PROSTATITIS López Larrayoz I., García Cores F., Pereira Sanz S., Manrique Olmedo B., Escribano Romo G., Panadero Carlavilla FJ. INTRODUCCIÓN El término prostatitis engloba a un conjunto de enfermedades que producen una inflamación de la glándula prostática, de origen infeccioso o desconocido. Afecta a varones de todas las edades, hasta un 9% de los adultos entre 18-50 años y su frecuencia aumenta con la edad. Los síndromes prostáticos son la causa del 25% de las consultas ambulatorias de varones por síntomas genitourinarios. Es la tercera causa más frecuente de problemas urológicos en hombres mayores de 50 años. El 50% de los varones tiene, al menos, un episodio de prostatitis en su vida. En los últimos años se ha visto un aumento de la afectación prostática de etiología tuberculosa en pacientes que presentan enfermedad diseminada, especialmente en países subdesarrollados y en relación con infección por el VIH. También en regiones con alta tasa de ETS (enfermedades de trasmisión sexual) y prostitución existe una gran prevalencia de prostatitis aguda bacteriana. El NIH (National Institute of Health) considera que el impacto de las prostatitis (especialmente la crónica no bacteriana) en la calidad de vida de los paciente se asemeja al de un IAM, la angina de pecho o la enfermedad de Crohn. Es causa de frustración en el medico e insatisfacción en el paciente, debido a que los síntomas para distinguir entre los diferentes tipos de síndromes protáticos crónicos son similares, no existe un método diagnostico fiable, y los tratamientos empleados poco efectivos. CLASIFICACIÓN Hasta 1995 se utilizaba la siguiente clasificación de los síndromes protáticos: - Prostatitis aguda bacteriana - Prostatitis crónica bacteriana - Prostatitis crónica no bacteriana - Prostatodinia En los dos primeros grupos era posible detectar una infección mediante cultivos de la secreción prostática. El tercer grupo lo componían aquellos enfermos que presentaban una próstata inflamada, sin etiología infecciosa, al menos demostrable. Y la prostatodinia era una especie de enfermedad poco definida, donde existía un cuadro clínico compatible con una prostatitis sin encontrarse datos que apoyasen su origen infeccioso o inflamatorio. Entre 1995 y 1998 se alcanza un consenso en el NIH que clasifica a las prostatitis en cuatro categorías: Prostatitis aguda bacteriana (PAB): 1% al 5% de las prostatitis. Es una inflamación aguda prostática secundaria a una infección por patógenos urinarios. - Prostatitis crónica bacteriana(PCB): 5 % al 10% de las prostatitis. Infección crónica o recurrente durante al menos 6 meses. - Prostatitis crónica no bacteriana / síndrome pélvico doloroso crónico (PCNB): es la más común , hasta un 85% de las prostatitis. Es un cuadro caracterizado por molestias pélvicas durante al menos 6 meses con cultivos de orina y secreción prostática negativos. Se subdivide en: o Inflamatoria: se detectan leucocitos en la secreción prostática o No inflamatoria: sin leucocitos. - Prostatitis inflamatoria asintomática (PIA): se diagnostica mediante un estudio anatomopatológico durante la evaluación de otros problemas genitourinarios responsables de un 6% de las protatitis. - MÉTODOS DIAGNÓSTICOS - Anamnesis. Es muy importante en las PAB, pero poco orientativa en los síndromes crónicos debido a la ausencia de síntomas claves para cada uno. En este grupo una herramienta útil es el NIH Chronic Prostatitis Symptom Index, que permite valorar la gravedad de los síntomas y la afectación de la calidad de vida de los pacientes. - Tacto rectal: También muy útil y casi diagnóstico en las protatitis agudas, aporta poca información en las crónicas. Sin embargo, siempre debe realizarse para descartar otras patologías. - Uroanalisis elemental. Permite detectar leucocituria y bacteriuria. Especialmente útil en prostatitis agudas. - Prueba de Meares Stamey: es una herramienta diagnóstica efectiva que permite distinguir una infección de la próstata de una urinaria. Sin embargo su uso se ve limitado por la incomodidad que causa al paciente, la mala aceptación por parte de los médicos y los pacientes, y su coste. El test se realiza de la siguiente forma: se recogen cuatro muestras. La primera corresponde a los 10 ml de orina al inicio de la micción (muestra uretral). La segunda a 10 ml tras haber vaciado 200 ml de la vejiga (muestra vesical). Después se realiza un masaje prostático y se recogen las secreciones de la glándula en un tercer tubo. Y por último se recogen los siguientes 10 ml de orina (muestra prostática). Una prueba simplificada con dos frascos (pre y post masaje) ha sido propuesta pero aún no está validada. - Cultivo de orina y de secreciones prostáticas: Permite conocer el patógeno causante de la infección y realizar un antibiograma. Útil para distinguir entre las prostatitis crónicas bacterianas y las no bacterianas. - PSA (Antígeno Prostático Específico): no es útil para el diagnóstico. Cualquier proceso inflamatorio o tumoral puede elevarlo. - - Ecografía abdominal / transuretral: eficaz para detectar abscesos prostáticos y cálculos, en el resto de los síndromes prostáticos es poco fiable, debido a que su interpretación es subjetiva. TAC: útil si se sospecha absceso o neoplasia subyacente. No permite distinguir entre los distintos tipos de prostatitis crónica. PAAF: si se sospecha absceso o tumoración subyacente. Cistoscopia: para descartar cáncer vesical en las PCNB, ya que los síntomas son similares. Estudios urodinámicos: en el síndrome de dolor pélvico crónico. PROSTATITIS AGUDAS BACTERIANAS Es una inflamación aguda de la glándula prostática secundaria a una infección por patógenos urinarios. Se asocia frecuentemente con infecciones del tracto urinario inferior y, ocasionalmente, a epididimitis y uretritis. Causa del 1% al 5% de las prostatitis. Etiología: - Bacterias gram –: Hasta en un 80 %. El más frecuente es el E. Coli. También pueden encontrarse Proteus spp, Klebsiella spp y Pseudomona spp. - Bacteria gram +: como Enterococos y Staphylococo aureus - Anaerobios: Como Bacterides spp. - Patógenos de ETS: como la Neisseria gonorrea y Chlamydia trachomatis. En varones menores de 35 años con relaciones sexuales de riesgo. Fisiopatología El acceso de los gérmenes a la glándula prostática puede deberse a una infección ascendente desde la uretra, por reflujo de orina infectada en los ductus prostáticos, por diseminación desde el recto, directa o vía linfática, por diseminación desde una epididimitis o tras la utilización de sondas vesicales. Cuadro clínico Importante malestar general con fiebre y escalofríos, síndrome miccional, dolor en región lumbar, en periné y genitales, eyaculación dolorosa. Ocasionalmente artralgias y mialgias. En el tacto rectal, la glándula está inflamada, caliente y dolorosa. Pueden aparecer adenopatías inguinales. Diagnóstico Los síntomas y la exploración clínica, especialmente el tacto rectal,(que suele ser extraordinariamente doloroso, además de permitirnos el hallazgo de una próstata aumentada de tamaño, muy sensible y con aumento de su temperatura. En el caso de sospecha clínica de prostatitis aguda, debemos ser cautelosos a la hora de realizar un tacto rectal, ya que el masaje prostático violento, puede favorecer la suelta de émbolos sépticos al torrente circulatorio, aumentando el riesgo de sepsis), hacen sospechar el diagnóstico. Se confirma mediante un uroanalisis donde se detecta piuria y bacteriuria, y urocultivo positivo. Se realizaran hemocultivos cuando haya una importante afectación del estado general. Tratamiento Medidas generales: Hidratación, reposo y analgesia. Terapia antibiótica empírica: Tras recoger urocultivo. La inflamación de la glándula facilita la penetración del antibiótico. La elección entre tratamiento oral o intravenoso depende del estado general del paciente. - Quinolonas: son eficaces frente a la mayor parte de los patógenos urinarios y alcanzan altas concentraciones en la próstata. Pueden administrarse vía oral o intravenosa. Los más utilizados son el ciprofloxacino 500 mg /12 horas, el ofloxacino 400 mg /12 horas y el norfloxacino 400 mg /12 horas. - Trimetoprim / sulfametoxazol: Terapia de elección en pacientes con alergia o intolerancia a las quinolonas. También alcanza altas concentraciones en las secreciones protáticas (tres veces más que en el suero) y es eficaz contra los patógenos urinarios. Se administra vía oral, en dosis de 160 / 800 mg /12 horas. - Eritromicina y azitromicina: eficaces frente a gram +. Alcanzan altas concentraciones en la glándula protática. Sólo se utilizan si el antibiograma realizado en el urocultivo muestra bacterias sensibles. - Ampicilina y cefaloesporinas de amplio espectro (como la cefuroxima) combinadas con aminoglucósidos (gentamicina) en el tratamiento intravenoso. Una pauta posible sería: Ampicilina 2 g / 6 horas IV más gentamicina 5 mg / Kg IV cada 8 horas. No hay ningún ensayo clínico sobre la duración del tratamiento. La opinión de los expertos recomienda 4 semanas de tratamiento para prevenir la aparición de prostatitis crónica bacterianas. También algunos especialistas avalan la utilización de α-bloqueantes (por ejemplo, la terazosina o la doxizosina) como tratamiento coadyuvante en las prostatitis agudas, pero no hay evidencia sobre su efectividad. No es necesario tratar a la pareja sexual si el patógeno responsable de la infección es urinario. Si no existe respuesta a la antibioterapia o ésta es incompleta debemos descartar la presencia de un absceso prostático mediante la realización de una ecografía transuretral o una TAC. La mayor parte de las prostatitis agudas bacterianas curan sin complicaciones. Una vez desaparecida la infección debe realizarse un estudio urológico para descartar una patología estructural subyacente. Complicaciones - Retención urinaria aguda: No se debe sondar al paciente por el riesgo de producir una bacteriemia. Se realiza un drenaje vesical mediante punción suprapúbica. - Absceso prostático: Es infrecuente. Ocurre fundamentalmente en pacientes inmunocomprometidos, diabéticos, portadores crónicos de sondas vesicales y pacientes sometidos a técnicas de instrumentación urológica. El 70 % son producidos por E. coli. Debe sospecharse tras una respuesta parcial a la antibioterapia o un empeoramiento tras una mejoría inicial, o ante la presencia de una masa prostática fluctuante en el tacto rectal. Una vez confirmada su existencia mediante técnicas de imagen debe comenzarse tratamiento antibiótico que cubra también infecciones por anaerobios, como la clindamicina en dosis de 600-900 mg / 8 horas IV. Normalmente el tratamiento médico no es muy eficaz, y si no hay mejoría en una semana, debe realizarse un drenaje quirúrgico por vía transuretral o perineal. La resección prostática transuretral es otra opción. Las recurrencias son raras. - Pielonefritis - Septicemia - Prostatitis crónica bacteriana. PROSTATITIS CRÓNICA BACTERIANA Es una infección crónica o recurrente de la glándula prostática que persiste durante al menos 6 meses. Generalmente causada por un mismo patógeno, que se mantiene activo en la secreción prostática. Se caracteriza por presentar cultivos positivos de la secreción prostática y urocultivos negativos. Representa del 5 % al 10% de las prostatitis. Etiología Los patógenos son los mismos que en las protatitis agudas, siendo el más frecuente el E. Coli y los gram + como el Staphilococus aureus, Streptococo faecalis y el Enterococo. Clínica El síntoma predominante es el dolor, localizado en región perineal, genitales, lumbar bajo o hipogastrio, acompañado ocasionalmente de disuria y eyaculación dolorosa. En el tacto rectal la próstata puede estar normal o ser dolorosa la palpación. Diagnóstico Deben descartarse otras infecciones urogenitales. - Urocultivo ( en ocasiones positivo para patógenos urinarios ). - Cultivo de la secreción protática tras masaje de la glándula recogido según el método de Meares-Stamey. Para que sea válido deben cumplirse unos requisitos: No haber tomado antibióticos en el mes previo, no haber tenido una eyaculación en los dos días previos, vejiga llena pero no distendida, y ausencia de uretritis o infección del tracto urinario. Para asignar a un microorganismo como el causante de la protatitis debe crecer al menos 10 veces más en el cultivo de la secreción prostática que en el de orina. Puede administrarse nitrofurantoína 50 mg/ 6 horas, ya que no penetra en la próstata y elimina los patógenos urinarios, y realizar posteriormente el cultivo. La presencia de más de 10 PMN/ campo en la muestra se considera diagnóstica de inflamación crónica. - Técnicas de imagen: no permiten distinguir los distintos tipos de prostatitis crónica - PSA.: no es útil. Tratamiento Analgesia: con paracetamol o AINES. Antibioterapia: No existen ensayos clínicos randomizados sobre el uso de antibióticos en las prostatitis crónicas bacterianas. La duración del tratamiento va desde un mínimo de cuatro semanas a un máximo de doce. Los más utilizados son: - Quinolonas como terapia de primera elección. Ciprofloxacino 500 mg/12 horas durante 6-12 semanas. - Doxiciclina 100 mg / 12 horas. - TMP-SMZ 160 / 800 mg / 12 horas - Ampicilina 250 mg / 6 horas. Bloqueantes α-1 adrenérgicos: un pequeño ensayo con 64 pacientes, sugiere que la asociación de fármacos bloqueantes α-1 adrenérgicos a la antibioterapia mejora los síntomas y disminuye las recurrencias. Pero la mala metodología del estudio y su bajo número de pacientes impiden la confianza en sus resultados. Tratamiento quirúrgico. Se ha postulado que la presencia de cálculos prostáticos podría favorecer las infecciones recurrentes, y que su extirpación sería una alternativa terapéutica. Sin embargo, los cálculos de la glándula prostática son muy frecuentes y la indicación quirúrgica no ha sido estudiada adecuadamente. Por lo que la prostatectomía transuretral podría ser un tratamiento adecuado para un grupo muy seleccionado de pacientes. PROSTATITIS CRÓNICAS NO BACTERIANAS Malestar o dolor en región pélvica con síntomas miccionales y sexuales variables, durante al menos 6 meses (aunque en la practica el diagnóstico se hace antes). Los cultivos de orina y de la secreción prostática son negativos. Es la más común, hasta un 85% de las protatitis. Se clasifica en dos categorías: PCNB inflamatoria y PCNB no inflamatoria. Algunos expertos opinan que podrían ser distintas expresiones de la misma enfermedad. Se distinguen mediante la presencia o no de leucocitos en el análisis de la secreción prostática, el semen o la orina tras el masaje prostático. El NIH considera que el impacto de las prostatitis crónicas no bacterianas en la calidad de vida de los pacientes se asemeja, como ya mencionamos al inicio de esta revisión, al de padecer un IAM, la angina de pecho o la enfermedad de Crohn. Etiología Es desconocida. Se han propuesto varias teorías: Infecciones recurrentes por patógenos no identificados; reacción autoinmune frente a un antígeno del tracto urinario; irritación química de los ductus prostáticos por reflujo urinario o exceso de ácido úrico; quiste y cálculos prostáticos; disfunción de los músculos pélvicos; o alteración del sistema nervioso simpático pélvico. Aunque no se encuentran bacterias en los cultivos de estos pacientes, algunos responden a tratamiento antibiótico (esto no prueba la etiología bacteriana porque los estudios realizados no son correctos metodológicamente, y algunos antibióticos tiene también un efecto antiinflamatorio). Se ha implicado a Chlamydia trachomatis, Ureaplasma urealyticum y Mycoplasma hominis por ser patógenos que no se detectan en los cultivos habituales, ya que precisan medios especiales. Se ha detectado también ARN ribosomal bacteriano mediante técnica de PCR, que permitiría predecir que pacientes tendrían buena respuesta al tratamiento antibiótico. Sin embargo, los estudios realizados, no han encontrado una clara relación entre estos patógenos y las PCNB. Las PCNB no inflamatorias se han relacionado con una disfunción del sistema simpático o de los músculos pélvicos. Estudios urodinámicos llevados a cabo en estos pacientes han detectado un patrón de flujo urinario disfuncional, relajación incompleta de cuello vesical y descordinación del esfínter detrusor. También existe una entidad llamada mialgia tensional del suelo pélvico, que se diagnostica clínicamente por la presencia de dolor sordo en el área rectal que empeora al sentarse o tumbarse. Los síntomas pueden durar horas o días. Su prevalencia en la población general es de 6,6%, afecta más a mujeres y se incrementa a partir de los 40 años. Se produce por una contracción de los músculos del suelo pélvico secundaria al stress psicológico y la ansiedad. Además, los pacientes con PCNB presentan alta puntuación en los tests utilizados para diagnosticar trastornos de somatización, hipocondriasis, y depresión, por lo que parece que los factores psicológicos podrían tener un papel en la etiología de estas prostatitis. Clínica Aparecen una gran variedad de síntomas como dolor perineal o en genitales, dolor lumbar o abdominal bajo, eyaculación dolorosa o disuria. La próstata es normal en la exploración física. Diagnóstico - Historia clínica. Utilización del NIH Chronic Prostatitis Symptom Index, que consta de varias preguntas que permiten valorar la calidad de vida de los pacientes y la gravedad de la enfermedad. - Cultivo de orina y secreción prostática según el método de MearesStamey. Son negativos. - Leucocitos en el semen, secreción prostática u orina tras masaje prostático para distinguir las PCNB inflamatorias de las no inflamatorias, además de la presencia de grupos de PMN y vesículas de lípidos en los macrófagos. - PSA : no se utiliza. No permite distinguir una prostatitis de un adenocarcinoma de próstata porque está elevado en ambos casos. - Técnicas de imagen: no permiten distinguir entre los tipos de prostatitis crónica. Permitirían descartar un cáncer vesical que puede cursar con los mismos síntomas Tratamiento No hay ningún tratamiento efectivo para las PCNB al desconocerse su etiología. Las recomendaciones terapéuticas no están basadas en estudios controlados y metodológicamente correctos. Como en las anteriores debe controlarse el dolor con analgésicos y advertir al paciente que se trata de tratamientos a largo plazo. Antibioterapia. A pesar de que los cultivo son negativos, los especialistas recomiendan hacer un tratamiento con antibióticos durante 28 días (los mismos que en la prostatitis crónicas bacterianas). Sólo hay un estudio realizado con pocos enfermos, que compara un antibiótico, minociclina frente a placebo, y no presenta resultados significativos. Bloqueantes α-1 adrenérgicos. - Terazosina: dosis de 2 a 10 mg / día durante 28 días, aumentando gradualmente la dosis. - Alfusozin: Se utilizó en un estudio con dosis de 2 a 5 mg /8 horas durante 42 días, en pacientes con anomalías urodinámicas confirmadas, demostrando eficacia. Sin embargo, en otro estudio frente a placebo no se encontró diferencias entre ambos grupos. - Fenoxibenzamina / difenoxibenzamina: parece producir una mejora sintomática, en dos ensayos clínicos realizados, aunque presenta el inconveniente de producir hipotensión ortoestática como efecto secundario. Inhibidores de la α-1 reductasa: El finasteride parece mejorar los síntomas del dolor pélvico crónico. Se desconoce su mecanismo de acción. Antinflamatorios: - AINES: no está recomendado su uso como tratamiento de base. - Cernilton (extracto de polen). Sólo hay un pequeño estudio en el que parece que produce un disminución significativa de los síntomas con muy buena tolerancia. Dosis: Una tableta cada 8 horas durante 6 meses. - Seaprose S: parece ser eficaz en un pequeño estudio, especialmente en combinación con la termoterapia. Sin efectos secundarios. - Pentosan polisulfato: Utilizado habitualmente para tratar las cistitis intersticiales. No ha demostrado mejoría clínica y sí muchos efectos adversos. Termoterapia prostática trasuretral: En dosis incrementadas gradualmente según los síntomas. El calor local podría acelerar la resolución de la inflamación prostática o alterar la conducción de las fibras nerviosas del dolor. Existen cinco ensayos clínicos con esta técnica, que parecen demostrar una mejoría de los síntomas con efectos secundarios transitorios. Los estudios tienen muestras pequeñas, el seguimiento es de corta duración y los tests utilizados para valorar la sintomatología no están validados por lo que no se tiene evidencia de que el tratamiento sea eficaz. Bioflavonoides: Un ensayo con pocos pacientes encontró mejoría de los síntomas tras un mes de tratamiento, utilizando quercetin 500 mg /12 horas / 28 días. Alopurinol: Uso basado en la teoría de que el reflujo de urato en los ductus prostáticos sería el causante de la clínica. Pocos datos sobre su eficacia. PPC (preparado de aminoácidos): ha sido comparado en un estudio con el extracto de polen. Los resultados son difíciles de interpretar. Control del estrés: Mediante técnicas de relajación de la musculatura pélvica, y ansiolíticos en pacientes muy seleccionados. PROSTATITIS INFLAMATORIA ASINTOMÁTICA Inflamación crónica de la próstata que se diagnostica mediante un estudio anatomopatológico durante la evaluación de otros problemas genitourinarios. Corresponde a un 6% de las prostatitis. Debe evitarse cualquier tratamiento hasta que aparezcan síntomas. Prostatitis granulomatosas: Explican el 3% de los casos de prostatitis y se diagnostican mediante el estudio anatomopatológico de una biopsia prostática realizada tras la palpación de una próstata, firme, nodular, y focalmente indurada para descartar un adenocarcinoma de la glándula. EL 78% son inflamaciones inespecíficas (posible proceso autoinmune, como la enfermedad de Wegener) y un 18 % tiene causa infecciosa ( hongos, virus y micobacterias ), entre las que se encuentra la prostatitis tuberculosa. Prostatitis tuberculosa Causada por la diseminación hematógena de Mycobacterium tuberculosis. Puede ser causa de infertilidad masculina y fístulas urinarias por la formación de una caverna que drena al periné. Debe sospecharse en pacientes con síntomas urinarios y dolor perineal, y antecedentes de tuberculosis; en infertilidad masculina; ante hematuria terminal con urocultivos negativos y si aparecen fístulas perineales. En el tacto rectal la próstata está dura e irregular. En pacientes con SIDA y antecedentes de TBC debe descartarse un absceso tuberculoso de próstata ante un cuadro de fiebre, malestar general y dolor en periné. En la exploración física se palpará una masa caliente, fluctuante en la glándula. Diagnóstico. - Uroanálisis: hematuria con piuria estéril. - Cultivo para mycobacterias. Sensibilidad del 52%, tarda de 10 días a 8 semanas. Presencia de bacilos ácido alcohol resistentes en semen y orina. - Estudios de PCR para identificar genoma de M. tuberculosis, sensibilidad del 95% y especificidad del 98% con resultados en 48 horas. - Ecografía si se sospecha absceso. - Urografía para descartar tuberculosis renal simultanea. - TAC: muestra una glándula irregular sugestiva de neoplasia. - Cistoureterografía para delimitar el trayecto de una fístula vesicoperineal. - Biopsia para confirmar el diagnóstico. - Mantux y Radiografía de tórax. Tratamiento. Similar al de otros procesos tuberculosos. Cirugía en caso de obstrucción urinaria pero después de comenzar el tratamiento antibiótico para disminuir el riesgo de diseminación. Utilización de métodos barrera para evitar el contagio, ya que el semen es portador de bacilos tuberculosos. CONCLUSIONES 1.- La prostatitis es una enfermedad bastante frecuente. Afecta a un 9% de los adultos entre 18-50 años y su tasa aumenta con la edad. Los síndromes prostáticos son la causa del 25% de las consultas ambulatorias de varones por síntomas genitourinarios. Es el tercer diagnóstico urológico en hombres mayores de 50 años. 2.- La prostatitis crónica abacteriana no inflamatoria es la forma más frecuente de prostatitis. 3.- Excepto en un cuadro de prostatitis aguda, los síntomas de los diferentes tipos de prostatitis son parecidos y no permiten un diagnóstico clínico. 4.- La clasificación de los síndromes prostáticos del NIH es una herramienta útil para la valoración y diagnóstico de los pacientes. 5.- La etiología de las PCNB es desconocida. 6.- No hay un test diagnóstico validado para las PCNB. 7.- El NIH Chronic Prostatitis Symptom Index ayuda a valorar la gravedad de los síntomas y la afectación de la calidad de vida de los pacientes con PCNB. El impacto clínico de estos síndromes en un paciente es similar al de un IAM, una angina de pecho o la enfermedad de Crohn. 8.- El tratamiento de elección en las prostatitis bacterianas agudas y crónicas son antibióticos del tipo quinolonas o trimetoprim durante al menos 28 días. 9.- Los ensayos sobre el tratamiento de las PCNB son pocos, con muestras pequeñas y metodológicamente incorrectos. No existe evidencia sobre el uso sistemático de antibióticos y bloqueantes α -1 adrenérgicos, tratamiento recomendado por los especialistas. La termoterapia parece haber demostrados resultados positivos en algunos ensayos, pero son necesarias valoraciones futuras sobre su eficacia. BIBLIOGRAFÍA 1). Mensa Pueyo. Infecciones de vías urinarias. En : FARRERAS, 13ª Edición, pag 930-931. Visión superficial de las prostatitis. Para una consulta rápida. Información no actualizada sobre el diagnóstico y tratamiento. 2). Buitrago Ramirez E, Turabián Fernandez J. L. Problemas nefrourológicos. En: ATENCIÓN PRIMARIA, 3ª Edición. pags 849-850. Información muy breve. 3). Walter Paul, Wilson Janet. National guideline for manegement of protatitis. En ingles, presenta una clasificación clara sobre las prostatitis y su tratamiento en cada caso. www.tripdatabase.com/redirect.cfm?id=152288&criteria=prostatitis. 4). Prodigy Clinical Recommendation in Prostatitis. Revisión en abril 2002. En ingles, explica de forma sencilla y ordenada los distintos tipos de prostatitis y su tratamiento. www.prodigy.nhs.uk/guidance.asp?gt=Prostatitis 5). McNaughton Collins. Diagnosis and Treatment of Chronic Abacterial Prostatitis: A Systematic Review .Annals of Internal Medicine, Sep 2000, vol 133, nº 5. pags 367-381. Revisión sistemática de la evidencia científica de todos los estudios publicados sobre diagnóstico y tratamiento de las PCNB. 6). McNaughton Collins, Mc Donald R, Wilt T. Intervenciones para la prostatitis crónica no bacteriana. Revisión Cochrane. En: Cochrane Library Plus, nº 2, 2002. Similar al anterior. 7). Dobbin Chow R,. Prostatitis. Modern Geriatrics (Edición española), Dic 2001, vol 13, nº 10. Resumen bastante claro de las prostatitis, con poca información sobre el tratamiento de las PCNB. 8). Kim Edward. Prostatitis bacterial. Marzo 2002. www.emedicine.com 9). Sunil K Ahuja. Nonbacterial Prostatitis. Junio 2002. www.emedicine.com 10). Sunil K Ahuja. Chronic Bacterial Prostatitis. Agosto 2002. www.emedicine.com 11). Herderson S. Prostatitis. Septiembre 2002. www.emedicine.com 12). Pais Vernon. Prostatic TB. Julio 2002. www.emedicine.com 13). Presma M. Acute Bacterial Prostatitis and Prostatic Abscess. May 2002. www.emedicine.com TIPOS FRECUENCIA Prostatitis aguda bacteriana 1-5 % Prostatitis crónica bacteriana 5-10% Prostatitis crónica no bacteriana - Inflamatoria 85% -No inflamatoria Prostatitis inflamatoria asintomática -Prostatitis granulomatosas ETIOLOGIA CLINICA Bacteriana. En el MEG, dolor Cultivo de orina y 80% E. Coli perineal, síntomas secreción urinarios, fiebre. prostática positivos Bacteriana Dolor perineal, Urocultivo eyaculación negativo. Cultivo dolorosa secreción prostática positivo Desconocida Cultivos de orina y secreción prostática negativos Dolor perineal, en Posible Leucocitos en genitales, implicación de semne y orina eyaculación C. Trachomatis, dolorosa, disuria. U. Urealyticum y M. hominis Disfunción del Ausencia de sistemana leucocitos. nerviosos Alteraciones en el simpático o estudio músculos suelo urodinámico pélvico. 6% 3% DIAGNOSTICO 78%inflamación inespecífica.18% causa infecciosa Asintomática TABLA 1: Clasificación de las Prostatitis según el NIH. Hallazgo casual en un estudio anatomopatológic o por otro problema genitourológico MEDICAMENTO Analgésicos Quinolonas Ciprofloxacino Ofloxacino Norfloxacino Tripetoprim / sulfametoxazol Cefaloesporinas (cefuroxima) Ampicilina + gentamicina Tratamiento hospitalario α -bloqueantes: terazosina. Tratamiento coadyudante TABLA 2: Tratamiento de la PAB DOSIS Paracetamol 650 mg / 6 horas Diclofenaco 50 mg / 8 horas Ibuprofeno 600 mg / 8-12 horas 500 mg/ 12 horas 28 días 400 mg / 12 horas 28 días 400 mg / 12 horas 28 días 160 / 800 mg / 12 horas 28 días 500 mg / 12 horas 28 días. Ampicilina 2 g / 6 horas IV + gentamicina 5 mg / kg / 8 horas IV 2 – 10 mg / día 28 días