La suplementación dietética con prohormonas (sustancias

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La suplementación dietética con prohormonas
(sustancias prohibidas) mejora la fuerza máxima pero
empeora los indicadores de salud del deportista consumidor
Ibai Garcia Tabar
Esteban Gorostiaga Ayestarán
Resumen
Los anabolizantes esteroideos aumentan la masa muscular y la fuerza, pero también
causan disfunciones cardiacas, hepáticas, renales y psicológicas. En 1990 estas
sustancias se regularon y se clasificaron como “fármacos que llevan consigo el riesgo
de dependencia y daños físicos”. Inesperadamente, esta legislación produjo la
aparición de las pro-hormonas como suplementos dietéticos (PS). Estos suplementos
se empezaron a comercializar como alternativas legales a los anabolizantes
esteroideos, ya que no son enzimáticamente activos derivados de la testosterona
hasta después de ser ingeridos. Por ello, los atletas recreativos y competitivos
empezaron a consumir los PS.
En los 90, el consumo de PS en las ligas mayores de baseball no estaba regulado. Esto
causó mucha controversia mediática y disparó la popularidad de estas sustancias
entre los deportistas. A partir de entonces, la comunidad científica empezó a
investigar sobre la eficacia y los efectos secundarios de estas substancias. Las
investigaciones realizadas con los PS disponibles por aquel entonces concluyeron que
estas substancias no otorgaban ninguna ventaja competitiva al deportista. Sin
embargo, hoy en día se cree que algunos PS pueden conceder ventaja competitiva,
ya que la ingeniería química para burlar la ley se ha desarrollado ampliamente en
algunos fabricantes. Por ejemplo, con un cambio pequeño en la estructura química
de la 1-testosterona, se pueden desarrollar precursores de la testosterona que
produzcan el doble de potencia anabólica de la que se puede producir
endógenamente mediante la testosterona. Actualmente se desconoce la viabilidad de
los precursores de la 1-testorona. Según un grupo de investigadores estadounidenses
(referencia al final del texto), no se ha investigado sobre los precursores de la 1testosterona desde 2006. Por ello, este grupo de investigadores evaluó los efectos
(intencionados y no intencionados) de una popular pro-hormona precursora de la 1-
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testosterona (3β-hydroxy-5α-androst-1-en-17-one) que se consume como suplemento
dietético.
Para ello, 17 hombres de entre 18-35 años de edad participaron en el estudio. Los
sujetos entrenaban fuerza habitualmente (más de 4 sesiones por semana durante más
de 1 año) y llevaban al menos 6 meses sin consumir PS o anabolizantes esteroideos.
A todos los participantes se les dieron 90 cápsulas para tomar en 30 días (3 por día).
Las cápsulas eran o bien placebo, o bien un suplemento dietético que contenía
110mg de la pro-hormona anteriormente mencionada (3β-hydroxy-5 α-androst-1- en17-one). Las capsulas placebo y PS eran idénticas en peso y no se diferenciaban a
simple vista. 8 participantes consumieron placebo, y 9 PS. Durante el mes de
intervención, todos los participantes cumplieron con el programa de fuerza diseñado.
El programa de fuerza consistió en realizar 16 sesiones de fuerza (4 por semana).
Cada sesión consistió en 4 series de 6-10 repeticiones al 65-85% de la repetición
máxima (1RM) hasta el fallo muscular en los ejercicios de sentadilla, pres de banca y
“deadlift” (“levantamiento muerto”). Antes y después de la intervención, se
midieron los perfiles lipídicos, marcadores sanguíneos de la función hepática, la
composición corporal y la fuerza máxima mediante 1RM de los 3 ejercicios de
intervención.
A
los
participantes
también
se
les
midieron
cambios
de
comportamiento y cambios psicológicos mediante unos cuestionarios.
En comparación con el grupo placebo (el que no ingirió la pro-hormona), el grupo
experimental que consumió PS aumentó de manera notoria su peso corporal.
Además, el aumento de la masa libre de grasa se incrementó en mayor medida que
en el grupo placebo, y la masa grasa decreció en mayor medida que en el grupo
placebo. Las ganancias de fuerza fueron notablemente mayores en el grupo que
ingirió el pro-hormona comparado con el grupo placebo. El grupo experimental
mejoró significativamente la fuerza máxima en los ejercicios de pres de banca y
“deadlift”, mientras que el grupo placebo no obtuvo mejoras significativas en estos
dos ejercicios. Respecto al ejercicio de sentadilla, ambos grupos mejoraron el 1RM
de manera significativa tras la intervención, pero esta mejora fue significativamente
mayor en el grupo que tomo la pro-hormona. En el grupo placebo no se observaron
cambios en el perfil lipídico. En el grupo experimental, sin embargo, los cambios en
el perfil lipídico fueron notorios y perjudiciales. Concretamente, la concentración
sanguínea de colesterol HDL decreció un 40%, la de LDL aumentó un 30% y el ratio
LDL/HDL aumentó un 118%. Estos cambios suelen estar asociados con aumento de
riesgo vascular. De manera similar, en el grupo placebo no se observaron cambios en
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los marcadores sanguíneos de la función hepática. Mientras que en el grupo
experimental se observaron cambios drásticos y perjudiciales en marcadores
hepáticos o renales (aspartato aminotransferasa, fosfatasa alcalina, albumina y el
índice de filtrado glomerular entre otros). En la mayoría de los índices psicológicos
de depresión, ansiedad, ira, etc. no hubo diferencias entre grupos, salvo un aumento
de los indicadores de ira en el grupo que consumió PS, mientras que en el grupo
placebo este índice bajo.
En definitiva, los hombres que ingirieron 330 mg de 3β-hydroxy-5α-androst-1-en-17one por día y completaron un programa de entrenamiento de resistencia de 30 días
mostraron una mayor mejoría en la composición corporal y en la fuerza muscular en
comparación con placebo. Pero es importante tener en cuenta que los participantes
que recibieron PS también exhibieron una serie de alteraciones sanguíneas que están
asociadas con un aumento de riesgo cardiovasculares o de alteraciones en el hígado.
Estas complicaciones, que no estaban presentes al inicio del estudio pero que se
desarrollaron en el transcurso de los 30 días del estudio, deben servir como una
fuente de reflexión para cualquiera que esté contemplando el uso de PS o cualquier
otra pro-hormona como suplemento dietético.
Comentario
Tal y como ha mostrado este estudio, el aumento de la fuerza máxima que produce
tomar pro-hormonas como suplemento dietético de manera oral es indiscutible. Este
aumento es comparable con los aumentos de fuerza que se observan cuando se
administran por vía intramuscular ésteres de testosterona como, por ejemplo, la
testosterona enanthate. Se producen unas mejoras en el 1RM de entre 9 y 15% en
sentadilla, pres de banca y “deadlift”. Sin embargo, el cambio que se observa en las
variables sanguíneas (cambios en HDL y LDL, hepáticas) es mucho mayor cuando se
toma oralmente la pro-hormoma de este estudio que cuando se toman ésteres de
testosterona. Ello se puede deber a que los anabolizantes orales se metabolizan en el
hígado y producen mayor toxicidad hepática. Es una razón más, aparte de porque
esté prohibido y no sea ético usarlo, para que no se consuman estos productos. Con
los nuevos métodos de entrenamiento, valoración y prescripción del entrenamiento
de fuerza, es muy probable y muy deseable que, en muy poco tiempo, se puedan
conseguir resultados similares para la mejora deportiva sin ingerir sustancias
prohibidas que ingiriéndolas.
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Aplicación
La substancia estudiada en este estudio (3β-hydroxy-5 α-androst-1- en-17-one) está
prohibida por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA). Una sola dosis (115mg) es
detectable en orina hasta, al menos, 7 días después de haberla consumido. Los
efectos del consumo de este tipo de substancias a largo plazo se desconocen. Pero
vistos los efectos que produce en tan solo 4 semanas, el consumo prolongado podría
tener los efectos y consecuencias irreversibles que ya se han observado en
utilizadores de dosis abusivas y crónicas de anabolizantes.
Referencia
Granados J, Gillum TL, Christmas KM & Kuenen MR(2014). Prohormone supplement
3β-hydroxy-5α-androst-1-en-17-one enhances resistance training gains but impairs
user health. J Appl Physiol., Vol. 116, pp. 560–569.
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