3 Índice 1 ◗ Marco histórico y filosófico 2 ◗ La filosofía de la naturaleza: los seres corpóreos 2.1. El movimiento y la teoría hilemórfica 2.2. Las cuatro causas 3 ◗ La filosofía primera: el ser en cuanto ser 3.1. El ser y el principio de no contradicción 3.2. Clasificación de los seres: las categorías 3.3. La causa primera 4 ◗ Los seres vivos y el ser humano 4.1. La teoría hilemórfica y los seres vivos 4.2. La vida intelectiva: conocimiento y apetitos en el hombre 4.3. El origen y destino del alma humana 5 ◗ La ciencia y sus clases Aristóteles y las escuelas postaristotélicas «La composición de las lecciones, [que forman] las obras existentes de Aristóteles, pertenece probablemente a los doce o trece años durante los cuales dirigía el Liceo, y la reflexión e investigación implícitas en ellas […] indica una energía espiritual acaso sin par. Durante este tiempo Aristóteles fija las líneas esenciales de la clasificación de las ciencias en la forma que conservan todavía actualmente y lleva la mayor parte de ellas a un grado de desenvolvimiento más avanzado que el obtenido antes de él. En alguna de ellas, en Lógica, por ejemplo, no tuvo predecesor […] y se puede decir que, durante siglos, no tuvo sucesor digno de él. Y, al mismo tiempo, por su interés en materias de orden práctico, como la ética y la política, su escuela ejerció sobre la vida ordinaria una influencia comparable a la de Sócrates o Platón, y muy superior a la que ejercen los estudiosos enclaustrados en la Academia de la misma época.» (W. D. Ross, Aristóteles, Charcas, Buenos Aires, 1981, pág. 18) 6 ◗ La ética 6.1. El bien y el fin último 6.2. La naturaleza de la virtud 6.3. Las clases de virtudes 7 ◗ La política 8 ◗ Influencias recibidas y repercusión posterior 9 ◗ Las escuelas postaristotélicas 9.1. El helenismo 9.2. El neoplatonismo Fachada del Partenón, templo de la Acrópolis de Atenas (Grecia), s. V a. C. Estudiaremos cómo... ✔ Aristóteles fue el último gran defensor de las polis, que habían entrado en crisis a causa de la supremacía de Macedonia. ✔ Admitió, como Platón, que hay elementos no sensibles en la realidad, pero, frente a este, mantuvo que no se encuentran separados de las cosas individuales. ✔ Aportó una nueva teoría sobre la realidad sensible, sobre el ser, sobre la vida y sobre el conocimiento. ✔ Desarrolló una ética teleológica y reflexionó sobre las virtudes; asimismo, sostuvo que la polis es necesaria para que el hombre sea feliz. ✔ Fue deudor de los presocráticos y de Platón, su pensamiento resurgió con fuerza en la filosofía medieval y ha sido un referente de la cultura occidental hasta nuestros días. ✔ Posteriormente, la filosofía se desarrolló en las escuelas helenísticas y en el neoplatonismo. 3 Aristóteles y las escuelas postaristotélicas SEMBLANZA Aristóteles nació en el seno de una familia aristocrática en el año 384 a. C. en Estagira (Tracia), ciudad de la que proviene su sobrenombre, el Estagirita. Su padre, médico en la corte macedónica, fue quien posiblemente le transmitió el interés por la observación y el saber científico. Huérfano en la adolescencia, se trasladó a Atenas, donde ingresó en la Academia sobre el año 366 a. C. Allí descubrió y desarrolló su vocación filosófica durante veinte años. Permaneció en esta escuela hasta la muerte de Platón, en 347 a. C. Sus diferencias con el rumbo que tomaba la Academia tras la desaparición de su fundador y la posibilidad de participar en la helenización de Asia Menor, lo empujaron a trasladarse a Assos y Mitilene. En estas ciudades se dedicó a la enseñanza y a la reflexión filosófica. Durante este tiempo su pensamiento se alejó progresivamente de la filosofía de su maestro y adquirió una entidad propia y original. Probablemente, el Estagirita dedicó los tres años que vivió en Assos a la filosofía, mientras que en Mitilene debió de centrarse en el estudio de las ciencias naturales. En cualquier caso, fueron años de intensa labor académica junto a su condiscípulo y heredero intelectual Teofrasto de Ereso (372-287 a. C.). Entre los años 343 y 336 a. C. Aristóteles residió en la corte del rey Filipo II de Macedonia y se ocupó de la educación de su hijo Alejandro, que posteriormente se convertiría en Alejandro Magno. Regresó a Atenas en 335 a. C., donde creó una escuela a la que dio el nombre de Liceo (likeion), por haberse construido en un recinto próximo a un templo dedicado a Apolo Likaios. Los estudiantes del Liceo se denominaron peripatéticos, ya que lo más probable es que discutieran sus puntos de vista mientras paseaban por el jardín de la escuela (el término griego perípatos significa «paseo» o «lugar de paseo»). A la muerte de Alejandro Magno, se produjo una reacción antimacedónica en Atenas, por lo que Aristóteles tuvo que refugiarse en la isla de Eubea, donde murió al año siguiente, en 322 a. C. OBRAS Los escritos de Aristóteles se dividen en dos grandes grupos. Por una parte, tenemos los denominados exotéricos, escritos en forma de diálogo y destinados al gran público. Fueron elaborados fundamentalmente durante su época en la Academia platónica y ninguno de ellos ha llegado hasta nosotros. Por otra parte, están las obras llamadas esotéricas, que probablemente provienen de los apuntes tomados por sus alumnos de las escuelas de Assos y del Liceo, y que en su mayoría se han conservado. Estos últimos están lejos del estilo poco sistemático de los diálogos platónicos y contienen exposiciones metódicas y ordenadas sobre temas muy variados. Aristóteles, arte romano, anónimo. Principales escritos de Aristóteles Exotéricos Solo se conservan algunos títulos y fragmentos: Sobre la retórica, Sobre la filosofía… Seis tratados de lógica denominados Órganon: Categorías, Sobre la interpretación, Primeros y Segundos analíticos, Tópicos y argumentaciones sofísticas. Esotéricos Obras de filosofía natural y biología: Física (ocho libros), Acerca del alma (tres libros), Sobre el cielo, Sobre la generación y la corrupción, etc. Catorce libros de Metafísica. Tratados de ética y política: Ética a Nicómaco, Ética a Eudemo, Gran ética y Política. ◗◗ 56 Aristóteles y las escuelas postaristotélicas A pesar de su victoria en la guerra del Peloponeso en 404 a. C., Esparta no logró que su superioridad sobre el resto de las polis griegas durase mucho tiempo, de modo que, en la primera mitad del siglo IV a. C., hubo tres ciudades que se disputaron la hegemonía en el mundo helénico: Esparta, Tebas y Atenas. Atenas había quedado maltrecha tras su derrota frente a Esparta y nunca llegó a restablecer del todo su pasado esplendor. Sin embargo, fue recuperándose poco a poco hasta recobrar el dominio del mar y del comercio marítimo. Además, después del gobierno de los Treinta Tiranos impuesto por Esparta, consiguió mantener una constitución democrática que duró varios siglos. No parece que Aristóteles apoyara el imperialismo de Alejandro, porque significaba la eliminación de las ciudades-estado dentro de su vasto imperio. Por otra parte, desaprobó abiertamente que tratase a los persas y otros pueblos enemigos en un plano de igualdad, que se mezclase con ellos y adoptase algunas de sus costumbres. Hacia el año 360 a. C., Macedonia –un amplio territorio al norte del mar Egeo que no era una ciudad-estado, sino un reino bien unido y fuerte– alcanzó una posición predominante en Grecia. Filipo II había subido al trono de Macedonia en el año 356 a. C. Aprovechó la falta de acuerdo entre las polis griegas para imponer su dominio sobre ellas con la intención de lograr la unidad entre los griegos y vencer a los persas. Atenas y otras polis declararon la guerra a Macedonia, pero fueron derrotadas en Queronea (338 a. C.) y sometidas a una paz bajo duras condiciones. En 336 a. C. Filipo fue asesinado mientras preparaba la guerra contra los persas; le sucedió en el trono su hijo Alejandro Magno (356-323 a. C.). Filipo II encargó la educación del joven Alejandro a Aristóteles, quien marchó en 343 a. C. a la corte real en la ciudad de Pella para desempeñar esta tarea. Es posible que Aristóteles aprobara la idea de Filipo de unir las polis griegas para poder dominar a los persas. Sin embargo, el joven Alejandro tuvo una visión mucho más ambiciosa que su padre y proyectó crear un imperio que, en la práctica, las hacía desparecer. Con sus conquistas, Alejandro extendió la cultura helénica y fundó Alejandría, que pasó a ser la nueva capital de todas las manifestaciones culturales, a excepción de la filosofía, cuyo centro se mantuvo en Atenas. Todo parece indicar que Alejandro aprendió de su maestro la importancia de virtudes como la sabiduría, la magnanimidad, la amistad y la justicia. Para Aristóteles, la mejor organización política seguía siendo la polis, aunque no pudo poner en práctica sus teorías en los largos periodos en que vivió en Atenas, ya que era extranjero (meteco) y no podía participar en sus instituciones democráticas. Analizó las constituciones de las ciudades de su época para tratar de descubrir las mejores formas de gobierno y concluyó que lo ideal sería el gobierno de uno solo (monarquía) bien preparado y que buscase el bien común, pero le pareció más realista una politeía o «república», donde gobernase una mayoría de ciudadanos con buena capacidad y rentas medias. Alejandro Magno (356-323 a. C.) rey de Macedonia desde 336 a. C. hasta su muerte. 57 ◗◗ » 1. Marco histórico y filosófico 3 3 Aristóteles y las escuelas postaristotélicas Entre el final de la guerra del Peloponeso y la muerte de Filipo II, las polis habían visto mermado su poder económico: su agricultura y su comercio no alcanzaban el rendimiento de épocas anteriores; además, tenían que pagar grandes sumas de dinero a mercenarios, ya que de esta manera los ciudadanos evitaban alistarse en el ejército. Esto, en parte, explica que un Estado más amplio como Macedonia estuviera mejor preparado para afrontar esos gastos y sometiera a las polis. Las condiciones sociopolíticas (véase la unidad 2) hicieron que los políticos y los filósofos se propusieran revitalizar las ciudades-estado mediante un nuevo enfoque en la educación de sus ciudadanos. Por un lado, surgieron escuelas que intentaban mantener la herencia sofística, como la de Isócrates (436-338 a. C.) en Atenas. En ella, la enseñanza giraba en torno a la retórica, con la esperanza de formar individuos selectos que fuesen capaces de controlar la Asamblea de los ciudadanos y, de esta manera, la elección de los estrategas que gobernarían la polis. Por otro lado, se desarrollaron escuelas de raíz socrática que fundamentaban sus enseñanzas más en la reflexión filosófica que en la praxis política cotidiana; entre ellas destacaron la Academia platónica, el Liceo fundado por Aristóteles y las escuelas cínica y cirenaica, conocidas como escuelas socráticas menores. La Academia de Atenas pretendía preparar a los futuros gobernantes mediante el estudio de las matemáticas y la filosofía. En el Liceo se cultivaban todos los saberes del momento, aunque se distinguió entre el estudio de ciencias naturales (como la zoología y la botánica) y el de saberes de carácter más práctico (como la ética y la política). La escuela cínica, fundada por Antístenes (444-365 a. C.) fue muy crítica con la situación política de Atenas y defendió un ideal de vida desligado de lo material y fundamentado en la fuerza de la voluntad. Finalmente, la escuela cirenaica, fundada por Aristipo de Cirene (435-350 a. C.), consideraba que el bien supremo consistía en el máximo placer, sensible o espiritual, y que la filosofía era el instrumento adecuado para alcanzarlo. ACTIVIDADES 1. Señala algunas causas por las que Macedonia llegó a ser la primera potencia en la Grecia del siglo IV a. C. 2. Indica cuáles de las siguientes afirmaciones son verdaderas y cuáles falsas. Razona tu respuesta. a) Atenas nunca se recuperó de su derrota en la guerra del Peloponeso; b) Filipo II logró someter a las polis griegas bajo su dominio; c) Aristóteles promovió el imperialismo de Alejandro Magno; d) En la Academia de Atenas se enseñaba zoología y botánica; e) La escuela cirenaica proponía como bien supremo el placer. ◗◗ 58 La vida filosófica de la época giró alrededor de estas escuelas, aunque el sabio más relevante fue Aristóteles. Con él, la filosofía seguía irradiándose desde Atenas, a la vez que alcanzaba una extensión y profundidad que pocas veces después se ha igualado. Gracias al Estagirita, el saber filosófico y las ciencias naturales vieron sus fronteras tan dilatadas como el nuevo imperio que su discípulo Alejandro había creado. Aristóteles y las escuelas postaristotélicas 2. La filosofía de la naturaleza: los seres corpóreos En los libros de la Física, Aristóteles se ocupó de los seres corpóreos naturales y se propuso explicar sus cambios y los elementos que los componen. Platón también había admitido la realidad del mundo sensible, pero apenas se había preocupado por observarlo y explicarlo, ya que para él la verdadera realidad se hallaba en el plano suprasensible; de hecho, consideraba que las realidades sensibles son causadas por las ideas en cuanto participan de ellas. Aristóteles, por el contrario, centró sus investigaciones en las cosas materiales, individuales y cambiantes. De hecho, el Estagirita criticó a su maestro por dividir innecesariamente la realidad en dos mundos: solo existe uno, el mundo sensible, individual y concreto, que contiene, a la vez, unos principios –unas esencias o formas– que son los que configuran las diversas realidades. Así, por ejemplo, se ha de afirmar que lo que existe realmente es este caballo (singular y concreto), que contiene una esencia universal que lo hace ser lo que es. ◗ 2.1. EL MOVIMIENTO Y LA TEORÍA HILEMÓRFICA Todos los filósofos anteriores, de un modo u otro, enfrentaron el «ser» (lo estable e inmutable) con el devenir (el no ser). Para estos pensadores era absurdo que los entes –es decir, lo que es– dejaran de ser. No es extraño, por ello, que algunos negaran la posibilidad del cambio y condenaran a los entes móviles (como los denominaba Aristóteles) al mundo de la apariencia, o que otros afirmaran que nada es y que la única realidad es el movimiento. Figura cinética, de E. G. Klien, s. XX. Aristóteles dio una nueva solución a un problema con el que se habían enfrentado todos los filósofos anteriores: el movimiento. Aristóteles, sin embargo, aceptó como evidente lo que observaba a su alrededor: la existencia de una gran diversidad de seres singulares que se mueven y se transforman. Pero del hecho de que las cosas sensibles estén sujetas al devenir no dedujo que fueran meras apariencias (como había afirmado Parménides) ni que constituyeran una especie de realidad disminuida (como había sostenido Platón). Partiendo de esta premisa, la tarea se centraba en desvelar cómo eran compatibles el cambio y la transformación de las cosas con su carácter de entes. En primer lugar, Aristóteles se enfrentó con el problema del movimiento. Para desvelar su auténtica naturaleza recurrió a las nociones máximamente universales de acto y potencia. Para el Estagirita, el análisis del cambio revela que: a) Frente a la opinión de Heráclito, en todo cambio siempre hay algo, un sustrato o sujeto que permanece y que gana o pierde algo. Así, lo que cambia o se mueve es siempre un sujeto. Pero, además, ese sujeto adquiere siempre una perfección. Denominó a esta perfección acto, y constituye el término y fin del movimiento. Es decir, este cesa cuando el acto ya se ha adquirido; Esencia: aquello que hace que algo sea lo que es, lo que determina la naturaleza o modo de ser y obrar de una cosa, y le proporciona unidad y estabilidad. Esta palabra procede del latín essentia, que es la traducción del término griego ousía. A veces, Aristóteles entendió este término como sinónimo de forma o idea, o de sustancia. 59 ◗◗ 3 3 Aristóteles y las escuelas postaristotélicas b) Para adquirir un acto o perfección, el sujeto tiene que poder realmente adquirirlo, es decir, debe estar en potencia respecto a aquel. Así, por ejemplo, una semilla de olivo está en potencia de engendrar otro olivo, pero una semilla de almendro no lo está. La potencia es una realidad intermedia entre el ser y el no ser; es un no ser todavía que hace posible el movimiento. No es algo terminado, como el acto; pero no es solo carencia, sino capacidad real de llegar a uno o a varios actos o perfecciones. 1 «Así, en un sentido se llama naturaleza [sustancia] a la materia primera que subyace en cada cosa que tenga en sí misma un principio del movimiento y del cambio. Pero, en otro sentido, es la forma o la especie según la definición. […] Así, en este otro sentido, la naturaleza [...] sería la forma o la especie, la cual solo conceptualmente es separable de la cosa.» Aristóteles, Física, II, 1, 193 a-b, Gredos, Madrid, 1998, pág. 133. Según lo anterior, Aristóteles definió el movimiento en el libro III de la Física como «la actualidad de lo potencial en tanto que está en potencia», es decir, como el paso de ser en potencia a ser en acto. Es un acto imperfecto que está entre la potencia y el acto. A partir de su explicación del movimiento, Aristóteles pudo elaborar su teoría sobre la estructura última de los seres materiales, a la que se ha denominado hilemorfismo. Así, Aristóteles llamó al sustrato que permanece en el cambio de los entes materiales materia (hylé), que constituye el principio potencial y, por lo tanto, indeterminado. A aquello que cambia lo llamó forma (morfé), y constituye el principio que actualiza o determina –da forma– a la materia. Ambos, materia y forma, no existen ni tienen realidad en sí mismos, sino que son dos coprincipios de una realidad: cada uno de ellos solo puede ser en el otro. 1 Así como el análisis del movimiento condujo a Aristóteles al descubrimiento de los principios intrínsecos de la realidad sensible –materia y forma–, la indagación de los tipos de movimiento le permitió concluir que hay, esencialmente, dos tipos de composición entre estos dos principios: sustancia/accidentes y materia prima/forma sustancial. a) La realidad corpórea puede sufrir cambios en los que adquiere o pierde perfecciones que no transforman su naturaleza. Así, la planta de trigo cambia de color al madurar, pero no deja de ser trigo. Este movimiento se llama accidental, porque las perfecciones aludidas reciben el nombre de accidentes o formas accidentales. Detalle de un friso del Partenón, s. V a. C. El análisis del movimiento condujo a Aristóteles al descubrimiento de los principios intrínsecos de la realidad sensible. Hilemorfismo: teoría aristotélica según la cual toda la realidad sensible está constituida, en último término, por dos principios: materia y forma. El término hilemorfismo es el resultado de unir las palabras griegas hylé y morfé, que significan «materia» y «forma», respectivamente. Además, Aristóteles dedujo que debe de existir un sujeto que sufra este tipo de cambio, al que designó como sustancia o materia segunda. De este modo, una planta de trigo considerada en sí misma sería la sustancia y el color verde o amarillo serían accidentes en esa planta. Los accidentes serían, por lo tanto, propiedades sensibles de las cosas que son en la sustancia. b) Observamos que hay cambios en los que unas sustancias se transforman en otras completamente distintas, como cuando una semilla de trigo se convierte en una planta de trigo: es el denominado cambio sustancial. Según Aristóteles, este tipo de cambio exige distinguir dos principios en toda sustancia: la materia prima y la forma sustancial. La materia prima es el sujeto que permanece en este tipo de cambio, mientras que lo que cambia es la forma sustancial, que es sustituida por otra nueva. ◗◗ 60 Aristóteles y las escuelas postaristotélicas En el ejemplo anterior, la materia prima es común a la semilla y a la planta, pero en la transformación la forma sustancial de la semilla se ha sustituido por la forma sustancial de planta. Aristóteles concibió la materia prima como el sustrato del que están hechas todas las cosas materiales y la forma sustancial como el acto que determina la potencialidad de la materia prima y dota a la sustancia de una determinada naturaleza o forma de ser. Como la forma sustancial es lo que proporciona la esencia a las cosas concretas, recuerda a la idea platónica, pero sin estar separada de las cosas mismas. ◗ 2.2. LAS CUATRO CAUSAS Siguiendo las huellas de los presocráticos y de Platón, Aristóteles consideró que, frente a la opinión, el verdadero saber –la ciencia– exige conocer el porqué de las cosas. Por tanto, una vez que se ha mostrado la articulación interna del movimiento y, a través de este, la de las sustancias corpóreas, es necesario remontarse a sus causas y principios. En el libro VII de la Metafísica formuló el principio de causalidad, donde afirmó que «todo lo que llega a ser es por una causa», es decir, todo lo que se mueve ha de ser movido por otro ser en acto y, por consiguiente, es la causa de la que necesariamente depende ese movimiento. Según el de Estagira, Tales y los primeros presocráticos solo habían buscado la causa material (el arjé); Platón había dado un paso más, pues añadió a la causa material la causa formal (las formas o ideas). Sin embargo, para él, era preciso postular dos causas más que dieran razón completa del porqué de las cosas. Distinguió, por tanto, cuatro causas: material, formal, motora y final. La primera de ellas está relacionada con la potencia y las otras tres, con el acto. 2 a) Causa material: materia a partir de la cual se produce algo. b) Causa formal: forma que otorga a la cosa un determinado modo de ser. c) Causa motora o eficiente: ser en acto que produce el movimiento propiamente dicho, sea este accidental o sustancial. d) Causa final: término al que tiende el movimiento; para Aristóteles es la causa de la que dependen todas las demás. En la naturaleza nada se hace sin una finalidad, pues todas las causas motoras dirigen sus efectos hacia algún fin. Esclavo atlante (inacabado), de Miguel Ángel, s. XVI. El principio de causalidad afirma que «todo lo que llega a ser es por una causa». 2 «Se dice que es causa aquel constitutivo interno de lo que algo está hecho, como por ejemplo, el bronce respecto de la estatua. […] En otro sentido es la forma o el modelo, esto es, la definición de la esencia y sus géneros, […] y las partes de la definición. En otro sentido es el principio primero de donde provienen el cambio o el reposo, como el que quiere algo es causa, […] y en general el que hace algo respecto de lo hecho. […] Y en otro sentido causa es el fin, esto es, aquello para lo cual es algo, por ejemplo el pasear respecto de la salud.» Aristóteles, Física, II, 3, 194 b, Gredos, Madrid, 1998, págs. 139-140. ACTIVIDADES 3. Revisa la teoría de las ideas en la unidad 2 e indica las semejanzas y diferencias entre la noción de idea platónica y la de forma aristotélica. 4. Elabora un esquema donde se distingan los dos géneros de movimiento, según Aristóteles, y su correspondencia con los dos tipos de composición de materia y forma. 5. En el cambio de una semilla de olivo a una nueva planta intervienen, según Aristóteles, las cuatro causas: una materia prima común (causa material); una nueva forma sustancial que aparece en la planta (forma sustancial); un olivo anterior, que produjo la semilla (causa motora); y una finalidad: perpetuar la especie olivo (causa final). Argumenta si el ejemplo es adecuado. ¿Podrías proponer otro? 61 ◗◗ 3 3 Aristóteles y las escuelas postaristotélicas 3. La filosofía primera: el ser en cuanto ser » El término metafísica en griego significa «más allá de la física». Fue empleado por Andrónico de Rodas (siglo I a. C.) para designar los libros que venían a continuación de la Física. Además de reflejar una cuestión de orden material, expresa con acierto que esta disciplina se ocupa de aquello que trasciende lo material y sensible. A la vez que mostró un gran interés por la filosofía de la naturaleza, cuyo objeto de estudio es la realidad sensible y cambiante, Aristóteles también se dedicó a la filosofía primera o metafísica, que tiene como fin el estudio de las realidades permanentes y no materiales que solo pueden ser captadas mediante el intelecto. El de Estagira señaló que el objeto de la metafísica es el ser en cuanto ser, es decir, todo lo que es, y las primeras causas y primeros principios. Para él, la filosofía primera también incluye una reflexión sobre Dios, ya que es la causa suprema de toda la realidad y trasciende el mundo físico. ◗ 3.1. EL SER Y EL PRINCIPIO DE NO CONTRADICCIÓN » Por su relación con el significado, los conceptos o términos se dividen en: a) unívocos: tienen un único significado (por ejemplo, animal respecto a los vivientes dotados de sensibilidad); b) equívocos: sus significados se refieren a realidades diferentes (por ejemplo, vela); c) análogos: tienen una razón común, aunque se refieren a realidades diferentes (por ejemplo, sano remite a un ser humano, a su aspecto y a un alimento). La noción de ser ya había sido formulada anteriormente por Parménides, quien la entendió de un modo unívoco, es decir, como un todo compacto, único e inmutable. Sin embargo, Aristóteles no aceptó esta visión y aportó un nuevo enfoque al sostener que «el ente [ser] se dice en varios sentidos, aunque en orden a una sola cosa y a cierta naturaleza única, y no equívocamente […]» (Metafísica IV, 2, 1003 a). De este modo mostraba cómo, por una parte, el término ser es análogo: mantiene un significado fundamental (todas las cosas son) y, por otra, se aplica a la vez a muchas realidades (ya que todas las cosas son de modos distintos). A partir de la analogía aplicada al ser, Aristóteles ofreció una explicación de la realidad que hacía compatibles elementos inmutables y suprasensibles –el ser no cambia y es común a todo lo real– con la pluralidad y el cambio –los modos de ser son enormemente variados–. Con este planteamiento, no solo superó la postura de Parménides, sino también la de Heráclito, quien había concebido el ser como algo equívoco, es decir, como una multiplicidad de seres en perpetuo movimiento y sin conexión entre sí. Otra consecuencia de la analogía del ser fue la nueva formulación aristotélica del principio de no contradicción: «es imposible ser y no ser al mismo tiempo y en el mismo sentido». Parménides también lo había formulado, pero sin el matiz que aportaba la segunda parte del enunciado: «al mismo tiempo y en el mismo sentido». Esto lo había conducido al monismo y al inmovilismo exagerado, al no dejar resquicio alguno entre el ser y el no ser. Aristóteles afirmó que el principio de no contradicción no se puede demostrar, ya que es el primer principio –evidente y necesario– de la realidad física y del conocimiento racional. Por ser evidente, solo se puede mostrar, es decir, advertir a quien lo niegue de lo incoherente y absurdo de su tesis. En el libro IV de la Metafísica llegó a decir que quien lo negase sería semejante a una planta y no debería hablar, ya que sin este principio es imposible afirmar o negar cosa alguna. ◗◗ 62 Aristóteles y las escuelas postaristotélicas ◗ 3.2. CLASIFICACIÓN DE LOS SERES: LAS CATEGORÍAS Aristóteles clasificó los seres en diez categorías o modos generales de ser en el orden real (ontológico), que se corresponden con la clasificación general de los conceptos en el orden lógico. Son la sustancia y nueve tipos de accidentes: cantidad, cualidad, relación, lugar, tiempo, situación, posesión, acción y pasión. 3 Como ya se ha indicado, la sustancia es aquello que permanece en los cambios accidentales, por lo que, según el de Estagira, se define como aquello que es en sí, ya que no se sustenta en otro sujeto, y es por sí, porque no depende de otro para existir. En sentido estricto, Aristóteles aplicó el término sustancia (ousía) a los seres individuales, a los que denominó sustancia primera, ya que son lo primero que conocemos (por ejemplo, Sócrates o este gato). También utilizó el término sustancia en sentido secundario, sustancia segunda, aplicado al concepto universal que se forma en la mente por la abstracción a partir de los individuos (por ejemplo, el concepto de hombre o el de animal). Solamente las sustancias primeras existen en la realidad; las sustancias segundas, en cambio, solo están en nuestro entendimiento. 3 «Las [categorías] significan la sustancia, la cantidad, la cualidad, la relación, el lugar, el tiempo, la posición, la posesión, la acción y la pasión. Es sustancia, por ejemplo, ser humano; cantidad, de dos varas de largo, de tres varas de largo; cualidad, blanco, gramático; relación, doble, mitad, más grande; lugar, en el Liceo, en el Foro; tiempo, aquí, el año pasado; posición, acostado, sentado; posesión, calzado, armado; acción, corta, quema; pasión, cortado, quemado.» Aristóteles, Categorías, IV, lb, Gredos, Madrid, 1988, pág. 10. Los accidentes, por su parte, son modificaciones que sobrevienen a la sustancia; son algo real, pero en cuanto se unen a ella. A diferencia de la sustancia, no existen en sí y por sí, sino en otro sujeto del que dependen, que es la sustancia. ◗ 3.3. LA CAUSA PRIMERA La filosofía primera también tiene por objeto la causa primera de todos los entes, cuestión que Aristóteles desarrolló en el libro VIII de la Física y en el XII de la Metafísica. En el libro VIII de la Física, sostuvo que todo movimiento requiere una causa motora, distinta de lo movido. Como es imposible una serie infinita de motores y cosas movidas, ha de concluirse que ha de existir una primera causa del movimiento, a su vez inmóvil, a la que llamó Primer Motor Inmóvil. Esta sustancia tiene que ser, por lo tanto, eterna e inmaterial. Por otro lado, en el libro XII de la Metafísica partió de la generación y corrupción de los seres para llegar a la realidad de una sustancia superior o Acto Puro. Si no existiera esta sustancia superior, todas las demás sustancias no existirían, es decir, no habría generación ni corrupción, pues, para pasar de la potencia al acto, hace falta que haya algo en acto que cause ese cambio. Ese algo, en último término, solo puede ser el Acto Puro, ya que, si tuviera algo de potencia, debería haber sido causado por otro acto. Aristóteles entendió que este ser superior ha de ser trascendente al mundo, pues no hay en él mezcla alguna con la potencia. ACTIVIDADES 6. Recuerda las posturas de Heráclito y de Parménides analizadas en la unidad 1 e indica las semejanzas y diferencias respecto a la posición aristotélica. 7. Indica si las siguientes afirmaciones responden al pensamiento de Aristóteles. Justifica tu respuesta. a) Las categorías son accidentes de los seres; b) La sustancia primera es aquella que es en sí y por sí, y además es real; c) El Primer Motor Inmóvil es eterno y acto sin mezcla de potencia. 63 ◗◗ 3 3 Aristóteles y las escuelas postaristotélicas 4. Los seres vivos y el ser humano Además de sus investigaciones acerca de la filosofía de la naturaleza y de la filosofía primera, Aristóteles dirigió su atención hacia la realidad de la vida, los principios que la constituyen y las clases en que se divide. Se ha llegado a afirmar que fue el primer biólogo de la historia, por ser el primero que trató de observar, clasificar y describir a los seres vivos. 4 «El alma es la entelequia [acto] primera de un cuerpo natural que en potencia tiene vida. Tal es el caso de un organismo. […] Por tanto, si cabe enunciar algo en general acerca de toda clase de alma, habría que decir que es la entelequia primera de un cuerpo natural organizado.» Aristóteles, Acerca del alma, II, 1, 412 a-b, Gredos, Madrid, 1988, págs. 168-169. En primer lugar, distinguió entre seres animados e inanimados. Los primeros son aquellos que están dotados de movimiento propio, es decir, que tienen su origen en un principio intrínseco. Un ser animado actúa y se mueve por sí mismo, a diferencia de los seres inanimados que, en todo caso, son movidos: su movimiento les viene de algún principio extrínseco (una piedra, por ejemplo, puede sufrir transformaciones, pero estas no dependen de ella, sino de agentes exteriores: la erosión, el ser humano, etc.). El primer principio de la vida es el alma, que Aristóteles definió como «acto primero de un cuerpo organizado». De ella dependen los que denominó «principios segundos». Estos son los órganos corporales y las facultades cognoscitivas y apetitivas a través de los cuales los seres animados (es decir, dotados de ánima, «alma» en latín) realizan sus operaciones vitales. El alma, en definitiva, es lo que hace que un ser esté vivo y posea un determinado modo de vida. 4 ◗ 4.1. LA TEORÍA HILEMÓRFICA Y LOS SERES VIVOS Como se desarrolló en el epígrafe 3, Aristóteles profundizó en la estructura de los seres corpóreos a través de la teoría hilemórfica. De manera semejante, el filósofo de Estagira aplicó la teoría hilemórfica para desvelar la estructura de los seres vivos. En efecto, el alma constituye la forma de un cuerpo apto para la vida. El cuerpo es entonces el principio material (materia) y potencial al que el alma da forma y actualiza. Por consiguiente, Aristóteles sostuvo la unión sustancial entre alma y cuerpo; no son dos sustancias, sino dos coprincipios de una única realidad: el ser vivo. De este modo, resolvió el problema del dualismo antropológico de Platón, para quien solo cabía una unión accidental entre alma y cuerpo. Según las distintas funciones que poseen los seres vivos, Aristóteles distinguió tres tipos de alma, que dan lugar a otros tantos tipos de vida: a) vida vegetativa, cuyas funciones son la nutrición, el crecimiento y la generación; b) vida sensitiva, que, además de las funciones anteriores, se caracteriza por el conocimiento sensible, el apetito sensible y la capacidad locomotriz; Escuela de Atenas (detalle), de Rafael, s. XVI. Lo propio del ser humano es la inteligencia –por la que conoce las esencias de las cosas- y la voluntad –por la que quiere libremente–. c) vida intelectiva, que añade a las funciones anteriores el conocimiento intelectual y el apetito racional o voluntad. Esta vida corresponde exclusivamente al ser humano. ◗◗ 64 Aristóteles y las escuelas postaristotélicas ◗ 4.2. LA VIDA INTELECTIVA: CONOCIMIENTO Y APETITOS EN EL HOMBRE Aristóteles, como ya hiciera anteriormente Platón, diferenció entre conocimiento sensible e intelectual. El conocimiento sensible Este tipo de conocimiento es común al ser humano y a los animales, y en él se perciben solamente formas sensibles que se corresponden con formas accidentales o cualidades en las cosas reales. El conocimiento de las formas sensibles se realiza a través de dos tipos de sentidos: • Sentidos externos: son la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto, y captan las cualidades simples que se encuentran en las cosas, como un color o un sabor. • Sentidos internos: son el sentido común, cuya función consiste en unificar los cinco sentidos externos de manera que se aprecie el objeto sensible en su unidad, y la imaginación, que permite conservarlo y reproducirlo cuando no está presente. No obstante, en algunos lugares añadió la memoria sensible y la experiencia sensible. Además, los sentidos internos captan las cualidades complejas que se dan también en las cosas, como un movimiento local o la figura de un cuerpo. El conocimiento intelectual El intelecto humano, a su vez, es exclusivo del ser humano y en él se obtienen formas inteligibles. Sin embargo, el intelecto necesita partir de los datos de los sentidos, ya que sin ellos es como un papel en blanco. No consideró, como Platón, que el alma tuviese un conocimiento previo de lo universal que se actualizase con el conocimiento de lo sensible. Aristóteles, de P. Berruguete, s. XVI. Según Aristóteles, gracias al intelecto paciente es posible el conocimiento ordenado y sistemático de la ciencia. El de Estagira consideró que la imaginación aprehende las formas inteligibles que existen realmente en las cosas concretas. Ahora bien, en las imágenes estas formas están presentes solo en potencia. Ha de existir, por lo tanto, un principio que actualice esa potencialidad, de manera que de la imagen sensible pueda surgir el concepto universal. Aristóteles llamó a este principio intelecto agente. Así, por ejemplo, gracias al intelecto agente, se abstrae la idea de caballo a partir de la imagen sensible de este caballo. A esta actualización se la ha denominado abstracción. Una vez abstraído el concepto, entra en escena otro principio de la inteligencia –que Aristóteles denominó intelecto paciente–. Este intelecto es, en realidad, la misma inteligencia que recibe los conceptos y los une o separa en juicios y razonamientos, lo que posibilita el conocimiento ordenado y sistemático de la ciencia. Los apetitos o tendencias Conocer: acción mediante la que, según Aristóteles, se poseen formas de un modo intencional –el objeto conocido remite a una realidad que está más allá del sujeto que conoce– e inmaterial –el sujeto capta una imagen o una idea, pero respetando la realidad aprehendida–. En cuanto a los apetitos o tendencias, Aristóteles afirmó que el ser humano comparte con los animales irracionales el apetito sensible, es decir, aquel por el que tendemos hacia lo que los sentidos presentan como agradable y rechazamos lo que aparece como desagradable. Abstraer: separar intelectualmente las cualidades de una cosa para contemplar su esencia o forma inteligible. Para Aristóteles, conocer intelectualmente es abstraer, ya que el intelecto agente accede al concepto universal o idea, separando la forma inteligible de las formas sensibles. 65 ◗◗ 3 3 Aristóteles y las escuelas postaristotélicas Por encima del apetito sensible se encuentra el apetito racional o voluntad, que es el que mueve hacia el bien captado por el intelecto. La voluntad es exclusiva del ser humano. Así, este se mueve a obrar gracias al bien que el intelecto conoce. Además, frente al intelectualismo socrático, Aristóteles presenta en este punto dos novedades. Por un lado, la acción humana supone, por parte del intelecto, un acto de deliberación sobre los medios más convenientes para alcanzar aquel bien y, tras este, el acto de elección donde ha de intervenir activamente el apetito racional o voluntad. ◗ 4.3. EL ORIGEN Y DESTINO DEL ALMA HUMANA Aristóteles no habló de forma explícita sobre un origen del alma humana distinto de la del resto de los seres animados, lo que parece indicar que sostenía que provenía de los padres por generación. Solo origina dudas acerca de esto un pasaje de difícil interpretación, donde escribió que el intelecto «viene de fuera y que solo él es divino». Victoria de Samotracia, escultura griega, s. II o III a. C. Aristóteles no dejó nada escrito sobre el destino de la dimensión inmortal del hombre tras separarse del cuerpo. También resulta confusa la doctrina aristotélica acerca de la inmortalidad del alma humana. La interpretación más común es que, tras la muerte, solo permanece la parte intelectiva del alma, que en el tratado Acerca del alma redujo al intelecto agente. 5 En cualquier caso, nada dejó escrito sobre lo que le ocurre a esa parte inmortal después de sobrevivir al cuerpo. Con estos planteamientos, parece lógico que la filosofía cristiana medieval, en un principio, secundara la explicación platónica sobre el hombre y mirara con recelo la aristotélica. 5. La ciencia y sus clases 5 «Una vez separado [el intelecto agente] es solo aquello que en realidad es y únicamente esto es inmortal y eterno.» Aristóteles, Acerca del alma, III, 5, 430 a, Gredos, Madrid, 1988, pág. 234. Aristóteles, al igual que su maestro Platón, consideró que la ciencia es un conocimiento intelectual sobre lo universal y permanente, pero rectificó la doctrina de su maestro al sostener que las sustancias corpóreas no están excluidas del saber científico. Como se ha señalado con anterioridad, el Estagirita pensó que las realidades sensibles poseen una forma o esencia permanente, susceptible de ser captada por el intelecto. De este modo, definió la ciencia como aquel conocimiento que es universal y necesario, que aprehende las esencias de las cosas y las explica por sus causas. Por otro lado, Aristóteles clasificó las ciencias en tres grandes grupos: • Ciencias teóricas o especulativas: su fin es el conocimiento en cuanto tal y no la acción o producción de algo. Entre ellas se encuentran: a) Física: su objeto son los seres corpóreos y sus movimientos; b) Matemática: se ocupa de realidades relacionadas con la materia, pero inmóviles; c) Filosofía primera (metafísica): trata de principios no materiales y no sometidos al movimiento. ◗◗ 66 Aristóteles y las escuelas postaristotélicas • Ciencias prácticas: su fin es la acción o praxis en cuanto encaminan al ser humano a obrar adecuadamente. Entre ellas se encuentran: a) Política: estudia la organización y el gobierno de la polis; b) Económica: reflexiona sobre el gobierno de la casa; c) Ética o moral: versa sobre la dirección de la conducta del ser humano individual. Aristóteles distinguió entre praxis y póiesis. La acción o praxis es el obrar humano cuyo fin es él mismo y beneficia o perjudica, en primer lugar, al agente. Un ejemplo de praxis sería el estudio. La producción o póiesis, en cambio, es el obrar humano cuyo fin es exterior al agente y no lo perfecciona éticamente. Un ejemplo de póiesis sería la construcción de una vivienda o la fabricación de una jarra. • Ciencias productivas: orientan a la producción o póiesis y son tan numerosas como numerosas son las cosas que puede construir el ingenio humano; ejemplos de estas ciencias serían la medicina o la música. A los tres grupos anteriores, el de Estagira, añadió un cuarto: • Ciencias instrumentales: resultan imprescindibles para poder desarrollar el resto de las ciencias. Distinguió dos ciencias de este tipo: a) Lógica: examina el funcionamiento del conocimiento humano en sus operaciones fundamentales: los conceptos, los juicios y los razonamientos; b) Gramática: estudia la estructura y el orden de las palabras. Página ilustrada de una edición de la obra de Aristóteles Sobre el cielo, s. XVI. Este filósofo sostuvo que también las realidades materiales pueden ser objeto de estudio del saber científico. ACTIVIDADES 8. Señala cuáles de las siguientes afirmaciones son aristotélicas y cuáles son platónicas. Justifica tu respuesta. a) El intelecto humano, al nacer, es como un papel en blanco; b) El alma humana preexiste al cuerpo; c) El conocimiento intelectual se realiza mediante abstracción; d) Conocer intelectualmente es despertar ideas que ya habíamos conocido; e) El alma humana es inmortal. 9. Realiza un esquema de los tipos de ciencia según Aristóteles. 6. La ética La ética como saber filosófico surgió en Grecia cuando Sócrates se planteó, como una exigencia de cada ser humano, el logro de una vida buena, es decir, la perfección del propio modo de ser del hombre. Por lo tanto, frente a los sofistas, Platón y su maestro no buscaron la virtud en el poder social y político, sino en una dimensión del alma que permite aquella perfección interior. Pero el alma, según la doctrina platónica, solo puede ser virtuosa si se esfuerza por retornar al mundo de las ideas (véanse las unidades 1 y 2). Aristóteles siguió los pasos de su maestro, por lo que su moral se puede caracterizar también como una búsqueda de la vida buena, es decir, de la felicidad (eudaimonía). Sin embargo, en coherencia con su visión del ser humano y del mundo físico, rechazó el recurso platónico a un mundo separado de ideas. 67 ◗◗ 3 3 Aristóteles y las escuelas postaristotélicas Aristóteles se ocupó extensamente del obrar humano, al que dedicó tres de sus obras: Ética a Nicómaco, Ética a Eudemo y Gran ética. En ellas, dedicó amplio espacio a dos conceptos fundamentales: a) El bien: lo entiende como fin de la conducta humana y en él funda toda su reflexión sobre la moral; de ahí que se haya calificado su ética de teleológica; b) La virtud: es el camino que conduce al bien propio del hombre; por ello, la ética aristotélica se puede considerar también como una ética de virtudes. ◗ 6.1. EL BIEN Y EL FIN ÚLTIMO El bien, para Aristóteles, ya no es la idea suprema platónica, separada de la realidad sensible y principio de todo. El bien depende de la manera de ser (naturaleza) de cada tipo de realidad; como existe una pluralidad de seres diferentes, también existe una gran variedad de bienes. El bien se identifica con la perfección de cada tipo de ente por lo que es causa final o término de sus acciones; de ahí que lo defina como aquello hacia lo que todas las cosas tienden. El bien supremo o fin último propio del ser humano, para Aristóteles, es aquel al que se subordinan todos los demás bienes sin estar él subordinado a ningún otro. Los seres humanos se hacen buenos en la medida en que aprenden a identificar este bien y tratan de alcanzarlo. Fotograma de la película Alejandro Magno, dirigida por O. Stone, en 2004. Aristóteles dialoga en esta escena con el joven Alejandro. El filósofo intentó enseñar a vivir virtuosamente a su discípulo. 6 «El bien del hombre es una actividad del alma de acuerdo con la virtud, y si las virtudes son varias, de acuerdo con la mejor y más perfecta, y además en una vida entera. Porque una golondrina no hace verano, ni un solo día, y así tampoco ni un solo día ni un instante [bastan] para hacer venturoso y feliz.» Aristóteles, Ética a Nicómaco, I, 1098 a, Gredos, Madrid, 1995, pág. 142. En efecto, el fin último es el único bien que proporciona la felicidad plena; sin embargo, existen otros bienes que también ejercen un atractivo sobre el ser humano y que pueden ser confundidos con el bien supremo. Así, los placeres del cuerpo, que esclavizan al hombre, pues lo someten a lo sensible; las riquezas, que son solo medios, pero no fines; y los honores, que provienen de la estima de los demás y que nos hacen dependientes de ellos. El auténtico bien supremo para el ser humano, según Aristóteles, se encuentra en la vida intelectual, porque esta consiste en el ejercicio de la inteligencia, que es la facultad más alta del alma. Por ello, el hombre solo puede ser plenamente feliz cuando se ocupa de la ciencia teórica más elevada, la filosofía primera, ya que su objeto es el ser en general y el Acto Puro, cumbre de todos los seres y perfecciones. 6 Es posible, de hecho, que alguien no pretenda como fin último la vida intelectual y persiga el honor o el placer, pero ese hombre, afirma Aristóteles, nunca alcanzará la verdadera felicidad. ◗ 6.2. LA NATURALEZA DE LA VIRTUD Teleología: doctrina filosófica que estudia la realidad en función de sus fines; esta palabra procede del griego telos, «fin» y logos «argumento» o «razón». Al igual que Sócrates y Platón, Aristóteles estimó que la virtud es algo que perfecciona al ser humano, lo ayuda a actuar bien y lo pone en el camino hacia una vida plena. Sin embargo, ofreció explicaciones más precisas que ellos acerca de su naturaleza. La verdadera virtud se define, según él, como un hábito que reúne tres rasgos: es adquirido, operativo y voluntario. ◗◗ 68 Aristóteles y las escuelas postaristotélicas 7 • La virtud es un hábito adquirido; porque es una cualidad o disposición estable (hábito) que se asienta sobre alguna facultad del hombre como, por ejemplo, la inteligencia y que se obtiene por la constante repetición de actos. 7; no es algo, por lo tanto, con lo que el ser humano nazca. «De ahí que las virtudes no se produzcan ni por naturaleza ni contra naturaleza, sino que nuestro natural puede recibirlas y perfeccionarlas mediante la costumbre [hábito].» • La virtud es un hábito operativo; porque posibilita la adecuada realización de los actos propios de la facultad que perfecciona. De este modo, predispone al hombre a actuar de un modo determinado. Aristóteles, Ética a Nicómaco, II, 1103 a, Gredos, Madrid, 1995, pág. 169. 8 • La virtud es un hábito voluntario; porque el camino de la virtud conlleva deliberación y elección, es decir, requiere la intervención del intelecto y la voluntad. «Es, por tanto, la virtud un modo de ser selectivo, siendo un término medio relativo a nosotros, determinado por la razón y por aquello que decidiría el ser humano prudente. Es un medio entre dos vicios, uno por exceso y otro por defecto.» Como ya se expuso, el acto voluntario requiere el conocimiento del fin, la decisión de alcanzarlo, la elección de los medios y la firmeza en el obrar. Esto se opone al intelectualismo de la ética socrática, ya que el hombre no siempre se aparta del bien por ignorancia, sino que a veces, voluntariamente, decide subordinar el bien superior a otros bienes inferiores o sensibles. El ser humano, por lo tanto, es responsable de su propio carácter ya que él mismo lo forma mediante los hábitos que adquiere. Aristóteles, Ética a Nicómaco, II, 1106 b-1107 a, Gredos, Madrid 1995, pàg. 169 ◗ 6.3. LAS CLASES DE VIRTUDES Aristóteles dividió las virtudes en éticas o morales y dianoéticas o intelectuales. Las primeras se refieren a la praxis. Gracias a ellas, la parte apetitiva del alma –los apetitos sensibles y la voluntad– realiza bien sus actos; las segundas perfeccionan los actos de la inteligencia humana. Las virtudes éticas se definen como hábitos voluntarios que consisten en un término medio entre dos extremos, que son el exceso y el defecto a la hora de actuar. Así, por ejemplo, serían vicios tanto el comer habitualmente en exceso como comer demasiado poco; la virtud, por el contrario, consistiría en el hábito de comer lo que es adecuado en cada momento. El término medio no se entiende en un sentido matemático, sino en relación al ser humano y sus circunstancias. Según Aristóteles, la razón del hombre prudente es la que ha de determinar el término medio virtuoso 8. Por otro lado, término medio no es sinónimo de mediocridad, porque la virtud ética con respecto al bien es excelencia y plenitud. Aristóteles describió numerosas virtudes éticas. Así, por ejemplo, la fortaleza constituye el medio entre los extremos de la cobardía y la temeridad; consiste en vencer el temor ante el mal y el sufrimiento. La templanza establece el justo medio entre la insensibilidad y la intemperancia, moderando el deseo de placer. La justicia consiste en la obediencia a las leyes e instaura una relación de igualdad con los demás ciudadanos. Distinguió, asimismo, entre la justicia legal –que relaciona al ciudadano con la polis–, la justicia distributiva –que reparte proporcionalmente los bienes y las cargas entre los ciudadanos– y la justicia conmutativa –que regula las relaciones entre los individuos–. Miniatura gótica que representa la justicia. Aristóteles dio mucha importancia a la educación ética de los ciudadanos, especialmente la de aquellos que estaban destinados a gobernar la polis. 69 ◗◗ 3 3 Aristóteles y las escuelas postaristotélicas 9 «La amistad es una virtud o algo acompañado de virtud, y, además, es lo más necesario para la vida. En efecto, sin amigos nadie querría vivir, aunque tuviera todos los otros bienes; incluso los que poseen riquezas, autoridad o poder parece que necesitan sobre todo amigos; porque ¿de qué sirve esta abundancia de bienes sin la oportunidad de hacer el bien, que es la más ejercitada y la más laudable hacia los amigos?» Aristóteles, Ética a Nicómaco, VIII, 1155 a, Gredos, Madrid, 1995, pág. 322. A la justicia hay que añadir la virtud de la equidad, que es el hábito de interpretar y aplicar la ley respetando la intención del legislador. En la Ética a Nicómaco resaltó, además, la virtud ética de la magnanimidad, que es el medio entre los extremos de la pequeñez de ánimo y la vanidad que exagera el propio mérito. También concedió mucha importancia a la virtud de la amistad. 9 Las virtudes dianoéticas perfeccionan el intelecto y el conocimiento. Las que hacen bueno al intelecto práctico son el arte, que hace referencia a la producción o póiesis, y la prudencia, que ayuda a realizar bien la praxis o acciones cuyo fin se encuentra en ellas mismas y cualifican a quien las realiza. Esta última es reguladora de las virtudes éticas. En relación con el intelecto teórico surgen tres virtudes: la ciencia, el entendimiento y la sabiduría. La ciencia ayuda a razonar bien, de manera que facilita el conocimiento demostrativo de las cosas universales y necesarias. El entendimiento ayuda a conocer bien lo que es evidente, por lo que favorece el conocimiento de los primeros principios. La sabiduría viene a ser la suma de entendimiento y ciencia, por lo que perfecciona el conocimiento de las cosas superiores y divinas. Para Aristóteles, estas virtudes son las más valiosas y, entre ellas, sobresale la sabiduría como virtud suprema. Clasificación de las virtudes Fortaleza Templanza Éticas Perfeccionan los apetitos sensibles y la voluntad Justicia Magnanimidad Amistad Perfeccionan el intelecto práctico Arte y prudencia Perfeccionan el intelecto teórico Ciencia, entendimiento y sabiduría Dianoéticas 7. La política bl «De todo esto resulta, pues, manifiesto que la ciudad es una de las cosas naturales, y que el hombre es por naturaleza un animal social [zôon politikón], y que el insocial por naturaleza y no por azar o es mal hombre o más que hombre.» Aristóteles, Política, I, 2, 1253 a, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1970, págs. 3-4. La sociabilidad, para el Estagirita, brota de la misma esencia del ser humano bl. De hecho, quien creyese no necesitar de la sociedad sería una bestia o un dios, pero no un ser humano; este sólo puede desarrollar sus capacidades en su seno. Observó que existen tres niveles de comunidad social: a) la familia, a la que se pertenece por nacimiento; b) la aldea, que consiste en una reunión de familias; c) la polis o ciudad-estado, que es una agrupación de aldeas organizadas bajo un mismo gobierno. La familia y la aldea anteceden a la ciudad cronológicamente, pero la polis es anterior a ellas en cuanto a perfección y excelencia, ya que es el fin al que tienden el individuo y las otras comunidades naturales. ◗◗ 70 Aristóteles y las escuelas postaristotélicas La polis ha de satisfacer las necesidades materiales de sus ciudadanos, pero su fin principal consiste, para Aristóteles, en proporcionar a los ciudadanos una vida buena y feliz, y para ello ha de promover, ante todo, las virtudes intelectuales y la justicia (que es la principal virtud de la sociedad política). La ciudad se define, por tanto, como la comunidad de hombres libres orientada a la vida buena. El fin del individuo y el de la comunidad coinciden: si los individuos son buenos, la polis alcanzará la justicia y viceversa. Aristóteles rechazó el comunismo platónico, aunque juzgó que la polis debe impedir que se acumule excesiva riqueza en manos de unos pocos. Por otro lado, pese a que los individuos y las familias se encuentren subordinados al fin general de la polis, eso no impide que posean unos derechos naturales que nunca pueden ser abolidos. Aristóteles consideró que la mejor organización política es aquella donde los que gobiernan son idóneos y buscan el bien común por encima de intereses particulares bm. Distinguió tres sistemas de gobierno buenos y tres malos: Vista general del senado de Priene (Asia Menor), antigua ciudad griega. • Monarquía o gobierno de un individuo superior en virtud a los demás, cuya degradación es la tiranía, que es la peor forma de gobierno de todas las conocidas. • Aristocracia o gobierno de unos pocos hombres selectos; su degeneración es la oligarquía. • Politeía («república») o gobierno de muchos hombres buenos, cuya corrupción es la democracia o, más bien, la demagogia. bm «Es evidente, pues, que todos los regímenes que se proponen como objetivo el bien común son rectos desde el punto de vista de la justicia absoluta, y los que solo tienen en cuenta el de los gobernantes son defectuosos y todos ellos son desviaciones de los regímenes rectos, pues son despóticos y la ciudad es una comunidad de hombres libres.» Aristóteles, Política, III, 6, 1279 a, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1970, pág. 80. La monarquía es una forma de gobierno ideal, ya que el gobernante natural sería el hombre que sobresale por encima de los demás en su vida pública y privada. Sin embargo, este hombre perfecto rara vez existe. Por ello, la aristocracia parecería ser la solución. Sin embargo, esta sigue siendo un régimen demasiado ideal, por lo que Aristóteles se inclinó por la politeía como el más realista. La politeía constituiría una posición intermedia entre la oligarquía y la democracia. No podría considerarse una oligarquía, porque gobernarían los ciudadanos de rentas medias (y no solo los ricos), ni tampoco una democracia, porque los dirigentes serían una mayoría más o menos competente (se excluiría así a los ignorantes). Aristóteles presentó sus ideas sobre la adecuada configuración de la polis en los libros VII y VIII de la Política. Señaló que el número de ciudadanos debería ser suficiente para poder cumplir su fin pero no excesivo, porque dificultaría la convivencia. El territorio, a su vez, no debería ser demasiado extenso, ya que fomentaría el lujo y la riqueza, ni debería ser demasiado reducido, ya que imposibilitaría el cultivo de la inteligencia. 71 ◗◗ Sistemas de gobierno Persiguen el bien común Miran solo el interés personal Monarquía Tiranía Aristocracia Oligarquía Politeía o «república» Democracia o demagogia 3 3 Aristóteles y las escuelas postaristotélicas A semejanza de Platón, el Estagirita concedió gran importancia a la educación de los ciudadanos; toda ella, afirmó, debería estar sujeta al control del estado (polis). Como su maestro, se opuso a una educación sofística (utilitaria y externa). Lo primero que hay que educar es el cuerpo, como base para educar el alma. Dio mucha importancia a una educación ética desde la infancia que preparase bien a los futuros gobernantes de la ciudad. ACTIVIDADES 10. Explica por qué se ha denominado teleológica y ética de la virtudes a la moral aristotélica. Lógica y dialéctica (Platón y Aristóteles), relieve de la catedral de Florencia (Italia), s. XVI. 11. Señala con qué tipo de virtudes se relacionan estas acciones. a) Devolver un préstamo; b) Saber muchas matemáticas; c) Reprender a un compañero por haber mentido; d) Esforzarse por estudiar; e) Reflexionar sobre Dios. 12. Explica la doctrina aristotélica según la cual el fin principal de la comunidad política es «vivir bien». Indica si, según este autor, es compatible con otros fines. 13. Repasa la filosofía política platónica analizada en la unidad 2 y señala los puntos de coincidencia y divergencia con el pensamiento político de Aristóteles. 8. Influencias recibidas y repercusión posterior Es indudable que la principal influencia sobre el pensamiento de Aristóteles fue Platón. Sin embargo, es necesario recordar en primer lugar cómo el de Estagira tuvo presentes en sus reflexiones los argumentos y principios de los filósofos presocráticos. De hecho, Aristóteles consideró que su filosofía era una síntesis y superación del pensamiento anterior. bn «Pero la dificultad más grande sería esta: ¿qué es lo que aportan las especies [formas, ideas] a los entes sensibles, tanto a los eternos como a los sujetos a generación y corrupción? No son para ellos, en efecto, ni causas del movimiento ni de ningún cambio. Por otra parte, tampoco ayudan nada a la ciencia de las demás cosas (pues las especies [formas] no son sustancia de estas; si lo fueran estarían en ellas), ni a su existencia, ya que no están en los entes que participan de ellas.» Aristóteles, Metafísica, XIII, 1079 b, Gredos, Madrid, 1970, vol. 2, pág. 271. Así, al describir la causalidad y sus tipos, por ejemplo, advirtió que los primeros filósofos habían identificado únicamente la causa material en sus análisis del arjé y que la causa formal no había sido conjeturada hasta Platón, quien la situó en las formas o ideas. Confrontó también su noción análoga de ser con el concepto unívoco de Parménides y, en consecuencia, pudo formular adecuadamente el principio de no contradicción; respecto a Heráclito, rechazó que la realidad fuese un mero fluir sin término. Aristóteles, tal y como había aprendido en la Academia, defendió la existencia de elementos que trascienden lo material. Sin embargo, a diferencia de Platón, consideró innecesario suponer la existencia de dos mundos ya que, en su opinión, solo es posible que una forma determine la esencia de una cosa si constituye la cosa misma; además, no era preciso otro mundo para garantizar la inmaterialidad de las formas. La teoría hilemórfica le pareció suficiente para dar razón de la realidad tanto en su aspecto permanente e inteligible (forma) como en el cambiante y sensible (materia) bn. ◗◗ 72 Aristóteles y las escuelas postaristotélicas El pensamiento aristotélico repercutió, en primer lugar, entre los alumnos de la escuela peripatética. Teofrasto (372-287 a. C.), quien le sucedió al frente del Liceo, defendió las doctrinas de Aristóteles. Posteriormente, Alejandro de Afrodisia, que dirigió el Liceo entre los años 198 y 211 d. C., realizó una interpretación de su pensamiento que sostenía la divinidad del intelecto agente; estas doctrinas fueron recogidas, a través de la filosofía árabe, por la filosofía escolástica tardomedieval. Sin embargo, el pensamiento aristotélico quedó relegado a un segundo plano tanto en la filosofía helenística como en el primer pensamiento cristiano; ambos se inclinaron por la filosofía platónica. Además, las escasas ideas aristotélicas que lograron perdurar no quedaron libres de interpretaciones platónicas. Los escritos de Aristóteles, a excepción de sus tratados de lógica (vigentes prácticamente hasta nuestros días), cayeron en el olvido. En el mundo árabe, Avicena (980-1037) y Averroes (1126-1198), entre otros, promovieron su estudio y comentario. Es famosa la interpretación de la noción aristotélica de intelecto agente de estos autores: común a todos los seres humanos, separado de ellos e inmortal. A través de los autores árabes, las doctrinas aristotélicas influyeron en la escolástica del siglo XIII. En la universidad de París surgió una corriente denominada averroísmo latino que defendió una interpretación del aristotelismo poco compatible con la fe y la teología cristianas. Detalle de un capitel del palacio de los Doges (Venecia, Italia) en el que se representa a Aristóteles, s. XIV. A través de los autores árabes, las doctrinas aristotélicas influyeron en la escolástica del siglo XIII. En este siglo, Tomás de Aquino realizó una gran tarea de asimilación de la filosofía de Aristóteles. Tomás de Aquino (1225-1274) se enfrentó al averroísmo, pero utilizó la filosofía aristotélica para explicar racionalmente el mundo en armonía con la fe. Adoptó, no sin matices, numerosos planteamientos aristotélicos (el hilemorfismo, la analogía del ser, la abstracción, etc.). También se sirvió el de Aquino de los conceptos aristotélicos de bien, de fin y de su doctrina sobre la virtud. El interés por la lógica, la gnoseología y la física aristotélicas recobró fuerza en los siglos XV y XVI, debido al éxodo de intelectuales que huían desde Bizancio hacia Occidente –especialmente hacia Italia– por la presión de los turcos. La filosofía moderna, a partir de Descartes (1596-1650), se apartó del realismo aristotélico. El empirismo y Kant (1724-1804) tuvieron parcialmente en cuenta su pensamiento, pero hasta el siglo XIX –con el resurgir del tomismo y de filósofos como Franz Brentano (1838-1917)– no reapareció el pensamiento aristotélico. Ya en el siglo XX, el pensamiento de Aristóteles se ha dejado sentir en muchos intelectuales. Entre ellos, cabe destacar a algunos filósofos anglosajones como Alasdair MacIntyre (1929), quien propone una ética de virtudes frente a propuestas de corte racionalista o nietzscheano. 73 ◗◗ ACTIVIDADES 14. Confecciona un cuadro cronológico con las principales influencias y repercusiones del pensamiento aristotélico. 3 3 Aristóteles y las escuelas postaristotélicas 9. Las escuelas postaristotélicas ◗ 9.1. EL HELENISMO La filosofía del helenismo se desarrolló a partir de las escuelas socráticas, de la Academia y del Liceo, y se concretó en tres corrientes principales: el epicureísmo, el estoicismo y el escepticismo. Estas reflexionaron principalmente sobre cuestiones éticas y prácticas; solo dedicaron alguna atención a la física o a la metafísica en la medida en que podían fundamentar el propio sistema ético. El epicureísmo se apoyó en las enseñanzas de Epicuro (341-270), nacido en Samos y fundador de una escuela en Atenas. Influido por el materialismo de Demócrito, negó la existencia de todo aquello que no fuera material, por lo que identificó la felicidad con el placer individual. Según Epicuro, el máximo placer no es el sensible –siempre efímero–, sino la ausencia de dolor o la tranquilidad del alma (ataraxia). Esta puede lograrse mediante la virtud de la prudencia (phrónesis). Aunque Epicuro, según parece, consideró los placeres intelectuales superiores a los sensibles, sus discípulos terminaron por identificar la felicidad solo con estos últimos. Estatua de Séneca (Córdoba, España). La escuela estoica fue fundada en 306 a. C. por Zenón de Citio (Chipre). Se opuso al materialismo de los epicúreos y sostuvo la existencia de una ley o logos del universo de la que nada ni nadie puede escapar. Aunque el hombre puede rebelarse contra su destino, la verdadera libertad consiste en dejarse llevar «como un perrillo que está atado a un carro en marcha, para quien lo mejor es seguir su rumbo y no intentar ir en otra dirección». bo La felicidad, según los estoicos, no se encuentra en una vida placentera, sino en vivir según la razón. El alma humana –parte de esa razón universal– es capaz de conocer naturalmente la ley del universo. En consecuencia, la actitud del sabio es la búsqueda de la imperturbabilidad (apátheia); esto es, la supresión de las pasiones o sentimientos y una vida conforme a la razón. «A los inmaduros y los mediocres y a los menos juiciosos va destinada esta plática mía, no al sabio. Este no ha de andar temerosamente ni tanteando con el pie; pues es tan grande su confianza en sí mismo que no duda en hacer frente a la suerte y no está dispuesto a cederle su posición.» Séneca, Sobre la tranquilidad del espíritu, 11, 1. En Diálogos, Gredos, Madrid, 2000, pág. 353. Helenismo: período de la cultura griega que abarca desde Alejandro Magno (siglo IV a. C.) hasta Augusto (siglo I d. C.). Gracias a la pretensión de Alejandro de homogenizar todos los pueblos conquistados, se extendió por todo el Imperio una variedad de la lengua griega, la koiné o «lengua común». Con ella, los ideales racionales de Grecia se difundieron por todo el Mediterráneo. Estoico ilustre, Séneca nació en Córdoba en el año 4 y murió en Roma sesenta y un años después. Fiel a la doctrina estoica, aseguró que es sabio quien se sobrepone a las pasiones y a los males porque los somete a la razón; en el caso de no poder superarlos, la prudencia lo instará a someterse al destino. Propuso la total serenidad ante la muerte: si solo se debe temer lo que es incierto, esta no solo se muestra como lo más cierto e indudable sino que, además, constituye la liberación definitiva. bo El escepticismo se inició con la escuela fundada por Pirrón (365-270 a. C.). A diferencia de epicúreos y estoicos, Pirrón supuso que la felicidad no se encuentra en ninguna certeza o verdad, sino en la ausencia de toda verdad, es decir, en abstenerse de todo juicio (afasia) y en mostrarse indiferente ante todo (ataraxia). ◗◗ 74 Aristóteles y las escuelas postaristotélicas El escepticismo tuvo éxito en la Academia platónica. Dentro de ella destacó Sexto Empírico (siglo III d. C.). Este autor afirmó que lo único que podemos conocer son los fenómenos sensibles y, además, solo podemos saber de ellos que aparecen ante nosotros, pero no si realmente existen fuera de nuestra mente. Con estas ideas, Sexto Empírico se adelantó en muchos siglos al fenomenismo de Hume y de Kant. También sugirió Sexto la ataraxia, que cifraba en la actuación moderada de cada individuo, especialmente, mediante el respeto a las leyes y a las costumbres sociales. Con las escuelas helenísticas se cerró una fase de la historia del pensamiento y comenzó otra en que la filosofía se desplazó geográficamente hacia Alejandría y Roma, ciudades donde nació y tuvo lugar el neoplatonismo. ◗ 9.2. EL NEOPLATONISMO El neoplatonismo convivió con los primeros siglos del cristianismo y supuso el intento por recoger y unificar las doctrinas de todas las escuelas helenísticas. Tuvo una enorme influencia en significativos autores cristianos, como Agustín de Hipona o Pseudo-Dionisio. Busto de Plotino, procedente de las ruinas de Ostia (Italia). Plotino (204-270 d. C.), que fue uno de los neoplatónicos más destacados, se inspiró fundamentalmente en Platón. Sus obras se han recogido bajo el nombre de Enéadas. Defendió la existencia de un Primer Principio trascendente (el Uno) que es antes que el ser. No hay que demostrar su existencia, pues basta ver que, si hay multiplicidad, es porque hay unidad. Todo procede, según Plotino, del Uno por emanación, es decir, gradualmente y en descenso o degradación de la unidad. El Uno presenta dos tipos de actividad: la que se identifica con Él mismo y la que provoca otras realidades distintas de Él. Esta segunda actividad emana necesariamente en tres fases: primero surge el Espíritu (Nous o Logos), luego el Alma universal (Psiché) y, finalmente, el mundo sensible y material. Así como todo procede del Uno, todo retorna a Él. Para que el ser humano pueda ascender hacia el Espíritu y lo Uno, debe volverse sobre su propia alma y purificarla de lo material, que la dispersa en lo múltiple y la aleja del Uno. Emanar: proceder necesariamente de algo de cuya sustancia se participa. Así, Plotino defendía que el mundo sensible, múltiple y cambiante, no se diferenciaba realmente del Uno, aunque este trascendía la multiplicidad de las cosas. Tras Plotino surgieron diversas escuelas y autores neoplatónicos. Entre ellos cabe señalar a Porfirio, que difundió los escritos de la lógica de Aristóteles e influyó en el pensamiento cristiano posterior. También destaca Proclo, que sería profusamente leído entre los medievales. En el año 529 d. C. Justiniano cerró la Academia de Atenas y las demás escuelas paganas. Aunque esta circunstancia contribuyó a poner término a la filosofía grecorromana, lo cierto es que la fuerza arrolladora con que irrumpió el mensaje cristiano facilitó su desaparición. ACTIVIDADES 15. Indica a qué autor y escuela corresponde cada una de las siguientes afirmaciones. a) La actitud del sabio es la búsqueda de la imperturbabilidad (apátheia); b) La felicidad se identifica con los placeres intelectuales; c) Todo procede del Uno por emanación; d) La felicidad consiste en abstenerse de todo juicio y en mostrarse indiferente ante todo. 75 ◗◗ 3 3 Aristóteles y las escuelas postaristotélicas SÍNTESIS ● Marco histórico y filosófico 1 Aristóteles, preceptor del futuro Alejandro Magno, no aceptó el imperialismo macedónico ante el que sucumbieron las polis griegas y defendió la ciudad-estado como mejor organización social. 2 La Academia platónica, el Liceo fundado por Aristóteles o las escuelas cínica y cirenaica pretendieron revitalizar las ciudades-estado mediante un nuevo enfoque educativo. ● La filosofía de la naturaleza 3 Cambiar es para Aristóteles el paso de la potencia al acto. Según su teoría hilemórfica, todos los cuerpos están compuestos de dos principios: materia (potencia) y forma (acto) y se manifiestan en dos tipos de cambio: sustancial y accidental. 4 Profundizó en el principio de causalidad y distinguió cuatro tipos de causas: material, formal, eficiente y final. ● La filosofía primera 5 La analogía del ser lo ayudó a explicar que el ser puede ser uno y múltiple a la vez, y lo llevó a reformular el principio de no contradicción. 6 Los seres se pueden clasificar en diez categorías: la sustancia y nueve accidentes. La sustancia primera es el individuo real y concreto, y la sustancia segunda es el concepto universal en la mente. 7 Existe un ser superior, primera causa motora (Motor inmóvil) y causa final (Acto puro). ● Los seres vivos y el ser humano 8 Los seres animados están dotados de alma: acto primero de un cuerpo organizado. El cuerpo y el alma son dos coprincipios que se unen sustancialmente. 9 Todo conocimiento intelectual comienza en los sentidos. El intelecto agente separa o abstrae la forma sensible de la forma inteligible o concepto, que es recibido por el intelecto paciente. ◗◗ 76 ● La ciencia y sus clases 10 La ciencia es un conocimiento universal y necesario sobre la esencia de las cosas, explicadas por sus causas. Existen ciencias teóricas, prácticas y productivas, a las que se añaden otras ciencias instrumentales. ● La ética y la política 11 Existe un fin último para el hombre y consiste en la vida intelectual. El medio para lograrlo es la virtud, que se define como un hábito adquirido, operativo y voluntario. 12 Las virtudes éticas son un término medio excelente entre dos extremos viciosos y las dianoéticas conducen a conocer lo más perfecto. 13 La polis es necesaria para que el hombre pueda vivir bien, esto es, llevar una vida virtuosa y justa. La monarquía, la aristocracia y la politeía son formas de gobierno adecuadas. Sus opuestos son la tiranía, la oligarquía y la demagogia. ● Influencias recibidas y repercusión posterior 14 Recibió influencias de los presocráticos y, especialmente, de su maestro Platón. 15 Su pensamiento pasó a un segundo plano hasta su resurgimiento en los siglos XII y XIII en la filosofía árabe y cristiana, y ha pervivido –con mayor o menor fortuna– hasta nuestros días. ● Las escuelas postaristotélicas 16 El helenismo se agrupó en tres corrientes: epicureísmo, estoicismo y escepticismo. 17 El último movimiento filosófico no cristiano de la Antigüedad fue el neoplatonismo, cuyo principal representante fue Plotino. Aristóteles y las escuelas postaristotélicas El renacer de la ética de las virtudes Dos puntos de vista sobre el hombre Aristóteles: el hombre, ser perfectible y social. La mirada aristotélica sobre el ser humano era esperanzada. Confiaba en su inteligencia y en su fuerza de voluntad. Veía a los individuos como seres orientados a su propia perfección moral, capaces de alcanzar la excelencia. Pensaba que con la fuerza del hábito las personas podían conquistar actitudes y disposiciones virtuosas. Al subrayar el carácter perfectible del ser humano, Aristóteles confirmaba, al mismo tiempo, la responsabilidad de cada uno. El mensaje de Aristóteles puede resumirse en la siguiente frase: «Si quieres, puedes ser un hombre valeroso, bueno y fuerte. Si no, serás vencido y condenado a vivir de forma superficial». El renacer de la virtud en el siglo XX Hobbes y la crisis de la antropología clásica. En la Edad Moderna la concepción aristotélica entró en crisis y la antropología se tiñó de cierto pesimismo. Hobbes, por ejemplo, pensaba que los seres humanos eran por naturaleza unos seres egoístas, que buscaban exclusivamente su propio beneficio y que su interés natural por las relaciones sociales se reducía a imponerse sobre los demás ciudadanos. De ahí que Hobbes no pudiera garantizar una convivencia pacífica, porque cada uno de los individuos buscaba su propio provecho. Según el autor inglés, solo a través de un pacto entre los hombres, por el que se comprometieran a restringir su albedrío y, en caso de no hacerlo, a acatar las sanciones correspondientes, podría inaugurarse la vida social. Para Aristóteles el hombre era también un ser naturalmente social, lo que significaba que requería del contacto con los demás, no solo desde un punto de vista material (para subsistir), sino también desde la perspectiva moral, pues la perfección y la verdadera virtud solo pueden adquirirse en contacto con el prójimo. Expresamente, advertía el pensador griego que quien no requiere a los demás «o es un dios o es una bestia». El optimismo aristotélico no se engañaba respecto a la naturaleza humana. Sabía lo poderoso que, en ocasiones, puede ser el instinto y conocía la fragilidad de los seres humanos. Tal vez su magnífico conocimiento de la naturaleza de la persona explique que la ética de corte aristotélico haya pasado a convertirse en uno de los ejes principales de la cultura occidental. Para Aristóteles –ha recordado Alasdair MacIntyre– la perfección y la verdadera virtud solo pueden adquirirse en sociedad. En 1984, Alasdair MacIntyre publicó Tras la virtud, un ensayo donde pretendía adecuar a nuestros tiempos la moral de Aristóteles. Se apoyó en el pensador griego para advertir que la vida moral depende de prácticas en función de las cuales se adquieren determinados bienes. Distingue entre dos tipos de bienes: • Bienes extrínsecos: aquellas capacidades o resultados que no son propios ni exclusivos de la práctica en cuestión, aunque se sigan de ella. Es decir, se pueden adquirir de otra manera. • Bienes intrínsecos: son los propios y exclusivos de la práctica y no pueden adquirirse sin ella. MacIntyre pone el ejemplo de la pintura. Un pintor puede cosechar éxito y dinero, pero estos serían consecuencias extrínsecas de su actividad, pues se pueden adquirir de otra manera. Un bien intrínseco sería la propia obra de arte, su belleza, que depende de la pericia y técnica del pintor. Según MacIntyre, la moral aristotélica tiene beneficios sociales, frente a otras propuestas que se sustentan solo en el individuo. En efecto, para parte de la ética del siglo XVIII y para el hedonismo contemporáneo, el fin principal de la acción era la felicidad personal. MacIntyre sostiene que, precisamente, la diferencia entre bienes extrínsecos e intrínsecos consiste en que los primeros se disfrutan individualmente, mientras que los segundos benefician al cuerpo social. Así, el pintor puede satisfacer su ansia de éxito, pero su obra enriquece culturalmente a todos los hombres. En ellos, por lo tanto, radica la verdadera virtud. 77 ◗◗ 3 3 Aristóteles y las escuelas postaristotélicas E L C O M E N TA R I O D E T E X TO F I LO S Ó F I C O 2. ANÁLISIS Texto para comentar 2.2. Aclarar el significado de los términos y conceptos filosóficos más importantes Una parte importante del comentario de texto consiste en esclarecer el significado filosófico de algunos términos o frases. Además de explicar su sentido, puede ser conveniente indicar también si dichas expresiones son nuevas aportaciones del autor o, si no lo son, relacionarlas con sus antecedentes. En cualquier caso, lo importante es definir o describir correctamente los términos fundamentales, ya que son la base para exponer con precisión las ideas contenidas en el texto. En algunos ejercicios o pruebas de comentario de texto se incluyen cuestiones específicas sobre determinadas palabras o expresiones filosóficas. Sin embargo, aunque no se exigiera de modo explícito, para realizar un buen comentario es imprescindible identificar los principales términos filosóficos y determinar su sentido. Recuerda • Lee el texto dos o tres veces, si es necesario, hasta que detectes la idea básica del texto y el tema sobre el que versa. • Subraya los términos o conceptos filosóficos que creas significativos. • Analiza cada término y averigua: a) el significado que le otorga el autor; b) si tiene o no un significado propio dentro del pensamiento del autor: c) la función que desempeña en el conjunto de la filosofía de este; d) su función dentro del propio texto. ◗◗ 78 «Así resulta también manifiesto que la ciudad que verdaderamente lo es, y no solo de nombre, debe preocuparse de la virtud; porque si no, la comunidad se convierte en una alianza que solo se diferencia localmente de aquellas en que los aliados son lejanos, y la ley en un convenio y, como dice Licofrón el sofista, en una garantía de los derechos de unos y otros, pero deja de ser capaz de hacer a los ciudadanos buenos y justos.» (Aristóteles, Política, III, 9, 1280 b, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1970, pág. 84.) Preparación del comentario Este texto de Aristóteles versa sobre filosofía política o ética cívica. Según este autor, la polis es necesaria para que el hombre pueda vivir bien, es decir, para que alcance una vida virtuosa y justa. Sabemos, además, que la moral aristotélica se ha denominado ética de las virtudes, ya que la virtud es el camino que conduce al ser humano al bien. El texto propuesto para comentario trata sobre aquello (el fin) que posibilita que una ciudad sea tal y no un simple agregado de individuos. Tras esta contextualización inicial pueden analizarse los términos detectados como más significativos. El vocablo ciudad (o polis) se ha tratado en las tres unidades acerca de la filosofía antigua. Por tanto, se debe saber que la ciudad era la estructura política y social por antonomasia en la Grecia clásica hasta la llegada del predominio macedónico. Al tratarse aquí de un texto de Aristóteles, conviene ajustarse al significado que él le otorga dentro de su pensamiento político, aunque se puede mencionar a Platón, quien aspiró a la polis ideal. Las voces virtud y justos son fáciles de encontrar en esta unidad dedicada a Aristóteles, puesto que son centrales para entender su ética y su política. Bastaría con describir las nociones de virtud y de justicia, y con señalar que el auténtico fin de la ciudad es promover las virtudes, especialmente la justicia. Aristóteles y las escuelas postaristotélicas La virtud fue un concepto muy arraigado en la cultura griega: Sócrates y Platón ya habían reflexionado sobre ella. Sin embargo, Aristóteles las desarrolló con importantes matizaciones. Finalmente, para explicar la voz sofista hay que recurrir a la primera unidad del libro, en la cual se habla sobre este grupo de pensadores que hacen su aparición en Atenas en el siglo V a. C. Aristóteles confronta aquí su tesis con la del sofista Licofrón porque era crítico con las tesis sofistas (como lo habían sido también Sócrates y Platón). La solución siguiente puede servir de pauta para practicar el análisis de los términos en un comentario de texto. EJERCICIO RESUELTO Ciudad. Siguiendo la tradición anterior y a su maestro Platón, Aristóteles entendió que la polis es la organización política por excelencia. Para él, consiste en una agrupación de aldeas bajo un gobierno común y su finalidad es vivir bien, es decir, justa y virtuosamente. Virtud. Es un hábito adquirido, operativo y voluntario, que hace al hombre bueno y lo conduce a la felicidad. La ciudad, según Aristóteles, debe procurar que los ciudadanos practiquen las virtudes, especialmente las intelectuales y la justicia. Aristóteles enriqueció y desarrolló el sentido de este término, que provenía de la cultura griega arcaica y que ya había sido utilizado por Sócrates y Platón. Sofista. Los sofistas fueron un conjunto de maestros que, debido al desarrollo de la democracia ateniense en el siglo v a. C., preparaban a los jóvenes para que alcanzasen el poder político. Destacaron por su dominio de la retórica y no por su amor a la verdad, pues consideraban que todo era relativo. Aristóteles, al igual que Sócrates o Platón, los consideró falsos sabios. Justos. La justicia es una de las virtudes morales, consistente en obedecer las leyes de la ciudad y relacionarse con los demás ciudadanos en condiciones de igualdad. Como indica el texto, hacer que los ciudadanos sean justos forma parte del fin de la ciudad. Aristóteles distinguió entre justicia legal, distributiva y conmutativa. Comentario propuesto 1 «Entre los cuerpos naturales los hay que tienen vida y los hay que no la tienen; y solemos llamar vida a la autoalimentación, al crecimiento y al envejecimiento. De donde resulta que todo cuerpo natural que participa de la vida es entidad [sustancia], pero entidad en el sentido de entidad compuesta. Y puesto que se trata de un cuerpo de tal tipo –a saber, que tiene vida– no es posible que el cuerpo sea el alma: y es que el cuerpo no es de las cosas que se dicen de un sujeto, antes al contrario, realiza la función de sujeto y materia. Luego el alma es necesariamente entidad en cuanto forma específica de un cuerpo natural que en potencia tiene vida. Ahora bien, la entidad es entelequia [acto], luego el alma es entelequia de tal cuerpo.» (Aristóteles, Acerca del alma, II, 1, 412 a, Gredos, Madrid, 1988, pág. 168.) Cuestión Explica el significado de los términos o expresiones destacados en negrita. Comentario propuesto 2 «La prudencia no podrá ser ni ciencia ni arte: ciencia, porque el objeto de la acción puede variar; arte, porque el género de la acción es distinto del de la producción. Resta, pues, que la prudencia es un modo de ser racional verdadero y práctico, respecto de lo que es bueno y malo para el hombre. Porque el fin de la producción es distinto de ella, pero el de la acción no puede serlo; pues una acción bien hecha es ella misma el fin.» (Aristóteles, Ética a Nicómaco, VI, 1140 a-b, Gredos, Madrid, 1995, pág. 273.) Cuestión Explica el significado de los términos o expresiones destacados en negrita. 79 ◗◗ 3