Área X Derecho y Procedimiento Administrativo X ¿Cómo se ejecutan las resoluciones en el procedimiento administrativo? Ficha Técnica Autor: Nelson Salazar Bustamante* Título:¿Cómo se ejecutan las resoluciones en el procedimiento administrativo? Fuente: Actualidad Gubernamental, Nº 61 - Noviembre 2013 Sumario 1.Introducción 2. Ejecutoriedad del acto administrativo 3. Pérdida de ejecutoriedad del acto administrativo 4. Ejecución forzosa 1.Introducción Muchos de nosotros en variadas ocasiones hemos requerido que la Administración se pronuncie en un caso concreto; por ejemplo, han existido casos en donde un predio colindante a otro ha generado perjuicios en el predio vecino, producto de los trabajos de construcción que el afectante venía realizando sin las respectivas medidas de seguridad señaladas por la municipalidad. En dichos casos, el administrado afectado no solo busca que la Administración se pronuncie sobre si tiene razón o no en un determinado tema, sino que busca que esta actúe respecto a su problema. Para ello, para el traslado de la decisión administrativa a la realidad, o a la esfera jurídica del administrado, se requiere de otro acto administrativo –que lleva en su interior un sin número de actuaciones– que ejecute la voluntad administrativa. En este artículo, y no solo para este caso en particular, sino también en forma general y aplicable a todas las situaciones que * Egresado de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica los Ángeles de Chimbote. Ha laborado en el Estudio Monteverde Abogados y en la Pontificia Universidad Católica como asistente técnico en las áreas de gestión e investigación de bibliotecas. requieran de un acto para la ejecución de voluntad Administrativa, buscaremos explicar el marco legal que define el actuar de la administración, sustentado en las prerrogativas que tiene el Estado para fiscalizar, controlar e imponer sanciones. 2.Ejecutoriedad del acto administrativo Como mencionamos antes, la ejecución del acto administrativo es la actuación dirigida a realizar lo dispuesto en un acto administrativo. De tal modo que la Administración Pública debe sujetar su actuación a las formalidades de un procedimiento ejecutivo. Dicho procedimiento ejecutivo también es un procedimiento administrativo y tiene por objeto realizar lo ordenado en un acto administrativo, por lo cual le son aplicables los principios y reglas de todo procedimiento administrativo. Es importante precisar que los vicios incurridos en la ejecución de un acto administrativo, o en su notificación a los administrados, son independientes de su validez, de tal modo que una infracción en el interior del procedimiento ejecutivo es impugnable por sí misma, y no afecta el acto que se pretende impugnar. Ahora bien, para que dicho acto pueda ser llevado a la realidad, la normativa administrativa ha dotado de dos atributos fundamentales al acto administrativo, el primero es la ejecutividad y el segundo es la ejecutoriedad. El primer atributo mencionado, “la ejecutividad”, puede ser entendida como un atributo de eficacia propio de todo acto administrativo, que le permite al acto poder ser vinculante o exigible, por contener una decisión o declaración de la autoridad pública. En tal sentido, vendría a ser la característica que poseen los actos administrativos de producir frente a terce- Actualidad Gubernamental ros los efectos que como consecuencia de la voluntad administrativa deben producir, dando nacimiento, modificando, extinguiendo, interpretando o consolidando la situación jurídica o derechos de los administrados, sin que la oposición del particular a través de los medios impugnatorios que la ley pudiera habilitar pueda impedirlo. En tal sentido, la ejecutividad permite al acto administrativo producir todos sus efectos aun contra la voluntad del obligado, a diferencia de los actos privados que necesitan el apoyo judicial para su ejecución. Por el contrario, “la ejecutoriedad” alude más bien a una característica que únicamente es predicable de aquellos actos administrativos que impongan una obligación (de dar, hacer o no hacer) a un administrado y que, en función de su contenido obligacional, puede permitir, llegando el caso, su ejecución forzosa en caso de negativa del sujeto administrativo. De esta manera, si bien todos los actos administrativos son ejecutivos, solo algunos (aquellos que contengan una obligación) podrán ser ejecutorios y, justamente por esta característica, aquellos actos administrativos ejecutorios que no sean cumplidos voluntariamente por el obligado podrán ser objeto de ejecución forzosa en la medida que esta última característica nos remite a la potestad administrativa de realización material para plasmar en la realidad aquello que la Administración ha decidido aún en contra de la voluntad del obligado. Al respecto de la ejecutividad y la ejecutoriedad de los actos administrativos, el Tribunal Constitucional ha señalado que: «La ejecutividad del acto administrativo está referida al atributo de eficacia, obligatoriedad, exigibilidad, así como al deber de cumplimiento que todo acto regularmente emitido conlleva a partir de su notificación; está vinculada a la validez del acto administrativo. N° 61 - Noviembre 2013 X 1 Informe Especial Área Derecho y Procedimiento Administrativo X Informe Especial La ejecutoriedad del acto administrativo, en cambio, es una facultad inherente al ejercicio de la función de la Administración Pública y tiene relación directa con la eficacia de dicho acto; en tal sentido, habilita a la Administración a hacer cumplir por sí misma un acto administrativo dictado por ella, sin la intervención del órgano judicial, respetando los límites impuestos por mandato legal, así como a utilizar medios de coerción para hacer cumplir un acto administrativo y a contar con el apoyo de la fuerza pública para la ejecución de sus actos cuando el administrado no cumpla con su obligación y oponga resistencia de hecho. La ejecutoriedad es, pues, una consecuencia del acto administrativo y su sustento constitucional tiene origen en el numeral 1 del artículo 118º de nuestra Carta Magna, que ordena al Presidente de la República –y, por ende, al Poder Ejecutivo y a toda la Administración Pública– a “cumplir y hacer cumplir la Constitución y los tratados, leyes y demás disposiciones legales”. Sin embargo, como bien lo advierte Juan Carlos Morón Urbina [1], dicho mandato constitucional “(...) no llega a sustentar la ejecutoriedad administrativa, en los términos estudiados, sino solo la ejecutividad de la voluntad administrativa. Será la Ley de Desarrollo (Ley Nº 27444) la disposición que, asentándose en la Constitución, opta por dotarle de ejecutoriedad (coerción propia) a los mandatos de la Administración”. En ese sentido, el artículo 192º de la Ley N.º 27444, del Procedimiento Administrativo General, establece que “Los actos administrativos tendrán carácter ejecutario, salvo disposición legal expresa en contrario, mandato judicial o que estén sujetos a condición o plazo conforme a ley”»2. De este modo, podemos entender que respecto del atributo de la ejecutoriedad los actos que poseen dicho atributo deben tratarse de actos resistidos por los administrados (la denominación de actos resistidos alcanza importancia por cuanto como quedó expresado anteriormente, aquellos espontáneamente cumplidos no pueden generar sanciones ni ejecución forzada. Esa resistencia se revela cuando el administrado, conocedor de su obligación, se niegue abiertamente a cumplirla o, por el contrario, adopte una actitud pasiva ante la autoridad). Así, la ejecutoriedad habilita a la propia administración a coaccionar al obligado para alcanzar su cumplimiento, siendo el título de ejecución la propia resolución administrativa, y en su apoyo puede emplear los medios de ejecutoriedad que establece el artículo 196°3 de la Ley N° 27444. En este sentido, la ejecutoriedad exime a la 1 Morón Urbina, Juan Carlos. “La Suspensión de la Cobranza Coactiva por la interposición de la demanda contencioso administrativa – Una apreciación constitucional”, en Actualidad Jurídica, Tomo 142. Lima. Gaceta Jurídica, setiembre 2005, pág. 16. 2 Expediente N° 0015-2005-PI/TC. 3 Artículo 196°.- Medios de ejecución forzosa 196.1 La ejecución forzosa por la entidad se efectuará respetando siempre el principio de razonabilidad, por los siguientes medios: a) Ejecución coactiva b) Ejecución subsidiaria c) Multa coercitiva d) Compulsión sobre las personas 196.2 Si fueran varios los medios de ejecución aplicables, se elegirá el menos restrictivo de la libertad individual. 196.3 Si fuese necesario ingresar al domicilio o a la propiedad del afectado, deberá seguirse lo previsto por el inciso 9) del Artículo 20° de la Constitución Política del Perú. X 2 Administración del deber de buscar y el respaldo judicial sobre la legalidad de su actuación. A partir de esto entonces, «el Derecho Público comparado se divide en dos tendencias sobre este atributo, teniendo en cuenta que la ejecutoriedad no es condición esencial de la existencia de la Administración ni del Derecho Administrativo. • Por un lado existe la posición negativa, que desconoce a la Administración cualquier potestad para exigir por sí misma el cumplimiento de sus actos, debiendo valerse de la cobertura judicial previa para ejecutar su voluntad, obtenida a través del planteamiento de una acción judicial sumaria denominada injuntion y solo con esa conformidad, el funcionario puede iniciar la exigencia al ciudadano (modelo anglosajón). • Y, por otro lado, la posición que mantiene la facultad de la Administración Pública distinguiéndola así de otras personas jurídicas o naturales para que dentro del marco de la legalidad existente declare sus propios derechos e imponga obligaciones hacia sí misma y a los demás, en forma pública y cierta, mediante decisiones unilaterales (modelo alemán, italiano y español). Nuestro Tribunal Constitucional ha establecido con la ejecutoriedad tiene su sustento constitucional en el artículo 118° numeral 1) de la carta constitucional, que demanda al poder ejecutivo, cumplir y hacer cumplir la constitución, los tratados, las leyes y las demás disposiciones vigentes. De este modo, la ejecutoriedad es un atributo de la acción administrativa del Estado que cuenta con respaldo constitucional, de modo que no puede ser desconocida por el legislador ordinario ni por la jurisdicción, por lo que las declaraciones de la Administración deben ser cumplidas por su propia autoridad sin necesidad de confirmación o ratificación por otra autoridad. Con esta declaración resulta claro que el poder Legislativo posee la libertad para configurar la ejecutoriedad de los actos administrativos o para retirarla. En este último caso, exigir la concreción de la voluntad administrativa no sea llevada a cabo en sede administrativa, sino que, por ejemplo, pueda ser aprobada previamente por la autoridad judicial (como si se tratase de una autorización judicial para ejecutar la voluntad por la propia Administración) o que sea ejecutada por los jueces y no por las autoridades administrativas (como si se tratase de una ejecución en sede jurisdiccional de la voluntad administrativa). Pero el aporte de la sentencia al desarrollo de la nueva configuración de la ejecutoriedad administrativa radica en haber identificado aquellos valores constitucionales que deben ser respetados por la Administración cuando el legislador le ha asignado la ejecutoria por sí misma. En efecto, en esta sentencia el tribunal ha establecido taxativamente que son límites que imponen la Constitución a la ejecución Actualidad Gubernamental N° 61 - Noviembre 2013 coactiva, los siguientes: derecho al debido procedimiento y la tutela judicial, limitaciones constitucionales derivadas del derecho a los derechos y garantías (presunción de inocencia), inviolabilidad de ingreso al domicilio y a propiedades inmuebles»4. 3.Pérdida de ejecutoriedad del acto administrativo El artículo 193° de la LPAG señala taxativamente las situaciones en las cuales, salvo norma expresa en contrario, los actos administrativos pierden efectividad y ejecutoriedad limitando en consecuencia los efectos jurídicos previstos legalmente por dicho acto, tales como: • Por suspensión provisional conforme a Ley.- «La suspensión implica no el decaimiento del acto, sino más bien una detención temporal de sus efectos. La suspensión provisional se da, por ejemplo, cuando la autoridad administrativa decide la suspensión de los efectos del acto ante la presentación de un recurso administrativo. Asimismo, ocurre la suspensión temporal ante una medida cautelar decidida en un proceso contencioso administrativo destinado a impugnar la resolución en cuestión. Sin embargo, cesa la pérdida de efectividad en cuanto se deja sin efecto la suspensión. Ello nos lleva a concluir que este no es en realidad un caso de decaimiento del acto, situación esta última en la cual el acto pierde efectividad en términos permanentes. • Por inercia en la ejecución transcurridos cinco años por parte de la Administración.- Esto opera como una especie de plazo resolutorio, transcurrido el cual el acto pierde sus efectos jurídicos. Ello sin embargo no impide que la Administración posea el derecho subjetivo, por ejemplo, al cobro de lo adeudado. Ello significa que, si el particular cumple con su obligación, ello no puede implicar la existencia de un pago indebido y que el administrado tenga derecho a la devolución. De hecho, el transcurso del plazo permitiría a la Administración ejecutar judicialmente el acto, siendo el plazo máximo el que haya establecido en el Código Civil, salvo ley en contrario. • Por cumplimiento de la condición resolutoria sujeta de acuerdo a ley.La condición resolutiva implica que el acto pierde sus efectos una vez que se ha dado el hecho futuro e incierto que le da sustento. Este no es propiamente un caso de pérdida de ejecutoriedad sino más bien un caso de pérdida de eficacia del acto, con lo cual dicho acto no puede ser ejecutado de manera alguna»5. 4. Ejecución forzosa La ejecución forzosa es una potestad de la Administración Pública que hace referencia a la actuación material de la Administración de hacer valer sus derechos de autotutela administrativa en aras del cumplimiento de una decisión administrativa, en la realidad de forma tal cual lo determina el acto administrativo. 4 MORÓN URBINA, Juan Carlos. Comentarios a la nueva Ley del Procedimiento Administrativo General, Gaceta Jurídica, Lima, 2007. 5 GUZMÁN NAPURÍ, Christian. Manual del Procedimiento Administrativo General, Pacífico Editores, Lima, 2013, p. 573. Área Derecho y Procedimiento Administrativo Este artículo contiene los presupuestos indispensables que toda forma de ejecución administrativa, que se verá más adelante, deben satisfacer para iniciar el procedimiento administrativo ejecutivo. A falta de alguno de estos requisitos, la ejecución estará viciada y la autoridad incumplirá su deber esencial de no precipitar las ejecuciones administrativas por lo que acarreará responsabilidad. «Para proceder a la ejecución forzosa de actos administrativos a través de sus propios órganos competentes, o de la Policía Nacional del Perú, la autoridad debe cumplir con las siguientes exigencias»6: • «Que se trate de una obligación de dar, hacer o no hacer, establecida a favor de la entidad.- La existencia de un acto administrativo declarativo o constitutivo de la obligación de realizar una prestación a favor del Estado resulta indispensable porque precisamente el procedimiento de ejecución busca concretar el contenido de esa decisión antecedente. Toda ejecución administrativa para cumplir la exigencia de legalidad, debe ampararse de un acto administrativo válido determinante de la materia adeudada que sea notificado al administrado obligado. • Que la prestación sea determinada por escrito de modo claro e íntegro.- El contenido de la obligación de cargo del administrado y a favor de la administración ha de ser claro e íntegro, como para permitir su ejecución sin mayores dudas, interpretaciones, ni discrecionalidad del ejecutor. La regla es que la materia a ejecutar sea de comprensión universal y no sujeto a márgenes de actuación o discrepancias sobre su alcance. • Que tal obligación derive del ejercicio de una atribución de imperio de la entidad o provenga de una relación de derecho público sostenida con la entidad.- Resulta frecuente que el Estado se someta, en sus relaciones con los particulares, a reglas de derecho común, tal como sucede con los pactos arbitrales, los contratos leyes, las actividades empresariales, etc. Previendo estos casos, la norma precisa que no basta que exista una obligación de un administrado frente a cualquier entidad, sino que esta además se realice o desarrolle dentro de una relación de Derecho Público o en la cual el Estado actúe premunido de sus potestades de imperio. Por ejemplo, si un particular tiene una deuda con una entidad de la actividad empresarial del Estado o una empresa concesionaria, aun cuando ambas estén dentro del ámbito de la Ley, su ejecución no corresponderá a la vía ejecutiva administrativa, por cuanto no son relaciones de derecho público, son de derecho común, al igual que si se trata de contratos privados del Estado, o donde el Estado no haya actuado potestades públicas (por ejemplo, deudas por arrendamientos a una entidad pública). • Que se haya requerido al administrado el cumplimiento espontáneo de la prestación, bajo apercibimiento de iniciar el medio coercitivo específicamente aplicable.- El requerimiento de cumplimiento es algo más que la simple notificación del acto. Así como la notificación habilita la eficacia del acto, el apercibimiento previo presupone la notificación que informa de lo decidido al administrado, pero en sí mismo es advertirle que de no cumplir 6 Artículo 194° de la LPAG. • El apercibimiento del cumplimiento. • La notificación del acto de inicio de ejecución. La finalidad es que el administrado no sea sorprendido por una ejecución de un acto que desconozca y se le permita cumplimiento voluntario, y si la norma lo autoriza, puede llegar a un acuerdo con la entidad para satisfacer la obligación (Ej. acuerdo de pago tributario). voluntariamente lo dispuesto en el plazo que se le señale, se procederá al medio de ejecución forzosa que se indica. Dentro del procedimiento de ejecución es fundamental el acto intimatorio y el consiguiente otorgamiento de un plazo para el cumplimiento espontaneo, ya que, por su intermedio el administrado queda advertido que es susceptible de una ejecución forzada. • Que no se trate de acto administrativo que la Constitución o la ley exijan la intervención del Poder Judicial para su ejecución.- Es preciso que la ley especial no haya previsto la ejecución judicial de estas obligaciones, separándose de la regla general de la ejecución administrativa. Aun cuando no hay casos expresos de este tipo en nuestra legislación actual, bien se le puede asimilar los casos de seguridades contractuales que el Estado otorga a los inversionistas para someter a controversia judicial o arbitral cualquier desavenencia, incluso la exigencia de cumplimiento de sus obligaciones administrativas. • En el caso de procedimientos trilaterales, las resoluciones finales que ordenen medidas correctivas constituyen títulos de ejecución conforme a lo dispuesto en el artículo 713° inciso 4) del Código Procesal Civil, modificado por la Ley Nº 28494, una vez que el acto quede firme o se haya agotado la vía administrativa.- El Decreto Legislativo N°1029 ha introducido a este artículo un nuevo supuesto referido a la manera en que se ejecutan las medidas correctivas ordenadas a los administrados a favor de otros administrados tales como la reposición y reparación de productos, la devolución de la contraprestación pagada por el administrado afectado, que el proveedor cumpla con lo ofrecido a favor del reclamante, cumplir con reponer dinero al administrado, entre otros. En tal sentido, la reforma ha incorporado la disposición por la que las resoluciones finales que ordenen medidas correctivas en procedimientos trilaterales tendrán carácter de títulos de ejecución, correspondiendo a las partes involucradas la legitimidad para obrar en procesos civiles a través de las cuales se exigirá, el cumplimiento de la medida correctiva»7. 4.2. Medios de ejecución forzosa La ejecución forzosa administrativa se efectuará respetando siempre el principio de proporcionalidad, por el cual los medios empleados para hacer efectivo al acto administrativo deben ser ecuánimes con la finalidad perseguida por el acto ejecutado, de tal manera que exista debida proporcionalidad entre los medios empleados y los fines perseguidos con la ejecución forzosa. En tal sentido, la Ley detalla ciertos medios de ejecución forzosa que puede emplear la autoridad administrativa, medios que deben entenderse en un evidente numerus clausus, puesto que la Administración no debería emplear aquellos que no se encuentren expresamente señalados en la Ley, en virtud del principio de legalidad. Estos medios detallados en el artículo 196 de la LPAG son los siguientes: a) Ejecución coactiva b) Ejecución subsidiaria c) Multa coercitiva d) Compulsión sobre las personas 4.1. Notificación del acto de inicio de la ejecución forzosa La decisión que autorice la ejecución administrativa será notificada a su destinatario antes de iniciarse la misma8. Sin embargo, la norma establece que “la autoridad puede notificar el inicio de la ejecución sucesivamente a la notificación del acto ejecutado, siempre que se facilite al administrado cumplir espontáneamente la prestación a su cargo”. Vale decir, otorgarle al administrado el plazo razonable para cumplir con la obligación, transcurrido el cual se dará inicio a la ejecución forzosa. En tal sentido, será después de producidos tres actos sucesivos que verdaderamente podrá tener lugar la iniciación del procedimiento de ejecución forzosa: • La emisión del acto que se pretende ejecutar. 7 MORÓN URBINA, Juan Carlos, Comentarios a la nueva Ley del Procedimiento Administrativo General, Gaceta Jurídica, Lima, 2007. 8 Artículo 195º de la Ley Nº 27444. Actualidad Gubernamental X Asimismo, si fueran varios los medios de ejecución aplicables, se elegirá el menos restrictivo de la libertad individual, en aplicación del principio de favor libertatis, propio del sistema de los derechos fundamentales. Esta previsión es también producto de la aplicación del principio de proporcionalidad por la cual debe emplearse el mecanismo menos gravoso a los derechos de la persona ante la posibilidad de obtener el mismo resultado con cualquiera de ellos. A continuación, buscaremos explicar cada uno de ellos: 4.2.1. Ejecución coactiva La ejecución coactiva es la modalidad de ejecución forzosa más utilizada por la Administración Pública y se puede definir como un procedimiento destinado a dar cumplimiento forzado a obligaciones de carácter tributario como no tributario. Mediante este medio podrán ejecutarse obligaciones pecuniarias de dar suma de dinero como obligaciones de hacer o no hacer, surgidas en una relación de derecho público a cargo del administrado. Mediante esta modalidad, la Administración se encuentra facultada para detraer N° 61 - Noviembre 2013 X 3 X Informe Especial bienes muebles o inmuebles o derechos del patrimonio del deudor en cantidad suficiente hasta satisfacer la deuda. El marco jurídico de la cobranza coactiva ha diferenciado dos procedimientos administrativos en función de la naturaleza de la deuda a cobrar: • Cuando se trata de una deuda tributaria (tributos propiamente dichos, multas, intereses y recargos) tenemos el procedimiento regulado en el propio código tributario, con su estructura procesal propia. • Cuando la exigencia es deudas originadas en cualquier otra relación jurídica de derecho público (no deudas comerciales o civiles) no corresponde seguir el procedimiento contemplado en la específica ley de ejecución coactiva. Las deudas que más comúnmente son materia de cobranza en la vía coactiva son las tributarias, multas, reversión de pagos indebidos y sanciones. El procedimiento coactivo ordinario (no tributario) está a cargo de un funcionario público denominado “Ejecutor Coactivo” que, por lo general, es designado por cada entidad previo concurso. La secuencia del procedimiento se desarrolla de la siguiente manera: a) Notificación de la entidad acreedora dirigida al deudor por el cumplimiento de su obligación, otorgándole un plazo de diez días útiles. b) Vencido dicho plazo, el expediente es trasladado al ejecutor coactivo, quien emplazará al deudor para que dentro del plazo de tres días cumpla ante él, con efectuar el pago. c) Vencido este nuevo plazo, el ejecutor coactivo procede a ejecutar el patrimonio del deudor (embargo), tasarlo y rematarlo. d) Procede recurso de apelación únicamente cuando las fases anteriores han sido cumplidas y será de conocimiento de la Corte Superior del Poder Judicial. Solo en el caso de demolición procede anteladamente a su ejecución el recurso de apelación ante la Corte Superior. 4.2.2. Ejecución subsidiaria La ejecución subsidiaria es el mecanismo a través del cual la Administración se procura la prestación a través de la ejecución de la misma por un sujeto distinto al obligado. En otras palabras, se produce cuando se trata de actos que, por no ser de carácter personal, pueden ser realizados por sujetos distintos al obligado, como puede ser la clausura de un establecimiento o la suspensión de actividades de construcción. En este sentido, lo ejecución subsidiaria es aplicable cuando se intenta exigir X 4 el cumplimiento de prestaciones materiales y fungibles (no pecuniarias), cuya satisfacción no es estrictamente personal. Para ello la Administración puede buscar el cumplimiento de la ejecución través de un sujeto distinto al obligado original, pero con cargo a este, recurriendo a la ejecución subsidiaria o por subrogación. • Actos cuya ejecución pueda el obligado encargar a otra persona. Como ejemplos de estos supuestos podemos detallar a las multas administrativas. Por último, la norma señala que la multa coercitiva es independiente de las sanciones que puedan imponerse con tal carácter y compatible con ellas. Por ejemplo, la demolición de una construcción irregular, el retiro de un vehículo de la vía pública, reparaciones, demolición de construcciones, realización de inventarios, sacrificio de animales, la construcción de servidumbres o caminos, restitución de cultivos o sembríos, etc. 4.2.4. Compulsión sobre las personas De este modo, la Administración logra satisfacer su exigencia alternativamente a través de sus propios funcionarios o mediante terceros, pero en ambos casos deberán revertir los gastos que ocasione esta forma de ejecución mediante la vía coactiva, y adicionalmente indemnizara los daños y perjuicios que su omisión hubiese ocasionado. Para realizar la ejecución subsidiaria, es necesario que la Administración emita una resolución expresa acreditando al ejecutor para efectuar las acciones de cumplimiento necesarias. Por lo general, esta modalidad no agota el procedimiento de ejecución ya que deriva en otro: la cobranza coactiva del gasto incurrido en subsidio y de los daños y perjuicios. 4.2.3. Multa coercitiva La multa coercitiva constituye un medio de ejecución indirecta o impropia, por el que la autoridad realiza una compulsión económica al administrado para forzar la realización de una conducta exigida por la Administración. De esta manera, la multa coercitiva tiene por finalidad doblegar la voluntad y la conducta renuente del obligado al cumplimiento de una obligación mediante la imposición sucesiva –y frecuentemente ascendente en lo que se refiere al monto– de sanciones de carácter pecuniario. Si bien la multa coercitiva no es una sanción ni se impone en ejercicio de las potestades sancionadoras sino en el ejercicio de potestades administrativas de ejecución, no resulta del todo incompatible con la naturaleza de una sanción. De este modo, la multa coercitiva puede ser usada en los siguientes supuestos detallados por el artículo 199° de la LPAG: • Actos personalísimos en que no proceda la compulsión sobre la persona del obligado. • Actos en que, procediendo la compulsión, la Administración no la estimara conveniente. Actualidad Gubernamental N° 61 - Noviembre 2013 «Los actos administrativos que impongan una obligación personalísima de no hacer o soportar, que no puedan hacerse efectivos de otra manera, podrán ser ejecutados por compulsión sobre las personas en los casos en que la ley expresamente lo autorice, y siempre dentro del respeto debido a su dignidad y a los derechos reconocidos en la Constitución Política»9. En vista de ellos, la compulsión sobre las personas es un modo de ejecución forzosa de carácter extremo, en atención a que afecta la libertad del particular mediante la aplicación directa de la fuerza sobre este. Se trata de buscar el cumplimiento de obligaciones no susceptibles de ser ejecutadas por voluntad propia de la persona y sobre las cuales los diversos medios de ejecución forzosa han resultado insuficientes. Este medio de ejecución forzosa puede ser usado para las obligaciones de no hacer o de soportar de tipo personalísimos y de contenido no patrimonial, sobre estos supuestos se ha previsto la posibilidad de aplicar la compulsión sobre las personas, o en otros términos, la fuerza física legítima de las autoridades sobre el obligado. Mediante este medio, la orden impartida es seguida de la fuerza o coacción física sobre la persona, trasladándola del lugar en que se encuentra hacia aquel en que debe satisfacer la prestación o compeliendo su actitud personal. Algunos ejemplos son ilustrativos: el impedimento de entrada a un lugar o de transitar por algún lugar, el sometimiento a determinadas medidas físicas sobre su cuerpo (vacunaciones obligatorias, requisas y cateos), la privación de libertad (medidas policiales, expatriación, etc.,). Entre nosotros encontramos un ejemplo de este medio de ejecución, en la sanción de expulsión del país que previo procedimiento administrativo se aplica a los extranjeros que ingresan al país de modo clandestino o fraudulentamente, o que habiéndose cancelado su residencia no hayan abandonado el país. Para el efecto, la legislación (D. Leg. N°703) contempla que el procedimiento administrativo deberá contar con un dictamen de la comisión de extranjería, el atestado policial correspondiente y concluir con Resolución Ministerial del sector interior. 9 Artículo 200° de la LPAG.