la inserción social al territorio - Pontificia Universidad Javeriana

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LA INSERCIÓN SOCIAL AL TERRITORIO
Como se mencionó anteriormente, el crecimiento poblacional de zonas periféricas a la ciudad de Bogotá, en especial el caso del municipio
de Soacha, está determinado, en su mayoría, por las migraciones del
campo a la ciudad. Aspecto que obedece a las consecuencias del conflicto armado, la crisis del sector rural y la adecuación de la fuerza laboral,
los cuales giran conforme a las posibilidades que brinda el comercio en
las zonas urbanas, así como a las opciones de empleo que ofrezca el
sector industrial. A su vez estas condiciones se reproducen como resultado del reacomodamiento anónimo de miles de personas que buscan
refugio y seguridad en la ciudad.
Según el CODHES, para el caso de Soacha, entre 1995 y 1998, se estima
un número aproximado de 25.000 nuevos pobladores por causas del
conflicto social que vive el país. Incidencia que se encuentra determinada por un extenso grupo de habitantes que afecta la ocupación del territorio urbano y, por ende, la oferta de servicios sociales por parte del
Estado21.
Hacia el municipio se dirigen, principalmente, pobladores rurales
de los departamentos de Cundinamarca y Tolima. Otras zonas de pro21 Véase: Consultoría para los derechos humanos y el desplazamiento (CODHES) y
Arquidiócesis de Bogotá (1999). Huellas de nunca borrar. Casos de Bogotá y Soacha. Bogotá: Editorial Kimpres, pág. 118. Datos obtenidos a partir de una consulta realizada
con algunas parroquias del municipio, con la Comisión Pastoral de Movilidad Humana de la Arquidiócesis de Bogotá, con asociaciones de desplazados y organizaciones no gubernamentales que trabajan en la zona y en el trabajo de campo realizado
por el CODHES.
53
TERRITORIO Y
DESPLAZAMIENTO.
EL CASO DE ALTOS DE CAZUCÁ, MUNICIPIO
DE
SOACHA
cedencia son los departamentos del Guaviare, Caquetá, Meta y
Putumayo, flujos de migración que se incrementaron por causa de la
iniciación de los diálogos entre el gobierno y las FARC a partir de 1998, así
como por la ruptura de las negociaciones, a finales de 2001, en la antigua zona de distensión.
De acuerdo con el trabajo de campo realizado en la zona, uno de los
ejes de mayor población ha sido el sur oriente del país, área que muestra altos índices de desplazamiento desde los años ochenta, período en
el cual los grupos paramilitares se fortalecieron en el departamento del
Meta, particularmente en los municipios de Puerto López, Puerto Gaitán
y San Martín.
Entre el año 1999 y 2000, la fuerte recuperación por parte del ejército
colombiano en la zona de Sumapaz, área de corredor de las FARC hacia el
Meta, Cundinamarca, Tolima, Huila y el sur del país, originó la movilización de campesinos del sector, hacia la ciudad de Bogotá y al municipio de Soacha en particular.
Otro de los ejes geográficos del desplazamiento se encuentra ubicado en el sur occidente, territorio que representa los municipios vecinos
a la zona del despeje, sur del Huila, norte del Tolima y los límites entre
Tolima y el Valle. Del otro lado se han encontrado fuertemente afectados los municipios de Cunday, Villa Rica y Tres Esquinas en el departamento del Tolima.
Igualmente, inciden en el poblamiento, familias que emigran de la
zona de Urabá, del área metropolitana de Medellín, del bajo Cauca, del
Magdalena Medio y de la zona cafetera de Antioquia. Una exploración
realizada en el transcurso de esta investigación a 93 familias desplazadas, ubicadas en Altos de Cazucá, hace referencia a las zonas y departamentos mencionados (véase tabla 3).
Según la organización Médicos sin Fronteras, para el año 2002 se
estima que el grupo de edad mayoritario en la zona es el de los jóvenes
que oscilan entre los 13 a 17 años y cuya cifra se aproxima a 32.731 personas. El grupo de pobladores entre 30 y 45 años llega a los 30.770, cifra
similar a la de los jóvenes en ese rango de edad. Esto nos lleva a considerar que existe en la zona un potencial de fuerza de trabajo de 63.501
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LA INSERCIÓN SOCIAL AL TERRITORIO
TABLA 3.
LUGARES DE ORIGEN DE POBLACIÓN DESPLAZADA POR
FAMILIA HACIA BOGOTÁ (POBLACIÓN UBICADA EN ALTOS DE
CAZUCÁ, MUNICIPIO DE SOACHA, SEMESTRE II DE 2001)
Departamento de origen y expulsión
Número de familias
Antioquia
6
Arauca
1
Bolívar
7
Boyacá
1
Caldas
2
Caquetá
12
Casanare
1
Cesar
1
Córdoba
2
Cundinamarca
6
Guaviare
6
Huila
3
Magdalena
2
Meta
14
Norte de Santander
1
Putumayo
3
Santander
5
Tolima
18
Vichada
2
Total
93 (651 personas)
Fuente: Archivo estadístico. Corporación para la Educación, el Desarrollo
y la Paz (CEDEPAZ).
Nota: el número promedio de integrantes por familia es de 7 personas.
habitantes, de los cuales el 70% está vinculado a actividades económicas informales y un 30% permanece en los hogares dedicado a actividades domésticas y al mejoramiento de las viviendas (véase tabla 4).
Sobre una muestra de 1.016 personas, el número de población con
mayor representación en el área es el de las mujeres con 529, frente al
de los hombres que llega a los 487 (véase tabla 5).
55
TERRITORIO Y
DESPLAZAMIENTO.
TABLA 4.
EL CASO DE ALTOS DE CAZUCÁ, MUNICIPIO
DE
SOACHA
ESTIMATIVOS DE POBLADORES POR
GRUPOS DE EDAD (ALTOS DE CAZUCÁ)
Grupo de edad
Total grupo etáreo
Población menor de 1 año.
998
Población de 2 a 4 años.
3.309
Población de 5 a 12 años.
3.974
Población de 13 a 14 años.
12.068
Población mayor de 15 años.
20.663
Población mayor de 30 años.
16.527
Población mayor de 45 años.
14.243
Fuente: Archivo estadístico organización Médicos sin Fronteras
(2002).
TABLA 5.
NÚMERO DE PERSONAS POR GRUPO ETÁREO Y SEXO
Grupo etáreo
Personas
Sexo
Número
%
Masculino
Femenino
0 a 3 años
107
10.53
52
55
172
4 a 13 años
334
32.88
162
14 a 17 años
103
10.13
65
38
18 a 40 años
323
31.80
137
186
73
41 a 70 años
138
13.58
65
Más de 70 años
11
1.08
6
5
Total
1.016
100.0
487
529
Fuente: Pérez, Manuel y Restrepo, Ofelia (2000). Sistematización de la experiencia de atención humanitaria de la Fundación para el Desarrollo Social, la Democracia y la Paz,
PROGRESAR, de los grupos de población en situación de desplazamiento por violencia: una
estrategia de reconstrucción del tejido social. Bogotá: Fundación para el Desarrollo
Social, la Democracia y la Paz (PROGRESAR).
Con base en estos datos se pudo constatar que el 70% de los residentes posee bajos niveles de escolaridad y un 16.63% representa la porción de personas que no saben leer ni escribir. Se destaca un 21.36% que
posee nivel de secundaria o que, por lo menos, ha realizado, en prome-
56
LA INSERCIÓN SOCIAL AL TERRITORIO
dio, tres años del bachillerato. En otros casos, el 1.08% posee título de
nivel técnico (véase tabla 6).
TABLA 6.
NÚMERO DE PERSONAS POR
ESCOLARIDAD
Nivel de escolaridad
Personas
Número
%
Preescolar
74
7.28
Primaria
533
52.47
Secundaria
217
21.36
Técnico
23
1.08
Ninguno
169
16.63
1.016
100.0
Total
Fuente: Pérez, Manuel y, Restrepo, Ofelia (2000). Sistematización de la experiencia de atención humanitaria de la Fundación para el Desarrollo Social, la Democracia y la Paz,
PROGRESAR, a grupos de población en situación de desplazamiento por violencia: una estrategia de reconstrucción del
tejido social. Bogotá: Fundación para el Desarrollo Social, la Democracia y la Paz (PROGRESAR).
Territorio y cambio social
A continuación se analizan las definiciones y concepciones que tienen los pobladores en situación de desplazamiento sobre sus lugares de
origen, así como del sitio que ocupan en la actualidad y del espacio que
anhelan habitar.
Territorios que se construyen a partir de sus componentes vitales de
socialización, así como de su relación con las condiciones del retiro y
subordinación, respecto a las acciones que los obligaron a salir de sus
zonas de origen22. En otros términos, siguiendo a OSORIO (2001), se pre-
22 Asumimos aquí el concepto de territorio como una apropiación y valoración simbólica e instrumental del espacio geográfico en el cual se revisten procesos de acumula-
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TERRITORIO Y
DESPLAZAMIENTO.
EL CASO DE ALTOS DE CAZUCÁ, MUNICIPIO
DE
SOACHA
tende determinar cómo los desplazados construyen y reconstruyen su
entorno social de manera permanente o en formas de transición hacia
nuevas fronteras. Estas fronteras se superponen a las tradicionales
divisiones administrativas y geográficas que trae consigo el poblador rural23.
En este sentido, siguiendo a MONTAÑEZ (2001), el territorio que se
configura con el desplazamiento vendría a representar la existencia de
un lugar y de un sujeto social que ejerce sobre él cierto dominio. Se
adapta a él y lo transforma procurando cierta facultad de apropiación.
Relación que estaría no exclusivamente vinculada a la propiedad, sino,
también, a la reconstrucción de lazos subjetivos de identidad y afecto
existentes entre la población desplazada y su nuevo espacio geográfico.
En el nuevo espacio se manifiesta la territorialidad como un medio
de encuentros y desencuentros de diversas escalas: lo que las personas
traen en su memoria, a lo que tienen que adaptarse y a lo que imaginan
como un posible espacio de estabilidad y bienestar. Dichos escenarios
identifican la configuración de tres formas de territorialidad que
subyacen de manera discontinua en la situación ambiental y social del
desplazamiento. Estos son: los territorios reales (memoria); los territorios
pensados (adaptación) y los territorios posibles (imaginación), cada uno de
ellos sujeto a una percepción de temporalidad24.
ción histórica, incorporación, integración y apropiación de relaciones sociales que
transforman la biosfera terrestre. Por tanto, al hablar del territorio, indudablemente,
nos referimos a un sistema de acciones a través del cual hombres y mujeres ejercen
poder sobre él y pretende su control y dominación. Véase: MONTAÑEZ GÓMEZ, GUSTAVO (2001), Razón, pasión e imaginarios. En: Espacios y territorios. Red de Estudios de
Espacio y territorio. RET. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, págs. 16-20.
23 Véase: OSORIO, FLOR EDILMA (2001). Territorios, identidades y acción colectiva. Pistas
en la comprensión del desplazamiento. En: ACNUR, CODHES. Desplazamiento forzado interno en Colombia: conflicto, paz y desarrollo. Bogotá: Memorias Seminario Internacional, junio, págs. 189-191.
24 Sobre el tema puede consultarse BOZZANO, HORACIO (2000). Territorios reales, territorios
pensados, territorios posibles. Aportes para una teoría territorial del ambiente. Buenos Aires:
Editorial Espacio; especialmente el capítulo 3, Instancias metodológicas y nociones
territoriales, págs. 55-80.
58
LA INSERCIÓN SOCIAL AL TERRITORIO
Se entiende como territorios reales aquellos en los cuales se depositan
los arraigos vitales conservados por la tradición y el reconocimiento
natural y social de lo conocido. Son el lugar legítimo en el que reposan
los objetos visibles, construidos por los sujetos comunes y/o por los hechos y representaciones invisibles que se comparten. Sean éstos de naturaleza física, biológica, social o simbólica, proyectada sobre una parte
o sobre la totalidad de la superficie terrestre que se habita.
Los territorios pensados se refieren a instancias sociales que se insertan en espacios específicos y bajo condiciones de adaptabilidad económica. Es decir, a las lógicas de ocupación residencial, las áreas conurbanas
que cumplen patrones territoriales más amplios y en los cuales se combinan atributos sociales, económicos y físicos construidos. Sus sitios de
intervención hacen alusión a lugares de legalidad, diseñados por las lógicas institucionales del orden social. Puede tratarse de un conjunto de
viviendas, parques, empresas, instituciones, vías, lotes, edificios, centros comerciales, zonas industriales, espacios públicos, entre otros.
Los territorios posibles se refieren a instancias espaciales propositivas
en las cuales se depositan o se reconstruyen la ocupación y la
sostenibilidad. Aspectos que integrarán las instancias de lo real (legítimo) y lo pensado (legal), permitiendo establecer así territorios fuertes, por
ejemplo, el centro de una ciudad, un barrio o una colonia rural. Lugares
donde, aunque se encuentren rasgos tan diferentes, prevalece uno en
común. Se trata de los niveles de consolidación, reconocimiento y de
los pactos que no obstruyen las lógicas de la tradición con los ámbitos
geográficos que se proyectan ocupar.
En la lógica contraria, estarían los espacios frágiles o territorios débiles
como las periferias de una ciudad, una aglomeración industrial en
desaparición, una colonia agrícola en retroceso, un sitio en proceso
de deterioro ambiental o un ámbito rural casi deshabitado, por citar
algunos casos.
Estas tres formas de territorialidad se plasman como consecuencia
de las irregularidades que produce la migración forzada en la vida cotidiana de la población, mediándose por la capacidad, habilidad de resistencia y sobrevivencia que se encuentran inherentes a las condiciones
de orden económico, político y cultural.
59
TERRITORIO Y
DESPLAZAMIENTO.
EL CASO DE ALTOS DE CAZUCÁ, MUNICIPIO
DE
SOACHA
“Mi familia y la comunidad eran el centro de todo en el campo;
pero con la violencia tocó volver a organizarnos.
La del campo era una actividad muy agradable. Yo sentía que mis hijos estaban
bien, se veían contentos con sus mascotas, con sus animales, tomando leche pura.
Iban a la escuela con facilidad, sin riesgos de que de pronto alguien los fuera a
atropellar o que se los fueran a robar. Había una tranquilidad, la familia se mantenía con lo que nos dejaban los cultivos; eso sí, para la alimentación y lo que dejaba
la venta de los productos. Esas cosas aquí (en Bogotá) no se les pueden ofrecer hoy
en día; ahora toca limitarnos y eso nos hace sentirnos frustrados por no poder
tener lo del día para la comida, o un cupo escolar o que tengan su ropa limpia. Esta
situación comenzó hace ya bastante tiempo. Mi labor era la del campo, con mi
ganado y una siembra grande de arroz y plátano. En Lejanías (Meta). Por allá la
actividad política no era mucha; mejor dicho, participaban los de siempre. Un
familiar de mi mujer le jalaba a la política con la Unión Patriótica* y eso era algo
nuevo para nosotros; pero como ya ese partido estaba en tantas partes le aposté a la
cosa y comenzamos a acompañar al primo. Ahí yo creo que me nació la vena de la
participación con la comunidad. La gente se entusiasmaba y por eso a uno le
daban muchas ganas de apoyar y promover cosas buenas para la gente. Pero eso
fue muy cortico. Las cosas se pusieron feas, había personas que nos veían muy
organizados y con apoyo. De todas formas, comenzó la represión y gente en el
pueblo que participaba en eso, resultó amenazada. Eso era sólo de rumores por ese
momento. A uno le daba miedo, eso sí al ver el apoyo de la gente uno seguía adelante. Lo otro fue que comenzamos a ver mucho ejército y guerrilla. Nosotros,
como vivíamos cerca al río, veíamos pasar gente que llevaba y traía mercancía del
Guaviare; decían que el negocio duro era el de la coca y el comercio. Pero la cosa se
puso color de hormiga cuando al ejército y a la guerrilla le dio por poner retenes y
cobrar el paso de mercancías. Ahí se vino una guerra entre ellos, hubo mucha bala
y esa gente no preguntaba sino que lo confundían a uno; que si estaba apoyando a
la guerrilla, entonces, debía salir de la vereda; que si uno dejaba a los soldados
pasar por la finca, entonces que estaba con el gobierno. Tanto así que ponían plazos
para salir. Así las familias salieron de sus tierras. Después vinieron las matanzas
de familias enteras. Eso sí nos puso con un miedo de padre y señor mío; uno no
sabía si era la misma guerrilla o el ejército. A mí me daba la impresión de que eran
otras gentes. Ya no dormíamos, oíamos bombas en las noches y metralla al corte.
Eso nos puso a dudar de seguir en la vereda; pero me confié y dejé pasar el tiempo,
hasta cuando una noche me llegaron a la casa, me amordazaron y me sacaron
diciéndome que ¡¡¡¿por qué le colaboraba a la guerrilla?!!!, que a la zona la iban a
limpiar de comunistas. Ahí se me fue la vida, pensé en mi familia que se había
quedado sola. En el camino hubo una balacera y yo no sé cómo me les volé. Me
arrastraron y caí en el río. Ahí me solté y volví en mí entre los matorrales como
después de seis horas. Recuerdo que el dolor de cabeza era berraco; yo quedé muy
angustiado. A los tres días pude mandar razón a mi mujer. Afortunadamente, a la
60
LA INSERCIÓN SOCIAL AL TERRITORIO
familia no la tocaron. Entonces, decidimos salir de la vereda. Eso fue muy doloroso. Ahí mismo, con ayuda de un familiar, me empacaron en un guacal de papaya
entre un camión que venía para Bogotá. Yo llegué directo a donde mi suegra en
Santo Domingo (Ciudad Bolívar, Bogotá). La cosa era salvarse en la ciudad. Yo
sabía que muchos otros vecinos también estaban desplazados y les había tocado
adaptarse: bultiando en la plaza de mercado, en casas de familia, o se empleaban en
la construcción. Ya cuando tomamos la decisión de quedarnos, nos acogimos a las
ayudas del gobierno. Bueno, eso fue poco, pero qué se le hacía. La tierra que dejamos estaba recomendada; pero con el tiempo la desocuparon y se la repartieron
entre los mismos que nos sacaron. Mejor dicho, ahora eso está parcelado y viven
otras familias. En eso ya han pasado cómo unos 12 años. De estar en la ciudad
llevamos 4 años, en eso nos toca mirar cómo salimos adelante y tratar de volverse
a organizar con los que somos desplazados en estas tierras y así recuperarnos de
tanta violencia. Claro que con el temor de que aquí, por estar mirando a ver cómo
salimos adelante, también nos pueden llegar a desplazar” (campesino, 46 años,
Lejanías, Meta. Desplazado ubicado en Altos de Cazucá).
* Partido político de izquierda, fundado durante el período de 1982-1986,
producto de la concertación entre los movimientos guerrilleros y el gobierno colombiano. Proceso que fue arrasado años después con el asesinato de sus líderes y homicidios selectivos a sus bases populares.
Como podemos apreciar, las condiciones del desplazamiento se producen en varias etapas en las que coinciden: la relación de los pobladores con su territorio y las organizaciones en sus zonas de origen y la
necesidad de volverse a organizar para definir nuevas territorialidades
en las zonas urbanas. De esta manera convergen, en las causas y
condicionamientos del desplazamiento, varios momentos:
1. Intrigas y sospechas por la manifestación explícita de campesinos
organizados o vinculados a algún proyecto político.
2. Rumores de amenazas a la comunidad organizada.
3. Manifestaciones de miedo que se contrarrestan por el apoyo de la
misma comunidad y los períodos de calma en las zonas.
4. Presencia del ejército y la guerrilla: implantación de retenes y cobros por el paso de alimentos y mercancías.
5. Enfrentamientos entre el ejército y la guerrilla.
6. Señalamientos, tácitos o implícitos, por apoyos de la comunidad a
los actores armados.
61
TERRITORIO Y
DESPLAZAMIENTO.
EL CASO DE ALTOS DE CAZUCÁ, MUNICIPIO
DE
SOACHA
7. Fijación de plazos para que las familias salgan del territorio.
8. Confusión, individual y colectiva, al no precisar el origen de los
señalamientos y de las amenazas.
9. Duda permanente y terror ante los continuos enfrentamientos militares.
10. Agresión a los pobladores: allanamiento a las viviendas y violencia
física.
11. Efectos psicológicos: pánico e incertidumbre.
12. Búsqueda de ayuda de familiares y amigos.
13. Abandono del proyecto y los espacios de vida.
14. El desplazamiento a la ciudad.
15. Búsqueda de trabajos temporales como mecanismo de adaptación.
16. Identificación de instituciones de apoyo.
17. Integración relativa a nuevos territorios a traves de procesos
organizativos comunitarios.
En síntesis, los acontecimientos revelan que la población está lejos
de identificarse con los nuevos contextos, su mediación está dada por el
ideal de encontrar, a través de la organización comunitaria, una forma
de inserción al territorio, sometiéndose para ello al refugio; aunque,
incluso allí, están propensos a la inseguridad o al destierro. El miedo y
el terror, aún cuando se ubiquen en estos sitios, no los abandona. Porque la desconfianza subsiste hasta en las ciudades. Situación que argumenta DANIEL PECAUT (2001) como la expresión en la que los desplazados
no pueden soñar con escapar a la influencia de los protagonistas que
han conocido en el lugar de partida y, menos aún, de los que actúan en
el medio urbano25.
De esta manera, los territorios reales que se trasladan del medio rural
se trastocan con los territorios pensados, reflejos del medio urbano, haciéndose evidente, durante el proceso de inserción, la manifestación de
diversas formas de percepción, adaptabilidad y reconstrucción social
por parte de los desplazados: “Claro que con el temor de que aquí, por estar
mirando a ver cómo salimos adelante, también nos pueden llegar a desplazar”.
25 PECAUT, DANIEL (2001). Guerra contra la sociedad. Bogotá: Espasa, pág. 274.
62
LA INSERCIÓN SOCIAL AL TERRITORIO
EL TERRITORIO REAL
Para la población desplazada, sus lugares de origen se componían de puntos de referencia vitales, todos ellos
relacionados con las actividades productivas y de sostenibilidad de sus familias.
Por esta razón, su recuerdo está ligado a
espacios que vinculan múltiples núcleos
de referencia a partir de los cuales se centraba toda su vida social.
Entre éstos se destacan: la vivienda,
la familia, la vegetación, los animales, los
cultivos, la tienda, los espacios
para el encuentro de la comunidad, entre otros. Hecho que
demuestra el despliegue de un
capital memoria, que vendría a
ser una forma simbólica a partir de la cual los pobladores
plasman la imagen del lugar
que habitan desde lo ausente,
el recuerdo y el presente.
Otra de las características de los productores era el desarrollo de distintas estrategias de
acceso a la tierra para obtener ingresos. Es así
como subsistían bajo formas de arrendamiento, aparcería, comodatos y otros arreglos comunitarios que, como fuentes de ingresos,
generaban en especie o en dinero.
Fuente: taller “Nuestro pasado económico”. Altos de
Cazucá, mayo de 2002. Información recolectada
entre 16 hombres y 15 mujeres de 28 a 60 años.
63
TERRITORIO Y
DESPLAZAMIENTO.
EL CASO DE ALTOS DE CAZUCÁ, MUNICIPIO
DE
SOACHA
Estas categorías, tomando a ERNESTO LICONA (2001), configuran una
imagen patrimonial del lugar que se habita originalmente, estableciendo un corpus de imágenes que hacen referencia a objetos locales que
edifican una imagen identitaria26.
Fuente: taller “Nuestro pasado económico”. Altos de Cazucá. Mayo
de 2002. Información recolectada entre 16 hombres y 15
mujeres de 28 a 60 años.
Las actividades productivas estaban definidas por modalidades de
multiocupación que giraban tanto
dentro del medio rural como en las
zonas urbanas de municipios con
vínculos rurales. Las labores representaban ganancias que oscilaban
entre los 150.000 pesos y 1’800.000
mensual. Todas ellas relacionadas
con la siembra y recolección de productos agropecuarios. Se destacaban
por parte de las mujeres los oficios del
hogar, el cuidado de los hijos y la vinculación a empleos temporales. Los ingresos de las unidades familiares
provenían de otras fuentes como
oficios variados, relacionados con
l a construcción, el transporte, la
modistería, las ventas, el cuidado de
animales, entre otros.
Los campesinos vinculados a las
actividades de servicios y comercio recibían remesas enviadas por sus
hijos, quienes con anterioridad habían emigrado hacia las ciudades.
Esto les ha facilitado, en algunos casos, tener acceso a ingresos por
empleos informales para el sostenimiento de sus familiares en las zonas rurales.
26 Véase: LICONA, ERNESTO (2001). La imaginibilidad de un territorio a partir de la oralidad
y el dibujo. En: Territorio y cultura. Territorios de conflicto y cambio sociocultural. Memorias, II Seminario Taller Internacional sobre Territorio y Cultura. Grupo de investigadores territorialidades, Departamento de Antropología y Sociología, Universidad de
Caldas, Manizales, págs. 227-274.
64
LA INSERCIÓN SOCIAL AL TERRITORIO
“Afortunadamente los chinos ya se habían ido antes de
que nos cogiera el desplazamiento.
La hija mayor estudió el bachillerato y cogió camino vendiendo ropa de mujer y
cosméticos. El pelado, un poco menor, lo contrataron de hornero en una pollería.
Entre los dos, eso sí, para qué, fueron muy responsables y no se olvidaron de
nosotros. Nos mandaban lo que ahorraban en el trabajito, en esa época eran como
unos 100.000 pesos, eso, hará unos tres años, alcanzaba para los remedios de mi
marido y para pagar servicios. La fortuna fue que cuando nos sacaron del campo,
pues pegamos para Ibagué donde ellos y ahí nos ayudaron; luego terminamos por
aquí en Bogotá. Todavía estamos esperando si los chinos se vienen para acá; pero
ellos dicen que están más amañados allá y cómo será que todavía nos mandan la
ayudita. Ahora no alcanza para mucho; pero nos mantenemos con los 150.000
del mes. Eso nos sirve para la alimentación de mi esposo, la hija de 12 años y yo.
Pero, sobre todo, para el estudio de la niña, eso ha sido una bendición… Ahora
nos quedamos en la ciudad porque en Ibagué estábamos estorbando; ellos ya tienen su familia y tienen los problemas del desplazamiento con el que seguimos a
cuestas” (campesina, 40 años. Planadas, Tolima. Desplazada ubicada en Altos
de Cazucá).
Las formas y los sistemas de
producción
Los campesinos definen tres categorías de vinculación a las formas
de ocupación antes del desplazamiento. Una, ligada a actividades
directamente vinculadas a las labores de producción agrícola;
otra, a diversos empleos desempeñados en espacios comerciales de
las cabeceras municipales; y, por
último, la dedicación a actividades
de participación en organizaciones
comunitarias.
Fuente: taller “Nuestro pasado económico”. Altos de Cazucá. Mayo de 2002. Información recolectada entre 16 hombres y 15 mujeres de 28 a 60 años.
65
TERRITORIO Y
DESPLAZAMIENTO.
EL CASO DE ALTOS DE CAZUCÁ, MUNICIPIO
DE
SOACHA
Se destacan las acciones colectivas para el desarrollo de la estabilidad de las familias. Entre ellas: la vinculación a redes
interfamiliares, la interrelación con la agricultura, la ganadería y la diversificación ocupacional de la familia por medio de lazos laborales,
rurales, urbanos y en el ámbito de la organización comunitaria (véase
cuadro 2).
Otras actividades productivas en las familias se encontraban distribuidas en cada uno de sus miembros. Adultos, ancianos, mujeres y niños participaban en el acarreo de agua, el cuidado del ganado, la
extracción de leña, la preparación de los alimentos, el cuidado de los
más pequeños, la selección de semillas, el control de abonos y las mejoras en la vivienda. En resumen, se destacan dentro de las actividades
productivas las relacionadas con los cultivos agrícolas y pecuarios: café,
plátano, arracacha, caña, papa, pescado, maíz, fríjoles, yuca, cacao, cerdos, gallinas, ganado y el cultivo de la coca (véase cuadro 2).
Fuente: taller “Nuestro pasado económico”. Altos de Cazucá. Mayo de 2002. Información recolectada entre 16 hombres y 15 mujeres de 28 a 60 años.
66
LA INSERCIÓN SOCIAL AL TERRITORIO
CUADRO 2. TIPOS DE VÍNCULO LABORAL INDIVIDUAL Y FAMILIAR, ANTES
Y DESPUÉS DEL DESPLAZAMIENTO
Actividades antes del desplazamiento
Vínculos laborales
rurales
Cultivos agropecuarios:
•
Café.
Vínculos laborales urbanos
De administración y
comercialización:
Dirección en juntas de
acción comunal.
•
Liderazgo en grupos
asociativos veredales.
Administración de billares
y canchas de tejo.
•
Miembros de concejos
municipales.
Distribución de gas
natural.
•
Madres comunitarias.
•
Miembros de grupos
cooperativos de
producción.
•
Participantes de
asociaciones de padres de
familia.
Tenderos de abarrotes y
líchigo.
•
Capataces de hacienda.
•
•
Banano.
•
Cacao.
•
Plátano.
•
Zanahoria.
•
Papa.
•
Cebolla.
•
Remolacha.
•
Peluquería.
•
Habichuela.
•
Modistería.
•
Maíz.
•
Transporte público.
•
Cebada.
•
Ebanistería.
•
Extracción de madera.
•
Mampostería.
•
Cría de ganado
lechero.
•
Mecánica automotriz.
•
Venta de alimentos en
plaza de mercado.
•
Atención en restaurantes.
•
Venta de comida
ambulante.
Tabaco.
•
Actividades de
pastoreo.
•
Producción de panela.
•
Cultivo de frutas.
•
Panadería.
•
Producción de cítricos.
•
Corsetería.
•
Cría de pollos, cerdos y
peces.
•
Venta de ropa.
•
Docencia en primaria y
secundaria.
•
Sistemas.
•
Farmacia.
•
Enfermería.
•
Elaboración de jabón.
•
Cultivo de coca.
De dirección y participación:
•
•
•
•
Vínculos con la
organización comunitaria
Fuente: Taller “El desempeño económico antes del desplazamiento”. Altos de Cazucá,
junio de 2002. Información recolectada entre 16 hombres y 15 mujeres entre 28
y 60 años.
67
TERRITORIO Y
DESPLAZAMIENTO.
EL CASO DE ALTOS DE CAZUCÁ, MUNICIPIO
DE
SOACHA
El territorio real, productor de bienestar y estabilidad social, representaba el lugar de los intercambios, de la producción y la inversión.
Transacciones que se realizaban en función de la compra de insumos
agrícolas, alimentación, educación, actividades cotidianas y recreativas,
la participación en actividades comunitarias, el mantenimiento de equipos y herramientas, el pago de salarios a los trabajadores, pago de créditos con entidades bancarias y el vestuario.
En una familia con ganancias promedio al mes de 900.000 pesos, originadas por sus actividades de producción, tenían mayores gastos, principalmente, educativos, laborales, agrícolas, pecuarios y recreativos
(véase cuadro 3).
CUADRO 3. GASTOS Y TIPOS DE INVERSIÓN
Gastos
Tipo de inversión
Alimentario (2%).
Hacer mercado diario, comprar tamales, lechona,
natilla y pescado para la Semana Santa.
Afectivo (2%).
Visitar a los amigos.
Agrícola (10%).
Comprar insumos y/o materia prima:
•
•
•
•
•
•
Educativo (20%).
Equipos y herramientas (5%).
Semillas.
Abono.
Concentrado para animales.
Fungicidas.
Costales.
Canastos para recolección.
Materiales de estudio y pensiones.
Mantenimiento de equipos de producción:
•
•
•
Motor para yate.
Fumigadora.
Máquina descerezadora.
Laboral (20%).
Pagar salarios y créditos.
Participativo (3%).
Reuniones del sector comunitario.
Pecuario (10%).
Compra y cría de animales.
Recreativo (10%).
Pescar, cazar, bailar, pasear, jugar billar, jugar tejo, salir
a ferias y descansar los fines de semana.
Servicios públicos (10%).
Pagar servicios.
Vestuario (8%).
Comprar ropa.
Fuente: taller “Nuestro pasado económico”. Altos de Cazucá, junio de 2002. Información recolectada entre 16 hombres y 15 mujeres entre 28 y 60 años.
68
LA INSERCIÓN SOCIAL AL TERRITORIO
Estrategias de cooperación y solidaridad
Las condiciones de producción de los campesinos no sólo estaban
ligadas a los beneficios económicos, ellas requerían de un tipo de capital que se reproducía a partir de estrategias y relaciones de integración
y solidaridad, entre las familias y los vecinos. Dichas acciones definían
prácticas de negociación, basadas en la confianza y el reconocimiento
del apoyo colectivo; no únicamente en lo productivo, sino, también,
para beneficio de la comunidad. Configurando así, un sistema de
colaboración que se definía por la misma comunidad, con el fin de
mantener el bienestar y la sostenibilidad de los grupos familiares (véase cuadro 4).
Gracias a estos datos se puede apreciar la combinación de diferentes
componentes y formas asociadas, entre las que se destacan: los financieros (minga, financiación de entidades financieras y de comerciantes),
los comerciales (venta de productos, subproductos y alimentos preparados), los productivos (préstamo de trabajadores, tierra y animales; ganado a utilidad) y los de cooperación (entre familias, trabajo de equipo entre
padres e hijos). Aspectos que permitían un desarrollo complementario
a las condiciones socioeconómicas de las familias.
La propiedad y los bienes
Con relación a los bienes poseídos, se destacan patrimonios económicos representados en extensión de tierra e inmuebles que conformaban los insumos básicos para el bienestar de las familias. La situación
actual de estos bienes, luego del desplazamiento, es en muchos casos
incierta. Unos prefirieron abandonar todos sus bienes, otros los dejaron
recomendados a vecinos y familiares, otros lo perdieron todo a consecuencia de la destrucción ocasionada por la guerra y, en definitiva, se
conoce que finalmente los bienes “están en manos de los actores armados”.
En una muestra de 30 hogares se logró verificar que el costo de los
bienes poseídos ascendía en promedio, por unidad familiar, entre los
$10.000.000.oo y los $40.000.000.oo. Según los datos suministrados, los
bienes estaban representados por la posesión de fincas de entre 5 y 80
hectáreas. Las propiedades se encontraban dotadas de obras de infra-
69
TERRITORIO Y
DESPLAZAMIENTO.
EL CASO DE ALTOS DE CAZUCÁ, MUNICIPIO
DE
SOACHA
CUADRO 4. ESTRATEGIAS Y RELACIONES DE INTEGRACIÓN Y SOLIDARIDAD
Estrategias de integración y
solidaridad
Relaciones de integración y
solidaridad
Canje.
Cambio de mercados por cosecha: actividad que se
realizaba con los tenderos.
Comercialización de productos
agrícolas.
Capacidad adquisitiva para la compra de insumos,
materias primas, animales, equipos, herramienta,
vestuario, educación, mercado, etc.
Convite.
Ayudas en trabajo a vecinos para sembrar entre las
familias.
Créditos.
Solicitud de créditos a entidades financieras.
Doméstico.
Actividades para la preparación y venta de alimentos
a trabajadores de la finca.
Mano vuelta.
Ayuda entre las familias para salvar las cosechas.
Minga.
Asociación entre finqueros o familias para apoyar el
trabajo productivo. (Vacunación de ganado, criadero
de pescado, recolección de cosechas, cría de animales
y ordeño). Construcción de viviendas y obras de
infraestructura.
Partija.
Contrato celebrado con otra persona para realizar la
cosecha. La producción se repartía en una
proporción de 50/30. También, se define como la
tercera y cuarta en la división de ganancias.
Préstamo de bestias o animales.
Para transportar insumos y productos.
Préstamo de la tierra.
Para sembrar o levantar ganado.
Serrucho.
Apoyo para producir entre vecinos, poner los
mismos precios y no hacerse competencia a la hora
de la venta.
Fuente: taller “Nuestras acciones solidarias”. Altos de Cazucá. Junio de 2002. Información recolectada entre 11 hombres y 9 mujeres entre 35 y 50 años.
estructura tales como: establos, sistemas de agua, cocheras, cobertizos, bodegas, cercas, herramientas y maquinaria. Otros bienes que se
destacan son: casas, electrodomésticos, animales e insumos para las siembras y para los procesos de recolección de cosechas. Base económica
que revelaba un patrimonio social para la producción económica y la
70
LA INSERCIÓN SOCIAL AL TERRITORIO
satisfacción de las necesidades básicas de las familias (véanse tabla 7 y
gráfica 2).
TABLA 7.
CAPITAL INVERTIDO EN BIENES
POSEÍDOS
Tipo de bien
Finca
Valor promedio
229’300.000.oo
Cultivos
39’500.000.oo
Casa
85’000.000.oo
Animales
84’550.000.oo
Electrodomésticos
Total
5’600.000.oo
443’950.000.oo
Fuente: taller “El pasado y nuestros bienes”. Altos de
Cazucá. Marzo de 2002. Información recolectada entre 16 hombres y 14 mujeres entre 28
y 50 años.
GRÁFICA 2.
BIENES POSEÍDOS ANTES DEL DESPLAZAMIENTO
Finca
1%
19%
Cultivos
52%
Casa
Animales
19%
9%
Electrodomésticos
Fuente: taller “El pasado y nuestros bienes”. Altos de Cazucá. Marzo de 2002. Información recolectada entre 16 hombres y 14 mujeres entre 28 y 50 años.
Con el desplazamiento los bienes y la propiedad desaparecen.
Aspectos que luego se ven reflejados en carencias vitales y de procesos de inhabilitación que colocan a la población en situaciones que
quebrantan la capacidad de resolver los problemas que plantean la
subsistencia en la guerra y la pérdida de una calidad de vida satisfactoria.
71
TERRITORIO Y
DESPLAZAMIENTO.
EL CASO DE ALTOS DE CAZUCÁ, MUNICIPIO
DE
SOACHA
EL TERRITORIO PENSADO
Los desplazados, solos o en familia, ingresan silenciosamente a la
ciudad, pasan así de zonas rurales a hacinamientos urbanos, de relaciones de vecinos conocidos por años a relaciones con habitantes extraños
y anónimos. Provenientes de comunidades tradicionales, se enfrentan
a los determinantes de una ciudad moderna en los que todas sus relaciones varían o se modifican notoriamente.
Los oficios aprendidos cambian y se adaptan a las nuevas exigencias. Los desplazados abandonan sus conocimientos para sustituirlos
por conflictos que transforman sus hábitos, costumbres y creencias. El
nuevo territorio se define, entonces, como un área restringida por las
barreras urbanas; fronteras que representan la diferencia entre el afuera; la ciudad, y el adentro; el barrio. Se destacan en aquellas demarcaciones las avenidas, la autopista y las barriadas cercanas. La centralidad
del espacio se piensa en función del refugio que procura la cercanía a
componentes básicos para la supervivencia. Por ello “aquí en el barrio es
clave ubicarse cerca al puesto de salud, donde estén las escuelas y, por lo menos,
que lo reconozcan a uno los de la junta del barrio”27.
27 Surge así la definición de vastas zonas urbanas marginales que albergan a pobladores considerados como urbanos; pero a los cuales la ausencia de integración económica, social y política les niega su estatus de ciudadanos. Algunos de ellos han
emigrado de manera voluntaria o de un modo más espontáneo (migraciones más o
menos organizadas: aquellas en las que las personas buscan ciertas oportunidades
de la vida urbana, tales como mejoras en salud, en educación, en trabajo, en seguridad, etcétera). Otras migraciones, en cambio, ocurren en situaciones extremas de
exclusión (violencia, conflicto armado, desastres). Se materializan así formas urbanas ligadas a las capacidades económicas, a los referentes de los pobladores (mundo
rural), a las posibilidades de ocupación de terrenos disponibles, a la accesibilidad a
ciertos materiales, y a la lucha por la supervivencia en sociedades con principios
explícitos y/o implícitos de exclusión política, económica, socioespacial y territorial.
Véase: ROJAS, JUAN CARLOS (2001). Relaciones entre espacio y violencia. La violencia
de los espacios y los espacios de la violencia. En: Territorio y cultura. Territorios de
conflicto y cambio sociocultural. Memorias, II Seminario Taller Internacional sobre Territorio y Cultura. Grupo de investigadores territorialidades, Departamento de Antropología y Sociología, Universidad de Caldas, Manizales, págs. 227 y sigs.
72
LA INSERCIÓN SOCIAL AL TERRITORIO
Los usos y transformaciones del
nuevo espacio geográfico
La continua inserción a los nuevos espacios, en este caso, urbanos,
revela un contexto que nada les promete, sólo es advertido como una
necesaria ubicación para salvaguardar su existencia. En el nuevo contexto, se les exigen saberes adversos a los que habían adquirido a partir
de sus relaciones tradicionales, todos ellos vinculados al medio rural, lo
cual les exige una forzosa readaptación para entrar a una dinámica de
vida ajena:
“En el pueblito uno iba mirando las cosas y así se aprendía a relacionarse. Ahora,
aquí en la ciudad, a uno no le queda tiempo ni de mirar; hay que hacer lo que a
uno le dicen y esperar a que a uno le den. Antes eso no lo mirábamos así: las colas
para recibir un mercado o una droga, que los papeles y los trámites con un poco
de condiciones para que a uno le pongan cuidado. Eso es mucho depender, y el
tiempo que se pierde. Pero como no había de otra, pues, por la vida, tocó pegar
para la ciudad” (campesino, 56 años. Lejanías, Meta. Desplazado ubicado
en Altos de Cazucá).
La ciudad se convierte en una idea en la que pretenden asegurarse
algún tipo de oportunidad. Aunque se presenta como inalcanzable y
adversa, otra lucha se hace notable para los desplazados: la de integrarse a las arduas condiciones económicas y culturales del medio
urbano.
Incluso la pobreza les es diferente, la que vivían se sobrellevaba; en
cambio las nuevas condiciones resultan ser más opresivas y destructivas.
Así, crecen, día a día, en la ciudad seres anónimos con carteles en el
pecho: “Soy desplazado, una ayuda por favor”. Con rostros y cuerpos en los
que persiste la identidad de otras latitudes: negros, campesinos, indígenas, personas que carecen de una imagen urbana, de un arraigo, de una
identidad con su sitio de residencia.
La continua realización de un mundo provisional, adverso y fortuito, en el que se está salvando el hoy, ya es toda una hazaña. Pero su
situación, atada a la incertidumbre, hace que terminen ignorando lo ya
establecido, desplazándose a la ciudad para resolver sus necesidades de
vida.
73
TERRITORIO Y
DESPLAZAMIENTO.
EL CASO DE ALTOS DE CAZUCÁ, MUNICIPIO
DE
SOACHA
Estas razones recrean, tanto en ellos como en los “otros” —en muchas ocasiones funcionarios del Estado o de la sociedad en general—,
imágenes en las que los desplazados son vistos como los que
“No entienden”; “no aceptan”; “son un estorbo”; “no se adaptan”; “quieren que
se haga lo que ellos dicen”; “siempre andan utilizando esa imagen de dolor”; “se
debe tener cuidado, porque en los desplazados hay de todo”.
Y, del otro lado,
“Nos sacó el Estado; por tanto, él debe responder”; “es que ellos nos deben reconocer es como desplazados, o si no, para que la ley”; “nosotros no comemos entero cuando vienen a ofrecer ayuditas. La ayuda verdadera es cuando nos den la
seguridad para volver al campo”; “a uno lo tratan como a un trapo de quitar y
poner; así es, porque como uno no comprende, ni tampoco tenemos por qué saber
todo ese teje maneje de las instituciones”; “ellos creen que uno es intransigente;
terco, pero es que nuestras necesidades requieren soluciones inmediatas, o es que
¿la guerra la estamos haciendo nosotros?”.
Bajo las visiones encontradas e imaginadas de los “otros” hacia los
desplazados y, viceversa, dentro del nuevo contexto, la persona en situación de desplazamiento se encuentra en un mundo sin historia común, en el que no existe eco para compartir con los “otros” su miseria,
pues su contexto está saturado de competencia por la vida. Así las contradicciones se hacen manifiestas, desde el momento mismo de buscar
el refugio y de darle a él sostenibilidad; entonces, el desplazado es atravesado por las restricciones de una estructura económica que impide
alcanzar una fuente de ingreso.
La evocación del desplazado no sólo se limita al entorno al que pertenecía y del que huyó, sino que permanecen en ellos los horrores de la
violencia, las amenazas, la persecución, las estrategias de fuga y los seres que se abandonaron. Todo lo cual expresa en su condición de vida,
un ir y venir, entre el temor y la incertidumbre.
El desplazamiento es, entonces, siguiendo a AVENDAÑO (2003), no la
sola trashumancia y el dejar los territorios de tradición, es el detonante
para la generación de múltiples conflictos, psicológicos, económicos,
políticos, culturales y ambientales que nefastamente transforman el
porvenir de un país.
74
LA INSERCIÓN SOCIAL AL TERRITORIO
De esta manera, el ser desplazado no significa perder sus referentes
vitales, definidos en el pasado, significa, igualmente, el desvanecimiento de un futuro que algún día se pensó. La nueva condición los conduce
a salvaguardar la vida en medio de una búsqueda constante por alcanzar el porvenir. Todo ello en medio de una aventura en la que casi ni se
piensa, no se planifica; se vive en el acomodamiento continuo, sin mucho pensar, en medio de una vida que se configura en instantes.
El acercamiento a los sujetos sociales del desplazamiento, demuestra, como uno de sus perfiles centrales, el alto grado de fragmentación
de su identidad; condición que los ubica como una categoría social subjetiva, desvinculada de los ámbitos de la sociedad en general. Por ejemplo, podemos observar que los desplazados tienen dificultades para
apropiarse o sentirse insertos dentro de un espacio social concreto. Esto
es, en una relación específica de escalas espaciales y temporales; o tampoco pueden, fácilmente, articular en su subjetividad lo que se refiere a
proyectos de futuro. Desde esta perspectiva, las reivindicaciones sociales de los desplazados están estrechamente relacionadas con la aparición de un nuevo sujeto social.
El desplazado experimenta la ruptura, hace continua su condición
de desarraigo; pero persiste en lograr conservar su vida en el destierro,
obligándose a establecerse de nuevo. Parafraseando a AVENDAÑO (2003),
lo coloca bajo la premisa de “quedar imposibilitado de prolongar un
pasado, de quedar vacío de futuro y desarmado de la mayor parte
de los saberes que, dentro de su contexto social anterior, había desarrollado”.
Con la llegada de los desplazados, el territorio toma relevancia para
la reconstrucción de su identidad, cuestión que es atravesada por múltiples formas de apropiación y valoración de los grupos humanos sobre
sus lugares de inserción, aspectos que estarían siendo materializados
por formas institucionales sumadas a sus saberes, representaciones, actitudes y valores.
Lo cual estaría definiendo, en términos de GILBERTO GIMÉNEZ (2000) la
conformación de un territorio cultural, en donde el espacio habitado
por los desplazados, pasado y presente, puede considerarse
75
TERRITORIO Y
DESPLAZAMIENTO.
EL CASO DE ALTOS DE CAZUCÁ, MUNICIPIO
DE
SOACHA
“como zona de refugio, como medio de subsistencia o como circunscripción político-administrativa; pero también como paisaje, como entorno ecológico, como
objeto de afecto, como “lugar” de inscripción de una memoria colectiva que puede proyectarse al futuro”28.
Al definir al sujeto social del desplazamiento amerita el discernimiento de su compleja realidad social bajo la condición de asumir, en ella, su
validez como alternativa de vida. Situación que persiste entre la inestabilidad, el escepticismo y lo momentáneo. Circunstancias que demuestran las pocas posibilidades de llegar a disfrutar a plenitud las múltiples
oportunidades que debería brindar la ciudad.
En los encuentros con la comunidad, las condiciones de posibilidad
se hicieron estratégicas, se diluyeron las múltiples corazas de lo normativo, de lo establecido por el medio urbano e institucional, dando paso a
los intersticios que propicia el “cara a cara”, en el trabajo riguroso, comprometido y responsable con la gente.
El conocimiento del territorio y apropiación del mismo por parte de
los desplazados se da como un proceso de adaptación a los nuevos lugares en los que ahora desarrollan su existencia. Por ejemplo, un grupo
de adultos entre 30 y 65 años, habitantes de los barrios El Arroyo, Santo
Domingo, La Isla, Tres Reyes, Santa Viviana y Luis Carlos Galán perciben y piensan su territorio de la siguiente forma: (véase ilustración
página siguiente).
El barrio se encuentra atravesado por un sinnúmero de recorridos
que realmente amarran los diversos puntos que lo constituyen y limitan y que, a su vez, lo cohesionan y le dan consistencia. En ese sentido
cada esquina, cada calle, cada casa, cada detalle que, en la repetición del
recorrido, se ha logrado fijar en la memoria, siempre queda más o menos cerca de uno de los dos extremos de algunos de los innumerables
itinerarios que se originan en cada residencia. O, por otro lado, de cada
28 Véase: GIMÉNEZ, GUILBERTO (2000). Territorio, cultura e identidades. La región
sociocultural. En: M ARTÍN B ARBEN JESÚS , L ÓPEZ DE LA R OCHE Y R OBLEDO Á NGELA .
Cultura y región. Bogotá: CES, Universidad Nacional de Colombia y Ministerio de
Cultura, págs. 87-101.
76
LA INSERCIÓN SOCIAL AL TERRITORIO
Fuente: taller “Mapeo y transecto”. Altos de Cazucá. Julio de 2002. Información recolectada entre 5 hombres y 5 mujeres entre 30 y 65 años.
uno de los sitios cuyos habitantes han logrado ubicar en la memoria del
colectivo social.
Los sitios de mayor pertenencia e identidad, por el hecho de vivir
cerca…; coger el transporte…; trabajar ahí mismo…; reunirnos con la comunidad…; comprar el mercado..., son:
•
El paradero de los colectivos del barrio El Arroyo.
•
El puesto de salud de Médicos sin Fronteras (organización no gubernamental española de asistencia en salud y saneamiento básico).
•
La casa de la Junta de Acción Comunal.
•
Escuela de Formación Solidaria que es en la casa de Federico
Huependo, uno de los líderes y representantes de la población en
situación de desplazamiento de la zona.
•
La escuela.
•
La cantera.
77
TERRITORIO Y
DESPLAZAMIENTO.
EL CASO DE ALTOS DE CAZUCÁ, MUNICIPIO
DE
SOACHA
•
La laguna de Terreros: “Es encantada: el que se mete no sale”, testimonio
que dan los pobladores por su alto grado de contaminación.
•
La zona de alto riesgo alrededor de la laguna y los cerros que suben
hacia el barrio.
Reconocen, además, como zonas que definen los límites del espacio,
a los barrios a los que pertenecen o que colindan con el lugar en donde
viven sus vecinos:
•
El Arroyo.
•
Luis Carlos Galán.
•
Por el lado de la cantera es Villa Sandra.
•
Por el sur, Los Pinos.
•
Por el occidente, Villa Esperanza y el Progreso.
•
Los Tres Reyes en Santo Domingo (Ciudad de Bolívar).
•
Ciudadela Sucre.
•
Santa Viviana.
Existen algunos puntos de referencia que son primordiales y representan escenarios en los que tienen lugar las organizaciones y el trabajo
de la comunidad:
El centro educativo, por ejemplo, “es de la organización Médicos sin
Fronteras; la mitad donde trabajamos se hizo en una brigada de CEDEPAZ, en la
que nosotros pusimos la mano de obra
para ampliar más el centro de salud y
Médicos Sin Fronteras puso los materiales”. Estos lugares hacen también
referencia a sus actividades domésticas: “llevar a los hijos a la escuela…;
mejorar las fachadas y el acceso de los
caminos de las casas…” entre otras.
Fuente: taller “Nuestro territorio”. Altos de
Cazucá. Agosto de 2002. Información recolectada entre 16 hombres y 15 mujeres entre 28 y 60 años.
78
LA INSERCIÓN SOCIAL AL TERRITORIO
Estos procesos hacen que en el mismo sector la gente se conozca
mucho entre sí, por otro lado, el mismo movimiento migratorio se extiende en el tiempo; es decir, se mantiene en el transcurso de consolidación del barrio, y grupos determinados de conocidos resultan esparcidos
sobre el terreno del asentamiento, presentando cada núcleo familiar un
cubrimiento de la superficie ocupada. Los nexos establecidos y la
situación económica y social que obligan a compartir muchos recursos, crean, entonces, redes más o menos extensas de comunicación
y de movimientos. De esta manera, el espacio habitado deja de ser orgánico, como lo eran sus antiguos espacios rurales. Ocurre, como cuando se designan los sitios con los nombres de los integrantes de los círculos
individualizados, o, cuando los nombres son los de los accidentes naturales: cañadas, quebradas, cerros, etc., para alcanzar un nivel más racional, que está más cerca del orden social en el conjunto. Así se consolida
una manera muy importante de urbanización de la población.
Fotografía: Manuel Pérez, julio de 2002.
Con relación a las condiciones de servicios públicos, uno de los problemas es el de la recolección de basuras. Comentan que hay un carro
que la recoge tres veces a la semana: los lunes, miércoles y viernes.
79
TERRITORIO Y
DESPLAZAMIENTO.
EL CASO DE ALTOS DE CAZUCÁ, MUNICIPIO
DE
SOACHA
Fotografía: Manuel Pérez, julio de 2002.
“Sin embargo, hay gente que la saca otros días y, hay gente degenerada que no le
importa el día y llegan los perros y la riegan… muchas veces uno encuentra a los
niños escarbando entre la basura para ver qué encuentran. Otros la reutilizan,
porque aquí tampoco es que se bote cualquier cosa. En eso tenemos cuidado,
porque los desechos a veces sirven para cuadrar una puerta, colocar un piso,
forrar una pared. Aquí, mejor dicho, todo se reutiliza”. (campesina, 25 años.
Cunday, Tolima. Desplazada ubicada en Altos de Cazucá)
Las mangueras que llevan el
agua a las casas, en su mayoría son
elevadas en postes; aunque unas
van por el suelo, a veces enterradas y otras superficiales. La gente
muestra esto y cuenta que el agua
se trae del tanque de Sierra Morena.
Se comentan los tipos de trabajo que se hacen en la comunidad,
los cuales se pagan con los mercados, dados por la Red de Solidaridad. Se concluye diciendo que esa
construcción “es un elefante blanco”.
Fotografía: Manuel Pérez, septiembre de
2001.
80
LA INSERCIÓN SOCIAL AL TERRITORIO
Se tiene un curso de Médicos sin Fronteras sobre saneamiento básico, en el que, al final, se regala un tanque. Se observa que muchos de
ellos lo han hecho por la cantidad de tanques que se encuentran en las
casas.
Fotografía: estudiantes de ecología,
noviembre de 2002.
v
Fotografía: archivo. Organización
Médicos sin Fronteras, 2000.
Las canteras y la vivienda
Sobre la conformación de los barrios se dice que “se componen de muchas canteras y las explotan. Esto antes era tapado y abrieron el hueco. Esta
arena que se ve blanca la utilizan para hacer bombillos y loza”. También se
aclaró que los dueños de las canteras compran el terreno y, en la medida que separan el material, lotean y le venden a la gente el pedazo.
Fotografía: estudiantes de ecología, noviembre de 2002.
81
TERRITORIO Y
DESPLAZAMIENTO.
EL CASO DE ALTOS DE CAZUCÁ, MUNICIPIO
DE
SOACHA
Las viviendas se adaptan a las superficies, en muchas ocasiones con
alto grado de riesgo, por la manera en que muchas de las construcciones, prácticamente, quedan suspendidas de las pendientes de la montaña.
Fotografía: estudiantes de ecología, noviembre de 2002.
“El terrero que hizo la invasión se llamaba Álvaro Arroyo (…)”.
“Aquí llegan 2 y 3 familias por semana; algunas llegan pagando arriendos
a donde amigos, de 20.000 pesos a 35.000 y, en otros casos, dependiendo del
sector, pagan hasta
150.000 pesos (…).
Una casa cuesta
entre uno y dos millones, según el marrano”.
Fotografía: Manuel Pérez,
julio de 2002.
82
LA INSERCIÓN SOCIAL AL TERRITORIO
v
Otros lugares importantes
El depósito de materiales ubicado por los lados de la Isla, de allí se extraen todos los enseres para las edificaciones, se vende la madera y los
materiales tradicionales para la construcción. Sobre la madera que utilizan para construcción se comenta que la traen de “lotes o fincas especiales; se da mucho en los páramos”. Otro lugar clave es el sitio donde se
expende el gas. Se conoce que algunos tienen estufas de gas y electricidad; pero que también a veces usan la leña para cocinar, “ya cuando quiere asadito se prende candela. Es muy rico”. Finalmente, el lugar de mayor
tránsito es la zona comercial del barrio Santo Domingo, en ésta se encuentran supermercados, droguerías, tiendas, panaderías, sitios de juego (maquinitas, billares). En este lugar se ubican los fines de semana
puntos de venta donde se mercadean hortalizas, pescado, carne, papa
y variados alimentos básicos de la canasta familiar.
v
El embalse de Terreros
“En la zona donde el buchón
está trozado, donde se ve café,
es porque hay unos patos de laguna que se lo comen. Mantienen también garzas y tinguas”.
“Lo único que tiene la gente por
aquí es la tiendita”.
Fotografía: Manuel Pérez, julio de 2000.
“Las mujeres están trabajando más que los
hombres. Los hombres se quedan durmiendo, ya que hay más trabajo para las mujeres”.
“Aquí se consume mucho la cerveza y la chicha. La cerveza está a 700 pesos u 800 y la
cocada de chicha a 1.000. Sin embargo, con
dos cocadas de chicha ya está uno al otro
lado”.
Fotografía: estudiantes de ecología,
abril de 2002.
83
TERRITORIO Y
DESPLAZAMIENTO.
EL CASO DE ALTOS DE CAZUCÁ, MUNICIPIO
DE
SOACHA
Los lavaderos que hay al lado del embalse de Terreros usan agua que
acumulan en unos tanques y surten a 40 lavaderos comunitarios:
“La gente tiene que esperar su turno desde las cuatro de la mañana para ir
lavando por allá a las 10 de la mañana. Sólo pueden ir a lavar los que no tengan
que trabajar por ese tiempo. Otros que trabajan, tienen que ir los fines de semana” (campesino, 35 años de Útica, Cundinamarca. Desplazado ubicado
en Altos de Cazucá).
Se encuentran varias canchas de tejo y las competencias de gallos
son comunes, aunque no se realizan en el barrio. Esta actividad se lleva
a cabo en el barrio León XIII que tiene una gallera.
Con respecto al alcantarillado, se explica que se había hecho hacía
poco por la organización Visión Mundial y que el agua estaba en proyecto. Esto se hace con trabajo comunitario: “Se contrata a la gente para
abrir las zanjas y ellos nos dan comida”.
Entre los lugares que identifican como sitios de trabajo para los pobladores están las “minas, canteras, depósitos, tiendas y misceláneas”.
Se presentan allí, como puede contrastarse, construcciones que
tienen un marcado acento rural, tanto en la distribución espacial
como en la utilización de materiales y colores. Así mismo, se han
erigido construcciones que
poseen características urbanas como: balcones, escaleras que, más allá de la
utilización funcional, exteriorizan el afán de expresar el acceso a un estatus urbano con
el cual el constructor habitante se encuentra positivamente
identificado.
Fotografía: Estudiantes de maestría
Desarrollo Rural, marzo de 2001.
84
LA INSERCIÓN SOCIAL AL TERRITORIO
Fotografía: estudiantes de maestría
Desarrollo Rural, marzo de
2001.
Fotografía: Manuel Pérez, julio de 2002.
Resumiendo, la ocupación del espacio significa, según los análisis
realizados: primero, la perspectiva de construir un contexto de identidad con respecto al lugar (el barrio). Al mantener como norma de referencia espacial la citación personal, es posible lograr, más allá del control
del espacio, el conocimiento no sólo de los individuos sino de los núcleos (y no sólo familiares) a los cuales ellos están adscritos. En un barrio en el que la gente proviene de diversas regiones rurales, se podrían
establecer reconstrucciones y complejizaciones de redes culturales que
incidirían, inevitablemente, en la formulación conceptual del hábitat
del conjunto.
Segundo, la vigencia en el tiempo de estas redes de interconexión
espacial permite la permanencia de la transmisión de contextos culturales. Los cuales, no tienen por qué mantenerse inmodificables. En todo
caso, ayudan a que el desarraigo tanto individual como colectivo, producido por los embates del urbanismo dominante, no sea tan fuerte y
se pueda enfrentar de una manera, relativamente, controlada.
El trabajo: la génesis del cambio
“A muchos de nosotros se nos ha volteado el Cristo y nuestras condiciones son
totalmente diferentes a las de antes. Nos obligaron a salir del campo y venir a la
ciudad, y llegamos sin empleo” (hombre adulto desplazado).
La informalidad del empleo y la carencia de trabajo se han convertido en las condiciones de vida para la población en la zona. La primera,
85
TERRITORIO Y
DESPLAZAMIENTO.
EL CASO DE ALTOS DE CAZUCÁ, MUNICIPIO
DE
SOACHA
como única alternativa para la generación de ingresos; la segunda, como
un obstáculo que se ha acrecentado como consecuencia de la fragmentación productiva y la ruptura de proyectos económicos familiares, todos ellos relacionados con labores antes desempeñadas en zonas rurales.
Lo que ha relegado a los hombres al desempleo, y a las mujeres a asumir la responsabilidad de la sostenibilidad económica del hogar.
Como se ha mencionado, el perfil social de la población consultada
estaba relacionado con actividades agrícolas. Vivían en fincas propias o
en arriendo, situación que los lleva a considerar, hoy, un mejor vivir en
las condiciones rurales que en el medio urbano. Sobre este tema un
hombre adulto corroboró:
“Teníamos más cuando estábamos en el campo; cuando no teníamos la carga de café o banano, vendíamos una vaca o un marrano. En cambio hoy no
tenemos nada”.
Según los testimonios de las personas entrevistadas, el cambio se
comenzó a sentir a partir del año 2000; fecha en la que, para la gran
mayoría, el tránsito de las actividades agrícolas, la ocupación de la mujer en el hogar y el estudio de los hijos tuvieron su mayor transformación debido a su ocupación en oficios relacionados con la informalidad
y la inestabilidad laboral.
Con relación a la proporción de ingresos y a su variabilidad en el
tiempo, según los cambios ocurridos como consecuencia del desplazamiento, se menciona, por parte de un hombre de 53 años desplazado,
que los mayores ingresos representados entre los años de 1997 y 1999 y
su decrecimiento luego del año 2000 hasta la fecha
“Fueron los ahorritos con los que nos pudimos venir para instalarnos en la
ciudad. De esa misma forma, llegan todas las familias aquí. Con algún capital se llega y se puede mantener por un tiempo. Eso se invierte, por ejemplo, para lo del arriendo. Otros que tienen más suerte o que tienen más
platica, compran el terreno o hacen arreglos a los ranchos. Pero mire, esos
ahorritos no duran mucho y ahora está uno manicruzado”.
Recapitulando, los efectos sociales más relevantes, producto del cambio en la generación de ingreso, según los grupos entrevistados son:
86
LA INSERCIÓN SOCIAL AL TERRITORIO
•
Ser desplazado.
•
El desempleo.
•
La edad es una limitante para conseguir empleo.
•
Falta de capacitación.
•
Falta de dinero para empezar negocios.
•
La imposibilidad de volver al campo por la inseguridad.
•
La ayuda alimentaria por tres meses es insuficiente.
•
No hay programas de vivienda.
•
Muchas personas que habitan en el barrio son discapacitadas.
v
El cambio de roles entre hombres y mujeres
“Metámonos en la realidad, hoy muchas de nuestras señoras han asumido el
rol de ver del hogar y a los hombres nos ha tocado asumir el rol de ellas en la
casa” (hombre adulto desplazado).
En la ocupación entre hombres y mujeres, se hizo evidente, para el
caso de la mujer, un desempeño más dinámico y efectivo en la obtención de ingresos para la familia frente al caso de los hombres. Cuestión
que ha propagado una fuerte sumisión y dependencia de los últimos ya
que, en algunos casos, las mujeres hacen referencia a que:
“A ellos les da pena salir a conseguir, les da pena que los vecinos sepan que están
de desocupados y mucho menos ir a pedir”.
En ese sentido afirmó una mujer desplazada de 28 años:
“A mí sí no me ha dado pena. Yo por los chinos hago lo que sea, hasta pedir
en la calle me ha tocado. Eso mi marido lo ve como algo feo y prefiere quedarse en la casa; claro, y de eso se aprovechan y se vuelven muérganos”.
Al respecto, un adulto de 35 años, desplazado, afirmó:
87
TERRITORIO Y
DESPLAZAMIENTO.
EL CASO DE ALTOS DE CAZUCÁ, MUNICIPIO
DE
SOACHA
“Son ellas las que más trabajan por aquí, a nosotros nos queda de p’arriba
conseguir camello ahora. En el campo sí teníamos por lo menos la contrata del
mes asegurada y las mujeres en eso se quedaban en la casa”.
Frente a dicha situación, las mujeres afirman que esto se debe a que
“El desplazamiento ha cambiado las relaciones de la pareja: ahora a nosotras
nos toca bandeárnosla como sea. La ventaja es que nos contratan más rápido.
Un hombre no se va a trabajar lavando ropa o cuidando niños, ni mucho menos
de camarera o por ese estilo”.
Los hombres reconocen la situación y revelan, en el caso particular
de un adulto:
“Eso lo reconocemos. Hay quienes se dejan llevar por esta situación tan jodida
y se vuelven hasta locos; otros no. Hay casos de quienes tenemos una contrata;
por lo menos yo en un taller arreglando baterías”.
Otro adulto desplazado aseguraba:
“A mí, como no tengo trabajo y, lo único que sé hacer son las labores del
campo, pues no me queda otra que estarme en la casa viendo por las cosas
del hogar. Yo lavo la loza y limpio las cosas de la casa. También me toca
estar pendiente de los niños, sobre todo por lo de las tareas; mientras eso, mi
mujer trabaja todo el día (...). Yo creo que eso es colaborar o ¿no? Otra cosa
es que no se nos reconozca que con eso estamos colaborando”.
Es reiterativo encontrar cómo las mujeres manifiestan una fuerte discrepancia con los hombres, ya que, en las actuales condiciones, como
afirma una mujer de 32 años recientemente desplazada:
“Él, que tenía que conseguir lo de la yuquita, ahora se queda como un parásito en la casa. Esto sólo se ha visto aquí, porque en el campo era a otro
precio, nos tocaba a nosotras estar siempre en la casa con los oficios y ellos
no se aguantaban tener una platica, que se la ganaban jornaleando, cuando
ya se la estaban bebiendo. Por ahí, entonces, cogían mal camino y de pronto
resultaban con maltrato, le pegaban a los niños y hasta se desaparecían por
un tiempo para después volver a la casa a pedir disculpas y, entonces, uno
de tonta les aceptaba”.
Dicha situación ha causado controversia, aspecto que es definido por
una mujer de 30 años, que asevera:
88
LA INSERCIÓN SOCIAL AL TERRITORIO
“Los hombres eso lo hacen y es una buena ayuda; pero se están volviendo
atenidos de nosotras y ahora no salen a buscar trabajo. Eso es porque les da
pena, entonces, uno los encuentra ahí, quietos en la casa, y no se la estén
rebuscando”.
En ese sentido los hombres han reclamado que, en palabras de un
desplazado de 45 años:
“Ellas no reconocen que, de todas formas, a nosotros nos tocan otras cosas
más duras, como cuando vamos a cargar bultos a la plaza. Eso no lo hacemos en las horas del día, eso nos toca hacerlo desde la una de la mañana
hasta el otro día. Entonces, yo no me explico cómo ellas hacen esos reclamos
de que no aportamos (....)”.
Aunque en la discusión se han manifestado diferencias entre uno y
otro caso, las mujeres sí destacan el aporte que hacen los hombres al
hogar, a pesar de que, como lo mencionó una mujer de 35 años recién
llegada:
“Eso pasa igualito que en el campo, se tiran la plata en un momentico.
Reciben la plata van y se la beben o se ponen a buscar mujeres, y lo que les
queda se lo gastan en leche, pan o huevos para la familia. Pero eso sí, cuando uno va y les reclama que por qué tan poquito para la familia, lo tratan a
uno con malas palabras y amenazan con irse de la casa. Entonces, a nosotras nos toca no decir nada para evitar las garroteras”.
A los hombres la actual condición los hace vulnerables. Las mujeres
generan el ingreso empleándose, principalmente, en el servicio doméstico en casas de familia, como camareras en residencias o en servicios
de aseo, mientras que los hombres mayores de 40 años se enfrentan a la
desocupación. En el caso de los adultos mayores de 25 años, se obtienen
vínculos laborales de carácter temporal en la construcción, como ayudantes en las plazas de mercado o en servicios de vigilancia.
Sobre lo anterior, es destacable el crecimiento de los conflictos familiares debido a la carencia. No se dan acuerdos mínimos de aceptación
en la función de hombres y mujeres respecto a la sostenibilidad del hogar, producto de una falta de reconocimiento y valoración respecto a
los procesos de cambio y adaptabilidad inherentes a la situación del
desplazamiento.
89
TERRITORIO Y
v
DESPLAZAMIENTO.
EL CASO DE ALTOS DE CAZUCÁ, MUNICIPIO
DE
SOACHA
Las nuevas ocupaciones y la generación del ingreso
“Mire aquí todos trabajamos en todo, y, cuando a uno le toca le toca darle a
todo”.
Dentro de las actividades de mayor ocupación se destaca “el trabajo
por días”, oficios varios realizados por mujeres en casas de familia en la
ciudad. Al respecto una mujer desplazada de 37 años, empleada, confirma:
“Con eso se puede ganar uno, por un trabajo de medio tiempo, 8.000 pesos
y, entre 10.000 y 12.000 pesos cuando se está todo el día y, hay que cuidar
niños, lavar, planchar y cocinar”.
Las cifras anteriores son variables según los sectores de la ciudad y
los tiempos en que pueden ser ocupadas. Con relación a ello una mujer
desplazada de 32 años, empleada, aseguró:
“Por ejemplo, en el norte uno puede que gane 15.000 pesos y eso no es permanente, a veces lo llaman a uno para ir un día o dos a la semana y puede
que lo vuelvan a llamar por ahí a los quince días o al mes otra vez”.
Las ocupaciones en la generación de ingresos, para el caso de los
hombres mayores, se distribuyen en la vigilancia, ayudantes de fontanería29, coteros, vendedores de dulces y la albañilería. Los jóvenes entre
los 13 y 20 años se desempeñan como vendedores de líchigo30 y vendedores ambulantes de discos compactos, entre otros.
Uno de los hallazgos significativos fue el encontrar que una de las
actividades de mayor participación, por parte de los hombres, es la de
29 Persona que se encarga de administrar y controlar el suministro de agua potable a las
viviendas. Su labor es la de abrir y cerrar las mangueras de distribución en un tiempo no mayor a cuatro horas cada quince días. Cada fontanero está a cargo de un
número de 20 a 30 casas, de las cuales recoge, según el sector, una cuota mensual que
oscila entre $3.000 y $4.000 por familia. Valor que se establece por la distancia entre
los tanques de abastecimiento y los lugares en donde se encuentran ubicados los
hogares.
30 Persona que se encarga de comercializar los residuos de hortalizas, frutas y papa,
productos que se recolectan en las plazas de mercado.
90
LA INSERCIÓN SOCIAL AL TERRITORIO
“coteros” o “alza bultos” en la plaza de mercado de la ciudad. En dicha
actividad participan los hijos y, como lo mencionaba un adulto desplazado de 40 años desempleado,
“Se aprovecha para recoger las sobras de los alimentos, plátano, tomate,
frutas y otras cositas para reciclar y llevarlas a la casa para poder alimentar
a la familia”.
Una de las dificultades más sentida y compartida por el grupo está
relacionada con la incertidumbre de los empleos que se consiguen:
“Uno no sabe si lo van a llamar o no; eso pasa en todo lado por aquí. Me ha
tocado esperar dos o tres meses para conseguir un trabajo de vigilante y
mientras no se está haciendo nada pues toca rebuscársela”.
Como ejemplo de las dificultades a las que se enfrentan las personas que consiguen estos oficios, un adulto desplazado de 65 años
comentó:
“Yo soy el ayudante del fontanero, a mí me pagan 3.000 pesos por cada casa
a la que le hago llegar el servicio de agua. Son 22 casas que están en mi
responsabilidad; de ahí mensual recojo 66.000 pesos y debo entregarle 15.000
al propio fontanero. Lo que me queda entonces al mes es 51.000 pesos (...).
Usted cree que con eso se puede vivir teniendo la responsabilidad de mi
señora y los tres nietos. Por eso es que yo digo que uno tiene que buscar el
pan como sea y en eso tiene que estar la familia, desde los más pequeños
hasta uno que es el viejo (...)”.
Con relación a otras actividades para el mantenimiento del hogar, se
pudo identificar, en el caso de los adultos mayores con dificultades para
emplearse, un apoyo en dinero que reciben de sus hijos. Al respecto,
una mujer desplazada de 60 años aseguró:
“Los hijos mandan una mesada que nos alcanza para el arriendo que es de
120.000 pesos y para la comida (...). Lo otro lo consigue mi marido con los
turnos de vigilancia. Él se gana entre 10.000 y 15.000 pesos el turno; claro
que eso sólo se ve para los servicios: ahí uno se gasta de luz 9.000 pesos, de
teléfono unos 14.000 y de agua, 4.000”.
En otros casos las mujeres ofrecen los servicios de modistería, obteniendo ingresos que no superan los 50.000 pesos mensuales y que están
91
TERRITORIO Y
DESPLAZAMIENTO.
EL CASO DE ALTOS DE CAZUCÁ, MUNICIPIO
DE
SOACHA
sujetos a la necesidad de la gente en la zona. Una mujer, modista por
experiencia, afirmó:
“Cuando recién llegamos las mujeres le tiramos a la costura, no falta que se
traigan la máquina de coser, eso lo desvara a uno mucho cuando no hay trabajo
en las casas de familia. Yo recuerdo que duré en el 2001 mucho rato desempleada,
pero puse un aviso ahí afuera y como al mes me llegó trabajito”. Otra mujer
comentó: “Yo con mi modistería, ahí consigo para el arriendo. El señor trabaja
ahí con unas mangueritas, gana 3.000 pesos al día y un hijo trabaja como vendedor ambulante y con eso alcanza para el sancocho... lo demás es pasarle un punto
a la correa”.
En otros casos las evidencias de obtención de ingresos estables son
prácticamente fortuitas. Sobre el tema una mujer de 22 años, desplazada y recién llegada al barrio, manifestó:
“Eso fue una bendición de Dios. Mire, nosotros llegamos el 14 de enero de
este año por aquí y no traíamos nada. Yo estaba muy angustiada porque de
qué íbamos a vivir si mi marido sólo sabe cosas del campo. Afortunadamente, un vecino nos ayudó y lo recomendó en un taller para arreglar baterías y
ése como tenía idea; no ve que prestó el servicio militar, pues consiguió el
trabajo. Ahora se gana 90.000 pesos a la semana y con eso vivimos los dos y
mi niña de dos meses de nacida. Pagamos el arriendo que es de 100.000
pesos y hasta compramos una nevera General por 20.000 pesos, que la conseguimos con un chatarrero, imagínese (...)”.
En un esfuerzo por recopilar las nuevas formas de generación
del ingreso, con relación al proceso de inserción laboral en la ciudad, se pudo identificar que persisten actividades desarrolladas,
específicamente, por hombres y por mujeres. Aunque el rango de mayor valoración está relacionado con ocupaciones en donde uno y otro
realizan el mismo trabajo sin ninguna distinción de género. Se argumenta que aproximadamente el 47% son actividades realizadas tanto
por hombres como por mujeres, el 32% desarrolladas exclusivamente
por mujeres y el 21% actividades emprendidas sólo por hombres. Proporciones en las que se muestra el compromiso mayoritario de las mujeres en la generación de ingresos familiares (véase cuadro 5).
92
LA INSERCIÓN SOCIAL AL TERRITORIO
CUADRO 5.
TIPOS Y VALORACIÓN DE ACTIVIDADES DESARROLLADAS
POR HOMBRES Y MUJERES
Actividades
desarrolladas por
mujeres
Actividades
desarrolladas por
hombres
Actividades mixtas
•
Radiotécnico.
•
Ama de casa.
•
Vendedores de tiendas.
•
Chatarreros.
•
•
Vendedores de líchigo.
•
Pañetador.
Trabajo por días en
casas de familia.
•
•
Cotero.
•
Cuidar niños.
•
Conductores.
•
•
Ayudantes de colectivos.
Camarera de
residencias.
•
Empleados en:
•
Empleada en salas de
belleza.
Vendedores ambulantes de:
discos compactos, tamales,
arepas, empanadas, dulces,
cigarrillos, helados, leche en
cantina y envueltos.
•
Reciclaje.
•
Modistería.
•
•
Capacitarse.
Compra-venta de oro por
ropa.
•
Venta de cosméticos.
•
Fritanguería.
•
Trabajos en producción
de alimentos en
empresas.
Obras de construcción.
Depósitos de madera.
Talleres de mecánica.
Colchonería.
Jardinería.
Plomería.
Carpintería.
Panadería.
Zapatería.
Proporción de pobladores en cada una de las actividades
21%
32%
47%
Fuente: taller “Las actividades de trabajo entre hombres y mujeres”. Información recolectada entre desplazados y desplazadas, empleadas domésticas, amas de casa
y empleados estables. Rangos de edad: 22-32 años. 15 hombres y 17 mujeres.
Barrio El Arroyo, Altos de Cazucá, julio de 2002.
v
Variación de ingresos a lo largo del año
Las personas ubicaron sus diferentes oficios durante el año en un
calendario estacional, identificando la manera como varían los ingresos
a lo largo de los diferentes meses. Los siguientes puntos resumen la
información obtenida en términos de la variación del ingreso:
•
La mayoría de estos oficios se desarrollan de manera informal.
93
TERRITORIO Y
DESPLAZAMIENTO.
EL CASO DE ALTOS DE CAZUCÁ, MUNICIPIO
DE
SOACHA
•
Un oficio, al que acuden la mayoría de personas al quedar
desempleadas, es el de las ventas, las que cambian a lo largo del año
de acuerdo con las modas y las fechas comerciales.
•
Cuando los padres quedan sin empleo, niñas y niños entran a desempeñar labores, especialmente las relacionadas con las ventas.
•
En la vigilancia hay pocas personas con vinculación laboral. La mayoría de las veces se los ocupa por uno, dos o máximo tres meses.
Este oficio se convierte en una alternativa de empleo en los meses de
junio y diciembre por las vacaciones, pues la gente que sale a otras
ciudades busca vigilantes para el cuidado de sus casas.
•
Los tenderos reportan ingresos a lo largo de todo el año, pero se
registran mejores ventas en mayo, por el mes de las madres; en junio, por la cancelación de primas; y, en diciembre, por las fiestas.
•
Para los conductores la actividad es muy mala en enero. En febrero
mejora por el inicio de las actividades escolares y el consiguiente
transporte de estudiantes. Se mencionó que, hace unos años, actividades como el Día de la Madre afectaban favorablemente a los conductores; pero ahora la gente hace celebraciones más modestas, sin
salir de sus viviendas. Esto ha significado que personas que tienen
su vehículo lo dejen estacionado en algunas épocas del año.
•
La actividad de la construcción fue recordada como una de las que
más ha generado empleo desde 1994. Se destacan los meses de junio
y diciembre porque las personas realizan arreglos locativos a sus viviendas, especialmente, quienes están empleados y reciben las primas de mitad y fin de año.
En conclusión, las condiciones de ocupación para la generación de
ingresos en la comunidad están sujetas a las limitaciones de inmediatez
e incertidumbre, producto de la necesidad por conseguir recursos diarios para suplir las necesidades básicas de la familia. En el mismo sentido, la temporalidad e inseguridad de las labores los hace vulnerables a
cambios repentinos de oficios, en los que se subestiman las capacidades, habilidades y conocimientos propios de la población rural, lo cual
94
LA INSERCIÓN SOCIAL AL TERRITORIO
ocasiona la adaptación forzosa e incierta en actividades nada rentables
y con pocas posibilidades de estabilización hacia el futuro.
De la violencia del destierro a la violencia del día a día
v
La violencia doméstica
Es una percepción común en las mujeres, tanto adultas como jóvenes, la existencia de situaciones frecuentes de maltrato en las relaciones
de pareja. Una mujer desplazada de 32 años comentaba:
“Yo aguanté mucho, ese hombre me pegaba, me celaba todo el tiempo, me gritaba
cosas en la calle y un día casi me saca un ojo de los golpes que me dio. Yo le tenía
mucho miedo, temblaba cuando lo veía... un día no aguanté más y cuando me
intentó pegar yo saqué una pata de cabra y lo chucé; hasta hoy no lo he vuelto a
ver. Cuando las cosas se pusieron feas en el campo yo me vine con mis cinco hijos
y aquí estoy intentando trabajar en algo para salir con ellos adelante”.
Esta situación es tan generalizada que, según la Fundación para la
Educación y el Desarrollo Social (FEDES), hay un 40% de hogares con
mujeres cabeza de familia, de los cuales un alto porcentaje llegó a esta
condición por situaciones de violencia intrafamiliar. Varias de las mujeres entrevistadas relataron su paso por múltiples relaciones de pareja,
pero el maltrato ha sido el detonante para la finalización de las mismas.
Las principales causas que encuentran las mujeres para explicar la
situación de maltrato son la infidelidad, los celos, la desconfianza y los
problemas económicos. Incluso, aseguran, que con la llegada a Bogotá,
algunos de los esposos que no eran agresores, ahora lo son. La infidelidad se junta con los celos como lo expresa una mujer adulta que dice
que “como ellos tienen sus pasantas creen que uno hace lo mismo” (mujer
desplazada, 36 años).
Un hombre adulto desplazado, acompañado de su mujer, aconseja,
frente al problema de los chismes como elemento generador de violencia entre las personas
“Que porque de pronto la señora comenta afuera, y a lo que la gente la oye, le
gusta y así empiezan muchas veces el lío. El enemigo más grande que tenemos en
la vida es la lengua”. Y agrega: “Sea callado y silencioso y hasta luego a los
95
TERRITORIO Y
DESPLAZAMIENTO.
EL CASO DE ALTOS DE CAZUCÁ, MUNICIPIO
DE
SOACHA
chismes. Esa es la mejor forma de vivir, aunque uno sea pobre; pero puede vivir
bien... bien pobre” (hombre desplazado, 62 años).
Si bien las condiciones económicas generan situaciones de maltrato;
paradójicamente, según la comunidad, también pueden tener efectos
positivos. El alcohol sigue siendo una de las grandes causas del maltrato a las mujeres. Sin embargo, la situación de pobreza, a la que se ven
abocados los desplazados, reduce el consumo de alcohol y, a veces, el
maltrato, como lo relata una mujer de 35 años:
“A mí sí que me ha dado mala vida este hombre: se emborracha y ahí queda
todo. Cuando vivíamos en el campo no hacía más que beber y el sueldo se le
desaparecía. Yo le reclamaba, y se la montaba, y él me daba en la jeta. Cuando conseguía trabajo me humillaba y hasta decía que la niña no era de él.
Cuando nos tocó venirnos para Bogotá vivíamos en arriendo y un día uno
de mis cuñados le dijo que yo tenía mozo y, llegó y casi me mata. Mis amigas me decían que ellas me daban el pasaje para que me fuera para mi tierra;
pero yo les decía que él era la luz de mis ojos, que no lo podía dejar... Por
fortuna ha cambiado y ahora se preocupa más por los niños y no ha vuelto a
tomar. Creo que esta situación lo ha cambiado un poquito”.
v
Maltrato psicológico a los hombres
Los hombres, por su parte, manifestaron su preocupación por otro
tipo de maltrato. Tiene que ver con el cambio de rol frente al trabajo, el
que ha traído consigo que el hombre ya no sea el abastecedor principal
del hogar. Esto se ha convertido en factor de conflicto por el maltrato
psicológico del que consideran son objeto:
“Cuando uno era el que traía la comida a la casa, uno no les decía nada porque
estaban en la casa. Ahora que uno no consigue trabajo lo acusan de perezoso, de
no querer conseguir trabajo y desconocen todo lo que uno hace en la casa. Mire,
yo me levanto a las cuatro de la mañana a preparar los pelados para bajarlos a la
escuela y de paso acompañarla, —a mi mujer—, hasta la autopista para que coja
transporte. Después, vuelvo al rancho a cuadrar lo del almuerzo, que me toca
hacerlo a mí. Mientras los pelados llegan, yo voy a ocuparme en las mejoras de la
casa, que cuadrando materiales para cambiar el portón, las tejas o las ventanas.
Asisto a las reuniones de la comunidad en los tiempitos que quedan. Después,
toca ponerse a la pata con los hijos para lo de las tareas, después bajo a la autopista a recoger a mi mujer de la venida se la pasa diciendo que yo ando desocupado
(…)” (hombre desplazado, 50 años).
96
LA INSERCIÓN SOCIAL AL TERRITORIO
Una mujer desplazada de 40 años, frente al tema, dice que
“Ellos se sienten mal; algunos nunca habían hecho ningún oficio en la casa,
ahora les toca para que uno pueda ir a trabajar y eso les duele...”.
v
Los niños se han vuelto más agresivos
Las familias desplazadas han visto a sus hijos volverse cada vez más
violentos. Algunos de los niños, según sus padres, no le encuentran ya
sentido a estudiar, a trabajar ni a nada. “Son violentos porque no le ven
sentido a vivir”.
La relación con los hijos ha cambiado notablemente, según las mujeres, con la situación de desplazamiento. Ellas sienten que es más difícil
cuidarlos aquí. Las condiciones de inseguridad las obligan a dejarlos
encerrados en la casa. Los niños son agresivos, no quieren ir a la escuela; extrañan el campo, los amigos, los profesores y los espacios en las
escuelas. Constantemente hay discusiones. Algunos de ellos intentan
irse de la casa:
“Mi hijo se me ha escapado varias veces. Yo ya no sé qué hacer, incluso hoy
estuve en Bienestar Familiar porque lo encontraron en Corabastos; él se me escapa y se va para allá. Yo he hecho de todo, pero él no quiere estar aquí...” (mujer
desplazada, 38 años).
Los padres se quejan de que los llaman mucho por las agresiones
entre los niños en el colegio. El colegio María Auxiliadora, que tiene un
programa educativo para niños desplazados, por su parte, plantea su
preocupación frente a la situación de agresividad de los niños. Para esto
no han servido las medidas represivas, llamar a los papás, hacer compromisos de comportamiento. Hoy en día han optado por la atención
psicológica y, en algo, ha disminuido la agresividad.
Un niño de once años, entre varios que hicieron comentarios sobre
esta situación, decía:
“En mi colegio los niños pelean mucho... por helados y otras cosas. Los
profesores nunca dicen nada ni lo anotan en el observador porque si lo llegan a anotar lo sancionan a uno como 10 días”.
97
TERRITORIO Y
v
DESPLAZAMIENTO.
EL CASO DE ALTOS DE CAZUCÁ, MUNICIPIO
DE
SOACHA
“Yo quiero ser soldado y acabar con todos los que matan...”
Son muchas las expresiones de violencia que se observan en los niños. Cuando se hizo la pregunta: ¿qué quiero ser cuando grande? Cuatro de los seis niños del grupo afirmaron que querían ser soldados o
policías. Al preguntarles el porqué, contestaron que, “necesitan tener un
arma para defender a los niños, salvar secuestrados y defender a Colombia”.
Están asustados, tienen miedo y consideran que tener un arma les da
poder.
“Yo quiero ser soldado,
tener un arma y matar
a todos los malos. Dar
bala como loco...” (niño
desplazado, 11 años).
“Yo quiero ser militar y
defender al gobierno y a
los niños y a los desplazados...” (niño desplazado, 13 años).
Fuente: taller “El imaginario de los niños”. Información
recolectada entre 5 niños y 6 niñas entre 6 y 12 años.
Altos de Cazucá, julio de 2002.
Las condiciones en las que viven estos niños inducen al maltrato
entre ellos y con los demás. “Los niños son muy agresivos tanto verbal como
físicamente. Su corporalidad es agresiva porque el medio los lleva a eso”. Son
niños con muchas dificultades escolares desde su alimentación hasta
un lugar para hacer sus tareas en la casa; todas sus condiciones para
rendir en el colegio son muy bajas. Esta situación hace que “pierdan la
98
LA INSERCIÓN SOCIAL AL TERRITORIO
confianza en sí mismos, tienen muy baja autoestima, tampoco confían en los
otros y así los problemas cognitivos se disparan”31.
No obstante, estos imaginarios se cruzan con la esperanza de muchos otros niños de tener y ser alguien en la vida: bailarina, odontólogo,
médico, entre otras, son las ilusiones que se atraviesan en medio de la
formalización de un ambiente de violencia y diferencia que perciben
los niños.
Sobre la relación entre padres e hijos, se tienen diversas impresiones
de cómo se está actuando frente a las dificultades a las que se enfrentan
los menores. Un testimonio al respecto afirma: “Como sean los padres así
son los hijos, de ahí depende lo que vayan a ser ellos. A mis hijos les enseño
honradez, delicadeza y respeto”, y comenta que por eso él no sufrió con
ellos, “porque no le salieron viciosos”.
Comparando a muchas de las familias que habitan en el sector se
confirma en algunos testimonios que “la agresividad la aprenden los hijos
en la propia casa. El ejemplo de los padres se les va grabando a ellos y, de acuerdo con lo que ellos vean, ellos aprenden”. Después llegan a los 10 ó 12 años y
no se les puede manejar. Es necesario tener la capacidad de manejar los
problemas de la familia: “No es el caso de que les haya tocado duro, sino que
la familia haya sabido superar la crisis que les causó el desplazamiento”.
v
Niños, desnutrición y trabajo
Las personas en situación de desplazamiento y las instituciones educativas y de atención humanitaria han tenido en cuenta que una de las
situaciones de maltrato hacia los niños es la mala nutrición. Algunos
padres envían a los niños a la escuela sin desayuno y asumen que ellos
deben rebuscarse la comida.
Los niños tienen que dejar de estudiar porque deben trabajar para
conseguir el alimento. Una mujer adulta afirmaba sobre ello:
31 Extracto de la entrevista a Karin Zúñiga, psicóloga terapeuta de la organización SOS
Aldea de Niños, Soacha, julio 2002.
99
TERRITORIO Y
DESPLAZAMIENTO.
EL CASO DE ALTOS DE CAZUCÁ, MUNICIPIO
DE
SOACHA
“Unos trabajan en reciclaje con los papás; otros, recogiendo piedras en las canteras; otros, venden agua en Soacha durante el fin de semana o, bien, se dedican a
la venta de frutas”.
Algunos casos son críticos como lo comenta una funcionaria del Centro Social Cazucá:
“Hay, por ejemplo, un caso de niñas que trabajan porque sus papás son muy
viciosos. Entonces, ellas tienen que hacerlo para conseguir su comida durante el
fin de semana”.
v
Los jóvenes
Los jóvenes se mostraron sensibles a los problemas que se originan
al interior de la familia, muchos de los cuales se agudizaron a consecuencia del desplazamiento. Al respecto un joven de 23 años manifestó:
“Cuando estábamos en el campo las relaciones familiares eran muy buenas, teníamos trabajo y estudio. Un día llegó el ejército y la situación se puso mala y
nos tocó salirnos porque los combates estaban cerquitica. Llegamos a vivir de
arrimados donde un tío y allí tuvimos muchos problemas familiares, nos sentíamos mal, mi papá se sentía aburrido, compró una finca que después se derrumbó
con la montaña y otra vez tuvimos que irnos”.
Otro problema que viven, en especial, las mujeres jóvenes es el abuso sexual. Debido a que sus madres han tenido que cambiar de compañero, es muy frecuente encontrar niñas que han sido abusadas por sus
padres adoptivos y, a veces, por los naturales o por hermanos. Este es
uno de los factores principales del porqué abandonan sus hogares de
forma temprana. Prefieren irse a vivir con otro joven, o solas, para evitar estar en presencia del abusador.
En el caso de los jóvenes, éstos también huyen de sus casas, y una de
las causas es el maltrato físico por parte de padrastros o de sus mismos
padres. Las instituciones y los padres identifican que los antecedentes
de maltrato en los adultos hacen que haya maltrato con los jóvenes. La
situación del barrio lleva a que muchos padres se preocupen, traten de
controlar que sus hijos no “caigan en malos pasos”; y, al no saberlo hacer,
aceleran que éstos lleguen a la calle.
100
LA INSERCIÓN SOCIAL AL TERRITORIO
v
La violencia en el barrio
Entre los hechos que denunciaron recientemente las ONG y otras
organizaciones que trabajan en la zona de Cazucá, extraemos de un
documento de denuncia pública el siguiente aparte que describe la situación:
En lo que va corrido del año 2002 se tiene conocimiento de la ejecución de cerca
de 50 jóvenes entre 16 y 24 años, habitantes de los barrios Julio Rincón, Loma
Linda, Villa Mercedes, La Esperanza, Luis Carlos Galán I, La Capilla, Carlos
Pizarro y Villa Sandra. Las características de los homicidios fueron similares:
ocurrieron en lugares públicos, vías poco iluminadas y con disparos certeros en
la cabeza. Las víctimas en su mayoría son jóvenes desescolarizados que no cuentan con un empleo seguro y que se agrupan con otros jóvenes del sector, en las
esquinas, parques y canchas, a realizar actividades propias de su edad, como
escuchar música, hacer fogatas y charlar32.
Dichos acontecimientos los confirma una mujer adulta:
“Aquí el barrio está muy complicado. Yo a veces me quedo hasta tarde viendo
televisión, y como a las once apago y me salgo de la casa a mirar. Como aquí no
hay luz, nadie me ve. Pero yo sí veo abajo pasar a los encapuchados. Ellos pasan
vigilando, cogiendo a la gente que está por ahí de noche haciendo malas cosas.
Un día una vecina me llamó para que fuéramos a ver un ladrón que tenía cogido
la policía. Le estaban pegando y lo habían metido en las aguas negras desnudo y
le habían hecho tomar de esa agua. Yo le dije al policía: ustedes, a veces, también
la cagan. Si lo van a matar háganlo de una vez y no le hagan todas esas cosas. Si
robó, mátenlo de una vez. Él me miró y no me dijo nada. Al muchacho se lo
llevaron como a las once de la mañana y no lo llevaron al médico. Se lo llevaron
pegándole patadas y golpeándolo. Al otro día supimos que se había muerto como
a las cinco de la tarde porque no quisieron llevarlo al médico. La policía hace
cosas aquí”.
“Los encapuchados también hacen cosas. Aquí hubo un día que mataron a 21
muchachos. Ocho aquí y otros por ahí abajo. Ahora hay una lista de 46 jóvenes
para matar. Esas listas las van haciendo con los jóvenes que encuentran en la
calle vendiendo droga, o acusados de robar, etcétera” (mujer desplazada, 36
años).
32 Véase: Denuncia pública. Hechos de violencia en Altos de Cazucá. Fundación para la
Educación y el Desarrollo Social —FEDES— (julio 16/2002). Archivo.
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TERRITORIO Y
DESPLAZAMIENTO.
EL CASO DE ALTOS DE CAZUCÁ, MUNICIPIO
DE
SOACHA
La gente a veces piensa, por la desesperación, que no hay otra forma
de acabar con la delincuencia que hay en el barrio que los paracos, con lo
que están haciendo le traen tranquilidad al barrio; pero otros ven en
aceptar esto, una amenaza.
En toda la zona hay letreros que anuncian los asesinatos: “Muerte a
viciosos” y “muerte a auxiliadores de la guerrilla”. Según los habitantes del
barrio los letreros pintados en las paredes tienen que dejarse un mes.
En las tiendas y billares también aparecen listas con nombres propios
que avisan los asesinatos con advertencias como “si no se porta bien se
muere”.
Fotografía: Manuel Pérez, 2002.
Según un informe, reportado por la Fundación para la Educación y
el Desarrollo Social (FEDES), en julio del año 2002, que ha sido corroborado por los mismos pobladores, se presume la existencia de grupos de
limpieza social en la zona, “los llamados encapuchados”, a quienes se
responsabiliza por las muertes.
Es importante señalar el desplazamiento constante de jóvenes del
sector y de líderes de organizaciones sociales que, debido a la labor comunitaria que realizan, han sido amenazados de muerte, impidiéndoles así, ejercer el derecho a la libertad de asociación y a la participación
social. Algunos de estos hechos evidencian la intencionalidad de accio-
102
LA INSERCIÓN SOCIAL AL TERRITORIO
nes de exterminio contra sectores que representan un “peligro social”,
por su condición de ser jóvenes, pobres, y desplazados, lo que lleva a
que sean considerados objetivos de limpieza social.
A pesar de que en el sector hay patrullaje esporádico de soldados, de
la base militar de Ciudad Bolívar y presencia de agentes de inteligencia
del CTI, los hechos de violencia se siguen presentando, sin que hasta el
momento se investigue quién o quiénes están interesados en su exterminio33.
v
La violencia sociopolítica
Para la familia desplazada el tema de la violencia sociopolítica ha
significado un cambio de contexto. Sale de su territorio por las amena-
33 Los hechos de violencia: El día sábado 22 de junio (2002) en el barrio Villa Sandra,
exactamente en el billar ubicado en la zona del terminal de transportes, fueron muertos, aproximadamente a las 11 de la noche, los jóvenes José Edison Galindo Pinilla y
Uvaldo Galindo Pinilla. Igualmente, en esta acción, un tercer joven de la misma familia fue herido de gravedad y trasladado al hospital del barrio Bosa, donde fue
atendido y luego trasladado a otro lugar por cuestiones de seguridad; de este otro
lugar no se tiene conocimiento. Estos jóvenes eran integrantes de una misma familia. Un hermano menor de 14 años, quien presenció la acción violenta, en el que
murieron sus hermanos, tuvo que salir del barrio buscando su seguridad. Estos jóvenes vivían en el barrio Julio Rincón e integraban la Red de Jóvenes Unidos por la Paz
y sus edades oscilaban entre los 17 y 25 años. El domingo 23 de junio, a plena luz del
día, 11:30 a.m., un hombre dio muerte en presencia de algunos habitantes del barrio
El Progreso a los jóvenes Luis Eduardo Espitia, Javier Espitia y Salvador Espitia. El
día 29 de junio en las horas de la noche, del barrio El Progreso desapareció el joven
José Leonel Tejedor de 22 años de edad, quien apareció muerto el día domingo 30 de
junio en el barrio Jerusalén de Ciudad Bolívar de Bogotá; luego fue trasladado a
Medicina Legal. El mencionado joven pertenecía a una familia que está desplazada
por la violencia sociopolítica del municipio de Yacopí (Cundinamarca). En el momento de la velación del joven Tejedor, la familia recibió serias amenazas de muerte,
hecho que los obligó nuevamente a desplazarse del municipio de Soacha con rumbo
desconocido, por el temor a que se hagan efectivas las amenazas, debido a que el
Estado no les puede garantizar la seguridad e integridad de sus vidas. Recientemente circuló una lista con los nombres y presuntos “alias” de 180 jóvenes. Dicha lista
continúa circulando firmada con el símbolo de una mano pequeña negra. Tememos
por la vida y seguridad de los jóvenes que aparecen en dichos listados. (Apartes de la
denuncia pública enviada al presidente de la República ÁLVARO URIBE VÉLEZ por parte
de organizaciones nacionales e internacionales que trabajan en la zona. — FEDES—
julio 16/2002, op. cit. Archivo).
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TERRITORIO Y
DESPLAZAMIENTO.
EL CASO DE ALTOS DE CAZUCÁ, MUNICIPIO
DE
SOACHA
zas de grupos paramilitares o guerrilleros y llega a una zona donde la
“limpieza” es el pan de cada día. La diferencia está en que la amenaza
no está dirigida (aparentemente) directamente hacia ellos. Algunos se
sienten más tranquilos en este nuevo lugar. En cambio, otros, que tienen hijos jóvenes en la familia y que no les pueden dar la educación ni
consiguen trabajo, sienten el temor por sus hijos. “Venimos huyendo de la
violencia y aquí nos encontramos con más... parece que nunca vamos a
descansar”.
Algunos llevan dos o tres años; otros cuatro meses. Unos vienen del
Tolima; otros, de los Llanos; otros, de Cundinamarca; y, otros, de Córdoba. Unos fueron desplazados por las autodefensas; otros, por la guerrilla. Sin embargo, las narraciones sobre cómo se dio el desplazamiento
tienen mucha similitud y demuestran que la población se encuentra en
medio de una encrucijada frente a los grupos que actúan en su región.
Los testimonios que a continuación presentamos muestran cómo una
organización al margen de la ley reacciona a lo que la otra está haciendo, pero que al final significa que al campesino esté del lado que esté,
sólo le queda desplazarse.
Una mujer de 40 años, que tiene 5 hijos, comenta que llegó con su
esposo el 14 de enero de este año, con 50 familias más, que se vinieron
en éxodo masivo ante los combates y las amenazas en Cunday y Tres
Esquinas en el departamento del Tolima. Ella y su esposo tenían una
finca de 5 hectáreas; sembraban café, plátano, yuca, fríjol, tenían una
vaca, pollos y gallinas de engorde. Lo dejaron todo...
“Cuando la situación empeoró y aparecieron los panfletos de las AUC nosotros
decidimos venirnos. Además, la guerrilla empezaba a decir que iba a cobrar el
10% por la arroba de café, un día de jornal, y se llevaría un hijo... Yo de pensar
que se llevaran mi muchacho mayor le dije a mi esposo que nos viniéramos”
(mujer desplazada, 40 años).
Otra familia relata que:
“Nosotros llegamos en un grupo de 60 familias —según el número de personas por familia se estima que llegaron aproximadamente 360 personas—
el 14 de enero de este año (2002). Veníamos de Cunday, Villa Rica y Tres Esquinas en el Tolima (...) Eso fue desde el 24 de diciembre del año pasado que nos
llegó una carta de las AUC (Autodefensas Unidas de Colombia) diciéndonos
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LA INSERCIÓN SOCIAL AL TERRITORIO
que éramos auxiliadores de la guerrilla y que teníamos que salir o si no nos
mataban. Después ya nos llegó la misma carta, pero con flores, ya con eso decidimos salir corriendo. Por allá se quedó mi suegro cuidando la tierrita; pero él nos
cuenta que, de todas maneras, esos señores se entraron a las fincas y se robaron
todo: pollos, ganado, caballos, cerdos, patos; mejor dicho, todo lo que teníamos.
De ahí corrimos para acá y nos juntamos varias familias”.
La estigmatización de que es objeto la población desplazada es sentida por ellos inmediatamente. Un hombre adulto, recientemente desplazado, manifiesta con amargura:
“A nosotros no nos quieren recibir en las ciudades. El otro día oí un comentario
en Soacha... Ahora vienen 1.000 desplazados de la Palma y ¿dónde los vamos a
meter?... Como si fuéramos animalitos, y eso es muy triste”.
La población receptora, el pobre histórico como algunas instituciones los denominan, siente con la llegada del desplazado una amenaza.
Se creía que tras ellos venían los grupos al margen de la ley. Sin embargo, un funcionario de las instituciones que hicieron la denuncia arriba
mencionada, dice que
“Ahora se ve más tolerancia en las familias acogedoras, porque en un principio se
tenía un gran rechazo puesto que se creía que detrás del desplazado venían las
amenazas y los paracos. Ahora se sabe que no hay esa linealidad en la causalidad”
(director SOS Aldea de Niños).
De todos modos, para el desplazado, la permanencia del conflicto es
algo que les impide pensar en el futuro. En las historias de las familias,
frecuentemente aparece, que han sido desplazados dos o tres veces.
Esto hace que no se quiera volver a empezar. En las propuestas siempre
aparece el retorno al campo, pero muchos lo piensan dos veces. Algunos hombres consideran que en Bogotá no se consigue trabajo y que lo
que saben hacer está en el campo; sin embargo, lo han intentado; han
sido reubicados en zonas rurales y, al poco tiempo, los han desplazado
nuevamente, tanto por guerrilleros como por paramilitares. Las mujeres, por su parte, se preocupan por sus hijos; no quisieran volver, pero
aceptan que era más fácil cuidar de ellos en el campo.
Existe también una queja de quienes tienen programas con la población desplazada, y de su itinerancia: “Vienen, se inscriben en el programa,
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TERRITORIO Y
DESPLAZAMIENTO.
EL CASO DE ALTOS DE CAZUCÁ, MUNICIPIO
DE
SOACHA
luego lo abandonan sin avisar”. (Funcionario, Programa de la Red de Solidaridad Social. Seccional Cundinamarca) A varios, el conflicto armado
los persigue. Son buscados en los barrios una vez llegan a Bogotá por
los grupos que los desplazaron y tienen que huir hacia otros barrios o
incluso deben salir de la ciudad.
Los efectos psicológicos, por lo tanto, son evidentes para adultos y
niños. Y esto es algo que las entidades que les prestan ayuda, la mayoría
de las veces, no saben cómo trabajar. Aparentemente, es más fácil resolver el problema de la alimentación, el vestido y el ingreso, bajo el supuesto de que “lo demás vendrá por añadidura”; pero para el desplazado
las imágenes del conflicto armado que tiene Colombia no desaparecen.
Muchos sufren de depresiones que no les permiten seguir con su
vida cotidiana. Conseguir trabajo es algo complicado en estas circunstancias; no quieren salir a la calle, se desesperan por la situación y se
confunden o se enredan de distinta manera. Una de las mujeres adultas
nos mostraba y comentaba sobre el “árbol del ahorcado”:
“Allá, en ese árbol, frecuentemente, se encuentra gente ahorcada. ¿Y por qué se
ahorcan? Porque se desesperan de no conseguir nada” (mujer desplazada, 52
años).
Los niños no escapan a esta situación. Muchos no quieren ir a la
escuela, cuando la consiguen, porque no le encuentran sentido. Prefieren ser gamines y ven que ellos están mejor. Es la sensación de no futuro. Y esta es una de las explicaciones de la actitud retaliadora de los
niños, la que se mencionaba en el acápite de la violencia doméstica. Es
un elemento más que se adiciona al complejo de violencias que se refleja en el niño. No basta con que sus padres tengan peleas. “Hacia donde
miran las cosas son igual o más graves que lo que se ve en la casa”.
La educación: un escenario de incertidumbres
Una opinión que comparten los habitantes de la zona, los padres de
familia, jóvenes y niños desplazados con los que se ha trabajado, es que
la situación de la educación, tanto para la población desplazada como
para aquella que se encontraba asentada con anterioridad en los Altos
de Cazucá y los barrios vecinos, es crítica. Esto no sólo por su escasa
cobertura frente a la población en edad de estudiar, sino, también, por
106
LA INSERCIÓN SOCIAL AL TERRITORIO
las características sociales y económicas de la población y la calidad misma de la educación que se está impartiendo.
La educación es deficiente. Existe una escuela pública en El Arroyo
que es la única y, por lo tanto, no alcanza a cubrir las demandas de la
población en el barrio. También hay varios colegios privados, en especial de primaria. Aún así hay muchos niños sin estudiar; algunos porque no tienen plata y otros porque no consiguen cupo.
Como en muchos barrios marginales de Bogotá, en Altos de Cazucá,
la infraestructura de los colegios y las escuelas es precaria. No existen
zonas verdes ni parques para la recreación de niños y jóvenes; no hay
seguimiento de la calidad educativa; y, además, no hay atención psicológica ni refuerzo escolar para los niños.
En todas partes es importante estudiar; pero mucho más en la ciudad. Aquí se hace necesaria la educación profesional o una capacitación
que permita tener empleo. Así lo expresan las madres de familia:
“Estudiar para ser alguien en la vida, unos profesionales, doctores. Los profesionales tienen un futuro definido; a ellos no se les dificulta trabajar. Ojalá pudiéramos tener recursos para pagarles el colegio. En el campo no era tan costoso y, si
uno no tenía, el vecino le prestaba. Aquí nadie tiene nada...” (mujer desplazada de 38 años).
Los principales problemas que enfrentan para la educación de sus
hijos son:
“La discriminación de alumnos y profesores hacia los niños desplazados”; “el no
tener profesores profesionales en las escuelas. Dizque les da miedo venir a barrios peligrosos”; “la falta de recursos económicos para pagar matrículas, uniformes y libros”; “los pocos cupos para bachillerato y para otros cursos y talleres
para jóvenes”; “los salones son muy chiquitos. Los niños no tienen espacio para
nada. No hay espacios de recreación”; “a los niños no los reciben en la escuela por
estar atrasados en la pensión y muchas veces es la Red que no les pasa la plata a
tiempo” (relatos madres de familia desplazadas).
La falta de recursos económicos les hace sentir que
“Por ahora no podemos reclamar una buena educación para nuestros hijos, tan
solo queremos que les den la oportunidad de estudiar y a nosotros que nos den la
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TERRITORIO Y
DESPLAZAMIENTO.
EL CASO DE ALTOS DE CAZUCÁ, MUNICIPIO
DE
SOACHA
oportunidad de tener empleo para pagarles su educación...” (mujer desplazada, 34 años).
Los problemas de acceso a la educación generan problemas de violencia intrafamiliar. Las madres tienen miedo de que sus hijos salgan a
la calle; y los que no estudian se quedan encerrados en casa, mientras
los padres se rebuscan el diario. La calle es insegura y los grupos de
limpieza social están actuando fuertemente en la zona.
Actualmente en Cazucá algunas de las familias desplazadas tienen
becas para sus hijos en los colegios y escuelas de primaria que existen
en los barrios; sin embargo, algunas de estas escuelas no los reciben
porque no confían en que la Red de Solidaridad realice el pago oportuno. Además, los padres deben comprar los uniformes y los libros y, dada
la situación de desempleo, esto es imposible (grupo mujeres madres de
familias desplazadas).
v
Dificultad para adaptarse a la vida y a
la educación en la ciudad
“Nos discriminan mucho. A los niños nos dicen saca yucas o saca papas” (relato
niño desplazado, 12 años).
Aún cuando los niños desplazados logren entrar a estudiar, su situación, en la mayoría de los casos, es supremamente difícil porque, además, de la salida violenta de sus lugares habituales de residencia, los
extrañan y resienten el trato que reciben por parte de las personas de la
ciudad. En el barrio y en la escuela hay maltrato; los discriminan por ser
del campo y sus padres no tienen recursos para enviarlos a las escuelas
y colegios del barrio. En SOS les dan alimentación y talleres para que
estén tranquilos y ocupados; sin embargo, hay muchas madres que no
llevan a sus hijos a estos programas. Algunas, según ellas, por dejadas;
otras, porque viven muy arriba y les queda lejos el centro.
Uno de los padres comentó que su hijo
“se siente mal..., él no quiere estar en la ciudad y dice: no me gusta el colegio, no
me gusta estar encerrado. Allá podía montar en bicicleta con mis amigos y estar
tranquilo. Aquí no...” (hombre desplazado de 40 años y su hijo de 12).
108
LA INSERCIÓN SOCIAL AL TERRITORIO
Las condiciones de los niños desplazados y de muchos de los niños
que viven en esta zona tienen muchas raíces. Una de las psicólogas de
las organizaciones que trabaja en la zona34 las describe:
“El mundo familiar también es complicado y esto los hace desconfiados, se sienten perseguidos y aceptan mal la exigencia. Viven en una zozobra muy grande”.
Así, también, una madre comentaba que uno de sus hijos que
“Tiene 12 años es muy indisciplinado y han tenido varios problemas con él en el
colegio. Estuvo con una psicóloga un tiempo. Parece que la situación de violencia
lo ha afectado mucho... El menor tiene apenas 7 años y va a la escuela primaria.
Es perezoso, no le gusta estudiar, todavía medio lee y escribe” (madre de familia desplazada, 34 años).
v
“La educación en las zonas de donde veníamos era mejor”
Con respecto a la calidad de la educación, los jóvenes afirman que
en las escuelas y colegios rurales se sentían mejor:
“En el campo enseñaban con guías y así entendíamos más... aquí uno copia y
copia y al final no entiende nada” (joven desplazado, 14 años).
La entrada a la escuela, no es un proceso fácil para los jóvenes de 13
a 16 años. Reiteran que no les gustan los colegios de Altos de Cazucá,
pues los profesores y niños los discriminan por ser del campo. Los jóvenes que estaban terminando su bachillerato rural no han conseguido
cupos ni recursos para terminar sus estudios aquí, por lo que preferirían regresar.
Las madres consideran también que los profesores que tienen sus
hijos son muy jóvenes (normalistas y bachilleres) y que ellos no están
capacitados para manejar los problemas que traen los niños, la situación de violencia que han vivido y su llegada a la ciudad. En esto están
de acuerdo algunos de los niños y jóvenes: “Aquí los profesores son bachilleres... Cambian mucho a los profesores y no se ve continuidad en lo que se nos
enseña”.
34 Funcionaria de la organización SOS Aldea de Niños.
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TERRITORIO Y
DESPLAZAMIENTO.
EL CASO DE ALTOS DE CAZUCÁ, MUNICIPIO
DE
SOACHA
Entre los jóvenes que han logrado entrar a estudiar, que son pocos,
hay algún conocimiento que les ha agradado aprender: “A mí me gusta
estudiar. Aquí enseñan también un pocotón de cosas: conjuntos, relieve,
potenciación; esas me gustan...” (joven desplazado, 16 años).
Un hombre de 56 años comenta que sus hijos están contentos estudiando. Uno de ellos, que tiene 15 años, dice que aquí, por lo menos,
tiene la oportunidad de terminar el bachillerato: “Yo había acabado la primaria y no había seguido el bachillerato porque no había escuela cerca. Ahora
estudio en el María Auxiliadora de Soacha y, aunque, tenemos que caminar
larguito, estoy estudiando bachillerato”. Él y su hermana forman parte de
un grupo ecológico en Altos de Cazucá y piensan que con su trabajo
van a mejorar las cosas; piensan que la situación del barrio se puede
cambiar. De todas maneras, aunque les guste la escuela, la nostalgia del
campo es permanente: “Sí le gusta el colegio en el que está, dice que aprende
cosas; pero extraña sus amigos y la libertad del campo” (madre de familia
desplazada, 37 años).
Por otra parte, los jóvenes y adultos manifiestan que la llegada a la
ciudad y el abandono obligado de sus actividades en el mundo rural; lo
que ellos veían como su futuro, se ve truncado por el desplazamiento
forzado. Entonces, todo eso que sabían y aprendieron de sus padres no
puede realizarse aquí, donde tienen que volver a aprender a trabajar
para lograr una vida, un ingreso:
“Antes sabíamos hacer las labores del campo como recoger el café, manejar el
ganado, desyerbar... Ahora nos toca conseguir otros empleos” (joven desplazado, 20 años).
De acuerdo con las madres de familia, las habilidades y capacidades
que desarrollaron en las áreas rurales no les sirven para buscar empleo
en la ciudad o sólo en algunos sectores:
“La mayoría se va a buscar trabajo en Corabastos o en las plazas de mercado, a
bultear o a revender, eso es lo que sabemos hacer” (mujer desplazada, 37 años).
Muchos de estos jóvenes han tenido que abandonar sus estudios
para buscar capacitarse en otras cosas. “Una de mis hijas estaba en su bachillerato, hizo hasta décimo grado”, cuando llegaron estuvo estudiando en
un colegio en Soacha; pero no tenían recursos para pagar los uniformes
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LA INSERCIÓN SOCIAL AL TERRITORIO
y el transporte, así que “tuvo que dejarlo. Ahora está intentando entrar a
algunos de los programas de Jóvenes en Acción para aprender pintura, belleza o
sistemas, pero hay pocos cupos” (madre de familia desplazada, 34 años).
Además del problema de falta de cupos, algunos jóvenes no pueden
pagar el transporte hasta los sitios de capacitación. Otras veces, la educación compite con el trabajo, sobre todo para los jóvenes: “El hijo mayor
se retiró de estudiar para poder trabajar”, pero “quiere seguir estudiando cuando se pueda” (mujer desplazada jefe de hogar, 37 años).
Esta situación se refleja en sus percepciones cuando, aunque indiquen
que poseen lo básico para vivir, techo, alimentación y educación, reiteran que sus condiciones de vida cambiarían si: “Volvemos al campo y, recuperamos los amigos y la escuela”. En otras palabras, aliviar el desarraigo
es, para los jóvenes, uno de los impactos más duros del desplazamiento.
v
El papel de los padres en la formación de los jóvenes
Para prevenir la violencia intrafamiliar opinan que
“Es importante el trato que se da a los menores, como decirles las cosas sin ofenderlos. Los padres deben colaborar para que los hijos desarrollen la capacidad de
manejar los problemas”.
Las mujeres consideran que, contar con ingresos para poder dar la
educación a los hijos, es clave: “La educación empieza por casa y sería bueno
tener ingresos para pagarles el colegio a nuestros hijos”. Para ellas el ambiente en el barrio y la ciudad también podría contribuir a que la educación
mejorara. Así, una buena educación debería enseñar a los niños de la
ciudad a no despreciar a los niños desplazados que vienen del campo.
El papel de las redes familiares, en situaciones de crisis como las que
genera el desplazamiento continúa siendo importante en el cuidado de
los hijos y por lo tanto en la formación:
“Afortunadamente, yo tengo a mi mamita aquí en el barrio. Entonces, ella me
socorrió por unos días, hasta que apareció uno de los papás de los niños y me
ayudó. Ahora estamos viviendo juntos. Él trabaja en la construcción, en la rusa
que llaman (...) yo, mientras eso, me tocó parar el trabajo y cuidar a los hijos,
estar pendiente de las tareas y del colegio” (mujer desplazada, 38 años).
111
TERRITORIO Y
DESPLAZAMIENTO.
EL CASO DE ALTOS DE CAZUCÁ, MUNICIPIO
DE
SOACHA
No obstante, las personas mayores desconfían de la educación que
se imparte en los colegios y se quejan de la poca atención que los padres
dan a este aspecto:
“Ahora en el colegio no se enseña el respeto a los mayores. Se les oye decir malas
palabras y eso ¿dónde lo aprenden? En la calle (...). Ahora a los padres nos les
queda tiempo de estar pendientes de esos muchachos; eso se despreocupan y después los tienen metidos en la droga o en malos pasos (...), por eso es que se los
llevan los de las pandillas (...). A mí me da mucha tristeza ver eso. Ahora yo he
visto descarrilarse a muchos y, sobre todo, duele más cuando son de la familia
(...). No ve como ahora una nieta terminó embarazada y con 17 añitos; no pudo
terminar el colegio y ahí se le fregó la vida (...). O a los niños que se vuelan de la
casa a buscar calle, los llama la plata (...). Eso se ve muy seguido por aquí”
(mujer desplazada, 62 años).
El bienestar: ser y poder en comunidad35
“Vivir bien es siempre estar añorando eso que teníamos...” (hombre desplazado, 45 años).
Las percepciones de bienestar de la población desplazada que vive
en el sector fueron discutidas en diferentes sesiones de trabajo con grupos de hombres y mujeres. De acuerdo con esto, el bienestar es asociado, especialmente por las mujeres, al ser con los demás, con lo
comunitario, con lo familiar, con lo grupal, que son espacios en los que
se permite ser y vivir bien: “Ser amigable con los demás, respetar a los otros
y ser respetada” (mujer desplazada, 28 años).
El bienestar unido a la posibilidad de ser, se expresa en la preocupación por los hijos. Se considera que las condiciones de pobreza y de
desplazamiento han afectado a adultos y jóvenes; pero, sobre todo, a
los niños, quienes, se enfrentan a situaciones nuevas de exclusión que
no les permiten ser ni vivir bien. Vivir bien es, en últimas, para las mujeres, ser personas comprensivas y enseñar a sus hijos a ser respetuosos
con los demás.
35 Se sigue, para la sistematización de los resultados conforme a la idea de bienestar de
los desplazados, las categorías axiológicas de necesidades y satisfactores en MANFRED
MAX NEEF (1986) Desarrollo a escala humana, Buenos Aires, CEPAR.
112
LA INSERCIÓN SOCIAL AL TERRITORIO
El ser, como condición de bienestar para los hombres, es poder ejercer sus capacidades para el trabajo y el empleo. La situación actual ha
hecho que las mujeres tengan que asumir la responsabilidad económica de las familias: “Nosotros somos campesinos y eso sabemos hacer. Aquí nos
toca ser otra cosa y eso no es fácil...”. (Mujer desplazada, 26 años).
Hombres y mujeres se aferran a la esperanza de volver al campo:
“Hay dos formas de vivir y sentirse bien. La una tiene que ver con lo que uno
tenía en el campo; allá todo era a dos manos. La comida y el trabajo no faltaba,
uno vivía en paz. Ahora a uno le parece que vivir bien es volver a tener esas
cosas. Uno aquí no vive bien porque anda recordando lo que tenía y como eso ya
no está con nosotros, pues vivir bien es siempre estar añorando eso que teníamos” (hombre desplazado, 45 años).
Pero la mayoría de ellos sabe que un posible retorno es lejano, por
eso tratan de asociar el vivir bien a las condiciones que les exige la ciudad
en términos de empleo, salud, educación, vivienda y nuevas relaciones:
“Ser capaz de coger un bus e ir a otros lados de la ciudad”; “ser capaz de conseguir cupo en los colegios para nuestros hijos”; “ser capaz de tener otras habilidades para poder trabajar aquí y tener ingresos”.
v
Bienestar es: “tener”
El bienestar es, para hombres y mujeres, tener las necesidades básicas satisfechas; es decir, tener una vivienda propia, tener empleo, tener
educación y salud. También es tener paz. La tranquilidad y la paz son de
vital importancia para hombres y mujeres, jóvenes y adultos que hoy
viven en Cazucá y que llegan de situaciones de violencia que los obligan a
vivir en barrios marginales en los que se encuentran con otros tipos de
violencia: social, económica, de exclusión y de inseguridad en las calles.
Tener espacios amplios en las escuelas y parques, es vivir bien para
los niños, quienes siempre aluden a la tristeza de no poder jugar en las
calles tranquilos:
“Los salones son chiquitos y hay un montón de niños. No hay parques, todo
tiene tierra, y no nos dejan salir a jugar porque a las mamás les da miedo que nos
pase algo...” (niña desplazada, 9 años).
113
TERRITORIO Y
DESPLAZAMIENTO.
EL CASO DE ALTOS DE CAZUCÁ, MUNICIPIO
DE
SOACHA
Nos llama la atención que al discutir el tema de vivir bien, hombres y
mujeres de estos barrios lo asocian a ser, tener y poder. Ellos saben y reiteran que lo que necesitan es oportunidades para poder satisfacer sus
necesidades.
Al intentar clasificar el tipo de personas que viven en el barrio y sus
condiciones de bienestar o pobreza, se encuentran, nuevamente grandes diferencias en la percepción de hombres y mujeres. Para las mujeres lo afectivo, el ser, es de vital importancia; la clasificación que se hace
alude a estas características: “Pobres felices, amargados, ricos llorones y arruinados” (véase: jerarquización del bienestar en el grupo de mujeres, cuadro 6).
Consideran que su condición de pobreza está dada por no poder
tener satisfechas sus necesidades básicas; pero reiteran que la felicidad
no se alcanza sólo con lo material. Por eso, las características que le asignan al pobre feliz son: “capaces de dar amor y brindar ayuda a otros; sencillos
y tranquilos; honestos y trabajadores; amables y amigables; comprensivos y solidarios”.
Mientras que las características de ricos llorones, arruinados y amargados son: “Tacaños, interesados, envidiosos, humillantes, incapaces de dar
amor, egoístas; faltos de amor, comprensión y cariño”. Las mujeres piensan
que en el barrio hay de todo; pero la mayoría son pobres felices que
intentan sobrevivir unidos: “Trabajar unidos nos da más confianza” (mujer
desplazada, 27 años).
Para las mujeres, las condiciones actuales de bienestar se encuentran
vinculadas a diversos comportamientos y estados de ánimo de los pobladores, los cuales van ligados a las condiciones de satisfacción que
posean.
Para los hombres adultos y jóvenes, existe una directa relación entre
bienestar y generación de ingresos. De esta manera, identifican en esta
categoría a las personas que pueden tener rentas fijas como los dueños
de tiendas: “Esos sí viven felices”; los que tienen un trabajo estable y, se
mencionan aquellos que viven de la violencia. Sobre este último punto,
algunos de los hombres afirman: “Aquí hay quienes viven de la seguridad,
dizque haciendo las limpiezas, matando jóvenes o personas que se portan mal; a
114
LA INSERCIÓN SOCIAL AL TERRITORIO
CUADRO 6.
JERARQUIZACIÓN DE BIENESTAR. GRUPO DE MUJERES
Acomodados
Pobres felices
Los ricos llorones
Tacaños.
Interesados.
Envidiosos.
Amarrados.
Inservibles.
No conocen a Dios.
Niegan lo que
tienen.
No comparten con
los pobres.
Brindan amor.
Comprensivos y
solidarios.
Son amables.
Sencillos y
tranquilos.
Nos gusta
colaborar.
Creemos en Dios.
Somos agradecidos.
Responsables y
honrados.
No podemos dar
estudio a nuestros
hijos por falta de
ingresos.
Somos más
berracos.
Amargados.
Tacaños.
Interesados.
Humillantes.
Presumidos.
Se creen más que
otros.
Comen poco.
No le brindan amor
a los demás.
No tienen paz.
Desgalamidos.
Piensan que todo
es plata.
Arruinados
Amargados.
Hacen negocios
sucios.
Ambiciosos.
Viciosos.
Miserables y
arrogantes.
Faltos de amor,
comprensión y
cariño.
Se creen más que
otros.
Egoístas hacia la
realidad.
Fuente: taller “Jerarquización de bienestar” con mujeres desplazadas entre 18 y 35 años.
Desempleadas y vinculadas a oficios informales. Cazucá, julio de 2002.
esos les pagan por hacer ese trabajo”. Factor que hace relevante las condiciones de vulnerabilidad a las que se ven sometidos diariamente los
pobladores de la zona.
Las demás condiciones están relacionadas con actividades informales que se clasifican en rangos que fueron representados con caritas de
tristeza, conformidad y de extrema amargura. Se destaca la situación de
extrema amargura y el conformismo, como los estados de ánimo de
mayor relevancia en la zona con respecto al bienestar:
“Aquí uno anda es en zozobra a todo momento; no se tiene tranquilidad por lo del
asunto de las muertes. Aquí si uno se descuida puede terminar en alguna lista y
le caen a la casa y lo matan. Entonces, cómo puede uno dormir. Hay que estar
velando por los niños para que no los vayan a confundir con drogadictos o, si no,
aparecen muertos al otro día”.
En el siguiente cuadro se ilustra una categorización realizada por un
grupo de hombres respecto a los sectores sociales que habitan en el barrio y su estado de bienestar (véase cuadro 7).
115
TERRITORIO Y
DESPLAZAMIENTO.
EL CASO DE ALTOS DE CAZUCÁ, MUNICIPIO
DE
SOACHA
Los adultos consideran que en estos momentos los niños son los que
menos bienestar tienen:
“A los niños les toca salir a pedir; uno los ve pidiendo una limosna y hasta
vendiendo botellas, martillos para conseguir qué comer (...). En cambio, otros se
dedican es a robar para conseguir moneditas y jugar máquinas en la tienda”.
Para niños y jóvenes, el vivir bien se asocia con la posibilidad de ir a
la escuela, terminar el bachillerato, poder jugar y estar con los amigos,
poder capacitarse en lo que les gusta y en lo que les dará posibilidad de
empleo. Por ahora esto no existe, así que consideran que no tienen bienestar y que están en condiciones difíciles.
CUADRO 7.
JERARQUIZACIÓN DE BIENESTAR. GRUPO DE HOMBRES
Felicidad
•
Dueños de
tiendas grandes.
•
Trabajadores
estables.
•
Los que viven del
pago de arriendo.
•
Los terreros.
•
Los que viven de
la seguridad.
Conformidad
Tristeza
•
Sin trabajo.
•
Coteros.
•
Los que reciben
ayuda
provisional.
(Programas de
trabajo por
comida).
•
Los dueños de
tiendas pequeñas.
•
•
•
Los que viven del
reciclaje.
•
Los que revenden
el líchigo.
•
Los que trabajan
en modisterías.
•
Las que trabajan
cuidando niños.
Extrema amargura
•
Los que tienen
que pedir
limosna.
Las empleadas del
servicio doméstico.
•
Los recién
llegados.
Albañiles.
•
Los amenazados.
•
Colchoneros.
•
Los enfermos.
•
Los vendedores
ambulantes.
•
Niños que tiene
que salir a pedir.
•
Vigilantes.
•
Ayudantes de
fontanero.
•
Los trabajadores
de ornamentación.
Fuente: taller “Jerarquización de bienestar”. 12 hombres desplazados de 27 a 56 años.
Desempleados y personas vinculadas a oficios informales. Cazucá, julio de 2002.
116
LA INSERCIÓN SOCIAL AL TERRITORIO
EL TERRITORIO POSIBLE
“Obedece, déjame guiarte. Acepta, déjame enseñarte. No intervengas, déjame
ayudarte. No luches, déjame protegerte. Sométete, permíteme salvarte. Habrá
que contestar un día en detalle este discurso, habrá que mostrar que la mejor
manera de idiotizarse es dejarse enseñar, que la mejor manera de permanecer
inválido es dejarse ayudar, que el peor peligro es dejarse proteger y quien acepte
que lo salven ya está condenado”.
ESTANISLAO ZULETA: extracto tomado de FRANCISCO JIMÉNEZ VELÁZQUEZ
“Desplazamiento y ciudad: condiciones de posibilidad. Mirada prospectiva desde la vida como gran pauta”. En: Desplazamiento, ciudad
y territorio. Serie Ciudad y Hábitat. Barrio Taller, 2003, pág. 121.
El espacio al que aspiran los desplazados está ligado a la idea del
retorno o la reubicación rural. Para ellos es claro que no todos están
dispuestos a volver; las condiciones de inseguridad del país son la causa más clara que justifica su permanencia en el barrio. La adaptabilidad
se asume como una condición del lugar de refugio. Sienten que este es
un espacio construido con esfuerzo en el cual han afianzado lazos de
afecto, vecindad y seguridad.
El ideal no es el desvincularse de la zona, saben que allí sus hijos se
han aclimatado más rápidamente y que, bajo las condiciones actuales,
“Mal que bien han tenido educación y muchas ONG, como SOS Aldea de Niños,
ayudan con alimentación y los tienen mientras uno trabaja. Hay programas que
ni en el campo se veían”.
Asunto que les permite la incorporación a programas especiales de
asistencia humanitaria, así como el acceso a la educación.
Consideran que siendo el municipio de Soacha una zona que posee
áreas aptas para la agricultura, ellos mismos podrían trabajar allí durante el día y, en las noches, volver al barrio. En la ilustración se presenta la
idea de conectar una senda que sale del barrio y que lleva el nombre de
“Avenida de los Sueños”. Para ellos este camino los conduce a unas fincas
en el mismo municipio, a manera de granjas integrales, en las que tendrían sus cultivos para el consumo y algunos otros productos para la
venta (huevos, pollos, cerdos, hortalizas). Piensan que este sitio podría
convertirse en una escuela para los jóvenes, en donde se mantuvieran
las costumbres del campo sin salir de la ciudad. (Véase ilustración).
117
TERRITORIO Y
DESPLAZAMIENTO.
EL CASO DE ALTOS DE CAZUCÁ, MUNICIPIO
DE
SOACHA
Fuente: Dibujo sobre el territorio posible. Taller “Condiciones de vida”. 10 hombres y 8
mujeres entre 25 y 50 años, Altos de Cazucá, mayo de 2002.
“Para nosotros esto sería un ejemplo para demostrar que seguimos siendo campesinos y que podemos salir adelante”. La otra avenida lleva el nombre de
“Esperanza” (área central del dibujo). Refleja la ilusión por volver a sus
lugares de origen: “Allá sí que podemos mantener nuestra identidad como campesinos que somos; pero eso está tan lejos que ni siquiera la pintamos en el dibujo, porque eso sí que lo vemos inalcanzable” (hombre de 48 años,
desplazado).
Otros mantienen la idea de permanecer en el lugar, con la ilusión de
acceder a una casa propia y emprender algún negocio familiar:
“Eso aquí con poner un bulto de papa en la puerta le llueve gente a que les venda
tres o cuatro papitas. Aquí se pone un supermercado a bajos precios y seguro a
uno le llega platica. Esa sería una buena manera de quedarse por aquí” (mujer
de 45 años, desplazada).
118
LA INSERCIÓN SOCIAL AL TERRITORIO
v
El ideal: regresar al campo o estabilizar
las condiciones de vida en la ciudad
En las distintas sesiones y entrevistas, aquellas personas que llegaron hace 3 años y las que apenas llevan 6 meses, coinciden en afirmar su
deseo por regresar a sus actividades agrícolas. No necesariamente a sus
lugares de origen, porque temen la represalia de actores armados y no
soportarían más desplazamientos. Volver al campo es el sueño de hombres, mujeres, niños y jóvenes, quienes prefieren enfrentar los problemas y las dificultades que tienen los pequeños productores en la gran
ciudad, sin ningún referente:
“Yo quisiera regresar, tener un mejor futuro económico, tener a mis hijos cerca y
salir y dejarlos solos y que no tengan peligro” (mujer desplazada, 38 años).
“Quiero volver; yo sí quisiera volver a mi finquita y sembrar mis matas, y ver mi
café y mi caña; pero esta guerra es lenta... muy lenta” (hombre desplazado, 54
años).
Para ellos las acciones para la protección y apoyo a las familias desplazadas que llegan a las distintas ciudades son insuficientes; las diferentes entidades de atención están desarticuladas, no hay programas
que posibiliten la adaptación de las familias al espacio urbano y, ni siquiera, con proyección a programas de retorno:
“Nos dan mercado, cosa que agradecemos, porque si no no podríamos vivir; pero
después de un tiempo ya no hay más ayuda con alimentos, no hay programas
que nos ayuden con proyectos productivos ni nos ayudan a conseguir empleos…
después de un tiempo las entidades hacen de cuenta que no existimos” (mujer
desplazada, 38 años).
Para hombres, mujeres, jóvenes y niños es necesario, en las actuales
condiciones de “recién llegados” y “desplazados”, tener acceso a la educación, la salud, la alimentación y la vivienda y, para ello, tener empleo y
generar ingresos se convierte en una condición necesaria. Las alternativas productivas para la generación de ingresos, son, en este momento
lo más importante. Éstas se buscan a través de organizaciones comunitarias, entendiendo que, en las actuales circunstancias, estar organizados les permite sobrevivir y gestionar sus propuestas.
119
TERRITORIO Y
DESPLAZAMIENTO.
EL CASO DE ALTOS DE CAZUCÁ, MUNICIPIO
DE
SOACHA
La idea de un territorio posible está relacionado con ser acogidos en
la ciudad como seres humanos, sin exclusión, sin discriminación; y, sobre todo, poder tener tranquilidad y olvidar la zozobra que les ha traído
el destierro:
“Con el apoyo de trabajo uno podría ir saliendo adelante. Luchar sin dejar perder
el ánimo. Qué se gana uno con hartos bienes y lleno de zozobra y desconfianza,
si uno teniendo gallinas y reses no se las come con tranquilidad” (hombre desplazado, 67 años).
Alcanzar el bienestar requiere también buenas relaciones familiares
y apoyo mutuo; relaciones que se han deteriorado después del desplazamiento: “Una familia puede ser feliz a pesar de las dificultades, como no
tener trabajo estable, no tener una vivienda digna”. Los adultos hacen constantemente referencia a los niños y sienten “culpabilidad” al no poder
darles una mejor calidad de vida. Saben que los niños son en este momento muy vulnerables a la violencia, a otro tipo de violencia que antes
en el campo no conocían; la causada por las pandillas, la limpieza social
y la discriminación.
La reconstrucción del tejido social entre personas con distintas historias de diferentes lugares del país se hace necesaria para todos. El
bienestar es colectivo: “Estar unidos nos da confianza”.
En síntesis, las categorías de bienestar se definen por condiciones de
subsistencia que se entrecruzan con anhelos y acciones para el mejoramiento de su calidad de vida. Sobre ello se distinguen las condiciones
del estar, hacer, tener y ser. Las cuales están definidas por los siguientes
satisfactores relacionados con la salud, la alimentación, la vivienda y el
afecto (véase cuadro 8).
Las propuestas para la reconstrucción comunitaria:
un escenario para la conformación de territorios posibles
La situación de pobreza de la población desplazada se ve agravada
por las circunstancias que genera el desarraigo, la ruptura de redes sociales y afectivas en sus lugares de origen y el truncamiento de sus proyectos productivos y de vida. Todo esto se agudiza por la discriminación
y marginalidad al que se ven sometidas cuando llegan a la ciudad, porque sienten que la gente en la ciudad los estigmatiza.
120
LA INSERCIÓN SOCIAL AL TERRITORIO
CUADRO 8.
Estar
Bien.
Alimentado.
Alentado.
Bien con Dios.
CONDICIONES DE SUBSISTENCIA Y SATISFACTORES
Hacer
Poder dormir
tranquilos.
Dar estudio a los
hijos.
Compartir con los
demás.
Dar amor.
Brindar la mano a
otros si se puede.
Tener
Ser
Vivienda propia.
Empleo.
Estudio.
Paz.
Un buen ambiente
para los hijos fuera
de casa.
Amigable.
Comprensivo.
Ser bueno y no
hacerle mal a nadie.
Enseñarle a los
hijos a respetar a
los demás.
Ser buenos hijos y
respetar a los
padres.
Fuente: grupo de 20 mujeres desplazadas entre 16 y 38 años. Altos de Cazucá, julio de
2002.
Enfrentados a este nuevo ambiente, sus posibilidades de hacer una
vida se ven afectadas por la imposibilidad de conseguir trabajos remunerados que les permitan solucionar aunque sean sus más mínimas necesidades. Las habilidades que tenían en el campo les sirven muy poco
en un ambiente urbano. En otros casos la edad y la falta de capacitación
para intentar la búsqueda de trabajo, los inmoviliza.
Es importante subrayar que para la mayoría de los desplazados, la
experiencia del desarraigo, la ruptura de sus redes de solidaridad y amistad, el cambio abrupto de paisaje y posibilidades, son situaciones que
dejan huellas muy profundas. Así, la añoranza por el regreso al campo,
a lo que se conoce y se sabe hacer es una constante en todos los proyectos de vida. Sin embargo, en medio de las circunstancias los desplazados plantean condiciones y propuestas concretas para la superación de
sus necesidades.
v
Las condiciones necesarias
Las condiciones representan un conjunto de saberes y elementos de
organización, actitudes e incluso garantías por parte del Estado. Estas
condiciones son necesarias para poder pensar en proponer y actuar.
Una vez discutidas y analizadas, los desplazados de los Altos de Cazucá
establecieron que ellas son:
121
TERRITORIO Y
DESPLAZAMIENTO.
EL CASO DE ALTOS DE CAZUCÁ, MUNICIPIO
DE
SOACHA
•
“Capacitarnos para estar unidos”.
•
“Estar unidos y podernos entender”.
•
“Establecer reglas claras desde el comienzo”.
•
“Tenerse confianza”.
•
“Responsabilidad y cumplimiento”.
•
“Capacitarnos para conocer la realidad de la ciudad”.
•
“Seguridad social al desplazado”.
•
“Tener mayor información sobre los proyectos y programas que tienen las
entidades para que puedan ser vigiladas por la comunidad”.
•
“Orientación y capacitación para mejorar la convivencia”.
v
Las propuestas de la gente
Durante el análisis de las propuestas, discutidas con las personas
que participaran en este estudio, es evidente que trabajo y empleo, educación y capacidades y el tema de la violencia, están íntimamente articulados. Es tal la urgencia de satisfacer las necesidades mínimas, que
son muchas, que parecería que la sola generación de fuentes de trabajo
remuneradas podría resolver, “de un solo tajo”, los demás problemas.
Las dos propuestas integradoras que se construyeron reflejan con
toda nitidez estas relaciones. El regreso al campo es en todo caso una
esperanza presente en todo momento y podría asegurarse, sería la mejor solución a muchos de los problemas que aquejan hoy a los desplazados.
Estas propuestas se resumen en:
•
Organización, capacitación y empleo para la generación de proyectos productivos y retorno al campo.
•
Capacitación y orientación para el trabajo y la convivencia y, mejoramiento de la calidad de la educación y recreación.
122
LA INSERCIÓN SOCIAL AL TERRITORIO
Es importante mencionar dos elementos que condicionan la capacidad de integrar a las instituciones con la comunidad. Si bien los desplazados saben de la existencia de varias de las instituciones, no conocen
claramente cuál es el tipo de apoyo que les pueden brindar.
Aunque, las instituciones tienen responsabilidades, los desplazados
sienten que es a ellos a quienes les corresponde dar el primer paso porque, muy pocas veces, éstas llegan por voluntad propia a la comunidad.
Por esto afirman:
•
“Nos toca a las comunidades ir a las instituciones a golpear fuerte y no al
revés”.
•
“En la gobernación nos dijeron que se perdieron 400 millones porque las
comunidades no los gestionaron. Pero las comunidades ni saben dónde es
que está esa plata para pasar los proyectos”.
•
“El mundo está como al revés; la gente debería ir a las universidades a aprender y las universidades son las que están yendo a las comunidades; en cambio las instituciones, que son encargadas de atender a la comunidad, no lo
hacen y le toca a la comunidad ir a exigir lo que le corresponde”.
En la propuesta de “organización, capacitación y empleo para la generación de proyectos productivos y retorno al campo”, se identifican
el INCORA, la comunidad, la UMATA, la Red de Solidaridad Social, el SENA y
el alcalde, como las instituciones y actores que pueden apoyar la consecución de la tierra, que es la base para los proyectos productivos y para
la asistencia técnica, la búsqueda de recursos financieros y la gestión de
los proyectos.
Para tener acceso a la tierra, la función del INCORA es importante y la
ven muy relacionada con el problema de los desplazados. Simultáneamente, con la tierra, es necesario asegurarse la alimentación mientras se
puede poner a producir la tierra. La Cruz Roja ha de dar, entonces, los
apoyos alimentarios. “Ya establecidos, sería ahora sí importante el Banco
Agrario: para los terrenos, la vivienda y el crédito”.
Otra institución importante para las propuestas es la Secretaría de
Planeación. A ésta:
123
TERRITORIO Y
DESPLAZAMIENTO.
EL CASO DE ALTOS DE CAZUCÁ, MUNICIPIO
DE
SOACHA
“Le toca pavimentar la carretera de donde vamos a quedar ubicados, para que
conozcan nuestro proyecto y, además, si nos toca a pie se nos va a dificultar más.
También haría las tareas del plan de vivienda, porque allá reposa la base de datos
de inmuebles del municipio y tienen la información de las tierras del municipio
y de particulares que puede gestionar para los proyectos productivos de nosotros”.
Es unánime el reconocimiento de la necesidad de capacitación, en la
que instituciones como las universidades, el SENA, el Ministerio de Educación y el INCORA cumplen un papel relevante. Dos temas planteados
alrededor de estas instituciones fueron la capacitación en administración de empresas y la orientación en adquisición de predios. La UMATA
es vista como una institución “que da capacitación, apoya los proyectos y
hace donaciones a la gente más necesitada”. Finalmente, se planteó que la
Iglesia es importante como contacto para retornar al campo y por el
acompañamiento que puede hacer.
v
La capacitación para el trabajo y la convivencia
Para la segunda propuesta “capacitación y orientación para el trabajo y la convivencia y mejoramiento de la calidad de la educación y recreación”, surgieron otras instituciones relacionadas con la solución de
problemas que tienen que ver con la educación de los niños y los
jóvenes.
En el nivel local, estas instituciones son el Instituto de Recreación y
Deporte, el Centro Social Cazucá (SOS Aldea de Niños), la Oficina de
Prevención de Desastres, la personería y el Instituto de Bienestar Familiar.
En el ámbito nacional, aparece como contraparte, la Defensoría del
Pueblo. También el Plan Colombia, específicamente, con los programas
de Jóvenes en Acción y Familias en Acción a nivel departamental.
En lo internacional se reitera la necesidad de articular la propuesta
con entidades como UNICEF, Agencia de Cooperación Alemana GTZ y SOS
Aldea de Niños, que es la contraparte a nivel internacional del Centro
Social Cazucá que actúa a escala local.
124
LA INSERCIÓN SOCIAL AL TERRITORIO
La Oficina de Atención de Desastres, sobre la que aparentemente no
habría tanta relación, es vista por la comunidad como entidad importante debido a que “estamos en zona de alto riesgo y puede caerse el rancho y
se desbarata todo”.
En lo que se refiere a la UNICEF plantean que “tiene que ver con los niños,
con comedores y orientación psicológica”. Por su parte, la Agencia de Cooperación Alemana GTZ “tiene alianzas con varias instituciones de capacitación y financia programas para jóvenes”.
v
Los obstáculos y sus posibles soluciones
Como ya se mencionó, uno de los primeros obstáculos que se presenta frente a las instituciones es el del desconocimiento de la función
de las mismas.
La reflexión pasó de considerar dejar la responsabilidad de la gestión y trámite a los líderes visibles de las comunidades, a darse cuenta
que, frente a la cantidad de instituciones con las que hay que interactuar,
más personas deben aprender a gestionar sus propuestas. Su mayor
temor es no saber cómo decir las cosas.
También es claro para todos que debe haber una capacitación sobre
las funciones de cada institución. Esto para que no tengan que dar muchas vueltas a la hora de gestionar un recurso y evitar que las instituciones tengan como excusa que eso no hace parte de sus funciones: “por eso
los políticos se roban las partidas”.
Otro obstáculo es la desconfianza en los programas que los benefician, pues hay muchas ONG e instituciones de gobierno ofreciendo programas y esto se ha prestado para engaños: “No se debe jugar con los
sueños de la gente”.
Las bases territoriales de la población como fundamentos
para la reconstrucción comunitaria
Considerando las limitaciones sociales de los pobladores rurales en
situación de desplazamiento en el proceso de inserción territorial (real,
125
TERRITORIO Y
DESPLAZAMIENTO.
EL CASO DE ALTOS DE CAZUCÁ, MUNICIPIO
DE
SOACHA
pensado y posible) descritas, surge lo que podríamos llamar “la configuración de un enfoque comunitario del desarrollo”. Visión que se posiciona,
desde las perspectivas de las propias personas desplazadas, como un
patrón de vida que se reconstruye bajo condiciones de marginalidad,
en las cuales subyacen destrezas individuales y colectivas de adaptación a los nuevos contextos de vida y bienestar. Aspectos sociales de
vital importancia para que sean considerados como esenciales para la
reconstrucción vital de la población.
v
Imagen del territorio presente
La imagen del presente aparece como un permanente cruce de
temporalidades. En él hay un diálogo constante entre un pasado que a
veces duele y que fue negado en la posibilidad de construir el presente.
Hoy se muestra como un desconocido al que hay que aceptar e ir queriendo por el camino y que, sin embargo, tampoco es capaz de recrear
un mañana. El pasado se revela al olvido permeando un futuro que se
rehace, cada día, de las más variadas maneras.
El presente resulta de la permanente yuxtaposición de tiempos, en
la que es difuso y no una consecuencia deseada del pasado. Necesariamente no es percibido como el insumo del futuro; el presente es más el
espacio de la supervivencia, la conciencia sobre lo que se quiere. El anclaje en el hoy pasa, necesariamente, por las organizaciones comunitarias que se convierten en catalizadoras de múltiples historias, futuros y
tiempos de las personas.
Aspectos que se conjugan, en razón a los hallazgos de orden ambiental, cultural, económico y político; presentes en las reflexiones que
las personas realizan del territorio en el que habitan y de su situación
social:
·
Lo ambiental: es un paso largo entre el pasado rural y el futuro urbano. Los mapas muestran elementos de su tradición campesina. Los
elementos de futuro están dados por la interrelación con la vivienda, la vecindad, la organización comunitaria y la familia.
·
Lo cultural: la dimensión cultural, al igual que la ambiental, está cruzada por una historia campesina expresada en la comida, la música
126
LA INSERCIÓN SOCIAL AL TERRITORIO
y, mediada por la organización comunitaria; no obstante, las figuras
que hacen parte de ese encuentro aparecen casi como sombras a la
espera de un rostro, de un nombre, de una identidad.
·
Lo económico: es el espacio en el que se resuelve el día a día. Lo
económico es percibido como el lugar del trabajo y los ingresos.
·
Lo político: se representa como un espacio referido a las instituciones, al gobierno, pero carente de interlocutores. La dimensión política se visualiza como una forma de violencia a la cual le confieren el
origen de su situación de exclusión y marginalidad.
Ésta se expresa como el espacio en la que se resuelve el problema de
la educación y el de la salud. Cuando se interrelaciona con lo económico toman fuerza los ámbitos autogestionados, pero también los actores
y la vida barrial. Lo político y la infraestructura se relacionan fuertemente, mostrando que los alcances obtenidos hasta el momento son
fruto del trabajo comunitario.
v
Imagen del territorio futuro
Los sueños individuales se plantean por el acceso a la vivienda, el
empleo y la educación de los hijos. Debido a que la ilusión del retorno o
la reubicación se encuentran medidos por el pasado rural y se perciben
como lejanos, el espacio urbano se define como el ámbito actual de realización de sus expectativas. En él se han logrado redefinir comportamientos que han configurado una base social en la que se establecen
valores desde los cuales se resiste y sobrevive en la zona.
En este orden de ideas, surgen y se reviven múltiples aspectos de la
vida cotidiana a los que se atribuyen valores:
Valores relacionados consigo mismo:
·
Valorarse a sí mismo.
·
La vida.
·
Confianza en sí mismo.
·
La salud.
127
TERRITORIO Y
DESPLAZAMIENTO.
EL CASO DE ALTOS DE CAZUCÁ, MUNICIPIO
DE
SOACHA
Los valores relacionados consigo mismo muestran la importancia de
la autoestima y del amor propio, y la confianza en sus capacidades. Asuntos que se ven fraccionados ante las dificultades actuales como obtener
un puesto de trabajo. Asunto difícil, si no imposible, debido a que sus
habilidades en cuanto a sembrar o manejar fincas y animales, son inservibles en la ciudad.
Valores relacionados con otros:
·
Los compañeros.
·
La amistad.
·
Los demás.
·
Las mujeres.
·
Los líderes que representan a los desplazados.
·
La comunidad.
·
El esfuerzo de las personas que vienen a ayudarlos.
·
El entendimiento entre todos.
En este punto creemos que es importante el papel que cumplen las
organizaciones comunitarias con su liderazgo, ya que se constituyen en
un lugar de reconocimiento mutuo.
Es reiterado en esta comunidad que el bienestar de los hijos está por
encima del bienestar propio. En varias ocasiones se mencionó el hecho
de que estaban trabajando para los hijos y que si no fuera por los hijos
no estarían allí.
Valores relacionados con la vida familiar:
·
El hogar.
·
El esposo.
·
Los hijos.
·
Los padres.
128
LA INSERCIÓN SOCIAL AL TERRITORIO
El trabajo es visto como una absoluta prioridad al ser un medio de
subsistencia, no una posibilidad de desarrollo personal. Esto se evidencia en el hecho de que no fuera fundamental el tipo de trabajo que tuvieran en el futuro, sino solamente tener un trabajo.
Valores relacionados con el trabajo:
·
El trabajo propio.
·
El trabajo de los demás.
En cuanto a valores relacionados con el pasado, llama la atención el
hecho de la referencia a los padres y a los aspectos de su vida productiva. En cuanto al presente, se hace referencia a la importancia de valorar
lo que se ha conseguido.
Valores relacionados con el tiempo:
·
La memoria de los padres.
·
Valorar lo que se tiene ahora.
Cuando se habla de valores relacionados con el comportamiento, a
diferencia de cuando se habla de los otros tipos de valores, se es muy
ambiguo. No se menciona ser responsable o sincero en qué ámbito, sino
en general.
Valores relacionados con el comportamiento:
·
La responsabilidad.
·
El respeto.
·
La confianza.
·
La sinceridad.
129
TERRITORIO Y
v
DESPLAZAMIENTO.
EL CASO DE ALTOS DE CAZUCÁ, MUNICIPIO
DE
SOACHA
Noción de desarrollo a partir de los valores
En líneas generales el desarrollo significa, para esta comunidad, avanzar, cambiar, mejorar. El sentido de este desarrollo, cambio o avance, es
determinado por patrones temporales, de encuentro entre lo individual
y lo colectivo, y a través de las diferentes dimensiones. Asimismo, en la
noción de desarrollo encontrada se combinan los deseos por un futuro
ideal, las acciones del presente a través de las organizaciones comunitarias y el encuentro con los otros. Todo ello en un collage de deseos, emociones y creencias a veces desarticuladas entre sí.
En este sentido, bien se podría decir que este grupo comparte ideas
acerca de lo que significa “estar mejor en el futuro”: tener casa propia,
un empleo estable y educación.
Se podría resumir, entonces, que la noción de desarrollo es el cambio, el movimiento realizado para mejorar sus condiciones de vida de
acuerdo a lo que valoran como importante.
La relación definida por los pobladores está referida a una
complementariedad entre el desarrollo, la acción y el territorio. Dimensiones que ellos mismos expresan en satisfactores específicos; pero que
se encuentran restringidos por las condiciones de inmediatez e incertidumbre de su actual situación de vida. Sin embargo, reconocen que la
posibilidad para alcanzar el mejoramiento de sus condiciones de vida
está sujeto al fortalecimiento de sus organizaciones comunitarias y al
ensamble entre sus intereses individuales y colectivos (véase esquema).
v
La temporalidad atraviesa la noción de desarrollo:
pasado, presente y futuro
En este caso se ha hecho evidente que siempre que se mira al futuro,
éste se proyecta a partir de los antecedentes del pasado y las condiciones que establece la realidad presente. Además, en la situación de las
personas que han sido desplazadas por la violencia, el parámetro temporal se hace muy importante. Pasado, presente y futuro se entremezclan para coincidir en un estado de vida que se matiza entre las nostalgias,
los recuerdos y los dolores del pasado, con las limitaciones y necesidades del presente y las ilusiones de un futuro de bienestar.
130
LA INSERCIÓN SOCIAL AL TERRITORIO
ESQUEMA.
DESARROLLO, ACCIÓN Y TERRITORIO EN EL DESPLAZAMIENTO
DESARROLLO
Avanzar.
Cambiar.
Mejorar.
Mantener la identidad
del origen campesino.
ACCIÓN
Vivienda.
Educación.
Empleo.
El desarrollo se da en el campo relacional
de lo individual y lo colectivo,
representado por la organización
comunitaria.
TERRITORIO
Transición.
Definitivo.
Regreso al campo.
Tiempo: apegos,
inmediatez,
incertidumbre y
no planeación.
Fuente: Gama, Soledad; León, Sonia Alexandra; Molina, Adriana; Ocampo, Ana María;
y, Quiroga, Natalia. Imaginando el futuro en Cazucá. Informe final. CIDER. Universidad de Los Andes, diciembre de 2001.
Para la población desplazada el presente y el futuro están relacionados; pero les es muy difícil establecer planes que superen el plazo de
una semana. El plazo es inmediato y el proceso de construcción del
futuro resulta de difícil concepción.
Pensamos que el desplazado debe reconstruir su vida desde su existir sociocultural. Circunstancia de vacío, en la que no se le puede exigir
que en meses reconstruya lo que había construido a lo largo de su vida
y, menos aún, dentro de territorios ajenos.
v
Noción de desarrollo individual y colectivo
El imaginario de desarrollo se expresa en dos ámbitos: el individual
y el colectivo. En el individual el desarrollo significa mejorar, cambiar
131
TERRITORIO Y
DESPLAZAMIENTO.
EL CASO DE ALTOS DE CAZUCÁ, MUNICIPIO
DE
SOACHA
para conseguir el sueño de futuro. En el plano colectivo o, más bien
comunitario, se espera contar con mejor entorno y oportunidades para
realizar los deseos individuales, sin embargo, se muestra una fractura
entre la construcción individual de futuro y el futuro de las organizaciones.
Al referirse al futuro de la comunidad, expresan que esperan “que
cumplan con lo que han prometido”. En este punto se hace evidente una
relación entre lo individual y lo colectivo, en la que buscan ser objeto de
su desarrollo y no sujeto, puesto que los desplazados prefieren una
mayor interlocución y protagonismo con el Estado en la construcción
de su futuro.
En el plano, tanto individual como colectivo, es muy importante resaltar el encuentro en torno a valores y la conjunción de éstos con el
horizonte del desarrollo. En este caso es posible afirmar que los valores
juegan un papel fundamental en la determinación del horizonte y la
meta del desarrollo que se anhela.
132
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