JORNADAS IESE REFORMA LABORAL. Buenas tardes a todos los asistentes, antes que nada dar las gracias al IESE, en la persona de Pedro Guerrero, a Garrigues representado por Alfonso Martinez y la Fundación Valentín de Madariaga que tan amablemente nos acoge. Me han pedido que diga unas palabras sobre la Reforma laboral y lo haré en un espacio que me es conocido, cual es el de la reforma de la negociación colectiva. En palabras de Federico Durán, amigo, Catedrático del Dº del Trabajo y Socio de Garrigues: “En cuanto a la negociación colectiva, tenemos un modelo heredado del franquismo, propio de una sociedad intervenida, corporativizada y muy poco dinámica. El carácter normativo aún atribuido al convenio colectivo, su consideración como fuente del derecho, propia de planteamientos corporativos, hace que su gestión y administración se aparte de los parámetros que unas modernas relaciones laborales requieren, provocando además una intervención administrativa y, sobre todo, judicial para el control de los resultados de la negociación exorbitantes. Al mismo tiempo, de ese carácter normativo deriva la llamada ultraactividad, que convierte a regulaciones nacidas con vocación de temporalidad no ya en indefinidos, sino en tendencialmente eternas, dificultando la renovación de los contenidos de los convenios y la adaptación de la normativa convencional a las necesidades de cada momento. Si a ello se une una estructura de negociación colectiva fragmentada, que sigue pivotando sobre los convenios sectoriales provinciales, el resultado con que nos encontramos es el de unos convenios relativamente insensibles a la coyuntura económica y muy alejada de las necesidades empresariales. Esa estructura negociadora, además, dificulta el control sindical de los procesos de negociación, lo que impide en muchas ocasiones introducir racionalidad en los mismos y hace que las orientaciones impartidas para la negociación (por ejemplo, en los acuerdos interconfederales para la negociación colectiva) queden muchas veces en papel. Si a todo ello se suma el alejamiento de las necesidades y de las especificas situaciones empresariales, se comprende que la reforma de la negociación colectiva ha de situarse en el centro de las preocupaciones de nuestras relaciones laborales. ¿Por dónde debe ir esta reforma de nuestra negociación colectiva? Debe recuperar el carácter contractual de los convenios colectivos y su vigencia exclusivamente durante el tiempo pactado, acercando al mismo tiempo la regulación convencional a las empresas mediante algún tipo de prevalencia de los convenios negociados en las mismas sobre los sectoriales. Este último punto es esencial. Incluso antes de proceder a la reforma global de la negociación colectiva, habría urgentemente que prever la prevalencia de los acuerdos adoptados en las empresas sobre las regulaciones convencionales sectoriales, ya sean anteriores o posteriores a los mismos. En mi opinión, además de lo anterior, hay que dotar de mayor flexibilidad interna a los convenios colectivos en aspectos tales como la retribución, movilidad funcional, clasificación profesional y jornada, potenciando la introducción de elementos variables en el salario ligados a la productividad. La CEOE ha remitido recientemente una propuesta a los agentes sociales y al Gobierno sobe la reforma de la negociación colectiva basada en los siguientes puntos: 1. Legitimación y representatividad. La legitimación y representatividad de las Organizaciones Empresariales y Sindicales en la negociación colectiva es un concepto tan importante que del mismo depende la eficacia general o no del convenio pactado. Deberían analizarse estos conceptos por su incidencia organizativa y debiera considerarse que la norma contemple los criterios jurisprudenciales en materia de legitimación y representatividad. 2. Deber de negociar. El deber de negociar, presente en nuestros Acuerdos Interconfederales, no supone más que el intento de la negociación misma, pero no el consiguiente acuerdo. En todo caso, el supuesto deber de negociar solo afectaría a la negociación del convenio vigente cuando éste esté en proceso de su revisión. Quizás haya que analizar si la norma debe precisar el deber de negociar y si ello evita numerosos conflictos en nuestro sistema de negociación colectiva. 3. Unidades de negociación y concurrencia. Tipos de convenios colectivos. Amortizar unidades de negociación ya existentes y transformar la estructura negociadora hoy vigente en otra distinta, sólo puede ser producto del ejercicio pleno de la autonomía colectiva, de la libertad para negociar y de la tenencia de requisitos de legitimidad imprescindibles para que una operación tan delicada tenga el éxito pretendido. El problema lo suscita la existencia de convenios colectivos diversos en distintos ámbitos, cuando lo que se pretende, por una u otra parte, es absorber o suscribir contenidos negóciales, sustrayéndoles del ámbito en el que han sido pactados. Estas operaciones solo son posibles desde el compromiso organizativo, respetando la libertad y la autonomía de las partes en cada ámbito correspondiente. De otro lado, es difícilmente defendible una negociación en cascada desde el ámbito empresarial. 4. Eficacia y fuerza vinculante de los convenios. Los convenios colectivos negociados conforme a lo dispuesto en el Titulo III del ET, están dotados de eficacia normativa, es decir, tienen fuerza de obligar a todos los empresarios y trabajadores incluidos dentro de su ámbito de aplicación durante el tiempo de su vigencia, articulo 82.3 del ET. La eficacia normativa de los convenios implica su aplicación imperativa y automática a las concretas relaciones laborales individuales, sin necesidad de incorporación expresa del contenido del convenio a los distintos contratos individuales. Se debe debatir por tanto la conveniencia o no de modificación del artículo 3 y de los diferentes preceptos del Título III del ET, tanto desde el punto de vista de ampliación de aquél como de precisar qué convenio tiene alcance normativo y cual pudiera tenerlo obligacional. 5. Contenidos de los convenios. El desarrollo de los contenidos está claramente vinculado con las unidades de negociación, el carácter normativo o no de los convenios, o la ultraactividad, entre otros, por lo que pertenece a la estructura de la negociación. 6. Aplicación, interpretación y resolución de los conflictos que se planteen. Es necesario analizar el papel de las Comisiones Paritarias de los convenios, en el sentido de dar fuerza vinculante a los acuerdos alcanzados en el seno de las mismas, con la misma eficacia que lo pactado en convenio, dado que este criterio no siempre es aceptado y reconocido por los tribunales. Por otra parte, en relación con las previsiones sobre mediación y arbitraje, debe considerarse el valor de este último y si debe limitarse a tener carácter voluntario. 7. Descuelgue. Habría que profundizar no solo en el descuelgue salarial, sino en la necesidad de un descuelgue general de los contenidos del convenio, en función de las circunstancias de cada empresario proponente y con las consecuencias que se deriven del mismo. Ello debiera ser compatible con la vertebración existente en materia de negociación colectiva y, por tanto, evitar que sea la regla general y no la excepción. 8. Ultraactividad. Es un concepto derivado del artículo 86.3 del ET, en el sentido de mantener la vigencia del contenido normativo de los convenios, más allá del tiempo de duración pactado. La terminación de dicha vigencia, para los contenidos normativos de un convenio, puede ser pactada o no. En defecto de pacto, se mantiene en vigor todo el contenido normativo del mismo, lo que sucede siempre en la práctica. Parece oportuno analizar si la Ley debiera ocuparse de las condiciones de vigencias de los convenios y la prolongación de sus efectos a tenor de la duración pactada, o como consecuencia de la caducidad del propio convenio y el proceso de revisión del mismo. Y si ello contribuiría a incentivar la negociación y a no fosilizarlas en el tiempo a través de la ultraactividad. 9. Extensión de convenios colectivos. En la actualidad las extensiones de convenios son poco numerosas, pues se han venido reduciendo progresivamente. A veces se vienen utilizando para intereses ajenos a los establecidos en el artículo 92 del ET, esto es, como instrumento de presión sobre la autonomía colectiva. Posiblemente el artículo 92.2 del ET ha quedado obsoleto y debiera de debatirse negociar su supresión.