Juego, pasión y muerte en Cosalá, Sinaloa, a mediados del siglo XIX. La vision de un francés: Paul Duplessis Carlos Castro Osuna1 Mario M. Cuevas Arámburo2 El objetivo que buscamos en este trabajo es dar a conocer el parecer de un viajero francés -después exitoso escritor- en su tránsito por Sinaloa en la primera mitad del siglo XIX, Paul Duplessis escribe un largo cuento –112 folios– sobre Cosalá y los cosaltecos. Le da el titulo de "El Monte" en alusión a un popular juego de cartas, en él nos narra el duelo entre dos tahures, quienes no dirimen sus diferencias con las armas, sino con la baraja española, dicho enfrentamiento es seguido con pasión por todo el pueblo, ya que habían demostrado anteriormente ser los jugadores más hábiles sin competencia a la vista en la región.3 En anteriores trabajos ya hemos expresado la importancia del punto de vista de estos extranjeros, ya fueran viajeros o residentes. En este trabajo tomamos como eje este “cuadro de costumbres” y en especial la pasión de los mexicanos y de los sinaloenses por el juego de naipes, se intenta mostrar los motivos declarados o no que llevan a dichos foráneos a escribir su opinión. El éxito logrado en Europa de dichas obras nos obliga a intentar encontrar la importancia que dichos testimonios tienen para el análisis histórico.4 –––––––––––––– 1 Universidad Autónoma Metropolitana. Unidad Iztapalapa. Universidad de Sonora. 3 Paul Duplessis, "El Monte" en Aventures Mexicaines, Paris, A. Cadot Editeur, 1848. No hay traducción al español. 4 Carlos Castro Osuna y Mario M. Cuevas Arámburo, “Sinaloa, visto por extranjeros” en Clío, núm. 17, revista de la Facultad de Historia de la Universidad Autónoma de Sinaloa, Culiacán, mayo-agosto de 1996. Carlos Castro Osuna y Mario M. Cuevas Arámburo, "Mazatlán en 1838, los mazatlecos vistos por un austriaco: Isidore Löenstern" en Clío, números 23 y 24, Culiacán, mayo-diciembre de 1998. Carlos Castro Osuna, ''La vida cotidiana en Mazatlán a mediados del siglo XIX” en Fronteras, año I. vol. 2, México, CONACULTA, 1996. 2 Clío, 2002, Nueva Época, vol. 1, núm. 28 Paul Duplessis Nace en Rennes, capital de la Bretaña francesa en 1815 y muere en Paris en 1865, durante muchos años viajo por las colonias francesas, desde donde pasó a México y de regreso a Francia se retiró a vivir en un pueblecito de los alrededores de Paris. Escribió innumerables obras de viajes y aventuras que alcanzaron en su tiempo gran popularidad, mencionaremos aquí las principales: Les boucaniers (1853-1854), Etapes d’un volontair (1854) las que se refieren a la región son: La Sonora, (1854); Los buscadores de Oro; Un Mundo Desconocido (1855); Aventuras Mexicanas (1864), la mayoría de las cuales no están traducidas al español.5 Visita Mazatlán en 1848, llega en un buque inglés enviado expresamente para proteger a sus compatriotas ante la posibilidad de que sufrieran un quebranto en el transcurso de los constantes enfrentamientos entre liberales y conservadores, en una primera impresión describió a Sinaloa inmerso en un “vasto océano de oro” y pronosticó que Mazatlán estaba destinado a gozar de una gran importancia comercial.6 A propósito de su lugar de origen provinciano, en “El Monte” se burla e ironiza a un abarrotero francés quien vive sumergido en la nostalgia de su Paris Natal y vive soñando con volver a ver los boulevares parisinos al regresar con una posición acomodada después de haber “hecho las Américas” En general está clasificado como un novelista menor cuyo éxito se debe a que su obra contiene una exagerada dosis de rasgos costumbristas y pintorescos, su obra demerece ante otros novelistas franceses de la época come Gabriel Ferry y Gustave Aymard, quienes tuvieron igual o mayor éxito, Margarita Martinez Helguera y Ana Rosa Suárez atinadamente los sitúan en un periodo cuya producción literaria atizó - voluntariamente o no- el interés por una intervención francesa en México. Para nuestra región la leyenda de la riqueza de Sonora juega un papel especial, Duplessis se refiere en numerosas ocasiones a Sinaloa como la "Baja Sonora”, conservando aún la expresión que venia de la época colonial. La obra de Duplessis gozó de gran popularidad en su época, fue reeditado en varias ocasiones y traducida a varios idiomas, su importancia se sitúa en que Mario M. Cuevas Arámburo, “Viajar ¿Para Qué?, un viajero francés en Sinaloa, l8291830" en Memoria del IX Congreso de Historia Regional, Culiacán, UAS, 1994. 5 Enciclopedia Espasa-Calpe; Gran Diccionario Larousse del siglo XIX y Tresor de la Langue Francaise. Dictionnaire de la langue francaise du XIX et du XX Siécle, Gallimard, 1990. 6 Su arribo a Mazatlán lo cuenta en Aventures Mexicaines y Un Mundo Desconocido. Viajes Contemporáneos por México, Madrid, Imprenta de la Correspondencia en España, 1861. 86 Clío, 2002, Nueva Época, vol. 1, núm. 28 ampliaron muchísimo el círculo de los interesados en nuestra región, espacio vedado para franceses y otros nacionales de países que no habían podido conocer México durante la época novohispana.7 Cosalá a mediados del siglo XIX Tuvo su gran esplendor durante la época colonial, cuya riqueza hizo posible el asentamiento que había comenzado por la penetración por San Dimas; después de la expulsión de los españoles entró en decadencia, su población se sitúa entre 8 mil a 10 mil almas, en su mayoría mineros, según Duplessis; antiguos prófugos de la justicia, quien una vez obtenida una gran ganancia, la tiraban en orgías y juegos. Pobres de nuevo, volvían al sendero del bandidaje y la delincuencia, y eran presa de lo que Vicente Riva Palacio llamó las tres patas del diablo, "El juego, las mujeres y el Alcohol".8 En cuanto a los ricos cosaltecos según Duplessis no son en su mayoría mas que indios advenedizos, de una gran ignorancia qua se figuran que México entero es un territorio de cien leguas cuya capital es Cosalá, viven con inmensas riquezas tan simplemente como sus criados, no reconocen mas autoridad que el cura del lugar, pasan toda la vida en tomar chocolate, fumar cigarrillos y jugar desenfrenadamente, del confort no tienen ni la menor idea, por ejemplo a Don Pablo Iriarte, quien vive en una casa tan incomoda cuya sala está a un lado del establo, narra que en una visita que le hizo, se asombró como la conversación se vio interrumpida por la irrupción de tres caballos que atravesaron el salón para dirigirse a su morada. Su falta de iniciativa para explotar sus minas se limitaba a conseguir una regular fortuna y expresa la opinión de otro viajero, el Coronel Boulne, un inglés quien en 1826 se asombraba de la falta de espíritu capitalista de Iriarte y de la falta de apetito de lucro moderno. Vale aquí un comentario sobre la deformación que sonorenses y sinaloenses habían heredado de su pasado colonial, otros viajeros como Cyprien Combier afirmaba que minero era sinónimo de tracalero y Robert W.H. Hardy opinaba que la confianza de mineros en lograr por un "golpe de suerte" una inmensa riqueza, había atrofiado la iniciativa de lograr por el trabajo sistemático y prolongado una fortuna mayor y un espíritu de –––––––––––––– 7 Margarita Martínez Helguera, “Posibles antecedentes de la Intervención Francesa de 1862 (a través de la obra de viajeros franceses)”, tesis de maestría en Historia Universal, México, UNAM, 1963. Rosa Suárez Argüello, Un duque americano para Sonora, México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1990 y "La leyenda de la riqueza de Sonora según los viajeros franceses" en XXIII Simposio de Historia y Antropología de Sonora, tomo I, Hermosillo, Universidad de Sonora, 1989. 8 Esto lo expresa Duplessis en “El Monte”, pp. 117, 118, 110 y 119. Clío, 2002, Nueva Época, vol. 1, núm. 28 87 reinversión de la ganancia propio del empresario moderno acorde con los aires nuevos de la revolución industrial. Otros extranjeros opinaban también que el derroche en lujos superfluos del dinero obtenido eran una de las causas del atraso mexicano, los comerciantes acostumbrados a actividades de tipo especulativo se aferraban a una política proteccionista, ya que el negocio no soportaría la introducción de mercancías de mayor calidad y menor precio venido del exterior.9 La pasion por el juego de los cosaltecos Esta afición desmedida por el juego en general y por las cartas en particular es una característica de los mexicanos. Paul Duplessis lo atestigua cuando dice: Estoy demasiado convencido que el mexicano puede vivir sin comer, pero estoy aún más seguro, que él no podría vivir sin jugar, Por lo demás esta pasión se explica muy bien en él, por una suprema pereza que perturba, continuamente sin jamás vencerla una extrema avaricia.10 Lo anterior lo ejemplifica Duplessis en "El Monte" cuando tres de los personajes principales no solo apuestan toda su fortuna, sino también a su persona, así José, un caballero venido a menos, una vez perdido en el juego, su dinero, su caballo y sus vestimentas, se apuesta a si mismo, al perder va a convertirse en sirviente por tres meses del quien lo derrota, igualmente también el amor por una mujer se apuesta, así los dos mejores tahúres de Cosalá, se enfrentan y se juegan toda su fortuna y el ganador se quedará con la mujer más bonita de El Real. La máxima autoridad espiritual de Cosalá, el cura, convirtió su casa en casino tras pagar una buena cantidad, ya que ofrecía a los apostadores una seguridad en sus personas y en las reglas establecidas que no obtendrían en ningún otro lugar. Las cartas ofrecidas por el sacerdote tenían la plena seguridad de que no eran trucadas ni marcadas. Además, todo el pueblo, cuya mayoría de sus pobladores ya había sido derrotado por estos hábiles jugadores, sigue anhelante y con gran emoción este enfrentamiento, con tanta o mayor afición como actualmente se siguen los encuentros de algún deporte. Además, tendrían la oportunidad de ganar algo, apostando a su jugador favorito. –––––––––––––– 9 Cyprien Combier, Voyage au Golfe de Californie, París, Arthus Bertrand editor, s.f.; Robert W. Hale Hardy, Viajes por el interior de México en 1825, 1826, 1827 y 1828, México, Trillas, 1996; Juan Antonio Ortega y Medina, México en la Conciencia Anglosajona, México, Antigua Librería Robredo, 1965. 10 Duplessis, “El Monte”, pp. 115, 116, 170 y 190 88 Clío, 2002, Nueva Época, vol. 1, núm. 28 Aquí los cosaltecos comparten el ritual universal de tentar a la fortuna, son el "encuentro o desencuentro entre el cálculo o el caos, entre la habilidad y la contingencia, entre el destino y el libre albedrío" o dicho de otra manera, la historia del azar no es más que la historia de la experiencia del riesgo.11 Los actores Los dos principales personajes son El Tecualtiche, un indio tirando a mestizo, sin nombre, se le conoce por su lugar de origen. Duplessis lo cataloga como un advenedizo, un desarrapado, que duerme en general en la calle o en lugares infectos, el atrevimiento es su principal cualidad, quiere demostrar a Cosalá que un indio es capaz de lograr los amores de una bella mujer, casi adolescente, “la culiacanera”. Es, además dispendioso y gastador, pues al ganar, celebrará su éxito amoroso organizando pelea de gallos, una corrida de toros y regalará a los pobladores con una gran cantidad de aguardiente. El otro contendiente es Pablo Cota, según Duplessis, un “típico mexicano”, con características criollas, blanco y cercano a lo europeo, cabalga a caballo y no en burro como el tecualtiche, viste con botas y buena ropa, se aloja en una buena casa, se codea con los ricos de Cosalá, tiene la astucia y la habilidad de la paciencia y el calculo, no es arrebatado como el indio amestizado. “Voici la femme”, he aquí a la mujer, Dolores "la culiacanera" la otra pata del diablo, en una explosiva combinación con el juego y la pasión sensual, Duplessis nos la describe así: Tenían ojos que prometían tesoros de ternura y una prestancia que las desmentía, tenia la talla flexible y voluptuosa como una de esas bayanesas que los viajeros describen con tanto amor y complacencia...en una palabra todo en ella era contraste y seducción.12 Al caer la tarde se sentaba fuera de su casa, provocando un desfile de jinetes que la cortejaban ostentando sus cabalgaduras. La dama era conciente que los dos únicos partidos dignos en Cosalá por su fortuna y capaces de sacarla de su condición modesta eran el tecualtiche y Cota. Los obliga con gran astucia a adelantar el enfrentamiento para sacar al ganador. Duplessis la retrata, en su alcoba, riéndose burlonamente de los enamorados cuando nos dice: –––––––––––––– 11 Esto lo expresan Ilán Semo y Héctor Morales en el libro coordinado por Ilán Semo, La Rueda del azar. Juegos y Jugadores en la Historia de México, México, ediciones Obraje, 2000. 12 Duplessis, "El Monte", pp. 133-134 ,125. Clío, 2002, Nueva Época, vol. 1, núm. 28 89 Mientras que Lola agradecía al azar, que después de tantas adoraciones estériles y entusiasmo, parecía esta vez por fin, querer darle un marido13 El otro personaje importante del pueblo, era Don Ignacio, el sacerdote, regente de su casa como lugar de juego y que además de las "limosnas" recibidas por los ganadores, estaba también dispuesto como lo hizo a vender indulgencias a los dos apostadores, para que al día siguiente de la partida, el ganador, sin ningún trámite, contrajera nupcias con Lola. Otro personaje, es José, quien pierde su condición de caballero y se convierte en sirviente de Cota, por tres meses, él, fiel a su palabra de honor empeñada al perder y prometer fidelidad a su patrón, es capaz de prestarse a una ejecución del tecualtiche, ya que Cota sabe de su habilidad con el cuchillo y José sabe que su patrón lo recompensaría si asesina a su rival. La trama Paul Duplessis convierte el duelo entre individuos, en un choque racial, lo indio representa el atraso, lo blanco lo adelantado, la pasión contra lo racional, los acontecimientos están cargados de tensión y de vértigo, una de las características que señala Huizinga en su Homo Ludens cuando dice: Entre las calificaciones que suelen aplicarse al juego mencionamos a la tensión. Este elemento desempeña un papel esencialmente importante. Tensión quiere decir: incertidumbre, azar14 Así, el Tecualtiche y Cota se convierten, primero, en los dos grandes ganadores en Cosalá, después aparece la apuesta, Dolores. Duplessis describe despreciativamente la manera como los mexicanos cortejan, ganará quien sea mas racional y siga esta máxima expresión “a las mujeres ni todo el amor, ni todo el dinero”, Duplessis también utiliza bastantes proverbios del léxico mexicano La tensión de nuevo, al momento en que los rivales se sientan a esperar que comience la partida dice: La espera del primer balazo es siempre el mas penoso, para los duelistas y los testigos15 Y otro dicho ¡ah la vida es una cosa tan divertida y extraña! El Tecualtiche gana casi toda la fortuna a Cota; él organiza una corrida de toros y peleas de gallo con la novia vestida, en la casa del cura, se entera que Cota, todavía tiene una pequeña cantidad de dinero, soberbio, el indio, le lanza –––––––––––––– 13 Ibíd., pp. 148,125. Ibíd.,, y Semo, La rueda del azar…, p. 15. 15 Duplessis, “El Monte”..., p. 170. 14 90 Clío, 2002, Nueva Época, vol. 1, núm. 28 un reto a Cota ya que tenia el propósito de dejarlo sin nada, el juego se reanuda y Cota, que se las había ingeniado para jugar con cartas que conocía, gana todo lo que había perdido y aún más, la casa que el mestizo había comprado para Dolores. En la noche posterior a su triunfo, Cota va a recoger la casa que había ganado; en una jugada aún más astuta que la anterior le propone magnánimamente al Tecualtiche de hacerlo su socio en Mazatlán, adelantándole una cantidad para que comience el negocio mediante una libranza para un chino en el puerto, pero a condición de que deje de inmediato Cósala. Cota pensaba en Dolores, que se quedaría sola; el Tecualtiche parte de inmediato a caballo, José, el sirviente le reclama a Cota, la razón por la cuál no lo hizo su socio, a lo que Cota responde astutamente que eso depende de José, lo que es captado por el criado, que de inmediato parte tras el Tecualtiche, Cota desde una ventana en medio de una tormenta, a la luz de los rayos presencia "este duelo en las montañas" y ve como el Tecualtiche es ejecutado y se dice para sus adentros que le costó cinco mil pesos, el haberse quitado de encima a un eterno enemigo en busca de venganza, metido en sus pensamientos, sale Lola de sus aposentos, dispuesta a dejar la casa. Cota la convence que se quede puesto que la tormenta va para rato y le comunica que el Tecualtiche partió y su ausencia será larga, iniciándose una conversación en la que Lola se muestra arrepentida. Este desenlace en la relación de juego y sensualidad bien puede ser ilustrada con la frase de Shakespeare en Hamlet: ¿Que enigma encierra el amor que comienza como un juego y nunca termina como un juego" se pregunta Guildenkranz al ver a Ofelia abandonada por Hamlet. Todo lo apostó y todo lo perdió, hasta la cordura. El amor ¿un juego? No lo creo –responde Wilebardo. Es una contienda demasiado desleal.16 El Juego del Monte Su origen se remonta a la Colonia y es descrito así: El más frecuente fue el parar o monte. Consistía en poner sobre la mesa dos cartas sacadas a la suerte, a las que dos jugadores apostaban su dinero. Se iban sacando otras cartas hasta que saliera una dual a las dos puestas. Ganaban todos los que habían puesto su dinero en la carta favorecida por la suerte –––––––––––––– 16 Semo, La rueda del azar…, p. 14. Clío, 2002, Nueva Época, vol. 1, núm. 28 91 En 1812 encontramos decretos prohibiéndole. Al igual que en 1861 y en 1902 se jugaba en el Jockey Club con la novedad de que la apuesta era al color, a la figura y al número. La polémica reside en si la banca tiene un poder desmedido. Paul Duplessis comparte la idea, con Houdini, quien encontró que había 29 maneras de hacer trampa, Duplessis opina que la habilidad y memoria de Cota fue la clave de su triunfo.17 Opinión de duplessis sobre lo mexicano Aunque el francés dice que su objetivo es simplemente de pintar un cuadro de costumbres en su relato se muestran otras opiniones algunas adversas, como que un lépero con dinero se convierte en 24 horas en un caballero y verdadero gran señor ¡Poderoso caballero es Don Dinero!; su desprecio sobre el dinero obtenido por los mineros; desprecio por la religiosidad mexicana y el sistema Judicial mexicano ambos corruptos, el mexicano no ataca a un enemigo prevenido y a la defensiva, la presunción de Cota quien alardeaba que mandaba traer hielos desde México, lo fatuo y cambiante del mexicano incapaz de esfuerzo sistemático y de atenerse a una moral, el mexicano es de una gran ignorancia y falto de probidad, esta frase dicha por Duplessis cuando se sale a fumar ante el ambiente enrarecido de la sala de juego, en un diálogo con su paisano Alejandro, el abarrotero. Alejandro y yo, nos libramos a los más terribles proyectos de venganza, deberíamos incendiar todos los bosques de la republica, destruir el ganado, secar los ríos y después levantando a todos los indios de las praderas, tomar la ciudad de México y liberarla al pillaje" después de una hora de conversación, la rata mexicana quedaría aplastada y nosotros nos ocuparíamos en remplazarla por colonias de falansterios con inofensivos campesinos alemanes18 Conclusión Su costumbrismo y exagerado exotismo sitúa a Duplessis dentro del romanticismo europeo, pero su condena del juego y la falta de disciplina del mexicano lo sitúa en la modernidad he aquí el debate entre con una conclusión de Ilan Semo: No es causal que los románticos militaran (el termino no es excesivo) a favor de transformar la vida en una apuesta generaliza “mientras que la modernidad se aliaba con la religión, ya que el jugador negaba el trabajo honrado ya que se burlaban de él y del ahorro aunque Veblen, Zaid y Caillois, –––––––––––––– 17 18 Ídem. Duplessis, "El Monte"…, p. 199. 92 Clío, 2002, Nueva Época, vol. 1, núm. 28 opinan que la modernidad aun no ha extirpado ese vicio sino que persiste una clase ociosa y un progreso improductivo”.19 –––––––––––––– 19 Semo, La rueda del azar…, en el libro se encuentra frecuentemente esta lucha entre el modernismo y el romanticismo, entre la bohemia y el trabajo productivo. Clío, 2002, Nueva Época, vol. 1, núm. 28 93