LA MÚSICA DE TORBELLINO EN LA PROVINCIA DE VÉLEZ – SANTANDER Liliana Uribe Angarita UNIVERSIDAD PARIS 8 – VINCENNES-SAINT DENIS UFR, ARTES, FILOSOFÍA, ESTÉTICA Departamento de Música LA MÚSICA DE TORBELLINO EN LA PROVINCIA DE VÉLEZ – SANTANDER Memoria del Master 2 en Etnomusicología realizada bajo la dirección de Rosalía Martínez Traducción del Francés de Alegría Esther Casanova de Álvarez Dirección Cultural Colección Temas y Autores Regionales Bucaramanga, 2012 © Universidad Industrial de Santander Colección Temas y Autores Regionales La Música de Torbellino en la provincia de Vélez – Santander Liliana Uribe Angarita Dirección Cultural Rector UIS: Álvaro Gómez Torrado (E) Vicerrector Académico: Orlando Pardo Martínez Vicerrector Administrativo: Luis Eduardo Becerra (E) Director de Publicaciones: Óscar Roberto Gómez Molina Dirección Cultural: Luis Álvaro Mejía Argüello Impresión: División Editorial y de Publicaciones UIS Comité editorial: Luis Álvaro Mejía A. Armado Martínez G. Primera edición: Octubre de 2012 ISBN: 978-958-8777-20-7 Dirección Cultural UIS Ciudad Universitaria, Cra. 27 Calle 9. Tel. 6846730 - 6321349 Fax. 6321364 Página Web: http://cultural.uis.edu.co divcult@uis.edu.co Bucaramanga, Colombia Impreso en Colombia MAPA DE COLOMBIA LOCALIZACIÓN DE LA REGIÓN ANDINA CONTENIDO Agradecimientos9 Presentación11 Introducción13 Capítulo I : El torbellino 19 1. El torbellino de la región andina colombiana 1.2 Aspectos históricos del torbellino 2. El torbellino de la provincia de Vélez – Santander 2.1 Situaciones actuales de ejecución del torbellino en la Provincia de Vélez 2.2 Los grupos de torbellino de la provincia Capítulo II : El ritmo del torbellino 45 1. Los instrumentos del conjunto de Torbellino 1.1 Los cordófonos 1.2 Los idiófonos 1.3 Membranófono 2. El ritmo de los cordófonos 3. El ritmo de los idiófonos 3.1 Las innovaciones los jóvenes 3.2 Superposicion de périodicidades 3.3 Resumen de las carateristicas musicales del Torbellino Capítulo III : Otras características musicales 1. Estructura formal 2. La organizacion melódica: El Requinto 2.1 El trayecto de la línea melódica 2.2 Jerarquía de los grados 2.3 Resumen 77 Capítulo IV El Torbellino en la Guabina 1. Cantadores e instrumentistas 1.1 Cantadoras 1.2 Instrumentistas 1.3 La distribucion de los géneros 2. La estructura de la guabina 2.1 Análisis de segmentos instrumentales 2.2 Análisis de la tonada 95 Conclusión117 Bibliografía125 Anexo 1. Las transcripciones 133 Anexo 2. Fotografías153 Anexo 3. Discografía159 M AGRADECIMIENTOS i gratitud a todos los conjuntos de torbellino por la ayuda y el tiempo que han tenido a bien dedicarme, sin los cuales esta monografía jamás habría existido. Gracias especiales a Néstor Cáceres por todo su aporte musical y a su señora doña Nelly, por su acogida amistosa y siempre generosa en su hogar. Un gran agradecimiento también a doña Mercedes y don Segundo, quienes compartieron conmigo sus preciosos conocimientos musicales. 9 L PRESENTACIÓN a guabina y el torbellino son formas musicales con manifestación directa en la zona andina colombiana. Sin embargo, en la provincia de Vélez, al sur del Departamento de Santander, tienen su manifestación más caracterizada y afincada socialmente. Hacen parte de toda una tradición que se presenta en los festivales que se realizan en la provincia, o en las tenidas familiares, donde varias generaciones de una misma familia, se encuentran, para recrear todo un acerbo musical, que ha marcado con éstas expresiones, una región campesina dedicada a la agricultura de subsistencia. En el Festival de la guabina y el tiple, que se celebra hace más de cincuenta años, en el municipio de Vélez, se encuentran representaciones campesinas de toda la provincia que con sus instrumentos cantos y coplas, participan en un evento caracterizado por mantener una tradición que históricamente ha definido esa zona del departamento. Los niños, jóvenes y adultos de una misma familia, conforman grupos que expresan ese sentimiento musical que los une y que les hace sentir esa tierra que por siglos ha sido su espacio de vida. El paisaje se recrea con los colores de los trajes y la música se toma el ambiente de un pueblo que siente en la piel a sus ancestros. En ese ambiente de fiesta, renace la alegría del encuentro, 11 donde la música y el baile los funde en un todo que expresa ese sentimiento popular, ese ser que encuentra en esas expresiones, la posibilidad de validar el hecho mismo de vivir. Por primera vez estas manifestaciones son objeto de investigación desde patrones académicos rigurosos. Liliana Uribe, egresada de la Escuela de Música de la UIS, realiza como proyecto de grado en la Maestría en la Universidad de París, este trabajo que presentamos y que abre un camino para que se continúe investigando sobre nuestro ser cultural. Hay necesidad de profundizar y de ir más allá, para conocer lo valioso y fundamental que ha sido para los santandereanos la cultura. Con esta publicación, la Universidad hace un nuevo aporte al proceso de divulgación que nos permite conocer a fondo el significado de una de las tradiciones musicales que más a caracterizado la provincia de Vélez. Originalmente escrita la tesis en francés, aunque su autora es Santandereana, la obra ha sido traducida por la lingüista y pedagoga Alegría Esther Casanova de Álvarez. Luis Álvaro Mejía A. Director Cultural 12 E INTRODUCCIÓN l propósito de este trabajo es presentar un género musical llamado torbellino, muy común en la región andina colombiana y que, en la provincia de Vélez, se distingue por características musicales muy específicas. Esta provincia está situada en el Macizo Colombiano andino del noreste del país. Forman parte de ella 18 municipios entre los cuales están Bolívar, Jesús María y Vélez, donde he hecho mi investigación de campo. El torbellino es un género musical que se caracteriza por su ciclo armónico: tónica, subdominante y dominante. Este género musical es interpretado con dos instrumentos cordófonos de la familia de los laúdes: el requinto y el tiple. Puede estar acompañado por algunos instrumentos idiófonos. En la provincia de Vélez, es interesante el hecho de que el torbellino es, por una parte, un género musical autónomo, y por otra, forma parte de otro género musical llamado la Guabina. En un primer trabajo efectuado para Master I, me interesé por la guabina. Demostré que el principio esencial de esta música es la alternancia de partes cantadas a capella, con partes instrumentales. La primera parte, llamada tonada, está compuesta de coplas. Esta tonada es cantada por dos voces en terceras paralelas, llamadas respectivamente prima y segunda. La segunda parte, llamada “punteo de torbellino” o “interludios de torbellino”, se compone de segmentos musicales de torbellino instrumental. En este trabajo efectuado sobre la guabina de Vélez, el énfasis se hizo sobre la parte cantada, es decir, la tonada. Los interludios de torbellino se han descrito brevemente sin profundizar en el análisis. 13 A lo largo de este trabajo de investigación, me di cuenta de la importancia que tenía el torbellino para los intérpretes. Siempre que les pedía que tocaran una guabina, durante una grabación, estaban de acuerdo pero sólo si se grababa también un torbellino. En el momento de escuchar mis grabaciones, me di cuenta de que el torbellino instrumental interpretado antes de la guabina, era casi lo mismo que los punteados de torbellino, tocados en el segmento instrumental de la guabina. Entonces averigüé si se habían realizado trabajos científicos sobre el torbellino como género autónomo. Según algunos escritos sobre la historia de la región, desde el comienzo del siglo XIX hasta la mitad del siglo XX, el torbellino se ha relacionado estrechamente con los trabajos agrícolas cotidianos (la cosecha del café y el maíz), con las tradiciones rurales ( fiestas de pueblo) y con las peregrinaciones locales ( Serrano Giraldo 1995:10 ). Durante la guerra civil, llamados también los años de la violencia, (1948 – 1953) y el período de gobierno militar (1953 – 1957), las festividades campesinas eran raras; la gente organizaba las fiestas en su casa. Después de este período tan relevante en la historia del país, la animación de las fiestas ha cambiado; los campesinos recurren menos a los conjuntos musicales. Hoy en día utilizan cada vez más los nuevos medios de difusión de la música, por ejemplo las grabadoras. Actualmente, la única oportunidad de ver los conjuntos de torbellino es el Festival Nacional de la Guabina y el Tiple. Este evento se realiza en Vélez, capital de la provincia epónima, en agosto de cada año. Fuera de esta ocasión, difícilmente se oyen estos conjuntos. La información escrita y sonora que encontré en Colombia sobre el torbellino es escasa. Este género musical de la provincia de Vélez, nunca ha sido objeto de trabajo musicológico. Los pocos especialistas que han hecho referencia a esta música en sus obras, lo han hecho de manera sucinta y a veces, incompleta. Harry Davidson en el diccionario folclórico colombiano (1970) da por ejemplo, definiciones muy generales del torbellino 14 de la región andina, sin abordar las peculiaridades que presenta el torbellino de la provincia de Vélez. El folclorista Abadía Morales en su obra Compendio General del Folclor Colombiano (1983) presenta una descripción de varias páginas de géneros musicales de la provincia de Vélez, sin hacer un análisis real musicológico de cada uno de ellos. Ningún autor parece haber realizado estudios de campo; algunos artículos del historiador y musicólogo Orlando Serrano Giraldo se han publicado en la prensa regional y en revistas de historia; estos se dedican a la descripción de la guabina y el torbellino de la región de Vélez. Estos artículos, de carácter bastante general, carecen de profundidad y no están sustentados por experiencias o estudios de campo. Nunca se ha hecho una publicación de investigación profunda sobre estos géneros musicales de Vélez. Los registros sonoros relativos al torbellino instrumental son exiguos. La mayoría son compilaciones de aires musicales de la región, ejecutadas por músicos profesionales en estudios de grabación; difícilmente se encuentran grabaciones de torbellino realizadas por gente de la región, con las características locales específicas. El estudio de este género musical de la provincia de Vélez tiene un verdadero interés desde varios puntos de vista. En primer lugar el torbellino tiene real y manifiesta importancia para la gente, pues, se integra dentro de otro género musical de manera original para dar una estructura inédita de alternancia de partes cantadas a capella y partes instrumentales. En fin, tanto el desconocimiento de este género musical y la falta de escritos e investigaciones con este propósito, asi como el contexto social y cultural en el cual se ha venido desarrollando, me llevaron a interesarme por él. Durante mi primer estudio de campo, efectuado de julio a agosto de 2004, tomé contacto con diferentes actores locales que me hicieron aportes significativos en el conocimiento de 15 la guabina. En julio y agosto de 2007, durante mi segunda investigación de campo, me instalé en Bolívar, un pequeño pueblo de montaña, a cinco horas de Bogotá. Desde este lugar me desplacé a otros pueblos como Jesús María y Vélez, capital de la provincia, para hallar allí los músicos y cantadores que me permitieron avanzar en mis investigaciones. En el ámbito de mi estudio de campo, yo estaba provista de algunos medios logísticos como una cámara de video 8, la cual me permitió grabar numerosas secuencias, no sólo de música sino de conversaciones interesantes, en un ambiente de convivencia, y donde me hicieron aportes valiosos al análisis de este trabajo. Los fragmentos del CD y el DVD son extraídos de estos registros, fueron realizados en condiciones técnicas muy diversas, bien fuera en las casas, en los lugares de trabajo de los músicos, o en la calle. Otros sonidos no musicales que se perciben en las grabaciones disminuyen la calidad de la escucha. Las transcripciones musicales que realicé sobre este repertorio, constituyen un soporte escrito para el análisis. Ellas no están destinadas a una ejecución musical, sólo presentan la notación melódica rítmica del instrumento solista ( requinto) y el cifrado armónico del instrumento acompañante (tiple ). Para el caso de las piezas de guabina, aparte de los segmentos instrumentales, efectué sólo la notación del primer segmento del canto. En relación con la altura, la notación se hizo siguiendo las afinaciones utilizadas por los músicos, a sabiendas de que no utilizan diapasón para afinar sus instrumentos. Gilbert Rouget explica en relación con lo anterior: “Toda transcripción es inevitablemente influida por las presuposiciones, concientes o no, del transcriptor, asi como, igualmente, por el programa de la máquina transcriptora y, en consecuencia, toda representación de la música obtenida así, sesga en cierta manera la interpretación” ( Rouget 1981 : 5). 16 Para este nuevo trabajo de investigación, voy a ceñirme a definir los aspectos musicales y sociales que identifican el torbellino instrumental como género musical autónomo. Esto nos llevará también a analizar la integración del torbellino en la guabina. Nuestro estudio se realizará a partir de una muestra de torbellinos instrumentales y de guabinas, grabados en el curso de mi trabajo de campo, por diferentes grupos que encontré en la provincia de Vélez. El primer capítulo de esta monografía comienza con una presentación general del torbellino, interpretada en la región andina colombiana. Enseguida nos referiremos a un torbellino instrumental, interpretado por los grupos de la provincia de Vélez. Los grupos de torbellino serán objeto de una descripción social, además del contexto en el cual se toca actualmente este género musical. Después de esta parte, la cual se desarolló con caracter monográfico, los dos capítulos siguientes se consagran al análisis musical de este género. El segundo capítulo trata de mostrar que el torbellino presenta una estructura rítmica que le es muy propia. En el tercer capítulo, el análisis musical se apoya en otros elementos igualmente importantes en la caracterización del torbellino instrumental. El último capítulo presentará una descripción del procedimiento de integración del torbellino en la guabina. 17 Capítulo I El torbellino L as definiciones que figuran en el diccionario para la palabra torbellino1 nos remiten siempre a la imagen de un movimiento circular y rápido. Esta imagen se encuentra igualmente en las definiciones dadas por los diferentes escritores sobre el género musical llamado torbellino. El profesor Enirto de Lima (1930:92) definió el torbellino de la siguiente manera: “Este género de música colombiana […] es tocado y cantado por el pueblo de una manera muy viva y agitada”. Otros autores como Perdomo Escobar (1963 : 393) han descrito el torbellino de la manera siguiente: “Baile popular de ritmo muy agitado.” La folclorista Cortés de Piñeros (2000:286) nos da una imagen más clara sobre el torbellino: “El baile del torbellino consiste en ir y venir hacia el centro […] la mujer emprende giros circulares rápidos”. Que el torbellino sea definido como género musical tocado, bailado o cantado, todas estas definiciones lo caracterizan como un movimiento rápido en remolino. Los escritos que menciona este género musical afirman que es propio de la región andina colombiana, en particular de la provincia de Vélez, Santander. Esta provincia está situada en Pequeño Larousse ilustrado 2001. Torbellino: n.m (latín.Turbo-inis).1. Viento muy fuerte que sopla sopla dando vueltas.2. Masa de agua o de gas que se mueve de manera giratoria.3. Movimiento circular helicoidal de agua en una corriente de agua. 4. Movimiento rápido de personas o de cosas. 5. Lit.Lo que arrastra en un movimiento rápido, irresistible. 1 21 el flanco de la cordillera oriental de los Andes. Sin embargo, la folclorista Zapata Olivella (1999:320 ) menciona una danza llamada igualmente torbellino vallecaucano que existe en la costa Pacífica colombiana y que tiene características completamente diferentes de las de aquel de la región andina. Sin entrar en detalles, precisemos sin embargo, que este baile de la costa Pacífica es tocado por un conjunto de chirimía2 a diferencia de aquel tocado en los Andes colombianos. Vamos a comenzar por describir de manera más amplia el torbellino de la región montañosa, para optar enseguida por el que es tocado en la provincia de Vélez Santander. 1. El torbellino de la región andina colombiana La región andina es la zona más habitada y urbanizada del país con una superficie de 282.450 km. (mapa n.2 ). Esta región se compone de 18 departamentos entre los cuales está el departamento de Santander donde se encuentra la provincia de Vélez. Muchos géneros musicales tradicionales se tocan en esta región del país, como el bambuco, el pasillo y el torbellino, género que nos concierne en este trabajo. Todas estas formas musicales tienen la característica de ser tocadas por grupos de cordófonos. Estos grupos se componen de una guitarra, que desempeña el papel de bajo armónico, un tiple, 2 La Chirimia de la région del Pacifico como lo describe Abadia Morales(1997:84), es un “conjunto compuesto por una tambora, redoblante, platillos, clarinete o fliscornio o bombardino por la mélodia, es decir, un rezago de antigua banda militar o de vientos”. Muy diferente a la Chirimía de la région Andina o chirimia Caucana,como tambien se le conoce, que es conjunto instrumental muy propio de las comunidades campesinas e indígenas del departamento del Cauca. Este conjunto esta compuesto por flautas traversas de carrizo y de algunos instrumentos de percusión (Restrepo 2001 : 76 ). Este término hace también referencia al aerófono primitivo [ sic] ( Miñana 1997:9 ) 22 (laúd de mástil largo, con cuerdas punteadas), para asegurar el acompañamiento, de una bandola (laúd de mástil corto con cuerdas punteadas) para ejecutar los solos. En algunas grabaciones realizadas por grupos profesionales se encuentra, como instrumento solista, el violín o la flauta traversa. Para la interpretación del torbellino, el instrumento solista no es la bandola sino el requinto, laúd de mástil largo, con cuerdas punteadas, siempre acompañado por un tiple y en algunos casos, acompañado por dos idiófonos. Los idiófonos son: el guache o chucho andino (sonajero hecho con una calabaza), un par de cucharas de madera, las cuales se entrechocan. Los géneros musicales representativos de esta región andina colombiana son también los aires musicales que se bailan con una coreografía bien particular. Hoy estos géneros musicales no se bailan sino en los grupos de danza folclórica de las escuelas y colegios de la provincia. Encontramos en esta región andina otros géneros musicales como la Guabina, específicamente en la provincia de Vélez. La guabina es un género musical colombiano, que se caracteriza por su estructura formal de alternancia de partes cantadas a capella, llamadas tonadas y de partes instrumentales, que son los interludios de torbellino. Estos dos géneros musicales están muy relacionados tanto por los aspectos históricos como por los musicales como veremos más adelante. 1.2 Aspectos históricos del torbellino Según el historiador Ocampo López (1977, 70), el torbellino se evoca ya en los escritos que hacen referencia a los acontecimientos históricos de los siglos XVIII y XIX. Es el caso del baile de máscaras organizado en el recibimiento del virrey Amar y Borbón en 1804 a Santafé3, donde el torbellino hace parte de las danzas propuestas. Además Ocampo López (1976:87) menciona el torbellino en otro contexto, 3 Antiguo nombre de la capital del país, que hoy se llama Bogotá D.C 23 los peregrinajes a los santuarios Santísima Virgen. Es el caso especial de los peregrinajes a la Virgen de Chiquinquirá4, que comenzaron al final del siglo XVI, a raíz del descubrimiento que hizo un campesino del pueblo, de un lienzo con la imagen de la Virgen. Hacia el final del siglo XIX, este pueblo comienza a ser epicentro de peregrinajes en un ambiente de fiesta, en el curso de los cuales el torbellino y la guabina encuentran su lugar, según la descripción del historiador Ocampo López (1976: 88) : “ En el peregrinaje de diciembre Chiquinquirá era visitada por los promeseros de Boyacá y de otros departamentos. Venían con gratitud y fe a rendir homenaje a la Virgen Santísima. Los grupos se concentraban en las calles y en la plaza, en ambiente festivo, ya que habían llevado los tiples y las guitarras […] y allí los tiples interpretan el torbellino, el bambuco, la guabina y otros cantos y aires musicales de músicos campesinos”. Esta descripción no precisa a qué llamaban torbellino en esa época, ni a qué llamaban guabina. Sin embargo, podemos suponer, a partir de este escrito, que el torbellino y la guabina existían ya como dos géneros musicales diferentes. Hasta el final del siglo XIX, observamos que el torbellino formaba parte de la vida musical de los campesinos de la región. No hay ningún escrito donde diga que el torbellino era tocado o bailado en los salones. Sin embargo, en la obra de Perdomo Escobar (1963:394), encontramos un torbellino escrito para piano, por el compositor colombiano Andrés Martínez Montoya 5. No tenemos la fecha exacta de la composición de esta obra, pero suponemos que fue creada al final del siglo XIX o comienzo del XX. Esto nos hace pensar que el torbellino hacía parte del repertorio de piano de la época, sin que se pueda asegurar que fue cantado o bailado. La obra de Perdomo Escobar (1963:267) menciona varias clases de torbellinos como el torbellino a misa, el torbellino 4 Ciudad situada a 50 kilómetros de Vélez 5 (Bogotá, Colombia 1869-1933). 24 boyacense, el torbellino versiado. Es posible que se trate del mismo género musical y solamente cambia el nombre según el contexto en el cual se toca o según la coreografía. Como lo señala Perdomo Escobar (ibidem), el torbellino a misa era “ el último torbellino que bailaban los campesinos la noche de navidad antes de ir a la misa del gallo ( misa de media noche ). Lo bailaban en la calle, desde el hospedaje hasta la iglesia, acompañados de tiples y requintos”. El torbellino boyacense, explica el autor, es aquel propio del departamento de Boyacá. El torbellino versiado, que conocemos también como el moño6, es un “torbellino con los desafíos poéticos”. A pesar de esto, con excepción del torbellino versiado, no se hace mención de todos estos torbellinos sino en la obra de Perdomo escobar. Es probable que se trate del mismo torbellino con diferentes coreografías. 1.2.1 Contexto de ejecución del torbellino Hoy en día, el torbellino y los otros géneros musicales tradicionales que acabamos de mencionar subsisten sobre todo en el contexto público. En ese contexto estas formas músicales son tocadas con ocasión de programas musicales en una sala de concierto, tocadas por músicos profesionales o en algún festival de música tradicional, interpretados por los músicos de la región. Fuera de los conciertos de música tradicional programados en las salas de música, es muy raro escuchar en la radio estos géneros musicales tradicionales, aún si existen grabaciones hechas por los grupos profesionales. Se escucha esta música sobre todo en lugares públicos como los restaurantes de cocina tradicional colombiana. Por el contrario, la radio difunde más fácilmente los géneros como la música norteña y el vallenato7. 6 El moño o torbellino versiado se profundizará en el capítulo IV. 7 La música norteña llamada también tex mex, salió de la frontera del norte de M´exico, de ahí su nombre que significa “del Norte”.. El vallenato es un género musical popular propio de la costa norte de 25 Hoy en día existen en el comercio de los discos, grabaciones de música tradicional colombiana, que incluyen uno o dos torbellinos, entre otros géneros musicales como el bambuco y el pasillo. Estas grabaciones han sido hechas por grupos de músicos profesionales de la capital del país o de otras ciudades grandes de la región andina como la ciudad de Bucaramanga. Por otro lado, no existe ninguna grabación de los grupos campesinos de esta región en el comercio,con excepción de una grabación del grupo “Corazón Santandereano”8. Este trabajo ha sido grabado, financiado y comercializado por ellos mismos. El torbellino que se encuentra en los trabajos discográficos es más bien instrumental. El tiple y el requinto son los cordófonos indispensables en la ejecución de un torbellino, el primero en su papel de acompañante, el segundo como instrumento melódico solista. En algunos casos, estos grupos profesionales cuentan con la presencia de una guitarra o un contrabajo para reforzar el acompañamiento armónico. Estos últimos instrumentos difícilmente se encuentran en un conjunto campesino. Los instrumentos se afinan a la altura estándar para una grabación. Es notorio, en este tipo de conjunto profesional, la ausencia de idiófonos. (Ver discografía) El torbellino de la región andina se caracteriza por la repetición en ciclo de su esquema armónico y rítmico: tónica-subdominante-dominante9. Los acordes de tónica y de dominante se marcan sobre el tiempo fuerte de la medida a ¾, y el acorde de subdominante sobre el tercer tiempo. La línea melódica, ejecutada por el requinto, sigue el esquema armónico I-IV-V y termina sobre un acorde de dominante. Colombia, muy extendido, sobre todo en las zonas urbanas del país. 8 Este grupo forma parte de los conjuntos que encontré en mi trabajo de campo. 9 A lo largo de este trabajo, llamaremos bucle o ciclo a la progresión armónica I-IV-V. 26 El torbellino de la región andina es con frecuencia instrumental. Sin embargo hay algunas composiciones de torbellino escritas originariamente con letra para ser cantada. Entre las raras composiciones de torbellino que tienen letra, hay una intitulada Tiplecito de mi vida10. Encontramos en la obra de Puerta Zuluaga (1988 : 154) dos partituras de ese mismo torbellino: la primera escrita para piano, en la cual tenemos la letra ( Anexo 1.1) , la segunda que es una versión musical hecho para tiple solo (Anexo 1.2) sin letra. Existe una tercera versión de ese mismo torbellino (Anexo 1.3), con letra, en una colección de cantos del año de 197511 para los jóvenes estudiantes de las escuelas normales. Es muy probable que otras piezas de torbellino hayan sido creadas para cantar pero, en las grabaciones o en la práctica, son exclusivamente instrumentales, lo que significa que la letra se ha suprimido. El torbellino tocado por los músicos profesionales muestra comúnmente una armonía más compleja en relación con los acordes del ciclo I-IV-V tenemos el ejemplo del torbellino “Tiplecito de mi vida” (Anexo 1.2) en versión para tiple solo. En este caso, el tiple desempeña dos papeles, uno melódico y otro armónico. Este tipo de torbellino transcrito y arreglado, está destinado a ser ejecutado por músicos profesionales o alumnos de conservatorios de música de la región andina. Las características que acabamos de ver en el torbellino transcrito y arreglado, son muy diferentes a las del torbellino tocado en la provincia de Vélez por los músicos que encontré a lo largo de mi trabajo de campo. Se puede observar que en esta provincia, el torbellino es transmitido mediante tradición oral y los músicos aprenden los torbellinos a oído como ellos mismos lo dicen. Esto explica la ausencia de partituras de torbellino en esta región. También se puede observar que el 10 El torbellino Tiplecito de mi vida letra de Víctor Martínez Rivas y música de Alejandro Willis, se tocó por primera vez el 24 de octubre de 1928 en el teatro Olimpia de Bogotá. Puerta Zuluaga (1988 : 153) 11 Este cancionero no se volvio a editar. 27 torbellino de esta región nunca se toca con un solo instrumento. Es indispensable que haya un instrumento solista (el requinto) y uno acompañante (el tiple). En la parte siguiente, vamos a concentrarnos en el torbellino que se toca en la provincia de Vélez para evocar las características de ese género musical que son diferentes del que acabamos de ver. 2. El torbellino de la provincia de Vélez – Santander El torbellino, como los otros géneros musicales, siempre se ha catalogado como específico de la región andina. Sin embargo, esta música no se toca en todos los ámbitos de esta región tan vasta12. Los escritos de Perdomo Escobar (1963 : 274 ) y de Abadía Morales ( 1983 : 161 ) ubican el torbellino como un género propio del departamento de Santander, limítrofe con el departamento de Boyacá . En lo que nos concierne, vamos a abordar el torbellino que se toca en la provincia de Vélez y, más precisamente, el que tocan los conjuntos de los pueblos donde efectué mi trabajo de campo. 12 La región andina es una región donde se concentra la mayor parte de la población del país. En esta zona se concentran las ciudades más grandes, como Bogotá, la capital, Medellín y Cali. 28 Localización de la provincia de Vélez en el departamento de Santander (Mapa n.3) 2.1 Situaciones actuales de ejecución del torbellino en la provincia de Vélez Como ya lo dijimos, torbellino es un género musical todavía vivo en esta región del país sobre todo en la población rural de la provincia de Vélez. En esta provincia, los conjuntos de torbellino tocan igualmente otro género musical propio de la región, la guabina. En efecto, sus intérpretes tocan los dos géneros musicales. La única diferencia es que en el transcurso de la interpretación del torbellino, en la mayoría de los casos, las cantadoras de guabina acompañan a los ejecutantes de cordófonos con los idiófonos. De esta manera cuando 29 hablamos de conjuntos de torbellino de la provincia de Vélez, estamos también hablando de los mismos intérpretes de la guabina. Es característico sólo de los conjuntos de la provincia, puesto que en otros sitios de la región andina no hay cantadores de guabina. El torbellino de la provincia de Vélez es una música todavía viva gracias a la existencia de grupos musicales que se producen en dos contextos: el privado y el público. En el contexto privado, los músicos se reúnen entre amigos en veladas familiares improvisadas o programadas. Hay que precisar que, en este contexto privado, el torbellino es rara vez tocado en una familia donde no son músicos. En el contexto público, el torbellino se toca en las fiestas populares de la provincia y sobre todo en el Festival Nacional de la Guabina y el Tiple. 2.1.1 Contexto privado: casas de músicos Las reuniones de familia o de amigos donde el torbellino está presente, son también animadas por otros géneros musicales de la región andina colombiana, como por ejemplo el pasillo. La guabina es un género musical inexcusable de estas veladas animadas por los músicos del torbellino. La mayor parte de estas veladas se organizan donde un músico o una familia de tradición musical. Los que animan estas fiestas son, en su mayoría, autodidactas. Este tipo de reunión se organiza en general en las casas del campo o donde músicos en el pueblo. El número de músicos es indefinido porque depende del número de instrumentos. La mayoría de intérpretes de requinto o de tiple llegan con su propio instrumento. En lo que se refiere a los idiófonos, no es útil llevarlos porque todos los músicos tienen al menos uno en su casa. En la interpretación del repertorio de torbellinos, el músico solista de requinto es el mismo a lo largo de toda la velada. Los otros músicos acompañantes de tiple tocan a intervalos 30 irregulares según la inspiración del momento. Los idiófonos pueden ser tocados por las personas que lo desean, sin tener un rol predefinido en la velada. En la interpretación de guabinas, los roles de guabineras y del músico solista no cambian durante todo el tiempo. El desarrollo de estas reuniones incluye segmentos de danza y de interpretación. Sólo el momento de música instrumental brinda una ocasión de descanso para las cantadoras. En este tipo de veladas, la presencia de los niños es limitada. En efecto, a pesar del carácter familiar de las reuniones, los niños no participan en estas tertulias musicales; aunque estén en la casa, prefieren ocuparse de sus actividades lúdicas sin interesarse mucho en esta reunión de adultos. Después de las horas de la música, hacia la media noche, se comparte la comida antes de que los invitados se vayan. Este momento de recuperación se anima con música de un equipo de sonido. No hay ningún momento de silencio,puede suceder que los músicos, parientes o amigos, sigan tocando en corrillo aunque la fiesta pueda durar hasta la madrugada. Otra situación de la práctica del torbellino en el contexto privado, es la visita informal en casa de amigos que también son músicos. Esta reunión es casi siempre improvisada; no siempre se escucha música en las visitas, es algo que se presenta espontáneamente según el estado de ánimo de los músicos. Muchos de los elementos que se encuentran en las veladas anteriormente descritas, no existen en este tipo de reuniones, como las bebidas alcohólicas y las comidas. Un ejemplo entre las situaciones que experimenté, fue la visita de un viejo cantador de guabina donde una familia de músicos. La llegada, una tarde, de Graciano (de 82 años) y Marco ( de 70 años ) donde Dora y Arnulfo, ambos de setenta años, fue la ocasión para ellos de recordar algunos torbellinos y guabinas que interpretaban juntos, veinte años antes, en un grupo llamado “Los Cuchineros”. Después de conversar saboreando 31 una taza de café, con un pedazo de queso de la región, Arnulfo sacó su requinto y le propuso a Marco, tiplista muy conocido en el pueblo, tocar algunos torbellinos. Enseguida le propusieron a Graciano y a Dora interpretar alguna tonada de guabina. Una y otra vez Dora (primera voz) se vio obligada a recordarle algunas coplas a Graciano (Voz segunda), quien ha empezado a perder la memoria. La tarde se desliza entre torbellinos y guabinas, interrumpidos por momentos de conversación, hasta la partida de Graciano. En el contexto privado vemos que nada es programado, basta que alguien tenga un instrumento a la mano, un tiple o un requinto, para que otras personas lleguen y toquen algunos torbellinos y si agregamos dos cantadores, seguramente vamos a escuchar guabinas. Sin embargo, la visita de este cantador hubiera podido desarrollarse sin música. A propósito de esto, cito la frase de una guabinera de la provincia para describir la simplicidad con la cual se organiza un grupo para interpretar la guabina: “Para tener el placer de de cantar una guabina, no se necesita sino un tiple y alguien que cante la prima”. Rosita G. 80 años, voz segunda. En el ámbito particular, bien sea improvisado o programado, el torbellino se desarrolla en espacios cerrados (como las casas y las salas comunales) y con la participación de músicos y cantadores con un interés común. Estos grupos no son estables en su constitución. Además el número y rol de los participantes en el grupo puede variar, con excepción de los cantadores y el solita de requinto, que no cambian en el mismo. 2.1.2 Contexto público: la gran concentración alrededor del torbellino En el contexto público, el torbellino se presenta ante una concurrencia numerosa y en la mayoría de los casos, en 32 espacios abiertos. Estos eventos públicos son destacados en la vida social de la provincia. En ellos se reúnen gran número de personas de diferentes edades y categorías sociales, procedentes de diferentes puntos de la región. Estas actividades, que reafirman la identidad local de la provincia de Vélez, se programan sólo una vez a año, como el festival de la guabina y el tiple en la ciudad de Vélez. Algunos pueblos de la provincia organizan en diferentes épocas del año una fiesta popular, donde el torbellino se presenta de manera irregular, en el curso de su desarrollo. Nada asegura, de manera sistemática, la intervención de esta música en las festividades. El festival de la guabina y el tiple Siempre en el mes de agosto, el Festival Nacional de la Guabina y el Tiple tiene lugar en Vélez, capital de la provincia. En esta ocasión, los grupos de torbellino que acuden de toda la región, participan durante tres días de una programación variada de desfiles y presentaciones musicales. Este festival reúne músicos y cantadores de diferentes edades, lo que permite que se establezcan categorías entre los conjuntos de participantes. Se pueden observar algunos instantes de este festival en el capítulo V del D.V.D. que acompaña esta monografía. Aunque este festival no se llama festival del torbellino, este género musical tiene en él su puesto, ya que todos los conjuntos deben interpretar un torbellino instrumental, más de una guabina y de una danza del Moño. Sin embargo, durante este festival se celebra paralelamente, una feria, que es otra actividad festiva muy importante para la región. Durante las animaciones de la feria, no hay ninguna participación de grupos de torbellino. Se trata de la alborada, la cabalgata, la corridas y los bailes nocturnos. Durante las actividades de esta feria se escuchan por todas partes en el pueblo, otras músicas muy diferentes del torbellino y la guabina. Es notoria, por 33 ejemplo, la música de las casetas13, animadas por grabaciones sonoras populares, propias del baile nocturno animadas por orquestas de música popular y aquella de las corridas, animadas por papayeras (bandas pequeñas de viento que interpretan musica tropical costeña). En este entorno sonoro, durante los días del festival, el torbellino se convierte en un género musical más. Finalmente, el torbellino es una música importante durante la presentación de los grupos en frente del jurado y del público pero no es el género musical central de esta gran concentración. A pesar de la voluntad política de organizar un festival dedicado a esta música, el torbellino y la guabina no llegan a encontrar realmente su puesto. La gente viene más por la animación de la feria que por el festival. Un público limitado, constituido en su mayoría por músicos y cantantes y sus familiares acompañantes, viene, ante todo por el festival. Además de la presentación de los grupos en la tarima de la plaza del pueblo, en frente del jurado y del público durante los tres días, el festival organiza otras actividades como el desfile de apertura alrededor de la plaza principal del pueblo, donde todos los grupos de torbellino deben participar14. Aquí los participantes no tocan sino torbellino instrumental, ya que cantar una tonada de guabina sería imperceptible. Se observa en las imágenes del video que, durante el desfile, los instrumentos más audibles, son los idiófonos. Además del concurso de grupos del torbellino y guabina, que es la actividad principal del festival, se celebra el concurso de jóvenes talentos ( menos de 18 años), de tiple y de requinto. En el año 2008, el concurso reunió 25 participantes. La mayoría de los jóvenes tocan en los grupos de torbellino y guabina. 13 Caseta: local provisional para la venta de bebidas propia de las fies- tas. 14 Primeras imágenes del capítulo V del D.V.D dedicado al festival. 34 Durante estos días del festival o de fiestas, la plaza del pueblo es el punto central de todas las actividades. La asistencia es sobre todo de adultos. Las presentaciones comienzan por la tarde y terminan a media noche. Sin embargo, los grupos continúan tocando en la calle hasta el amanecer. Los jóvenes y los niños no están obligados a tanto, ellos intervienen al comienzo de la tarde, ayudados por uno o dos adultos. Los grupos participantes en el festival o en la fiesta popular son estables al menos durante las festividades. El número de cantantes y músicos de un grupo y sus roles son invariables. Gracias a la creación de este festival, el torbellino y la guabina no han caído en el olvido. Aun si los músicos son opacados por otras músicas en su propio festival y si no todo el público reunido se interesa por ellas, el torbellino y la guabina continúan siendo los elementos más notables de la identidad local de la provincia. Al mismo tiempo, el festival permite a la gente del pueblo reivindicar sus orígenes con el uso de sus trajes tradicionales y la interpretación de su música. 2.2 Los grupos de torbellino de la provincia En la provincia de Vélez, como lo hemos dicho, los grupos de torbellino son los mismos que tocan la guabina. Efectivamente, sus intérpretes tocan los dos géneros musicales. En el momento de la interpretación del torbellino, en la mayor parte de los casos, las cantadoras toman los idiófonos para acompañar a los que tocan los cordófonos. 2.2.1 Estructura de las agrupaciones Los grupos de músicos y de cantadores, pasaron de una estructura campesina, que tuvieron originalmente a otras más diversificada. Hoy en día hay tres tipos de formaciones: en primer lugar los grupos en los cuales los miembros tienen un 35 lazo familiar, después aquellos que se encuentran unidos por lazos de amistad y finalmente, aquellos que representan una institución. Familias de tradición musical La familia es la unidad esencial en estos grupos de cantadores de torbellinos y guabina en la provincia de Vélez. Estas agrupaciones musicales compuestas por los miembros de una misma familia, tienen una historia de esta práctica musical, que proviene de generaciones anteriores y continúa perpetuando esta tradición musical a sus descendientes. La transmisión de este saber hacer, pasa esencialmente por la familia. Se toca un instrumento como el requinto o el tiple, con el cual se cantan tonadas de guabina, mínimo por cuatro o cinco generaciones. Estas familias de cantadores y de músicos, son reconocidas entre las otras familias del pueblo, como familias de guabineros. Este reconocimiento, es tanto para los músicos de torbellino y de guabina, que, como lo hemos dicho, se trata de los mismos intérpretes. En una familia de tradición musical, no todos son necesariamente cantadores o instrumentistas y no pertenecen obligatoriamente al grupo musical. A veces, sobre todo en el contexto privado, todos los miembros de la familia participan del conjunto musical y en otras ocasiones, como en los actos públicos, el grupo se reduce solamente a algunos de ellos. Hay que observar también que el círculo familiar musical es cerrado, en la medida en que no integra en su seno participantes que no sean de la familia, y más particularmente en situaciones asociadas al contexto público, como el festival nacional. No obstante, entre las familias de tradición musical que encontré en mi trabajo de campo, hallé el caso del grupo “Los copleros de Palma” de Bolívar [ DVD. Cap. I y V], durante su participación en el Festival Nacional, que ha variado su composición. Al comienzo este grupo estaba conformado 36 por dos generaciones de la familia Castañeda del pueblo de Bolívar. A la cabeza de la familia, la madre, Lourdes C. ( 80 años). Sus hijos Carlos C. (55 años), Jesús María C. (59 años), Flor ( 52 años), y sus cónyuges, Leonilde C. ( 51 años), y Tilsia ( 49 años). Pero, con motivo del festival, como podemos visualizar en las imágenes del mismo, el conjunto ha invitado a tres amigos músicos para integrarse al grupo, porque existe un número mínimo de integrantes para participar. Esta ocasión ha sido particular, porque normalmente, ellos prefieren permanecer con los miembros de la familia. Al contrario, para las reuniones o eventos familiares, es corriente que se invite a otros músicos para que los acompañen. Los miembros de esta familia son todos labradores y la esposa de un músico, Leonilde, es vendedora de pollo en el mercado del pueblo. Tenemos otro ejemplo de grupo familiar, “Los Sanjuaneros de Bolívar” [DvD Cap. II]. Este grupo tiene la particularidad que todos sus miembros pertenecen a una misma generación que reunió a cinco hermanos y hermanas, solteros, entre los 60 y los 80 años de edad. Viven en la misma casa, y pueden, de hecho, organizar en la jornada una cita musical. Estos hermanos y hermanas tienen una tradición musical en la familia: “Mis padres y mis tíos, que eran músicos, nos integraron desde que éramos niños, a las veladas de música que organizaban con sus amigos […]. Hoy en día, con los hermanos que permanecieron en la casa, continuamos con la música. Sólo mi hermano mayor 15 quien está casado, partió a Vélez y tiene su propio grupo musical con su familia”. Florentina R. 65 años. Todos los miembros de este grupo tienen actividades profesionales diferentes. Uno de ellos se ocupa de la guarapería16 familiar, los otros trabajan la tierra y el último hermano tiene la estación de servicio del pueblo. Este grupo 15 El hermano mayor, Segundo Rivera pertenece al grupo familiar “Corazón Santandereano”. 16 Guarapería: establecimiento donde se vende guarapo. 37 participo durante muchos años en el festival de la guabina. Hoy dia este grupo no participa más fuera de su pueblo. Sus miembros tocan en las fiestas populares donde son invitados. Los amigos músicos Existe otro tipo de conjunto que agrupa músicos unidos por lazos de amistad. Este tipo de grupo, más común que la estructura de grupo precedente, presenta como característica importante, la edad y la proximidad de su vivienda. En efecto, estos adultos tienen prácticamente todos la misma edad. Este grupo admite algunos lazos familiares entre los músicos que son reclutados por relaciones de amistad. Uno puede encontrar también este tipo de formación, por igual en zona rural que en zona urbana de la provincia. Por el contrario, la proximidad de los miembros en zona urbana permite al grupo reunirse con mayor frecuencia que en zona rural. Es igualmente el caso del grupo “Los Ancestros”, formado por cuatro mujeres cantadoras y tres hombre músicos. Este grupo tiene la particularidad de que los músicos viven en el mismo pueblo y las cantadoras habitan en zona rural. La edad de los miembros de este conjunto oscila entre 35 y 70 años. Los tres intérpretes de los cordófonos, se encuentran con frecuencia en el pueblo para tocar su repertorio de torbellinos. Al contrario, sólo cuando las cantadoras vienen al pueblo tienen ocasión de tocar y cantar algunas guabinas. Ninguna de ellas toca un instrumento. El grupo de cantadoras, todas mujeres de hogar, está formado por dos hermanas y dos amigas. Viven en a misma región desde hace años. A pesar de que habitan la misma comuna, el trayecto es de media hora a pie por la montaña. Una de ellas cuenta los momentos del encuentro con las otras cantadoras del grupo: “ Con frecuencia nos encontramos donde Lula [miembro del grupo], que es la más cercana a nosotros tres; 38 casi siempre cada 15 días. Nos vemos sobre todo por la tarde, puesto que cada una debe terminar los trabajos en las casa. Cantamos algunas tonadas antiguas y nuevas después regresamos al hogar para preparar la comida”. Trinidad F. 69 años. Los tres músicos del conjunto “Los Ancestros” trabajan y viven en el mismo pueblo, lo cual facilita los encuentros para tocar la música. Todos ellos hacen trabajos diferentes pero han creado lazos de amistad, gracias a la música. “Con Amílkar y Trino [los otros músicos] nos vemos casi todos los fines de semana… algunas veces sucede entre semana, cuando ellos pasan por mi taller. Charlamos, tomamos una cervecita y si tenemos los tiples a la mano, tocamos juntos un momento”. Ramiro C. 42 años, tiplista. Una vez al mes, cuando las cantadoras de este conjunto pueden, se encuentran con los instrumentistas para tocar juntos. Estas ocasiones son poco frecuentes, porque para ir hasta el pueblo, ellas tienen una hora de camino por los senderos de la montaña. Por otra parte, podemos notar que la reunión para tocar música entre amigos o miembros de la familia, es también una ocasión para beber guarapo o chicha17. Estas bebidas alcohólicas son preparadas en la casa. Se sirve también cerveza pero esta es menos apreciada por las población campesina. Grupos de instituciones Este último grupo se caracteriza porque se ha formado en una institución. A diferencia de los grupos anteriores citados antes, los miembros de esta formación no se conocen al 17 Guarapo: Bebida fermentada hecha a partir de la caña de azúcar. Chicha : Bebida alcohólica que resulta de la fermentación de maíz. 39 principio y tienen todos prácticamente la misma edad. Estos jóvenes representan una institución pública, privada o una escuela de música. Se presentan en ocasiones especiales como el Festival Nacional de la Guabina o cuando son invitados a otra institución. En el curso de mi trabajo de campo, tuve la oportunidad de llegar en el momento en que estos grupos se formaban (en total tres grupos), es decir, algunas semanas antes del festival nacional, lo cual me permitió entrar en contacto con ellos. Estos grupos son originarios del mismo pueblo de Vélez. En el campo o en los pueblos pequeños, este tipo de conjunto es casi inexistente puesto que no hay instituciones para organizarlos. Entre quienes participaban, encontré el grupo de la escuela de música Hermes Espitia, el cual reúne jóvenes entre los 12 y 16 años, todos estudiantes de secundaria de Vélez. Toman cursos de tiple y requinto durante el año y empiezan a trabajar el repertorio de torbellino y guabina en los meses anteriores al festival. Este es el comentario del director: “Hoy en día la juventud no se interesa sino en la música extranjera como el pop y el rock. Pero los estudiantes que vienen a mi escuela son jóvenes que quieren aprender a tocar un instrumento de nuestra música. Vienen por iniciativa propia o tal vez inducidos por sus padres. Se trabajan diferentes géneros musicales de la región, como el torbellino, el pasillo y el bambuco. Dos meses antes del festival, comenzamos a trabajar el repertorio de guabinas y a seleccionar a los alumnos que van a representar a la escuela. Lo más difícil es encontrar cantadores, ya que los jóvenes no sienten atracción por esta música”. Hermes E. 30 años. Los miembros de este tipo de grupo, no son entonces los mismos cada año. Además su motivación es más la de encontrarse para practicar un instrumento, que la de formar un 40 conjunto de guabina. Al preguntarles a los alumnos sobre sus motivaciones, ellos respondieron que en la escuela de música era “divertirse”, “estar contentos” y “encontrar nuevos amigos”. Ninguno manifestó un interés muy particular por integrar un grupo de guabina. El aprendizaje de un instrumento musical permite reunir una generación que siente poca atracción por este tipo de música tradicional. 2.2.2 Pluralidad social La formación de grupos de torbellino y guabina, alejada de su contexto original, ha sufrido transformaciones considerables. Es interpretada ahora por personas de categorías sociales diferentes. Los grupos de guabina, que se formaban solo con trabajadores de las haciendas, réunen hoy en día cantadores y músicos que ejercen otros trabajos, como campesinos y gente del pueblo, profesionales y otros que abandonaron tempranamente los bancos de la escuela. La cohesión social en estos grupos es evidentemente la prácica musical, como en el caso de la guabina. Esta práctica colectiva les permite minimizar las diferencias sociales. El grupo “Los Ancestros” de Jesús María, ilustra bien esta pluralidad social. Reúne diferentes profesiones entre sus miembros, Trino A., profesor de música del pueblo, Ramiro C. carpintero, y Amilkar A, secretario de la alcaldía. Estos tres músicos tienen un recorrido diferente dentro de su formación profesional; las cuatro cantadoras del grupo son madres de familia y tuvieron sólo dos años de escuela primaria. Vemos en este ejemplo que las diferentes profesiones y formaciones personales son una ventaja para todos los miembros del grupo. Estos instrumentistas y cantadores de torbellino y guabina de la provincia pertenecen a medios modestos de la sociedad colombiana. La mayoría de ellos no tiene estudio: no hicieron sino dos o tres años de escuela 41 primaria como acabamos de ver en el caso anterior. Dos de las principales causas explican la interrupción precoz de su trayectoria escolar: -La lejanía geográfica de la escuela en relación con su vivienda, a veces aislada en el campo. -La obligación de las niñas de ayudar a sus padres en las tareas domésticas y de los muchachos de participar en la labranza de la tierra. Otros tuvieron la suerte de haber hecho algunos años de secundaria, para eso, tuvieron que irse a la ciudad de Vélez, pero han regresado al pueblo para abrir negocios como la venta de la chicha y otros productos alimenticios. Una nueva generación de músicos como Trino A., quien toca el requinto en el grupo “Los Ancestros”, tuvo la suerte de hacer el bachillerato y seguir estudios de música en la capital del país. Después de algunos años regresó al pueblo de Jesús María para dictar cursos de música en las escuelas de la zona urbana y rural. La continuidad de los grupos Uno de los factores determinantes en lo que concierne a la continuidad de un grupo de torbellino, es la proximidad geográfica de sus miembros. Tal es el caso de los grupos compuestos por cantores e instrumentistas del mismo pueblo. En esta clase de grupo, se puede tener referencia de su creación y en algunos casos, de su separación. Estos grupos han conservado al menos una parte de sus instrumentistas y cantadores desde el momento en que se agruparon. A lo largo de su trayectoria se presentan a veces cambios de algunos de sus miembros. Algunos han sido creados exclusivamente para un evento público como el festival nacional; se forman algunos 42 meses antes de éste para prepararse. Por el contrario, en los grupos formados por los miembros de una misma familia de tradición musical, el grupo se mantiene durante años a pesar de la distancia geográfica de algunos de sus integrantes. En el interior de una formación de torbellino y guabina los cantadores tienen una experiencia de grupo más fuerte que la del resto. En efecto, ellos perseveran por años al contrario de los instrumentistas que se renuevan constantemente. Es el caso del grupo “Los Ancestros” del pueblo de Jesús María. Este grupo que tiene más de ocho años de existencia, está conformado por cuatro cantadoras y tres instrumentistas. Las cuatro cantadoras, entre los sesenta y lo setenta años, cantan juntas desde hace treinta años. Estas cuatro guabineras comenzaron a cantar desde su más tierna edad, las tonadas de guabina por iniciativa de la mamá de una de ellas: “Nos conocemos desde siempre… como si fuéramos hermanas. Nuestra madre que era también guabinera nos enseñó a cantar a las cuatro. Fuimos amigas desde niñas, después de jóvenes, de casadas y ahora que estamos viejas, seguimos siendo amigas.” Rosa A. 70 años Por medio de este ejemplo podemos ver el rol capital del canto en las relaciones. Vivir una pasión común ha permitido tejer lazos muy fuertes entre las cantadoras del grupo. Cada vez que tienen oportunidad de cantar, ellas lo hacen juntas, jamás por separado. Al contrario, durante toda “esta vida de canto” como lo dicen ellas, han estado acompañadas por músicos de la región, diferentes según el caso. Sin embargo, desde hace ocho años, el conjunto ha estado más estable y ha estado acompañado por los mismos instrumentistas. La mayoría de los grupos que representan una institución no tienen continuidad como los otros que acabamos de ver. Su único objetivo es participar en ocasiones especiales, ya mencionadas y los miembros cambian regularmente. 43 Entrevisté al director de la escuela de música sobre la forma como maneja esta situación: “Cada año, al seleccionar los participantes del grupo, uno nota que algunos, casi siempre el requintista, [el instrumento solista] y uno o dos tiplistas, han participado máximo dos o tres años seguidos en el mismo grupo. En cuanto a los que tocan los idiófonos y los cantadores de tonadas, varían con mayor frecuencia. Yo trato de localizar las voces con un tiempo razonable para poder trabajarlas. En cuanto a los músicos, no hay ningún problema porque todos los alumnos de mi escuela son capaces de tocar un torbellino”. Hermes E. Se puede difícilmente hablar de continuidad en esta clase de grupos por diferentes motivos. En primer lugar estos jóvenes no se han reunen por iniciativa propia para tocar torbellinos y guabinas. Además, pertenecen a una generación a la cual esta música no les atrae. La duración de un grupo depende de la motivación de cada integrante. En resumen, vemos que el contexto social de estos grupos de torbellino y guabina ha cambiado desde su origen. Esta música ya no es exclusiva de los labriegos, sino que toca otras categorías sociales locales, integrándolas en estos grupos musicales. Además, el torbellino y la guabina salieron del contexto rural para integrarse igualmente a los pueblos. Estos géneros musicales juegan un papel importante en este tipo de colectividad. Refuerzan los lazos familiares y sociales de sus miembros. Los miembros buscan al comienzo la convivencia en la música, aun en el caso de que para la mayoría de ellos no sea la actividad principal. Las ocasiones de encuentro y de diversión representan momentos importantes para la vida de la comunidad. En el caso de las familias de músicos, ellas buscan también, perpetuar esta tradición que les ha brindado un reconocimiento en la sociedad. 44 Capítulo II El ritmo de torbellino S egún el etnomusicólogo PLISSON M. (1995 : 144), muchos géneros musicales de América Latina han heredado el sistema rítmico de las músicas que vinieron de España durante los siglos de colonización. Hablando de estas músicas, él precisa “se les reagrupa en los géneros de ¾ y 6/8, éstos corresponden en conjunto a las regiones de la antigua colonización. Muy populares aún hoy, resultan de la adaptación de músicas introducidas por los conquistadores entre los siglos XV y XII”. Además como él lo explica (ibiden:143), estos géneros musicales en América Latina, además de su propia coreografía ( porque son bailables), poseen estructuras rítmicas propias que permiten su identificación por parte de los músicos. Es el caso del torbellino, como lo habíamos dicho. El torbellino se baila y tiene su propio patrón rítmico que lo identifica entre otros géneros musicales. Todos los instrumentos tienen un tempo regular a lo largo de la pieza del torbellino. La mayoría de los instrumentos interpretan obstinatos18 que se mantienen sobre periodicidades que son propios de su interpretación. Ciertos pasajes presentan una superposición de periodicidades con acentuaciones binarias (¾) y ternarias (6/8) lo cual nos lleva a presenciar una polirritmia. 18 Obstinato “repetición regular e ininterrumpida de una figura rítmica o melódico rítmica, subtendida por una periodicidad invariable” Arom 1985: 93-94. 47 Una característica importante del torbellino es la reiteración cíclica del esquema rítmico y armónico: tónica, subdominante, dominante (I-IV-V). El obstinato armónico-rítmico del torbellino (el ciclo) es interpretando por el tiple utilizando durante toda la pieza la técnica de rasgueo o rasgueado19. Otro cordófono, el requinto, toca la línea melódica. Este instrumento utiliza otra técnica, muy común en la práctica de la música latinoamericana tradicional, el punteado20. Hay otro grupo de instrumentos que ayuda a construir la estructura rítmica del torbellino: los idiófonos. El número de idiofonos en un conjunto es variable, inclusive algunos grupos no cuentan con estos instrumentos. En este capítulo, abordaremos primero los instrumentos, después analizaremos su papel en la construcción de la estructura rítmica del torbellino. Este análisis se hará a partir de dos piezas de torbellino: el torbellino N° 4 interpretado por “Los Sanjuaneros de Bolívar”[DVD, capítulo II 6:48] y el torbellino interpretado por el grupo “Los Copleros de Palma” en el curso de su presentación en el festival de la guabina en 2.007 [DVD Capítulo V 31:12].21 1. Los instrumentos del conjunto de Torbellino Los instrumentos a los cuales vamos a referirnos en esta parte, son sobre todo característicos del torbellino, pero no exclusivos de él. Se usan también en la interpretación de otros aires musicales de la región andina colombiana, como la guabina, donde son indispensables para ejecutar los interludios 19 El rasgueo es una “Técnica de percusión rápida que hace intervenir sucesivamente varios dedos de la mano derecha que permite obtener rotaciones continuas sobre un acorde dado” Donnier 1997:129 20 Punteado o punteo: Pellizcar o pulsar la cuerda con los dedos de la mano derecha o con la ayuda de un plectro. 21 Las piezas de torbellino no tienen título. Por eso serán indicadas por números que corresponden a las pistas de la grabación. La pieza grabada en el festival no hace parte del CD. 48 instrumentales de torbellino. El conjunto del torbellino está constituido principalmente por los cordófonos, pero también está compuesto por la familia de los idiófonos y los membranófonos. En esta parte, además de la descripción morfológica de los instrumentos en cuestión, trataremos las técnicas de ejecución, del uso y las denominaciones vernáculas. 1.1 Los Cordófonos Todos los cordófonos utilizados en el torbellino se clasifican en la categoría de laúd de mástil largo y cuerdas punteadas. Las cuerdas son punteadas con los dedos o con un plectro que está hecho con un pedazo de materia plástica, de un peine o a veces de una cuchilla de afeitar, como lo indica el investigador David Puerta Zuluaga (1987: 15) “El punteo se hace con las uñas y la punta de los dedos. En algunas regiones como Santander, el plectro más utilizado es la cuchilla de afeitar”. Por lo general, los músicos de cordófonos tocan sentados. Acomodan la caja del instrumento sobre la pierna derecha, sosteniéndolo con el brazo izquierdo y el mástil dirigido oblicuamente hacia arriba. Los músicos tocan rara vez de pie. En este caso, el pie derecho se apoya sobre un taburete que permita al instrumento reposar sobre el muslo derecho. Los instrumentos son fabricados por especialistas, sobre todo en las grandes ciudades como Bogotá o Bucaramanga. En la provincia se encuentran igualmente fabricantes, pero que han aprendido esta tarea de manera autodidacta y alternan su trabajo agrícola con el de la fabricación de instrumento. Los materiales que utilizan para fabricar los cordófonos son, entre otros: maderas como el pino, cedro y nogal. La caja, el mástil y el clavijero están elaborados en madera, las clavijas, las los trastes y las cuerdas, en metal. 49 Según su dimensión, cada instrumento presenta características particulares, como lo veremos en la parte siguiente [foto 1]. El requinto es el instrumento solista en el torbellino. Está provisto de una caja armónica de fondo plano, con contornos que se parecen a los del violín y un abertura de resonancia circular. Antiguamente en la fabricación de las cajas de requinto, se utilizaban caparazones de armadillo. Según el fabricante Jesús González “actualmente son raros los que piden requintos hechos con la caparazón de armadillo. La madera la ha reemplazado” debido a que el armadillo es una especie en vía de extinción, su caza está prohibida. Los primeros requintos no tenían esta forma parecida al violín. Parecían más bien guitarras de dimensiones menores que las de aquellas. La forma de la caja se fue modificando poco a poco. El requinto tiene cuatro órdenes de cuerdas triples en acero, dispuestas de la manera siguiente: Fig. 1: Disposición de las cuerdas del requinto En la disposición de las cuerdas (fig. 1), podemos observar que cada grupo de cuerdas tiene un nombre, de la parte inferior (hacia el suelo) a la parte superior (hacia el techo). El 50 primer grupo de cuerdas se llama primas, el segundo segundas, el tercero terceras y el cuarto cuartas22. El punteo se hace sobre uno o dos grupos de cuerdas, con la ayuda de un plectro, como lo hemos descrito. El requinto es, por excelencia, un instrumento melódico, lo cual no le impide realizar acompañamientos rítmico-armónicos en algunos pasajes de los interludios. Es el instrumento preferido de los músicos y cantadores. Por eso se le llama “el maestro”, porque es el líder de todo el conjunto. Se le llama igualmente el “hermano menor del tiple”, por su registro agudo y sus dimensiones más reducidas que aquel. La fabricación de este instrumento, al igual que la del tiple, toma bastante tiempo. Según Jesús González, quien alterna entre su tarea de fabricante de instrumentos y sus actividades agrícolas, hay que disponer de cuatro a seis meses para fabricar uno. Precisamente antes de nuestra entrevista, acababa de vender un requinto por una suma considerable ($400.000, alrededor de 130 euros) en el contexto colombiano. El tiple desempeña el papel de acompañante, y de solista cuando no hay requinto. El número de tiples acompañantes por grupo puede variar de uno a tres. Este instrumento de mástil largo es muy parecido a la guitarra en la forma y en sus dimensiones. Está provisto de una caja armónica de fondo plano en forma de ocho y una abertura circular de resonancia. El tiple tiene cuatro cuerdas triples como el requinto y los grupos de cuerdas tienen exactamente los mismos nombres. El primer grupo de cuerdas llamadas primas, éstas son de acero. Las cuerdas del segundo y tercer grupos, llamadas segundas y terceras son de acero excepto las de la mitad que son en cobre o entorchadas con un hilo de metal. En cuanto 22 En las transcripciones el requinto ha sido transcrito en una octava inferior para reducir el número de líneas suplementarias. 51 al último grupo, las cuerdas se llaman cuartas, las dos laterales son de acero y la de la mitad entorchada con un hilo de metal. En la figura de abajo podemos observar la disposición de las cuerdas del tiple: Fig. 2: Disposición de las cuerdas del tiple Este esquema muestra la altura real en la cual se afina el tiple. En efecto, en cada grupo, las cuerdas centrales se afinan una octava inferior en relación con las laterales. Esto da al tiple un timbre particular. En cuanto a las técnicas para tocar el tiple, David Puerta Zuluaga (1988: 179) hace referencia a tres técnicas: el rasgueo rápido de la mano derecha, el punteo de las cuerdas y el solista, alternando las dos técnicas anteriores. Estas técnicas se utilizan en diferentes géneros musicales colombianos y otros géneros tradicionales de la música latinoamericana, según el talento de los intérpretes. En los interludios de torbellino el tiple desempeña el papel de acompañante rítmico-armónico o, como lo hemos dicho, el de solista en ausencia del requinto. La guitarra rara vez se utiliza en los grupos de torbellino. Si es el caso, toca la base, ejecutando el obstinato/ ciclo armónico: tónica/ subdominante/dominante. Este instrumento no se 52 describirá en este estudio porque su uso no es frecuente en los grupos de torbellino y de guabina. Sin embargo, la guitarra se acepta, si se presenta la ocasión de tenerla. Se trata de la guitarra acústica que se utiliza también en otros géneros musicales. Entre los grupos que conocí en mi trabajo de campo, “Los Ancestros” de Jesús María fue el único grupo de torbellino que tenía una guitarra. Durante el festival Nacional de la Guabina, los grupos participantes rara vez llevan este instrumento. 1.1.1 La nota en la “cabeza” Para la afinación de los instrumentos, los músicos de la provincia de Vélez tienen su método como lo explica uno de ellos: “ Hay músicos que empiezan a afinar por la primera cuerda y otros por la cuarta. No hay una regla determinada […] la primera cuerda es Mi, y la tenemos en la cabeza, es más o menos la altura para cantar” . Roberto C. 65 años Para afinar sus instrumentos, ellos tienen en la memoria la altura de la nota que sirve de referencia, como lo explica este músico. No tienen diapasón. Tampoco toman otro instrumento como referencia para afinar el suyo. Sea que se afine primero el tiple o el requinto, no tiene importancia. Esta nota de referencia no debe ser muy alta ni muy baja, como lo dice Robert C, pensando en las cantadoras que ellos acompañan en la guabina. Podemos observar en el video [cap. II 6:00 6:45] algunos instantes donde el músico està afinando su instrumento. Notamos que la altura que él tiene en la memoria es de 419 Hz. Los otros grupos que participaron en la grabación afinaron sus instrumentos de la misma manera, es decir, a una altura diferente del estándar habitual (440 Hz). Entre los músicos que encontré en mi trabajo de campo, los del grupo “Corazón Santandereano”23 utilizan el diapasón 23 CD Pistas 9.10.11/ Dvd, capítulo IV. 53 y afinan sus instrumentos en Si b. Este es un caso especial, por cuanto que sus dos ejecutantes de cuerdas estudiaron en el conservatorio de música de Bucaramanga, la capital del departamento de Santander. En esta región, como lo señala Puerta Zuluaga (1988: 179), los tiples se afinan en Si b y no en Do. En todo caso, las tonalidades más utilizadas para interpretar la guabina son Re y Sol24. En estas dos tonalidades, los músicos y cantadores de la guabina se adaptan. La transposición de acordes sobre el mástil del tiple y del requinto no es idéntica a la de la guitarra. Esta última puede utilizar el transportador que permite utilizar una digitación idéntica acortando la longitud vibrante de todas las cuerdas a la vez25. Por el contrario, el requinto y el tiple jamás utilizan un transportador. Los músicos de la provincia que conocí en mi trabajo no tocan tampoco el torbellino en una tonalidad diferente a Re o Sol mayor. Como lo dije anteriormente, son afinados a una altura que conviene a la vez a los músicos y a los guabineros. En consecuencia, esta altura varía de un grupo a otro26. Los instrumentos son afinados al comienzo de la velada o de la sesión, sea para interpretar la guabina o para tocar el torbellino. En el transcurso del evento no se vuelven afinar. 1.2 Los idiófonos En esta parte explico la fabricación de algunos idiófonos y membranófonos. Estos instrumentos son elaborados en la mayoria de los casos por los mismos músicos y para ello utilizan materiales que encuentran en la naturaleza. La 24 Para Koorn (1.978:27), la guabina se canta casi siempre en Re mayor y las transcripciones que presenta en su artículo están en esta tonalidad. 25 Donner 1.997: 138. 26 En la parte superior de la página de transcripciones de torbellino, está señalada la altura de La en cada pieza musical. 54 construcción de ciertos instrumentos demanda más tiempo y más trabajo que otros, esto depende de la materia utilizada y la experiencia del fabricante. Puede haber, en los conjuntos de torbellino, un grupo de músicos que toque exclusivamente los idiófonos. Si no lo hay, son los mismos cantadores de guabina quienes los tocan, como podemos ver en los dos grupos, “Los Copleros de Palma” y “Los Sanjuaneros de Bolívar”. El número de idiófonos en un grupo puede variar o no existir como en el caso del grupo de “Los Ancestros” del municipio de Jesús María27. Generalmente los idiófonos los tocan de pie, unos cerca de otros y al lado de los cordófonos. 1.2.1 Idiófonos sacudidos Sonajeros Los quiribillos o el quiribillo es un instrumento hecho con tubos de caña (gynerium) liados entre sí de la manera siguiente: cada tubo se atraviesa con un cordel en zig zag y el conjunto de cordeles se anuda al final de cada extremo. Los quiribillos pueden medir hasta 10 cm. de largo. Para tocarlos, se agarran en cada mano las cuerdas amarradas y, mientras la mano izquierda permanece inmóvil, los quiribillos se sacuden con la derecha [foto 2]. El alfandoque es un pedazo de guadua28 de cuatro a seis centímetros de diámetro y de 25 a 30 centímetros de largo, cuyas extremidades se cierran después de haberle introducido unos granos y haberle encajado unas clavijas que hacen el papel de escalones par que en su interior resbalen los granos en forma de cascada. Se toca sosteniéndolo en la mano, mientras se mueve en vaivén, de adelante hacia atrás [foto 3]. 27 En mis dos desplazamientos de trabajo de campo no vi a ese grupo utilizar esta clase de instrumentos. 28 Guadua: variedad de bambú. 55 El guache andino o la maraca es un calabazo pequeño29 cortado, lleno de granos de maíz y recubierto de un cuadrado de tela que se amarra para cerrarlo. Se sacude horizontalmente [foto 4]. 1.2.2 Idiófonos entrechocados Las cucharas son los mismos utensilios de cocina en madera, que se toman reverso con reverso por el mango: una entre el pulgar y el índice, otra entre el índice y el corazón; se apoyan contra el muslo izquierdo, y la mano izquierda las golpea desde lo alto. De esta manera las dos cucharas entrechocan para acompañar los interludios del torbellino. Sus dimensiones son aproximadas a las de las cucharas de comer. 1.2.3 Idiófonos frotados y percutidos La carraca o la quijada Este instrumento se fabrica con el maxilar inferior de un asno, un caballo o una mula. Se pone al sol y a la lluvia durante varios meses, suficiente para que los molares se desprendan del hueso, sin que se caigan. Cuando el instrumento está listo se toca sosteniéndolo firmemente con una mano y, con la otra, valiéndose de un pedazo de costilla de buey, ya se frotan los molares, ya se dan golpecitos con el puño cerrado sobre la parte plana, en el costado de la quijada [foto5]. La raspa de caña es una punta de caña cuya superficie se ha acanalado a todo lo largo, de manera perpendicular. Su tamaño puede variar de 30 a 60 centímetros y de dos a tres centímetros de diámetro. La raspa de caña se frota con una varita lisa, de 15 centímetros de largo. Se le llama también guacharaca o charrasca, según la región. El nombre de guacharaca proviene 29 Estos calabazos son igualmente utilizados como recipientes para beber la chicha o las bebidas frescas. 56 de la proximidad sonora entre este instrumento y un pájaro, el guacharaco, de canto ronco y grave [foto 6]. 1.2.4 Idiófonos frotados La esterilla es un conjunto de 15 a 20 tubos de caña, de unos quince centímetros. Al igual que los quiribillos, son huecos y atravesados por un cordel en zig zag, pero la esterilla tiene más bien la forma de una flauta de pan. Cada mano agarra una de las extremidades y luego las acerca y las frota una contra la otra [foto7]. 1.3 Membranófono 1.3.1 Membranófono frotado La zambumbia o puerca es un tambor de fricción, fabricado con medio calabazo, vacío y seco, sobre el cual se fija una membrana extraída de la vejiga de una vaca. Una vez que esta membrana se ha disecado, se le hace una perforación en la cual se clava una varita de madera de 20 centímetros . El frotamiento de ésta con una mano humedecida con agua o saliva, produce un sonido que se parece al gruñido de un puerco. De ahí su nombre de puerca. El papel de la zambumbia es descrito por el fabricante de instrumentos como “el bajo del torbellino” [foto8]. 1.3.2 Otros instrumentos Durante el festival nacional de la guabina del año 2007, noté en algunos grupos la presencia de otros instrumentos como la pandereta (membranófono percutido y sacudido) y la tambora (membranófono percutido por dos baquetas). Estos últimos instrumentos no forman parte del grupo tradicional 57 de torbellino y guabina. La presencia de una flauta de boquilla en caña, que toca durante el desfile de participantes, no forma parte del conjunto tradicional. La única razón que los músicos me dieron para justificar la presencia de este instrumento es la acústica: un cordófono como el requinto es menos audible que una flauta para tocar en la calle.30 2. El ritmo de los cordófonos El ciclo, tónica/subdominante/dominante, como lo hemos dicho, es la armonía característica del torbellino. Pero, esencialmente, la estructura rítmica de la interpretación es la que nos permite identificarlo. Este patrón armónico rítmico es marcado principalmente por el instrumento acompañante: el tiple. El ciclo armónico (obstinato) se toca con una periodicidad de seis pulsaciones de tipo binario con la mano izquierda. Podemos observar en la figura siguiente el patrón armónico rítmico marcado por el tiple: Fig. 3: Periodicidad del ciclo armónico (Mano izquierda) del tiple en el torbellino Los acordes de tónica y de dominante se marcan con acentos sobre la primera y cuarta pulsaciones, en tanto que el acorde subdominante se toca en la tercera pulsación del ciclo. Este 30 Podemos apreciar los instrumentos en las imágenes del video, capítulo V, a lo largo del desfile de los participantes en el festival. 58 patrón armónico-rítmico permanece invariable en el torbellino. En tanto que la mano izquierda ejecuta su línea armónica, la mano derecha establece otro patrón rítmico: el rasgueo. Este modelo se toca en obstinato a lo largo de la pieza, en un ciclo de tres pulsaciones. ^ Rasgueo hacia abajo V Rasgueo hacia arriba *Apagado Fig. 4: Periodicidad rítmica del rasgueo (mano derecha) en el torbellino. El rasgueo hace un movimiento alterno hacia abajo y arriba, que se repite cada tres pulsaciones binarias, con un acento hacia abajo sobre la primera pulsación y un ligero apagado sobre la segunda. La periodicidad es definida por Sauvanet (1997: 9) como “ el regreso de un mismo fenómeno a intervalos regulares, y este intervalo se llama período”. Este autor (ibidem) evoca también la definición dada por el físico Abraham Moles “El período es un ciclo de tiempo, que se basa en el regreso de similares, a intervalos similares” (Moles 1968, Citado por Sihma Arom 1985 : 409). A partir de esta definición podemos concluir que el tiple establece dos periodicidades en su ejecución, una contenida dentro de la otra (el rasgueo en el ciclo armónico). En otras palabras, dos ciclos de rasgueo corresponden a una periodicidad del ciclo armónico. 59 Fig. 5: Superposición de periodicidades ejecutadas por el tiple (Ciclo armónico y rasgueo) Este delicado apagado de las cuerdas, marcado sobre la segunda pulsación, es lo que produce el “encanto” y la “gracia” del torbellino, según los músicos de la provincia. Este apagado de las cuerdas en el rasgueo, es exclusivo de tiple en el conjunto de torbellino. Además, cada músico lo hace diferente. Algunos lo marcan màs que otros. El rasgueo, como lo escribía el folclorista y maestro argentino Arnold Pintos (1976 : 5), “es comparable a una huella digital, cada uno lo ejecuta, entre otros elementos, según su sensibilidad, sus posibilidades anatómicas (tipo de mano, fuerza) y su interpretación personal del ritmo, lo cual hace que el rasgueo sea la resultante de la personalidad de quien lo ejecuta”. Aún si Arnold Pintos hace referencia a la guitarra, es también pertinente al resto de cordófonos, como en nuestro caso, el tiple. Fig. 6: Esquema armónico-rítmico del tiple en el torbellino 60 El esquema (fig. 6) que vemos nos muestra dos ciclos armónicos (I-IV-V) y cuatro ciclos de rasgueo tocados en el tiple en una tonalidad de Re M. Estas periodicidades armónicas y rítmicas se tocan de manera repetitiva a lo largo de la pieza de torbellino31. Es importante saber que el número de tiples puede variar en un conjunto. En todo caso, todos siguen la misma estructura cíclica armónico-rítmica, de comienzo a final de un torbellino, poniéndose de acuerdo al tocar, sobre la manera de interpretar el ciclo del rasgueo. Como acabamos de ver, el ciclo armónico y el rasgueo efectuados por el tiple identifican el torbellino. Sin embargo, el torbellino no es solamente acordes y ritmo, él tiene una línea melódica que interpreta otro instrumento: el requinto. Este cordófono, como lo vimos, desempeña el papel de solista en el torbellino. Al contrario del tiple, cuyo número puede variar, hay sólo un requinto en cada conjunto. El requinto sobre la base rítmica del tiple El requinto toca la línea melódica del torbellino que se basa en la escala modal mayor. Esta línea melódica se toca sobre el ciclo armónico I-IV-V y se caracteriza por un movimiento ascendente y descendente sobre un recorrido de intervalos privilegiados de movimientos conjuntos, de terceras, cuartas, quintas y sextas. Esta línea melódica se toca con la mano derecha, utilizando la técnica de punteo o punteado. Una pieza de torbellino comienza siempre por el requinto y el tiple que ejecutan el mismo ciclo armónico y el mismo rasgueo. El requinto no produce el apagado de las cuerdas, 31 Para facilitar la lectura de las transcripciones de torbellino los ciclos armónicos están escritos de manera breve con los grados I-IV-V. Evitamos escribir un pentagrama para el tiple. 61 porque el plectro que el requintista tiene en su mano derecha, le impide hacerlo. Para que el arranque se sincronice, es muy importante el contacto visual entre los dos ejecutantes. Durante los primeros ciclos armónico-rítmicos, los dos cordófonos escogen la velocidad de la pieza. Una vez establecido el tiempo, el requinto inicia la frase melódica y lo más frecuente es en anacrusa. La sección que se toca tiene una duración variable. Con frecuencia, la línea melódica presenta una o varias células rítmicas repetitivas, a lo largo del torbellino. La base rítmica y acentual de torbellino es el ciclo de rasgueo del tiple, es decir tres pulsaciones binarias (seis corcheas en ¾, ver figura 4). Las frases melódicas del requinto corresponden con frecuencia a las acentuaciones de rasgueo, pero, a veces se hace otra pulsación. Se trata de una acentuación de la 4a corchea, es decir un acento cada tres corcheas. Esto podría explicarse como una estructura ternaria (6/8). En la figura siguiente cada compás podríamos decir que corresponde a un ciclo de rasgueo del tiple. Fig. 7: Ejemplo de la amalgama binaria/ternaria en la línea melódica del torbellino N°4 (me. 13-20) En la figura 7 se observa que los tres primeros compases corresponden a las mismas acentuaciones del ciclo de rasgueo (cada dos corcheas, binaria) en tanto que los cinco compases siguientes tienen los acentos en la 1a y 4a corchea, o sea una estructura ternaria (cada tres corcheas). 62 Podemos notar, en esta particularidad rítmica (de la línea melódica del torbellino), la hemiola. Este término se usa para designar la inserción de un ritmo ternario en un ritmo binario o vice-versa (VIGNAL 2.001:394). Esta particularidad, también presente en otros géneros musicales latinoamericanos, ha sido heredada, según PLISSON (1995:146), de la lejana España particularmente de los vihuelistas. La hemiola es más perceptible en la frase conclusiva de una pieza de torbellino como podemos ver en el ejemplo siguiente. Fig. 8: La forma hemiola en la línea melódica del torbellino. Ejemplo torbellino N°4, los dos últimos ciclos armónicos de la pieza. Estos dos últimos ciclos armónicos del torbellino N°4 (Fig. 8), interpretados por el grupo “Los Sanjuaneros de Bolívar”, muestran que la línea melódica que toca el requinto sigue una fórmula ternaria en el tercer compas mientras que los otros compases permanecen binarios. La base armónica, en nuestro caso el tiple, continúa sin modificar el rasgueo acentuado de manera binaria. A lo largo del torbellino, el requintista mezcla, de manera sutil, la estructura rítmica de la línea melódica, produciendo variaciones rítmicas en la misma pieza. Podemos observar estas variaciones en el torbellino interpretado por el grupo Los Copleros de Palma [ CD Pista 1] 63 Primera fórmula melódico rítmica Segunda fórmula melódico-rítmica Tercera fórmula melódico rítmica Las figuras melódico-rítmicas del requinto, muestran varios elementos importantes. Primero, que cada frase melódica empieza con anacrusa (como lo explicamos ya, en las transcripciones cada compas corresponde a un ciclo de rasgueo). Segundo, que cada frase comienza y termina siempre sobre el quinto grado. Tercero, las frases melódicas se organizan en períodos de longitudes diferentes. En las piezas de torbellino analizadas se encuentran frases melódicas de una duración máxima de 24 ciclos armónicos y de un mínimo de tres ciclos armónicos ( es decir de 48 a 6 ciclos en el rasgueo). La frase melódica que va a concluir un torbellino, vendrá siempre en una progresión melódica descendente hacia la cadencia perfecta V-I. La fórmula armónico-rítmica consiste en dos acordes de dominante y uno de tónica, efectuados al mismo tiempo por el tiple y por el requinto como lo muestra la estructura siguiente: 64 Fig. 9: Estructura armónico-rítmica de conclusión de torbellino. La conclusión de un torbellino es dirigida por el requintista, quien indica a sus compañeros el fin de la pieza por medio de una señal con la cabeza o de una mirada. El tiple y el requinto tocan al tiempo los dos últimos acordes de la cadencia. Con el rasgueo hacia abajo. Los idiófonos, cuando los hay, marcan también el mismo esquema rítmico de conclusión con una hemiola, asi pues una alternancia entre una fórmula binaria y ternaria. Hasta aquí hemos visto elementos importantes en la relación tiple/requinto, es decir armonía/melodía, por lo tanto rasgueo/punteado. En primer lugar, el tiple desempeña un papel muy importante en la construcción rítmica del torbellino. Él sostiene la estructura rítmica de rasgueo en tres pulsaciones siguiendo el ciclo armónico I-IV-V en seis pulsaciones, sin variación rítmica y armónica a lo largo del torbellino. Por otra parte, el requinto, como instrumento solista, tiene como rol principal tocar la melodía del torbellino. De vez en cuando tiene un rol armónico. Finalmente, a nivel rítmico esta línea melódica punteada por el requinto se mueve entre estructuras binarias y ternarias y produce una polirrítmia entre los dos cordófonos. Hay entonces secciones en las cuales el requinto toca de manera contra-métrica en relación con el tiple. Algunos conjuntos tienen sólo dos cordófonos para la interpretación de un torbellino, como lo vimos en el conjunto “Corazón Santandereano” [DVD Cap. IV]. No obstante, 65 otros grupos de torbellino, sobre todo los que participan en el Festival Nacional de la Guabina, cuentan con la presencia de idiófonos y de membranófonos. Estos instrumentos juegan un papel muy importante en la interpretación del torbellino, como veremos en la parte siguiente. 3. El rol rítmico de los idiófonos En la mayor parte de los conjuntos de torbellino, un grupo de músicos toca exclusivamente los idiófonos. De no ser así, son los cantadores de guabina quienes los tocan, como sucede en los dos grupos Los “Copleros de Palma” y “Los Sanjuaneros de Bolívar”32. Hombres y mujeres pueden tocar, sin distinción, todos los idiófonos. Sin embargo, la carraca, a causa de su peso, es más bien tocada por un hombre33. Aún si el número de instrumentos es variable, podemos reconocer algunos idiófonos como los más frecuentes en los grupos de la provincia de Vélez como el alfandoque, la carraca (frotada y percutida), la raspa (frotada), las cucharas (entrechocadas) y el guache ( sonajero sacudido). En general, todos los idiófonos que participan en un conjunto musical siguen un esquema rítmico en obstinato, con acentuaciones regulares a lo largo de una pieza de torbellino. Sin embargo podemos observar en algunos músicos cambios rítmicos muy sutiles, tal vez con el propósito de hacer una variación rítmica o, simplemente, una vacilación antes de instaurar el ritmo. Cada uno de estos idiófonos produce una fórmula rítmica que no es forzosamente la misma en todas las ejecuciones. 32 No hablaremos sino de los idiófonos, porque el único membranófono (zambumbia) que forma parte del grupo tradicional de torbellino no estuvo presente en la dos interpretaciones que vamos a analizar. 33 Este instrumento es fabricado con el maxilar inferior de un asno, un caballo o una mula. 66 “Uno toca como lo siente” es una frase que se oye con frecuencia para expresar que estos instrumentos no tienen un esquema rítmico fijo. Algunos instrumentos siguen un esquema ternario y otros un esquema binario. No obstante se puede hablar de polirritmia ya que hay una superposición de dos o más fórmulas rítmicas diferentes. Tenemos un primer ejemplo del papel que desempeñan los idiófonos en el torbellino. Se trata del torbellino N°4 interpretado por el conjunto “Los Sanjuaneros de Bolívar” [DVD, Cap. II 6:48]. En este grupo, las tres mujeres que forman parte de él, quienes son por otra parte cantadoras de guabina, tocan los siguientes idiófonos: la esterilla (frotada), los quiribillos (sonajeros sacudidos) y el alfondoque (sonajero sacudido). Fig 10: Notación de la base rítmica de idiófonos en el torbellino N°4 La figura 10 nos presenta la transcripción de tres idiófonos participantes en el torbellino N°4. Se trata de un obstinato que tiene una duración equivalente a un ciclo de rasgueo del tiple y de la cadencia. Podemos observar la irrupción en el ataque de cada instrumento sobre el primer tiempo con un ritmo medido en un tempo regular. La esterilla ejecuta un obstinato 67 de corcheas sobre un ciclo que parece binario; después de la última corchea de cada ciclo la mano derecha se levanta un poco, tal vez para marcar el comienzo de cada ciclo o para cambiar el timbre del golpe. Esto acentúa entonces la primera corchea y marca la última. Los quiribillos siguen una fórmula rítmica idéntica a la de la esterilla pero sin el efecto de la última corchea. Se podría decir que la mano activa es la derecha, que baja al comienzo de cada pulsación. El alfondoque produce un ritmo más bien ternario, puesto que hay una negra seguida de una corchea en cada ciclo, lo cual reagrupa tres corcheas y da dos pulsaciones en cada ciclo de su obstinato. Esta superposición de los tres instrumentos, de los cuales dos parecen seguir un esquema binario y el otro sigue una fórmula más bien ternaria, crea una polirritmia donde el alfondoque tiene una relación de contra-métrica en relación con los otros idiófonos. Por lo general, la partida de los idiófonos en una pieza de torbellino, se produce en el primer tiempo de un ciclo de rasgueo del tiple. Una vez que los cordófonos han iniciado la pieza musical, los músicos instalan los idiófonos en el tempo indicado del torbellino interpretado. La misma estructura rítmica se toca de comienzo al final del torbellino, con cada instrumento, sin ninguna variación rítmica (obstinato). Presentamos aquí un ejemplo, donde podemos observar la estructura rítmica de los idiófonos en el torbellino. Se trata del conjunto “Los Copleros de Palma”, en su presentación en el festival de la guabina en el año 2007, [DVD Cap. V. 31 : 12]. Escogí esta ejecución del grupo porque presenta gran parte de instrumentos tradicionales del torbellino34. Aquí, el conjunto cuenta con siete idiófonos, como lo muestra la figura 11. 34 Este mismo conjunto presentaba un grupo de idiófonos más reducido en la el ensayo que hicieron donde ellos. Lo podemos ver en el DVD Cap. I. 68 La figura 11 nos presenta la transcripción de los obstinatos de siete idiófonos en relación con la periodicidad del rasgueo del tiple (ver fig. 4). Los instrumentos tocan los obstinatos durante un ciclo de rasgueo, salvo la carraca que tiene una periodicidad igual a la longitud de un ciclo armónico. Los acentos varían según el instrumento. En este ejemplo, el ejecutante de la carraca realiza algunas variaciones suficientemente notables, pero finalmente se estabiliza sobre un esquema rítmico sin cambios de tempo, que reinicia cada dos ciclos de rasgueo. Los demás instrumentos ejecutan su obstinato sobre un ciclo de rasgueo. La raspa, el alfondoque y la esterilla, tienen acentos más bien binarios, en tanto que las cucharas, los quiribillos y el guache tienen un obstinato de la misma duración, pero con acentos repetitivos de la primera y de la cuarta corchea, es decir cada tres corcheas. Este sistema aparece entonces como ternario. 69 Fig. 11: Periodicidad rítmica de los idiófonos, en relación con el ciclo de rasgueo del tiple. Conjunto “Los Copleros de Palma”, durante el festival de la Guabina. 70 En este diagrama (fig.11), tomé nota de los valores de duración (negras o corcheas en este caso) y los acentos de cada instrumento. Enseguida agregué de manera vertical los golpes y los acentos. Esto permite ver si hay una relación jerárquica al tocar. El resultado muestra que, a nivel de acentos, todos los instrumentos marcan el primer tiempo de cada ciclo y favorecen la cuarta corchea de cada ciclo. La tercera corchea jamás es acentuada por los idiófonos, lo cual, al oído del auditorio, parece un esquema rítmico ternario. A nivel de golpes, el resultado es más ambivalente: todos los músicos tocan la primera, tercera y cuarta corcheas. La corchea que sigue en el orden jerárquico es la quinta, lo cual podría significar una amalgama de estructuras binarias o ternarias. Esta superposición de métricas binarias y ternarias es un ejemplo de polirritmia donde los instrumentos que tienen los obstinatos en tres pulsaciones binarias, estan tocando de manera contra-métrica en relación con los instrumentos que tocan sobre ciclos ternarios. El tempo es regular. Podemos constatar, a través de las dos ejecuciones de torbellino que acabamos de ver (fig. 10 y 11), que el número de idiófonos no es relevante en la ejecución de un torbellino. Además, estos instrumentos no tienen una formula rítmica fija. Entonces la fórmula del obstinato rítmico de un idiófono puede variar de un grupo a otro y aún más, de una ejecución a otra. Podemos notarlo en los idiófonos que se presentan en los dos ejemplos (fig. 10 y 11) como el alfondoque y los quiribillos. En estas dos ejecuciones analizadas, diríamos que los ejecutantes de los idiófonos, prefieren la calidad de sonido de su instrumento a la precisión rítmica. El tempo no siempre se respeta y se presenta en ocasiones desajuste entre los diferentes instrumentos. No obstante, este desajuste no parece perturbar la cohesión del grupo. 71 3.1. Las innovaciones de los jóvenes Los idiófonos, como lo hemos dicho, parten en obstinato tres o seis pulsaciones después de los cordófonos y tocan a lo largo del torbellino sin interrupción hasta el final de la pieza. Sin embargo, un torbellino que fue tocado en el festival de la guabina de 2007 por un grupo de jóvenes, presentaba algunas innovaciones en relación con el torbellino que se ha analizado hasta ahora35. En primer lugar, este torbellino se tocó en un tempo entre 200 y 208 a la negra. Generalmente el tempo del torbellino interpretado por los músicos de la provincia de Vélez es en promedio de 165 a 185 a la negra. Luego, se utilizó guitarra en el grupo de los cordófonos. Ésta marcó la base armónica. Además, la innovación que nos interesa, es la intervención en solo de los idiófonos. Durante un segmento equivalente a 18 ciclos de rasgueo del tiple, el grupo de idiófonos tocó sin los cordófonos. Utilizaron el obstinato de base, pero agregando nuevas figuras rítmicas, lo cual intensificó la polirritmia ya inscrita en la música. Para terminar, hubo en la pieza un solo de carraca (lo cual es totalmente inhabitual) y se terminó con una hemiola con todos los instrumentos que se unieron a la carraca en la última nota. 3.2 Superposición de periodicidades Como acabamos de verlo, todos los instrumentos del conjunto se superponen en una periodicidad colectiva con divisiones de tiempo diferentes, como lo ilustra la figura 12. Esta es un ejemplo de la superposición de periodicidades en un segmento estándar de un torbellino36. 35 [DVD, Capítulo V, 30’ 09’’ a 31’ 03’’] No fue transcrito para el análisis porque se grabó a medias. 36 Tomé como base para este ejemplo la notación de las estructuras rítmicas mostradas anteriormente (fig.11) del grupo “Los Copleros de Palma”, que presenta gran número de instrumentos. 72 Se observan tres periodicidades: la más corta que equivale a la longitud del ciclo de rasgueo y que se presenta en seis idiófonos; la periodicidad del ciclo armónico que es igual a dos ciclos de rasgueo y que corresponde en este ejemplo al ciclo de la carraca, y la periodicidad de una frase melódica interpretada por el requinto, que puede tener una longitud variable. Observamos el regreso constante de los dos fenómenos interpretados por el tiple durante toda la pieza: el ciclo armónico y el ciclo de rasgueo. Estos dos regresos periódicos son ejecutados por el requinto durante una sección corta al comienzo de un torbellino. Enseguida el requinto arranca su frase melódica en anacrusa sobre el acorde de dominante que toca el tiple. La frase melódica tiene una duración variable. Los idiófonos arrancan una vez que los cordófonos han instaurado el tempo, al comienzo de un ciclo de rasgueo. La carraca, las cucharas, los quiribillos y el guache ejecutan ciclos ternarios (t) en tanto que la raspa, el alfondoque y la esterilla ejecutan ciclo binarios (b). El torbellino concluye con una parada, hecha por todos los instrumentos, sobre la cuarta pulsación del ciclo armónico (acorde dominante), para enseguida tocar los dos acordes finales de dominante y tónica (ejecutados también por los idiófonos con dos golpes). 73 74 Fig. 12: Ejemplo de superposición de periodicidades 3.3. Resumen de las características rítmicas del torbellino • Sistema rítmico medido • Sin cambios de tempo • Pulsaciones isócronas • El ciclo armónico permanece invariable en el torbellino. • Aún si hay una pulsación binaria, ejecutada por el tiple a lo largo de la pieza, los acentos de otros instrumentos no permiten caracterizar el torbellino como de métrica binaria. • Hay ambigüedad métrica en la línea melódica del requinto, la cual crea en algunas secciones una superposición ternaria/ binaria en relación con el tiple. Esta superposición se presenta también en los idiófonos. • Todos los instrumentos, salvo el requinto, siguen una fórmula, sea binaria o ternaria o binaria a lo largo de la pieza, sin hacer una amalgama de dos como el requinto. • Estamos en presencia de una música en la cual se confronta la metrica entre unos instrumentos y otros. • Superposición de frecuencias rítmicas entre los instrumentos. 75 Capítulo III Otras características musicales C omo hemos visto, el torbellino presenta una estructura armónico-rítmica propia que nos permite identificarlo entre otros géneros. El torbellino presenta también una estructura melódica específica. Esta relación entre la melodía y la estructura armónica nos va a dar otros elementos para concretar la caracterización de este género musical. Antes de entrar en el análisis de caracteres específicos del torbellino, hay que recordar que el torbellino interpretado por los grupos de la provincia de Vélez es exclusivamente instrumental y que los músicos no tienen ninguna formación académica musical. Entre los músicos de tiple y requinto que encontramos en el trabajo de campo, sólo dos fueron a una escuela de música37. En fin, las piezas de este repertorio se transmiten mediante la tradición oral, con frecuencia no tienen título, pero se les llama por el nombre del que las ha interpretado en otra época o que las ha dado a conocer. Este análisis se hizo a partir de tres piezas de torbellino grabadas durante el trabajo de campo. En este capítulo se hace necesario hablar de nuevo de compases enumerándolos para establecer un mejor punto de referencia en las transcripciones 37 Músico del pueblo de Jesús María, el único que realizo estudios superiores de música en Bucaramanga, capital del departamento de Santander. Trabaja como profesor de música en la casa de la cultura del pueblo y forma parte del grupo “Los Ancestros”. 79 que se encuentran en los anexos38. Como ya se explicó, cada compás en la transcripción corresponde a un ciclo de rasgueo. Vamos a observar este análisis del torbellino instrumental en dos ejes: primero, la estructura formal como visión global de este género musical y enseguida la estructura de la línea melódica que es interpretada por el instrumento solista: el requinto. 1. Estructura formal Las piezas de torbellino seleccionadas para este trabajo, muestran una estructura formal basada sobre variaciones melódico-rítmicas de un tema. Sin embargo, el torbellino jamás tendrá una variación armónica. Como vimos en el capítulo anterior, el ciclo armónico-rítmico es un elemento invariable del torbellino. Sin embargo, si el repertorio de torbellino tocado por los músicos de la provincia de Vélez nunca se toca de la misma forma, trataremos de distinguir ciertas tendencias que ayudarán a visualizar una estructura global de este género musical, haciendo referencia a dos ejecuciones: torbellino N° 1 y torbellino N° 4. Fig. 13: Estructura de dos piezas de torbellino 38 Las transcripciones se distinguen por un número que corresponde a la zona de grabación. 80 En general, el repertorio de los torbellinos no presenta un modelo de estructura melódica fija. Ella puede variar de un torbellino a otro. Como podemos observar en la figura 13, cada pieza muestra diferentes frases melódicas con variaciones, lo que produce diferentes tipos de segmentación. La segmentación melódica en el torbellino, como se ha señalado, está marcada principalmente por el instrumento solista (el requinto) porque el instrumento acompañante (el tiple) sigue un obstinato armónico rítmico a lo largo de la pieza. Observemos el torbellino N° 1 interpretado por el grupo “Los Copleros de Palma” [Pista 1]. Esta pieza presenta una estructura melódica tipo A B A’ C A’ B A’’. Duración total de la pieza 1’54’’ 0’ a 0’4’’ Referecia CD/Compás 1-4, ref. Transcripción. Introducción ciclo armónico Comienzo de la pieza en rasgueo de los cordófonos durante dos ciclos armónicos pero el requinto se detiene en la cuarta pulsación del segundo ciclo (10 pulsaciones). Tema A 0’4’’ a 0’12’’/ compás 5-12 Inicio de la línea melódica, con una anacrusa para atacar el tercer ciclo armónico sobre el Ier grado. Esta primera frase melódica se desarrolla durante cuatro ciclos armónicos. El punteo esta hecho sobre un solo grupo de cuerdas. Tema B 0’12’’ a 0’33’’/compás 13-32 Esta segunda frase melódica, que arrancó con una anacrusa, se desarrolla durante diez ciclos armónicos. La línea melódica está punteada sobre dos grupos de cuerdas en intervalos de terceras. Tema A’ 0’33’’ a 0’40’’/compás 33-38 81 Esta sección melódica es la más corta de la pieza. Se desarrolla sobre tres ciclos armónicos. Arranca con una anacrusa y se puntea sobre un solo grupo de cuerdas. Tema C 1’40’’ a 1’20’’/compás 39-76 Esta sección es la más larga de esta pieza; se desarrolla sobre 19 ciclos armónicos. El requinto ejecuta una línea melódica en un ámbito de una 7m + 1 octava, con variaciones rítmicas. La sección presenta el punteo de cuerdas en terceras, alternada sobre las dos notas del intervalo y también el punteo simultáneo sobre dos grupos de cuerdas. Tema A’ 1’20’’ a 1’26’’/ compás 77-82 Idéntica a la sección A’ anterior. Tema B’ 1’26’’ a 1’46’’/compás 83-100 Como la sección B, esta línea melódica arranca con una anacrusa, se puntea sobre dos grupos de cuerdas, pero esta vez se ejecuta sobre 9 ciclos armónicos. 1’46’’ a 1’54’’/compás 101107 Tema A’’ Sección idéntica a las dos A’ precedentes, salvo por dos notas en la melodía y esta vez esta sección concluye el torbellino. Tabla 1. Descripción de las secciones del torbellino N° 1 82 El torbellino N°4, interpretado por el conjunto « Los Sanjuaneros » de Bolíva r [ Pista 4], presenta una estructura tipo A B C D B’ C’. 3’15’’ Duración total de la pieza Introducción (1° ciclo armónico) 0’ a 0’4’’ Referencia(CD) Compás 1-4 ref. transcripcion Los instrumentos solista y acompañante tocan juntos dos ciclos armónicos (rasgueo). Tema A 0’5’’ a 0’40’’/ compàs 5-8 Arranque de la línea melódica en el tercer ciclo armónico sobre el 1er grado. En este primer tema, la línea melódica se sitúa en un ambitos de una sexta. El punteo del comienzo de la línea melódica se hace sobre un solo grupo de cuerdas durante cuatro ciclos armónicos, enseguida continúa en terceras paralelas y el requintista puntea dos grupos de cuerdas al tiempo. Esta sección se toca en 17 ciclos armónicos. 0’41’’ a 0’46’’/compàs 392° ciclo armónico 44 Asi como se presentó en la introducción, el tiple y el requinto tocan juntos la misma célula armónico- rítmica. Esta vez se trata de tres ciclos armónicos pero el requinto se detiene en la cuarta pulsación del último ciclo (16 pulsaciones). 0’47’’ a 1’35’’/compàs 4592 Tema B El requinto ejecuta una línea melódica en el ambito de una 3m+1 octava con algunas variaciones rítmicas. Aquí, el requintista se desplaza sobre el mástil del instrumento ejecutando notas más agudas. Se puede observar que del compas 48 al 69, la línea melódica se toca en sextas paralelas en lugar de terceras y durante 20 compases (del 56 al 75) se tocan las mismas notas del intervalo en alternancia. 83 1’36’’ a 1’43’’/compàs 93100 Este nuevo tema melódico arranca con una anacrusa en el compas 93 y durante su exposición sobre cuatro ciclos armónicos, presenta sólo un motivo en corcheas en un ambito de una octava. Constatamos igualmente un diseño melódico ascendente y descendente en grados conjuntos. Esta parte se puntea en un solo grupo de cuerdas, es decir, sin la tercera. Tema C 1’44 a 2’04’’/compás 101120 Tema D Esta nueva sección presenta variaciones melódico-rítmicas notables. La frase arranca con un glisado ascendente. La línea melódica presenta un cambio rítmico (dosillos) en los compases del 102 al 104, es decir Hemiola. 2’05’’ a 2’14’’/compás 1213° Ciclo armónico 130 El requintista permanece esta vez durante cinco ciclos armónicos tocando al mismo tiempo con el tiple. Es el rasgueo más largo de la pieza. 2’15 a 3’02’’/compás 131Tema B’ 176 El requinto toca la misma línea melódica del tema B con variaciones melódico-rítmicas. Esta sección presenta un ciclo armónico menos que el tema B 3’03’’ a 3’15’’/compás 177187 Tema C En esta última parte el requinto conserva el mismo recorrido melódico del tema C: el arranque con anacrusa, los movimientos ascendentes y descendentes en grados conjuntos y el punteo sobre un solo grupo de cuerdas. Esta frase melódica termina sobre un acorde de V y concluye al mismo tiempo que el tiple con dos acordes de rasgueo (V-I). Los idiófonos terminan igualmente sobre estos dos acordes con dos golpes secos. Tabla 2. Descripción de las secciones del torbellino N° 4 84 Después de haber descrito estas dos piezas musicales, podemos notar ciertos elementos que nos ayudan a deducir un plan estructural del torbellino tocado por los músicos de la provincia: • Para comenzar, el inicio de una pieza de torbellino instrumental, arranca con el ciclo armónico, ejecutado al tiempo por los dos cordófonos con la misma técnica de rasgueo. La duración de este primer segmento no es fija. El ejecutante del requinto puede durar el tiempo que él quiera en este ciclo. En las piezas de torbellino, analizadas en esta primera sección del ciclo armónico, que hemos llamado ciclo de introducción, no pasa de tres repeticiones. Esta sección que tocan los dos cordófonos al mismo tiempo en rasgueo puede aparecer también en otras secciones de la pieza en forma de enlace entre dos temas o variaciones melódicas del requinto. Vale la pena aclarar que el requinto jamás va a concluir una pieza de torbellino con una sección en rasgueo del ciclo armónico. • Enseguida, cada sección melódica arranca casi siempre con una anacrusa sobre el quinto grado del ciclo armónico. Cuando no sucede esto, ella arranca sobre la primera pulsación del ciclo, es decir sobre el grado I. La conclusión de la frase melódica de cada sección se hace sobre el grado V. • Los temas y las variaciones de la línea melódica ( sea en el ritmo o en la melodía) pueden desarrollarse sobre un número indeterminado de ciclos armónicos. Cada sección presenta una duración diferente. Se observa en las piezas analizadas que un torbellino, por ejemplo el torbellino 4, puede presentar tanto secciones melódicas largas tocadas en 24 ciclos armónicos (sección B), como secciones melódicas cortas tocadas en cinco ciclos armónicos (sección C). No hay una duración determinada para las secciones. 85 • Observamos también que, en cada sección, el ejecutante del requinto trata de utilizar diferentes técnicas de ejecución, las cuales dan una variación de timbre a la frase melódica. La técnica más utilizada es el punteo simultáneo de dos grupos de cuerdas en intervalos de tercera. El ámbito de la línea melódica es igualmente variable: depende del dominio y de la destreza del ejecutante de requinto. • En cuanto a la dinámica, todas las secciones del torbellino son ejecutadas de la misma manera, es decir, sin dinámicas verdaderamente perceptibles 39. • La frase melódica con la cual concluye un torbellino se caracteriza por el punteo de un solo grupo de cuerdas del requinto. Se puede encontrar este mismo tema melódico en otros segmentos de la pieza musical, sin embargo, esta última sección de conclusión termina en los dos acordes de la cadencia V-I. 2. La organización melódica: El requinto Como lo hemos visto, el esquema melódico de torbellino es simple: el requinto toca la melodía y las paráfrasis (variaciones melódicas) durante casi toda la pieza musical. Esta sucesión de notas se basa en la escala modal mayor y es ejecutada sobre el ciclo armónico: I-IV-V. La línea melódica es ejecutada por el requinto sobre uno o dos grupos de cuerdas con la ayuda de un plectro. Se pueden distinguer tres tipos de punteo: 1. Punteo sobre dos grupos de cuerdas de manera simultánea. Estas están a dos alturas diferentes, conservando 39 Ciertas grabaciones presentan algunos desajustes sonoros en relación con determinados instrumentos, pero se trata de una toma defectuosa de sonido en el momento de la grabacion. Es el caso del torbellino N| 1, en ciertas seccions, el requinto es casi inaudible. 86 un intervalo constante, con frecuencia de una tercera o una sexta. 2. El punteo alternando dos notas del intervalo de tercera o de sexta. 3. Punteo de la línea melódica sobre un solo grupo de cuerdas. 2.1. El trayecto de la línea melódica La línea melódica del torbellino se caracteriza por el movimiento ascendente y descendente sobre un trayecto de intervalos de movimientos conjuntos y disjuntos. Los intervalos más utilizados son los de tercera, cuarta, quinta y sexta. Un efecto sonoro muy corriente entre los músicos de provincia en la línea melódica es el deslizamiento de la mano izquierda sobre las cuerdas del requinto. Ellos llaman a este efecto sonoro, “ligado de expresión” . Este efecto sonoro es una alternativa en la interpretación de un torbellino. Sin embargo, un músico que quiere mostrar dominio de su instrumento está casi obligado a producir este efecto sonoro. 2.1.1 Arranque de la melodía Una pieza de torbellino arranca con los dos cordofonos siempre con el rasgueo del ciclo armónico-rítmico. Después de dos o tres ciclos armónicos tocados por los dos cordofonos, el requinto arranca la línea melódica, sea por un deslizamiento sobre las cuerdas de manera ascendente, sea por un movimiento ascendente en grados conjuntos mientras el tiple continúa el ciclo armónico-rítmico. Aquí tenemos un primer ejemplo del arranque de la línea melódica en el torbellino, esta vez por un deslizamiento sobre las cuerdas en movimiento ascendente. Este torbellino N°9 es interpretado por el grupo « Corazón Santandereano », [CD zona 9]. 87 Fig 14: Ejemplo del arranque de la línea melódica en el torbellino 9 (compás 5 -7). En este ejemplo (fig. 14), vemos que los ejecutantes de requinto y de tiple acaban de hacer juntos el acompañamiento armónico-rítmico durante los tres primeros ciclos armónicos y que el requinto arranca enseguida la línea melódica con un rápido deslizamiento ascendente sobre el grado V del tercer ciclo. Tenemos un segundo ejemplo de partida de la línea melódica en grados conjuntos: se trata esta vez, del torbellino N°4, interpretado por el conjunto « Los Sanjuaneros de Bolívar », [CD pista 4, DVD Capítulo II]. Fig. 15: Ejemplo de arranque de la línea melódica torbellino N 4 (compás 3 - 6) En este torbellino, el requintista arranca la melodía en grados conjuntos una vez que ha efectuado dos ciclos armónicos en rasgueo con el tiple. En este ejemplo, vemos que la línea melódica arranca en el grado I del tercer ciclo armónico. 88 2.1.2 Desarrollo de la línea melódica El desarrollo de la línea melódica y sus variaciones se caracteriza por el final de cada frase sobre el grado V. Con frecuencia, en las frases melódicas de un torbellino, predominan las curvas conjuntas y ondulantes. Los saltos de terceras o de cuartas son también frecuentes en el desarrollo la línea melódica. Los intervalos de quintas, sextas o de octavas, aparecen con frecuencia a lo largo de un torbellino al comienzo de una frase melódica, bien sea de manera articulada o de manera deslizada. Fig. 16: Línea melódica en grados conjuntos. Torbellino pista 4 El ámbito de este efecto sonoro que los músicos llaman “ligadura de la expresión” puede variar. La nota de partida de este deslizamiento de cuerdas es corto en relación con la nota de llegada cuyo valor puede variar. En la interpretación del torbellino del grupo « Corazón Santandereano » [CD pista 9] vemos dos maneras de interpretar este efecto. Fig. 17 a: Primer ejemplo de deslizamiento torbellino N° 9 89 En la figura 17ª observamos que la nota de llegada tiene un valor de negra y en seguida la línea melódica sigue su recorrido. Fig. 17b: Segundo ejemplo de deslizamiento torbellino 9 En este ejemplo (Fig.17b) el requinto efectúa dos deslizamientos de diferente duración. El primero es prolongado durante un ciclo armónico y el segundo tiene una duración de un compàs. Podemos oir algunos deslizamientos rápidos sobre las cuerdas del requinto, que son casi imperceptibles, porque el músico no los utiliza como efecto sonoro; en este caso parece ser el resultado del desplazamiento de su mano sobre el mástil del instrumento para comenzar un nuevo diseño de la línea melódica40. 2.1.3 Conclusión de la línea melódica La frase melódica que concluye un torbellino vendrá siempre en una progresión melódica descendente hacia la cadencia perfecta V-I. Esta última frase es punteada sobre un solo grupo de cuerdas para concluir, como lo hemos dicho, con la fórmula armónico-rítmica (fig.9) que consiste en dos acordes de dominante y un acorde de tónica efectuados al mismo tiempo por el tiple y el requinto. Esta última frase, además de ser reconocida por las características que acabamos de ver, es 40 Este efecto es observable en el ejecutante del requinto en el torbellino 9. Imágenes del DVD. Cap. IV. Transcripción: medida 86 y medida 100. 90 indicada por el ejecutante del requinto con una mirada o un signo con la cabeza. 2.2 Jerarquía de los grados El requinto toca una melodía que parece dar igual importancia a todas las notas de una escala mayor. Sin embargo, en el torbellino N°4, notamos que el séptimo grado de la escala es rara vez utilizado. En la sección A de este torbellino este V grado casi no se toca. En cambio en las secciones C y C’, el séptimo grado juega un papel muy activo. Se trata de una fórmula melódico-rítmica (corcheas en grados conjuntos) donde el requinto utiliza en el primer tiempo de cada dos compases el séptimo grado de la escala. Es importante mencionar en este punto que en la línea melódica del torbellino algunas veces aparecen grados diferentes a la escala, que adornan el trazo melódico. Este adorno produce una disonancia pasajera y se presenta cuando la melodía desciende al grado inferior para luego subir rápidamente a la nota real. Fig. 18: Ornamentación en la línea melódica. Torbellino N° 4 (medidas 113 a 116) Podemos ver en este ejemplo (fig. 18) la alteración que se produce sobre el cuarto grado (sol#) de la escala Re mayor. El torbellino N°9 presenta esta alteración también en el cuarto grado. Esta alteración es rápida, la cual permite evitar una 91 aproximación armónica disonante. Este adorno se produce sobre el acorde de tónica sin provocar modulación. Como acabamos de ver, la estructura de un torbellino se basa en las variantes melódico –rítmicas que el ejecutante del requinto hace en torno de un tema. Estas variaciones melódicas, además de su movimiento melódico ascendente y descendente, son enriquecidas por los adornos que el ejecutante agrega al trazo melódico. Esta línea melódica es también variada por los diferentes tipos de punteo de las cuerdas, lo cual da a la pieza una riqueza sonora. 2.3 Resumen • Secciones con variaciones melódico-rítmicas que no tienen necesariamente la misma duración. • Hay una sección más desarrollada que las otras en relación con las variantes rítmicas y técnicas de ejecución. • Inicio de las frases melódicas en diferentes puntos del ciclo armónico. Casi siempre con anacrusa sobre el V grado. Conclusión de la frase siempre en dominante. • Ejecución simultánea de dos cordófonos. Uno solista y otro acompañante. • Autonomía del requinto en la melodía sobre el esquema armónico-rítmico fijo del tiple. • Movimientos ascendentes y descendentes por grados conjuntos y disyuntos. Intervalos de tercera, cuarta, quinta y sexta en la línea melódica. • Utilización de diferentes tipos de punteo sobre las cuerdas del requinto en las variaciones melódico-rítmicas. 92 • Ornamentaciones tales como los deslizamientos en las cuerdas al comienzo y durante el desarrollo de la frase melódica. • Ciclo armónico más utilizado por los cordófonos de la provincia: Re mayor (no la altura estándar) No existe modulación en el torbellino. 93 Capítulo IV El torbellino en la guabina H emos visto hasta el momento que el torbellino que se toca en la provincia de Vélez, existe como un género musical propio y que presenta características musicales específicas como las que se expusieron en los capítulos anteriores. En esta región de Santander el torbellino forma parte de otro género musical que es la guabina. El torbellino y la guabina forjan la identidad local de la provincia de Vélez. Estos dos géneros son el motivo y orígen de un festival musical de carácter nacional: el Festival de la guabina y el tiple de Vélez. Los conjuntos de torbellino de la provincia interpretan también la guabina y en ciertos casos el moño. Este último es una ejecución que alterna segmentos instrumentales de torbellino con la recitación de coplas. En esta ejecución se baila el torbellino. El festival nacional de la guabina41 es la única ocasión donde podemos encontrar las tres ejecuciones (torbellino, guabina, moño) presentadas en conjunto. Sin embargo, la guabina y el torbellino ocupan un puesto socialmente más importante que el moño42 41 Como ya lo tratamos en la parte del festival de la guabina y del tiple (Cap. I), los conjuntos participantes deben presentar las tres ejecuciones. 42 El moño no será abordado en esta memoria. Él amerita un trabajo profundo que se sale de los alcances de esta investigación. Sin embargo tenemos un ejemplo de esta ejecución: se trata del moño que bailan “Los copleros de Palma” en el festival de la guabina y el tiple de 2007, [DVD Cap. V 36:28). 97 La guabina, como ya se definió, es un ensamble de dos partes musicales ejecutadas en alternancia. Esta disposición implica igualmente alternar dos grupos de personas dentro del mismo conjunto: cantadores e instrumentistas y, en consecuencia, voces e instrumentos. Vamos a tratar primero la organización de los roles dentro de un grupo de guabina para enseguida analizar en profundidad la estructura de las partes de esta género musical. Este análisis se hará a partir de tres guabinas grabadas a lo largo de la investigación de campo. Las transcripciones de este repertorio se hicieron para darnos una idea de la estructura de los segmentos en alternancia. No presentan sino las voces y el esquema melódico y armónico-rítmico de los cordófonos. A los idiófonos no se les hizo notación. 1. Cantadores e instrumentistas Dentro de un conjunto, los roles musicales están bien definidos entre sus miembros: el de los cantadores y el de los instrumentistas. Un cantador de guabina difícilmente se convierte en instrumentista de cordófono o a la inversa, al menos en la interpretación de este género musical. No obstante, en ciertos grupos, los cantadores acompañan con idiófonos los segmentos de torbellino. En un conjunto de guabina no hay jerarquía entre los cantadores e instrumentistas en relación con su rol musical. Todos tienen el mismo nivel de importancia. Pero en cada conjunto hay un puesto de líder y es más marcado en un subconjunto de instrumentistas y menos en el de cantadores ya que este último se compone generalmente de dos personas. 98 1.1 Cantadores En el grupo de los cantadores hay dos voces: la voz prima interpretada por un solo cantador y una voz segunda que puede ser cantada por una, dos o hasta tres personas. La prima quien dirige los movimientos de la línea melódica, es seguida por los otros cantadores, de manera discreta sin cubrir la voz del líder. Entre los cantadores, el líder decide el repertorio de las tonadas que se van a interpretar. Entre los conjuntos de guabina que hacen parte de mi investigación, “Los Ancestros” y “Los Sanjuaneros de Bolívar” , tienen más de dos cantadoras. Cuando les pregunté cómo habían escogido su rol en el grupo, me respondieron: “Yo hago la prima y mis hermanas la voz segunda […] Odalinda no puede cantar la mía porque no continúa la melodía… ella se detiene en la mitad de la tonada, tal vez porque olvida la copla”. Florentina R., pertenece al grupo “Los Sanjuaneros de Bolívar”.“Rosa [voz prima del grupo] tiene una voz potente. Somos tres para hacer la segunda y no la opacamos… sin ella no se podría cantar…” Trinidad F., forma parte del grupo “Los Ancestros”. Según las palabras de las cantadoras, el estatus de líder que tiene la voz prima se evalúa en relación con su talento y capacidades musicales entre los cantadores. Sin embargo no se puede subestimar el rol de la voz segunda, porque es indispensable para cantar una tonada de guabina. Entre los cantadores o cantadoras de voz segunda, cuando son varios, hay una que sostiene esta voz y permanece junto a la voz líder, para seguirla más de cerca. 1.2. Instrumentistas La jerarquía que existe entre los instrumentistas de guabina es más marcada que la de los cantadores. Como lo vimos en la caracterización de conjuntos de torbellino, dos grupos 99 son bien definidos: los que tocan los cordófonos y los que tocan los idiófonos. Hay que saber que para interpretar una guabina, no hay conjunto sin por lo menos un cordófono, pero si puede que no haya idiófonos. El grupo de instrumentistas del conjunto de guabina tiene en general las mismas características que el de torbellino, ya que el mismo grupo interpreta los dos géneros. El número de ejecutantes de cordófonos en los interludios de torbellino es indeterminado: puede haber desde dos, en ese caso uno de requinto y otro de tiple, hasta cinco o seis instrumentistas. Los roles entre ellos están bien definidos: el requintista será siempre el mismo, al menos en el transcurso de una velada. Este desempeña el papel de solista. En la mayoría de los casos, él ha comenzado su formación musical como tiplista. Como la voz prima en el grupo de cantadores, el requintista decide la duración de los interludios. Su competencia musical le da una posición privilegiada en el grupo de instrumentistas. Los tiplistas hacen el acompañamiento. Son tan importantes como el requintista, con la diferencia de que ninguno será solista. Un tiple puede ser solista sólo cuando no hay requintista. El tiple como lo hemos visto en los capítulos dedicados al torbellino instrumental, sigue al requinto haciendo los ciclos armónicos, a la espera de que se dé el signo de final del interludio. El número de tiplistas acompañantes es indeterminado. Respecto a los idiófonos, el rol y número de ejecutantes en un grupo de guabina, pueden variar. En este grupo no hay líder y su presencia o ausencia no inquieta a los demás miembros del grupo, en el momento de tocar. En los conjuntos formados por los miembros de una misma familia, los más jóvenes son los encargados de los idiófonos. 100 1.3. La distribución de los géneros No hay conjunto de guabina exclusivamente masculino ni exclusivamente femenino. Se encuentran tantos hombres como mujeres. Sin embargo, dentro de estos grupos, hay distribución de roles según el género. En cuanto a las voces, la mayoría son mujeres porque los hombres rara vez participan en el canto de tonadas de guabina y, si es el caso, lo hará con una mujer como compañera. En cuanto se refiere a los instrumentos, la mayoría de los músicos de cordófonos son hombres43. Esta distribución de géneros, masculino/ femenino, ligada fuertemente en la música a los roles voz/ instrumentos, es corriente en las sociedades andinas de la América Latina. Esta diferencia de género que distingue lo masculino de lo femenino en la música, ha sido objeto de estudios por Rosalía Martínez (1.966), precisamente en las sociedades indígenas (Bolivia). Esta distribución de roles musicales en los conjuntos de guabina siempre existió. Según los historiadores Orlando Serrano (1995:10) y Javier Ocampo (1976:87), la guabina habría aparecido al final del siglo XIX, comienzo de siglo XX y estaría íntimamente ligada a actividades agrícolas, como la cosecha de maíz y de café. A comienzos del siglo XX, la cosecha de maíz y de café en las grandes haciendas era un trabajo esencialmente femenino. El trabajo de la tierra, en sí mismo, estaba destinado a los hombres. Durante las largas jornadas de trabajo, en las cuales las mujeres se organizaban en grupo, trabajaban cantando tonadas de guabina. Cantaban en voz baja porque los patrones creían que el canto atrasaba la productividad. Pero, al final de la jornada, cuando los hombres 43 Una excepción de esta distribución de géneros es el conjunto “Corazón Santandereano” [Cap. IV]. La cantadora Mercedes y su esposo Segundo son la voces del grupo. Su hija Nelly toca el tiple. Es el único grupo entre todos los conjuntos que encontré a lo largo de mi investigación de campo, en el cual un hombre forma parte del canto y una mujer forma parte del grupo de cordófonos. 101 y las mujeres se reunían en el comedor de la hacienda para comer y para beber guarapo, aprovechaban también para dedicarse a la música44. Las veladas se prolongaban con el canto de tonadas que las mujeres habían creado y los hombres tocaban torbellinos instrumentales. La participación de la mujer en un grupo musical de guabina en una sociedad tradicional, donde la imagen de la mujer está ligada al espacio doméstico y la del hombre al espacio público, no es comun. Es mal visto que una mujer salga con músicos para participar en una velada musical. Tanto más para las mujeres que pertenecen a familias que no tienen ninguna relación con la música45. A pesar de esto, como hemos podido verlo en el video, las mujeres que participan en los conjuntos de guabina, son las que deciden cuál tonada cantar y hasta se la enseñan a los instrumentistas cuando ellos no la saben. No dudan en reprenderlos si es necesario corregir. En el dominio de la música, vemos que la mujer tiene un poder importante en los grupos de guabina. La relación entre género, música y poder ha sido tratado igualmente, de manera más general, por Carole Robertson (2005) quien observa la expresión artística (dominio de la música) como escenario ideal donde se articulan los agentes de poder en la distribución de roles, en relación con la sociedad. La disposición de los miembros del conjunto en el espacio es fijo: los dos grupos están siempre uno junto al otro. Los roles son determinados: los que cantan y los que tocan. No veremos casi nunca un músico de cordófono cantando una tonada, ni una cantadora tocar un cordófono en una interpretación de guabina. La transmisión y los modos de aprendizaje, el 44 Los trabajadores se alojaban en la misma hacienda durante el tiempo de las cosechas. Entre tanto no regresaban a sus casas. 45 En general, las mujeres que encontré en mi trabajo de campo, en el grupo, al menos un miembro de su familia (esposo, hermano, hijo…) lo cual les otorgaba un estatus diferente de aquellas que no lo tenían. 102 saber tocar y el saber cantar, son diferentes. Las cantadoras aprenden las tonadas mientras hacen sus trabajos domésticos o agrícolas. Los músicos de cordófonos, hacen su aprendizaje en su tiempo libre, en la noche después de una jornada de trabajo en el campo. 2. La estructura de la Guabina La estructura alternada que caracteriza este género musical sigue un esquema de base que en el discurso local se explica de la manera siguiente: en primer lugar la “entrada”, fragmento de torbellino. Enseguida la tonada, canto de coplas a capella. Por último el “punteo” o “puntiada”, nuevo fragmento de torbellino, a veces diferente de la “entrada”. Estas secuencias de tonada y “puntiada”, es decir, el canto y el interludio de torbellino, se repiten a lo largo de la guabina. Fig. 19: Representación gráfica de las partes instrumentales y del canto alternado en la guabina Este gráfico (fig.19) nos muestra que la secuencia alternada voz/instrumentos en la guabina tiene como inicio un fragmento instrumental, llamado la “entrada”. Esta parte es, según los intérpretes de la guabina, la fase que permite preparar los cantadores a la tonada. El folclorista Guillermo Abadía 103 Morales (1995 :163), lo designa con el nombre de introducción o preludio. Este breve fragmento musical puede exponer la línea melódica que se va a cantar en la tonada de guabina o simplemente una línea melódica independiente utilizando siempre y cuando el esquema armónico característico del torbellino: tónica, subdominante, dominante (I- IV –V). Las partes de canto, o la tonada como la llaman los cantadores y instrumentistas, se efectúan sobre una melodía tonal, que permite cantar los diferentes versos de la copla. El interludio de torbellino, (puntiada de torbellino) es un fragmento breve que se toca sobre el ciclo armónico descrito. La guabina termina bien sea con un interludio de torbellino, o por la ejecución, al final del canto, del movimiento seco de un acorde de dominante seguido de un acorde de tónica (V-I). A lo largo de esta alternancia, la estructura formal de las partes del canto es estrófica, es decir que la frase melódica que escuchamos en la primera tonada se retoma del comienzo hasta el final de la guabina. En cambio la estructura de las partes instrumentales no siempre es repetitiva; en ella, el músico solista es libre de volver a tomar la misma frase melódica para todos los interludios, de variarla en cada interludio o simplemente dar curso libre a la improvisación sobre el ciclo armónico I –IV –V . Esta secuencia de voces e instrumentos no tiene una duración determinada. En una guabina, la duración depende del número de coplas que los cantadores hayan decido interpretar con anterioridad. El interés de este análisis es señalar los elementos que caracterizan las dos partes musicales que alternan en la guabina. Se hará énfasis en las partes instrumentales, puesto que tratamos de ver los elementos que nos permitan reconocer que se trata del mismo torbellino instrumental que acabamos de analizar en los capítulos anteriores. La parte del canto, 104 igualmente importante en la guabina, se analizará de manera más general. El análisis se hará a partir de tres guabinas que fueron grabadas durante el trabajo de campo46. Las transcripciones nos servirán de ilustración para permitir una mejor comprensión del análisis del canto y de los interludios. Antes de abordar este análisis, es importante saber que los cantadores y los instrumentistas, los cuales encontré durante mi trabajo de investigación, emplean un lenguaje musical próximo a la terminología occidental, sobre todo los músicos de cordófonos. Hemos podido constatar que se trata sobre todo de músicos de la nueva generación, puesto que los ancianos conservan todavía cierta terminología local. De este modo, los jóvenes hablan de introducción y de interludios mientras los ancianos siguen empleando los términos “entrada” y “puntiadas” de torbellino. En cuanto a los cantadores, ellos emplean una terminología más próxima de la occidental. Para diferenciar cada voz de la tonada, hablan de la “prima” y de la “segunda”. En ciertos conjuntos, existe una tercera voz que llaman “contralto”. En el discurso local, este término occidental, designa la voz más aguda. Esta voz dobla la “segunda” a una octava superior. Para este análisis he preferido utilizar la terminología local; sin embargo en algunos casos ha sido necesario recurrir a ciertos términos occidentales para una mejor comprensión. Las transcripciones de las tonadas que ilustran este análisis se hicieron conservando la tonalidad original. En lo que concierne a la métrica, la mayoría de tonadas de guabina se 46 Las transcripciones de las guabinas que se citan en esta parte se encuentran en anexo. Al igual que en las piezas de torbellino, no tienen título. Las encontraremos indicadas por una cifra correspondiente a la pista del C.D. 105 cantan en un tempo libre, de manera flexible y fluctuante. Sin embargo, es característica de la tonada ser un canto silábico. Esto me permitió hacer la transcripción de las partes cantadas, utilizando la notación clásica basada en las relaciones de duración simple, es decir, una sílaba corresponde a una corchea y raras veces una negra. Las sílabas que son prolongadas por los cantadores corresponden en la transcripción a una negra con un calderón. Se utilizaron igualmente adornos para indicar intervalos pequeños y grandes, efectuados rápidamente entre dos sílabas. 2.1. Análisis de segmentos instrumentales Los interludios de torbellino conservan casi siempre las mismas características melódicas y armónico-rítmicas del torbellino instrumental pero en la guabina, no se toca sino un fragmento de torbellino. Podríamos decir que se trata de una versión reducida del torbellino instrumental analizado en los capítulos anteriores. Estas breves intervenciones musicales de torbellino no se bailan ni se cantan; son exclusivamente instrumentales, tocadas por el requinto, que ejecuta la línea melódica, y el tiple (o los tiples) que hace el acompañamiento armónico. Los autores que han escrito sobre la guabina hablan muy poco de estos interludios. Para Dirk Koorn (1978:22) la tonada de guabina alterna con las “partes instrumentales” sin mencionar que se trata del torbellino. Por el contrario, el folclorista Guillermo Abadía Morales (1983 :165) reconoce los fragmentos instrumentales como “interludios de torbellino” y los define como “trozos instrumentales independientes intercalados durante el desarrollo del canto para separar los distintos periodos [ de la guabina]”. La guabina empieza siempre por un segmento instrumental de torbellino; a esta primera intervención instrumental se 106 le llama “entrada” o introducción. En consecuencia, esas intervenciones del torbellino, de manera alternada con la tonada, se llaman “punteadas” del torbellino o interludios. 2.1.1. La entrada En general, el requinto interviene como solista desde la introducción. Se trata de la línea melódica de la tonada de guabina que se cantará enseguida. Los requintistas no conocen necesariamente todas las tonadas. En caso tal son las cantadoras quienes se las enseñan. Con frecuencia en un grupo de guabina, como lo vimos en los conjuntos de torbellino, los cantadores tienen una experiencia de grupo más fuerte que los otros miembros. En efecto, ellos conocen bien su repertorio de tonadas y se mantienen juntos durante años, al contrario del grupo de los instrumentistas que se renueva con frecuencia47. La introducción es ejecutada por el requinto en un tempo libre, es decir sin métrica como en el caso de la tonada. Esta exposición de la línea melódica de la tonada se toca solo en el primer segmento instrumental. Tenemos un ejemplo de este tipo de entrada en la guabina N.3 : Fig. 20: Primer segmento instrumental (requinto) de la guabina N.3 47 Es el caso de las catadoras del grupo «Los Ancestros» de Jésus Maria. 107 En este ejemplo, (fig. 20) observamos que la línea melódica es punteada por el requinto sobre dos grupos de cuerdas de manera homo-rítmica, conservando en todo su recorrido el intervalo de tercera. Este movimiento paralelo en intervalo de tercera, lo observamos también en el segmento de canto. La línea melódica se termina por un acorde de dominante seguido por un acorde de tónica. A veces, terminado el solo de la “entrada”, ciertos músicos continúan con un interludio de torbellino, como es el caso de la guabina N. 8. El requinto ejecuta un solo en toda la línea melódica de la tonada y arranca enseguida con los cordófonos acompañantes el ciclo armónico-rítmico propio del torbellino. No obstante, hay que decir que la entrada se deja a voluntad de los músicos, y por lo tanto no tiene nada sistemático. También se observa que los músicos tocan directamente un segmento de torbellino, como lo podemos observar en el primer segmento de la guabina N.6. 2.1.2. Los punteos del torbellino Los fragmentos de torbellino alternados en la guabina, con excepción de la entrada, tienen la particularidad de comenzar el ciclo armónico con el acorde de dominante. Esto explica que la frase melódica de la tonada termina igualmente con este acorde. Tenemos una excepción con los interludios de la guabina N.3. que son el único caso donde los cordófonos empiezan con el acorde de tónica. Casi siempre la línea melódica de los segmentos del torbellino, hace su entrada en la décima repetición del ciclo armónico. El solista, de requinto o de tiple, es libre de hacer su entrada sobre cualquier grado del ciclo. La línea melódica de los interludios de torbellino presenta una estructura melódica muy parecida a 108 la del canto: movimiento ascendente y descendente en grados conjuntos y disyuntos. Esta similitud es lógica cuando el solista retoma la misma frase melódica de la tonada en el segmento de la introducción. La línea melódica de los interludios puede presentarse de manera repetitiva en todos los segmentos instrumentales o presentarse con variaciones melódico-rítmicas. Ciertos requintistas muestran la maestría de su instrumento improvisando en cada interludio del torbellino sobre la progresión armónica característica del torbellino: tónicasubdominante-dominante. La tonalidad de la tonada y de los segmentos del torbellino es por supuesto la misma. En cuanto al tempo del torbellino en estos segmentos se ejecuta en promedio de 155 a 165 a la negra. Comparado con el torbellino instrumental interpretado por estos mismos músicos de la provincia de Vélez, (promedio de 165 a 185 a la negra) los interludios son un poco menos vivos. La reiteración del ciclo armónico a lo largo de los segmentos del torbellino, no tiene número fijo, ya que la duración no es determinada. Estos fragmentos de torbellino son breves y proporcionales a la duración de los segmentos de canto. Los fragmentos instrumentales finalizan siempre sobre un acorde de dominante seguido de un acorde de tónica. Ellos marcan igualmente la entrada de la tonada, o bien simplemente concluyen la guabina. 109 Fig. 21: Ejemplo del enlace armónico entre la voz y los cordófonos La figura 21 nos muestra los puntos de enlace de la tonada y del interludio. La línea melódica del canto concluye siempre con un acorde de dominante que es recibido inmediatamente por los cordófonos con el mismo acorde de V grado. Este fragmento instrumental, que concluye con los acordes de V y I grados, da la partida de la tonada. Los segmentos de torbellino no son particulares de una sola guabina. Se encuentran en dos guabinas diferentes. Además, un segmento de torbellino se puede tocar casi idéntico a la línea melódica de una pieza de torbellino. Tenemos un caso muy evidente en la guabina N.3 y el torbellino N.1, interpretados por el conjunto “Los copleros de Palma”. La línea melódica del torbellino N.1 entre los compases 5 a 38, la encontramos casi idéntica en los cuatro interludios de la guabina N.3 . Hay que saber que las dos grabaciones fueron realizadas en el curso de la misma tarde y con los mismos interpretes de los cordófonos. 110 Este ejemplo confirma una vez más que a pesar de su brevedad, los segmentos de torbellino en la guabina son abiertos a la improvisación, a la variación o a la ejecución repetitiva de una misma línea melódica. Por supuesto conservando la estructura rítmica y armónica característica importante del torbellino. 2.2 Análisis de la tonada En general, el canto de la tonada de la guabina no tiene métrica. Los cantadores sostienen o prolongan libremente las notas en mitad o al final de frase, lo cual implica una relación de tiempo irregular. En ciertas tonadas se puede encontrar una pulsación regular, pero que no va mas allá de dos compases. Las notas de final de frase son siempre prolongadas y su duración es indefinida. Hay que aclarar que las partes cantadas de la guabina se interpretan en un tempo moderado, a la inversa de los interludios instrumentales, que se tocan en un tempo vivo y con métrica. 2.2.1 Estructura de la tonada De manera general, una tonada tiene tres partes: el grito, la copla y el estribillo. Estas tres partes estructurales de la tonada se presentan en cada fragmento de canto durante toda la guabina. Sin embargo, en el repertorio de guabinas encontramos tonadas que no tienen la parte del grito o del estribillo y que finalmente podemos decir que son opcionales. Por el contrario, jamás encontraremos una tonada sin copla. La primera parte llamada “grito”, es concebida por los cantadores como un “llamado de atención”, una señal que indica que van a comenzar a cantar su copla. Puede tratarse de una frase corta o de una sola palabra en sílabas separadas y retomada cada vez al comienzo del canto, a lo largo de toda la guabina. La primera sílaba del grito hace de entrada con 111 un movimiento ascendente frecuentemente de un intervalo de cuarta. Cuando se trata de una palabra o de una frase, no tienen en general ningún lazo con el texto poético de la copla. Sin embargo, el “grito” puede dar el título a la guabina. Las onomatopeyas más frecuentes son “Oy”, “Ay”. La entonación de esas sílabas prolongadas imita un lamento o una queja. La copla, en la poesía popular, se estructura alrededor de cuatro versos octosilábicos, recitados en un segmento. En el caso de la guabina, la copla se desarrolla en dos partes de canto. En una primera parte, se cantan los dos primeros versos en tanto que los dos restantes se cantan en la parte siguiente. Tenemos el ejemplo de una tonada compuesta de todas las partes, la guabina N. 3 Tonada: Grito Si la guabina Copla Tiplecito de mi vida (Verso 1) Pedazo de una montaña (Verso 2) Estribillo Si la guabina Interludio de torbellino Tonada: Grito Si la guabina Copla Como suenan de sentidas (Verso 3) Las notas en tierra extraña (Verso 4) Estribillo Si la guabina Fig.22: Ejemplo de fragmentación de copla entera. Guabina N. 3 En este ejemplo, (fig.22), la tonada está compuesta de todas las partes. En general las frases del grito y de estribillo son diferentes pero en esta tonada, por el contrario, son idénticas. El primer verso de la copla se repite. Sucede también que la 112 repetición se haga en el segundo verso. Depende de la línea melódica de la tonada. Es raro que se cante la copla entera en un mismo período de la tonada. Cuando esto sucede se suprime la parte del grito y del estribillo. El estribillo es la última frase de la tonada. Al igual que el grito, esta frase repetitiva no tiene relación con el sentido del texto poético de la copla. 2.2.2 Organización melódica La tonada de guabina se caracteriza por la superposición de dos voces homo-rítmicas que siguen un movimiento en terceras paralelas. En los conjuntos que tienen una tercera voz llamada contralto, esta dobla la segunda en la octava superior y sigue el mismo movimiento de las otras voces. Tenemos un ejemplo en la guabina N.6. Esta tercera voz no aparece en todas las guabinas del grupo. La tonada presenta también otras características importantes en la manera como la línea melódica se construye. El esquema melódico de estos cantos sigue una línea curva ascendente y descendente sin interrupción del comienzo al final de la frase. El movimiento recto-tono no existe en la estructura melódica de la tonada. Cada frase o parte de la tonada, es decir, el “grito”, los versos de la copla y el estribillo, es cantada en una sola respiracion. La frase es una unidad continua de aire, en la cual la línea melódica efectúa toda una serie de movimientos ascendentes y descendentes con prolongaciones de notas, con frecuencia en final de frase. El desarrollo de la frase melódica se hace generalmente por grados conjuntos ascendentes o descendentes o por intervalos de terceras mayores y menores. En general, la línea melódica efectúa un movimiento diferente para subir y para bajar. Si 113 sube en grados conjuntos, busca bajar por saltos de intervalos de terceras o de cuartas. De la misma manera, cuando la línea sube, por intervalos de tercera, de cuarta o de quinta, el descenso se hace por grados conjuntos. El ejemplo siguiente permite registrar esta característica. Fig. 23: Frase melódica (estribillo) de la tonada. Guabina N. 8 Sin embargo, los intervalos de cuarta y de quinta ascendentes son con frecuencia utilizados al comienzo de frases como el “grito” o el estribillo. En este caso, la nota de llegada es casi siempre prolongada, como lo ilustra el ejemplo de la guabina N. 8 en la figura 23. El movimiento melódico de la última parte de la tonada es generalmente descendente. Los últimos grados de esta línea melódica terminan por un movimiento conjunto o son solamente separados por un intervalo de tercera menor seguida de una segunda mayor. Este punto de llegada de la línea melódica sobre el grado V es una de las principales características de la tonada. La no resolución sobre el primer grado al final de la frase de la tonada es para los instrumentistas y los cantadores de guabina un poco como si “uno contara una historia sin fin” o como si “uno guardara cosas para cantar la próxima vez”. Esta “historia sin fin” confirma el hecho de que en la estructura de la guabina no hay una sección de conclusión que marque el final de la alternancia voz-instrumentos. 114 La extensión melódica de las tonadas puede variar de una guabina a otra. Sin embargo el ámbito de esas melodías tonales no pasa el intervalo de séptima. En resumen, la alternancia voz-instrumentos implica una alternancia de partes opuestas, como podemos ver en la tabla siguiente: TONADA Fragmento sin métrica definida Línea melódica fija TORBELLINO Fragmento con métrica definida Línea melódica variada/ improvisada Voz Instrumentos Movimiento moderado Movimiento vivo Tabla 3. Elementos que se contraoponen en cada una de las partes de la guabina Este análisis musical pone en evidencia el hecho de que cada una de las dos partes interpretadas en alternancia -voz e instrumentos- es totalmente independiente, constituyendo un todo indisociable la una y la otra para llegar a un género único: la guabina. 115 Conclusión A lo largo de esta memoria, traté de mostrar las características sociales y musicales inherentes al torbellino, tal como se practica hoy en la provincia de Vélez, región donde la ejecución y el aprendizaje de esta música permanece esencialmente en forma oral. Aún si el torbellino es asignado por algunos especialistas como género propio de la región andina, hemos podido ver que esta música comporta un valor simbólico e identificador muy fuerte de la población de la provincia de Vélez. Desde hace más de un siglo el torbellino sobrevive y se perpetúa a pesar de que otros géneros musicales nacionales y extranjeros coexisten a su alrededor. Este género ha atravesado diversos períodos de la historia de Colombia y hoy dia, aún se practica bajo otras formas y de manera más puntual, asociada en su práctica social y cultural, a eventos de la vida privada y pública. La sorprendente sobrevivencia del torbellino se debe en parte al festival anual de la guabina y el tiple, en el cual los participantes le dan un lugar importante en su repertorio. Este festival que reúne individuos de orígenes socioeconómicos y de estatus muy diferentes – campesinos, provincianos, citadinos- y atrae más músicos cada año, permite no solamente perpetuar esta género musical, sino suscitar vocaciones en las nuevas generaciones. 119 Las manifestaciones privadas de la práctica del torbellino se desarrollan principalmente en el seno del círculo familiar. Son los “viejos” o los ancianos de las familias los verdaderos promotores e iniciadores de esta música. Ellos han estado en el origen de esta transmisión del saber, generación tras generación, bajo la forma de una tradición oral, fuera de todo contexto formal. El análisis musical me permitió mostrar que la estructura de torbellino, interpretada en la provincia de Vélez, no es solo una progresión armónica de tónica, subdominante y dominante como diferentes autores lo han definido de manera muy sucinta. En este trabajo, pudimos constatar que el torbellino, además de tener esta particularidad, es una música con un patrón rítmico propio que lo identifica entre los otros géneros musicales. Esta base armónico-rítmica es dada por los cordófonos que, además, presentan una particularidad en su timbre, en razón de la cuatro cuerdas triples. Pudimos observar también que el rasgueo y el punteo son las dos técnicas utilizadas por los cordófonos en la ejecución del torbellino. Mientras que la base armónico-rítmica se toca en rasgueo, repetitivamente desde el comienzo hasta el final de la pieza, con el instrumento acompañante el tiple, una línea melódica se construye al mismo tiempo en punteo con el instrumento solista: el requinto. El tiple ejecuta su ostinato armónico-rítmico en una periodicidad de seis pulsaciones de tipo binario, en tanto que el requinto toca una línea melódica con una pulsación que puede estar dividida de manera binaria o ternaria. Esta superposición de los cordófonos y los idiófonos engendra una poli-rítmia. Los idiófonos no siempre están presentes en los conjuntos, los cordófonos (en particular el tiple) son los que juegan un papel de estructura fundamental en la construcción rítmica del torbellino. Esta ambigüedad métrica (binaria/ternaria) de la línea melódica en el requinto, muy presente en el repertorio de los 120 músicos de la provincia de Vélez, me llevó a escribir las dos métricas (3/4, 6/8) al comienzo de las transcripciones, sin darle relevancia a ninguna de las dos. Las piezas musicales analizadas en esta investigación nos mostraron que el torbellino de la provincia de Vélez no tiene una estructura fija. Una pieza de torbellino se construye con una sucesión de temas variados, marcados por el requinto con periodicidades melódicas diferentes. Sin embargo hemos podido detectar una sección constante en todas las piezas: el ciclo armónico-rítmico que se toca al mismo tiempo en rasgueo por los dos cordófonos. Las otras secciones presentan una línea melódica variada con movimientos ascendentes y descendentes, en grados conjuntos y disyuntos; esta línea melódica concluye siempre en el acorde de dominante. En estas secciones, la línea melódica se toca utilizando diferentes tipos de punteo, lo que produce una variación en el timbre. Hemos constatado que el torbellino de la provincia de Vélez se integra también en otro género musical llamado guabina, conservando sus particularidades musicales. El principio de esta música es la alternancia voz/instrumentos, lo que suscita en el interior del conjunto una organización de roles diferentes a la del torbellino, a sabiendas de que pueden ser los mismos intérpretes. En esta composición de dos subgrupos de importancia similar, con roles muy diferentes-los cantadores y los instrumentistas-, pudimos observar también una jerarquía en la distribución de los géneros. De este modo, el subgrupo de los cantadores está compuesto sobre todo por mujeres y el de los instrumentistas principalmente por hombres. Esta composición no es sistemática pero sí muy frecuente. El análisis musical del repertorio de guabinas mostró que las partes instrumentales que alternan con el canto a capella, son en realidad una versión reducida de torbellino instrumental. Estos interludios o “punteados de torbellino”, presentan también la poli-rítmia y el ostinato del ciclo armónico rítmico 121 de torbellino, salvo que ellos comienzan en dominante, acorde en el cual la frase melódica de la tonada se termina. Esta línea melódica, a pesar de la brevedad de los segmentos, puede ser improvisada, variada o simplemente reiterada. Puede suceder que el requintista utilice el tema melódico de un torbellino que acaba de interpretar para tocarlo una vez más en los segmentos instrumentales de la guabina. Se confirma una vez más que se trata de una versión reducida del torbellino instrumental. Un trabajo más sistemático y riguroso sobre los aspectos rítmicos específicos de esta música, sobre todo de los idiófonos, sería una enseñanza muy enriquecedora. Tratando además de encontrar una notación gráfica más coherente que permita trazar mejor la realidad sonora de la ejecución musical. Las técnicas de ejecución de los cordófonos fueron tratadas en este trabajo de investigación, pero ameritan una profundización que dé cuenta del discurso de los músicos sobre su propia práctica. La transmisión del “saber tocar” y “saber cantar” en el caso de la guabina, podrían ser un tema de largo desarrollo, a sabiendas de que la transmisión de estos dos saberes se desarrolla en un contexto informal de aprendizaje, pero cada uno en condiciones diferentes. Una investigación sobre las particularidades musicales del torbellino que interpretan las nuevas generaciones en el ambiente del festival, (el único contexto en que los jóvenes practican esta música), sería pertinente, considerando que estos jóvenes están rodeados de otras músicas diferentes del torbellino. La breve ejecución que se percibe en el video, nos revela una evidente innovación del torbellino interpretado por esta nueva generación. Este hecho es un testimonio en gran medida, de que el torbellino es un repertorio musical vivo y que está en constante evolución. Podemos ahora afirmar que el torbellino es una música autónoma significativa para estos conjuntos musicales. El 122 torbellino despierta un sentimiento de identidad muy fuerte en esta provincia, que permite una singularización musical para la gente de la provincia de Vélez, en relación con la región andina. En esta singularización musical se sobrentiende también una singularización de identidad. Falta saber qué futuro puede augurarse para el torbellino. La provincia de Vélez tiene acceso hoy, gracias a los nuevos medios de difusión de la música, a todas las músicas del mundo (rock,pop, cumbia, vallenato…) ¿Este género musical logrará conservar su autonomía? 123 Bibliografía ABADIA MORALES, Guillermo. 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Vida y Obra • Juan Eloy Valenzuela y Mantilla (Escritos 1786 – 1834) • De literatura e Historia: MANUELA SÁENZ Entre el Discurso del Amor y el Discurso del otro • Agenda Liberal Temprana • Historia de la radiodifusión en Bucaramanga (1929 – 2005) • La Alianza Nacional Popular (Anapo) en Santander ( 1962- 1976) • Cultura, Región y Desarrollo • Ensayos críticos sobre la obra de Elisa Mújica • José Antonio Galán, Episodios de la guerra de los comuneros • La óptica del camaleón y otros relatos • Demasiados jóvenes para morir Cuentos de la generación del abandono • Emociones de la guerra Relato de la guerra de los mil días en el Gran Santander • Geo Von Lengerke, Constructor de caminos • Extravíos, El mundo de los criollos ilustrados • Desde la otra orilla • Josefa Acevedo de Gómez • Líneas de Sombra • La Balada de la Cárcel de Reading • Tu y Yo • Crónicas para apagar la oscuridad • Mario Galán Gómez: un hombre hecho por si mismo • Honor y ley • Las maneras del Abismo Antología de cuentos del taller de Literatura Relata-UIS 2011 • Cinematógrafo, Comentarios y crónicas sobre cine en Santander • Santander • Silencio... en el Jardín de la Poesía • La muerte de los héroes y otros relatos