ANALES | ASOCIACION ARGENTINA DE ECONOMIA POLITICA XLVII Reunión Anual Noviembre de 2012 ISSN 1852-0022 ISBN 978-987-28590-0-8 UNA MIRADA SISTÉMICA A CUESTIONES EN LA ECONOMÍA. Barrera Ricardo Una Mirada Sistémica a Cuestiones en la Economía Ricardo Barrera1 Agosto 2012 Resumen Charles François expresa que la reelaboración tanto de la teoría como de la práctica de la economía, en términos sistémicos, es en gran medida, una asignatura pendiente. Se estima conveniente observar brevemente qué otros aportes se pueden hacer desde una mirada sistémica a ciertos nudos que se advierten en el campo teórico de la economía. Se hace un repaso de la concepción de la ciencia respecto al papel del observador, y se comienza por definir los sistemas sociales con un enfoque sistémico, de lo que surge la necesidad de definir la autopoiesis, la autorreferencia, la clausura organizacional y el papel de las comunicaciones en el tejido social. Finalmente, se definen las actividades en los sistemas socio-económicos, mostrando los ciclos de retroalimentaciones, y se provee un apéndice con algunas definiciones de términos sistémicos. Palabras clave: sistema social, autopoiesis, comunicación, actividad. Abstract Charles François say that the re-elaboration of economy´s theory and practice, in systemic terms, is an unresolved matter. It is convenient to observe briefly what other supports can be doing from a systemic view to certain knots that denote en the theoretic field of economy. It do a review of science conception about the observer role, and begin to define the social systems with a systemic approach, from the necessity of define autopoiesis, self-reference, organizational closure and the play of communications in the social loom. Finally, it defines activities in socio-economic systems, showing the feedback cycles, and let an appendix with some definitions of systemic terms. Key words: social system, autopoiesis, communication, activity. JEL Classification Codes: A12 I. INTRODUCCIÓN En la Enciclopedia de Sistemas y Cibernética, Charles François (2004) expresa que la reelaboración tanto de la teoría como de la práctica de la economía, en términos sistémicos, es en gran medida, una asignatura pendiente. Y cita a John Warfield (1990) diciendo “la falla de las escuelas de pensamiento económico en proveer una base adecuada para las políticas 1 CESDES – FCE – UNPSJB rbarrera@rbya.com.ar 1 gubernamentales está directamente relacionada con la complejidad del objeto y la ausencia, en economía, de una estrategia para tratar con esa complejidad”. En el mismo sentido, Ernesto Grün (2003) plantea que si, efectivamente, la economía implica describir la producción, consumo, distribución, intercambio e inventarios de todo tipo y características, tanto materiales como inmateriales, así como una descripción de los comportamientos económicamente relevantes de las personas y organizaciones implicadas en dicha economía, incluyendo la imagen que de la economía y de su futuro ellas posean; y si, además debería incluir todos los cambios en el contexto político, social o físico que fuera relevante, etc., entonces tal como lo señala Boulding, esto sería un sistema de tan abrumadora magnitud y complejidad que nadie podría visualizarlo en todos sus detalles. La crisis actual ha puesto en el tapete la manifiesta incomprensión de la complejidad sistémica de la economía, así como los enmarañados bucles de retroalimentaciones –con diferentes velocidades o retrasos- que afectan a las sociedades y sus ciudadanos. En ese sentido, se ha dicho que “La mano invisible está destinada a armonizar las motivaciones egoístas con el bien social. Pero que si la mano invisible se atrofia, como tiende a hacerlo en tiempo de caos y bifurcación, como los actuales, tenemos un problema porque la persecución de nuestros intereses egoístas puede subvertir los procesos evolutivos en las estructuras mayores de las cuales dependemos para nuestra existencia.” Y que la “mano invisible” se puede convertir en el “pie invisible” que nos propine puntapiés en lugares y tiempos inesperados (Laszlo, 1990, pág. 111). Ante esto, cabe preguntarse si es posible contribuir, no ya desde el interior de las disciplinas de la economía, desde el pensamiento sistémico, a mejorar y ampliar el conocimiento de los fenómenos que son objeto de estudio de los economistas. Se comparte lo expresado por Russ Ackoff (1996), cuando sostuvo “El hecho es que si cualquiera pudiera ver claramente el futuro, accionaría de manera tal de prever lo que ha de suceder. Como Kenneth Boulding dijo una vez, si nosotros pudiéramos leer el diario de mañana, mañana nunca ocurriría”. Pero no es posible hacerse hoy del diario de mañana, y hay que lidiar con los problemas de la sociedad tomando decisiones al día, y para el momento siguiente, aunque muchos de sus efectos nos han de alcanzar en un futuro incierto. Y como afirmara Zamagni (2010), “los problemas económicos del presente no se pueden resolver con el marco conceptual del pasado”. En ese sentido, esos problemas no dependen tanto de la falta de recursos como que las instituciones económicas no parecen ser adecuadas para interpretar las exigencias actuales. Así, el recientemente fallecido Héctor Sabelli dijo que la economía, en su vertiente clásica, solo considera la escasez, y en esa dirección es que los centros financieros internacionales proponen medidas de austeridad. Pero los modelos matemáticos de escasez tienden al caos, no a sistemas viables. Tal vez sea esa una de las razones por las cuales los países en vías de desarrollo que adhieren a esas medidas son llevados al caos social. Desde hace más de veinte años el Santa Fe Institute (SFI) de Estados Unidos tiene un área de investigación del riesgo, los mercados y la innovación, utilizando tanto métodos empíricos, analíticos como teóricos para explorar los orígenes del riesgo financiero. Ante el uso 2 único, en el mundo real, de los conjuntos de datos y enfoques de modelado que simulen, probabilísticamente, los comportamientos individuales y agregados de los agentes que actúan en un mercado financiero, los científicos de SFI desarrollaron y probaron nuevos marcos teóricos y cuantitativos que describen las complejas dinámicas en juego en los mercados y la economía en su conjunto. Estos marcos teóricos son un punto de partida de la teoría económica dominante, que asumen que los agentes actúan racionalmente. Al incorporar estas ideas y métodos, así como los puntos de vista transdisciplinarios de economistas, físicos y biólogos, los investigadores del SFI están tratando de lograr una mejor comprensión de fenómenos tales como el ciclo de apalancamiento, la liquidez, la volatilidad, el ruido, la toma de decisiones no racional, el tamaño y las frecuencias de transacciones de los fondos, la ecología y la evolución de las estrategias de mercado, y métodos adecuados para descontar el futuro. Esto los ha llevado a desarrollar un enfoque adaptativo, complejo y evolutivo de la teoría económica, considerando la realidad como un sistema dinámico complejo, en el que un enorme número de agentes interactúan y se ajustan mutuamente (o colisionan) a lo largo del tiempo (Ehremberg, 2011; Arthur, 2005; Thurner y otros, 2009). Se estima conveniente observar brevemente qué otros aportes se pueden hacer desde una mirada sistémica a ciertos nudos que se advierten en el campo teórico de la economía. 2. UNA TRANSICIÓN EN LA CONCEPCIÓN CIENTÍFICA En 1663, a partir de lo que Robert Boyle llamó el “colegio invisible”, nació la Real Sociedad de Londres para el Avance de la Ciencia Natural, que representa la transición desde el conocimiento teológico al científico. Hoy se recuerdan a estas instituciones precursoras como las que facilitaron el desarrollo de la ciencia “clásica”. Y a su vera, abriendo el sendero a las demás ciencias sociales, la Economía maduró y tuvo éxito en asemejarse a la “Ciencia Natural”. Especialmente, cuando logró desarrollos cuantitativos, de manera tal que es más conocida por sus métodos que por su propósito. Haciendo una simplificación tal vez exagerada, en sus comienzos el modelo a seguir era el de la Física. Así, los físicos empezaron a lidiar con un pequeño número de cosas, como planetas, péndulos y bolas de billar. Cuando se enfrentaron a los gases, con sus millones de partículas, establecieron la termodinámica, y unos pocos parámetros que simplificara su tarea. Se definieron la presión, el volumen, la temperatura. En la Economía, se pueden ver sus parámetros, por caso: exportaciones, importaciones, depósitos, PBI. También hay otros supuestos filosóficos, que no es habitual que se expongan. La ciencia en general asumió que a) el observador no está incluido en lo que es observado, b) las teorías no afectan lo que se está observando. ¿Pueden aceptarse estos supuestos en las ciencias sociales? Hoy hay suficiente evidencia empírica que los afecta. Además, el campo científico se ha expandido agregando el observador a lo que es observado. En vez de considerar a la ciencia como creadora de descripciones de sistemas, se la puede suponer como una parte activa del sistema social. Es 3 decir, pensar en una co-evolución de las teorías y la sociedad. Permítase diagramarlo de esta manera: La rama del no: La propuesta de Popper ha recibido múltiples embates desde los distintos flancos. En primer lugar, las ciencias humanas son no-experimentales. No se puede, o mejor dicho no se debe tomar a las personas o las sociedades como conejillos de indias, aun cuando haya quienes no tengan ni prudencia ni sentido común al respecto. Además, las experiencias sociales de los humanos –sea en grupos pequeños o amplias sociedades- deben ser consideradas científicamente como experiencias únicas e irrepetibles. Antes que leyes, se pueden encontrar patrones, aunque contextuales y epocales. Es entonces que se puede describir con más o menos detalle y corrección qué sucedió, pero es difícil establecer cómo se llegó a eso, porqué, ni qué ha de suceder. Entre otras razones, ello ocurre debido a la falta de consenso en la definición de los objetos de estudio, careciendo de una taxonomía generalmente aceptada. Tampoco lo hay respecto a los procesos internos o los influjos que se reciben del entorno. Y por supuesto no hay modelos testeables de las estructuras y comportamientos sociales, económicos, políticos, etcétera. Claro es que hay herramientas para superar, pero solo en parte, estas dificultades. Es el caso de la dinámica de sistemas (Sterman, 2000), la teoría de juegos, y en general la investigación operativa (IFORS). Son útiles, pero muy restringidos. Hay importantes esfuerzos desde las teorías de la complejidad, o sea desde la aceptación que se está en presencia de comportamientos no lineales, a veces aislados y otras veces continuos, en diferentes niveles y con posibles discontinuidades y bifurcaciones. 4 La rama del sí: Ingresamos a la pregunta respecto si debemos rechazar o aceptar lo que se postula desde la filosofía de la ciencia. Negarla lleva a nuevos problemas y más interrogantes. Aceptarla, implica su expansión, con las actuales concepciones respecto al papel del observador, la observación y lo observado (von Foerster, 2002). Las personas, y en general cualquier organismo vivo, pueden percibir y adquirir un determinado grado de conocimiento acerca de su ambiente externo, así como interno. El primer autor, hasta donde se sabe, que apreció esta situación fue el astrónomo y matemático serbiocroata Ruggiero J. Boscovich (1758), que en su obra De Spatio et Tempore, explicó que el observador nunca puede observar el mundo tal cual es – solo la interface o diferencia entre él y el mundo. No lo ve tal como es, solo su “transformación”, la que depende de su estado de movimientos internos, que le permitirán acceder, al menos en principio. Un observador siempre selecciona algunos elementos del conjunto de todas las observaciones posibles. Él o ella es lo que el físico cuántico John Wheeler denominó “participante”. Es porque el sistema observado reacciona ante el acto de la observación. Y entonces resulta que lo observado no puede ser considerado como independiente y aislado del observador, al menos en el sentido que se le daba en las ciencias clásicas. Tanto Heinz von Foerster (1984) como Maturana y Varela (1984) desarrollaron las condiciones de percepción de cualquier observador. De acuerdo con ellos, un observador percibe básicamente cualquier cosa en función de su propia organización interna, tanto física como cerebro-mental. Como ejemplo de lo dicho, von Foerster explica: “Obscenidad: Yo le muestro una pintura a alguien y le pregunto si es obscena. Él dice ‘sí’. Como resultado, ahora se algo acerca de él, pero no acerca de la pintura”. Pero se debe creer, en todo caso, que ¡la pintura existe! En cualquier caso, observador y ambiente son complementarios. Se puede hablar de un conjunto de observadores y un ambiente común. Ese ambiente persiste en algunos aspectos y cambia en otros. El cambio más profundo es cuando deja de existir o cuando comienza su existencia2. 3. EMPEZANDO DESDE LOS SISTEMAS SOCIALES La Economía, así como el Derecho, el Arte, la Religión, la Educación o la Ciencia, son todos distintos sistemas sociales, por lo que parece conveniente comenzar la recorrida por el marco más general del sistema social (Luhmann, 1991). Parece pertinente referirse a cómo los sistemas cambian y se desarrollan. El sociólogo austríaco Karl Mueller (1998) propuso una teoría de la interacción entre genotipos y fenotipos. Los genotipos se refieren a genes para el caso de un organismo biológico, o cultura en los sistemas sociales. Fenotipos son los organismos o las organizaciones. Las variaciones ocurren en los genotipos, que compiten para sobrevivir. La selección ocurre en los fenotipos. Esos 2 Un desarrollo más amplio se ha hecho en Barrera (2011). 5 organismos u organizaciones que sobreviven, hacen posible que sus genes, culturas corporativas o constituciones a su vez también sobrevivan. En la misma corriente, al indagar respecto a los cambios que se pueden producir en el sistema, el antropólogo Gregory Bateson (1972, 1979) identificó dos “grandes procesos estocásticos”: “cambio evolutivo y cambio somático (incluidos aprendizaje y pensamiento)”. Estos estarían caracterizados por: a) un balance entre control genético y variación somática que maximizan la flexibilidad de lo individual. La herencia Lamarckiana implica una pérdida de flexibilidad, porque para que el organismo logre un cambio somático, debe tener flexibilidad (ver Mind and Nature, Cap. 6). b) Mecanismos que se caracterizan por los retrasos y atenuar los cambios, para “lograr por decreto lo que el organismo por sí obtiene más economicamente, mediante los cambios somáticos” (ver The role of Somatic Change in Evolution en Steps to an Ecology of Mind). Además, hay que remarcar que diferentes disciplinas describen los sistemas de maneras también diferentes. En el caso de las ciencias sociales, lo hacen utilizando diferentes elementos básicos (Umpleby, 1997): Variables, tal como los parámetros indicados en la página anterior de la Física y la Economía. Ideas, incluyendo creencias, valores, supuestos, como en el caso de los filósofos, psicólogos y antropólogos culturales. Grupos, para sociólogos y politólogos. Eventos, para ciencias de la computación y los historiadores. En computación se describen secuencias de operaciones, y en historia se referencian eventos clave, como ser 1492, 1989, 25 de mayo de 1810. Por otra parte, hay un conjunto de conceptos sistémicos, que se pueden utilizar en distintos niveles, siempre en el campo de las ciencias sociales. Los hemos resumido en el Apéndice I. El más extenso y profundo desarrollo, utilizando la mirada sistémica, es el del ya citado Niklas Luhmann, cuyo objetivo principal como científico, según el mismo lo declaró3 consistía en mejorar la descripción sociológica de la sociedad, utilizando los conceptos sistémicos. Respecto a la Economía, le dedicó, además de numerosos artículos, uno de sus libros (Luhmann, 1988). Su planteo es que los sistemas sociales, más que ser descriptos en términos de acciones, como lo hicieron Max Weber o Talcott Parsons (1999), deben serlo partiendo desde las comunicaciones y la información. Esto responde a la preeminencia que las teorías de la 3 En una entrevista del 5/12/1992, al cumplir 65 años, publicada en el Frankfurter Runschau (Mèlich, 1996). 6 información y la comunicación han estado adquiriendo en la comunidad científica4, mostrando los cruces disciplinarios, superadores de desarrollos autónomos. Hay toda una revolución “conceptual” que responde a los cambios en la sociedad. Conviene destacar esto. Desde los inicios del siglo XIX, tanto el transporte como el procesamiento de la información fueron impactados por nuevas técnicas. En poco tiempo, el transporte de la información se desvinculó del transporte de mercaderías y personas. Antes de la invención del telégrafo, la información transitaba al igual que el resto de los bienes. Se movía junto con las cargas, y si bien ocupaba poco espacio y peso, su velocidad estaba limitada a la velocidad con que se recorrían las distancias en los medios de transporte. Con los nuevos desarrollos técnicos, esto fue cambiando. Ya en el siglo XX, sobre todo en la segunda mitad, la comunicación y la información se trasladaron a velocidades inauditas. Las técnicas de la computación cambiaron profundamente las estructuras básicas de la sociedad actual. Esto muestra el porqué del cambio teórico que permita iluminar las diferencias en la “sociedad en red”, la “era de la información”, la “economía del conocimiento”, los nuevos “medios de comunicación” y así siguiendo (Vanderstraeten, 2012). Hay una estrecha relación entre esta “era de la información” y los nuevos desarrollos en la investigación en cibernética y sistémica, que se estimulan recíprocamente. Las ahora llamadas teorías “clásicas” de la sociedad y la economía surgieron al compás del desarrollo de la sociedad industrial. Poniendo el énfasis en la acción y el poder, contribuyeron a su vez al desarrollo y crecimiento de esa sociedad industrial, reflejando algunas cuestiones básicas, como los procesos de producción y comercialización de bienes y recursos (”commodities”). Sin embargo, las actuales teorías, al centralizarse en la comunicación y la información, pueden estar reflejando las nuevas realidades sociales. En este sentido, las redes de comunicaciones se han tornado cada vez más importantes para la gente, y las teorías acompañan esas percepciones (Watzlawick y otros, 1967; Pask, 1975; Sacks, 1995; Stichweh, 2000). Luhmann enfatizó la necesidad de incorporar los recientes avances en la investigación sistémica y cibernética en su teoría de los sistemas sociales. Las transformaciones sociales provocan nuevas teorías que, a su vez, no solo tratan de comprender y explicar esas transformaciones, también las estimulan. En su obra Sistemas Sociales, en el capítulo “Comunicación y Acción” escribió: “¿Cuál es realmente el elemento final con el que se crean las relaciones y que no puede ser descompuesto una vez más – la acción o la comunicación?”. Él optó por la comunicación y relegó la acción a un segundo plano. Esto requiere, para su mejor comprensión, ser expuesto en mayor detalle. La sociedad es un sistema, que no se compone de individuos, de personas, sino de comunicaciones. Las personas forman parte del contexto del sistema. Por esto es que cada vez que se refiere al “sistema”, Luhmann necesita permanentemente hablar del contexto (“Umwelt”). Éste es el conjunto de elementos que influyen o son influidos por los elementos del sistema, 4 ..y que actualmente está siendo objeto de nuevos planteos teóricos, a la luz de los cuestionamientos generados desde las ciencias de la complejidad, tal como recientemente le planteó Gregoire Nicolis al autor, en La Habana, Cuba (enero de 2012). 7 pero que no forman parte de ese sistema. El contexto solo obtiene su unidad desde su relación con el sistema, pero en sí mismo no es un sistema. Y cada sistema tiene un contexto diferente. Los sistemas existen, no solo en la teoría, sino fuera de ella; no se identifican con el contexto, pero tampoco hay sistemas sin contexto. Hay distintas clases de sistemas, según Luhmann: Máquinas Organismos Sistemas psíquicos Sistemas Sociales Los sistemas sociales no son psíquicos, pero junto con éstos son los únicos que pueden tanto ser comprendidos como comprender. Para Luhmann es un error garrafal suponer que la comprensión es una operación limitada a los sistemas psíquicos, a la conciencia humana. Describe la comunicación como un acontecimiento o evento, que emerge desde el procesamiento de ciertas selecciones. Cada elemento comunicativo consiste en la cocoordinación o síntesis de tres selecciones diferentes. Esas selecciones son: Información Enunciación (“Mitteilung”), y Comprensión (“Verstehen”). La comunicación es un emergente, una unidad de tres partes. Esto está relacionado con la teoría lingüística de Bühler, Austin, Searle y otros. Pero no pone el énfasis en la diferencia entre los actos, sino en la síntesis de las selecciones correspondientes. Lo decisivo para que se produzca la comunicación es la unidad de esa diferencia. Es decir, lo importante es la percepción de esa diferencia. Por eso es que la teoría tiene que resaltar que se comunica algo, y no la acción de comunicar. Hay que distinguir especialmente información y comunicación, ya que de lo contrario habría solo una observación de la conducta. La información se refiere a la selección: su valor depende del número de alternativas o mensajes pertinentes desde la que es seleccionada. Ross Ashby (1960) dio un ejemplo muy simple de esto: Dos soldados son tomados prisioneros por dos países enemigos, A y B, uno por cada uno. Sus respectivas esposas reciben el mismo mensaje “estoy bien”. Pero se sabe que en el país A se le da a elegir al prisionero entre “estoy bien / estoy un poco enfermo / estoy muy enfermo”, mientras que en el país B el mensaje “estoy bien” quiere decir “estoy vivo”. Las dos esposas han recibido la misma frase, pero ninguna puede identificar cuál es la información que recibieron. La diferencia entre información y enunciación se basa en esta misma línea de argumentación. Se deriva de la diferencia entre hecho y valor, entre información y evaluación, entre qué se comunica y cómo es comunicado. Luhmann planteó la distinción entre comunicación y meta-comunicación como diferentes, pero como componentes 8 inextricablemente ligados en cualquier acto de comunicarse. Se observa que la distinción entre información y enunciación se deriva de aplicaciones en el campo de las ciencias de la conducta. Más importante aún, es el argumento de Luhmann respecto a la tercera selección, la comprensión. Para él la comprensión, que a su vez contiene algún grado de incomprensión, concluye el acto de la comunicación. Esta comprensión implica más que la mera observación. Solo tiene lugar si el sistema comprende algo en términos de una diferencia entre información y enunciación. El sistema necesita mostrar que él o ella comprenden, sea por el componente información (que es lo que se está diciendo) o la enunciación (la manera en que se lo dice). En ese sentido, la comunicación requiere nuevas comunicaciones. Y no obstante, la comunicación se cierra en sí misma. Las comunicaciones del sistema social son recursivamente producidas y reproducidas por una red de comunicaciones. Las comunicaciones se organizan a sí mismas de manera autopoiética. Y este último término requiere un estudio adicional. 4. ¿LOS SISTEMAS SOCIALES (POR ENDE LOS ECONÓMICOS) SON AUTOPOIÉTICOS? La autopoiesis es la operación mediante la cual el sistema crea sus propias unidades, elementos y estructura. Con este concepto, Maturana y Varela (1979) buscaban una palabra que por sí misma pudiera transmitir el rasgo central de la organización de la vida, que es la autonomía. La consideraron necesaria y suficiente para caracterizarla. Reproducción y evolución ocurren en los sistemas vivientes, y estos fenómenos derivan como un proceso secundario, subordinados a su existencia y operación como unidades autopoiéticas. En otras palabras, la autopoiesis se basa en la manera en que los sistemas vivos se relacionan con los dominios en los que operan. La vida es la capacidad de auto producirse, y por ello, se define al sistema autopoiético como un sistema capaz de auto reproducirse. Extender este concepto a los sistemas sociales ha sido motivo de controversias entre los especialistas, aunque casi no hay discusión en que los sistemas adaptativos complejos tienen una estructura autopoiética. En biología, se acepta que un organismo tiene la capacidad de adaptarse a su entorno y mantener su identidad como forma separada de ese entorno. Esa doble capacidad es propia de los sistemas autopoiéticos. En los sistemas sociales la autopoiesis mantiene al sistema como totalidad, a pesar de los cambios que se dan todo el tiempo. Son unidades autosustentables, abiertas a los intercambios con el contexto. Los insumos del contexto gatillan cambios de estado que el propio sistema autopoiético trae predefinidos, y todo esto dentro de un marco de impredictibilidad. Normalmente, los sistemas sociales adoptan un proceso autopoiético en su génesis y desarrollo. Circunstancias estructurales del contexto predisponen unos estados que suelen ser gatillados por un componente crítico: la influencia de las personas que actúan en el sistema. Sistemas autopoiéticos son aquellos que definen sus propios límites distinguiéndolos del entorno. Si no fuera así, no podrían visualizarse como sistemas, ya que aparecerían totalmente confundidos con su contexto. 9 Las sociedades responden a los criterios que se han propuesto para definir los sistemas autopoiéticos: 1. Ser autolimitados 2. Ser autogeneradores 3. Ser autoperpetuantes La capacidad de los sistemas autopoiéticos de identificarse y a la vez diferenciarse claramente del contexto se observa con claridad en las organizaciones. En tanto sistemas adaptativos complejos ingresan materia, energía e información del contexto, manteniendo al mismo tiempo su clausura organizacional y reproduciendo sus componentes. Se puede entonces ampliar y decir lo mismo de las sociedades. Finalmente, hay que aclarar que los sistemas autopoiéticos se diferencian de los alopoiéticos, que son los sistemas que dependen para su operación de un control externo, y por lo tanto dependen de insumos externos para su mantenimiento y alimentación. Estos sistemas no aprenden, son mecánicos. Por el contrario, los autopoiéticos aprenden y se adaptan con flexibilidad al contexto. En ese sentido, los sistemas autopoiéticos presentan como propiedades importantes las de creatividad y generación de novedad. Sin lugar a duda, las sociedades se pueden considerar como sistemas autopoiéticos, toda vez que tienen la capacidad de aprender. El ambiente no tiene influencia directa en un sistema autopoiético, excepto en su destrucción. Por consiguiente, un sistema autopoiético se denota como operacionalmente cerrado. Un sistema se considera tal solo si es operacionalmente cerrado, esto es, si el sistema es capaz de producir y sostenerse a sí mismo en base a sus operaciones elementales. Estará abierto para el intercambio de energía e información, pero al mismo tiempo operacionalmente permanecerá cerrado, en el sentido que sus procesos se auto-activan y serán recurrentes, y no se iniciarán o detendrán por ninguna otra causa (Thompson y otros, 2005). La clausura lo es respecto a la circularidad de operaciones que, a su vez, producen operaciones. No se debe confundir con clausurado, que implica aislamiento. Los cambios en el sistema son gatillados por su estructura interna y su dinámica, no por cambios en los factores externos. Sin embargo, las perturbaciones (incluidas las intervenciones) que provengan del exterior pueden gatillar, indirectamente, que los cambios sean mayores y, por lo tanto, necesariamente por la vía de la autorreferencia. Por ejemplo, la aparición de una innovación técnica no determina la reacción de una empresa. Esa reacción será el resultado de procesos internos, que tienen que ver con su capacidad de adaptación. Solo en el caso de la destrucción del sistema se puede hablar de un impacto directo. La autorreferencia denota una afirmación que se refiere a sí misma o a su propia referencia. Esta definición proviene de la lingüística. Se puede generalizar diciendo que se refiere a cualquier acto que se refiere a sí mismo, o resulta su propio referente. Por ejemplo, en computación la autorreferencia es una instancia de la reflexión, que habilita un programa a leer y cambiar las instrucciones que lo gobiernan. De manera similar, en los sistemas sociales la 10 reflexión es la capacidad básica que les permite descifrar, ponderar, describir, criticar y cambiar las reglas que los gobiernan. En la teoría de Luhmann, la clausura del sistema social se produce por medio de conversaciones de manera circular. Las comunicaciones gatillan comunicaciones que gatillan comunicaciones y así siguiendo. Las operaciones del sistema, entonces, son determinadas por una lógica específica, embebida en códigos que establecen fines orientadores – o atractores – para los miembros del sistema. Por ejemplo, en una empresa los fines se codificarían en una escala entre ganancias y pérdidas o, en un horizonte de tiempo más prolongado, entre viabilidad y decrepitud (Schwaninger, 2009). Las operaciones emergentes se desarrollan alrededor de esos fines. En principio, el sistema no es apto para cambiar su orientación, y se desenvuelve en torno a una misma trayectoria. Pero si es empujado por más de una orientación, que lo irrita, puede vacilar, y aun así tratar de volver a recorrer la trayectoria dada. Solo cuando la perturbación es muy fuerte, y durante bastante tiempo, puede haber una transición a una orientación diferente. Cuando un evento indeseable ocurre, la responsabilidad puede deberse a fuerzas aleatorias. Por ejemplo, cuando el clima emocional de la población es inestable, se tiende a culpar al gobierno. Hay extensas investigaciones al respecto, desde la sistémica, que demuestran que la dinámica de estos sistemas se genera habitualmente dentro del propio sistema (Richardson, 2011). Cuando las dificultades se incrementan, se ha estudiado la lógica que genera las conductas. Es cuando aparece la reflexión. O sea, una deliberación autorreferencial. En la teoría de Luhmann, se distinguen tres niveles de autorreferencia: Autorreferencia basal, en el nivel del sistema en que una cadena de eventos son al mismo tiempo causa y efecto; Reflexividad, la referencia de una comunicación a otra comunicación; y Reflexión, que es el sistema observándose qué está haciendo. La reflexión es lo que puede hacer que el sistema tome otra orientación. El enfoque teórico que se ha expuesto puede sintetizarse en esta gráfica del propio Luhmann, que permite completar la descripción: 11 Se observan los tres componentes fundamentales de su teoría: comunicación, evolución y diferenciación. No hay ningún orden previo para ellos, cualquiera puede servir de punto de partida o final. Luhmann sostiene que cada sistema social se funda en la autopoiesis para hacer distinciones trascendentes en las tres dimensiones por separado: lo social, lo temporal y lo funcional (Sozial-, Zeit-, y Sachdimensionen). La autopoiesis se refiere a la habilidad del sistema para crearse a sí mismo en oposición al ambiente. “Por eso es que la autopoiesis no se entiende como la producción de su propia estructura (Gestalt). Lo que es decisivo es sobre todo la creación de una diferencia entre el sistema y el contexto”. Luhmann insiste en que esas tres dimensiones no se pueden intercambiar, y que cada dimensión es fundamental solo en combinación con las otras dos. La dimensión funcional produce la diferencia entre el sistema y su contexto. La temporal lo hace entre pasado y futuro, y la social genera la diferencia entre Ego y Alter. 5. LA ACTIVIDAD EN LOS SISTEMAS SOCIO-ECONÓMICOS Se ha dicho que Luhmann pone a la comunicación (o conversación) en primer plano para describir los sistemas sociales, y relegó la acción a un segundo plano. Esto no le quita relevancia, en tanto se tenga en cuenta lo anteriormente expuesto. Ahora hay que ver, siempre desde la mirada sistémica, a la acción, o como prefieren llamarla los autores que se citarán, “actividad”. Una actividad es un proceso elemental que un ser humano, o varios, participan por el hecho de estar vivos. Es la unidad básica que se efectúa para cumplir una determinada función u obligación. Nadie puede sobrevivir sin participar en varias actividades sociales. Las actividades se consideran propiedades sociales emergentes, y no como propiedades deducibles de la suma de las propiedades de los individuos. En esto se difiere de lo que supuso 12 Adam Smith, que las consideraba el punto de partida para deducir el resto. Consecuentemente, la socialización, las normas, valores y cultura son los medios habituales para explicar por qué los individuos se unen en eso que se denomina sociedad. En cambio, aquí se toman las interacciones de actividades entre las personas y lo social: cultura, normas, valores, que deben ser identificados como las bases de un sistema social. La actividad es una propiedad emergente y la sinergia de la intencionalidad colectiva. Esa intencionalidad colectiva no es la suma de las intencionalidades individuales, sino una nueva propiedad emergente de la colectividad (Searle, 1997). Para modelar la realidad, hay que tener en cuenta los tres elementos fundamentales, y sus interrelaciones, que deben estar presentes, que se describen en el siguiente gráfico. La actividad se define como la conexión entre las tres partes, en la que una persona interactúa con un objeto vía los instrumentos. Esa persona es un actor consciente –o un grupo de actores conscientes-. Un objeto es algo del mundo exterior sobre la que la persona actúa. Ese objeto se manifiesta solo si interactúa con la persona. Objeto y persona son inseparables, definiendo en la actividad propiedades sociales, históricas y culturales y en cuanto objeto tener propiedades físicas o biológicas. Una persona no puede actuar sobre un objeto sino es por medio de instrumentos, que actúan como mediadores. No solo actúan como mediadores entre persona y objeto, también con otra gente. Se pueden entender los instrumentos como transmisores para los procesos tanto de internalización como de externalización. Un proceso de internalización es el actuar sobre un objeto haciendo foco en su imagen o forma subjetiva (modelos mentales, teorías, etc.). A través de ese proceso el objeto puede ser generalizado, verbalizado, abreviado, y lo que es más importante, ser susceptible de desarrollos futuros que excedan la posibilidad de actividades externas (Leontèv, 1981). Un proceso de externalización constituye acciones externas realizadas por personas, convirtiendo el objeto en resultados y productos (Vygotsky, 1978, Davydov y otros, 1982). La contradicción es un concepto importante en una teoría de la actividad, que permite interpretar el punto de inicio de un proceso de desarrollo. Las contradicciones se manifiestan como problemas, rupturas, crisis y choques. Se las considera la fuente de los desarrollos. Las actividades están virtualmente siempre en procesos de trabajo mediante contradicciones. Para resolver una contradicción, que envuelve al menos dos partes opuestas, se necesita un mediador. Yrjö Engeström (1987) ha propuesto un modelo de actividad que incluye a la comunidad, las normas (incluyendo las leyes, reglas y tradiciones culturales) y la división del trabajo, que le permitió expandir el concepto de contradicción. 13 Al triángulo de la figura anterior, donde la contradicción persona-objeto estaba mediada por los instrumentos, se agregan dos nuevas contradicciones al introducir la comunidad, persona-comunidad y objeto-comunidad. Así como el instrumento mediaba en persona-objeto, las normas son mediadoras entre persona-comunidad, y la división del trabajo lo hace con objeto-comunidad. Basándose en la terminología marxista de la producción social, intercambio, distribución y consumo se mapean determinando cuatro actividades humanas fundamentales, que pueden ser aplicadas a un modelo socio-cibernético del subsistema de retroalimentación económico. Primero, la actividad de producción es dirigida por la contradicción persona-objeto; nominalmente usando instrumentos, la persona trabaja y produce los objetos que corresponden a una necesidad dada o a un resultado. Segundo, la actividad de intercambio es dirigida por la contradicción persona-comunidad, nominalmente la persona intercambia el valor de su trabajo (valor de cambio) en la comunidad para cubrir sus necesidades (valor de uso), de acuerdo con las normas de la comunidad (segundo mediador). Tercero, la actividad de distribución es dirigida por la contradicción objeto-comunidad, nominalmente el resultado es distribuido entre los miembros (organizaciones, compañías) de la comunidad de acuerdo a los principios de la división del trabajo (tercer mediador). Finalmente, el sistema total de actividad socio-económica (todo el triángulo) es dirigido por una nueva contradicción, producción-consumo, con la paradoja que las personas producen resultados y simultáneamente consumen esos resultados para ser reproducidos. Esta contradicción producción-consumo provee una energía permanente que dirige ciclos acumulativos de producción y consumo. Si no fuera por esta paradoja que el consumo requiere producción, y viceversa, la actividad podría no existir. Esto implica que la relación consumo-producción forma una retroalimentación positiva que puede ser usada para construir el modelo socio-cibernético. 14 Claro está que también la actividad se considera autopoiética y auto-referente. Toda actividad siempre incluye comunicaciones, y siempre se auto-produce y reproduce en su red de recursión. CONCLUSIÓN Hoy en día las sociedades están organizadas en varios subsistemas funcionales, como el sistema económico, el educativo, el político, en lo que unos llaman división del trabajo, y Luhmann denomina “sistemas funcionales diferenciados”. Resulta obvio que cuanto mayor diferenciación hay, más se especializan los roles de las personas (actores), y por lo tanto resultan más importantes las comunicaciones y el control. Según lo expuesto, cada sistema funcional tendría clausura organizacional, y crearía su propio dominio permitiendo solo ciertas operaciones. Como consecuencia de esa clausura, sería imposible observar o manipular la sociedad como un todo. Y por consiguiente no se podría hablar respecto a qué es racional para la sociedad en su conjunto, o qué beneficiaria a la sociedad total. Como en el caso de las células cancerosas, que al ser auto-referentes, destruirán la sustentabilidad de todo el sistema, incluyendo su propia existencia. El problema de sobre enfatizar las divisiones del trabajo tales como los bancos, mercados de valores, el sistema de crédito, eventualmente llevaría al sistema en su totalidad a crisis de sustentabilidad. Esto se debería a que cada división se asocia a su propio interés en detrimento de la totalidad, lo que constituye un dilema para los sociólogos y los pensadores sistémicos. Se requiere que los sistemas funcionales cooperen, pero no basados en el consenso o en valores religiosos, sino en beneficios mutuos y principios de complementariedad. Para ello es menester que esas relaciones estén manifiestas, sean conocidas por todos los actores, para que compartan la visión del sistema social en su totalidad, y puedan conocer que su identidad se reconoce por sus contribuciones al conjunto. Se supone que la mirada sistémica es capaz de proporcionar modelos más abarcativos, donde los supuestos quedan expuestos, no siendo necesarias teorizaciones alejadas de la realidad, ya que toma de las distintas disciplinas las investigaciones y resultados necesarios para tal fin. Esto quiere decir que “el enfoque sistémico supone que las personas interactúan con sistemas, que consisten en objetos separados, que poseen determinadas propiedades y están integrados mediante relaciones. Desde este marco cognitivo, se trata de obtener información respecto a esos objetos, que permita armar un modelo que resulte en una descripción verdadera, aunque parcial, de la realidad. Así, el conocimiento es un almacén de representaciones que se pueden trasladar a un determinado lenguaje, y el pensamiento es un proceso que manipula esas representaciones.” (Barrera, 2005). En este sentido, el desarrollo del conocimiento humano en general, por su característica acumulativa, ha logrado avances técnicos y condiciones de bienestar inimaginables poco tiempo atrás. Pero simultáneamente la generación de nuevos y numerosos artefactos ha arribado a un nivel crítico, poniendo en peligro la sustentabilidad del ser humano en el planeta, así como de muchos otros seres vivos. Es posible que esto conduzca a cambios, bifurcaciones, 15 nuevas propuestas e innovaciones. Se evidencia, al menos para los observadores atentos, la contradicción de la concepción tradicional del hombre como conquistador y dominador de su ambiente. Ha estado percibiendo al mundo parcelándolo, separando los conocimientos del todo de los de las partes. Como consecuencias cognitivas, políticas y culturales de esa mirada fragmentaria ha prevalecido el determinismo, la uni-linealidad, la monovalencia y el divorcio entre el ser cognoscente y el producto de sus observaciones. En los bienes que se elaboran no quedan huellas de los trabajadores, y aquellos procesos o problemas que no se ajustan a estos paradigmas son tratados como anomalías ininteligibles, como ruidos. En ese camino, esa fragmentación del conocimiento derivó en instituciones también fragmentarias, en la superespecialización de las disciplinas. Las universidades y los laboratorios se organizaron frente a una realidad multidisciplinaria en su esencia, pero a pesar de la vecindad de las distintas disciplinas, se han mantenido separadas y desvinculadas, lo que a su vez provocó el aislamiento de los investigadores. Físicos, biólogos, sociólogos, economistas, etcétera, se ven como extranjeros de distintas lenguas. Pero las cuestiones complejas son multi-dimensionales, interdependientes, y abarcan múltiples puntos de vista, al tiempo que los que las investigan tienen diversas agendas, objetivos y antecedentes. La ciencia se fue subdividiendo en disciplinas, cada una en especializaciones, y estas en súper especializaciones. Sus fronteras, aun siendo dinámicas, se impermeabilizaron con proteccionismos culturales, con lo que los investigadores innovadores tuvieron que crear disciplinas híbridas (biología molecular, sociología económica, y así siguiendo) o tratar de cambiar las prácticas institucionalizadas, buscando la apertura de esas fronteras. Aquellas parcelas que se encerraron, se petrificaron y perdieron el tren. Al volverse incomprensible el fenómeno global y complejo, se fue provocando la apertura que posibilitara comprender y entender los intercambios del sistema con el entorno, o sea lo inter, trans, multi y meta disciplinario. La ampliación de los conocimientos al interior de cada disciplina exige los intercambios y negociaciones con las restantes, así como con la ciencia en tanto sistema global. Para ello se requieren acordar sobre conceptos, métodos, teorías, esquemas, lenguajes, descripciones, modelos, etcétera. Nuevas concepciones epistemológicas y cognitivas, tales como las descriptas en los títulos anteriores, permiten esos pasajes e hibridaciones, tanto deliberadas como inconscientes. Se comienza a entender al mundo como sistemas, donde son unidades de lo diverso, hay emergencias organizacionales y funcionales que poseen elementos heterogéneos, siendo cada unidad una y múltiple, ya que sus relaciones entre sus componentes y su entorno las configuran simultáneamente. La diversidad de dominios del conocimiento y las explicaciones científicas y técnicas han requerido mantener, en ciertos niveles, las especializaciones, aunque reconociendo que pertenecen al conocimiento global. Ellas poseen identidad y autonomía, que se manifiesta en la delimitación de su campo de observación, sus métodos y teorías, y ello no constituye un problema en tanto no se hiper-especialicen o se cierren en sí mismas. 16 Actualmente se supone que los sistemas y objetos están en al menos un entorno, formando parte de conjuntos mayores, y esos conjuntos-sistemas están constituidos por elementos heterogéneos, con características auto-eco-organizacionales. Por ello, se requiere de la transversalidad para exponer los objetivos de cada disciplina. El observador siente la necesidad de aprender varios lenguajes, conocer otras disciplinas. Como no puede abarcarlo todo, al menos pretende vincularse con el resto, construyendo los puentes entre el archipiélago de la ciencia. Para ello es menester el trabajo en conjunto entre los diversos especialistas, que deben hacerlo juntos y en equipo. La simple unión de personas con distintos conocimientos no asegura que ello suceda. No se trata de un conjunto de asambleístas, cada uno con sus creencias, que espera su turno para hablar de lo que conoce, desoyendo al resto. La construcción colectiva es una tarea que requiere el saber entender al otro, hacerse entender y concordar (Barrera, 2011). Para ejemplificar, aunque de manera breve e incompleta, s presenta un diagrama de la dinámica de las actividades del sistema social, basado en un enfoque socio-cibernético de Bai (1999): El modelo está construido como dos ciclos. El interno se refiere a las actividades socioeconómicas de re-producción, consumo, distribución e intercambio, basados en el modelo de contradicciones de Engeström ya mostrado. El otro ciclo se refiere a las actividades sociopolíticas tales como el control legal, acciones militares o movimientos democráticos. 17 En ese diagrama, aparecen el consumo y la producción como las dos actividades básicas de las personas. Ambas generan un ciclo de retroalimentación positiva, ya que a más consumo, más producción y viceversa. La actividad de intercambio, previa al consumo, es un proceso del mercado, y es gracias a esta actividad que un producto se convierte en un objeto de consumo. Algunos productos no son consumidos directamente por la población, ya que se requieren para producir otros productos, y para ello deben ser distribuidos a través de la correspondiente actividad. Por ello, producción y distribución conforman otro ciclo de retroalimentación positivo. El ciclo socio-económico es, en esencia, un ciclo inestable, debido precisamente a esas realimentaciones positivas. Si no se lo controla, puede generar turbulencias y, eventualmente crisis. Esto no depende que sea un mercado libre o una economía planificada. Las regulaciones o controles, ubicados fuera del ciclo, deben aplicarse. En la Argentina hemos tenido varios ejemplos de interferencias políticas en los ciclos económicos. A pesar que los subsistemas de producción, consumo, intercambio y distribución están ubicadas dentro del ciclo interno socio-económico, no son autopoiéticos ni tienen clausura organizacional. Cada subsistema no es auto-referenciado en sentido estricto, pero son mutuamente referenciados. La autopoiesis y la clausura corresponden al sistema en su totalidad. La inestabilidad del ciclo socio-económico está (o debe estar) controlada mediante retroalimentaciones negativas del ciclo socio-político. Para ello se requiere un “sensor social”, que ejerza esa función de realimentación negativa, mediante organismos de estadística, periodistas, investigadores, dependencias judiciales, y similares, que tienen el importantísimo rol de actuar frente al desvío de las normas, no solo económicas, también humanísticas o institucionales. Posiblemente, este control se ejerza con algún grado de sesgo y subjetividad, pero debe cuidarse, al menos, que esté a cubierto de las presiones sectoriales, intereses económicos, interferencias políticas e, inclusive, periodistas sin la debida obligación moral. Por supuesto que lo exhibido tiene el propósito de mostrar en parte las ventajas de un modelo sistémico. Se tiene en claro que no pretende ser completo ni exacto ya, que, por ejemplo, entre sus deficiencias está la de no tener en cuenta el ambiente ni sus interconexiones, como puede ser el uso de los recursos naturales, de las externalidades, etcétera. Queda al lector, si así lo desea, el desafío de corregirlo y completarlo. Permítase cerrar esta mirada con unas palabras de Kenneth Boulding (1956): “Está el peligro que en una sociedad predominantemente comercial, la gente tome la conducta económica como la medida de todas las cosas y llegue a reducir sus relaciones a aquellas que puedan ser definidas en el nivel de las abstracciones comerciales. Hacer esto es perder casi toda la riqueza y propósito de la vida humana. Si el Mercado puede ser una institución estable y fructífera para la sociedad, se la debe tratar junto con otras instituciones de carácter no mercantil, como el hogar y la escuela y la iglesia. Esto y solo esto puede desarrollar el sentido de responsabilidad. Es la única forma en que podemos llegar a amarnos … ganándonos la capacidad de amar.” 18 BIBLIOGRAFÍA Ackoff, Russell (1996), Conferencia en homenaje a su vida de trabajo en la teoría y práctica de sistemas – y celebrando sus ochenta años. Vilanova University. Arthur, W. Brian (2005). Out-of-Equilibrium Economics and Agent-Based Modeling. En Judd, K. y Tesfatsion, L. (edits.), Handbook of Computational Economics, Vol. 2: Agent-Based Computational Economics. Elsevier, North-Holland. Ashby, W. Ross (1960). Introducción a la Cibernética. Ed. Nueva Visión. Bai, Guohua (1999). Sociocybernetic approach to information systems development. Kybernetes – The International Journal of Systems & Cybernetics, 28 (6/7). Barrera, Ricardo (2005). Object Ambition (Object Orientation and the Philosophy of Thought and Language). Proceedings of the 49th Annual Conference, The International Society for the Systems Sciences, Cancún, México. Barrera, Ricardo (2011). Construcción de la objetividad en la Contabilidad. V Simposio de Contabilidad y Auditoría del Extremo Sur. Ushuaia. Barrera, Ricardo (2011). Las Metáforas como Herramientas Transdisciplinarias y la Complejidad. En García Rodríguez, José; Betancourt Bethencourt, José y Martínez Álvarez, Fidel (eds.): La transdisciplina y el desarrollo humano. Tabasco, México. Bateson, Gregory (1972). Steps to an Ecology of Mind: Collected Essays in Anthropology, Psychiatry, Evolution, and Epistemology. University Of Chicago Press. Hay traducción al español: Pasos hacia una Ecología de la Mente: una aproximación revolucionaria a la autocomprensión del hombre, ed. Lohlé – Lumen. Bateson, Gregory (1979). Mind and Nature: A Necessary Unity (Advances in Systems Theory, Complexity, and the Human Sciences). Hampton Press. Hay traducción al español: Espíritu y naturaleza, Ed. Amorrortu. Boulding, Kenneth (1956). The Image: Knowledge in Life and Society. University of Chicago Press, An Arbor. Davydov, Vassily; Zinchenko, Vasily; Talyzina, Antonina (1982). The problem of activity in the works of A.N. Leontèv. Soviet Psichology, 21. Ehremberg, Rachel (2011). Beware the Long Tail: Economic models of risk don’t add up, cadre of researchers caution. Science News, 5 de noviembre, vol. 180, N° 10. En (28/08/2012): http://www.sciencenews.org/view/issue/id/335472/title/November_5th%2C_2011%3B_Vol.180_%2310 Engeström, Yrjö (1987). Learning by Expanding. Orienta Konsultit, Helsinki. Foerster, Heinz von (1984). Observing systems. Seaside: Intersystems Publications. 19 Foerster, Heinz von (2002). Understanding understanding, una selección de sus artículos, Springer-Verlag. François, Charles (2004). International Encyclopedia of Systems and Cybernetics. K. G. Saur, Munich. Grün, Ernesto (2003). La economía desde un punto de vista sistémico y cibernético. En Grün, Ernesto y Del Caño, Eduardo (comp.). Ensayos sobre Sistémica y Cibernética. Buenos Aires, Ed. Dunken. Hammond, Deborah (2010). The Science of Synthesis: Exploring the Social Implications of General Systems Theory. University Press of Colorado, Colorado, EUA. IFORS (International Federation of Operational Research Societies). Su sitio en internet es: ifors.org/web/ Laszlo, Erwin (1990). La Gran Bifurcación. Ed. Gedisa, Buenos Aires. Leontèv, A. N. (1981). The problem of activity in psychology. En Wertsch, James (ed.): The concept of Activity in Soviet Psichology. M. E. Sharpe, Armonk, Nueva York. Luhmann, Niklas (1991). Sistemas Sociales. Lineamientos para una teoría general. Alianza editorial / Universidad Iberoamericana, México. Luhmann, Niklas (1988). Die Wirtschaft der Gesellschaft. Suhrkamp, Franckfort. Citado en Mèlich (1996). Maturana, Humberto y Varela, Francisco (1984). El árbol del conocimiento. Ed. Universidad de Santiago de Chile. Maturana, Humberto y Varela, Francisco (1979). Autopoiesis and Cognition: The Realization of the Living (Boston Studies in the Philosophy of Science). Dordrecht, Holanda. Mèlich, Joan-Carles (1996). Introducción. En Luhmann, Niklas, Teoría de la sociedad y la pedagogía. Paidós Educador, Barcelona. Mueller, Karl (1998). The Epigenetic Research Program: A Transdisciplinary Approach to the Dynamics of Knowledge, Society and Beyond. Institute for Advanced Studies, Sociological Series No. 24, Viena, Austria. Parsons, Talcott (1999). El Sistema Social. Alianza Editorial, Madrid. Pask, Gordon (1975). Conversation, Cognition and Learning. Elsevier, Amsterdam. Richardson, George P. (2011). Reflections on the foundations of system dynamics. System Dynamics Review, 27, 3. Sacks, H (1995). Lectures on Conversation. Blackwell, Malden. 20 Schwaninger, Markus (2009). Intelligent Organizations. Springer, Berlín. Searle, John (1997). La Construcción de la Realidad Social. Paidós Ibérica, España. Sterman, John (2000). Business Dynamics: Systems thinking and modeling for a complex world. McGraw Hill. Thompson, Evan; Lutz, Antoine y Cosmelli, Diego (2005). Neurophenomenology. An introduction for philosophers. En Brook, Andrew y Akins, Kathleen (ed.): Cognition and the Brain. The philosophy and neuroscience movement. Cambridge University Press, Cambridge. Thurner, Stefan, Farmer, J. Doyne y Geanakoplos, John (2009). Leverage Causes Fat Tails and Clustered Volatility. En (28/8/2012): www.cowles.econ.yale.edu/d17a/d1745.pdf Umpleby, Stuart A. (1997). Cybernetics of Conceptual Systems. Cybernetics and Systems, 28/8: 635-652. Vanderstraeten, Raf (2012). Rewriting Theory: From Autopoiesis to Communication. Systems Research of Behavioral Sciences, 29, Julio-agosto. Vygotsky, Lev (1978). Mind and Society. Harvard university Press, Cambridge. Warfield, John (1990). Economics and Systems Science, Journal of Management Science and Applied Cybernetics (SCIMA, New Delhi) 19(3), págs. 65-71. Citado en François (2004). Watzlawick, Paul; Beavin, Janet Hemlick y Jackson, Don (1967). Pragmatics of Human Communication. Norton, Nueva York. Stichweh, Rudoplh (2000). System theory as an alternative to action theory? The rise of “communication” as a theoretical option. Acta Sociologica, 43. Zamagni, Stefano (2010). Reciprocidad y fraternidad: el papel de los sentimientos en la economía. Seminario Permanente de Ética Económica y Empresarial, ETNOR, 24 de febrero, Valencia, España. APÉNDICE I – ALGUNAS DEFINICIONES Autonomía: propiedad del sistema que le permite establecer sus propias leyes, dentro de ciertos límites. Comunicación: transmisión de energía, materiales o información desde un sitio a otro del sistema, o entre contexto y sistema. Contexto: conjunto de todos los sistemas y elementos que mantienen intercambios con el sistema. Egresos: acciones que el sistema efectúa hacia el contexto o a alguna de sus partes. 21 Estructura: conjunto de las relaciones estables5 entre los componentes del sistema. Flujos: de materiales, energía o información que circulan o atraviesan el sistema. Homeostasis: propiedad del sistema de conservar relativamente estables sus estructuras y procesos, debido a un conjunto interconectado de regulaciones. Información: conjunto de mensajes capaces de desencadenar acciones en el sistema. Ingresos: acciones que el contexto efectúa hacia el sistema o a alguno de sus componentes. Memoria (o reserva): subsistema que almacena información que pueda usarse en el futuro. Metabolismo: propiedad del sistema que aprovecha los ingresos del contexto para mantener o aumentar su organización. Proceso: conjunto de actividades más o menos permanentes y características del sistema. Regulaciones: retroalimentaciones compensadas que permiten al sistema mantener su homeostasis. Reservas: acumulaciones de energía, materia e información de uso no inmediato, para compensar las variaciones del contexto. Sistema: entidad autónoma, generalmente estructurada en niveles evolucionando según sus propias reglas, dependiente de un contexto específico. jerárquicos, Variabilidad: capacidad del sistema de tener fluctuaciones limitadas frente a las variaciones del contexto. 5 Esa estabilidad se refiere a un período determinado por el observador, o que representa el rastro de procesos repetitivos. 22