La planificación en Formación Cívica y Ética La planificación didáctica es un proceso a través del cual los docentes concretan en acciones puntuales lo establecido en los programas de estudio 2011, vinculando contenidos y aprendizajes esperados de los programas de estudio con las características de los alumnos y su contexto. Los docentes al planificar su trabajo en el aula adecúan los contenidos a las necesidades concretas de aprendizaje en contextos específicos. Durante el proceso de planificación didáctica, el docente toma decisiones sobre las diferentes formas de trabajo, las actividades y las estrategias que considera pertinentes para orientar el proceso de aprendizaje en una dirección determinada, considerando los procedimientos y los recursos didácticos apropiados para abordar los contenidos y alcanzar los aprendizajes esperados establecidos en la asignatura. Entendida como la previsión sobre los fines, los contenidos, las actividades y los materiales a considerar, La planificación didáctica requiere partir de las necesidades de los alumnos quienes son el centro de los procesos de enseñanza y aprendizaje, en función de los cuales la previsión de las acciones cobra sentido. El papel del docente en la etapa de la planeación, es conciliar las necesidades específicas de los alumnos con lo establecido en los planes y programas de estudio. La planificación posiciona al docente frente a la práctica. Constituye un momento importante del proceso pedagógico, en el cual se realiza un primer nivel de reflexión que define una postura frente a los proceso enseñanza y aprendizaje. La precisión de las actividades a implementar demanda una reflexión sobre la eficacia de las acciones previas, que identifique lo que es conveniente modificar o potenciar de lo que hasta ese momento se ha venido trabajando y una reflexión que anticipe, que prevea oportunidades para hacer más significativa la experiencia de aprendizaje de los alumnos. En el caso de Formación Cívica y Ética se propone trabajar la planificación a partir de secuencias didácticas que enfatizan los procesos y favorecen un trabajo reflexivo conjunto, donde el diálogo tiene un papel primordial. Para ello se sugiere el ejercicio reflexivo dialógico de situaciones contextuales o experiencias compartidas previamente como elementos desde los cuales se realiza el trabajo didáctico. 1 En formación cívica y ética es importante pensar la planificación de una secuencia didáctica como un proceso que incluye los momentos de inicio, desarrollo y cierre. En los tres momentos se recomienda atender al enfoque de la asignatura como un insumo fundamental pues la planificación demanda considerar que las actividades estén articuladas y, que en su conjunto, permitan dar respuestas a preguntas como: qué enseñar, cómo enseñar, cuándo hacerlo y para qué hacerlo. Debe considerarse que, de acuerdo al enfoque de la asignatura, las actividades que se propongan deben contribuir al desarrollo de competencias cívicas y éticas, entendidas estás como integradoras de conocimientos, habilidades y actitudes. En la fase de inicio de una secuencia es preciso considerar la movilización de los conocimientos previos que puedan servir como motivación para los alumnos, sin embargo, no se trata de una motivación extrínseca, por el contrario, se pretende que sea mediante la movilización de las reflexiones de los alumnos, que sean ellos quienes identifiquen la relevancia de los contenidos que se abordaran en la secuencia. La actividad de inicio, debe orientarse a la recuperación de conocimientos previos y, para el caso de la asignatura de Formación Cívica y Ética, incluye explorar algunas de las actitudes, valores y normas que los alumnos han interiorizado y que forman parte de sus referentes de actuación. En este sentido, se sugiere utilizar el ejercicio reflexivo dialógico como punto de partida de la clase. En cuanto al desarrollo de la secuencia, de ninguna manera debe implicar centrar las actividades únicamente en los aspectos empíricos, los contenidos de formación cívica y ética tienen un soporte conceptual que tendrá que ser considerado como una referencia para el análisis de situaciones concretas. Además, es conveniente incluir situaciones vivenciales donde los alumnos pongan en práctica, por ejemplo, los procedimientos democráticos, de manera que no se limiten al conocimiento conceptual de los contenidos, sino que se ejerciten en la práctica y formen parte de la convivencia cotidiana. Asimismo, las actividades deberán ser congruentes con los aprendizajes esperados y girar en torno a situaciones didácticas que impliquen retos para los alumnos en las que se movilicen sus capacidades y se promuevan permanentemente: la compresión y reflexión crítica, el diálogo, la empatía, la toma de decisiones, el desarrollo del juicio ético, los proyectos de trabajo y la participación de los alumnos. 2 El cierre de la secuencia puede darse en varios sentidos, el primero de ellos es el de la concreción de un contenido, como expresión de la apropiación que desde lo conceptual o lo nocional el alumno expresa con su propia interpretación. Otra posibilidad que encierra un nivel de logro más elaborado es la de inducir a la conformación de una postura personal sobre lo abordado, en esta el alumno deberá expresar la comprensión del tema, así como una argumentación razonada con la que sostiene una postura. Asimismo, otra actividad de cierre de la secuencia puede orientarse a la elaboración de compromisos para la acción. Concluida la secuencia, se fijan compromisos que pueden posicionarse desde lo individual o desde lo colectivo para, en lo sucesivo, actuar conforme al resultado de lo analizado. Tomando en cuenta lo anterior es importante destacar que en la asignatura de Formación Cívica y Ética la planificación didáctica por secuencias de aprendizaje tendrá que tomar en cuenta, entre otros, los siguientes aspectos: Partir de establecer una relación de los aprendizajes esperados y los contenidos. Atender a los aprendizajes esperados al definir las actividades y al seleccionar las fuentes de información. Tomar en cuenta los conocimientos previos, las experiencias y vivencias de los alumnos, encaminándolas al logro de los aprendizajes esperados. Seleccionar o diseñar situaciones que representen un desafío y promuevan la creatividad y el desarrollo de las competencias. Seleccionar actividades que se vinculen con los procedimientos formativos planteados para formación cívica y ética: diálogo, empatía, toma de decisiones, participación, juicio ético, proyectos, comprensión y reflexión crítica. Prever momentos en los que los alumnos busquen información en su entorno, la cuestionen y reflexionen sobre ella. Considerar el uso de diferentes recursos didácticos: libros de textos, publicaciones de diversas instituciones, prensa escrita, TIC´S. De manera especifica, en cuanto a la asignatura de Formación Cívica y Ética de secundaria, el trabajo con secuencias didácticas abarca del bloque I al bloque IV de los programas de 2° y 3°. Para el bloque V se propone en ambos grados el trabajo por 3 proyectos, lo que implica, considerar un conjunto de actividades interrelacionadas que integran los conocimientos adquiridos en los cuatro primeros bloques de la asignatura. Es deseable que los alumnos agreguen una serie de compromisos cívicos y éticos a las tareas propias de los proyectos. En este sentido, es necesario incluir un conjunto de acciones planeadas por los alumnos que den solución a problemas de orden natural o social que sean de su interés y que demanden el ejercicio de una ciudadanía informada y comprometida, que se oriente en el respeto y cumplimiento de los derechos humanos. Aunque Formación Cívica y Ética es parte del campo de formación de desarrollo personal y de la convivencia, es necesario que se realice una planificación propia, independiente de las otras asignaturas. 4