220-64646, octubre de 1998 Ref. Liquidación Obligatoria. Terminación por fuerza mayor Me refiero a su escrito radicado en este Despacho, el pasado 1 de septiembre con el número 302,499-0, por medio del cual pregunta si se puede dar por terminado el proceso concursal de liquidación obligatoria que adelanta la Sociedad Exploradora y Comercializadora de Carbón Mineral "Carmelitas Dos Ltda", por razones de fuerza mayor. A fin de dar respuesta a su inquietud, el Despacho estima pertinente efectuar las siguientes consideraciones: 1. La ley describe a la liquidación obligatoria como el procedimiento en virtud del cual se realizan los bienes del deudor para atender en forma ordenada las obligaciones a su cargo (artículo 95 ley 222 de 1.995). 2. A fin de dar cumplimiento a la finalidad anotada, la ley ha previsto que como consecuencia de la apertura del proceso se generan varios efectos, a saber: la formación de los activos que componen el patrimonio a liquidar (artículo 151 ídem); el embargo, secuestro y avalúo de todos los bienes del deudor; el emplazamiento de todos y cada uno de los acreedores del deudor fallido. 3. En cuanto al patrimonio a liquidar establece que el mismo está conformado por todos aquellos activos que tengan un valor económico y la totalidad de los pasivos (artículo 179 ejusdem). Con respecto a los activos, deberán ser relacionados uno a uno, en inventario que deberá elaborar el liquidador dentro de los treinta días siguientes a la fecha de aceptación del cargo (artículo 180 de la Ley 222 de 1.995). Cabe anotar que el inventario constituye una etapa procesal de especial importancia para el trámite de la liquidación obligatoria, en la medida que otorga certeza en cuanto a los bienes que están destinados a satisfacer las acreencias a cargo del concursado, razón por la cual, la ley condicionó el avalúo de los bienes y de contera su enajenación a su previa aprobación (artículo 181 ibídem). 4. A fin de dar cumplimiento a los fines de la liquidación, se requiere tener certeza en cuanto al monto de las acreencias que deberán ser satisfechas con el producto de la enajenación de los bienes inventariados. Así las cosas, y como consecuencia del principio de colectividad, la ley establece que todos los acreedores del deudor deberán hacerse parte en la oportunidad prevista para el efecto. En este sentido, el juez concursal deberá pronunciarse respecto de todas y cada una de las acreencias reclamadas y ubicarlas en los grados y categorías que establece el Código Civil, decisión que constituye la espina dorsal del concurso, en la medida que con base en lo dispuesto allí se procederá a la atención de las obligaciones. 5. En cuanto a la terminación de la liquidación obligatoria es imperioso tener en cuenta dos hechos a saber: que los bienes resulten suficientes para atender todas y cada una de las obligaciones presentadas al proceso o que por el contrario, no permitan su atención plena. En el primer caso, la ley establece que pagado el pasivo externo e interno, el juez declarará terminada la liquidación y ordenará el archivo del expediente. En el segundo evento, es decir cuando realizados todos los bienes no fuere posible la atención de todas las obligaciones, el juez declarará terminado el trámite y ordenará el archivo del expediente. Cabe anotar, que la ley 222 no estableció formas o especies de terminación del proceso distintas a las ya enunciadas. 6. En cuanto a su inquietud referente a la viabilidad de la terminación del proceso por fuerza mayor y por tanto prescindir el inventario, debe tenerse en cuenta que si bien eventualmente podría considerarse la posibilidad de terminación de un proceso de esta clase por fuerza mayor, no obstante que la regulación concursal no lo previó, V gr. porque un fenómeno natural destruyó los bienes que conformaban el patrimonio a liquidar, es pertinente señalar que en el caso planteado por usted no se configuran los elementos que legal, doctrinaria y jurisprudencialmente se han estimado como constitutivos de la fuerza mayor. En efecto, la ley 95 de 1.890 dispuso en su artículo primero que :"Se llama fuerza mayor o caso fortuito, el imprevisto que no es posible resistir...". La descripción normativa no encaja en el supuesto expuesto por usted, pues el hecho alegado por el liquidador a saber: la imposibilidad de entrar a la región en donde se encuentra la mina por tener presencia guerrillera no resulta acorde con la certificación expedida por el ejército, en la cual se dice que "... el área general de la Zona del Tablazo, Corregimiento la Silla, Vereda Cerro Mono, Tibú (N.S.) esta (sic) influenciada por presencia de grupos de bandoleros armados que delinquen esporádicamente en este sector..." . La condición de administrador predicable del liquidador así como el cumplimiento de las cargas propias de los auxiliares de la justicia, le imponen previamente a la petición de terminación, desplegar todas las actuaciones necesarias para superar el obstáculo que se describe y por tanto, destrabar el proceso, el cual de paso se anota, tiene connotación pública en atención a los intereses que tutela. Por ello, el liquidador podrá solicitar la colaboración a la fuerza pública para trasladarse a la región, elaborar el inventario respectivo, retirar los bienes y depositarlos en un sitio de fácil acceso, que garantice la adecuada conservación de los mismos. Ahora bien, si la actuación del liquidador a la que nos hemos referido resulta fallida, en la medida que no permite superar el obstáculo descrito y por tanto el proceso se paraliza en atención a la imposibilidad para llevar a cabo el inventario, se deberá estudiar las circunstancias particulares del proceso a fin de establecer si se configuran los elementos que constituyen una fuerza mayor y en el evento que el análisis resulta afirmativo, estudiar la posibilidad de decretar la terminación del mismo. De otra parte, el artículo 129 del Decreto 2649 de 1.993 consagra que al terminar cada ejercicio, se debe efectuar un inventario de mercancías para la venta el cual contendrá una relación detallada de las existencias con indicación de su costo unitario y total. En este sentido, el artículo 63 ibídem, establece que al cierre del período, deben reconocerse las contingencias de pérdida del valor expresado de los inventarios, mediante las provisiones necesarias para ajustarlos a los valores netos de realización, hecho que se consigna fundamentalmente con la realización de una toma física en la cual se detecten faltantes, sobrantes, estado de conservación, adecuada clasificación, etc., de dichos inventarios. En los términos anteriores se consigna la posición de la Oficina Jurídica sobre el tema expuesto en su consulta.