ESPECIAL CORONACIÓN 1988 - 2008 49 ESPERANZA La otra historia Equipo de Redacción tecimientos, con expresa dedicación a los aspectos en que tuvieron una intervención singular. De esta forma hemos pretendido plasmar en papel el “alma” de aquellos días. Porque las emociones que se ocultan en los entresijos de la memoria son también historia; historia personal de todos y cada uno de los que estuvimos allí; historia vívida y vivida en los recuerdos y detalles poco o nada conocidos que afloran en las páginas que siguen y ayudan a completar la percepción de lo que narran los historiadores; historia colectiva de una ciudad cuyo corazón exultaba con la solemnidad de la Misa de la Coronación de Mozart. Es lo que hemos intentado reflejar en estas páginas especiales. on ya veinte las primaveras transcurridas desde aquel inolvidable mes de junio de 1988 que cerró un importante capítulo en la centenaria historia de nuestra Archicofradía, y en la que empezamos a escribir las páginas de uno nuevo. De la tristeza difícilmente contenida en nuestra salida de Santo Domingo, a la alegría esperanzada de la consagración del templo -hoy Basílica-, pasando por la preocupación con algunas gotas de amargor por la incomprensión de algunos hermanos en la fe y la campaña desatada en contra, y culminando finalmente en la emoción desbordada en clamores antes y después de la ceremonia de Coronación de María Santísima de la Esperanza, fueron tantos y tan contradictorios los sentimientos que nos embargaron aquella primavera que, precisamente, esas vivencias personales llenas de anécdotas son las que hemos querido traer a estas páginas. Finalmente, permitidnos tener un particular recuerdo para los hermanos nuestros, hoy ausentes, también protagonistas de esta historia: Francisco Sánchez Segarra, Pepe Ruiz Sánchez, Rafael Rueda Alcalá, Antonio Marín Martín, Fernando Urdiales Aguado, Federico Cruzado Serrano, Kiko Romero González, Alejo García Ortega…; ellos y otros muchos vivieron con gran intensidad los hechos relatados. Ahora que ya disfrutan, desde más allá de las campanas, de la esperanza que animó sus vidas, allí arriba, asomados a los balcones de la gloria, seguro que están comentando lo bonitos y emotivos que fueron aquellos días. Porque la Historia está en los libros y en las hemerotecas pero, habitualmente, ayuna del palpitar de sus protagonistas. Por eso nuestra pretensión ha sido cubrir ese importante hueco y hemos pedido a los autores que relaten con el corazón –más que con la palabra- lo que sintieron ante aquellos acon- 12 ESPERANZA 49 ESPECIAL CORONACIÓN 1988 - 2008 El Breve de la Coronación Monseñor Ramón Buxarrais Ventura “Habiendo examinado detenidamente la solicitud formal de fecha 15 de enero de 1985 por la que la Real Archicofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno del Paso y María Santísima de la Esperanza nos solicitaba la Coronación Canónica de su imagen titular la Virgen de la Esperanza, e instruído y terminado el proceso de recogida de datos históricos y otros testimonios de diversa índole a fin de comprobar las condiciones que la Santa Iglesia requiere para ello, por las presentes y en virtud de nuestras facultades conferidas en el prenotado 6 del Ritual de Coronación de una Imagen de Santa María Virgen confirmado por la Sagrada Congregación para los Sacramentos y el Culto Divino por decreto del 14 de febrero de 1983, accedemos gustosos a ello, pudiendo por tanto la Archicofradía a partir de esta fecha concretar la realización de este solemne acto a fin de que redunde en un mayor auge de la fé cristiana y comprometida de nuestro pueblo, que acepta el Dulce Nombre de Jesús de Nazaret como nuestro salvador y honra a María Santísima como Esperanza a cuya intercesión recurrimos los pecadores. Málaga a doce de marzo de mil novecientos ochenta y seis. +Ramón, Obispo de Málaga.” por la gracia de Dios y de la Santa Sede Apostólica Obispo de Málaga Cédula emitida por el Obispado de Málaga accediendo a la Coronación Canónica de nuestra Sagrada Titular 13 ESPECIAL CORONACIÓN 1988 - 2008 49 ESPERANZA Fragmentos de la Homilía Monseñor Mario Tagliaferri l cumplir ahora mi compromiso, gozoso de encontrarme entre vosotros, quiero que mi comentario en esta celebración responda al doble fin que me propuse al adquirirlo. Nada mejor para ello que explicar sencillamente el significado de la coronación de esta imagen de María Santísima de la Esperanza, que vamos a realizar inmediatamente. Es un rito que comenzó a extenderse en la Iglesia desde finales del siglo XVI y que, renovado y simplificado, después del Concilio Vaticano II, se practica con más frecuencia por exigencias de la piedad mariana del pueblo cristiano, como pueden demostrarlo las frecuentes coronaciones de imágenes marianas en esta “tierra de María Santísima” y las también frecuentes en países hispanoamericanos. No es un rito vacío sino que está lleno de significado teológico y de exigencias prácticas para nuestra vida cristiana… Reina de Esperanza todo el pueblo de Málaga a la Virgen, a la que invoca y reza bajo las más variadas advocaciones plasmadas en las bellas imágenes de cada una de las cofradías. Ella es Reina de Esperanza, como lo va a proclamar la coronación de esta imagen, porque intercede por nosotros ante el Rey de la gloria, porque está profundamente arraigada en la historia de la humanidad, maternalmente presente y partícipe en los múltiples y complejos problemas que acompañan hoy la vida de los individuos, de las familias y de las naciones, socorriendo al pueblo cristiano en la lucha incesante entre el bien y el mal, para que no caiga y, si cae, se levante. (Redemptoris Mater, 51) Quiero manifestar mi gratitud, en nombre del Santo Padre, a todas las cofradías malagueñas, a sus hermanos y a sus juntas directivas, los de hoy y los de ayer, por el esfuerzo constante y sacrificado que realizan para conservar y acrecentar esa devoción a la Virgen María. No desmayéis en el empeño, conscientes de que el amor a la Virgen es una gran riqueza y reserva de la fe del pueblo. Acudid a María con amor filial como Madre bondadosa, invocadla como Reina del mundo, del cielo y de toda la creación; como Reina del amor, de misericordia, de paz. Amor a María Con razón el pueblo de Málaga honra a María Santísima de la Esperanza. En este popular homenaje mariano, veo yo, además, el amor y devoción de 14 ESPERANZA 49 ESPECIAL CORONACIÓN 1988 - 2008 la vida de cada cristiano, en cuanto imitador de la vida de Cristo, pero se aplica igualmente a nuestras responsabilidades sociales y, consecuentemente, a nuestro modo de vivir y a las decisiones que se deben tomar coherentemente sobre la propiedad y el uso de los bienes” (S.R.S. nº 42). Amor a los pobres Vuestro homenaje y vuestro amor a la Virgen se centra ahora en el signo de la coronación. De él brotan dos exigencias para vuestra vida cristiana. He sabido que la intención de la Directiva de la Cofradía era utilizar la misma corona que ya tenía la Virgen pero las aportaciones y los donativos de los hermanos, con la expresa voluntad de que fueran para la corona, indujeron a labrar una nueva, que es la que se va a imponer. En su encíclica se refiere “a la realidad de una ingente multitud de hombres y mujeres, niños, ancianos, en una palabra, de personas humanas concretas e irrepetibles, que sufre el peso intolerable de la miseria” (Id. nº 13) Están lejos de nosotros, en el extenso Tercer Mundo. Pero los tenemos también entre nosotros, aquí en Málaga y en otras ciudades y pueblos de España. En esta corona, por tanto, refulgen la generosidad y el desprendimiento de muchos devotos y devotas de la Virgen de la Esperanza y el amor que los inspira. Pero contemplo yo que se dibujan en la corona, también refulgentes, las palabras que María dijo a los criados de Caná: “Haced lo que Él os diga”…. El Papa nos urge a socorrer y aliviar a los que sufren esa pobreza. Procurad, como respuesta a la llamada del Santo Padre que el desprendimiento y la generosidad manifestados en la corona que vamos a poner a la Virgen de la Esperanza, y el desprendimiento y sacrificio con que los hermanos de todas las cofradías cooperan cada año a embellecer más el desfile procesional, como expresión de amor a sus Titulares, sea una constante en la vida de las cofradías, canalizado hacia los más pobres y nece- .…La reciente encíclica de Su Santidad concreta y actualiza hoy aquí el mensaje de Jesús llamando a la “opción o amor preferencial a los pobres que es, dice, una forma especial de primacía en el ejercicio de la caridad cristiana, de la cual da testimonio toda la tradición de la Iglesia. Se refiere a 15 ESPECIAL CORONACIÓN 1988 - 2008 49 ESPERANZA con la voluntad el Padre que está en los cielos, como se conformó María. sitados, de modo que cada año pongáis, también, en manos de estos lo que les ayude a “ser” más y a vivir mejor. Se hace necesario, para ello, que pongamos un esfuerzo serio, constantemente renovado, para vivir en este mundo como hijos de Dios, tanto en lo individual como en la familia y en la vida pública y social. Más aún. El Papa, además de recordar que pertenece a la enseñanza y la praxis más antigua de la Iglesia la convicción de que hay que aliviar la miseria de los que sufren no sólo con lo superfluo, sino con lo necesario, nos dice: “Ante los casos de necesidad, no se debe dar preferencia a los adornos superfluos de los templos y a los objetos preciosos del culto divino; al contrario, podría ser obligatorio enajenar esos bienes para dar pan, bebida, vestido y casa a quien carece de ello. Como ya se ha dicho, se nos presenta aquí una “jerarquía de valores” –en el marco del derecho de propiedad –entre el “tener” y el “ser”, sobre todo cuando el “tener” de algunos puede ser a expensas del “ser” de tantos otros” (Id. 31). Todo esto creo, queridos hermanos de las cofradías, que es una exigencia urgente y grave del amor y devoción a la Virgen. El cumplimiento de nuestro propio deber, la defensa de los derechos de toda persona humana, la educación cristiana de los hijos, la estabilidad y fidelidad en el matrimonio, el esfuerzo para conservar los valores éticos y morales de la vida pública, la presencia cristiana allí donde la cultura se hace y se transmite son objetivos que debemos alcanzar en nuestra renovación perseverante. ORACIÓN A MARÍA Queridos hermanos: Después de coronar la imagen de la Virgen, vamos a participar en el sacrificio de Cristo, renovado y perpetuado en la celebración de la Eucaristía. Renovación de vida Acerquémonos al altar con nuestro compromiso de esforzarnos para que su Palabra sea acogida siempre con fidelidad y puesta en práctica. He de recordar, además, otra exigencia. Cuando termine este acto vais a aclamar a la imagen de María Santísima de la Esperanza, ya coronada canónicamente, y entre vivas y aplausos la vais a llevar a su templo, que conserva aún la frescura de la unción y el perfume del incienso de su reciente consagración. De este modo manifestaremos la verdad de nuestro amor a la Virgen que nos dice “HACED LO QUE ÉL OS DIGA”. Para que esto se realice y para prepararnos al Rito de la Coronación y a la celebración eucarística, digamos en nuestro interior la oración con que termina el Papa su encíclica mariana: En estas aclamaciones escucho yo la alabanza a María de la mujer del pueblo “Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron”. “SALVE, MADRE SOBERANA DEL REDENTOR. PUERTA DEL CIELO SIEMPRE ABIERTA. ESTRELLA DEL MAR. SOCORRE AL PUEBLO QUE SUCUMBE Y LUCHA POR LEVANTARSE. Dijo Jesús: “Dichosos más bien los que escuchan la palabra de dios y la ponen en práctica” (Lc. 11, 28). Estas palabras son una llamada del divino Maestro a renovar nuestra vida, a vivir según los mandamientos de Dios, a conformarnos TÚ QUE PARA ASOMBRO DE LA NATURALEZA HAS DADO EL SER HUMANO A TU CREADOR” 16 ESPERANZA 49 ESPECIAL CORONACIÓN 1988 - 2008 Del Pregón de la Coronación José Ruiz Sánchez amos a coronarla porque es Santa María de las Paciencias Infinitas esas que van desde su sueño de Madre a su destino de Reina y Señora nuestra, andando en la ternura y el silencio, desde el gozo a la distancia, desde la distancia a la muerte, desde la muerte a la vida. Y ese Tránsito pasa por María, como los ángeles por su Nombre, nosotros por su recuerdo, y el camino de la vida por la palabra que distingue a los suyos: Esperanza. 341 años paseándose gloriosamente por las calles de su Málaga. (…) Vamos a coronarla porque desde Belén al Calvario hubo un camino donde ya tuvo sentido la vida perdurable y fue posible escribir Amor con mayúscula, por la calma del sueño cuando Ella se recoge, porque hay un sitio para todos allí donde Ella esté, porque aunque algunos les parezca poco conmemorable, acaso por desmemoriados, sigue siendo la Inmaculada Concepción. Porque lavaba y tendía en el romero mientras los pajarillos cantaban, y vuelven y no paran de beber los peces en el río. (...) Vamos a coronarla porque los caminos del Altísimo son un apasionante misterio de latidos y respiraciones, de pasos y de llamadas. Y cada cual tiene el suyo así como nosotros tenemos el de la Esperanza, porque ese Nombre, y lo que es y significa y bajo el cual salimos con María, después y siempre, nos sigue sonando por los resquicios del corazón que escucha; y se nos queda un fondo inmemorial, entrañable, cierto y permanente, de rumores de bambalinas, de incienso, de veleros y luminarias y compases y clarines. Y en ese y con ese interminable auxilio de una noche la entendemos y la queremos, nos habla y nos convoca. Y la seguimos. Y así nos mueve el sentir de la espera, y nos sostiene y nos traduce la fe; nos explica cada Jueves Santo las señales de la bienaventuranza, nos restaña las heridas del camino, nos devuelve el sentido de la misericordia al paso lento de su trono, con el color del campo en primavera, al filo del piropo en la ternura, entre el clamor de un pueblo, con una nación de candelerías fidelísimas, a paso de rosario y letanía, con el ritmo andaluz de las carretas, con aire de yunque y de martillo, a paso de Tartessos y canto gregoriano. Porque las almas ya no cupieron en sus cuerpos y echaron a volar como mariposas enamoradas de la Luz, porque al encenderse esa luz, un día, abriremos los ojos y estaremos todos. Por la luz que nunca se apaga. Porque volverán las oscuras golondrinas, aquellas que aprendieron nuestros nombres, aquellas volverán, volverán sin faltar ni una sola. Porque hay como caracolas de olor por el romero que traen el perfume del mar se su Nombre. Porque ese Nombre de María bien vale una corona. Porque, al fin, nos da la Real Archicofradiera, nazarena y esperanzadísima gana. Porque, además: Desde Belén al Calvario hay un camino que pasa por calle Larios. (…) Vamos a coronarla porque, ahora muy respetuosamente, con talante oracional, viajeros por el túnel intemporal de la Esperanza, podríamos añadir algo a los hechos del Evangelio de la Epifanía; y si los Magos de Oriente llevaron al niño –Dios, mirra, incienso y oro, nosotros, los malagueños de Málaga –la redundancia en este caso es obligada– le traemos una corona a su madre, porque ésta no es tierra de protestantes ni de moros, sino que es la tierra de María Santísima, y lleva la Esperanza 17 ESPECIAL CORONACIÓN 1988 - 2008 49 ESPERANZA El Templo fue el regalo por la Coronación Manuel Narváez Díaz a a principios de los años setenta varios hermanos postulaban de manera especial la coronación, entre los que estaban Lola Carreras, Luis Márquez, Paco Pepe y algunos más. Fuimos a visitar a D. Manuel Gámez para que nos informara sobre el camino a recorrer para obtener de Roma el permiso para la coronación; porque antes las concedía Roma, no como ahora que depende de los obispados. Y, además de las vías mejores a seguir, había que explicar a la Santa Sede la importancia devocional de la imagen de la Virgen de la Esperanza en Málaga. Y no sólo lo hizo sino que, además, nos calentó y animó para que la pidiésemos. “Si una Virgen debía ser coronada en Málaga, esa era la Esperanza,” nos dijo. Pero, algunos años después, y paralelamente a la coronación, surgió el tema de la capilla, hoy basílica. Yo todavía sigo llamándola capilla. Cuando asumí el compromiso de dirigir los destinos de la cofradía, me puse como objetivos coronar a la Virgen y edificar la capilla, algo que parecía imposible, con el añadido de que considerábamos ese templo el regalo que los hermanos íbamos a hacer a la Virgen por su coronación. Por eso me parece imprescindible hablar también algo sobre la basílica, puesto que ambos hechos están estrechamente relacionados, y además también se cumplen veinte años de su consagración. no hipotecásemos a la Cofradía, para que no tuviéramos que arrepentirnos más adelante. En una copa que tomamos algunos hermanos después de una junta en el Bar Gaby del Palo, se nos ocurrió la idea de conseguir mil suscripciones de mil pesetas mensuales durante dos años. Aunque hasta el propio Carlos Gómez Raggio era escéptico de que lográsemos la cifra que nos habíamos propuesto, yo contaba con el enorme “tirón” de la Virgen entre los malagueños. Y Málaga respondió a la fe que teníamos nosotros en el cariño de la ciudad a la Virgen de la Esperanza. Tras terminar el salón de tronos y la casahermandad gracias, en gran medida, a los buenos oficios de Vicente Caffarena, nos pusimos en contacto con el arquitecto Clemente Rodríguez Grajales que tenía una gran amistad con Antonio Marín Martín y empezamos a abordar los proyectos de la capilla. Pero el problema que se nos vino encima fue la financiación de su construcción. ¿Dónde íbamos a encontrar el dinero? Recuerdo a este respecto los consejos de D. Ramón Buxarrais. Nos preguntaba con cuánto dinero contábamos, y nos recomendaba que no pidiéramos préstamos, que Y la verdad es que de las mil y pico personas a las que les pedí la suscripción de las mil pesetas mensuales para hacer la iglesia, sólo dos se negaron, y hubo una tercera cuya respuesta todavía estoy 18 ESPERANZA 49 ESPECIAL CORONACIÓN 1988 - 2008 solemne se hizo en marzo de 1986– nos llamó un día D. Ramón para comentarnos la tramitación en marcha de la coronación de la Virgen de los Dolores y nos insinuó hacer las dos coronaciones juntas. Y aunque nosotros ya contábamos con dicha autorización, le dijimos que no teníamos prisa en el acto en sí de la Coronación porque lo condicionamos en su día a la terminación de la capilla; y que si los cofrades de la Virgen de los Dolores tenían prisa, pues que se coronase antes. Esto explica que, siendo nuestra autorización de Roma anterior, el acto de coronación de la Virgen de los Dolores se adelantase al de la Virgen de la Esperanza. Por tanto desde el punto de vista jurídico fue la Virgen de la Esperanza la primera en ser coronada, pero de hecho lo fue la de los Dolores. esperando. Al final conseguimos 1300 suscripciones de hermanos y devotos. Luego, los “reenganches” por otros dos años más y otros dos más, o sea por cuatro y hasta seis años, fueron mucho más fáciles de conseguir. Y con el proyecto de Clemente se empezaron las obras. Pero no se hicieron “del tirón” sino que, cuando teníamos un poco de dinero se iniciaban las obras, parábamos cuando se nos acababa y se reiniciaban cuando volvíamos a tener fondos. Así las obras sufrieron cuatro o cinco parones. La empresa constructora fue Rojira que nos dio todas las facilidades. Es justo también recordar que, además de las aportaciones económicas, recibimos aportaciones en especie bajo la forma de cemento y ladrillos de la Financiera y de Salyt respectivamente. También se pusieron en el solar de la obra unos grandes paneles de anuncios que nos aportaron igualmente unos buenos ingresos. Incluso hicimos un par de verbenas dentro de lo que todavía era una estructura cubierta para recaudar fondos. Recuerdo también que para finalizar las obras de la capilla nos faltaban 20 millones de pesetas que conseguimos en un préstamo de Unicaja avalado por un grupo de hermanos, aunque pronto los columbarios nos sacaron de las trampas. Otra cuestión importante fue la de la corona. A preguntas de D. Ramón, le dijimos que la corona que íbamos a utilizar en el acto de la coronación era la de plata dorada de los años 60 que se había confeccionado igualmente mediante suscripción entre los hermanos. Pero recién elegido yo hermano mayor, estando un día en la Feria, y concretamente en la caseta de Cristóbal Peñarroya, me hizo una entrevista Juanele (Juan Rosén) en un programa de radio en el que colaboraba, y empezó a decir a los malagueños que a la Virgen de la Esperanza había que coronarla con oro. Luego ya fue Adolfo Clemente el que tuvo la idea del “gramo de oro” y la campaña que llevó a cabo la cadena Ser; tema éste totalmente ajeno a la Archicofradía que respondió a la devoción que la Virgen suscita entre los malagueños. A Don Ramón Buxarrais, a quien la Cofradía no tiene palabras para agradecerle las atenciones, apoyos y facilidades que encontramos en él durante su episcopado, le debemos otras muchas cosas. Por ejemplo la bendición de la capilla por D. Ángel Suquía. Ocurrió que, a finales de los años sesenta, cuando empezaron los proyectos urbanísticos que afectaban a nuestra capilla de Santo Domingo, fuimos a ver a D. Angel Suquía, a la sazón obispo de Málaga, para comunicarle nuestra intención de irnos de allí y hacer una nueva capilla. Nos dijo que la hiciésemos en algún barrio alejado del centro que le conviniese a la diócesis. Nosotros le objetamos lógicamente que la queríamos cerca de Santo Do- Creo importante recordar que condicionamos la coronación de la Virgen a la terminación de lo que llamábamos la capilla, lo que explica la confusión existente en torno a cuál es la imagen de Pasión que fue coronada antes en Málaga. Una vez que teníamos ya la autorización de Roma para coronar a la Virgen, –cuyo anuncio 19 ESPECIAL CORONACIÓN 1988 - 2008 49 ESPERANZA mingo, y sobre esta base trabajamos. El Ministerio de la Vivienda nos ofreció terrenos en calle Cerrojo, pasillo de Guimbarda, y nosotros por nuestra cuenta vimos la posibilidad de los terrenos del cine Plus Ultra en el Llano de Doña Trinidad. En cualquier caso, D. Angel Suquía nos autorizó a edificarla y se comprometió a que, si no estaba en Málaga, él vendría a consagrarla. Y, cuando años después, le comentamos a D. Ramón esta conversación, él se ofreció para contactar con D. Angel Suquía, que ya entonces era Cardenal Arzobispo de Madrid, e incluso nos acompañó en una visita que le hicimos para recordarle su promesa de años atrás. Entrevista en la que D. Angel Suquía dijo que en la vida se prometen muchas cosas que luego, por unas u otras razones, no se cumplen, pero que esta promesa -por supuesto- la iba a cumplir muy gustosamente, como así fue. Era entonces Presidente de la Conferencia Episcopal Española. de la capilla de la que se hicieron dos réplicas; son las tres que hay hoy en la Basílica. Asimismo las barandillas que entornan el matroneo de la iglesia son réplica de la verja de nuestra capilla de Santo Domingo. Pero, sobre todo, nos trajimos los restos de nuestros hermanos de siglos anteriores cuyas cenizas reposan en la cripta a los pies de sus imágenes queridas esperando la resurrección. Fue igualmente D. Ramón quien nos insinuó que la nueva iglesia podría ser declarada basílica. Y hasta tal punto la concesión se la debemos a él que la primera carta de D. Ramón pidiendo el título de basílica es anterior incluso a la bendición del templo; petición a la que Roma contestó en marzo de 1988 diciendo que primero se terminase la construcción y decoración del templo y que después se reiterase la petición con toda la documentación necesaria, tras lo cual se daría la respuesta. La petición de D. Ramón insistiendo en la petición, fue ya de 1991, acompañada de toda la documentación requerida dando origen al inicio de la tramitación. El título de Basílica nos lo concedió, en 1998, el papa Juan Pablo II con el breve Dulce Nomen Iesus. Todo lo relativo al ceremonial de la consagración de la iglesia, como al de la coronación lo preparó D. José Mª Eguaras que entonces era secretario de la Conferencia Episcopal, y a través de D. Ramón fuimos preparando todo de acuerdo con las normas eclesiásticas al respecto. Por cierto fue un bonito detalle el que al asperjar D. Ángel el agua bendita por toda la iglesia lo hiciese con una rama de romero. Recuerdo también, como preparación litúrgica a la coronación, el triduo que predicó fray Ricardo de Córdoba, amigo de Carlos Gómez y Lola Carrera. Nos acompañó en ambas ceremonias. También le debemos a D. Ramón que la coronación la llevara a cabo el Nuncio Tagliaferri. A mediados de los ochenta, él sabía que el nuncio iba a venir a Málaga en breve plazo y nos concertó una entrevista con él en la parroquia de Santo Domingo, donde le pedimos que fuera él quien coronara a la Virgen, lo que aceptó con mucho gusto. Luego tuvimos algunos problemas en la fecha, una vez fijada de acuerdo con él, que ya han sido relatados en otro lugar (*). Pero todo se solucionó. D. Ramón también “autorizó” el cambio de la corona en la ceremonia ya que, de la de plata inicialmente prevista, se pasó a la de oro que hizo Granda. Por cierto que en la junta en que aprobamos hacer la corona de oro, la primera pieza para fundir que se puso sobre la mesa fue la alianza de bodas de Rafael Rodrigo a la que siguieron diversos objetos que donaron otros hermanos presentes. Recuerdo que la despedida de Santo Domingo fue enormemente emotiva. Yo tuve muy presente en aquellos momentos las palabras que tiempo atrás dijo Ángel De Santo Domingo nos trajimos varios objetos como la vidriera de la Anunciación y la lámpara 20 ESPERANZA 49 ESPECIAL CORONACIÓN 1988 - 2008 Era la primera vez que salía a luz pública. Y, por cierto, un detalle curioso fue que nadie avisó a mi mujer que tenía que acompañarme en esa procesión y fui solo hasta el altar. Igualmente fue difícil para mí, por mi timidez para hablar en público, la lectura de unas letanías que había preparado para la ocasión D. José María Eguaras y que tuvimos que leer Lola y yo. Caffarena: “Si algún día salimos de Santo Domingo, saldremos todos llorando”. Y creo que así ocurrió para la inmensa mayoría. A mi se me saltaron las lágrimas, que apenas había podido contener hasta entonces, cuando Vicente Pineda, hermano mayor entonces de Mena, nos dirigía unas palabras de despedida. También recuerdo que, cuando llegamos al museo tras la salida de Santo Domingo, inmediatamente nos fuimos a colocar las imágenes en el camarín, para ver cómo quedaban en él, pues nos parecía inmenso, máxime con la iglesia desnuda de casi todo. Hasta el sagrario nos lo prestó Granda. Es el que está ahora en los columbarios. Después de la solemne Eucaristía de la Coronación y tras desvestidos del ropaje ceremonial en la improvisada sacristía en que habíamos transformado la tienda Menfis, varios directivos acompañamos a Don Ramón y a Monseñor Tagliaferri al Obispado. Y por el camino éste me confesó que en todos sus años de sacerdote nunca había asistido a un acto religioso en la calle, donde hubiera visto más respeto y más cariño a una imagen. Momento emocionante para mi fue también la primera vez que sonaba el himno de la Coronación de Perfecto Artola en el salón de tronos interpretado por la banda de Salteras, cuando se abrieron las puertas. Aquel día la Virgen estrenó unas enaguas que confeccionó Pepi –la mujer de Paco Regueira- con unos encajes antiguos que regaló María Martín-Estévez Alemán. Y si Menfis fue sacristía, mi casa sirvió de vestuario donde las camareras de la Virgen se pusieron y quitaron las mantillas y los directivos nos quitamos el chaqué; y mi alacena hizo de caja fuerte, pues en ella se custodió la corona desde la noche anterior hasta poco antes de la ceremonia en que la trasladamos a Menfis. Es de resaltar que la fecha de la coronación no fue elegida al azar sino que era el día de los patronos de Málaga, San Ciriaco y Santa Paula, que ese año cayó en sábado y no fue fiesta local puesto que, desde ese 1988, se cambió por la celebración de la Incorporación de Málaga a la Corona de Castilla en el mes de agosto. Pero sin duda fue una gran fiesta que los cofrades malagueños celebramos por todo lo alto. Y un último recuerdo, en cierto modo curioso, fue que entre los que se movieron en contra de la corona de oro había varios sacerdotes, uno de los cuales vino a verme días antes de la Coronación para aclarar su postura y disculparse porque el tema se “había desbordado”. Yo lo recibí en la sacristía y hablando con él llegó un matrimonio para entregarme varios objetos de oro con destino a la corona. Me vino al pelo para que comprendiese nuestra postura, aunque me dije para mí: “éste se habrá creído que estaba todo preparado”. También recuerdo con emoción el momento en que en la procesión de acceso al altar salí yo con la corona en mis manos. Hasta entonces, sólo la habían visto los directivos de la cofradía, pero la expectación era enorme a la vista de la polémica que el tema había suscitado. Y me ví envuelto en una nube de fotógrafos que no pararon de hacer fotos a tan preciosa joya. (*) Rafael Esteve Secall; “Recuerdos deshilvanados de 1988”; Ruta Cofrade 2008. 21 ESPECIAL CORONACIÓN 1988 - 2008 49 ESPERANZA Días de Junio Carlos Ismael Álvarez l conmemorar, (recordar juntos), los acontecimientos cofrades de aquel junio de hace veinte años, lo primero que me viene a la mente es un sentimiento de gratitud hacia don Ramón Buxarrais, que no sólo coronó a la Virgen de la Esperanza, sino que resistió con eficacia y paciencia la presión de quienes públicamente le pidieron, más bien le conminaron, que suspendiera los actos, alegando para ello todo el consabido repertorio de tópicos que los demagogos en materia religiosa siempre tienen a mano, desde el despilfarro al paro, pasando por el oro macizo. Instalado (desde que sus expectativas se difuminaron) en la denuncia profética, cómodo concepto teológico que reduce el “actuar” al “hablar contra”, don José María González Ruiz, lectoral de la catedral malagueña, dirigía por aquel entonces una sonora protesta contra la jerarquía eclesiástica que acababa de desautorizar a unos teólogos de la facultad de Granada, centrando sus críticas en el presidente de la Conferencia Episcopal, que era el cardenal Suquía, y en el nuncio de la Santa Sede, que era monseñor Tagliaferri. Ambos personificaban para el canónigo la Iglesia reaccionaria y descomprometida que a él, nuevo Jeremías en los desiertos de Caldea, le correspondía fustigar. Nada teníamos que ver, por supuesto, en aquello, pero eso fue en lo que nos vimos envueltos, porque de manera casual los prelados Tagliaferri y Suquía, por razones distintas y que se remontaban en ambos casos a varios años atrás, fueron precisamente los invitados por la archicofradía y el obispo para coronar a la Virgen de la Esperanza y dedicar su nuevo templo. bra, redactor de enseñanza y religión del diario El País en Cataluña, orquestó una formidable campaña para, so pretexto de la coronación, redoblar y publicitar su ataque contra los prelados mencionados a quienes, según su chiste predilecto, “la mitra episcopal les servía de apagavelas de la inteligencia”. Sus alumnos los seminaristas, los “cristianos de base” y otros sedicentes movimientos apostólicos actuaron Aprovechando el tirón devocional de la Virgen, la notoriedad de la archicofradía en Málaga y la consiguiente repercusión en la ciudad de la coronación canónica que se preparaba, González Ruiz con la decisiva ayuda de su amigo Francesc Valls Lacam22 ESPERANZA 49 ESPECIAL CORONACIÓN 1988 - 2008 La Virgen, arropada por todas las cofradías y el pueblo entero de Málaga, fue coronada aquella tarde de hace ahora veinte años y cada uno de los que lo vivimos atesoramos nuestros particulares recuerdos de aquel día en el que don Ramón por fin abrió su boca para dar un ¡¡viva la Virgen de la Esperanza!! contestado por diez mil personas. en todo aquello más bien como palmeros, siempre convenientes cuando se necesita hacer bulto y dar la impresión de que se tiene detrás bastante más de lo que en realidad hay. Firmaron para ello diversos manifiestos y cartas al director y acabaron colocándose para salir en la foto (dos por banco) en la “misa paralela” que, como culminación de la campaña y a la misma hora en que se coronaba la Virgen, ofició don José María en la parroquia de La Palmilla, (curiosamente el mismísimo templo que, años más tarde, entre todos los cofrades levantamos, de nuevo, desde sus cimientos y pusimos a disposición de la Iglesia de Málaga, sufragando por el procedimiento de entramparnos, –porque no los teníamos–, los más de cien millones de pesetas de entonces que costó su construcción). A él, que nos comprendió entonces, y que en silencioso retiro ofrece desde hace años –con sus hechos– el testimonio evangélico de una vida compartida con marginados y ancianos, va dirigido mi agradecido recuerdo en esta hora. Don Ramón conocía naturalmente su diócesis y sabía muy bien quienes eran los cofrades, –a los que recomendó no alimentar la polémica con escritos de defensa, ni replicar las críticas–, y quienes eran los que desde distintos medios de comunicación, declarándose escandalizados, le presionaban con una supuesta indignación, (que no ha vuelto a aflorar por cierto en ninguna de las coronaciones posteriores), emplazándole abiertamente a pronunciarse a su favor, optando él por un silencio a ultranza que, reconozcámoslo ahora, nos ponía de los nervios a tirios y troyanos. Lo demás es suficientemente conocido. 23 ESPECIAL CORONACIÓN 1988 - 2008 49 ESPERANZA Momentos inolvidables Manuel Harras Polonio os momentos vividos aquel año 1988 fueron inolvidables. Desde mi modesto papel, participé en los múltiples acontecimientos y gestiones que se realizaron; y no sólo en los preparativos de la coronación, sino también en los otros actos habidos previamente: la salida de Santo Domingo y la dedicación del templo el día 4 de junio del mismo año. Mayor -estos últimos por ser entonces mayordomos de trono adjuntos-iban al frente del trono de Maria Santísima. Y recuerdo con mucho cariño que, durante gran parte de ese recorrido, estuvo conmigo el inolvidable Alejo García que, inquieto, nervioso, eufórico, no paraba de piropear a la Virgen, y elogiar la respuesta de tantos devotos malagueños que nos acompañaban cantando el “Salve Madre” y rezando. Me acuerdo especialmente del último viaje que hicimos a Madrid para recoger la corona de la Virgen de los talleres Granda. Salimos desde Málaga muy de mañana en mi coche que tenía mayor capacidad y, si bien a la ida paramos en varias ocasiones, a la vuelta sólo lo hicimos una vez quedándonos junto al vehículo para no perder de vista la corona ni un instante. También quiero destacar de una forma especial, la elegancia y generosidad con que la Archicofradía, a sugerencia de José Luis García Doblas, preparó el escenario de la plaza de la Constitución, donde en la parte más destacada y central fueron ubicados los invitados al acto, mientras que la Junta de Gobierno de la Archicofradía se situaba en un lateral. Poco antes de iniciarse la ceremonia, Rafael Rodrigo y yo recogimos la corona de la casa de Manolo Narváez, y la depositamos en la “Sacristía de Menfis”, desde donde salió la procesión ceremonial en la que los celebrantes, con la presidencia de monseñor Tagliaferri, se dirigieron al altar acompañados por los padrinos de la Coronación y por Cuando llegamos a Málaga nuestra sorpresa fue mayúscula pues, al llegar de madrugada a la Casa Hermandad, nos encontramos con casi toda la Junta de Gobierno –esperándonos- para ver la Corona de la Virgen. La emoción y la admiración nos embargaron a todos al abrir el estuche que la guardaba y contemplar de cerca esa preciosa joya con que íbamos a coronarla. El día de la Coronación, en la procesión de ida a la plaza de la Constitución, como tercer Teniente Hermano Mayor, y junto a Vicente Caffarena y Antonio Marín, me tocó presidirla un buen trayecto pues, tanto el Hermano Mayor como los primer y segundo Teniente Hermano 24 ESPERANZA 49 ESPECIAL CORONACIÓN 1988 - 2008 podremos olvidar. Nos incorporamos a la procesión, aunque previamente cambiamos el chaqué por un traje en casa de Manolo Narváez, –el improvisado vestuario de casi toda la directiva–. Una vez llegados a la entrada de Carretería, Rafael Rueda me entregó su martillo para levantar el trono de la Virgen. Cuando daba los toques de atención, sonó una potente voz detrás de mí que me dijo: –“FUERTE”–. Y sin dudarlo, sólo pude dar el primer toque, pues partí el vástago de acero del martillo, y rebotando la cabeza de bronce en la campana, impactó en mi ceja derecha, abriéndome una brecha que empezó inmediatamente a sangrar. Así que me saqué el pañuelo del bolsillo, traté de taponarla y volviéndome al de la voz, le dije: –¿Así?– Foto de la primera prueba de la el Hermano Mayor llevando la corona que ceñiría la cabeza de la Virgen. El acto superó con mucho todas las expectativas. Allí vivimos y experimentamos plenamente lo que significa la solemnidad de un acto, con muchos momentos de silencio, llenos de fervor y emoción, rotos por aplausos, vítores y cantos, que todos los asistentes, devotos, cofrades y hermanos, nunca En estos momentos de recuerdos imborrables siento la necesidad corona de evocar la memoria de dos archicofrades –Rafael Rueda y Antonio Marín– que participaron intensamente en todos estos actos y que, si bien ya no se encuentran entre nosotros, nunca han dejado de estar presentes en su cofradía, ni yo de sentirlos muy cerca de mí, sobre todo ahora al rememorar aquellos acontecimientos. Ellos –que están junto a Maria Santísima de la Esperanza– los vivieron de forma ilusionada. Ilusión que nunca han dejado de trasmitirme. 25 ESPECIAL CORONACIÓN 1988 - 2008 49 ESPERANZA Los recuerdos del Mayordomo de Trono Carlos Gómez Raggio esde que Fernando Labrada, dirigiera carta el 4 de mayo de 1948 al entonces hermano mayor de la Archicofradía Matías Abela haciendo donación de un magnífico cuadro cuya venta sirviera para financiar la corona de la Virgen de la Esperanza, la coronación había sido un deseo de los archicofrades, pospuesto posiblemente por las más perentorias necesidades de reconstrucción que tenía la Archicofradía; aunque la coronación fuese un tema, o mejor, un anhelo recurrente de los archicofrades. Y ello es así pues en 1953 hay un acta con una referencia del entonces hermano mayor García del Olmo pidiendo que se aplazara la construcción de una nueva corona para la Virgen hasta "la consecución de nuestro anhelo de que la Virgen de la Esperanza sea Coronada Canónicamente". Años más tarde, hubo un hecho que volvió a reverdecer aquellas aspiraciones. Al poco de ser elegido yo hermano mayor, a principios de los años sesenta, el entonces Gobernador Civil de Sevilla y acreditado esperancista malagueño, José Utrera Molina, nos invitó a Lola, a mí, a Manolo Narváez, y a su novia Mari Loli –todavía estaban solteros-, a la Coronación de la Macarena en Sevilla. Fue en 1964. Aquella ceremonia nos dejó un gratísimo recuerdo y un deseo de lograr que la Esperanza perchelera fuese asimismo coronada canónicamente. pado, para que orientase los trámites a seguir. Fuera por lo que fuese; bueno, ¡no!, por lo que fuese, no. Teníamos el problema de los proyectos urbanísticos sobre el Guadalmedina y la compra de los terrenos para el salón de tronos y la casa hermandad y la financiación de las construcciones. Este conjunto de proyectos absorbieron la preocupación y las energías de la cofradía durante bastantes años, lo que dejó un tanto pospuesta, aunque no olvidada, la coronación. Así que la petición formal no se retomó hasta el 15 enero de 1985, reiterada de forma más completa el 28 de mayo de ese mismo año. Entre una y otra fecha, el 1 de marzo de ese 1985 se puso la primera piedra de la iglesia. Y el 21 de junio de 1985 el obispo abrió el expediente para la coronación. Pero hubo que esperar a 1970 cuando en el capítulo general ordinario del mes de abril, se aprueba realizar gestiones para conseguir la coronación. Posteriormente en la junta de 18 de noviembre de 1970 un grupo de directivos presentó un nuevo escrito reiterando la propuesta aprobada en el capítulo de abril. Iba firmado por Manolo Narváez, Ángel Caffarena, Antonio Domínguez, Alejo de León y González Díaz, quienes quedaron constituidos en comisión para el logro de la coronación. Esta comisión, en enero de 1971, realizó gestiones cerca de D. Francisco Carrillo, en el obis- Bueno y llegó el día de la coronación, aunque 26 ESPERANZA 49 ESPECIAL CORONACIÓN 1988 - 2008 de la ceremonia repetir la maniobra en sentido inverso. antes quiero recordar que la única vez que yo llevé un trono de traslado fue el de la Virgen al abandonar Santo Domingo. Fue muy emocionante, y yo también me acordaba en esos momentos de los problemas que habíamos vivido con otros párrocos en el pasado. La verdad es que la ceremonia fue maravillosa. Pero esa percepción, que era lógica en los archicofrades, también la tuvieron hasta los protagonistas sacerdotales de la ceremonia. D. José María Eguaras me confesó que en sus largos años de sacerdocio “no había visto una cosa tan bonita como la que aquí se ha hecho”. El trono no fue todo lo bien que a mi me hubiera gustado. Pero es lógico que así ocurriera pues yo diría que –al margen de que los tallajes no había sido todo lo ajustados que ese trono exige, teniendo en cuenta además que hubo dos turnos– muchísimos malagueños cofrades y no cofrades se metieron “a dar un tirón”. Y eso se comprobaba mirando a la vuelta la cantidad de portadores sin túnica que se veían en los varales. Y claro, el trono de la Esperanza no es cualquier cosa. Y también tocaron la campana muchos significados cofrades malagueños. Que por cierto, yo no sé qué tiene la campana de ese trono que mucha gente se ponía a temblar cuando tenía el martillo en las manos. Pero fue un día de gran alegría aunque, también para mí, de preocupación. Primero por los pequeños incidentes en la calle Larios y después cuando volvíamos, por la gran masa de gente que nos acompañaba y que apenas dejaba avanzar el trono. Recuerdo que los mayordomos del trono íbamos con una túnica similar a la de los hombres de trono y, claro, fue llegar a la plaza de la Constitución, dejar el trono en el magnífico escenario preparado por José Luis García Doblas, y salir corriendo para mi casa, ponerme el chaqué y volver a la plaza. Y al término Asimismo algunos hombres de trono empezaron la celebración antes de tiempo y quizá se alegraron más de la cuenta. Pero, sin duda, fue una noche memorable que perdurará entre los mejores recuerdos de nuestra vida de quienes lo vivimos. 27 ESPECIAL CORONACIÓN 1988 - 2008 49 ESPERANZA La belleza nace de tí, Señora Antonio Garrido Moraga ay ocasiones en las que la vida nos pone en lugares, quizás inmerecidos, pero que permiten recordar con emoción hechos pasados en los que tuvimos cierta responsabilidad, gozosa responsabilidad, que arranca en este caso, es de bien nacidos ser agradecidos, de la decisión de Manuel Narváez de incorporarme como Secretario de la Archicofradía en su candidatura. Varios fueron los intentos de conseguir la Coronación Canónica de la “divina prisionera del romero”, de la Virgen de Málaga, de la Señora de la Esperanza, sobre la que tanto llevo escrito y proclamado, Virgen que está en lo más íntimo de mi corazón, como lo está en el de miles de personas pero nunca, por circunstancias que sería prolijo reseñar, se había acometido la empresa de una manera resolutiva; esa fue nuestra tarea, a la que quiero unir antes de seguir adelante, los nombres de Juan Ignacio Montañés, Secretario Segundo, Salvador García Morgado, Luís Márquez y Francisco Romero (q.e.p.d.); entenderá el lector que me refiero a lo que era la Secretaría de la hermandad en aquellos años porque el deseo de conseguir tan señalado privilegio puso a trabajar a toda la Junta de Gobierno con una actividad frenética que culminó con hitos singulares, el más notable, sin duda, la construcción de la Basílica; pero también, con la edición del libro de la historia de la corporación, con la edición de un sello, con cultos extraordinarios, con tantas cosas que asombran; por eso decía lo de gozosa responsabilidad. College de la no menos bella Pennsylvania, desde allí seguí los últimos pasos de una coronación que habíamos iniciado tiempo atrás; habíamos preparado un expediente muy riguroso con adhesiones de todas las instituciones y organizaciones de la ciudad y con apoyos de fuera de Málaga porque no hay que olvidar que eran tres los requisitos imprescindibles para conseguir el alto honor y éste era uno de ellos; ahora las cosas son más fáciles. Conservo copia de toda la documentación en dos volúmenes magníficamente encuadernados y que me obsequió una personalidad clave en nuestra historia reciente, Carlos Gómez Raggio. En el caso del que esto escribe mis recuerdos son de dos clases, unidos en la alegría con los que los evoco; los de los actos que puedo llamar oficiales y los más discretos pero mucho más intensos como el del día que he pasado más calor en mi vida y que referiré más adelante. El curso 1987-1988 lo pasé de catedrático visitante en Estados Unidos, en el bellísimo Dickinson 28 ESPERANZA 49 ESPECIAL CORONACIÓN 1988 - 2008 que la fe a la Reina del Perchel supera con mucho los límites provinciales. El dolor contenido, la belleza única, la expresión de la Esperanza, que captó de manera admirable Félix Revello, ilumina las alegrías y las penas de miles de personas en todo el mundo. El primer requisito era la antigüedad material del icono; en este caso, de la venerada imagen de la Virgen, la dolorosa más antigua de Málaga; para probarlo se hicieron hasta pruebas radiológicas. Recuerdo cuando la llevamos al estudio de rayos y con qué aprensión la depositamos debajo de la máquina para las pruebas; fue algo tan extraño ver a la Esperanza como si de un enfermo se tratara que aún hoy me resulta un tanto raro recordarlo, sé que fue un privilegio que el Destino me deparó. El estudio radiológico mostró sin dudas la antigüedad de la imagen por el tipo de ensamblaje de las partes de la cabeza. El tercero era la continuidad en la devoción a lo largo del tiempo, con un siglo como mínimo. Bastó recurrir a testimonios de la prensa y de la literatura para satisfacer de sobra la demanda. Si el Nazareno del Paso fue el origen de la archicofradía y la imagen más venerada de la ciudad durante décadas, desde 1641 la Madre de la Esperanza le ha acompañado en el dolor de la Pasión y ha sido el ejemplo más seguro de amor materno. El segundo era la extensión de la devoción fuera de la localidad en la que se encuentra la imagen; de manera espontánea se recibieron testimonios de Europa y de América que demostraron de sobra Como digo, eran otros tiempos y los requisitos eran más duros; de hecho, el expediente se preparó para solicitar la gracia de la Coronación al Capítulo de la Basílica de San Pedro que, desde la Edad Media, era quien la concedía. Se cambió el procedimiento y el Obispo del lugar es actualmente quien tiene la potestad de conceder el privilegio. Don Ramón Buxarrais tuvo la suerte, el Destino de nuevo, de ser quien firmara la concesión; no fue un camino fácil pero se llegó a buen puerto y la ESPERANZA, lo pongo con mayúsculas para que quede claro, FUE LA PRIMERA DOLOROSA DE MÁLAGA QUE OBTUVO EL PRIVILEGIO DE LA CORONACIÓN CANÓNICA. Volví expresamente de Estados Unidos para la Coronación, quiero destacar que hecho una sílfide, delgadísimo; lo digo por lo que vendrá después. Llego a la Casa-Hermandad y me tenían preparada una broma. Me enseñaron, con toda ceremonia, la Corona que se iba a depositar en las sienes de la Virgen. No caí en la trampa, era una corona que había regalado un devoto; pasadas la risas, se me enseñó la maravilla y, en efecto, quedé maravillado, una pieza única, realizada por Granda con el oro que regalaron los malagueños, gente sencilla, la mayoría con pocos recursos; claro que para algunos fue motivo de escándalo, qué pena, la ignorancia es siempre muy atrevida y no merece la pena dedicar al tema ni una línea, quede como anécdota en la pequeña historia del más grande acto público de fe celebrado en la ciudad en décadas. 29 ESPECIAL CORONACIÓN 1988 - 2008 49 ESPERANZA la Coronación de Mozart ocupó el ágora, esa plaza de las cuatro calles donde el Nazareno bendice cada año desde el siglo XVI. Francisco Sánchez Segarra se acercó, aún derecho, erguido, emocionado, y tocó el rostro de la Virgen, él la había salvado en 1931, a él le correspondía más que a nadie ser padrino de la ceremonia. Este gesto es el momento que recuerdo con más emoción, el gesto de aquel hombre sencillo con el que se hacía justicia. La ovación atronó el espacio en el momento en el que la corona fue depositada en la cabeza más bella y más humana, más sencilla y más barroca, y también, la misma ovación que se unió a la música del galeón de las Indias de Málaga cuando se levantó el trono. Tres instantes breves, tres momentos que siguen siendo una eternidad. Llegó el gran día en el seno de unas jornadas inolvidables. Si yo fuera un escritor cursi hablaría del cielo prodigioso en su azul, de la máquina barroca que Pepe Luís diseñó, tan ingeniosa cuanto deslumbrante, de las palomas que volaban en la Plaza de la Constitución, nerviosas ante lo que allí iba a suceder, solemnísima ceremonia y multitudinaria manifestación de la fe de un pueblo, pero como no soy cursi no lo digo aunque fuera exactamente así. Recuerdo especialmente el gran escudo que coronaba el inmenso repostero, era el mismo que años atrás portaban unos heraldos que marchaban delante de la procesión. Vamos al recuerdo que llevo prometiendo desde el principio. Insisto en que estaba muy delgado, las fotos lo demuestran. Me correspondía poner las medallas en los remates de todos los guiones de las cofradías que iban a participar en el desfile. Aquí me tienen de chaqué y pajarita en lo que hemos llamado muchos años salón de los tronos, no cabía un alfiler, mucho calor. La banda estrenó el Himno de Coronación de Perfecto Artola. Siempre que lo escucho me viene a la retina de la mente la cara de la Virgen tocada con mantilla, otro momento único entre tantos. Se fue llamando a cada cofradía, no había espacio, los guiones no se podían inclinar lo suficiente y el que esto escribe, que no es bajo, poco menos que tenía que saltar para hacer el lazo de las medallas en los remates. Nunca me he empinado tanto, nunca he sudado tanto a pesar de estar tan delgado, hoy no hubiera podido culminar la empresa, nunca he llegado tan alto y nunca he pasado más calor, pero todas salieron con las medallas muy bien puestas. No quiero terminar sin recordar que mi padre me dijo que la Coronación iba a ser un gran momento pero nada parecido al instante en el que la Virgen apareció en calle Larios, por primera vez después de la guerra, llevada por sus hermanos, él, uno más bajo los varales, con palio de azahar y, qué casualidad, una mantilla, espuma de la bahía, beso del aire, sobre tu belleza soberana, Virgen de la Esperanza. Creo que cada uno vivió su momento pero sé que tenía razón. Lo recuerdo siempre que evoco la Coronación. Los obispos y el Nuncio cumplieron con su cometido, la Misa de 30 ESPERANZA 49 ESPECIAL CORONACIÓN 1988 - 2008 Han pasado dos décadas y parece que fue ayer Rafael Rodrigo Olmedo cofrade nos permitió realizar un espléndido montaje de la misma. En el transcurso de esta exposición fue presentado el libro Esperanza Nuestra; quienes lo adquirimos en ese momento, siempre tendremos la oportunidad de leer en la solapa izquierda de su portada: “mírala cara a cara que es la primera”. uando el director de esta publicación me solicitó que participara en la edición del Boletín que hoy está en tu mano, y aunque mis dotes de expresión escrita son pocas, acepté su encargo y desde aquí relato algunos de los momentos que me tocaron vivir en la Archicofradía con motivo de la Coronación Canónica de María Santísima de la Esperanza. No todo fue intenso trabajo pues al magnifico Pregón de Coronación que pronunció José Ruiz Sánchez, en el Teatro Cervantes, se unieron otros actos como la presentación de la obra pictórica de Virgilio Galán que sirvió para la edición del cartel anunciador de la Coronación; la presentación de la composición musical “Esperanza Coronada” del maestro Perfecto Artola y la participación en el Triduo de Coronación, que nos proporcionaron la relajación del espíritu y el descanso físico que todos necesitábamos. Indescriptible emoción sentí el día que, en sesión de Junta de Gobierno, ésta corporación nazarena decidió soberanamente que la corona que ceñiría las sienes de nuestra Madre, el día de su Coronación Canónica, fuese de oro. Un albacea, desprendiéndola de su dedo anular, ofreció la alianza que en el día de su boda, ante las Sagradas Imágenes de su devoción, le había colocado su esposa hacia ya catorce años. Ese fue el inicio de las innumerables aportaciones de piezas del metal precioso con las que se labró la corona que recibiría Nuestra Señora. He de añadir que desde la celebración de esa junta al día de la Coronación transcurrieron más de dos años, y hasta entonces no hubo una nueva alianza en la mano del albacea. Los que allí estábamos, sabemos su nombre y lo que para él representaba la alianza que ofreció. Otro de los momentos emotivos en los que participé, fue en el traslado de nuestras Sagradas Imágenes desde la Iglesia de Santo Domingo hasta el nuevo templo, hoy basílica, que gracias al tesón de Manuel Narváez Díaz y a las aportaciones de muchos malagueños, se había ofrecido a la Reina del Perchel como regalo por la efeméride que en estos días celebramos. Por última vez las dos andas se situaron dentro de nuestra capilla, las del Cristo delante del altar y las de la Virgen en el camarín. Los que integrábamos el equipo de albaceas, junto a los que alguna vez lo habían sido, sacamos las andas que portaban al Cristo a la nave lateral de Santo Domingo y las que portaban a la Virgen, “volando” por encima del altar, la colocamos en el interior de la capilla, donde las recibieron los archicofrades que sobre sus hombros y con la mecida que en esta tierra sabemos darle a los tronos, sin importar su tamaño, fueron saludando a modo de despedida a los Sagrados Titulares de las cofradías que, hasta ese día, habían compartido con nosotros la Iglesia que estábamos a punto de dejar. En ese traslado, con gran devoción y emoción, llevé la Cruz Guía de nuestra Hermandad, hasta la nueva sede de calle San Jacinto. La responsabilidad que sentí como albacea general hace ahora veinte años, se diluyó con el trabajo que junto al equipo de albaceas, llevé a cabo con muchísima ilusión, teniendo la inmensa fortuna de participar en vivo y en directo en los preparativos, en los actos previos y en la Coronación, siendo estos los días más importantes de mi vida de archicofrade. Dentro de las actividades que se organizaron en torno al 18 de Junio de 1988, realizamos una exposición de los enseres de la Archicofradía en el Palacio Episcopal; y aunque no se nos permitió clavar ni un solo clavo en las paredes del recinto, una vez más el uso de nuestra imaginación de 31 ESPECIAL CORONACIÓN 1988 - 2008 49 ESPERANZA nación del altar en la plaza de la Constitución. He de mencionar que seguramente aquel equipo de albaceas ha sido el único que ha barrido el suelo de la citada plaza, puesto que así lo hicimos antes de marcharnos de allí aquella noche; en la que por cierto no pegué ojo. Muchas horas, bastantes de ellas robadas al sueño, nos ocuparon los últimos preparativos para la ceremonia de la dedicación del templo, pero he de reconocer que se me pasaron demasiado rápidas. El 4 de Junio, monseñor Suquía presidía la ceremonia, todo transcurría perfectamente, tan sólo hubo un hecho que pasó inadvertido para muchos de los presentes. Según la liturgia, en el acto que celebrábamos, todas las luces y velas tenían que estar apagadas hasta un determinado momento. La intromisión de un inoportuno reportero gráfico, posiblemente por querer tener una mejor luz para conseguir su instantánea, le llevaron a conectar los interruptores que encendieron las luces eléctricas; abandoné con rapidez el lugar que ocupaba en el presbiterio desconectándolos, pasando tan mal rato que aún lo recuerdo cada vez que entro en la Basílica. Llegado el tan ansiado 18 de junio del Año Mariano de 1988, a muy temprana hora de la tarde, nuestra Madre salió en procesión rodeada de un espléndido jardín de azucenas, sembrado por las hábiles manos de Salvador García Morgado, hacia el lugar previsto para ser coronada canónicamente. Delante del trono, junto al Hermano Mayor, fray Ricardo de Córdoba vistiendo su hábito de capuchino dando una vez más fe de su devoción mariana. Con gran orgullo llevé durante un buen rato el guión morado de nuestra corporación, disfruté tanto del calor humano que me olvidé del climático. Por tercera vez en un período inferior a un año, la Virgen de la Esperanza en su majestuoso trono se iba a pasear por las calles de nuestra ciudad. A quienes nos ocupamos de la adecuación, montaje, limpieza, y su puesta en escena, nos supuso un esfuerzo mayor en esta ocasión; pues la noche anterior al día de la Coronación teníamos dos frentes de trabajo al mismo tiempo, los últimos preparativos del trono en la casa hermandad y los de la termi- Ya en la plaza de la Constitución se realizó la maniobra para colocar el trono, de tal forma que la trasera de los varales y parte del manto con su alzacola se introdujeron en un hueco preparado para tal fin, en la parte baja del dosel que servía de fondo del altar; existía en ese lugar una zona ajardinada y “milagrosamente” no se estropeó ninguna de sus plantas. 32 ESPERANZA 49 ESPECIAL CORONACIÓN 1988 - 2008 de Cofradías, Francisco Toledo), tuve el privilegio de besar la mano de nuestra amantísima Madre, “Esperanza de Todos”, cuando subí de nuevo al trono para asegurar la sujeción de la corona sobre su cabeza, antes de iniciar la procesión de vuelta a nuestra Casa Hermandad. Junto al actual hermano mayor, Manuel Harras, fui a recoger la corona que se encontraba en la casa del entonces hermano mayor; desde su balcón se divisaba el lugar que tan acertadamente se había elegido para la celebración del acto de la Coronación. Desde allí pude comprobar con gran satisfacción que, lo instalado en la plaza era fiel reflejo de lo proyectado en la maqueta, que en su día había realizado José Luís García Doblas; quien también llevó a cabo la coordinación del montaje del dosel, el altar, las tribunas y sillas. Quiero hacer mención, finalmente, de grandes “esperancistas” con los que compartí mi vida cofrade, en los días que ahora conmemoramos y en otros anteriores o posteriores, quienes la han marcado con su ejemplo; aunque es posible que se me quede entre las teclas del ordenador el nombre de alguno de ellos. Ya no están físicamente entre nosotros y desde aquí les rindo mi modesto homenaje. En primer lugar a Dolores Carrera Hernández (Lolilla), mi madre en estos menesteres de tratar de ser un buen cofrade; a Ángel Caffarena Aceña, Pepe López Ramos, Alfredo Espigares Maestre, Francisco Moreno Montes y Rosa Checa, Rafael Valdivia, Francisco Ruiz Tió y Maria Girón, Antonio Castillo López y Teresa Lladó, Rafael Rueda Alcalá, Antonio Marín, José Ruiz Sánchez, Paco Laraño, Kiko Romero, Andrés Alejo Gómez, Mercedes Narváez Díaz, Federico Cruzado Serrano, Luis Rodríguez Flores, Toñi Torres Navarro, Antonio Fernández Moreno. Entre idas y venidas tuve algunos olvidos; cuando deposité la corona en el lugar establecido para ello, me acordé de que al llegar la procesión a la plaza, tenía que haber recogido a mi hija Lourdes, que participaba de monaguillo. Cuando fui a recogerla me la encontré hecha un mar de lágrimas, que con rapidez se enjugaron con mi presencia y con la suculenta merienda que compartió con los demás monaguillos, en el Café Central. También olvidé realizar cuando estaba previsto, la preparación del anclaje que hacía posible sujetar la corona sobre la cabeza de María Santísima, por lo que tuve que improvisar cuándo hacerlo. Estando en ello, los nervios empezaron a jugarme una mala pasada privando a mis dedos de la habilidad necesaria para realizarlo, de pronto sentí la fuerza que me transmitieron mentalmente los que me observaban y eran conocedores de lo que yo estaba haciendo, consiguiendo llevar a cabo mi propósito sin mayor dificultad. Y a los albaceas que trabajaron codo a codo conmigo, quiero manifestarles una vez más mi agradecimiento; como también al entonces hermano mayor Manuel Narváez y por supuesto a mi querido Carlos Gómez Raggio por hacer que yo participara en primera línea de momentos tan importantes y tan deseados por cualquier archicofrade. Gracias también a todos los que me dejasteis compartir con vosotros aquellas fechas históricas de nuestra Archicofradía. Os aseguro que siempre me encontraréis a los pies del Dulce Nombre de Jesús Nazareno de Paso y de su Madre María Santísima de la Esperanza. En la ceremonia de la Coronación Canónica, me correspondió protagonizar momentos que aún hoy me hacen sentir la emoción de aquel día. En el Ofertorio, junto a Trini, mi mujer, hicimos la ofrenda del pan y del vino, actuando en representación de los matrimonios jóvenes de la Cofradía. Todavía puedo sentir el temblor de Francisco Sánchez Segarra, fruto de su emoción, cuando subí con él las escaleras instaladas para acceder al trono, que nos permitieron estar junto a María Santísima de la Esperanza, en el instante en que fue coronada. Terminada la ceremonia y después de quienes lo habían hecho con antelación, el Nuncio de Su Santidad y los padrinos de la coronación, (Francisco Sánchez Segarra y el Presidente de la Agrupación PD. Todo salió muy bien, nada se estropeó, nada se rompió y nada se perdió, pero los pendientes que días antes le regalé a mi hija Lourdes en su Primera Comunión, se extraviaron aquel 18 de Junio, y a día de hoy no sé ni cómo, ni en qué momento, pero sé que yo los perdí. 33 ESPECIAL CORONACIÓN 1988 - 2008 49 ESPERANZA Siempre te estaré agradecido José Luis García Doblas ransmitir los sentimientos vividos en los actos de tu Coronación Canónica es, al menos para mí, algo muy difícil. Quisiera tener las cualidades necesarias para saber expresarlos y poder hacer partícipe de los mismos a todos. Fueron tantos y tan intensos que si quisiera escoger uno, éste sería el de gratitud. Esperanza, nunca te agradeceré suficientemente que me hayas permitido colaborar en el proyecto de tu Coronación Canónica y me haya podido sentir tan cerca de Ti. ¡Qué sensación de alegría en todos nosotros cuando recibimos la noticia! La Coronación Canónica de la Virgen de la Esperanza estaba concedida. Por fin se veían culminados todos los esfuerzos y todas las ilusiones de los que nos precedieron y de nosotros mismos. Ahora teníamos que afrontar ese reto y ofrecerte todo lo mejor que tuviéramos para agradarte, y expresar en esos actos cuánto te quieren los tuyos. Hablábamos y comentábamos sobre todo y se podía palpar el entusiasmo de todos nosotros. Una noche me desvelé. No hacía más que darle vueltas a qué se podría hacer en la plaza. Ya teníamos acordado el emplazamiento, éste no podía ser otro que la plaza de la Constitución. Este lugar significaba mucho para nosotros, el Dulce Nombre de Jesús Nazareno del Paso viene impartiendo su Bendición desde hace siglos y ningún lugar mejor para que su Madre fuera coronada canónicamente. Además, este espacio permitiría que pudieran participar un mayor número de personas. Lo cierto es que no podía dormir. Busqué unas fotografías del trono de la Virgen, una de frente y otra de perfil, las dos debían tener aproximadamente las mismas proporciones, y con las mismas comencé a dar forma al altar. Indudablemente debía ser de grandes dimensiones, pero sin embargo, sería la Virgen en su trono lo que lo constituyera. Por la mañana estaba lista la maqueta. 34 ESPERANZA 49 ESPECIAL CORONACIÓN 1988 - 2008 asistieron debidamente sentadas y muchísimas más desde Larios, Granada y Especerías. Cuando pude ver desde la casa de Manolo Narváez aquella plaza, no me lo podía creer, era tal y como lo habíamos proyectado. Sensaciones de alegría, de preocupación, de tristeza –alguna vez–. Todo se estudiaba, se debatía. A veces, incluso se llegó a aprobar algo que no era conveniente, lógicamente con la mejor voluntad. No hay dudas de que todos poníamos de nuestra parte lo mejor de nosotros, pero incluso así se puede estar equivocado. Algo se aprobó que volvió a quitarme el sueño. ¡Qué mal lo pasé! Al día siguiente fui a hablar con Manolo Narváez y con todos los que pude, tenía que hacerles partícipes de mi inquietud. Parece que lo entendieron y se pudo revocar algún acuerdo que no hubiera sido adecuado. Desgraciadamente el resultado me dió la razón. Hicimos bien en reforzar el recorrido hasta llegar a calle Larios, donde empezaba Málaga a recibir a la Virgen de la Esperanza con el clamor que Ella merece. Hasta allí había ido acompañada por sus archicofrades y todas las cofradías malagueñas, como quienes entregan lo mejor que tienen para que todos lo compartan. No sabría explicar la sensación que tuve cuando oí el himno de la Coronación desde el primer piso de la casa-hermandad. Había estado revisando la plaza y colocando unas vallas amarillas, que sirvieron para evitar que aquellas personas que estaban en desacuerdo con la Coronación, entraran en la Plaza de la Constitución. ¡Qué pena, que esa buena gente se dejara manipular por alguien cuyos fines no tenían nada que ver con la Coronación de la Virgen de la Esperanza! A pesar de estar oyendo desde arriba a la Banda de Música, pude llegar a tiempo de ver salir a la Virgen. Me encontré junto a Lola Carrera, la emoción que sentí soy incapaz de describirla, se me saltaron las lágrimas. Ver a la Virgen sin corona me produjo una sensación de pena, veía a la Virgen indefensa –¡qué tonto!–No podía entender que pudiera haber alguien esperándola para interponerse en su camino. Lola y yo no hablábamos pero con las miradas emocionadas nos lo decíamos todo. Con gran ilusión la llevé a la Cofradía, pero siempre con la idea de empezar a hablar del tema, poder arrancar para ir puliendo ideas. Siempre he tenido claro que en nuestra Archicofradía hay compañeros muchísimo más preparados que yo, y se trataba de achucharles un poquito para ir viendo posibilidades. Por eso cuando se me dijo “sigue desarrollando eso” es cuando se me quitó el sueño de verdad; no me lo podía creer. Yo creo que no era consciente de la responsabilidad que se me venía encima. Y así comenzó. Conseguimos un plano grande de la plaza –siempre a escala de la maqueta– y distribuí los espacios, zonas de sillas y las tribunas que circundarían la plaza. En la escala que había adoptado, cada silla era el espacio de una chincheta. No se imagina uno, cuanta ilusión puede haber en colocar una chincheta en un plano, para mí era extraordinario cada vez que colocaba una, eso significaba que una persona más participaría del acto, y eso me hacía muy feliz. Varios miles de personas En calle Larios quiero resaltar el balcón de un gran esperancista: Rodrigo Martín. Parecía que se iba a tirar, es imposible que pueda haber más entu35 ESPECIAL CORONACIÓN 1988 - 2008 49 ESPERANZA eran como el colofón del deber cumplido. Más adelante fue la apoteosis total. Málaga entera contigo: “Al Perchel“. El entusiasmo contagioso de Juan Rosén... Lo que vivimos hasta llegar a la Basílica quedará en lo más profundo de todos los que allí estábamos. siasmo. Mi agradecimiento a él y a Paco Regueira. Ellos fueron unos colaboradores extraordinarios, me ayudaron a resolver muchos detalles y estuvieron realmente dispuestos a ayudarnos en todo lo que necesitábamos de ellos. Cuando la Virgen llegó a la Plaza, pareció pararse el tiempo. ¡Parecía mentira! Atrás se habían quedado las preocupaciones y los miedos del día anterior. Es difícil imaginarlo, pero fueron unos momentos casi dramáticos. Hubo que cambiar sobre la marcha el arreglo floral del altar. Aún estoy viendo a Inma y Javier llorar al verse sobrepasados por la tarea que debían realizar. Se sentían impotentes y eso me hacía sentir mal, pero no falto de esperanza. Trataba de animarles y ellos a pesar de la impotencia que sentían, continuaban pinchando flores. Estoy completamente seguro que Ella, que estaba pendiente a todo, pensó que nos tendría que ayudar, que la cosa estaba complicada y no iba a dejar solos a los suyos. Nos mandó a dos muy de Ella también, no eran otros que: Tomás Lavat y Pedro; fueron una bendición, aquello volaba y en el tiempo adecuado, las flores estuvieron puestas. Ya avanzada la noche, aparecieron los compañeros de la Permanente, de la Junta, etc., que habían estado reunidos en la cofradía, imagino que ultimando detalles y demás. Llegaron con la preocupación lógica de cómo se iba a desarrollar la entrada de la Virgen a la Plaza. Una vez explicado, observé como se iban disipando las dudas, al menos, aparentemente. Se me quedan muchas cosas por contar, pero he querido reflejar algunas de las que más me marcaron. No quiero terminar esta reflexión sin agradecer de todo corazón a todos los compañeros de la Junta de Gobierno que aprobaran mis ideas y todas las intervenciones que fueron necesarias. Sobre todo quiero expresar mi máximo agradecimiento a Manolo Narváez, que confió en el proyecto y me dio su apoyo en todo momento. Fue un trabajo en común, siempre estuvo al tanto de todo. La suerte de trabajar con él tampoco lo olvidaré nunca. Aprendí de su tesón y del desprendimiento que hay que tener para estar a disposición de la Archicofradía siempre que ésta nos necesite. No he vivido nunca una celebración religiosa como la Coronación de la Virgen de la Esperanza. Varios miles de personas y solo se oían los pájaros, que tampoco quisieron perdérsela. Así, con el Nuncio, la Coral, los pájaros y el respeto de todos los asistentes. Parecía que estuviéramos en una función religiosa en el cielo. Cuando ya tu trono estaba para entrar en calle Granada, uno de tus mayordomos, se acercó a mí y me dijo: “Saca a la Virgen de tu plaza“. Tú sabes, Esperanza, la enorme emoción que aquello supuso para mí. No porque fuera mi plaza, sino la Tuya, donde Tú habías permitido que te coronáramos y como Tú habías querido que fuera. Por eso, esos toques de campana nunca se borrarán de mis oídos, 36 ESPERANZA 49 ESPECIAL CORONACIÓN 1988 - 2008 Vivencias de la Coronación C. Luis Márquez Ponce ecuerdo que una noche estábamos reunidos en las dependencias de la Archicofradía en Santo Domingo varios hermanos y como no, hablando de lo nuestro ....Tenía en mis manos un ejemplar atrasado del diario ABC de Sevilla, de fecha 1 Junio de 1981, dedicado en su totalidad a la coronación canónica de la Esperanza de Triana. Días después visitamos al Delegado Episcopal de Hermandades y Cofradías y por último al Exmo. y Rvmo. Sr. Obispo D. Ramon Buxarrais quien acogió con todo entusiasmo y cariño el deseo de la cofradía y nos animó a seguir la labor que habíamos iniciado para coronar a nuestra Sagrada Titular. Siempre y en todo momento nos apoyó la autoridad eclesiástica; y no solo eso, también logramos que el Nuncio de SS el Papa en España Monseñor Tagliaferri se comprometiera a venir a Málaga y coronar personalmente a nuestra Madre de la Esperanza, así como la presencia del que fuera Obispo de nuestra ciudad Monseñor D. Angel Suquía Goicoechea, para la bendición del nuevo templo, como así ocurrió. Mi buen amigo Alejo y yo nos entusiasmamos hablando del tema y aunque es verdad que la cofradía ya hacía muchos años había tocado el asunto en varias juntas de gobierno, nada formal se había hecho hasta el momento; no por dejadez sino porque no era todavía el momento. Los dos decidimos buscar un equipo idóneo para presentar de nuevo en junta de gobierno el deseo de que nuestra Esperanza fuese coronada canónicamente. Mientras el equipo de secretaría trabajaba en esta labor, toda la archicofradía aportaba cuanto era necesario para llevar a buen puerto la tarea iniciada. El primero de todo Manolo Narváez que, sin dejar de hacer suscripciones para la construcción de la que hoy es nuestra Basílica de la Esperanza, siempre estuvo volcado con el tema. Y qué decir de los albaceas, siempre dispuestos a trabajar en lo que fuese necesario sin escatimar esfuerzo alguno, de los cuales mencionar sus nombres me resultaría imposible. Nos pusimos al habla con Antonio Garrido y éste quedó prendado del proyecto. Una vez documentados de los pasos a seguir y debido a que todos queríamos trabajar para lograr tan anhelado evento, tras su exposición en la Junta de Gobierno y su aprobación, se nombró una comisión y se designó a la secretaría de la Archicofradía para encauzar todo el proceso inicial, siempre con el respaldo del Hermano Mayor y la Junta de Gobierno. Y de esta forma empezamos con toda nuestra ilusión –Antonio Garrido como secretario, yo como vicesecretario, Juan Ignacio Montañés y Kiko Romero– la puesta en marcha del largo proceso. Comenzamos pidiendo adhesiones a la Agrupación de Cofradías de Semana Santa, a todas las cofradías y hermandades de pasión y gloria, centros culturales, grandes empresas, entidades deportivas, religiosas y políticas, ayuntamientos de la provincia como hermanos mayores honorarios que son denuestra Archicofradía, Junta de Andalucía, etc… etc. El primer paso fue solicitar una entrevista con D. Antonio Ramírez Mesa, párroco de Santo Domingo. Éste sin demora alguna nos recibió a la Comisión de Coronación presidida por el Hermano Mayor D. Manuel Narváez Díaz y recuerdo sus palabras declarándose un devoto de la Virgen de la Esperanza y exhortándonos a seguir adelante en nuestras intenciones que... "seguro que lo conseguiríamos". Una empresa que participó de forma muy activa para este evento fue aquélla en la que yo trabajaba, que puso a nuestra disposición, entre otras cosas, las fotocopiadoras para la ingente cantidad de escritos que se mandaron. Asimismo 37 ESPECIAL CORONACIÓN 1988 - 2008 49 ESPERANZA recibimos adhesiones de otras cofradías sevillanas como la Esperanza de Triana, el Silencio etc. Después de la recopilación de todo el material de que disponíamos en los archivos de la cofradía: revistas nacionales, reportajes etc., se procedió a dar forma al dossier que se enviaría al Sr. Obispo. Fueron muchas las visitas al Delegado de Hermandades y al Vicario de la Diócesis D. Manuel Díez de los Ríos con el deseo de que la Coronación Canónica fuese concedida lo más pronto posible. Casi todos los días me pasaba por la Joyería Narváez para concretar con el Hermano Mayor todos los flecos que iban surgiendo sobre el evento que nos ocupa. Y una de esas mañanas, la del 12 de marzo de 1986, me acerqué a ver a Manolo como era habitual y le dije: –¿Por qué no nos llegamos a ver al Vicario y le preguntamos que hay del tema..?– No lo pensamos dos veces y dejando lo que cada uno teníamos entre manos, laboralmente hablando, nos encaminamos al obispado. Nunca olvidaré aquel día. D. Manuel Díez parecía que nos estaba esperando, pues sin mediar conversación nos dijo: –Ya tenéis la autorización del Sr. Obispo para la coronación de la Virgen de la Esperanza, sentaos un momento que mecanografíe la autorización–. ¡Qué momento... ! Yo dí gracias a Dios y a su Santísima Madre de la Esperanza por haberme concedido el privilegio de estar acompañando al Hermano Mayor para recoger de manos del Vicario General el preciado documento por el cual ya podíamos iniciar todo el proceso de los actos de bendición del nuevo templo, el triduo de Coronación y, como culmen de todo, la solemne Coronación de Ntra. Sra. de la Esperanza. truendosa ovación. Debo aclarar que en la citación del Cabildo General se indicaba que sería el párroco y director espiritual de la hermandad, el que diese lectura al documento; pero D. Antonio en un acto de humildad cedió el honor a la hermandad y ésta decidió que fuera yo. El primer periodista a quien comuniqué tal acontecimiento fue a Paco García de la Cadena Ser, pues en todo momento en los programas que dirigía durante la cuaresma, por amistad con Kiko Romero y posteriormente conmigo, nunca se olvidaba de la Esperanza y teníamos los micrófonos de la emisora a nuestra disposición. Fue la gran noticia en el mundo cofrade y pronto comenzaron a llegar felicitaciones de todas las cofradías; y la prensa local y la de otros muchos puntos de Andalucía se hicieron eco de tal acontecimiento. También quiso la Virgen que fuera yo el que proclamase la concesión de la coronación en el Capítulo General Extraordinario después de la celebración eucarística en Santo Domingo a las 12 de la mañana del día 16 de marzo de 1986. Como acción de gracias al Señor pude dar lectura al escrito y al concluirlo, con todas las fuerzas que la emoción del momento me permitió, grité "Viva la Virgen de la Esperanza Coronada", y todos los fieles que abarrotaban el templo de Santo Domingo respondieron con un "viva" y una es- Desde este 16 de marzo de 1986 hasta el 18 de junio de 1988 fueron tiempos de arduo trabajo. Toda la cofradía, aparte de atender los asuntos cotidianos de la hermandad, tenía el extra de la terminación de la obra del templo, de la cual Manolo Narváez fue sin lugar a dudas el instru38 ESPERANZA 49 ESPECIAL CORONACIÓN 1988 - 2008 mento de Jesús Nazareno del Paso y Maria Santísima de la Esperanza, para hacer posible la realidad que hoy disfrutamos. Durante todo este proceso, que hoy nos parece cosa fácil pues las exigencias por parte de la autoridad eclesiástica para la concesión de la coronación canónica de una imagen de María actualmente han cambiado bastante, la confección de la corona y la edificación del templo fueron fruto del amor de una cofradía y de un pueblo hacia María Santísima. Como toda obra importante, también tuvimos nuestras sombras, pero aquello se olvidó en el instante en que Monseñor Tagliaferri puso la corona, símbolo de la realeza y devoción de un pueblo hacia su Bendita Madre, sobre las sienes de Nuestra Esperanza, Reina de todos los malagueños, en una plaza convertida en inmensa catedral por el ingenio y la labor de D. José Luis García Doblas. Una anécdota. Durante la celebración del triduo ocurrió que, con todas las cuestiones que nuestro albacea de culto tuvo que afrontar para dichos días, a la hora de preparar el ritual propio del triduo con el rezo del Santo Rosario, letanías a Ntra. Sra. y oración final, resultó que no había ninguna preparada para tal ocasión. Y me tocó a mi el improvisarla un momento antes del mismo y, más que improvisar, me parecieron dictadas por la Señora para ayudarnos en aquel trance. Dejo muchos detalles sin mencionar, pues esta reseña se haría interminable. Y termino: El verte coronada fue un milagro del cielo. El ir junto a tu trono con mis ojos clavados en tu cara adelanto de gloria en una cruz ganada. Sigue siendo Señora Esperanza en mí viva, que nunca me aparte de tu Hijo Camino, Verdad y Vida. 39 ESPECIAL CORONACIÓN 1988 - 2008 49 ESPERANZA Flor de las flores Salvador García Morgado os cofrades que hoy tienen veinte o treinta años conocieron la Coronación de la Esperanza sólo de oídas, de fotos y poco más; quizás por eso nunca podrán tener una idea exacta de lo que supuso aquella campaña popular del gramo de oro, ni de la manipulación mediática de aquel puñado de manifestantes, autoproclamados “cristianos de base”, indignados por el lujo de la corona, en una falsa polémica, de diseño, cuya edición en las páginas de la prensa nacional poseía un coste que multiplicaba muchas veces el de la propia corona; ni de la egregia figura del Cardenal Suquía ungiendo las cruces de mármol verde del nuevo templo que la devoción malagueña terminaría convirtiendo en Basílica. En aquellos años previos a la coronación yo tenía la mitad que ahora y pensaba que nos había tocado vivir el momento más feliz de nuestra historia, el que cualquiera elegiría si pudiera entrar en el túnel cofrade del tiempo. Dos hitos dándose la mano para emprender una nueva etapa: uno, erigir un templo y otro, coronar a la Virgen. Aunque por su naturaleza el uno se sitúa muy por encima del otro, nunca pudimos inhibirnos del extraordinario entusiasmo que nos produjo la concesión de la Coronación Canónica. Triduo de la Coronación liquidara la cuenta del siempre soñado trono del Cristo; había que atender prioridades y optimizar recursos, de forma que sacrificamos también aquella libreta que hasta entonces habíamos conservado como una hucha de nazarenas ilusiones. Durante años la Virgen tuvo un ladrillo delante de la peana, eso sí, envuelto cuidadosamente en celofán verde con un ancho lazo de regalo morado. En la construcción de la “capilla” se implicó toda la ciudad, suscribiendo un donativo de mil pesetas al mes durante dos años. En cierto sentido esa relación de benefactores se asemejaba a las listas de hombres de trono; allí estaban agrupadas todas las clases sociales, cofrades y no cofrades, del centro y de los barrios; las familias acomodadas y las que llegaban justas a fin de mes; personajes populares y perfectos desconocidos; no se recordaba un esfuerzo mayor para pedir dinero y sostenerlo dos años, después otros dos, después... En las sesiones de la junta de gobierno todo el presupuesto se destinaba a ladrillos; los jóvenes podíamos solicitar pero la respuesta era consabida: No. Para flores, no; para cera, no; para música, no. Ladrillos. Incluso se acordó que la tesorería Mis responsabilidades oficiales en la directiva eran para Secretaría. El equipo estaba encabezado entonces por Antonio Garrido Moraga –que terminaría siendo un activista verde desde el Dickinson College de Pennsylvania– con Luis Márquez Ponce, Juan Ignacio Montañés –el inolvidable Kiko Romero– y un servidor. Mucho registro de entrada y salida en los A-Z e incontables agradecimientos de adhesiones y de 40 ESPERANZA 49 ESPECIAL CORONACIÓN 1988 - 2008 donaciones para la corona, hechas unas en metálico (1.250 pesetas cada gramo de oro) y otras en especie, cuyas copias impresas en papel cebolla bajo papel carbón, aún estarán en archivo. Sin embargo desde finales de los setenta atendía también el exorno floral de nuestros cultos, con una implicación creciente que llegó a preocuparme, algunos aún me relacionan con aquella tarea para la que no me considero especialmente dotado, ni por supuesto era mi preferida; sólo se trató de una nueva muestra de imaginación para ahorrar en época de restricciones. trabajo en un salón de tronos aún casi desnudo. En la calle la movilidad del bouquet era buena y su efecto prácticamente inédito en la Málaga de hace dos décadas. Lo imprevisto fue una muy calurosa Semana Santa que abrió en exceso los gladiolos. En ese diciembre de la visita del Nuncio la Virgen no fue al altar mayor y combinamos por primera vez una tercera especie en los centros, una variedad de lilium moteado de tonos marfil, con gladiolos y claveles sobre helecho imperial, en conjuntos que se derramaban sobre la mesa del vetusto altar dominico. Con la coronación concedida y al menos un par de años por delante asumí como un reto este servicio para la visita del Nuncio, el último traslado, la dedicación del templo, el triduo de coronación… realmente no se alejaba mucho de lo que llevaba años haciendo, lo más complicado sería el trono. Por lo que tracé un plan, ensayando formas, especies y cantidades. Cuando la Esperanza sale de Santo Domingo para cambiar de sede canónica, a los 347 años de la fundación, va rodeada sólo de rosas blancas y romero, recuerdo que tenían un suave perfume y que cuidamos que “no pasaran sed” para que terminaran de abrir; así fue, y días después, espléndidas, se marchitaban a sus pies en la nueva capilla. Tuve claro desde el principio que la flor adecuada para la coronación era la azucena (lilium longiflorum) por varias razones: el color blanco, pero de sugestivo verde cuando aún está cerrada la bellota, la textura cerúlea, el generoso tamaño de la corola y la carnosidad de sus pétalos como prolongación viva de las turgentes hojarascas doradas del trono, el aroma y, sobre todo, la simbología que habla de la virginal pureza de María, siempre acompaña las representaciones de la Encarnación y se toma, además, como uno de los atributos de santidad que identifican a Domingo de Guzmán. Aunque alguna idea me rondaba en la cabeza con magnolias, pronto la abandoné; la azucena era la flor perfecta y el coste en aquella ocasión no debía presentar problema. Para la dedicación del templo habíamos sido bien aleccionados de que el recinto debía aparecer limpio Aún tenía que probar la capacidad física de hacer doce ánforas completas de las dimensiones que todos conocemos; nunca me planteé, por cien razones distintas, alterar ese número. El centro cónico de gladiolos rojos situado delante del Nazareno del Paso el 18 de diciembre de 1987 era la prueba de los que luego repetiría el Jueves Santo en las ánforas del trono, empecé el Martes Santo. Al terminar entendí que, con organización, un archicofrade también era capaz de hacerlo y que la fuerza se aplica no sólo llevando insignias o cargando varales. Una magnífica instantánea de Rafael Melero –Garuz– en su libro “La Pasión de Málaga” muestra el resultado de aquel 41 ESPECIAL CORONACIÓN 1988 - 2008 49 ESPERANZA de flores y decoración, que en un momento puntual de la ceremonia había que incorporar. Sólo conseguimos que se permitiera un centro delante de cada Imagen, fueron de claveles, simétricos y enormes. El triduo de coronación no aportó novedades estéticas, andábamos adaptándonos a las nuevas dimensiones y, particularmente, desde entonces invitando a mis hermanos a perderle el miedo a aquella altura. Elevamos a la Virgen sobre las propias andas del traslado y se presentó de blanco y verde, con diadema, centrada en aquel inmenso y gélido camarín, rodeada de cera y claveles, ante un dosel un tanto tímido. La estampa memorable fue cuando en medio de la enfervorizada predicación, Fray Ricardo de Córdoba anunció algo que extasió a los fieles: bajó del ambón y, postrado ante la Señora, besó sus entrañas. Creo que ninguno de los presentes lo olvidará. De la coronación casi todo se ha dicho, contado, cantado, poco distinto puedo aportar; cien tallos de azucenas por ánfora, más trescientas para el frente, a dos o tres flores por tallo, hacían casi cuatro mil; sin contar la de oro que la Virgen llevaba en su mano izquierda. Faltaba el toque malagueño, que se resolvió con la providencial aparición de un biznaguero como llovido del parque, no hay nada como una improvisación bien preparada. Cuando el trono estuvo listo era casi la hora de salir. mente abajo entre aromas de romero. Cómo todas las cofradías de Málaga fueron madrinas de la mocita perchelera y cómo cofrades de todos los colores nos pusimos por una vez de acuerdo y el varal botó sobre nuestros hombros al toque de una misma campana. Como nosotros nunca sabremos lo que fue aquel Jueves Santo del año cuarenta, esta generación que hoy tiene veinte años tampoco sabrá cómo aquella tarde los rayos de sol atravesaban la malla de sus bambalinas y, después de acariciar su perfil, estallaban en fulgores de esmeralda; no sabrá cómo sonaba Mozart en la Plaza, cómo gritó el Obispo Buxarrais “¡Viva la Virgen de la Esperanza!”, ni cómo el Nuncio del Papa la besó. Por eso, queridos amigos, ante los que no lo vivieron, nosotros, que sí lo vivimos, tenemos la responsabilidad y la suerte de poder contar lo que pasó, con emoción, si se quiere incluso con poesía, pero sobre todo con rigor: el 12 de marzo de 1986 la Iglesia otorgó el privilegio de la Coronación Canónica a la imagen de María Santísima de la Esperanza; así se culminaba un proceso iniciado en 1953. Cuando en la festividad de los Santos Mártires Patronos de Málaga del año Mariano, la Virgen fue coronada, ya lo estaba en todos los corazones, como pregonara María Victoria Atencia. ¿Cómo imaginarse el sobresalto de miles de azucenas cada vez que se levantaba el trono? O la precisión matemática con que se le abrieron los jazmines al caer la tarde. O la exhortación a favor de los pobres enviada por Juan Pablo II, que veinte años después aún nos mueve a intentar construir una escuela en la India. Cómo el Himno de la Coronación por Salteras provocó en Carretería lo que las trompetas en las murallas de Jericó, y se vino literal- El olor de la azucena todavía hoy me produce una reacción inevitable, y conservo una de las que la escoltaban aquella tarde, como una reliquia, entre las páginas de “Esperanza nuestra”. 42 ESPERANZA 49 ESPECIAL CORONACIÓN 1988 - 2008 Una foto Pepeprado demasiadas casas de hermandad había pocos puntos “oficialmente establecidos” para reunirse, en fin que eran otros tiempos. Tiempos más recoletos y menos espectaculares. El mero hecho de que mi Esperanza anduviera por las calles, en verano, por la tarde y sin el Nazareno, era ya como para llamar la atención, y para esto, se había organizado todo con mimo, la calle estaba limpia y esperando, los cofrades atentos y la imagen como vulgarmente se dice “hecha un pincel”, que es una forma mundana de decir estupendamente, perfecta. esde la pared una ya vieja foto parece mirarme directamente a mí. Cuando paro un momento en mi tarea y paso a mirarla me quedo algo sorprendido. Desde la foto, ya ajada, con las esquinas agujereadas por inmisericordes chinchetas y con bordes con colores ya dañados y levantados, me mira un grupo de personas conocidas para mí, muy conocidas que posan delante de un trono –como decimos en Málaga–, que también me resulta tremendamente conocido. Ante esa mirada directa echo a volar los recuerdos. Dentro de esa organización, que recuerdo como sucesión de llamadas de teléfono, preguntas, tallajes Era una tarde espléndida, la tarde del 18 de junio de 1988, según reza una pequeña nota en el envés de la foto; hacía un sol radiante, de verano claro y luminoso y ambiente en la ciudad como de fiesta grande, de fiesta deseada y esperada. Era nada menos que la Coronación Canónica de la imagen de la Virgen de la Esperanza. Se iba a efectuar en la plaza de la Constitución. Se decía que, entre otras, había una novedad de esas que los cofrades profundos vigilan tanto, iba a llevar banda de música, lo que entonces no era habitual para un trono de Virgen. También, que se estrenaría una marcha especial, la de la Coronación, y más cosas que con el paso del tiempo han perdido esa frescura de la novedad, ya que ahora no son raras de ver, ahora hay tronos en la calle durante todo el año, ya no son cosas llamativas. apresurados, algunos gritos, discusiones para estar en el puesto “con los tuyos”, con los de siempre, pero siempre arreglándonos entre todos a base de buena voluntad. Al final se organizaron dos turnos, para que todos pudiéramos arrimar el hombro aunque fuera un rato y todos felices. Todo esto, desde el mero hecho de la Coronación, era novedoso en sí mismo; en aquellos tiempos los tronos de pasión solo salían en Semana Santa, las bandas de música se veían y oían poco, los cofrades estaban dispersos porque al no haber Yo aproveché aquella ocasión para darle la alternativa como hombre de trono al mayor de mis hijos, que ya estaba en edad de hacer cosas grandes, con mi otro hijo, Álvaro, esperando su turno, que 43 ESPECIAL CORONACIÓN 1988 - 2008 sería al año siguiente, como parece adivinarse en la propia fotografía. Aquél debut inesperado, la Señora se lo compensó a Javier echándole una mano cuando le hizo falta, pocos años más tarde, son cosas que unos padres no pueden olvidar. En la imagen, como siempre, cuidando de nosotros, María, mujer y madre de hombres de trono y ella misma nazarena de infantería de las de vela en ristre, por una vez en la procesión a cara descubierta. Para que la imagen sea total, incluso mi hija, Beatriz, que por ser la menor era entonces la encargada de las labores de apoyo técnico a los que salíamos en la procesión, está presente tras la cámara. En medio del grupo, un hombre que ahora me parece joven, con pelo y barba totalmente negros y cara de despiste, pero en la que se ve la satisfacción de estar donde está y tener a su alrededor lo mejor que se puede tener, familia y amigos, me sorprende. Soy yo y me cuesta reconocerme. 49 ESPERANZA gustan algunos de esgrimir que hablan de su constitución, que hablan de siglos lejanos, es algo mucho más cercana, más asequible a pesar de que las alharacas de la espectacularidad a veces parecen alejarla. No es una imagen de madera, eso es una talla artística, no es el resonar de tambores y brillar de los atalajes, eso es solo una envoltura. Es una idea, un concepto, una ilusión. La idea de lo estable, el concepto de algo superior que mira por ti, la ilusión de no estar nunca solo, de tener alguien o algo a quien dirigirte cuando las cosas se ponen crudas. Da lo mismo que los ultra cofrades pongan pegas a lo que les parezca indecoroso o simplemente no ajustado a lo esperado. Da lo mismo que los anticofrades le pongan pegas a la misma existencia de la Semana Santa en general y a mi Esperanza en particular. Da lo mismo que los vaivenes de la política se sirvan de Ella para sus fines. Da lo mismo que haya quien la use para colgarse medallas y sentirse importante. Da lo mismo, todo eso da igual. Han pasado los años, quien lo diría, veinte años, se están celebrando ahora los actos del XX aniversario. He ido a algunos, a pocos –soy poco proclive a actos de tintes oficialistas y protocolarios– pero da igual, me doy cuenta de que el aniversario me sirve para darme cuenta de que, en el total de mi vida, estos veinte años se me han pasado en un suspiro a pesar de la cantidad de cosas que me han pasado. Cosas buenas, cosas malas e incluso cosas malas que se han convertido en buenas al pasar los años. Mi vida, nuestra vida ha cambiado, incluso entre esas cosas que han cambiado, está, que ya ni mi mujer ni yo salimos el Jueves Santo; ni ella lleva la humilde vela que llevaba todos los años en la decorosa intimidad del anonimato, ni yo llevo a mi Nazareno por las calles de Málaga en la confortable y a veces bullanguera, pero nunca irreverente, compañía de mis amigos hombres de trono, de los que ya faltan algunos en presencia mortal aunque siguen con nosotros para siempre. Ya casi nada es igual o se parece a lo que era aquel lejano verano del 88. La sociedad se parece a aquella como un huevo a una castaña; las cosas que me parecían imposibles han sucedido; cosas que parecía que iban a pasar, no han pasado; pero hay algo que sigue inmutable. Mi Esperanza, que dejando aparte esos fríos datos históricos que tanto Sobre estas cosas siempre queda algo más. Queda la esperanza; cuando todo va mal, por qué va a cambiar, cuando va bien por qué se va a mantener. Queda la realidad, esa realidad que te ayuda a vivir con esa esperanza. Queda la fe en el futuro, en que hay futuro, gracias a la esperanza. Queda pues, lo importante. Por eso cuando vuelvo a mirar esa foto, la veo de forma diferente. Ya no es una simple superficie de un papel algo especial, con unas imágenes estampadas y coloreadas. Ahora es un recordatorio de que esa tarde me lo pasé estupendo, que tenía a mi familia y a mis amigos alrededor, que tenía a mi Esperanza a mis espaldas, que han pasado los años y seguimos juntos, que contra viento y marea nos mantenemos unidos, y eso es mucho. Quizás fue por eso, para que, pasados veinte años, volviera a pensar en ese día y reflexionara sobre él, por lo que nos hicimos aquella foto. Quizás por eso, no se ha perdido como tantas otras. Quizás por eso, es importante mirarla de cuando en cuando. Se han cumplido veinte años, estamos aquí, con la Esperanza. Ha valido la pena. 44 ESPERANZA 49 ESPECIAL CORONACIÓN 1988 - 2008 Con dedos temblorosos acaricié su cara Francisco Toledo Gómez que habían aceptado muy gustosas el honor de apadrinar dicho acto, y le habían concedido a la sagrada imagen la medalla de oro de la entidad. ue hace ya veinte años, en una calurosa tarde del mes de junio, cuando Nuestra Señora de la Esperanza, en su dorado y majestuoso trono se paseó por las calles de Málaga, buscando la plaza de la Constitución, lugar donde todos los años en la madrugada del Viernes Santo, cuando camina sobre un lecho de romero, presencia cómo su hijo, nuestro Padre Jesús Nazareno, bendice al pueblo de Málaga. Aquel día me pareció inolvidable; uno de los más bellos y emotivos que me tocó vivir en mis nueve años de presidente agrupacional. Era impresionante el murmullo que se sentía por la calle de Larios cuando Nuestra Señora de la Esperanza se acercaba a la plaza. La Virgen de todos los cofrades venía sin corona, esperando la que le iban a ofrecer sus hermanos, confeccionada con tanto amor y devoción. Allí la esperaba toda la Málaga cofrade, presidida por nuestro obispo, el inolvidable D. Ramón Buxarrais Ventura, acompañado por D. Francisco Rubio Sopesén, Delegado de Hermandades y Cofradías, y de D. Antonio Ruiz Pérez. Igualmente se encontraban presentes, copresidiendo con nuestro obispo, la persona que tendría el honor de coronar a Nuestra Señora, el Nuncio de Su Santidad D. Mario Tagliaferri, así como los padrinos de la ceremonia: Francisco Segarra, ese malagueño de bien que salvó la cabeza de la Virgen de su destrucción, y el entonces Presidente de la Agrupación de Cofradías, el que esto escribe, en representación de todas las hermandades malagueñas Una vez bendecida por la autoridad eclesiástica, tuvimos el honor de portarla, en unión de D. Francisco Segarra, hasta su trono. Allí, junto a su peana, nos esperaba D. Mario Tagliaferri para coronarla. Fueron unos momentos que no se me olvidarán jamás. Posteriormente a la coronación, ofrecí la medalla de oro de la Agrupación de Cofradías, la máxima distinción de nuestra entidad, para así cumplir la orden de la Asamblea General; bendito encargo el que me hicieron mis cofrades de aquellos tiempos. Al finalizar la santa misa, continuó la procesión por las calles de Málaga, hacia su templo, no sin antes pasar por Carretería y la Tribuna de los Pobres. Aquello fue la locura de la Málaga cofrade y no cofrade entregada a su Virgen de la Esperanza. Nunca olvidaré ese día en que estuve tan cerca de mi Virgen aquí en la tierra; en que pude contemplarla, deleitarme y comprobar que es mucho más bella de lo que yo creía; en que pude besar su mano y, con dedos temblorosos, acariciar su cara. 45 ESPECIAL CORONACIÓN 1988 - 2008 49 ESPERANZA ¡Esperanza! ¿dónde vas? Francisco Regueira y Juan Rosén La salida de la Santísima Virgen de la Esperanza desde el Salón de Tronos, para su Coronación Canónica en la Plaza de la Constitución –¡que por cierto, marcó un antes y un después de las coronaciones!– fué espeluznante. Pero curioso fué lo de los componentes de la banda de música de Salteras, que no se imaginaban –o, mejor dicho, no se creían– que ese barco de nombre Esperanza iba a emprender una travesía muy especial por las calles malagueñas. Es más, pensaban que no se movería siquiera, pero he ahí, que cuando el martillo sonó tres veces y la Nao de la Esperanza ascendió como un resorte, o como un mandato, en ese momento, y al oír los sones de “Coronación de la Esperanza”, estos chavales, estos hombres, lloraron como niños, lloraron de alegría, de expectación, de disculpas por la duda; y una mirada intensa de la Virgen los calmó. einte años hace ya? ¡Parece mentira! ¡Cómo pasa el tiempo! Todavía, nosotros, los incombustibles, el Juanele y el Regueira, tenemos grabados en la mente y en el alma, los días vividos, los momentos especiales. Nosotros hemos sido de los espectadores que más trabajamos y más disfrutamos; y eso, sin estar en el guión, sin estar contratado o sin estar manipulado; lo hicimos porque nos dió la gana y porque así lo merecía Ella. Ya desde el inicio de la bendición de la Basílica tuvimos un trabajo arduo y laborioso, todo muy bien medido y organizado por D. José María Eguaras. El acto resultó tan maravilloso como recordáis muchos de vosotros que participasteis, al igual que nosotros, en acto tan singular. También tuvimos tiempo de acercarnos al grupo de personas que frente a la Basílica berreaban con sus insultos y sus voces. Intentamos dialogar, pero imposible. Así, como buenos malagueños, les echamos un mal de ojo cariñoso; pero, eso sí, con malaleche, jajaja. No sé si lo comprendieron, pero al rato de empezar la ceremonia ya ni siquiera hablaban. Es más, se marcharon por donde vinieron; ¡majarones!, como decimos en Málaga. Durante todo el camino de ida por la Alameda, fué un clamor popular: palmas, música, vítores; y nosotros con nuestro cometido, con nuestra entrega, con nuestras miradas. La entrada en calle Larios se nos queda corta en los adjetivos. Fue inconmensurable. Toda Málaga rendida a su Madre de la Esperanza. Palmas y más palmas, vítores ininterrumpidos, 46 ESPERANZA 49 ESPECIAL CORONACIÓN 1988 - 2008 parábamos: –¡Esperanza, ¿dónde vas? ¡Al Perchel! ¡Esperanza, Coronada! ¡Esperanza, Reina de los malagueños!– Así toda la noche, un rosario de piropos para la Reina de las Vírgenes. flores y más flores. Ella, al paso; al paso de sus hombres de trono. Una vez que la Virgen llegó a la Plaza de la Constitución, el organigrama preparado por José Luis García Doblas funcionó de lujo desde el principio al final, todo coordinado, todo preparado, todo a punto. La Tribuna de los Pobres y la curva del Puente de la Aurora nos dejó un sabor cofrade nunca imaginable; los hombres de trono realizaron dos maniobras espectaculares. Ahí nos quedamos mudos, queríamos oír y ver, en primera línea, en directo. Cuando sonó la Marcha Real, y la Virgen de la Esperanza lucía su presea de oro, un estruendoso movimiento recorrió todo nuestro cuerpo, ¡todo estaba consumado! Y ahora quedaba disfrutar, disfrutar delante Ella hasta llegar a la Basílica. Y la entrada de la Virgen en el Salón de Tronos, permítannos que lo guardemos en nuestro corazón, como algo muy nuestro, muy íntimo. Terminó la ceremonia y estábamos deseando ponernos delante de Ella. Los primeros toques de campana y allí estábamos los dos, mano a mano, sin movernos ni un momento. No comimos, no bebimos, no meamos; lo que queríamos era estar junto a la Virgen de la Esperanza, como simples espectadores, ¡pero los primeros!; como querían estar los cientos y miles de malagueños que pensaban como nosotros. Las primeras calles, los primeros compases musicales, los primeros olés, los primeros ¡guapa! embargaban nuestro espíritu verde hasta el tuétano. Ella rompía el corazón de todos y cada uno de los malagueños, que la mirábamos con gozo. Para terminar, una cosa. Todo lo vivimos muy intensamente, muy como solemos ser los cofrades; pero, tanto Juan como yo, solamente nos quedamos con un algo muy especial, ¡con su mirada! ¡La mirada de la bendita Esperanza! La curva del Bar Jamón fue de época, no cabía ni un alfiler. Juan empezaba con la retahíla de piropos hacia Ella. Aquello, ¡para los que lo vivimos! y ahora lo contamos como algo nuestro, porque nadie nos lo puede quitar, es de nuestra propiedad. Entrar en calle Carretería fué una explosión de júbilo; jamás hemos presenciado un lleno como el de entonces. –¿Qué tienes Virgen de la Esperanza?, ¿qué tienes?–. Ibas rompiendo corazones a tu paso, abrías portones, puertas, ventanas, cierros, balcones, todo el pueblo rendido ante tu Imagen soberana, ante Ti, Reina de la Esperanza. A mitad de Carretería, era imposible continuar, no podía avanzar el trono. Bueno, ¿y qué?; ¡no había prisa! No teníamos ganas de que avanzara, y Carlos Gómez Raggio así lo aseveraba ¡mejor que mejor!: –¡El Trono andará cuando lo quiera Ella!– Nosotros, ya medio roncos de tanto gritar, no 47 ESPECIAL CORONACIÓN 1988 - 2008 49 ESPERANZA Yo también voy a quererla mucho Adolfo Clemente efectuadas por cofrades y no cofrades, malagueños y foráneos, creyentes y, aunque pueda parecer incongruente, más de un no creyente. ace unas fechas, al leer el último boletín de la Archicofradía del Paso y la Esperanza, revivía con ilusión mantenida en el tiempo la efeméride de la coronación de Ntra. Señora de la Esperanza. Por eso, cuando el tiempo ha pasado, y el hermano Rafael Esteve, en gesto que le agradezco, reclama mi modesta colaboración para el número que se prepara a fin de evocar aquellas fechas, quisiera aclarar los trasfondos que hicieron posible la confección de la corona usada para la solemne ceremonia. Aquellas fechas por muchos motivos, algunos muy íntimos y personales, se despojaron de las tinieblas con que los años envuelven los recuerdos. Tras la primera lectura del artículo algo había que no me encajaba; luego de una nueva lectura caí en la cuenta de que el articulista olvidaba, a mi entender, lo que para muchos fue lo más importante en relación a la coronación de Ntra. Señora: si la coronación, ansiada durante décadas, era realidad por el clamor popular de la devoción de los malagueños, la pieza con la que se llevó a cabo la coronación era el fruto de mil y una aportaciones Ya por aquellas fecha la cadena SER en Málaga realizaba su programación dedicada a nuestra Semana Santa. Dirigía la emisora el nunca suficientemente bien valorado Francisco Herrera, y la programación semanasantera Francisco García, ayudado en la técnica por Ricardo Sánchez, y en el equipo de la programación nos encontrábamos Rafael Contreras y éste que ahora escribe. Paralelamente a la noticia del Decreto de Coronación, los pajaritos del programa nos contaron que no entraba en los planes de la Archicofradía del Paso y la Esperanza, inmersa en los grandes gastos que estaban suponiendo la construcción del nuevo templo, hoy felizmente basílica, la confección de una nueva corona para llevar a cabo el acto de la coronación. Nunca supe, ni me interesó saberlo, si ese era el verdadero motivo o si, por el contrario, el planteamiento de usar la magnifica corona que en su momento realizara la Corporación para la Niña del Perchel, venía motivado por un temor a que las críticas anticofrades, ya presentes con motivo de la construcción del conjunto del templo esperancista, casa-hermandad y salón de tronos, encontraran una nueva diana hacia donde dirigir sus envenenados dardos. Aquella noche estuve dando vueltas en mi cabeza: de una parte, la Virgen de todos los cofrades y no cofrades, la Virgen de los malagueños, la que 48 ESPERANZA 49 ESPECIAL CORONACIÓN 1988 - 2008 La operación en sí era de un planteamiento simplísimo: la pieza a confeccionar y ofrecer a la Esperanza Perchelera debía ser el resultado de una ofrenda popular en la que cualquiera, sin destacar sobre nadie, pudiera participar; dicha ofrenda se materializaría mediante la entrega a la cofradía de un gramo de oro por persona. Como ofrecer un gramo de oro era algo realmente difícil, se fijó el precio de dicha cantidad, haciéndose entrega a la Archicofradía de dicho importe. También se contemplaba la entrega de alguna pieza de oro, alianzas, pendientes, medallas, etc. En aras a que todas las aportaciones fueran iguales el reconocimiento o recibo de la entrega de las mencionadas piezas simplemente recogería como valor el mencionado de un gramo de oro. desde que se llamó Esperanza reinaba en el Perchel y en la otra margen del río, iba a ser coronada; de otra parte, el hecho de que no se le ofrecería con motivo de tan magno acontecimiento una presea que fuera testimonio de la devoción popular; y, por último, la idea de demostrar que las devociones espirituales manifestadas con elementos materiales no son susceptibles de crítica alguna si estos elementos tienen su origen en la ofrenda íntima, voluntaria y personal de quienes en su totalidad o parcialmente así la llevan a cabo. Al día siguiente, planteé a Paco García y Rafael Contreras la posibilidad de iniciar una actuación que hiciera de la coronación no un acto puramente cofrade, sino un acto general de devoción mariana. Ellos hicieron suyo mi planteamiento, de tal manera que los tres planteamos a Francisco Herrera la conveniencia de que la SER se convirtiera en divulgadora de la idea de que la Esperanza tenía que estrenar una corona en la fecha de su coronación, así como que dicha corona debía –tenía que ser– la ofrenda mariana de todo un pueblo y no sólo de los miembros de su Corporación nazarena. Francisco Herrera se unió a nuestro planteamiento y de ese forma se hacía realidad lo que yo, ya, había bautizado como “Operación Gramo de Oro”. Dar divulgación a la Operación Gramo de Oro y comenzar las ofrendas fue todo una. La joyería de Manuel Narváez, a la sazón hermano mayor y a quien por cierto no habíamos comentado nada del proyecto hasta que lo hicimos público, se convirtió en mudo testigo de un sin fin de personas dispuestas a que su devoción quedara plasmada mediante la ofrenda de un gramo de oro de los que, fundidos con otros muchos, sería la materia noble con la que se realizaría la corona. 49 ESPECIAL CORONACIÓN 1988 - 2008 49 ESPERANZA que la corona de la Virgen llevaba, entre otros, un gramo de oro que hacía años le había regalado “el abu” a la Virgen, cuando vi a Narváez y a Harras. Recordando aquellas fechas previas a la coronación Manuel Narváez me confesaba algo que haría disipar mi gran duda: una de las personas instigadoras de las críticas le había reconocido el error que en su momento éstas habían constituido. No faltaron voces que criticaran la iniciativa invocando la mejor aplicación de la ofrenda a otros fines de carácter social. Estas críticas, según años después me confesaría Manuel Narváez, hicieron que incluso planteara al obispo Buxarrais, el problema que “los chicos de la SER, habían originado a la cofradía y solicitando de su pastoral consejo aclaración de si dichas aportaciones deberían ser aplicadas a la confección de una nueva corona, planteamiento que en principio no compartía la Corporación, o si bien deberían ser aplicadas a esos otros fines sociales que los críticos reclamaban”. Cuando termino de redactar estas torpes líneas, se funden los recuerdos pasados y los recuerdos recientes. Miro con cariño el oficio con que la Archicofradía me testimoniaba su agradecimiento por la Operación Gramo de Oro, mientras resuenan las palabras de mi sobrino al salir del salón de tronos: “Tío, si el abu quería tanto a Virgen de la Esperanza que es tan bonita y le vigila sus cenizas, yo también voy a quererla mucho” La respuesta del Prelado al Hermano Mayor fue clara y rotunda, si los fieles y devotos deseaban que su aportación fuera destinada a la confección de una nueva corona, así debía ser. La operación ya era algo imparable; nunca supe, posiblemente porque nunca lo pregunté ni nunca quise que se me dijera, el resultado de la Operación Gramo de Oro, lo que sí supe es que el día en que la Esperanza Nuestra y de Todos fuera coronada estrenaría, como así fue, una corona que a más de oro estaba confeccionada de amor, devoción, y veneración a la que siendo el primer Sagrario de Jesús, se hizo Corredentora del género humano. Cualquier cosa se puede olvidar de aquellos días, pero que nadie olvide que la Esperanza fue coronada por la Gracia de Dios y la devoción mariana con una corona confeccionada con la aportación fervorosa de todo un pueblo. Ave María, Esperanza nuestra, Consolación mía, Penas por mis pecados... ¡Ave María! Como antes he dicho, las aportaciones fueron múltiples, encontrándonos con la paradoja de que no sólo los cofrades esperancistas, que en Málaga somos todos, aportaron su gramo de oro, sino que también personas no vinculadas a la Semana Santa y ni siquiera malagueños, incluso algún no creyente lo hicieron. También hubo, al menos uno para mí muy querido, mi padre, los que con esta ofrenda hicieron la última en vida a la Virgen de la Esperanza. Seguro que ellos vivieron la coronación en el mejor de los lugares allá en el cielo. Siempre tuve la duda de si aquello que organicé fue algo positivo o negativo. Esta duda me la despejaba el pasado Martes Santo Manuel Narváez en presencia de Manuel Harras. Visitaba con mi sobrino Alejandro la Basílica, le contaba como las cenizas de su abuelo Ramón descansaban a los pies del Dulce Nombre y de su Madre de la Esperanza; luego en el salón de tronos le hacía saber 50 ESPERANZA 49 ESPECIAL CORONACIÓN 1988 - 2008 Gramo a gramo: Corona para la Virgen Paco García ice el refranero español que “grano a grano se hace granero”. En el caso que me trae a esta publicación, extrapolo el referido refrán y expreso que “gramo de oro a gramo de oro se hace corona de la Virgen de la Esperanza”. Oro” para la Virgen de la Esperanza. Fue algo espontáneo, sin mayor estrategia o planificación que el vital sentir de Adolfo, siendo arropado por una sensible empresa de comunicación que posibilitó la promoción publicitaria de dicha iniciativa y por un puñado de incondicionales que vieron en aquella idea un símbolo más de unión con la Reina del Perchel. ¡Qué cosas…! Parece mentira que hayan pasado ya veinte años que coronamos a la Madre de Dios Malagueña en la céntrica plaza de la Constitución o, mejor dicho, desde aquel 18 de junio de 1988, en la rebautizada plaza de la “Coronación”. Fue éste un hecho que quedó grabado en el imaginario libro de oro y “verde” de la historia de Málaga. Un acontecimiento que movió en su favor todo tipo de sentimientos y de voluntades, ante algo que desde generaciones atrás estábamos teniendo en deuda: Coronar canónicamente a María Santísima de la Esperanza. Yo no sé, a ciencia cierta, cuántas porciones de oro pudieron recaudarse. La verdad es que la “Operación Gramo de Oro” no pasó inadvertida y puedo dar fe de que fueron muchas las personas que se interesaron por ella. En este sentido, recuerdo como entrañable y emocionada anécdota cuando una mujer de humilde aspecto se presentó una tarde en la emisora. Llevaba entre sus manos un arrugado pañuelo, en cuyo interior atesoraba una pequeña cadena dorada. El empeño de la buena señora era que fuéramos nosotros, los de la radio, los que hiciéramos llegar su sencilla “joya” a la Archicofradía para que formara parte de la corona de la Virgen. Lo más sentido de aquel generoso acto es que la cadenita de oro en cuestión pertenecía a una hija suya, fallecida a los doce años de edad como consecuencia de una grave enfermedad … Y, claro está, ante tan magna celebración, la ciudad se volcó de muchas maneras, no faltando apoyos desde la práctica totalidad de sus instituciones, entidades, colectivos de mayor o menor relieve social e incluso innumerables acciones individuales y hasta anónimas. Como si se tratara de un varal de trono, “el todos a una” funcionó y con la corona de la Virgen perchelera se encumbraron muchos amores e ilusiones. En definitiva, hechos como estos pusieron de manifiesto la nobleza y la autenticidad de la referida campaña. Es más. Aunque se hubiera donado ese solo gramo de oro de la cadena de aquella inolvidable mujer, de sobra la “operación” ya habría merecido la pena. La radio de entonces, la Cadena Ser en Málaga –en la cual, quien suscribe trabajaba por aquellas fechas como responsable de su programación local– no fue ajena a la trascendental conmemoración. Gracias a uno de sus habituales colaboradores, el amigo Adolfo Clemente, se materializó por medio de las ondas una curiosa idea para que los malagueños que así pudieran y quisieran aportaran un “gramo de oro” a fin de recaudar la cantidad suficiente del noble metal y con él, una vez fundido, realizar la corona canónica de la Señora. De este modo surgió la denominada “Operación Gramo de Y así ocurrió todo. Dos décadas han transcurrido desde entonces. Tiempo suficiente como para reafirmar, con mayor rotundidad si cabe, que la corona de la Virgen de la Esperanza, además del consabido metal, está fundida especialmente con los corazones de los malagueños. 51