la UNESCO
Alteza Real,
Señoras y Señores:
En primer lugar, deseo expresar mi más profunda gratitud a las autoridades de la República
de Uzbekistán y a su Presidente, Islam Karimov, por los notables esfuerzos que han realizado para
hacer posible la celebración de esta reunión. Nuestro encuentro en Tashkent tiene lugar justo en
vísperas del Año de las Naciones Unidas del Dialogo entre las Civilizaciones que empezará en
enero de 2001. Hace sólo una semana, el 5 de septiembre, la víspera de la celebración de la
Asamblea del Milenio de las Naciones Unidas, inauguré oficialmente ese año internacional junto
con el Sr. Kofi Annan, Secretario General, y el Sr. Muhammad Jatami, Presidente de la República
Islámica del Irán, ante un eminente auditorio compuesto por Jefes de Estado e intelectuales de
renombre procedentes del mundo entero. A lo largo de los fructíferos debates celebrados en
sesiones matutinas y vespertinas, los participantes convinieron en que el diálogo entre las
civilizaciones -y las religiones- era el único medio para resolver los problemas planteados por los
recuerdos persistentes de agravios históricos y afrentas culturales.
Es reconfortante observar que las naciones y los pueblos del mundo entero replican a los
estallidos de violencia sectaria movilizándose contra el racismo, el odio al extranjero y la
intolerancia, y cobrando al mismo tiempo una mayor conciencia de que nuestros destinos están
unidos. No es casual que los representantes de las grandes tradiciones religiosas, que son
componentes esenciales de las identidades culturales de la humanidad, se tiendan mutuamente la
mano para lograr un mejor entendimiento universal.
Los términos “civilización” y “religión” no son, desde luego, sinónimos. Sin duda, muchas
culturas han definido su personalidad y han logrado sobrevivir a través de los siglos gracias a su
devoción por una tradición religiosa específica; otras culturas, en cambio, no se han identificado
necesariamente con una sola creencia. Por ejemplo, la civilización de mi país natal, el Japón, ha
considerado que las enseñanzas de las distintas escuelas espirituales podían coexistir e incluso ser
complementarias y, por lo tanto, vivir en armonía. Una actitud similar ya estaba extendida en la
Grecia y la Roma antiguas y ha resurgido en el Occidente moderno. No cabe duda de que el hecho
de que se celebren en nuestros tiempos estos importantes encuentros internacionales entre
civilizaciones y tradiciones religiosas constituye un espléndido aliciente común para fomentar la
cordura de la paz. La paz duradera supone el reconocimiento de la diversidad mutuamente
enriquecedora del otro, en el seno de nuestra familia humana común. La UNESCO ha contraído
un compromiso fundamental con diálogos semejantes al que hoy nos reúne aquí, porque
contribuyen considerablemente a fomentar ideas comunes sobre temas tan esenciales como la paz,
la mundialización, los derechos humanos universales y el desarrollo sostenible para todos.
Para examinar conjuntamente nuestras raíces espirituales es menester abordar las realidades
fundamentales de la condición humana. Los grandes descubrimientos científicos realizados en los
últimos dos siglos por la arqueología, la antropología y la paleontología, especialmente aquí, en
las antiguas necrópolis de Asia Central, han dejado bien sentado, sin el menor asomo de duda,
que las configuraciones más antiguas que conocemos de la identidad humana comprendían
rituales y ceremonias de carácter religioso, mediante los cuales los miembros de nuestra familia
humana trataban de definir el sentido espiritual de nuestra suerte común en la vida y en la muerte,
en esta tierra y bajo el cielo. El estudio comparado de las religiones nos autoriza a sondear las
representaciones duraderas de la propia mente humana. Toda investigación profunda de la
- 18-
psicología presupone la existencia de ese planteamiento esencial, religioso y cultural, a la par que
humanista y científico, de que van a tratar los participantes en este Congreso.
Las enormes mutaciones ideológicas, técnicas y científicas de los últimos cien años han
conducido a un cuestionamiento y una reevaluación radicales del papel desempeñado por las
religiones tradicionales, y en algunos casos a persecuciones de índole inversa. Cuando acaba uno
de los siglos mas revolucionarios y atormentados de la experiencia humana y nos hallamos
simbólicamente en el umbral de un nuevo milenio, es conveniente que tomemos un respiro y
reflexionemos juntos acerca de nuestro patrimonio espiritual común.
Un congreso como éste nos ayuda a buscar los medios más adecuados para limitar los
aspectos más negativos de las actitudes religiosas comunes, especialmente cuando pueden incitar
directamente a la intolerancia sectaria, al odio o a los conflictos. Debemos aprovechar las
abundantes fuentes de documentación espiritual para destacar las contribuciones positivas de las
religiones, sobre todo en los ámbitos de los valores y la ética de la humanidad. A la luz del
diálogo y del encuentro intelectual que estamos celebrando, permítanme que me demore a
continuación sobre algunos de los aspectos más esplendorosos de nuestro legado religioso.
Hace varios miles de años que el conocimiento religioso contribuyó a hacer surgir la
intuición de la naturaleza común de la humanidad y a que se pusiera en práctica la solidaridad
entre los seres humanos. Ahora nos hallamos reunidos aquí, en el lugar más apropiado, en la
región en la que nació la doctrina zoroástrica y en la que se encuentran las raíces más profundas
del budismo. Estas dos antiguas tradiciones universales dirigieron su mensaje a la humanidad
entera, no a una comunidad ni a un grupo en particular. Los que nos hemos criado en Asia
Oriental sabemos perfectamente que el budismo, sus enseñanzas, escrituras, rituales y arte nos
han llegado de los monasterios y centros espirituales que florecieron en toda el Asia Central y
aquí mismo, en Uzbekistán. Los eruditos que han examinado atentamente las sorprendentes
ramificaciones culturales de la Ruta de la Seda han puesto de manifiesto las hondas influencias
que también ha ejercido Asia Central en las tradiciones espirituales de Asia Occidental,
comprendido el judaísmo, en la época en que las tierras mediterráneas empezaban a su vez a
sondear mensajes filosóficos y religiosos de significado universal.
A decir verdad, las creencias mas importantes del mundo han intercambiado sus enseñanzas
durante siglos. En su condición de sistemas espirituales coherentes y organizados de por sí, no
cabe duda de que las religiones no se anulan mutuamente con esos intercambios recíprocos, sino
que se han enriquecido con las tradiciones espirituales ajenas. Asia Central es una de las regiones
de encuentro mas fascinantes del mundo para estudiar esas influencias y enriquecimientos
espirituales mutuos.
Para los que nos hemos educado en la tradición budista, constituye un motivo de asombro
inagotable el saber más sobre la sutil fecundación recíproca del budismo y el Islam en los reinos
medievales de Asia Central. Nos maravillamos al enterarnos de que la historia de Ibrahim ibn
Ad’ham, el príncipe de Asia Central que en la tradición popular islámica es tenido por uno de los
fundadores de la tradición mística sufi, ofrece un paralelo exacto con la historia de Buda. Lo
mismo Ibrahim que Buda son jóvenes vástagos de reyes que escuchan una voz más profunda
cuando salen de las ilusorias murallas que amparan los jardines de sus palacios, y se convierten en
grandes maestros espirituales de sus respectivas familias culturales.
- 19-
Evidentemente, eso no quiere decir en modo alguno que el sufismo se limite a ser una
especie de retoño disimulado del budismo de la India o de Asia Central. Al contrario, todos
sabemos que la tradición sufi es una de las disciplinas espirituales del Islam más vigorosamente
arraigadas, y también sabemos que algunos de sus más ilustres maestros de la Edad Media
procedían de regiones tan alejadas como Al Andalus. No obstante, resulta profundamente
conmovedor percatarse de que fueron las ideas sufíes las inspiradoras de la actitud de tolerancia
para con las demás religiones -especialmente el hinduismo- y de profundo conocimiento de ellas
que manifestaron los soberanos descendientes de la más famosa dinastía real del Asia Central
medieval, los timúridas. En el siglo XVI, algunos príncipes de esta dinastía, por ejemplo Akbar,
apadrinaron un dialogo entre las religiones que quizás haya sido el de mayor amplitud de miras de
la historia del planeta hasta las postrimerías de este siglo XX. Las ideas sufíes convencieron a
Akbar de que, en última instancia, los credos de la humanidad coincidían en lo más profundo de
su espiritualidad y encarnaban los aspectos múltiples del alma humana. Durante el reinado de
Akbar se otorgó con un espíritu de respeto universal la igualdad de derechos a los adeptos de
todas las creencias. En el resto del mundo tuvo que transcurrir bastante tiempo para que
llegásemos a esa situación.
La historia de la religión ofrece una evolución paralela a esta percepción espiritual de la
universalidad humana por lo que respecta al desarrollo y la definición de normas éticas
universales. Los filósofos han sostenido convincentemente que la ética puede ser una norma
moral inmanente con total independencia de cualquier sistema metafísico. No obstante, es un
hecho histórico comprobado que los dirigentes espirituales de las grandes religiones universales
han sido adalides de la defensa de los derechos humanos universales.
Uno de los episodios más conmovedores de la historia de nuestro planeta se produjo hace
unos cinco siglos aproximadamente en la isla del Caribe que en la actualidad comparten la
República de Haití y la República Dominicana. Allá fue donde el padre Las Casas se atrevió,
desde su púlpito, a predicar a los conquistadores cristianos de la isla que la esclavitud de los
pueblos indígenas era una terrible falta moral y que denegar su plena condición humana a
cualquier porción de la humanidad -en América o en África- constituía un pecado contra las
enseñanzas del propio cristianismo. Hoy en día, se venera a Las Casas de Norte a Sur como figura
moral ejemplar de la cristiandad americana, como dirigente religioso que fue a buscar en el
hontanar de su propia tradición espiritual los argumentos precisos para afirmar una dignidad
humana universal que, ahora por fin, damos por sentada. En nuestra época Martin Luther King
arriesgó la vida por esos mismos ideales.
Estas consideraciones muestran hasta qué punto me complace haber tenido ayer el honor de
inaugurar la Cátedra UNESCO de Estudios Comparados de las Religiones del Mundo de la
Universidad Islámica de Tashkent, una de las varias que se dedican en el mundo a promover el
diálogo entre religiones y culturas, examinando objetivamente su interacción y recíproca
influencia en contextos históricos determinados.
Los participantes en este Congreso Internacional para el Diálogo entre Religiones y la
Cultura de Paz se han reunido aquí en un momento en que los seres humanos plantean por
doquier las preguntas más apremiantes sobre el sentido mismo del lugar que ocupamos en la tierra
y en el universo, en un momento en que parece que fuerzas que designamos con el vocablo
“mundialización” están barriendo, e incluso arrollando, los aspectos más familiares de nuestras
vidas, nuestras economías, nuestras estructuras sociales y nuestro medio ambiente visible. Esta
“mundialización” también tiene, sin embargo, un aspecto sumamente positivo: nunca en su
- 20 -
historia anterior los pueblos del mundo entero cobraron tanta conciencia de nuestra comunidad de
destino, de nuestra condición de copartícipes de los dones del planeta. Afrontar el imponente
desafío de la “mundialización” exige que nos adaptemos. Muchos de nosotros estamos volviendo
a nuestras raíces espirituales. Nuestros legados espirituales son nuestro sostén y, aunque nos
diferencien de manera enriquecedora, no deben dividimos.
Es evidente que a la UNESCO, por su condición de organización educativa, científica y
cultural de las Naciones Unidas, le preocupa profundamente el estallido de conflictos locales
armados engendrados, sin duda alguna, por la pobreza y la injusticia social, pero también atizados
por prejuicios étnicos y sectarios. La UNESCO, en nombre de la paz mundial, está resuelta a
promover una cultura -y un espíritu internacional- de tolerancia y respeto mutuo, una cultura que
debe basarse necesariamente en un conocimiento más amplio y más profundo del prójimo.
En nuestra época ningún pueblo es étnicamente “puro” y ninguna tradición espiritual es
religiosamente “pura”. Los pueblos y las tradiciones espirituales son una mezcla fecunda de
numerosas aportaciones. Ademas, hoy en día ninguna comunidad cultural o religiosa vive
completamente aislada. Todas las religiones, ya sean mayoritarias o minoritarias, deben encontrar
la manera de adaptarse y aprender a coexistir en armonía con las sociedades actuales. Una de las
tareas más importantes del siglo venidero será desarrollar el conocimiento, el entendimiento y el
profundo respeto de todas las tradiciones espirituales del mundo mediante la educación desde una
edad muy temprana. Este objetivo educativo es una de las misiones esenciales de la UNESCO.
Mi más ferviente deseo es que los congresos como éste contribuyan a alcanzar ese objetivo,
a extinguir las llamas de la intolerancia sectaria y a avivar el resplandor de la sabiduría espiritual
siguiendo el camino trazado por hombres como Akbar y Las Casas.
Muchas gracias.
-2l-
3.
Discurso de Su Alteza Real el Príncipe El Hassan bin Tala1 del Reino Hachemita
Jordania.
de
Hace algunos años, en la Cumbre Islámica celebrada en Teherán, me asombraron los
abundantes e imponentes títulos de las personas del mundo de la diplomacia. Aproveché la
oportunidad para presentarme con un título que, en mi opinión, le gustaría compartir a todo
creyente, a saber, “el humilde servidor de mi Creador”. Las tres confesiones monoteístas han
coexistido durante unos 1500 anos, compartiendo su historia y sus actitudes y creencias
fundamentales y, ante todo, comulgando en la creencia en un solo Dios.
Mi primera visita a esta parte del mundo la efectué en la época del ex Primer Ministro
Kossiguín, cundo fui a Turkmenistán. Ese viaje produjo en mí una multitud de sensaciones, pero
hoy mi sueño se ha convertido en realidad al haber venido a Bujara y Samarcanda. Cuando viajé a
Turkmenistán sólo me sentí edificado espiritualmente en compañía de trabajadores de la industria
al percatarme de que solicitaban la bendición (“baraka”) de los príncipes de la Tierra Santa.
En la Conferencia Mundial de Religiones pro Paz celebrada en noviembre pasado, a la que
asistieron mas de 1.200 participantes en representación de 15 religiones y confesiones religiosas
del mundo entero, tuve el privilegio de intervenir en calidad de moderador. En el estrado había
representantes de la Iglesia Católica, de la Iglesia Ortodoxa, y de las comunidades musulmana y
judía de Bosnia. Si bien todos nosotros nos reconocíamos en la tradición de Abraham, el muftí de
Sarajevo añadió: “que nos sea permitido compartir el Arca de Noé, porque Noé hizo el arca para
salvar a la especie humana. ¿No podemos crear otra arca para la salvación del género humano?”
Desearía expresar mi gratitud a todos los presentes, y en especial a los distinguidos
representantes de este hermoso país para que la transmitan al Presidente Karimov, por la
oportunidad que se nos ha brindado de practicar el noble arte de la conversación que, en mi
opinión, no es precisamente un arte marcial. Se ha dicho que “en el siglo XVIII, la Ilustración
estimó que la noción de que todas las religiones e ideologías están vinculadas por unos mismos
principios fundamentales era compatible con los puntos de vista confesionales. Se buscaron
nuevas religiones e ideologías para delimitar aspectos que se pudieran considerar comunes,
razonables y propulsores de la responsabilidad. Una vez más se puso de actualidad el
Zus naturalis, es decir, el derecho natural basado en la idea de que todas las personas poseen
derechos esenciales comunes”. Pues bien, desearía recordar a los presentes que la expresión
“derechos humanos” engloba sólo implícitamente las perspectivas y los derechos de índole
religiosa y cultural. La “Declaración del Parlamento Mundial de las Religiones - Una Ética
Mundial” trata de relacionar los actos humanos con una base moral. Sus cuatro principios básicos
se acercan a la noción de derechos naturales y constituyen el mínimo denominador común de
entendimiento ético entre las religiones existentes actualmente y las culturas que las adoptan.
Esos cuatro principios básicos se pueden resumir de la manera siguiente:
Un nuevo orden mundial necesita descansar en una ética mundial.
Todo ser humano debe ser tratado con humanidad.
Las normas que protegen la vida son:
El respeto a la vida
La justicia (inclusive en el orden económico)
La tolerancia y la veracidad
La igualdad.
c
____-
---
- 22 -
Es necesario un cambio ético.
Leonard Swidler, de la Universidad de Temple (Filadelfia), ha analizado los principios
éticos fundamentales en los que se basan los derechos y deberes del ser humano. Esos principios
son:
La libertad de realizarse, que es condición sine qua non de la responsabilidad ética. Todo
ser humano debe tener derecho a desarrollar sus capacidades, eligiendo valores propios.
Ahora bien, se debe aceptar que en ese proceso de realización no se violen los derechos de
nadie.
El valor intrínseco de la persona humana: se debe reconocer que todo ser humano posee un
valor intrínseco y no puede ser tratado como un mero objeto.
El respeto de la vida: se deben respetar todos los seres naturales, ya sean vivos o
inanimados.
El principio de reciprocidad: este principio debe extenderse a las relaciones con la creación
en su conjunto, las sociedades, las naciones, el mundo y el cosmos.
El amor al prójimo como realización de la persona misma: la naturaleza del ser humano se
realiza en el amor por los demás seres humanos, pues sólo se puede amar al prójimo gracias
al entendimiento de uno mismo.
La ayuda desinteresada a los demás.
El respeto y la libertad de las religiones y creencias: debe existir un diálogo cuyo objetivo
principal sea aprender de las convicciones de los demás, tomando en cuenta tanto la
búsqueda individual del sentido de la vida como la de un amplio consenso sobre la manera
de coexistir en nuestro planeta y lograr una verdadera humanidad.
Según Swidler, hay más normas específicas que se aplican y están basadas en las siete
máximas que, en un principio, se desprenden de la regla de oro. Esas normas se denominan
principios éticos aplicados y comprenden:
la responsabilidad ante la ley;
la responsabilidad en materia de libertad de religión y conciencia y en materia de libertad
de expresión y reunión;
la responsabilidad para participar en la elaboración de decisiones;
la responsabilidad en materia de derechos de familia;
la responsabilidad en materia de propiedad privada;
la responsabilidad en el trabajo y las actividades recreativas;
la responsabilidad en la educación;
-23-
la responsabilidad en la paz;
la responsabilidad respecto del medio ambiente 1.
Se habla de un nuevo orden mundial. A este respecto me permito sugerir modestamente
que, a mi parecer, lo que estamos buscando es un nuevo orden mundial humanitario en el que
podamos compartir nuestra humanidad común. En relación con esto quisiera recordar la reunión
sobre el Diálogo para el Desarrollo de las Religiones Universales convocada por iniciativa de Jim
Wolfensohn, del Banco Mundial, y del Reverendísimo George Carey, Arzobispo de Canterbury, y
más concretamente quisiera mencionar la conclusión a la que se llegó en una sesión de esa
reunión, en la que el Arzobispo Carey atrajo nuestra atención sobre la pobreza existente en el
mundo. En el contexto de la Conferencia Mundial de Religiones pro Paz celebrada en Soweto
-que tuve la ocasión de visitar el pasado mes de enero- todos convinimos en que en el pasado
habíamos luchado suficientemente contra algo -concretamente, contra el apartheid- y que ahora
debíamos luchar por algo, por algo que fuese enriquecedor, por ejemplo por la propuesta del
difunto Yehudi Menuhin de crear un Parlamento de las Culturas, en el cual la cuestión de la
identidad cultural se pudiera situar en el contexto adecuado del multiculturalismo.
Señor Director General: con el debido respeto he de decirle que, en mi opinión, nuestro
dialogo se refiere a las culturas y no a las civilizaciones. Todos hemos compartido experiencias en
materia de civilización y hemos contribuido a ellas. En Yakarta, junto con los representantes de
Ambon, Irian Jaya y Timor y los partidarios de una solución constructiva, es decir, los jóvenes de
ambos sexos que respaldaban la reconciliación en su condición de siervos del Creador al servicio
de los siervos de Dios, tuvimos ocasión de debatir sobre la supervivencia y la satisfacción de las
necesidades básicas gracias a la cultura de participación. Hoy estamos participando en este
Congreso para proclamar que la responsabilidad ética ejercida con libertad es necesaria para que
la persona humana se realice. Nuestra participación en este foro es la condición previa de ese
ejercicio de la responsabilidad ética.
Es evidente que durante casi 1.500 años las tres grandes religiones monoteístas, el
judaísmo, el cristianismo y el Islam, han coexistido, compartiendo sus historias, creencias y
actitudes fundamentales, y más particularmente su fe en un solo Dios. Ahora bien, ni el judaísmo,
ni el cristianismo, así como tampoco el Islam constituyen un bloque monolítico. En cada una de
estas confesiones, sus propias evoluciones y los factores geográficos y culturales han originado
diferencias de opinión y tradición que han desembocado en formas de creencias y prácticas
religiosas variadas, e incluso rivales, así como en divisiones de mayor o menor gravedad.
Por lo tanto, dentro de cada religión monoteísta se da también el pluralismo religioso. En
este contexto es muy natural preguntarse cómo se entienden en un universo de pluralismo
religioso los judíos, los cristianos y los musulmanes, así como los adeptos de otras religiones, por
ejemplo los hindúes, budistas, sijs, confucianos y otros. i Cómo deben acercarse mutuamente?
Todos estos interrogantes distan mucho de ser teóricos y la respuesta que reciban debe consistir
en poner de relieve sus puntos en común universales y respetar sus mutuas diferencias. A este
respecto, en árabe tenemos un proverbio que dice: “la comprensión precede al entendimiento”.
1
On the Way to Sustainable Development: An approach to defining a national model of global responsibility,
Asociación Finlandesa pro Club de Roma @ICOR), 1997.
- 24 -
Creo haber mencionado anteriormente la tendencia a estereotipar a los musulmanes y las
alusiones al terrorismo, pero permítanme aclararles que el terreno abonado para el terrorismo no
es la religión, sino las políticas y las economías que hacen perder a los hombres la esperanza.
Tengo fe en el noble arte del dialogo, es decir, no en el arte de hablar, sino en el de hablar con el
otro. Si abundamos en los tan frecuentemente admirables y perspicaces argumentos del profesor
Hans Küng, podríamos concluir diciendo: “No puede haber paz entre las naciones si no reina la
paz entre las religiones. No puede haber paz entre las religiones sin diálogo entre ellas. No puede
haber diálogo entre las religiones sin investigación de sus fundamentos”.
A este respecto, reviste especial importancia profundizar el conocimiento de la fe de cada
uno y de las creencias de los demás. También es importantísimo conocer el legado común de las
religiones, especialmente el de los sefardíes y musulmanes de Al Andalus, del que es epítome la
obra del gran filósofo y teólogo Maimónides (Ibn Maimún).
En el caso del mundo islámico de la ex Unión Soviética, un somero repaso de las obras que
se le han dedicado ilustra cuáles son las tesis predominantes a su respecto. La primera es la de la
aparición de nuevas regiones y la mantienen tanto Mirsky en su obra sobre el nacimiento de un
Asia Central plural (1992) como Roy en sus dos obras sobre los legados conflictivos en la Eurasia
musulmana ( 1995) y la nueva Asia Central o la fabricación de naciones ( 1997). La segunda tesis
es la del renacimiento paralelo del Islam y ha sido expuesta por Lipovsky, Hetmanek y Andreyev,
cuando han tratado respectivamente del despertar del Islam de Asia Central (1996), el
renacimiento del Islam soviético ( 1990), y la transición de las ideas de Marx a las de Mahoma en
Asia Central (1992). La tercera es la función causal del Islam en las políticas actuales de los
países de la región, especialmente a través de su convergencia con las cuestiones étnicas y el
nacionalismo. Este aspecto se refleja en las obras de Atkin, Rashid, de Cordier y Rywkin, que han
estudiado respectivamente la autoafirmación islámica y el ocaso del antiguo régimen soviético
(1992), el renacimiento de Asia Central y la alternativa entre el Islam y el nacionalismo (1994), la
influencia islámica en el nacionalismo étnico de los países del Cáucaso septentrional como
Chechenia y Daguestán (1996) y la problemática musulmana que Moscú tiene planteada (1990).
La última tesis se refiere a las repercusiones que los cambios en esas “nuevas regiones” han
entrañado para el orden mundial posterior a la Guerra Fría, cuestión que han examinado Dietl,
Duran, Goetz, Tsepkalo, y Banuazizi y Weiner, tratando respectivamente los temas siguientes: la
transformación geopolítica en Asia Central y sus repercusiones en la India (1995); las rivalidades
con respecto a los nuevos países musulmanes (1992); las esferas de intereses políticos en el
Cáucaso Meridional y en Asia Central (1997); la nueva versión de Eurasia (1998); y las nuevas
geopolíticas de Asia Central y su periferia (1994).
Aunque en todas esas obras se muestra al Islam como un sistema inteligible y monolítico, el
contenido real de lo que se entiende por Islam y se estudia como tal ofrece una diversidad
considerable. Es digno de notar cómo se pone el acento en el sufismo y en prácticas que en el
contexto de Oriente Medio se designarían como Islam “popular”, e incluso “heterodoxo”, por
ejemplo el culto a los santos y el misticismo, por no hablar del charnanismo. No es mi propósito
entablar una polémica sobre la ortodoxia islámica de esascreencias, ni tampoco pretendo abordar,
como hace Asad en su obra publicada en 1986, el tema ampliamente debatido de la contradicción
entre el Islam clásico y el Islam popular, entre el Islam y los islamismos, y entre la tradición
discursiva del Islam y su práctica. Simplemente quiero señalar que no se debe considerar que esas
distinciones, aunque sean obra de eruditos, empañan la idea de que el Islam representa una fuerza
irresistible para la movilización de masas en Asia Central y en el Cáucaso. Quizás no sea
paradójico señalar la preeminencia que se ha atribuido al papel desempeñado por las mujeres en el
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mantenimiento del Islam en la Unión Soviética. Fathi, en su obra escrita en 1997, sostiene que las
mujeres clérigos han tenido una función importante en el Islam de Asia Central. Desde un punto
de vista más general, tanto Dragadze (1994) como Fathi (1997) y Tett (1994) consideran que las
mujeres, en su condición de madres, han sido las principales transmisoras de la tradición islámica
y las “guardianas de la fe” en el santuario del hogar y en el ámbito no sovietizado de la familia2.
Cuando tuve ocasión de intervenir, hace unos días, como moderador en la Conferencia
Mundial de Religiones pro Paz celebrada en Ozviecim (Auschwitz), me percaté de lo delicado que
era participar en la ceremonia de reapertura de la sinagoga subsistente (“Chemra Lomdei
Mishnayot”), en un lugar cuyo nombre se ha convertido en sinónimo de genocidio, un lugar en el
que se perpetró la aniquilación física de un pueblo en nombre de una ideología de exclusión del
otro y a guisa de eco lejano de lo ocurrido en Srebenica, Gorazde, Kosovo y Sarajevo. A lo largo
de mi labor en pos del triple dialogo entre las religiones monoteístas, he llegado a convencerme
de que necesitamos un dialogo entre las culturas y no entre las civilizaciones, especialmente
cuando nos referimos a la palabra diálogo en singular.
Mi mayor preocupación es que evolucione la complementariedad entre las distintas
instituciones dedicadas al diálogo y que las aplicaciones prácticas de éste se tengan siempre bien
presentes. No cabe duda de que existe un gran interés moral por el futuro del bienestar y de la
dignidad de los seres humanos, y también es cierto que el sufrimiento de tantos millones de
personas en el mundo entero provocado por el aumento de la pobreza y las injusticias exige que
las organizaciones confesionales contribuyan seriamente al desarrollo de un pensamiento y una
praxis de carácter político.
Cuando decimos que la educación forma parte del proceso de reconciliación, debemos
recordar las raíces de la antropología del sufrimiento y sus repercusiones amenazadoras para la
paz. Por eso es necesaria otra forma de educación para las sociedades traumatizadas por la guerra,
como han demostrado patentemente los casos de Vukovar, Sarajevo, Rwanda y Chechenia. Quizá
sea necesaria incluso una reeducación, a semejanza de la impartida en los programas de educación
Sócrates y Erasmus creados después de la Segunda Guerra Mundial.
La paz y la estabilidad en el mundo no se pueden conseguir con el mezquino concepto de una
seguridad que los mas ricos, ya sean Estados o grupos sociales, empuñan como un escudo contra
todo lo que consideran un peligro para su propio bienestar. Solemos hablar de seguridad nacional, de
seguridad regional y de seguridad alimentaria, pero cabe preguntarse si no ha llegado el momento de
empezar a tratar la cuestión de la seguridad cultural, basándonos en un consenso edificado a partir
de valores culturales comunes (o compartidos). Aunque la noción de cultura está implícita en la de
derechos humanos, podemos considerar que forma parte intrínseca de la sociedad civil y constituye
un paso adelante en la evolución que va de la etapa de la Humanitas a la de la Civitas.
No obstante, los errores subsisten; y de una u otra manera es necesario ponerles término,
adoptando el siguiente código de conducta constructivo, que hace hincapié en la asociación de la
teología con la praxis:
2
Islam in the Post-Soviet Space: Imaginative Geographies of the Caucasus and Central Asia [El Islam en el
área postsoviética - Geografías imaginativas del Cáucaso y Asia Central], Seteney Shami.
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Partamos de los puntos que tenemos en común con los demás.
Tomemos en cuenta la tradición de las Luces.
Abracemos el principio de la “no coacción”.
Apoyemos el derecho de las personas a proclamar su propia religión.
Replanteemos el contenido de la educación.
Velemos por que haya una libre circulación de la información.
Creemos un marco para discutir los desacuerdos.
Aceptemos nuestra responsabilidad por nuestras palabras y acciones en todos los planos.
Admitamos los aspectos políticos y económicos del diálogo entre las religiones.
En la edad de la “mundialización”, que en árabe designamos con el vocablo más acertado de
“universalismo”, la sociedad civil está ampliamente secularizada y por lo tanto es necesario atraer
a los defensores de la secularización a nuestro dialogo. Personalmente, reconozco su importancia
y necesidad para garantizar la diversidad y la libertad de expresión. Aunque aquí no estemos
hablando de secularización política, no podemos pasar por alto la relación inextricable que existe
entre la religión y la identidad, pues la religión da sentido a nuestra conciencia de quiénes somos
los humanos: componentes de pequeños círculos que se van ensanchando hasta constituir círculos
más amplios, y así sucesivamente hasta formar el gran conjunto que los engloba a todos. No
obstante, hay que señalar que la identidad, al mismo tiempo que afirma quiénes somos como
componentes de esos círculos pequeños, proclama también quiénes no somos.
Precisamente las religiones poseen la capacidad de evitar que se produzcan conflictos y se
exploten las diferencias, porque no sólo se dirigen a los componentes más pequeños de la
identidad sino también a los más vastos; y esto lo hacen poniendo el acento en las dimensiones de
los puntos en común que vinculan y unen entre sí a los seres humanos, independientemente de
cuales sean los distintos elementos específicos de sus identidades respectivas. En nuestros
planteamientos debemos evitar el escollo de los estudios comparados de las religiones y
centrarnos en sus analogías. Asimismo, debemos evitar la metafísica y centrarnos en las
cuestiones éticas.
Los progresos que se realicen van a exigir una gran participación de los partidarios de
soluciones constructivas, es decir, de los jóvenes, y tenemos que ser conscientes de que, frente al
auge de los peligros, ellos van a ser los mensajeros de la paz y la esperanza. Nuestro deber
colectivo es buscar incesantemente el diálogo para realizar el tránsito de la cultura de
supervivencia a la cultura de participación y, en definitiva, a la paz.
Muchas gracias, señoras y señores.
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