Subido por Cristóbal

ENSAYO KANT

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En el presente ensayo se procederá a exponer el corazón de lo que han sido los estudios de
Kant, más específicamente entorno a la Ética kantiana, en donde veremos cómo distintos
conceptos como la buena voluntad, el imperativo categórico, la legislación ética y lo jurídico,
van estructurando dicha teoría que tanto quiere dar a entender, pudiendo llegar a ver
finalmente cómo resulta una especie de guía moral que podría ser útil para nuestras acciones
del día a día.
En primer lugar, debemos hablar de cómo Kant establece como pie inicial el concepto de una
buena voluntad, diciendo que prácticamente cualquier atributo y/o don que podamos poseer
(inteligencia, ingenio, riquezas, salud) serán inútiles y perjudiciales si es que no se posee
dicha voluntad (porque si no, no sería buena).
Kant nos enseña a la buena voluntad como algo puro, algo que debe nacer desde nosotros
(autonomía) y debe ser considerada en sí misma y no en vistas de otros fines o para lo que
ella misma pueda ser capaz de producir (incondicionada), permitiendo que las acciones que
surjan de dicha voluntad sean puramente buenas, y que vaya corrigiendo cualquier influjo
sobre el ánimo, quitando intereses/fines de promedio.
“La buena voluntad no es tal por lo que produzca o logre, ni por su idoneidad para
conseguir un fin propuesto, siendo su querer lo único que la hace buena de suyo y,
considerada por sí misma, resulta sin comparación alguna mucho más estimable que todo
cuanta merced a ella pudiera verse materializado en favor de alguna inclinación.” (P.81
Fundamentación metafísica de las costumbres)
De esta forma, podemos ver que Kant aplica esta buena voluntad como algo necesario para
llevar a cabo nuestras acciones fuera del influjo de las inclinaciones, explicando además que
dicha voluntad debe venir acompañada de una razón práctica que permita realmente
establecer de manera efectiva dicha voluntad, en sí misma y no como un medio.
En segundo lugar, ya establecido el concepto de buena voluntad, Kant va un poco más allá y
lleva esta buena voluntad abarcando el tema del deber y la máxima con contenido moral,
explicando cómo nuestras acciones deberían regirse bajo máximas morales, es decir, realizar
nuestras acciones no por inclinación, sino, por deber, en donde solo de esta forma se da
una máxima con contenido realmente moral.
“Si el desdichado desea la muerte, más indignado con su destino que pusilánime o abatido,
pero conserva su vida sin amarla, no por inclinación o miedo, sino por deber, entonces
alberga su máxima un contenido moral.” (P.87 Fundamentación metafísica de las
costumbres)
De esta forma, podemos ver como Kant va estableciendo las directrices bajo las cuales deben
realizarse las acciones, colocando como requisito la presencia de la noción de deber como el
móvil principal de estas mismas. Sin embargo, esto no llega hasta aquí, de hecho, Kant
presenta dos de los conceptos más predominantes de la Ética Kantiana, los cuales vienen a
ser el imperativo categórico y la ley universal que formalizan, de cierta forma, los
conceptos que hemos venido tratando en este ensayo.
Como nuestras acciones, según Kant, deben estar exentas de inclinaciones y junto a ello todo
objeto de la voluntad, a estas no les queda nada más que ser determinadas objetivamente por
una Ley y entorno a dicha ley es cuando introduce el concepto del imperativo Categórico.
Dicho imperativo, actúa sobre todos los individuos ilustrando una acción necesaria por
sí misma, sin hacer alusión a otro propósito o fin; es decir, una ley práctica, un mandato
incondicionado. Así, la acción es objetivamente necesaria, una acción buena en sí misma.
(Kant luego llama a este imperativo categórico como Ley de la moralidad)
De esta forma, Kant establece esta especie de ley practica para nuestras acciones, pero él
mismo explica que para que este imperativo sea efectivo y aplicable en su totalidad, se debe
llevar todo a un plano universal, de tal modo que, si llegasen a ser dichas acciones
perjudiciales universalmente, aplicadas a mí mismo y al resto de las personas, Kant diría que
uno no debería proceder de tal manera. Por tanto, el imperativo categórico reza: “Obra según
aquella máxima por la cual puedas querer al mismo tiempo se convierta en ley universal”
(P.126 Fundamentación metafísica de las costumbres)
Así, Kant establece esta ley universal a la cual deben aplicarse todas las máximas, donde la
voluntad debe venir dada por su representación, y si esto es así, hará que sea realmente una
buena voluntad. Además, hay que notar como este principio de universalidad considera a la
humanidad como un fin y nunca como un medio, debido a que llevamos nuestra máxima a
un plano universal. De esta forma, yo nunca debo realizar actos de otro modo a menos que
pueda querer ver convertida en ley universal mi acción (Específicamente la máxima), en
donde, por ejemplo, si busco realizar promesas sabiendo que no las cumpliré y luego llevo
esa máxima a nivel universal, veré que se destruirán las promesas y nos estaríamos
contradiciendo derechamente.
Hasta este punto, hemos podido ir analizando los distintos elementos que van conformando
a grandes rasgos esta teoría de ética kantiana, en donde las acciones realmente buenas y
conformes al deber necesitan de una buena voluntad determinada por la razón y que esta
misma esté bajo la representación de la ley anteriormente dicha, permitiendo así que nuestras
acciones puedan llevarse a cabo considerando no tan solo al individuo sino al resto de forma
universal de manera incondicionada.
Finalmente, Kant dentro de todo lo que nos expone, toca 2 conceptos que se vinculan con la
legislación de las acciones y del propio concepto de deber, estas vienen a ser la legislación
ética y legislación jurídica.
Por el lado de la legislación ética, esta se caracteriza por el hecho de que hace de las acciones
un deber como tal, y coloca al deber como un móvil de nuestro arbitrio, es decir, considera a
las acciones como deberes y el principio del deber como un móvil para dichas acciones.
Por tanto, como esta legislación utiliza en su ley el móvil interno de la acción, es decir, el
concepto del deber, convierte a las acciones internas en deberes y solo nosotros somos los
que podemos coaccionarnos a ello, como una especie de auto coacción, viniendo a ser
característico de esta legislación el poder legislar, pero solo internamente.
“La legislación ética convierte (..) en deberes acciones internas, pero no excluyendo las
externas, sino que afecta a todo lo que es deber en general. (…) por eso, porque la
legislación ética incluye en su ley el móvil interno de la acción (idea del deber), cuya
determinación no puede desembocar en modo alguno en una legislación externa, la
legislación ética no puede ser externa” (P.24 Metafísica de las costumbres)
De esta forma, la legislación ética solo legislará de manera interna, ya que solo nosotros
podemos decidir si realizar nuestras acciones conforme al deber o no, y en eso se basa la
ética y la autonomía, el realizar nuestras acciones conforme al deber de manera
incondicionada y totalmente libre, he ahí el poder de la ética.
Por el contrario, la legislación jurídica toma otro rumbo, y es que esta solo puede legislar de
manera externa, porque considera los móviles de las acciones distintos de la idea del deber,
es decir, inclinaciones y aversiones, específicamente en torno a las aversiones, ya que debe
ser una legislación que coaccione, siendo estas las diferencias principales frente a la ética.
“Los deberes nacidos de la legislación jurídica solo pueden ser externos, porque esta
legislación no exige que la idea de este deber, que es interior, sea por si misma fundamento
de determinación del arbitrio del agente y, puesto que ella (…) necesita un móvil adecuado
para la ley, solo puede ligar móviles externos con la ley” (P.24 Metafísica de las
costumbres)
Así, podemos como aquí solo se hacen presentes los deberes externos con su legislación
externa, ya que, como no toma como móvil el propio concepto de deber el cual nadie puede
coaccionarnos, tan solo le queda legislar bajo deberes externos, siendo esta las leyes jurídicas
que comúnmente conocemos.
Kant nos deja un ejemplo con las promesas en torno a estos deberes externos e internos:
“Cumplir una promesa correspondiente a un contrato es un deber externo; pero el
mandato de hacerlo únicamente porque es deber, sin tener en cuenta otro móvil, pertenece
solo a la legislación interior” (P.25 Metafísica de las costumbres)
A modo de conclusión, hemos podido ir analizando los conceptos que, si bien no son todos
los que trata Kant, si son unos de los principales que conforman el corazón de su teoría, y
que, como se ha ilustrado en este ensayo, nos da a entender como Kant busca elaborar una
especie de guía para nuestras acciones, acciones que debemos realizarlas conforme al deber
y de manera incondicionada (imperativo categórico) y siempre haciendo uso de la ley
universal para llevar a prueba las máximas de las mismas, considerando al resto de los
individuos siempre como fines y nunca como medios, e ilustrando finalmente cómo se ligan
estas acciones conforme al deber a una legislación interna (ética), haciendo la gran distinción
con los deberes externos que solo nos legislan de manera externa (jurídicos).
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