Una Mirada Sistémica a Cuestiones en la Economía.

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ANALES | ASOCIACION ARGENTINA DE ECONOMIA POLITICA
XLVII Reunión Anual
Noviembre de 2012
ISSN 1852-0022
ISBN 978-987-28590-0-8
UNA MIRADA SISTÉMICA A CUESTIONES EN
LA ECONOMÍA.
Barrera Ricardo
Una Mirada Sistémica a Cuestiones en la Economía
Ricardo Barrera1
Agosto 2012
Resumen
Charles François expresa que la reelaboración tanto de la teoría como de la práctica de la
economía, en términos sistémicos, es en gran medida, una asignatura pendiente. Se estima
conveniente observar brevemente qué otros aportes se pueden hacer desde una mirada
sistémica a ciertos nudos que se advierten en el campo teórico de la economía.
Se hace un repaso de la concepción de la ciencia respecto al papel del observador, y se
comienza por definir los sistemas sociales con un enfoque sistémico, de lo que surge la
necesidad de definir la autopoiesis, la autorreferencia, la clausura organizacional y el papel de
las comunicaciones en el tejido social.
Finalmente, se definen las actividades en los sistemas socio-económicos, mostrando los
ciclos de retroalimentaciones, y se provee un apéndice con algunas definiciones de términos
sistémicos.
Palabras clave: sistema social, autopoiesis, comunicación, actividad.
Abstract
Charles François say that the re-elaboration of economy´s theory and practice, in systemic
terms, is an unresolved matter. It is convenient to observe briefly what other supports can be
doing from a systemic view to certain knots that denote en the theoretic field of economy.
It do a review of science conception about the observer role, and begin to define the social
systems with a systemic approach, from the necessity of define autopoiesis, self-reference,
organizational closure and the play of communications in the social loom.
Finally, it defines activities in socio-economic systems, showing the feedback cycles, and
let an appendix with some definitions of systemic terms.
Key words: social system, autopoiesis, communication, activity.
JEL Classification Codes: A12
I.
INTRODUCCIÓN
En la Enciclopedia de Sistemas y Cibernética, Charles François (2004) expresa que la
reelaboración tanto de la teoría como de la práctica de la economía, en términos sistémicos, es
en gran medida, una asignatura pendiente. Y cita a John Warfield (1990) diciendo “la falla de las
escuelas de pensamiento económico en proveer una base adecuada para las políticas
1
CESDES – FCE – UNPSJB rbarrera@rbya.com.ar
1
gubernamentales está directamente relacionada con la complejidad del objeto y la ausencia, en
economía, de una estrategia para tratar con esa complejidad”.
En el mismo sentido, Ernesto Grün (2003) plantea que si, efectivamente, la economía
implica describir la producción, consumo, distribución, intercambio e inventarios de todo tipo y
características, tanto materiales como inmateriales, así como una descripción de los
comportamientos económicamente relevantes de las personas y organizaciones implicadas en
dicha economía, incluyendo la imagen que de la economía y de su futuro ellas posean; y si,
además debería incluir todos los cambios en el contexto político, social o físico que fuera
relevante, etc., entonces tal como lo señala Boulding, esto sería un sistema de tan abrumadora
magnitud y complejidad que nadie podría visualizarlo en todos sus detalles.
La crisis actual ha puesto en el tapete la manifiesta incomprensión de la complejidad
sistémica de la economía, así como los enmarañados bucles de retroalimentaciones –con
diferentes velocidades o retrasos- que afectan a las sociedades y sus ciudadanos.
En ese sentido, se ha dicho que “La mano invisible está destinada a armonizar las
motivaciones egoístas con el bien social. Pero que si la mano invisible se atrofia, como tiende a
hacerlo en tiempo de caos y bifurcación, como los actuales, tenemos un problema porque la
persecución de nuestros intereses egoístas puede subvertir los procesos evolutivos en las
estructuras mayores de las cuales dependemos para nuestra existencia.” Y que la “mano
invisible” se puede convertir en el “pie invisible” que nos propine puntapiés en lugares y tiempos
inesperados (Laszlo, 1990, pág. 111).
Ante esto, cabe preguntarse si es posible contribuir, no ya desde el interior de las
disciplinas de la economía, desde el pensamiento sistémico, a mejorar y ampliar el
conocimiento de los fenómenos que son objeto de estudio de los economistas. Se comparte lo
expresado por Russ Ackoff (1996), cuando sostuvo “El hecho es que si cualquiera pudiera ver
claramente el futuro, accionaría de manera tal de prever lo que ha de suceder. Como Kenneth
Boulding dijo una vez, si nosotros pudiéramos leer el diario de mañana, mañana nunca
ocurriría”. Pero no es posible hacerse hoy del diario de mañana, y hay que lidiar con los
problemas de la sociedad tomando decisiones al día, y para el momento siguiente, aunque
muchos de sus efectos nos han de alcanzar en un futuro incierto. Y como afirmara Zamagni
(2010), “los problemas económicos del presente no se pueden resolver con el marco conceptual
del pasado”. En ese sentido, esos problemas no dependen tanto de la falta de recursos como
que las instituciones económicas no parecen ser adecuadas para interpretar las exigencias
actuales. Así, el recientemente fallecido Héctor Sabelli dijo que la economía, en su vertiente
clásica, solo considera la escasez, y en esa dirección es que los centros financieros
internacionales proponen medidas de austeridad. Pero los modelos matemáticos de escasez
tienden al caos, no a sistemas viables. Tal vez sea esa una de las razones por las cuales los
países en vías de desarrollo que adhieren a esas medidas son llevados al caos social.
Desde hace más de veinte años el Santa Fe Institute (SFI) de Estados Unidos tiene un
área de investigación del riesgo, los mercados y la innovación, utilizando tanto métodos
empíricos, analíticos como teóricos para explorar los orígenes del riesgo financiero. Ante el uso
2
único, en el mundo real, de los conjuntos de datos y enfoques de modelado que simulen,
probabilísticamente, los comportamientos individuales y agregados de los agentes que actúan
en un mercado financiero, los científicos de SFI desarrollaron y probaron nuevos marcos
teóricos y cuantitativos que describen las complejas dinámicas en juego en los mercados y la
economía en su conjunto. Estos marcos teóricos son un punto de partida de la teoría
económica dominante, que asumen que los agentes actúan racionalmente. Al incorporar estas
ideas y métodos, así como los puntos de vista transdisciplinarios de economistas, físicos y
biólogos, los investigadores del SFI están tratando de lograr una mejor comprensión de
fenómenos tales como el ciclo de apalancamiento, la liquidez, la volatilidad, el ruido, la toma de
decisiones no racional, el tamaño y las frecuencias de transacciones de los fondos, la ecología
y la evolución de las estrategias de mercado, y métodos adecuados para descontar el futuro.
Esto los ha llevado a desarrollar un enfoque adaptativo, complejo y evolutivo de la teoría
económica, considerando la realidad como un sistema dinámico complejo, en el que un enorme
número de agentes interactúan y se ajustan mutuamente (o colisionan) a lo largo del tiempo
(Ehremberg, 2011; Arthur, 2005; Thurner y otros, 2009).
Se estima conveniente observar brevemente qué otros aportes se pueden hacer desde
una mirada sistémica a ciertos nudos que se advierten en el campo teórico de la economía.
2. UNA TRANSICIÓN EN LA CONCEPCIÓN CIENTÍFICA
En 1663, a partir de lo que Robert Boyle llamó el “colegio invisible”, nació la Real
Sociedad de Londres para el Avance de la Ciencia Natural, que representa la transición desde
el conocimiento teológico al científico. Hoy se recuerdan a estas instituciones precursoras como
las que facilitaron el desarrollo de la ciencia “clásica”. Y a su vera, abriendo el sendero a las
demás ciencias sociales, la Economía maduró y tuvo éxito en asemejarse a la “Ciencia Natural”.
Especialmente, cuando logró desarrollos cuantitativos, de manera tal que es más conocida por
sus métodos que por su propósito.
Haciendo una simplificación tal vez exagerada, en sus comienzos el modelo a seguir era
el de la Física. Así, los físicos empezaron a lidiar con un pequeño número de cosas, como
planetas, péndulos y bolas de billar. Cuando se enfrentaron a los gases, con sus millones de
partículas, establecieron la termodinámica, y unos pocos parámetros que simplificara su tarea.
Se definieron la presión, el volumen, la temperatura. En la Economía, se pueden ver sus
parámetros, por caso: exportaciones, importaciones, depósitos, PBI.
También hay otros supuestos filosóficos, que no es habitual que se expongan. La ciencia
en general asumió que
a) el observador no está incluido en lo que es observado,
b) las teorías no afectan lo que se está observando.
¿Pueden aceptarse estos supuestos en las ciencias sociales? Hoy hay suficiente
evidencia empírica que los afecta. Además, el campo científico se ha expandido agregando el
observador a lo que es observado. En vez de considerar a la ciencia como creadora de
descripciones de sistemas, se la puede suponer como una parte activa del sistema social. Es
3
decir, pensar en una co-evolución de las teorías y la sociedad. Permítase diagramarlo de esta
manera:
La rama del no: La propuesta de Popper ha recibido múltiples embates desde los distintos
flancos. En primer lugar, las ciencias humanas son no-experimentales. No se puede, o mejor
dicho no se debe tomar a las personas o las sociedades como conejillos de indias, aun cuando
haya quienes no tengan ni prudencia ni sentido común al respecto.
Además, las experiencias sociales de los humanos –sea en grupos pequeños o amplias
sociedades- deben ser consideradas científicamente como experiencias únicas e irrepetibles.
Antes que leyes, se pueden encontrar patrones, aunque contextuales y epocales.
Es entonces que se puede describir con más o menos detalle y corrección qué sucedió,
pero es difícil establecer cómo se llegó a eso, porqué, ni qué ha de suceder. Entre otras
razones, ello ocurre debido a la falta de consenso en la definición de los objetos de estudio,
careciendo de una taxonomía generalmente aceptada. Tampoco lo hay respecto a los procesos
internos o los influjos que se reciben del entorno. Y por supuesto no hay modelos testeables de
las estructuras y comportamientos sociales, económicos, políticos, etcétera.
Claro es que hay herramientas para superar, pero solo en parte, estas dificultades. Es el
caso de la dinámica de sistemas (Sterman, 2000), la teoría de juegos, y en general la
investigación operativa (IFORS). Son útiles, pero muy restringidos.
Hay importantes esfuerzos desde las teorías de la complejidad, o sea desde la aceptación
que se está en presencia de comportamientos no lineales, a veces aislados y otras veces
continuos, en diferentes niveles y con posibles discontinuidades y bifurcaciones.
4
La rama del sí: Ingresamos a la pregunta respecto si debemos rechazar o aceptar lo que
se postula desde la filosofía de la ciencia. Negarla lleva a nuevos problemas y más
interrogantes. Aceptarla, implica su expansión, con las actuales concepciones respecto al papel
del observador, la observación y lo observado (von Foerster, 2002).
Las personas, y en general cualquier organismo vivo, pueden percibir y adquirir un
determinado grado de conocimiento acerca de su ambiente externo, así como interno. El primer
autor, hasta donde se sabe, que apreció esta situación fue el astrónomo y matemático serbiocroata Ruggiero J. Boscovich (1758), que en su obra De Spatio et Tempore, explicó que el
observador nunca puede observar el mundo tal cual es – solo la interface o diferencia entre él y
el mundo. No lo ve tal como es, solo su “transformación”, la que depende de su estado de
movimientos internos, que le permitirán acceder, al menos en principio.
Un observador siempre selecciona algunos elementos del conjunto de todas las
observaciones posibles. Él o ella es lo que el físico cuántico John Wheeler denominó
“participante”. Es porque el sistema observado reacciona ante el acto de la observación. Y
entonces resulta que lo observado no puede ser considerado como independiente y aislado del
observador, al menos en el sentido que se le daba en las ciencias clásicas.
Tanto Heinz von Foerster (1984) como Maturana y Varela (1984) desarrollaron las
condiciones de percepción de cualquier observador. De acuerdo con ellos, un observador
percibe básicamente cualquier cosa en función de su propia organización interna, tanto física
como cerebro-mental.
Como ejemplo de lo dicho, von Foerster explica: “Obscenidad: Yo le muestro una pintura
a alguien y le pregunto si es obscena. Él dice ‘sí’. Como resultado, ahora se algo acerca de él,
pero no acerca de la pintura”. Pero se debe creer, en todo caso, que ¡la pintura existe!
En cualquier caso, observador y ambiente son complementarios. Se puede hablar de un
conjunto de observadores y un ambiente común. Ese ambiente persiste en algunos aspectos y
cambia en otros. El cambio más profundo es cuando deja de existir o cuando comienza su
existencia2.
3. EMPEZANDO DESDE LOS SISTEMAS SOCIALES
La Economía, así como el Derecho, el Arte, la Religión, la Educación o la Ciencia, son
todos distintos sistemas sociales, por lo que parece conveniente comenzar la recorrida por el
marco más general del sistema social (Luhmann, 1991).
Parece pertinente referirse a cómo los sistemas cambian y se desarrollan. El sociólogo
austríaco Karl Mueller (1998) propuso una teoría de la interacción entre genotipos y fenotipos.
Los genotipos se refieren a genes para el caso de un organismo biológico, o cultura en los
sistemas sociales. Fenotipos son los organismos o las organizaciones. Las variaciones ocurren
en los genotipos, que compiten para sobrevivir. La selección ocurre en los fenotipos. Esos
2
Un desarrollo más amplio se ha hecho en Barrera (2011).
5
organismos u organizaciones que sobreviven, hacen posible que sus genes, culturas
corporativas o constituciones a su vez también sobrevivan.
En la misma corriente, al indagar respecto a los cambios que se pueden producir en el
sistema, el antropólogo Gregory Bateson (1972, 1979) identificó dos “grandes procesos
estocásticos”: “cambio evolutivo y cambio somático (incluidos aprendizaje y pensamiento)”.
Estos estarían caracterizados por:
a) un balance entre control genético y variación somática que maximizan la
flexibilidad de lo individual. La herencia Lamarckiana implica una pérdida de
flexibilidad, porque para que el organismo logre un cambio somático, debe tener
flexibilidad (ver Mind and Nature, Cap. 6).
b) Mecanismos que se caracterizan por los retrasos y atenuar los cambios, para
“lograr por decreto lo que el organismo por sí obtiene más economicamente,
mediante los cambios somáticos” (ver The role of Somatic Change in Evolution en
Steps to an Ecology of Mind).
Además, hay que remarcar que diferentes disciplinas describen los sistemas de maneras
también diferentes. En el caso de las ciencias sociales, lo hacen utilizando diferentes elementos
básicos (Umpleby, 1997):




Variables, tal como los parámetros indicados en la página anterior de la Física y la
Economía.
Ideas, incluyendo creencias, valores, supuestos, como en el caso de los filósofos,
psicólogos y antropólogos culturales.
Grupos, para sociólogos y politólogos.
Eventos, para ciencias de la computación y los historiadores. En computación se
describen secuencias de operaciones, y en historia se referencian eventos clave,
como ser 1492, 1989, 25 de mayo de 1810.
Por otra parte, hay un conjunto de conceptos sistémicos, que se pueden utilizar en
distintos niveles, siempre en el campo de las ciencias sociales. Los hemos resumido en el
Apéndice I. El más extenso y profundo desarrollo, utilizando la mirada sistémica, es el del ya
citado Niklas Luhmann, cuyo objetivo principal como científico, según el mismo lo declaró3
consistía en mejorar la descripción sociológica de la sociedad, utilizando los conceptos
sistémicos. Respecto a la Economía, le dedicó, además de numerosos artículos, uno de sus
libros (Luhmann, 1988).
Su planteo es que los sistemas sociales, más que ser descriptos en términos de acciones,
como lo hicieron Max Weber o Talcott Parsons (1999), deben serlo partiendo desde las
comunicaciones y la información. Esto responde a la preeminencia que las teorías de la
3
En una entrevista del 5/12/1992, al cumplir 65 años, publicada en el Frankfurter Runschau (Mèlich, 1996).
6
información y la comunicación han estado adquiriendo en la comunidad científica4, mostrando
los cruces disciplinarios, superadores de desarrollos autónomos. Hay toda una revolución
“conceptual” que responde a los cambios en la sociedad. Conviene destacar esto.
Desde los inicios del siglo XIX, tanto el transporte como el procesamiento de la
información fueron impactados por nuevas técnicas. En poco tiempo, el transporte de la
información se desvinculó del transporte de mercaderías y personas. Antes de la invención del
telégrafo, la información transitaba al igual que el resto de los bienes. Se movía junto con las
cargas, y si bien ocupaba poco espacio y peso, su velocidad estaba limitada a la velocidad con
que se recorrían las distancias en los medios de transporte. Con los nuevos desarrollos
técnicos, esto fue cambiando. Ya en el siglo XX, sobre todo en la segunda mitad, la
comunicación y la información se trasladaron a velocidades inauditas. Las técnicas de la
computación cambiaron profundamente las estructuras básicas de la sociedad actual. Esto
muestra el porqué del cambio teórico que permita iluminar las diferencias en la “sociedad en
red”, la “era de la información”, la “economía del conocimiento”, los nuevos “medios de
comunicación” y así siguiendo (Vanderstraeten, 2012).
Hay una estrecha relación entre esta “era de la información” y los nuevos desarrollos en la
investigación en cibernética y sistémica, que se estimulan recíprocamente. Las ahora llamadas
teorías “clásicas” de la sociedad y la economía surgieron al compás del desarrollo de la
sociedad industrial. Poniendo el énfasis en la acción y el poder, contribuyeron a su vez al
desarrollo y crecimiento de esa sociedad industrial, reflejando algunas cuestiones básicas,
como los procesos de producción y comercialización de bienes y recursos (”commodities”). Sin
embargo, las actuales teorías, al centralizarse en la comunicación y la información, pueden
estar reflejando las nuevas realidades sociales. En este sentido, las redes de comunicaciones
se han tornado cada vez más importantes para la gente, y las teorías acompañan esas
percepciones (Watzlawick y otros, 1967; Pask, 1975; Sacks, 1995; Stichweh, 2000).
Luhmann enfatizó la necesidad de incorporar los recientes avances en la investigación
sistémica y cibernética en su teoría de los sistemas sociales. Las transformaciones sociales
provocan nuevas teorías que, a su vez, no solo tratan de comprender y explicar esas
transformaciones, también las estimulan. En su obra Sistemas Sociales, en el capítulo
“Comunicación y Acción” escribió: “¿Cuál es realmente el elemento final con el que se crean las
relaciones y que no puede ser descompuesto una vez más – la acción o la comunicación?”. Él
optó por la comunicación y relegó la acción a un segundo plano. Esto requiere, para su mejor
comprensión, ser expuesto en mayor detalle.
La sociedad es un sistema, que no se compone de individuos, de personas, sino de
comunicaciones. Las personas forman parte del contexto del sistema. Por esto es que cada vez
que se refiere al “sistema”, Luhmann necesita permanentemente hablar del contexto (“Umwelt”).
Éste es el conjunto de elementos que influyen o son influidos por los elementos del sistema,
4
..y que actualmente está siendo objeto de nuevos planteos teóricos, a la luz de los cuestionamientos generados
desde las ciencias de la complejidad, tal como recientemente le planteó Gregoire Nicolis al autor, en La Habana,
Cuba (enero de 2012).
7
pero que no forman parte de ese sistema. El contexto solo obtiene su unidad desde su relación
con el sistema, pero en sí mismo no es un sistema. Y cada sistema tiene un contexto diferente.
Los sistemas existen, no solo en la teoría, sino fuera de ella; no se identifican con el
contexto, pero tampoco hay sistemas sin contexto. Hay distintas clases de sistemas, según
Luhmann:




Máquinas
Organismos
Sistemas psíquicos
Sistemas Sociales
Los sistemas sociales no son psíquicos, pero junto con éstos son los únicos que pueden
tanto ser comprendidos como comprender. Para Luhmann es un error garrafal suponer que
la comprensión es una operación limitada a los sistemas psíquicos, a la conciencia humana.
Describe la comunicación como un acontecimiento o evento, que emerge desde el
procesamiento de ciertas selecciones. Cada elemento comunicativo consiste en la cocoordinación o síntesis de tres selecciones diferentes. Esas selecciones son:



Información
Enunciación (“Mitteilung”), y
Comprensión (“Verstehen”).
La comunicación es un emergente, una unidad de tres partes. Esto está relacionado con
la teoría lingüística de Bühler, Austin, Searle y otros. Pero no pone el énfasis en la diferencia
entre los actos, sino en la síntesis de las selecciones correspondientes. Lo decisivo para que se
produzca la comunicación es la unidad de esa diferencia. Es decir, lo importante es la
percepción de esa diferencia. Por eso es que la teoría tiene que resaltar que se comunica algo,
y no la acción de comunicar. Hay que distinguir especialmente información y comunicación, ya
que de lo contrario habría solo una observación de la conducta.
La información se refiere a la selección: su valor depende del número de alternativas o
mensajes pertinentes desde la que es seleccionada. Ross Ashby (1960) dio un ejemplo muy
simple de esto: Dos soldados son tomados prisioneros por dos países enemigos, A y B, uno por
cada uno. Sus respectivas esposas reciben el mismo mensaje “estoy bien”. Pero se sabe que
en el país A se le da a elegir al prisionero entre “estoy bien / estoy un poco enfermo / estoy muy
enfermo”, mientras que en el país B el mensaje “estoy bien” quiere decir “estoy vivo”. Las dos
esposas han recibido la misma frase, pero ninguna puede identificar cuál es la información que
recibieron.
La diferencia entre información y enunciación se basa en esta misma línea de
argumentación. Se deriva de la diferencia entre hecho y valor, entre información y evaluación,
entre qué se comunica y cómo es comunicado. Luhmann planteó la distinción entre
comunicación y meta-comunicación como diferentes, pero como componentes
8
inextricablemente ligados en cualquier acto de comunicarse. Se observa que la distinción entre
información y enunciación se deriva de aplicaciones en el campo de las ciencias de la conducta.
Más importante aún, es el argumento de Luhmann respecto a la tercera selección, la
comprensión. Para él la comprensión, que a su vez contiene algún grado de incomprensión,
concluye el acto de la comunicación. Esta comprensión implica más que la mera observación.
Solo tiene lugar si el sistema comprende algo en términos de una diferencia entre información y
enunciación. El sistema necesita mostrar que él o ella comprenden, sea por el componente
información (que es lo que se está diciendo) o la enunciación (la manera en que se lo dice). En
ese sentido, la comunicación requiere nuevas comunicaciones. Y no obstante, la comunicación
se cierra en sí misma. Las comunicaciones del sistema social son recursivamente producidas y
reproducidas por una red de comunicaciones. Las comunicaciones se organizan a sí mismas de
manera autopoiética. Y este último término requiere un estudio adicional.
4. ¿LOS SISTEMAS SOCIALES (POR ENDE LOS ECONÓMICOS) SON AUTOPOIÉTICOS?
La autopoiesis es la operación mediante la cual el sistema crea sus propias unidades,
elementos y estructura. Con este concepto, Maturana y Varela (1979) buscaban una palabra
que por sí misma pudiera transmitir el rasgo central de la organización de la vida, que es la
autonomía. La consideraron necesaria y suficiente para caracterizarla. Reproducción y
evolución ocurren en los sistemas vivientes, y estos fenómenos derivan como un proceso
secundario, subordinados a su existencia y operación como unidades autopoiéticas.
En otras palabras, la autopoiesis se basa en la manera en que los sistemas vivos se
relacionan con los dominios en los que operan. La vida es la capacidad de auto producirse, y
por ello, se define al sistema autopoiético como un sistema capaz de auto reproducirse.
Extender este concepto a los sistemas sociales ha sido motivo de controversias entre los
especialistas, aunque casi no hay discusión en que los sistemas adaptativos complejos tienen
una estructura autopoiética.
En biología, se acepta que un organismo tiene la capacidad de adaptarse a su entorno y
mantener su identidad como forma separada de ese entorno. Esa doble capacidad es propia de
los sistemas autopoiéticos. En los sistemas sociales la autopoiesis mantiene al sistema como
totalidad, a pesar de los cambios que se dan todo el tiempo. Son unidades autosustentables,
abiertas a los intercambios con el contexto. Los insumos del contexto gatillan cambios de
estado que el propio sistema autopoiético trae predefinidos, y todo esto dentro de un marco de
impredictibilidad.
Normalmente, los sistemas sociales adoptan un proceso autopoiético en su génesis y
desarrollo. Circunstancias estructurales del contexto predisponen unos estados que suelen ser
gatillados por un componente crítico: la influencia de las personas que actúan en el sistema.
Sistemas autopoiéticos son aquellos que definen sus propios límites distinguiéndolos del
entorno. Si no fuera así, no podrían visualizarse como sistemas, ya que aparecerían totalmente
confundidos con su contexto.
9
Las sociedades responden a los criterios que se han propuesto para definir los sistemas
autopoiéticos:
1.
Ser autolimitados
2.
Ser autogeneradores
3.
Ser autoperpetuantes
La capacidad de los sistemas autopoiéticos de identificarse y a la vez diferenciarse
claramente del contexto se observa con claridad en las organizaciones. En tanto sistemas
adaptativos complejos ingresan materia, energía e información del contexto, manteniendo al
mismo tiempo su clausura organizacional y reproduciendo sus componentes. Se puede
entonces ampliar y decir lo mismo de las sociedades.
Finalmente, hay que aclarar que los sistemas autopoiéticos se diferencian de los
alopoiéticos, que son los sistemas que dependen para su operación de un control externo, y por
lo tanto dependen de insumos externos para su mantenimiento y alimentación. Estos sistemas
no aprenden, son mecánicos. Por el contrario, los autopoiéticos aprenden y se adaptan con
flexibilidad al contexto. En ese sentido, los sistemas autopoiéticos presentan como propiedades
importantes las de creatividad y generación de novedad. Sin lugar a duda, las sociedades se
pueden considerar como sistemas autopoiéticos, toda vez que tienen la capacidad de aprender.
El ambiente no tiene influencia directa en un sistema autopoiético, excepto en su
destrucción. Por consiguiente, un sistema autopoiético se denota como operacionalmente
cerrado. Un sistema se considera tal solo si es operacionalmente cerrado, esto es, si el sistema
es capaz de producir y sostenerse a sí mismo en base a sus operaciones elementales. Estará
abierto para el intercambio de energía e información, pero al mismo tiempo operacionalmente
permanecerá cerrado, en el sentido que sus procesos se auto-activan y serán recurrentes, y no
se iniciarán o detendrán por ninguna otra causa (Thompson y otros, 2005).
La clausura lo es respecto a la circularidad de operaciones que, a su vez, producen
operaciones. No se debe confundir con clausurado, que implica aislamiento. Los cambios en el
sistema son gatillados por su estructura interna y su dinámica, no por cambios en los factores
externos. Sin embargo, las perturbaciones (incluidas las intervenciones) que provengan del
exterior pueden gatillar, indirectamente, que los cambios sean mayores y, por lo tanto,
necesariamente por la vía de la autorreferencia. Por ejemplo, la aparición de una innovación
técnica no determina la reacción de una empresa. Esa reacción será el resultado de procesos
internos, que tienen que ver con su capacidad de adaptación. Solo en el caso de la destrucción
del sistema se puede hablar de un impacto directo.
La autorreferencia denota una afirmación que se refiere a sí misma o a su propia
referencia. Esta definición proviene de la lingüística. Se puede generalizar diciendo que se
refiere a cualquier acto que se refiere a sí mismo, o resulta su propio referente. Por ejemplo, en
computación la autorreferencia es una instancia de la reflexión, que habilita un programa a leer
y cambiar las instrucciones que lo gobiernan. De manera similar, en los sistemas sociales la
10
reflexión es la capacidad básica que les permite descifrar, ponderar, describir, criticar y cambiar
las reglas que los gobiernan.
En la teoría de Luhmann, la clausura del sistema social se produce por medio de
conversaciones de manera circular. Las comunicaciones gatillan comunicaciones que gatillan
comunicaciones y así siguiendo. Las operaciones del sistema, entonces, son determinadas por
una lógica específica, embebida en códigos que establecen fines orientadores – o atractores –
para los miembros del sistema. Por ejemplo, en una empresa los fines se codificarían en una
escala entre ganancias y pérdidas o, en un horizonte de tiempo más prolongado, entre
viabilidad y decrepitud (Schwaninger, 2009). Las operaciones emergentes se desarrollan
alrededor de esos fines. En principio, el sistema no es apto para cambiar su orientación, y se
desenvuelve en torno a una misma trayectoria. Pero si es empujado por más de una
orientación, que lo irrita, puede vacilar, y aun así tratar de volver a recorrer la trayectoria dada.
Solo cuando la perturbación es muy fuerte, y durante bastante tiempo, puede haber una
transición a una orientación diferente.
Cuando un evento indeseable ocurre, la responsabilidad puede deberse a fuerzas
aleatorias. Por ejemplo, cuando el clima emocional de la población es inestable, se tiende a
culpar al gobierno. Hay extensas investigaciones al respecto, desde la sistémica, que
demuestran que la dinámica de estos sistemas se genera habitualmente dentro del propio
sistema (Richardson, 2011). Cuando las dificultades se incrementan, se ha estudiado la lógica
que genera las conductas. Es cuando aparece la reflexión. O sea, una deliberación
autorreferencial.
En la teoría de Luhmann, se distinguen tres niveles de autorreferencia:



Autorreferencia basal, en el nivel del sistema en que una cadena de eventos son al
mismo tiempo causa y efecto;
Reflexividad, la referencia de una comunicación a otra comunicación; y
Reflexión, que es el sistema observándose qué está haciendo.
La reflexión es lo que puede hacer que el sistema tome otra orientación.
El enfoque teórico que se ha expuesto puede sintetizarse en esta gráfica del propio
Luhmann, que permite completar la descripción:
11
Se observan los tres componentes fundamentales de su teoría: comunicación, evolución y
diferenciación. No hay ningún orden previo para ellos, cualquiera puede servir de punto de
partida o final. Luhmann sostiene que cada sistema social se funda en la autopoiesis para hacer
distinciones trascendentes en las tres dimensiones por separado: lo social, lo temporal y lo
funcional (Sozial-, Zeit-, y Sachdimensionen). La autopoiesis se refiere a la habilidad del
sistema para crearse a sí mismo en oposición al ambiente. “Por eso es que la autopoiesis no se
entiende como la producción de su propia estructura (Gestalt). Lo que es decisivo es sobre todo
la creación de una diferencia entre el sistema y el contexto”.
Luhmann insiste en que esas tres dimensiones no se pueden intercambiar, y que cada
dimensión es fundamental solo en combinación con las otras dos. La dimensión funcional
produce la diferencia entre el sistema y su contexto. La temporal lo hace entre pasado y futuro,
y la social genera la diferencia entre Ego y Alter.
5. LA ACTIVIDAD EN LOS SISTEMAS SOCIO-ECONÓMICOS
Se ha dicho que Luhmann pone a la comunicación (o conversación) en primer plano para
describir los sistemas sociales, y relegó la acción a un segundo plano. Esto no le quita
relevancia, en tanto se tenga en cuenta lo anteriormente expuesto. Ahora hay que ver, siempre
desde la mirada sistémica, a la acción, o como prefieren llamarla los autores que se citarán,
“actividad”.
Una actividad es un proceso elemental que un ser humano, o varios, participan por el
hecho de estar vivos. Es la unidad básica que se efectúa para cumplir una determinada función
u obligación. Nadie puede sobrevivir sin participar en varias actividades sociales.
Las actividades se consideran propiedades sociales emergentes, y no como propiedades
deducibles de la suma de las propiedades de los individuos. En esto se difiere de lo que supuso
12
Adam Smith, que las consideraba el punto de partida para deducir el resto. Consecuentemente,
la socialización, las normas, valores y cultura son los medios habituales para explicar por qué
los individuos se unen en eso que se denomina sociedad. En cambio, aquí se toman las
interacciones de actividades entre las personas y lo social: cultura, normas, valores, que deben
ser identificados como las bases de un sistema social. La actividad es una propiedad
emergente y la sinergia de la intencionalidad colectiva. Esa intencionalidad colectiva no es la
suma de las intencionalidades individuales, sino una nueva propiedad emergente de la
colectividad (Searle, 1997).
Para modelar la realidad, hay que tener en cuenta los tres elementos fundamentales, y
sus interrelaciones, que deben estar presentes, que se describen en el siguiente gráfico. La
actividad se define como la conexión entre las tres partes, en la que una persona interactúa con
un objeto vía los instrumentos. Esa persona es un actor consciente –o un grupo de actores
conscientes-. Un objeto es algo del mundo exterior sobre la que la persona actúa. Ese objeto se
manifiesta solo si interactúa con la persona. Objeto y persona son inseparables, definiendo en
la actividad propiedades sociales, históricas y culturales y en cuanto objeto tener propiedades
físicas o biológicas.
Una persona no puede actuar sobre un objeto sino es por medio de instrumentos, que
actúan como mediadores. No solo actúan como mediadores entre persona y objeto, también
con otra gente. Se pueden entender los instrumentos como transmisores para los procesos
tanto de internalización como de externalización. Un proceso de internalización es el actuar
sobre un objeto haciendo foco en su imagen o forma subjetiva (modelos mentales, teorías, etc.).
A través de ese proceso el objeto puede ser generalizado, verbalizado, abreviado, y lo que es
más importante, ser susceptible de desarrollos futuros que excedan la posibilidad de
actividades externas (Leontèv, 1981).
Un proceso de externalización constituye acciones externas realizadas por personas,
convirtiendo el objeto en resultados y productos (Vygotsky, 1978, Davydov y otros, 1982).
La contradicción es un concepto importante en una teoría de la actividad, que permite
interpretar el punto de inicio de un proceso de desarrollo. Las contradicciones se manifiestan
como problemas, rupturas, crisis y choques. Se las considera la fuente de los desarrollos. Las
actividades están virtualmente siempre en procesos de trabajo mediante contradicciones. Para
resolver una contradicción, que envuelve al menos dos partes opuestas, se necesita un
mediador. Yrjö Engeström (1987) ha propuesto un modelo de actividad que incluye a la
comunidad, las normas (incluyendo las leyes, reglas y tradiciones culturales) y la división del
trabajo, que le permitió expandir el concepto de contradicción.
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Al triángulo de la figura anterior, donde la contradicción persona-objeto estaba mediada
por los instrumentos, se agregan dos nuevas contradicciones al introducir la comunidad,
persona-comunidad y objeto-comunidad. Así como el instrumento mediaba en persona-objeto,
las normas son mediadoras entre persona-comunidad, y la división del trabajo lo hace con
objeto-comunidad. Basándose en la terminología marxista de la producción social, intercambio,
distribución y consumo se mapean determinando cuatro actividades humanas fundamentales,
que pueden ser aplicadas a un modelo socio-cibernético del subsistema de retroalimentación
económico.
Primero, la actividad de producción es dirigida por la contradicción persona-objeto;
nominalmente usando instrumentos, la persona trabaja y produce los objetos que corresponden
a una necesidad dada o a un resultado. Segundo, la actividad de intercambio es dirigida por la
contradicción persona-comunidad, nominalmente la persona intercambia el valor de su trabajo
(valor de cambio) en la comunidad para cubrir sus necesidades (valor de uso), de acuerdo con
las normas de la comunidad (segundo mediador). Tercero, la actividad de distribución es
dirigida por la contradicción objeto-comunidad, nominalmente el resultado es distribuido entre
los miembros (organizaciones, compañías) de la comunidad de acuerdo a los principios de la
división del trabajo (tercer mediador). Finalmente, el sistema total de actividad socio-económica
(todo el triángulo) es dirigido por una nueva contradicción, producción-consumo, con la paradoja
que las personas producen resultados y simultáneamente consumen esos resultados para ser
reproducidos. Esta contradicción producción-consumo provee una energía permanente que
dirige ciclos acumulativos de producción y consumo. Si no fuera por esta paradoja que el
consumo requiere producción, y viceversa, la actividad podría no existir. Esto implica que la
relación consumo-producción forma una retroalimentación positiva que puede ser usada para
construir el modelo socio-cibernético.
14
Claro está que también la actividad se considera autopoiética y auto-referente. Toda
actividad siempre incluye comunicaciones, y siempre se auto-produce y reproduce en su red de
recursión.
CONCLUSIÓN
Hoy en día las sociedades están organizadas en varios subsistemas funcionales, como el
sistema económico, el educativo, el político, en lo que unos llaman división del trabajo, y
Luhmann denomina “sistemas funcionales diferenciados”. Resulta obvio que cuanto mayor
diferenciación hay, más se especializan los roles de las personas (actores), y por lo tanto
resultan más importantes las comunicaciones y el control.
Según lo expuesto, cada sistema funcional tendría clausura organizacional, y crearía su
propio dominio permitiendo solo ciertas operaciones. Como consecuencia de esa clausura,
sería imposible observar o manipular la sociedad como un todo. Y por consiguiente no se
podría hablar respecto a qué es racional para la sociedad en su conjunto, o qué beneficiaria a la
sociedad total. Como en el caso de las células cancerosas, que al ser auto-referentes,
destruirán la sustentabilidad de todo el sistema, incluyendo su propia existencia.
El problema de sobre enfatizar las divisiones del trabajo tales como los bancos, mercados
de valores, el sistema de crédito, eventualmente llevaría al sistema en su totalidad a crisis de
sustentabilidad. Esto se debería a que cada división se asocia a su propio interés en detrimento
de la totalidad, lo que constituye un dilema para los sociólogos y los pensadores sistémicos.
Se requiere que los sistemas funcionales cooperen, pero no basados en el consenso o en
valores religiosos, sino en beneficios mutuos y principios de complementariedad. Para ello es
menester que esas relaciones estén manifiestas, sean conocidas por todos los actores, para
que compartan la visión del sistema social en su totalidad, y puedan conocer que su identidad
se reconoce por sus contribuciones al conjunto.
Se supone que la mirada sistémica es capaz de proporcionar modelos más abarcativos,
donde los supuestos quedan expuestos, no siendo necesarias teorizaciones alejadas de la
realidad, ya que toma de las distintas disciplinas las investigaciones y resultados necesarios
para tal fin. Esto quiere decir que “el enfoque sistémico supone que las personas interactúan
con sistemas, que consisten en objetos separados, que poseen determinadas propiedades y
están integrados mediante relaciones. Desde este marco cognitivo, se trata de obtener
información respecto a esos objetos, que permita armar un modelo que resulte en una
descripción verdadera, aunque parcial, de la realidad. Así, el conocimiento es un almacén de
representaciones que se pueden trasladar a un determinado lenguaje, y el pensamiento es un
proceso que manipula esas representaciones.” (Barrera, 2005).
En este sentido, el desarrollo del conocimiento humano en general, por su característica
acumulativa, ha logrado avances técnicos y condiciones de bienestar inimaginables poco
tiempo atrás. Pero simultáneamente la generación de nuevos y numerosos artefactos ha
arribado a un nivel crítico, poniendo en peligro la sustentabilidad del ser humano en el planeta,
así como de muchos otros seres vivos. Es posible que esto conduzca a cambios, bifurcaciones,
15
nuevas propuestas e innovaciones. Se evidencia, al menos para los observadores atentos, la
contradicción de la concepción tradicional del hombre como conquistador y dominador de su
ambiente. Ha estado percibiendo al mundo parcelándolo, separando los conocimientos del todo
de los de las partes. Como consecuencias cognitivas, políticas y culturales de esa mirada
fragmentaria ha prevalecido el determinismo, la uni-linealidad, la monovalencia y el divorcio
entre el ser cognoscente y el producto de sus observaciones. En los bienes que se elaboran no
quedan huellas de los trabajadores, y aquellos procesos o problemas que no se ajustan a estos
paradigmas son tratados como anomalías ininteligibles, como ruidos. En ese camino, esa
fragmentación del conocimiento derivó en instituciones también fragmentarias, en la superespecialización de las disciplinas. Las universidades y los laboratorios se organizaron frente a
una realidad multidisciplinaria en su esencia, pero a pesar de la vecindad de las distintas
disciplinas, se han mantenido separadas y desvinculadas, lo que a su vez provocó el
aislamiento de los investigadores. Físicos, biólogos, sociólogos, economistas, etcétera, se ven
como extranjeros de distintas lenguas.
Pero las cuestiones complejas son multi-dimensionales, interdependientes, y abarcan
múltiples puntos de vista, al tiempo que los que las investigan tienen diversas agendas,
objetivos y antecedentes. La ciencia se fue subdividiendo en disciplinas, cada una en
especializaciones, y estas en súper especializaciones. Sus fronteras, aun siendo dinámicas, se
impermeabilizaron con proteccionismos culturales, con lo que los investigadores innovadores
tuvieron que crear disciplinas híbridas (biología molecular, sociología económica, y así
siguiendo) o tratar de cambiar las prácticas institucionalizadas, buscando la apertura de esas
fronteras.
Aquellas parcelas que se encerraron, se petrificaron y perdieron el tren. Al volverse
incomprensible el fenómeno global y complejo, se fue provocando la apertura que posibilitara
comprender y entender los intercambios del sistema con el entorno, o sea lo inter, trans, multi y
meta disciplinario.
La ampliación de los conocimientos al interior de cada disciplina exige los intercambios y
negociaciones con las restantes, así como con la ciencia en tanto sistema global. Para ello se
requieren acordar sobre conceptos, métodos, teorías, esquemas, lenguajes, descripciones,
modelos, etcétera. Nuevas concepciones epistemológicas y cognitivas, tales como las
descriptas en los títulos anteriores, permiten esos pasajes e hibridaciones, tanto deliberadas
como inconscientes. Se comienza a entender al mundo como sistemas, donde son unidades de
lo diverso, hay emergencias organizacionales y funcionales que poseen elementos
heterogéneos, siendo cada unidad una y múltiple, ya que sus relaciones entre sus componentes
y su entorno las configuran simultáneamente.
La diversidad de dominios del conocimiento y las explicaciones científicas y técnicas han
requerido mantener, en ciertos niveles, las especializaciones, aunque reconociendo que
pertenecen al conocimiento global. Ellas poseen identidad y autonomía, que se manifiesta en la
delimitación de su campo de observación, sus métodos y teorías, y ello no constituye un
problema en tanto no se hiper-especialicen o se cierren en sí mismas.
16
Actualmente se supone que los sistemas y objetos están en al menos un entorno,
formando parte de conjuntos mayores, y esos conjuntos-sistemas están constituidos por
elementos heterogéneos, con características auto-eco-organizacionales. Por ello, se requiere
de la transversalidad para exponer los objetivos de cada disciplina. El observador siente la
necesidad de aprender varios lenguajes, conocer otras disciplinas. Como no puede abarcarlo
todo, al menos pretende vincularse con el resto, construyendo los puentes entre el archipiélago
de la ciencia. Para ello es menester el trabajo en conjunto entre los diversos especialistas, que
deben hacerlo juntos y en equipo. La simple unión de personas con distintos conocimientos no
asegura que ello suceda. No se trata de un conjunto de asambleístas, cada uno con sus
creencias, que espera su turno para hablar de lo que conoce, desoyendo al resto. La
construcción colectiva es una tarea que requiere el saber entender al otro, hacerse entender y
concordar (Barrera, 2011).
Para ejemplificar, aunque de manera breve e incompleta, s presenta un diagrama de la
dinámica de las actividades del sistema social, basado en un enfoque socio-cibernético de Bai
(1999):
El modelo está construido como dos ciclos. El interno se refiere a las actividades socioeconómicas de re-producción, consumo, distribución e intercambio, basados en el modelo de
contradicciones de Engeström ya mostrado. El otro ciclo se refiere a las actividades sociopolíticas tales como el control legal, acciones militares o movimientos democráticos.
17
En ese diagrama, aparecen el consumo y la producción como las dos actividades básicas
de las personas. Ambas generan un ciclo de retroalimentación positiva, ya que a más consumo,
más producción y viceversa. La actividad de intercambio, previa al consumo, es un proceso del
mercado, y es gracias a esta actividad que un producto se convierte en un objeto de consumo.
Algunos productos no son consumidos directamente por la población, ya que se requieren
para producir otros productos, y para ello deben ser distribuidos a través de la correspondiente
actividad. Por ello, producción y distribución conforman otro ciclo de retroalimentación positivo.
El ciclo socio-económico es, en esencia, un ciclo inestable, debido precisamente a esas
realimentaciones positivas. Si no se lo controla, puede generar turbulencias y, eventualmente
crisis. Esto no depende que sea un mercado libre o una economía planificada. Las regulaciones
o controles, ubicados fuera del ciclo, deben aplicarse. En la Argentina hemos tenido varios
ejemplos de interferencias políticas en los ciclos económicos.
A pesar que los subsistemas de producción, consumo, intercambio y distribución están
ubicadas dentro del ciclo interno socio-económico, no son autopoiéticos ni tienen clausura
organizacional. Cada subsistema no es auto-referenciado en sentido estricto, pero son
mutuamente referenciados. La autopoiesis y la clausura corresponden al sistema en su
totalidad.
La inestabilidad del ciclo socio-económico está (o debe estar) controlada mediante
retroalimentaciones negativas del ciclo socio-político. Para ello se requiere un “sensor social”,
que ejerza esa función de realimentación negativa, mediante organismos de estadística,
periodistas, investigadores, dependencias judiciales, y similares, que tienen el importantísimo
rol de actuar frente al desvío de las normas, no solo económicas, también humanísticas o
institucionales. Posiblemente, este control se ejerza con algún grado de sesgo y subjetividad,
pero debe cuidarse, al menos, que esté a cubierto de las presiones sectoriales, intereses
económicos, interferencias políticas e, inclusive, periodistas sin la debida obligación moral.
Por supuesto que lo exhibido tiene el propósito de mostrar en parte las ventajas de un
modelo sistémico. Se tiene en claro que no pretende ser completo ni exacto ya, que, por
ejemplo, entre sus deficiencias está la de no tener en cuenta el ambiente ni sus
interconexiones, como puede ser el uso de los recursos naturales, de las externalidades,
etcétera. Queda al lector, si así lo desea, el desafío de corregirlo y completarlo.
Permítase cerrar esta mirada con unas palabras de Kenneth Boulding (1956):
“Está el peligro que en una sociedad predominantemente comercial, la gente tome la
conducta económica como la medida de todas las cosas y llegue a reducir sus relaciones a
aquellas que puedan ser definidas en el nivel de las abstracciones comerciales. Hacer esto es
perder casi toda la riqueza y propósito de la vida humana. Si el Mercado puede ser una
institución estable y fructífera para la sociedad, se la debe tratar junto con otras instituciones de
carácter no mercantil, como el hogar y la escuela y la iglesia. Esto y solo esto puede desarrollar
el sentido de responsabilidad. Es la única forma en que podemos llegar a amarnos …
ganándonos la capacidad de amar.”
18
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APÉNDICE I – ALGUNAS DEFINICIONES
Autonomía: propiedad del sistema que le permite establecer sus propias leyes, dentro de
ciertos límites.
Comunicación: transmisión de energía, materiales o información desde un sitio a otro del
sistema, o entre contexto y sistema.
Contexto: conjunto de todos los sistemas y elementos que mantienen intercambios con el
sistema.
Egresos: acciones que el sistema efectúa hacia el contexto o a alguna de sus partes.
21
Estructura: conjunto de las relaciones estables5 entre los componentes del sistema.
Flujos: de materiales, energía o información que circulan o atraviesan el sistema.
Homeostasis: propiedad del sistema de conservar relativamente estables sus estructuras
y procesos, debido a un conjunto interconectado de regulaciones.
Información: conjunto de mensajes capaces de desencadenar acciones en el sistema.
Ingresos: acciones que el contexto efectúa hacia el sistema o a alguno de sus
componentes.
Memoria (o reserva): subsistema que almacena información que pueda usarse en el
futuro.
Metabolismo: propiedad del sistema que aprovecha los ingresos del contexto para
mantener o aumentar su organización.
Proceso: conjunto de actividades más o menos permanentes y características del
sistema.
Regulaciones: retroalimentaciones compensadas que permiten al sistema mantener su
homeostasis.
Reservas: acumulaciones de energía, materia e información de uso no inmediato, para
compensar las variaciones del contexto.
Sistema: entidad autónoma, generalmente estructurada en niveles
evolucionando según sus propias reglas, dependiente de un contexto específico.
jerárquicos,
Variabilidad: capacidad del sistema de tener fluctuaciones limitadas frente a las
variaciones del contexto.
5
Esa estabilidad se refiere a un período determinado por el observador, o que representa el rastro de procesos
repetitivos.
22
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