FTM - Fundación Tomás Moro

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FUNDACIÓN
TOMÁS
MORO
CARTAS SOBRE “HUMANISMO Y POLÍTICA”
92ª Carta: Humanismo y clase media (y 2).
Querido amigo1:
Continuo en esta carta destacando los elementos componentes de una política
integral sobre la clase media que iniciaba en la anterior. Te reitero que mi punto de
partida, aceptable o no, es que la "cuestión obrera" ha dejado paso a la "cuestión de la
clase media"; y que considero que está constituida por quienes realizan un trabajo por
cuenta ajena, y perciben por ello una retribución, o de manera autónoma.
Los temas se pueden agrupar en tres perspectivas: la social, la de la organización a
la que se pertenece y la política. Te recuerdo que en la carta anterior, habíamos tocado
las cuestiones del sistema fiscal, la de las prestaciones y servicios sociales básicos, la
de la capacidad, la vocación y el esfuerzo como determinantes del acceso al mundo del
trabajo, del sistema de retribuciones y de la inflación.
En esta carta quiero completar las otras dos perspectivas.
Las clases medias demandan sistemas justos de retribución del trabajo por cuenta
ajena que permitan satisfacer las necesidades mínimas que imponen los tiempos que
vivimos, y que no pueden quedar al albur de las leyes del mercado o de las
negociaciones colectivas que terminan en igualaciones impersonales y, por ello,
profundamente injustas.
Si la clase media estuviese organizada como tal, exigiría un sistema que permita la
participación de los que viven de un sueldo en la organización que les paga. No se
prejuzga con ello un tipo determinado de organización, y soy consciente de que existen
millones de organizaciones diferentes. Tampoco me refiero a la participación en los
órganos de dirección, como prevén algunas legislaciones de otros países. Aquí lo que
quiero destacar son aquellas posibilidades que faciliten la integración del empleado por
cuenta ajena en su lugar de trabajo, como, por ejemplo, la participación en la
información que permitan mejorar las actividades que lleva a cabo, o conocer el
sentido y fin último del trabajo que desarrolla. Dentro de la primera está la capacidad
de iniciativa, y dentro de la segunda está el evitar la rutina y la inercia.
Además, esa utópica organización de la clase media demandaría un entorno social y
político que permita al empleado, al funcionario o al autónomo el desarrollo personal
de su trabajo, la realización de su vocación, la toma de conciencia del valor del trabajo
que realiza, el sentido y la finalidad de su aportación personal y su significado en el
conjunto o globalidad en el que se inserta.
Desde la perspectiva política, no debes ignorar, querido amigo, y yo no debo
ocultarte, que la clase media puede ser objeto de manipulación política y demagógica.
Así ocurre con los partidos que buscan el voto con promesas inviables, no hechas en
función de la justicia sino del juego política, o con programas que se olvidan al día
siguiente de las elecciones.
La clase media es un fruto apetecible para políticos sin escrúpulos, porque se
encuentra en el corazón de los países. Un país es más o menos sólido, más o menos
desarrollado, con más o menos valores morales, con mejor o peor preparación
profesional, con más o menos sentimientos nacionales, según sean más o menos sus
clases medias.
La clase media puede hacer frente y contrarrestar las paradojas populistas de
nuestros días, que no son sino una versión actualizada de las paradojas marxistas:
nacen con vocación internacional y se convierten en defensores de los nacionalismos;
se consideran expresión de la modernidad y culminación del proceso histórico, pero en
realidad son la expresión del más rancio arcaísmo; declaran como ideología la
redención de las clases más desfavorecidas, pero allí donde se implantan no redimen a
nadie y cercenan gravemente sus derechos; su contextura doctrinal se oculta cuando se
acercan los procesos electorales, pero resurgen con violencia cuando alcanzan
cualquier cota de poder; son defensoras del determinismo histórico, pero presionan el
proceso para reescribir la historia a su conveniencia.
Por último, no confundas la clase media con el “centro político”. Este es un
concepto político definido por la posición equidistante entre opciones políticas
enfrentadas. La clase media es un concepto sociológico que abarca un espectro mucho
más amplio.
Ten por seguro, querido amigo, que si la clase media supiera organizarse para la
defensa de sus propios intereses, y asumiera el programa que te propongo en estas dos
cartas, serían mayoría en cualquier confrontación electoral.
Recibe un cordial abrazo de
Fernando Díez Moreno
Vicepresidente
Puerto de los Leones, 1 - Of. 314-315 • 28220 Majadahonda - Madrid
Teléfono 91 533 83 10 • Móvil 671 694 777 • Fax 91 634 74 99
www.fundaciontomasmoro.es • fundaciontomasmoro@wanadoo.es
En el Manual de la “Nueva gramática de la lengua española” publicado por la Real Academia Española,
(pag. 25, Madrid, 2010), se dice que en el lenguaje político, administrativo y periodístico se percibe una
tendencia a construir series coordinadas constituidas por sustantivos de personas que manifiestan los dos
géneros (amigos/amigas, diputados/diputadas, alumnos/alumnas), el circunloquio es innecesario puesto
que el empleo del género no marcado (masculino) es suficientemente explícito para abarcar a los
individuos de uno y otro sexo.
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