2. ¿Cómo van al baño los astronautas? Unsplash.com Si se trata de expediciones de poco tiempo, utilizan unos pañales especiales conocidos como MAG. Para viajes más largos, las naves tienen baños especiales que son capaces de funcionar en gravedad cero. No absorben los desechos por el agua, sino que funcionan como aspiradoras muy potentes que se deshacen de todo lo que flota en el entorno de la nave. 3. Llorar en el espacio es un verdadero drama Unsplash.com A Chris Hadfield le preguntaron en Twitter si era posible llorar en el espacio. El astronauta respondió que los ojos continúan fabricando lágrimas, pero que éstas se quedan pegadas al lagrimal. De hecho, llegan a picar un poco, pero no se derraman. A menos que se use la mano para secarlas, las lágrimas en el espacio se acumulan pegadas al ojo, formando una bola de líquido que termina desprendiéndose y flotando por ahí. Laika, el perro espacial Expertoanimal.com Laika fue un perro soviético que se hizo famoso por convertirse en el primer animal en viajar al espacio. Laika estuvo a bordo de la nave Sputnik 2 el 3 de noviembre de 1957, día en el que inició su lanzamiento. Sin embargo, esta historia es bastante trágica, pues el animal falleció a las pocas horas de haber sido enviado al espacio debido al nivel de estrés que sufrió en aquel momento. Sueños interrumpidos Unsplash.com Dormir en el espacio exterior supone un reto en si mismo, pues el sol sale y se pone cada 90 minutos, haciendo muy difícil tener un sueño reparador.