Introducción Las personas son más que una realidad biológica y psicológica, rodeada de misterios que se van desatando con el paso del tiempo y a través de diferentes enfoques y escuelas. Cada persona se construye a partir de las reglas y normas que se rigen de cada sistema familiar al cual pertenece, desde esta perspectiva se jerarquiza el Yo sobre el nosotros construyéndose y reafirmándose a partir de la interacción con el otro. El ser humano por ende es un ser en relación a otros permitiendo una construcción proveniente de la lealtad que se genera hacia el sistema, está a su vez se puede definir como un sentimiento de solidaridad y compromiso que se produce a través de las relaciones entre necesidades y expectativas, así como los pensamientos, sentimientos y motivaciones dentro de cada miembro que conforma el sistema familiar, desde este enfoque se establecen comportamientos o pautas circulares que permiten distinguir las relaciones de merito que se construyen, el identificar las recompensas y las deudas que se generan y la forma de pago de esas deudas nos permiten visualizar las lealtades. De eta forma cada síntoma, cada comunicación, cada interacción se deben entender como formas de expresión de la lealtad y forma de pago hacia el sistema. No se puede concebir a una persona como un elemento aislado, sino que se pueden analizar como sus acciones, comunicaciones, relaciones y síntomas le dan sentido de pertenencia a un sistema y por tanto una función dentro de este. Cada familia establece lineamientos que fomentan la unión y la lealtad entre sus individuos, pero el reconocimiento de las lealtades invisibles dentro del sistema familiar nos permitirá reconocer las obligaciones y fuerzas que nos hacen movernos hacia determinado punto estas a su vez no pueden ser ignoradas (bajo amenaza de expulsión si se transgreden) cada miembro de la familia debe ser respetuoso ante estos vínculos puesto que ellos les permiten crecer. Cada sistema establece que es necesario dar y recibir de manera justa, así cuando un integrante de la familia da un bien físico, económico, social, emocional a otros integrantes espera recibir de igual forma, desde esta perspectiva no se puede dar aquello que no se ha recibido y cada relación implica una forma de establecer justicia entre los elementos, de este modo se puede establecer que cuando a un hijo se le delega alguna misión es porque los padres no pudieron cumplirla por varios motivos y así se envié al hijo delegado a lograrlo, esta lealtad se vuelve problemática cuando las exigencias no son adecuadas a la edad del niño ya que se expone ante situaciones conflictivas de misiones incompatibles opuestas entre los progenitores, al quedar el niño atrapado entre estas lealtades tiene dos opciones de salida la primera es quedar preso de culpa y tener incapacidades para crecer emocionalmente o la segunda es negarlas y huir de su familia. Las lealtades familiares hacen que la familia pase de ser esa unidad que nutre a los niños y la plataforma para entrar en un mundo de responsabilidades y compromisos, de esta forma cabe resaltar que es indispensable que todos los valores adquiridos dentro del seno familiar y los cuidados y el amor brindados es una deuda que debe ser saldada transgeneracionalmente, aquello que el niño recibió de sus padres debe devolverlo cuando sea padre a sus hijos. El proceso de individuación relacional abarca todo el ciclo vital del niño, este proceso va avanzando hacia la vinculación con otros seres humanos. desde este punto de vista se puede identificar tres patrones en las familias: los de atadura, donde se ve el predominio de las fuerzas centrípetas, los de expulsión cuya fuerza centrífuga marca el alejamiento y por último los de delegación que surgen de la interacción de los anteriores