El eco de la cacerolas retumbaba en las calle de la Argentina en diciembre de 2001 y un gobierno cedía su poder. Sin embargo, los cánticos y las consignas que llevan adelante todo un pueblo a la hora de manifestar era "que se vayan todos". Quienes eran los destinatarios de ese mensaje? el estado? los políticos? o una forma de hacer política?. En Ciudadanía y autonomía, David Held, habla que todos los derechos ganados por una sociedad "no son un don graciosamente repartido, sino que son conquistados y preservados por medio de ásperos conflictos". Además, una vez que la ciudadanía adquiere un derecho debe "protegerlo" a través de algún mecanismo de control para no perderlo. En este marco, pareciera ser que cada vez que nos adentramos en el terreno de la política y sus textos, los términos mas usados son lucha de clase y conflicto o todo se reduce a derrotas o victorias. Como si todo se tratara de vencedores y vencidos, Hannah Arendt, en su libro Crisis de la República, citando a Wright Mills asegura que "toda la política es una lucha por el poder y el último género del poder es la violencia y agrega que "si comenzáramos una discusión sobre el fenómeno del poder, descubrimos pronto que existe un acuerdo entre todos los teóricos políticos, de la Izquierda a la Derecha, según la cual la violencia no es sino la mas flagrante manifestación de poder". A caso la política se volvió una mala palabra? todo en la política está corrompido? Estoy convencido que no. Hanna Pitkin explica que para los griegos el ser político significaba significaba que todas las cosas eran decididas por medio de las palabras y la persuasión, si recurrir a la fuerza ni a la violencia. Aquí entra en juego el lenguaje como eje para el dialogo y el entendimiento en la política. Siguiendo a Aristóles, Pitkin dirá que "el discurso es lo que convierte al hombre en un ser político". Sin embargo, cuando se empieza a hablar de lenguaje, pareciera que la política todo lo quiere volver "oscuro" y empieza utilizar términos como manipulación y persuasión. En el texto Wittergenstein: el lenguaje, la política y la justicia, Pitkin cita a Arendt y asegura que "en el interior del reino de la política y el discurso" existe un antagonismo entre comunicarse bajo la forma de dialogo que está al servicio de la búsqueda de la verdad o comunicarse bajo la forma de retórica, mediante la cual el demagogo persuade a la multitud. Haciendo un juego de palabras con una frase popular, podría decirse que el camino al "reino de la política" está lleno de buenas intenciones ya que para Pitkin la retórica o la manipulación pueden ser "muy eficaces y útiles, quizá incluso hasta necesarios para la vida política" pero que la clave está en que la vida política misma es posible sobre la base de la verdad. "Cuando la retórica y la decepción son consideradas y utilizadas como los únicos modos posibles de discurso, la comunicación publica se vacía de sentido y la política se hace imposible", argumenta Pitkin. En una mirada mas positiva, Arendt considera que la política es un espacio de relación siempre que se base en la pluralidad de los hombres. Los hombres se organizan políticamente en un caos absoluto, o a partir de un caos absoluto de las diferencias y que lo que hace a un hombre un ser político es su facultad de acción; le permite unirse a sus iguales, actuar concertadamente y alcanzar objetivos. El mecanismo para alcanzar los objetivos no es fácil, el poder se tiene o no se tiene y quienes lo ejercen no quieren relegarlo. Aquí ya no se habla de lucha sino de prácticas ciudadanas. Quizá el punto de partida sea el de situarnos como individuos de una comunidad y desde allí tratar de modificar (como sinónimo de mejorar) nuestro entorno. Si bien la definición de política que aporta la Real Academia Española sea la de el arte con que se conduce un asunto o se emplea los medios para alcanzar un fin determinado, a este concepto le falta una parte importante que hemos venido trabajando que es la de comunidad y es donde el fin que se busca siempre es para el colectivo y no sólo para mi persona. No existe la política fuera de lo colectivo. En la actualidad las estructuras institucionales del estado democrático están sumidas en una crisis de representatividad y eficacia que distancian a la sociedad civil de la sociedad política. La ciudadanía descree de las instituciones y de los políticos. El desencanto por la política lleva a que se asuma como normal los problemas que nos aquejan en el transcurrir de los días y esa anomia nos frena de toda acción. Muchas veces es un sistema perverso de quienes están en el poder para que nada cambie. Desde la Covad (Coordinadora Córdoba en Defensa del Agua y la Vida) hasta Ammar (Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina), que visitaron el aula para contar su propuesta y objetivo, nos demuestran como colectivo, un grupo de personas pueden hacer oír su reclamo y transformar la realidad. Pero la única forma es la acción. Ya los dice la Covad en su página web: "Somos la continuidad superadora del mero espacio formal y de reflexión abstracta y conformamos un espacio común de reflexión, debate, resistencia, movilización y lucha". Para estos grupos, Claus Offe utiliza el concepto de Nuevo Paradigma. En el, se hace referencia a nuevos movimientos sociales que exigen ser reconocidos como actores políticos por la comunidad, aunque sus formas de acción no disfruten de la legitimidad conferida por las instituciones políticas establecidas y que apuntan a alcanzar objetivos que tendrían efectos en todo el conjunto social, no sólo en el propio grupo. Para David Held, por ciudadanía se entiende la "plena pertenencia a una comunidad" pero que esa pertenencia implica necesariamente participación de los individuos. Para ser ciudadano es condición sine qua non la participación. Este contexto, es el punto de partida que presentan los autores del texto Filosofía, Teoría Política e Investigación Empírica. Para ellos, "analizar la acción política requiere de un enfoque que sitúe la acción en torno a la resolución de problemas que afectan las condiciones de vida de la ciudadanía en sus contextos institucionales e intersubjetivos". La alienación es uno de los principales males de las sociedades modernas. Ese fenómeno de suprimir la personalidad, desposeer al individuo de su personalidad o deshacer la personalidad del individuo, controlando y anulando su libre albedrío, para hacer a la persona dependiente de lo dictado por otros, es lo que lo lleva a la inacción. Lo despoja de la autodeterminación y lo paraliza. Una concepción moderna de la política, basada en buscar le bien común de una sociedad debe romper con esos moldes. Es el diálogo y la movilización los que llevaran a los colectivos a hacerse escuchar a participar. Debe haber una reconfiguración de algunos conceptos de la política donde la lucha ceda lugar al consenso. Y en donde cada individuo crea que es posible cambiar su realidad para mejorar la de todos. Porque solo aquellos que están locos como para querer cambiar el mundo son los que logran cambiarlo. BIBLIOGRAFÍA: Arendt, H.: "Sobre la violencia". En Crisis de la República. Taurus Carrizo, Cecilia y Montoya, Pastor: "Filosofía, Teoría Política e Investigación Empírica", Narvaja editor, Córdoba 2008. Held, D.: "Ciudadanía y Autonomía". En la Política. Paidós, Buenos Aires, 1997. Offe, Claus: “El nuevo paradigma”. En La gestión política. Centro de Publicaciones Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. Madrid. 1992. Pág. 223. Pitkin, H.: "En Wittgenstein: El lenguaje, la política y la justicia". Madrid, 1984.