Sulfamidas. Diaminopirimidinas Carmine Pascuzzo Lima SULFAMIDAS Las sulfamidas o sulfas fueron los primeros quimioterápicos eficaces empleados en el tratamiento de las infecciones en el hombre y, más aún, se trata de los primeros antimicrobianos utilizados con eficacia. Aunque la primera sulfamida (azosulfamida o prontosil) fue sintetizada por Domagk en la década de los treinta, el verdadero desarrollo de estos agentes se dio durante la segunda guerra mundial, debido a la gran necesidad de limitar las muertes de los soldados participantes, que solían fallecer no tanto como resultado directo de las heridas recibidas, sino a consecuencia de las infecciones relacionadas. Mecanismo de Acción El ácido fólico es esencial para la síntesis de los ácidos nucleicos y aunque las células de los mamíferos requieren de su obtención por la dieta, las bacterias pueden sintetizarlo a partir de la pteridina y el para-amino benzoato (PABA, ver figura), gracias a la enzima dihidropteroato sintetasa. Esto implica que la inhibición de esta enzima es un blanco farmacológico específicamente dirigido contra las bacterias, que al menos teóricamente no debería afectar al huésped. Las sulfamidas son básicamente derivados de la sulfanilamida, que es un análogo estructural del PABA en el cual el grupo carboxilo es reemplazado por un grupo sulfonilo (SO2 NH2 ). Así pues, las sulfas actúan como antagonistas competitivos del PABA, impidiendo la síntesis de dihidrofolato (ver esquema en página anterior); al no contar con este metabolito, la síntesis de ácidos nucleicos se hace imposible y el desarrollo bacteriano resulta inhibido (efecto bacteriostático). Clasificación La clasificación de las sulfas se basa en su duración de acción, por lo que se tienen representantes de acción corta (sulfisoxazol, sulfametizol; vida media 7 horas), intermedia (sulfametoxazol, sulfadiazina; vida media de 11 a 24 horas) y prolongada (sulfadimetoxina, sulfadoxina; vida media > 24 horas); al haber ciertos agentes con acciones especiales, pueden agregarse como “grupos” a las sulfas de acción gastrointestinal (sulfaguanidina, sulfatalidina, sulfasalazina) y a las de acción tópica (sulfadiazina argéntica; ver Antisépticos y Desinfectantes). La importancia de esta clasificación es muy relativa, toda vez que solo algunos de los agentes mencionados tienen usos clínicos importantes. Farmacocinética Las sulfas pueden administrarse por varias vías, incluyendo la oral, la intravenosa y la tópica. Prácticamente todos los representantes pueden administrarse por vía oral (biodisponibilidad variable; absorción rápida), pero solo algunos suelen utilizarse por vía intravenosa (sulfadiazina, sulfisoxazol, sulfadiazina, sulfametoxazol); la sulfadiazina argéntica es el único agente con usos tópicos relevantes. Representantes como la sulfazalazina tienen una absorción insignificante tras su administración oral, por lo que se usan solo cuando se desea una acción intraluminal en el tracto digestivo (“agentes de acción gastrointestinal”). Las sulfamidas tienen una amplia distribución, lográndose buenos niveles en fluidos como el líquido sinovial, el pleural y el peritoneal, aunque en el líquido cefalorraquídeo la concentración alcanzada puede ser relativamente baja. Estos fármacos pueden atravesar la barrera placentaria. La mayor parte de las sulfas se excreta por la orina, tanto en forma activa como bajo la forma de metabolitos (derivados de procesos de acetilación y conjungación). Como ya se indicó, la rapidez de eliminación de las sulfas es muy variable, con vidas medias que pueden encontrarse en un rango que va desde 4 a más de 200 horas. Espectro Antibacteriano El espectro antimicrobiano de estos agentes bacteriostáticos es muy amplio, pero en realidad no son de primera elección para el tratamiento de ninguna infección, aunque pueden serlo cuando se usan en combinación con otros agentes como el trimetoprim (ver luego). El espectro básico original de estos agentes era sobre todo contra bacterias gram positivas (estreptococos, estafilococos y neumococos), pero la resistencia adquirida es en la actualidad bastante amplia (menor si se usan en combinación). Entre otros organismos sensibles a las sulfamidas se encuentran los siguientes: Especies de Actinomyces, Nocardia e Histoplasma; Bacillus anthracis, Corynebacterium diphteriae y diversos Gram negativos (Neisseria meningitidis, Neisseria gonorrhoeae, Haemophilus influenzae, Haemophilus ducreyi, Bordetella pertussis, Legionella pneumophila, Yersinia pestis, Brucella sp). Además, las sulfamidas son activas contra distintos protozoarios, como el Plasmodium malariae y el Toxoplasma gondii (la sulfadoxina es un importante agente antimalárico, cuando se usa en combinación con pirimetamina,). La resistencia a sulfamidas ha ido aumentando paulatinamente desde su introducción y está dada por múltiples mecanismos, como por ejemplo la disminución de la permeabilidad, la expulsión activa de la célula, las mutaciones en el gen de la dihidropteroato sintetasa y el desarrollo de vías matabólica alternas para obtención de folatos. Efectos Adversos Aunque no suelen ser graves, las reacciones adversas que ocurren con el uso de sulfas son bastante frecuentes. Entre estas se encuentran las reacciones de hipersensibilidad (exantema, fiebre, anafilaxia, etc.) y diversos trastornos digestivos (anorexia, náuseas, vómitos, diarrea). Las alteraciones hematológicas (leucopenia, trombocitopenia, eosinofilia, agranulocitosis) no son frecuentes, pero en los pacientes con déficit de glucosa-6-fosfato deshidrogenasa, existe riesgo importante de que se desarrolle anemia hemolítica. Puede haber alteraciones renales (cristaluria, hematuria, anuria, etc.). Puede haber manifestaciones de neurotoxicidad, como cefaleas, mareos y/o depresión. Aunque la toxicidad hepática de las sulfas es bastante baja, estos fármacos tienen la capacidad de desplazar a la bilirrubina de su sitio de unión en las proteínas plasmáticas, causando un aumento importante de los niveles de bilirrubina libre y por consiguiente un aumento del riesgo de kernicterus en el neonato (encefalopatía tóxica). Por esta razón, no se recomienda usar sulfas durante el embarazo o la lactancia ni tampoco en neonatos y lactantes. Las sulfas pueden potenciar los efectos de los anticoagulantes y de los hipoglucemiantes orales, así como causar un aumento de la toxicidad de los diuréticos tiazídicos, la fenitoína y ciertos agentes uricosúricos. DIAMINOPIRIMIDINAS (TRIMETOPRIM) Las diaminopirimidinas, al igual que las sulfamidas, interfieren en el metabolismo del ácido fólico, pero lo hacen en un paso posterior, impidiendo la transformación de dihidrofolato en tetrahidrofolato, por inhibición de la enzima dihidrofolato reductasa (ver esquema de la primera página). A diferencia de lo que ocurre con la dihidropteroato sintetasa, la enzima dihidrofolato reductasa sí está presente en los mamíferos, pero la afinidad del trimetoprim por la forma bacteriana supera en 3-5 órdenes de magnitud a la que demuestra por la enzima humana. Aparte del trimetoprim, existen otras drogas con el mismo mecanismo de acción, como el tetroxoprim y la pirimetamina Farmacocinética El trimetoprim presenta una buena absorción oral (cercana al 100 %), presentando una muy amplia distribución, pasando incluso la barrera hematoencefálica y placentaria. Su eliminación es básicamente por metabolismo y su vida media es de unas diez horas. Espectro Antibacteriano El espectro antimicrobiano del trimetoprim es amplio y es prácticamente el mismo que el que se ha descrito para las sulfas, con buena acción contra bacterias gram positivas (Staphylococcus sp, Streptococcus pneumoniae, Corynebacterium diptheriae) y ciertas bacterias gram negativas (Haemophilus influenzae; Brucilla; Yersinia enterocolitica; Escherichia coli; Vibrio cholerae; especies de Klebsiella, Salmonella, Shigella y Proteus). Reacciones Adversas Las manifestaciones de toxicidad más frecuentemente reportadas para el trimetoprim son de tipo dermatológico, como por ejemplo la dermatitis exfoliativa. Son también frecuentes los trastornos gastrointestinales (malestar epigástrico, ná useas, vómitos). Las alteraciones hematológicas (trombocitopenia, el ucopenia, anemia hemolítica, etc.) son raras a menos que el paciente presente factores de riesgo previos, como la deficiencia de folatos. El trimetoprim puede ocasionar un aumento moderado y transitorio de los niveles de enzimas hepáticas y de bilirrubina., así como también de los niveles séricos de creatinina. Aunque se reporta neurotoxicidad (cefaleas, depresión, alucinaciones, etc.), estas manifestaciones podrían depender más de la sulfamida asociada. TRIMETOPRIM-S ULFAMETOXAZOL (COTRIMOXAZOL) Esta combinación bloquea la formación de ácido fólico en el microorganismo en dos pasos secuenciales, lográndose así un efecto sinérgico de inhibición de la síntesis de ADN. Aunque en teoría podría usarse casi cualquier sulfa, el sulfametoxazol es el representante óptimo para la combinación con el trimetoprim, toda vez que sus características farmacocinéticas (incluyendo la vida media) son muy similares. Esta identidad farmacocinética no solo es útil para lograr la administración simultánea de los dos agentes, sino que también permite aporta su presentación en el mismo preparado farmacéutico (asociación de trimetoprim y sulfametoxazol en una relación que va de 1:5 a 1:20). Tanto la toxicidad como el espectro antimicrobiano son el resultado de la adición de las características de cada agente individual, pero el riesgo de resistencia es menor. Los usos básicos de esta combinación están dados por el tratamiento de infecciones urinarias (de elección), ciertas infecciones del tracto respiratorio (neumonía, otitis media, bronquitis) u las infecciones por Pneumocystis carinii. PIRIMETAMINA Se trata de un fármaco cuyo mecanismo de acción es el mismo del trimetorpim, esto es, la inhibición altamente selectiva de la dihidrofolato-reductasa, impidiendo la síntesis ulterior de tetrahidrofolato. La pirimetamina tiene una acción lenta, por lo que debe administrarse conjuntamente con otros agentes, como la sulfadoxina, (combinación de elección para el tratamiento de la malaria cloroquina-resistente). BIBLIOGRAFÍA Aparicio P, Rodríguez E, Gárate T, Molina R, Soto A, Alvar J. 2003. Terapéutica antiparasitaria. Enferm Infecc Microbiol Clin;21(10):579-94. Azanza JR, Sádaba B, Mediavilla A, Flórez J. 2003. Quinolonas. Sulfamidas. Trimetoprima. Cotrimoxazol. Nitrofurantoína. Antisépticos. En: Flórez J, Armijo JA, Mediavilla A, ed. Farmacología Humana, 4ta edición. Masson. Barcelona. pp: 1169 - 86. Petri WA. 2001. Sulfonamides, trimethoprim-Sulfametoxasole, Quinoles, and Agents for Urinary Tract Infections. En: Hardman JG, Limbird LE, ed. Goodman & Gilman’s The Pharmacological Basis of Therapeutics. 10th edition. McGraw-Hill. USA. pp: 1171-88. Malgor LA, Valsecia ME. 1999. Quimioterápicos: Sulfonamidas. Nitrofuranos. Derivados de la Naftiridina y Quinolonas. En: Malgor LA, Valsecia ME; Farmacología Médica, p. 46-60. Cátedra de Farmacología. Facultad de Medicina. Universidad Nacional del Nordeste. Pérez-Trallero E, Iglesias L. 2003. Tetraciclinas, sulfamidas y metronidazol. Enferm Infecc Microbiol Clin 2003;21(9):520-9 Yo no soy un hombre inteligente, pero se lo que es el amor Tom Hanks (“Forrest Gump”)