Gilles Lipovesky. La Mujer Posmoderna. Zona Erógena. Nº 42. 1999. LA MUJER POSMODERNA GILLES LIPOVESKY En la presentación de su ensayo "La tercer mujer", Ud. afirma que ningún cambio social de nuestra época ha sido tan profundo, tan rápido tan rico en consecuencias sociales como la emancipación femenina. Ud. ha escrito e imaginado "la tercer mujer", hora bien, cuáles son la primera y la segunda? G.L: Estas figuras reenvían a un interpretación histórica del devenir femenino, yo lo he dicho ya: desde la noche de los tiempos, hombres y mujeres han estado situados socialmente de modo diferente. Desde los orígenes la mujer está designada como la mitad peligrosa de la humanidad, Eva en la tradición judeo-cristiana, Pandora en la griega. En los dos casos la mujer representa la especie maldita. Ella es el agente del malestar .Los hombres entran en componendas -no les queda otra- con ese mal necesario. La mujer es la hechicera, un ser nefasto. El mito de la mujer funesta está en el corazón de la figura de "la primer mujer". A partir de la segunda Edad Media, aparece otro dispositivo, que sin abolir el primero introduce de todos modos un cambio significativo,se concreta en la exhaltación de lo femenino, es el amor cortés: la dama es celebrada en todas sus perfecciones. Es a partir del Renacimiento el culto de la belleza femenina, la mujer diabólica deviene ángel. Esposa ,madre y educadora ella es puesta sobre un pedestal a partir del siglo XVII y XVIII. La "segunda mujer" es la mujer glorificada de la cual Aragón dirá que ella es "el futuro del hombre" y de la que Goette afirma: "lo femenino nos lleva hacia lo alto". La mujer es idealizada pero se le niega siempre su autonomía, el hombre se mantiene siempre en la cúspide de la jerarquía de los sexos. La "tercer mujer" escapa a estos esquemas pues su lógica no es ya la de la diabolización o la de la exhaltación sino aquella de la indeterminación. La mujer ha dejado de ser la criatura del hombre, ella es autocreación de sí misma, la tercer mujer, permite salir del "segundo sexo".El siglo XX sería entonces según Ud. "el gran siglo de las mujeres"? Este documento ha sido descargado de http://www.educ.ar 1 Gilles Lipovesky. La Mujer Posmoderna. Zona Erógena. Nº 42. 1999. En esos mismos años, la legitimación del trabajo femenino se acompaña de una entrada masiva de mujeres jóvenes en la Universidad, donde ellas devienen tan numerosas como los hombres. Desde el fondo de los tiempos la mujer había sido "esclava" de la fecundidad. Ya no lo son más, recuerde Ud., reinó hasta los años cincuenta una doble moral sexual.Es decir la moral pública y otra secreta? G.L: No, una moral sexual para los hombres y otra moral sexual para las mujeres. La moral sexual para las mujeres es la virginidad, la fidelidad, el amor único, los hombres se beneficiaban de una mayor tolerancia social, los burgueses tenían amantes y ésta no planteaba en el siglo XIX grandes problemas. Los años setenta han desconstruído profundamente esta hipocresía moral, las mujeres han ganado: el dominio de sus cuerpos, el acceso a los diplomas y al trabajo, han roto en principio la mayoría de las fortalezas masculinas. Yo no tengo ninguna duda de que la cuestión de lo femenino, con todo lo que ésta implica, de transformación radical de la identidad femenina como evolución de la posición de la mujer en la sociedad y a su vez como efectos sobre los hombres, es el fenómeno social más significativo y marcante de la segunda mitad de nuestro siglo. Ud. señala que los roles de la mujer estaban impuestos, fijados, eran obligatorios, hoy las mujeres tienen la posibilidad de inventar sus roles, la "tercer mujer" que Ud. describe sería entonces la mujer del posfeminismo, aquella que se inventa a sí misma? G.L: En todas las sociedades conocidas las tareas y las actividades de uno y de otro sexo han estado estrictamente determinadas por el orden social, en todas las sociedades, todas sin excepción, aquello que hace el hombre no to hace la mujer y viceversa. Por otra parte, las tareas masculinas han tenido siempre una superioridad simbólica con relación a las tareas femeninas, el prestigio, el reconocimieneto social y el poder, ha sido para los hombres, las tareas subalternas del espacio privado, dejado en la sombra y el desconocimiento ha sido para las mujeres. Para la mujer, el prestigio se gana a través de los hombres, del casamiento, de las alianzas, jamás por sí misma. Asistimos hoy al estallido de este dispositivo multimilenario.La fecundidad es manejada o manejable y los estudios superiores ya no están más reservados a los hombres. Hasta hace poco tiempo se le rehusaba a las mujeres la posibilidad de estudiar porque se afirmaba Este documento ha sido descargado de http://www.educ.ar 2 Gilles Lipovesky. La Mujer Posmoderna. Zona Erógena. Nº 42. 1999. que para ellas esto era un obstáculo para el matrimonio. Por otra parte, el ideal burgués era claro, una verdadera mujer no trabaja. Todo esto evidentemente ha cambiado, hoy las mujeres aspiran a una identidad personal, y profesional, representan de hecho el 45% de la población activa de este país. En la actualidad la existencia femenina ya no está predeterminada, casarse o no, tener o no hijos, elegir una profesión, todo entra ahora dentro de una lógica del arbitrio individual, es lo que llamo el gobierno de uno mismo, que es la lógica misma del individualismo moderno el principio de libre determinación de sí mismo ha sido conquistado por la mujer, pero a la vez, las mujeres han entrado en una era de indeterminación, de indefinición estructural. Qué estudios emprender?, cómo conciliar la vida privada y vida profesional? pues nada está fijado a impuesto imperativamente, con lo cual las mujeres se encuentran de golpe en el universo moderno de la invención de sí mismas. Al menos desde el punto de vista formal hombres y mujeres se encuentran dentro de una misma lógica de construcción y de autoinvención de la identidad. En qué momento puede decirse que se da la ruptura con el modelo obligatorio de la mujer resignada a la casa? G.L: Desde siempre el espacio doméstico estaba destinado a las mujeres, ha habido que esperar hasta principios de los años sesenta, con el enorme best-seller de Bety Friedan "La mujer mistificada", para que la vida de la mujer en el mundo doméstico fuera descripta como alienante a infantilizante. Hoy de hecho la mujer trabaja para escapar al encierro doméstico, a aquel encierro doméstico que impedía hacer algo con su propia vida. El deseo de autonomía y de recuperación del poder sobre sí misma esta en el corazón del compromiso femenino en la esfera profesional. La aspiración femenina al trabajo, es ella la misma según las clases sociales? G.L: Todas las encuestas sobre trabajo femenino muestran que las mujeres menos inclinadas a trabajar, son aquellas que están subcalificadas, la cajera de supermercado por ejemplo, prefiere quedarse en su casa, y sin embargo, la aspiración femenina al trabajo permanece y aumenta no importa cual sea la clase social. El ideal de la mujer en el espacio doméstico era hasta hace poco consensuado, mujeres y hombres aceptaban y defendían este modelo. Hace 50 años las mujeres deseaban masivamente quedarse en su casa los hombres querían lo mismo. Este documento ha sido descargado de http://www.educ.ar 3 Gilles Lipovesky. La Mujer Posmoderna. Zona Erógena. Nº 42. 1999. Pero los estudios recientes muestran, cuanto más trabajan las mujeres, más se cuidan a sí mismas, la apariencia para ellas no es secundaria, una mujer que trabaja, va más seguido a la peluquería que una que no. Se maquilla más, ella también presta atención a su figura y está más predispuesta que otra a la cirugía estética. Ella "trabaja" su aspecto. El investimiento personal en el trabajo no se hace en desmedro del cuidado, de la apariencia o de la seducción. Por otra parte muy habitualmente los metiers femeninos, son metiers en los cuales la mujer se expone en todo el sentido de la palabra, la apariencia para ella es todo, salvo una frivolidad. Una mujer comprometida en la vida profesional, no está ella sometida a la tiranía de la belleza impuesta por los hombres? G.L: El dictado de la belleza se impone a todas las mujeres, trabajen o no.En particular la disciplina del cuerpo no ha dejado de reforzarse. Una mujer hoy debe ser delgada y parecer joven, aparentemente hay una contradicción entre la fuerza de imposición social de estas normas estéticas y las nuevas aspiraciones individualistas. Sin embargo, esta antinomia, es más aparente que real. Las nuevas normas estéticas, obligan en efecto a las mujeres a controlarse, a prestarse atención, a cuidarse, a tomarse a cargo, a luchar contra el dejarse estar de la edad o del organismo, eso es ni más ni menos que "la lógica indiviualista del gobierno sobre uno mismo".Es el hacere cargo uno mismo de su propio destino, es el rechazo moderno de la fatalidad, se puede juzgar que es vano, pero es la lógica de la modernidad. No todo es negativo en la tiranía de la belleza, es así como las mujeres permanecen por más tiempo seductoras y atractivas, es una manera de reducir entre los dos sexos la inigualdad de la seducción ligada a la edad, puesto que en materia de seducción la similitud de valores sexuales está lejos de estar realizada. Por qué la delgadez ha devenido una obligación universal? G.L: El código de la delgadez, ha devenido inseparable de la seducción, es la expresión de una voluntad de control sobre el propio cuerpo y una declinación del prestigio de la maternidad. La redondez tradicional encarnaba el valor atribuido a la maternidad. En una sociedad donde la identidad femenina no se reduce a aquella de la madre, las mujeres quieren afirmarse por sí mismas y no únicamente por su naturaleza. La pasión por delgadez traduce sobre el plano estético el deseo de emancipación de las mujeres respecto de su Este documento ha sido descargado de http://www.educ.ar 4 Gilles Lipovesky. La Mujer Posmoderna. Zona Erógena. Nº 42. 1999. destino tradicional de objetos sexuales o de madres. Ella es igualmente una exigencia del control sobre sí misma. La nueva batalla de la delgadez permite a las mujeres apropiarse de las "virtudes" atribuidas generalmente a los hombres: el esfuerzo, la voluntad, el mérito. Esta permite paradojalmente reducir la distancia entre lo masculino y lo femenino, todo lo cual es cierto al precio de una ansiedad indudable para las propias mujeres. Los códigos de la seducción amorosa, o sexual han cambiado? G.L: Por supuesto, ya no es necesario hoy que un hombre prometa el matrimonio para llegar a sus fines, si Ud. sale con una mujer y le dice de entrada vamos a casarnos ella saldrá espantada. Ya no es necesario hacer una declaración amorosa para tener una aventura. El amor habitualmente llega ahora luego del encuentro sexual, el juego de la seducción ha devenido más relajado, el humor tiene más lugar, sin embargo los códigos de la seducción, masculina y femenina permanecen profundamente diferentes, son siempre los hombres quienes tienen la iniciativa, que hacen el avance, que regalan flores. Las mujeres han ciertamente ganado el derecho a dar el primer paso, pero ellas no lo usan sino con parsimonia, ellas no se lanzan al agua sino cuando el hombre es demasiado tímido o no se decide. En los films o en la tele es frecuente ver a las mujeres tomar la iniciativa, pero en la realidad, creo que se da otra cosa. Las mujeres prefieren siempre que sean los hombres quienes se declaren primero. Por qué está persistencia de la desigualdad en la seducción entre los hombres y las mujeres? Bueno creo que este código que ubica a la mujer en la pasividad no es completamente contradictorio con la aspiración a la autonomía, el hombre propone la mujer dispone. Este principio no es antinómico con aquel de la libre posesión de sí mismo, es por ello que el mismo permanece. Por qué el tabú de la virginidad desaparecio?, porque implicaba una violencia contra el principio individualista de libre posesión del propio cuerpo. Volviendo a la tesis de su libro, a pesar de todas las conquistas de la "tercer mujer", señala Ud. que permanecen una serie de invariantes de lo femenino. G.L: Absolutamente. La idea según la cual estariamos en una sociedad en la que todo es reversible, en la que habría intercambiabilidad de los roles masculinos y femeninos es una idea inaceptable, que no es conforme a la observación detallada de los Este documento ha sido descargado de http://www.educ.ar 5 Gilles Lipovesky. La Mujer Posmoderna. Zona Erógena. Nº 42. 1999. hechos. Ya sea en relación a la seducción, a la belleza, a la vida familiar y profesional, por todas partes los hombres y las mujeres tienen roles y lugares que están lejos de superponerse de modo completo y absoluto. Y la autonomía femenina contemporánea debe pensarse a partir de esta continuidad relativa de la división sexual que no la vuelve por ello imposible. Hombres y mujeres son en el presente "igualmente" fibres de construir su existencia, es el imperativo de las normas sociales ligada al sexo el que ha cambiado, no el principio de la distinción social de los sexos. Diré que no es necesario pensar esta permanencia de lo femenino como una inercia o un residuo histórico o sólo permanecen en nuestra sociedad aquellos códigos que son compatibles con el principio del libre gobierno de sí mismo. En este sentido asistimos tanto a la continuidad de la tradición histórica como al triunfo de valores modernos como el de la autonomía individual. Ud. señala también que el fin de la preponderancia femenina sobre la vida doméstica está lejos de desaparecer, la tercer mujer debe jugar roles múltiples, esposa, amante, madre, educadora, etc, la vida doméstica absorbe por semana-escribe- Ud. 35 horas de la vida de una mujer activa y 20 horas de la vida de un hombre, por qué y cómo ésta división sexual de los roles domésticos se perpetúa con tanta nitidez? G.L: Es verdad, las mujeres se comprometen más y más en la actividad profesional y sin embargo su participación en el espacio doméstico no ha disminuido. Es una simple superviviencia del pasado? Los hombres participan más, es cierto, pero yo creo aún corriendo el riesgo de chocar, que si las mujeres continúan detentando las responsabilidades más importantes de la casa, en particular la educación de los niños es porque estas tareas requieren iniciativa y responsabilidad y porque son factores de poder y de aumento del control de sí mismas. Estas tareas inducen a un control del espacio privado, y las mujeres lo toman a cargo, qué hay hoy más importante que educar a un niño? este rol no es obligatoriamente seguido, la actividad doméstica es también un motor de autonomía y de iniciativa, esto no quiere decir que las mujeres no requieran más ayuda, los hombres ayudan además cada vez más. Ahora bien se trata simplemente de una cuestión de sometimiento o alienación? Bueno en todo caso no parece posible que sea lo único ni siquiera lo esencial que está en juego, me parece también necesario reconocer, Este documento ha sido descargado de http://www.educ.ar 6 Gilles Lipovesky. La Mujer Posmoderna. Zona Erógena. Nº 42. 1999. lo repito, una lógica de la autonomía de poder y de sentido, en juego allí también. Reportaje realizado por Andree Gourniak Este documento ha sido descargado de http://www.educ.ar 7