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NO HAY DEBATE SINO REMEDO DE ÉL CUANDO NO SE EXAMINAN
TODAS LAS POSICIONES ESGRIMIDAS (EL CASO DE LA UIF Y EL
LEVANTAMIENTO DEL SECRETO BANCARIO)
Mario Pablo Rodríguez Hurtado1
A propósito del pedido de facultades legislativas propuesta por el Ejecutivo se ha
hecho mención a la importancia de fortalecer la injerencia de la UIF en el
levantamiento del secreto bancario, pues se sostiene que hay que ser implacable
con el delito de lavado de activos, el narcotráfico y otros delitos graves.
Además de averiguar si este pedido respeta la normatividad constitucional y la
potestad judicial de atender o rechazar los pedidos Fiscales de intervención en
los derechos fundamentales y escudos protectores del investigado para ubicar y
colectar información probatoria de cargo, es ineludible informarse, analizar y
debatir todas la posiciones esgrimidas al respecto, inclusive aquellas que más
allá del asunto del secreto bancario cuestionan que el lavado deba perseguirse
como delito, así aparece referido en un artículo publicado hoy 24.9.16 en El
Comercio (página 31)
Se trata de un artículo firmado por IAN VÁSQUEZ, miembro del INSTITUTO
CATO, think thank o laboratorio de ideas, compañero de viaje de la
REVOLUCIÓN CONSERVADORA del Partido Republicano de los EUA, titulado:
¿DEBERÍA SER UN CRIMEN EL LAVADO? En este suelto se menciona la
respuesta negativa de un director de la RESERVA FEDERAL, el equivalente al
BCR peruano, Lawrence LINDSEY, destacado asesor económico, nada menos,
de los presidentes Ronald Reagan y George Bush.
Pues bien, la terminante respuesta de Lindsey permite a Vásquez afirmar lo
siguiente:
1) El uso del dinero no es un delito por sí mismo,
2) Es sumamente difícil detectar y comprobar el lavado. Como es tan fácil
definirlo, a diferencia de lo que sucede con el homicidio, bien podría preguntarse
si adquirir una pintura por encima del valor de lo estimado por la generalidad de
personas es legal o es lavado de dinero,
3) Las regulaciones antilavado son una carga sobre los individuos y el sector
privado, además de ser. Lindsey pone el dedo en la llaga al reportar que entre
1987 y 1995 el gobierno recolectó 77 MILLONES DE INFORMES SOBRE
TRANSACCIONES BANCARIAS superiores a los montos límite, 52
TONELADAS DE PAPEL, con las cuales se llevó a juicio 3000 CASOS, esto es,
1 caso por cada 25 mil informes y se logró apenas 580 condenas, en una palabra,
más de 100 mil informes fueron presentados por GENTE INOCENTE para
1
Asociado del Instituto de Ciencia Procesal Penal
conseguir una pírrica condena, en un PORCENTAJE DE 99.999 A 1, algo
intolerable por la falta de equilibrio entre el derecho a la privacidad y el fallo de
culpabilidad.
Analizado el comentario periodístico, se clarifica la posición de la derecha yanqui:
NO CORRESPONDE A LOS EMPRESARIOS CONVERTIRSE EN POLICÍAS.
Es paradójico que en el Perú se discuta cómo ajustarle las clavijas al lavado y
otros delitos graves, dando por descontado que así debe ser, conforme al
cartabón foráneo, mientras en los EUA los inventores de la pólvora y
exportadores de medidas que políticos, policías, fiscales, jueces y doctrinarios
peruanos genuflexos aceptan sin chistar, no tengan empacho en reconocer
fracasada esa supuesta estrategia.
Por lo precedente, a propósito del debate en torno al fortalecimiento de
competencias de la UIF (levantamiento del secreto bancario en casos de lavado
y otros delitos graves) toca que la discusión en el Congreso supere su nivel
rampante y ventile todas las posiciones en contradicción.
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