Subido por Luis Edgar Casco Centeno

Dignificación de la existencia humana

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Arquitectura y Urbanismo
ISSN: 0258-591X
revista_au@arquitectura.cujae.edu.cu
Instituto Superior Politécnico José
Antonio Echeverría
Cuba
Peñate, Florencia
LUIS BARRAGÁN: DIGNIFICACIÓN DE LA EXISTENCIA HUMANA A TRAVÉS DE LA
BELLEZA
Arquitectura y Urbanismo, vol. XXXI, núm. 1, 2010, pp. 42-51
Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría
Ciudad de La Habana, Cuba
Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=376839858005
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CON CRITERIO/El ARQUITECTO Y SU OBRA
Arquitectura y Urbanismo, Vol. XXXI, No. 1/2010
LUIS BARRAGÁN: DIGNIFICACIÓN DE LA EXISTENCIA
HUMANA A TRAVÉS DE LA BELLEZA
Florencia Peñate
"Para ser modernos de
verdad tenemos antes
que reconciliarnos con
nuestra tradición"
Octavio Paz
En la obra deL arquitecto Luis Barragán, el
primer latinoamericano premiado con el Pritzker,
se destaca su originalidad y maestría para
unificar de manera brillante esa pareja difícil que
forman la tradición y la modernidad, hecho
posible porque su vida profesional estuvo avalada
por una profunda cultura y sensibilidad. Se
aborda no solo la obra arquitectónica del
arquitecto mexicano sino sus trabajos
urbanísticos que ocuparon una gran parte de sus
búsquedas y quehacer creativo y donde alcanzó
reales logros estéticos y funcionales.
Palabras clave: tradición, modernidad, paisaje, color,
urbanizaciones.
This work is about Luis Barragan, mexican
architec, the first latinoamerican has obtained
the Pritzker Price. His creation shows the
originality, hability and talent to meet the tradition
with the modernity, just possible because his life
was plenty of deep culture and sensibility. The
work aboard, not only, his buildings, include too
his urban works where he get important
aesthetics and functional result.
Key words: tradition, modernity, landscape, colour,
urbanisation.
FLORENCIA PEÑATE DÍAZ. Historiadora del arte.
Profesora Auxiliar de Teoría e Historia de la
Arquitectura y Urbanismo en la Facultad de
Arquitectura del ISPJAE. Miembro de la UNEAC.
E-Mail: flor@arquitectura.cujae.edu.cu
Recibido: junio 2008
Aprobado: marzo 2009
Casa Barragán.
El arquitecto mexicano Luis Barragán fue una personalidad singular,
poseedor de una vasta cultura que iba desde el conocimiento propio de
las técnicas de la profesión hasta la literatura y la lengua francesa, la
historia, la etnología, la jardinería, la antropología, la hagiografía hasta
la literatura persa, árabe y magrebí, todo lo cual lejos de ser un obstáculo
para apreciar culturas que en el Occidente, se ven frecuentemente con
la ojeriza del prejuicio, le sirvió para apreciar con una dimensión universal
lo que otros, sin su talento y su capacidad de no dejarse cautivar
fácilmente, convirtieron en localismos estériles. Luis Barragán fue un
mexicano universal, un hombre de una profunda sensibilidad y de una
absoluta coherencia entre pensamiento teórico y la realización de una
obra que le valió en 1980 el otorgamiento del Premio Pritzker, primer
arquitecto latinoamericano que obtenía este galardón equivalente al
Premio Nobel. En 1980, en la entrega del Premio Pritzker pronunció un
memorable discurso donde expuso toda una fundamentación de su
arquitectura que él calificó como autobiográfica.1
Antes de este importante premio, en 1976, el American Institute of
Architects lo había nombrado Miembro, y el MOMA le había organizado
la exposición "The Architecture of Luis Barragán", estos acontecimientos
contribuyeron a consagrarlo a nivel internacional. En este mismo año,
en México, se le otorgó el Premio Nacional de las Ciencias y de las
Artes.
F. PEÑATE
Luis Barragán nació en Guadalajara en 1902 y murió
en Tacubaya en 1988. Procedente de una familia
aristocrática, rica y muy católica, su formación primera
se la dan los maristas y los jesuitas, después se diplomó
en 1923 en la carrera de ingeniero en la especialidad de
hidráulica en la Escuela Libre de Ingeniería de Guadalajara
donde hizo además, cursos complementarios para hacerse
arquitecto, título que por cuestiones administrativas no
obtuvo nunca de forma oficial, no obstante, sus
preocupaciones profesionales siempre estuvieron dentro
del campo de la arquitectura.
Entre 1925 y 1926 viajó por Francia, España, Italia y
Grecia. Asistió a la Exposición Internacional de Artes
Decorativas de París en 1925, lo que le propició ponerse
en contacto con el movimiento de vanguardia de la Escuela
de París, con la obra del pintor y arquitecto paisajista
francés Ferdinand Bac (1859-1952) quien en ese mismo
año había publicado el libro Jardins enchantés con bellas
ilustraciones de los jardines mediterráneos. Este libro de
Bac junto con Les Colombières se publicó en México,
gracias al auspicio del Colegio de Arquitectos de
Guadalajara.2
A su regreso de Europa realizó sus primeras obras
arquitectónicas en Guadalajara: la remodelación de la
casa del licenciado Emiliano Robles León (Casa Robles,
1927-1928); y la construcción de las casas de la señora
Harper de Garibi (1928); del señor Efraín González Luna
(1929); importante intelectual mexicano vinculado a los
grupos de vanguardia en su país y traductor de Marcel
Proust. También las casas de José Arreola Adame
(1929-1931); la de Gustavo Cristo (1929) declarada
monumento en mayo del 2006, hoy sede del Colegio de
Arquitectos de Guadalajara, y la Casa Iteso Clavijero.
Para todas estas casas, así como para otras de
Guadalajara, Barragán diseñó motivos de carácter
geométrico para las puertas, ventanas y barandas
elaboradas en madera, además incorporó el patio interior
como un elemento clave dentro de la composición, pues
para él, el patio debía ser el centro de la casa, hacia
donde se debía volcar la vivienda. En el patio, una
protagonista, la fuente, constante de su composición y
estética arquitectónica. Además, el color en muros y
mosaicos de los pisos, las texturas, el uso de la madera,
expresión todo de nuevas formas de hacer que se
identificarían como el estilo Barragán: casas cerradas,
jardines, patios, espejos de agua, policromía, espacios
íntimos donde se producía una simbiosis genial de la
modernidad con la tradición. Esta es la etapa que se
denomina como la de la Escuela Tapatía de Arquitectura
desarrollada por Barragán junto con sus amigos Ignacio
Díaz Morales, Pedro Castellanos y Rafael Urzúa, al regreso
de su primer viaje a Europa, en la cual son frecuentes,
además, las referencias moriscas en las barandas
torneadas, en los arcos, en los jardines perimetrales de
las casas y en la casa volcada hacia el interior.3 En muchas
de estas obras, como la Casa Cristo, se emplean aleros,
arcos, torres, influencias mediterráneas que desaparecerán
posteriormente.
Casa González Luna, pórtico del jardín.
Casa González Luna, Puerta de Acceso.
1
Aníbal Figueroa Castrejón: El arte de ver con inocencia. Pláticas con Luis Barragán.
Cuadernos Temporales 13, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Azcapotzalco,
México, 1989, pp. 46-82.
2
Ferdinand Bac: Les Colombières; Les jardins encantes, edición original: Louis Conard
Editeur, Paris, Francia, edición facsimilar: Conexión Gráfica, Guadalajara, México.
3
Carlos Petersen: "Luis Barragán por los senderos de la belleza" ( http://cultura.iteso.mx).
Este autor señala tres etapas en la obra de Barragán. La primera la Escuela Tapatía entre
1927 y 1935. La segunda, la funcionalista, alrededor de 1935 y la tercera, de síntesis en
la que priman los trabajos urbanos y de paisaje.
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Casa González
Luna.
Barragán emplea el color en su arquitectura de una forma
inusual en la arquitectura moderna, lo que es un resultado de
las fuentes que nutren su poética: la arquitectura popular
mexicana, con profundas raíces en lo más autóctono. Su
gama de color se centra fundamentalmente, en el "rosa
mexicano", un rosa fuerte, el azul morado, el amarillo, también
el blanco, el anaranjado y el rojo. El color lo emplea en muros
de una manera muy plástica, a partir de grandes planos que
se convierten en protagonistas de la composición en diálogo
con las diferentes alturas, lo iluminado y lo sombrío, las texturas
de la rusticidad de algunos materiales y el agua que con su
rumor acompaña el silencio de los espacios íntimos, de
meditación y de recogimiento que él, como nadie, sabe llevar
a su arquitectura. La obra de este período tapatío se divulgó
entre 1931 y 1935 en tres importantes revistas especializadas
extranjeras Architectural Record, House and Garden y Domus.4
Entre 1931 y 1932 realizó un segundo viaje a Europa, va en
la búsqueda de los jardines que conoció por la obra de Bac.
Visitó La Alhambra y quedó profundamente impresionado por
sus jardines, en especial, el Patio de los Mirtos, por su gran
colorido y las formas escultóricas del agua al salir de los
surtidores de sus fuentes. En este viaje conoció personalmente
al pintor y paisajista Ferdinand Bac con quien entabló una
larga amistad, y en sus espléndidos jardines Les Colombiéres,
encontró el espíritu de armonía, silencio y meditación acordes
con su refinado espíritu. "En mis jardines, en mis casas, siempre
he procurado que prime el plácido murmullo del silencio. En
mis fuentes canta el silencio".5
Les Colombières considerada la obra maestra de Ferdinand
Bac era el reordenamiento de la antigua residencia del filósofo
francés Fouillée, ubicada en la ensenada de Menton (ciudad
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y
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Casa Cristo,
1929.
Sede colegio
Arquitectos de
Guadalajara.
francesa en los Alpes Marítimos), en un terreno abrupto donde
reposan los restos de Bac y de los dueños de la propiedad
que le encargaron su remodelación.
La búsqueda de la armonía era el centro del pensamiento
paisajístico y de diseño de Ferdinand Bac expresada a partir
del ambiente, la línea y el color. Para él un ambiente adecuado
hacía que el hombre quisiera permanecer en un lugar para
descansar y meditar, propiciaba la valoración del sitio, del clima.
Barragán pensaba que en las ciudades modernas se había
perdido la armonía, pues no había una misma voluntad entre
los habitantes, por eso buscaba esa armonía en el interior de
la vivienda.
A través de las líneas, Bac expresaba el diseño de un
jardín, las fronteras entre lo construido y lo ya existente, las
curvas, los desniveles, la geometría, elementos que
estructuraban el espacio. Sus jardines se apartaban de la
monumentalidad de los grandes ejes hausmanianos. Creaba
pequeños ambientes aglutinados alrededor de una fuente, o
un determinado tipo de árbol, los que a la vez podían identificar
un determinado espacio. Para un artista como él, formado en
la Escuela de Bellas Artes, el color era sumamente importante,
lo empleaba de forma rigurosa, primeramente se impregnaba
del color local del mar, del cielo, de la vegetación, a manera de
una inmensa paleta inspiradora y referencial. En la Villa Les
Colombiéres empleó el color sin ningún prejuicio, en su
arquitectura no solo empleó el rojo, sino que usó un color para
cada sala y en el jardín, el color era parte del recorrido, lo que
contribuía a caracterizar los ambientes. En su arquitectura,
Barragán se apropió de esta forma desprejuiciada de emplear
el color, pero sin repetir fórmulas, sino insertándolas en la
tradición mexicana.
F. PEÑATE
Bac, en sus jardines, establecía un juego dinámico entre
llenos y vacíos. En una superficie plantada disponía espacios
vacíos ocupados por fuentes o por rotondas, como en Les
Colombiéres, donde para articular espacios del jardín, dispuso
en primer plano un algarrobo centenario, existente en la
propiedad, sobre una plazuela libre. Otras veces Bac en sus
jardines, creaba masas sobre un espacio vacío. En la Villa
Compiégne dispuso una plantación de álamos sobre lo alto y
una escultura que marcaba el inicio de un camino bordeado de
árboles.
Bac prefería la imperfección, pues para él, la perfección
carecía de alma, traducía estancamiento y no aportaba
emociones ni sentimientos. Esto explica la importancia
concedida a lo pintoresco, lo que se iba perdiendo con el
avance de la modernidad.
En sus jardines Bac creaba perspectivas a partir de
alineaciones de árboles como el ciprés, el álamo y las coníferas
e incluso jarrones. Rechazaba el uso de las plantas exóticas
en el paisaje, pues las consideraba como intrusos. Con estos
elementos creaba espacios siguiendo las líneas naturales,
los desniveles, las fuentes, los obeliscos, los puentes, los
laberintos con setos recortados, los taludes de césped.
Barragán en sus jardines se inspiró no solo en Bac, sino en
los jardines de la Alambra, en esta encontró el misterio de lo
íntimo, de lo que se protege del exterior, el encanto de sus
estanques y fuentes; de Bac el mismo amor y respeto por la
naturaleza, el silencio de sus espacios que permitían al hombre
encontrarse consigo mismo. No importaba si sus jardines
fueran un espacio privado o público. Pero en los jardines del
mexicano, no encontramos ni los senderos ni los desniveles
del terreno ni las glorietas del paisajista francés.
Casa Ortega. El hombre se encuentra a sí mismo en el silencio
de la naturaleza.
Bac y Barragán sostuvieron correspondencia y en una carta
del 27 de diciembre de 1932, el arquitecto paisajista francés
reconoce la asimilación creadora que había hecho el arquitecto
mexicano del arte mediterráneo: "Comprendió usted
admirablemente la renovación del arte mediterráneo que
emprendí en esta costa y la perpetúa con su genio variándola
al infinito. Pues Les Colombières son hijos de la gran tradición
de ustedes y es también a México a quien debemos —a veces
sin percatarnos— formas de este arte adaptadas al clima.
Es una misma familia que se intuyó y se reconoció sin
conocerse de cerca."6
En su visita a Marruecos en el norte africano, Barragán valoró
la capacidad de su arquitectura de adaptarse al clima, con
sus ventanas pequeñas y sus interiores resguardados con un
juego sabio de luz y penumbras, lo que después aparecería
metabolizado en su obra, como la expresión de un concepto:
la casa como refugio y protección de todas las emanaciones
externas desfavorables que le había traído al hombre la
modernidad.
4
Jardines del bosque (1955-57).
1931. Architectural Record, New York, sept. pp.162-164 "Mexican Villas: Luis
Barragán, Architects"
1935. Architectural Record, New York, enero, pp. 33-46, "Recent work of a
mexican architect- Luis Barragán".
1935. Architectural Record, New York, sep. pp. 165-169, "Parque de la Revolución"
5
Discurso de Barragán en la entrega del Premio Pritzker. En: Aníbal Figueroa
Castrejón. El arte de ver con inocencia. Pláticas con Luis Barragán, Cuadernos
Temporales 13, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Azcapotzalco, México,
1989, p. 54.
6
Alfonso Alfaro: "Recintos y límites fugaces. Voces de tinta dormida: Itinerarios
espirituales de Luis Barragán", Artes de México, No. 23, marzo-abril, 1994, p. 55.
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El regreso de Europa implicó una síntesis de elementos de
modernidad y tradición en su lenguaje arquitectónico,
expresada a través de una simplificación presente en la reforma
de la casa familiar la que despojó de su ornamentación
ecléctica, y en las viviendas de los alrededores del Parque de
la Revolución, Guadalajara 1934-1935, último proyecto antes
de su traslado a Ciudad México. Este fue resultado de un
concurso ganado junto con su hermano el ingeniero Juan José
Barragán, y es la primera incursión de Barragán en el diseño
urbano, el que después se convirtió en una práctica habitual
en su obra madura. El diseño sencillo en este proyecto iba
acompañado del uso del concreto coloreado en rojo y amarillo
y una variada herrería. Al referirse a esta obra, Barragán
expresó: "Se eligió el estilo moderno para el diseño del parque
de acuerdo con el derecho que tiene todo arquitecto de
interpretar y desarrollar la arquitectura del tiempo en que vive".7
A inicios de la década del 30 murió su padre, hecho que
junto a la crisis económica del país significó prácticamente la
ruina para la familia Barragán, esto lo llevó a abandonar su
Guadalajara natal y establecer su estudio en Ciudad México,
lo que no significó ningún tipo de ruptura con sus vínculos
físicos y afectivos con esta ciudad. Ya en México, en 1936,
coincidiendo con la época favorable que marcó el ascenso al
poder de Lázaro Cárdenas, comenzó una segunda etapa en
su obra en la que construyó, en colaboración con José Creixell
y Max Cetto, más de veinte edificios de oficinas, la Casa
Estudio Orozco (1939-1940) y casas de apartamentos para
vender o rentar, como el edificio en la Plaza Melchor Ocampo
(1936-1940), el edificio Figueroa Uriza (1940), y el edificio Garza
(1936-1940) donde era evidente la influencia del Movimiento
Moderno en la búsqueda de una pureza de la forma, en la
ausencia de decoración, en los grandes ventanales continuos
hacia el Norte, las ventanas en esquina, los balcones en
voladizo. En el interior, la doble altura, las transparencias, y el
uso de los nuevos materiales como el vidrio y el hormigón
armado; sin olvidar la arquitectura subyacente en las
experiencias visuales de su infancia: el rancho de la hacienda,
las casas de barro con muros planos y encalados, las plazas
porticadas y sombreadas.
Sin dudas, los códigos del Movimiento Moderno influyeron
en la obra de Barragán en cuanto a la depuración del lenguaje
hacia códigos más universales, aunque no compartió el
concepto de Le Corbusier sobre la "casa como máquina para
vivir", pues para él, esto no solo disminuía a la arquitectura,
sino que no ayudaba al hombre contemporáneo ni a combatir
su estrés ni a desarrollar su espíritu. No obstante, esto no
impidió a Barragán reconocer el mérito del arquitecto suizofrancés de haber despojado a la arquitectura del oropel
innecesario, en este sentido, apuntaba: "Tan solo por ese
hecho le perdonaría sus terribles ideas urbanísticas y su
mecanización de lo habitable."8
Posteriormente, el desarrollo de nuevas búsquedas que le
permitieran una mayor creatividad y poder desarrollar una
arquitectura paisajista, lo llevó entre 1940 y 1945 a realizar
negocios inmobiliarios y adquirir terrenos en Tacubaya donde
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y
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construyó la Casa Ortega (1947), definidora de la estética de
Barragán: con espacios de doble y triple altura, una estrecha
relación con la naturaleza, el uso del color, los patios interiores
y la presencia de espacios misteriosos y sosegados a la
manera de los claustros de conventos coloniales, y los jardines
— que a la manera de Bac — otorgaban importancia a la flora
local y lograban un ambiente beneficioso para el hombre
moderno. "Los jardines en casas como las de ciudad de México
son una necesidad funcional porque requerimos de ellos para
recuperar la serenidad que nos ha quitado la vida en una
metrópoli tan grande y tan impersonal como esta".9
En Tacubaya, ciudad de México, construyó su propia casa,
anexa al taller (1947), edificación declarada Patrimonio de la
Humanidad desde 2004, síntesis magistral de la modernidad
y de la tradición, con un jardín interior, propiciador del
recogimiento y del silencio de la oración; con muros que
recuerdan los cuadros de la abstracción geométrica a lo
Mondrián, por su colorido y ortogonalidad. En todas ellas, la
luz y el agua son elementos aglutinadores, mudos y discretos
testigos de sus días finales, vencido por el Párkinson. Esta
casa a lo largo del tiempo había sido transformada por su
autor, con el agregado de nuevos muros, supresión y adición
de ventanas, cambio de color de los muros de la azotea,
espacios abiertos que se cerraron, jardines, en un inicio planos,
Casa Ortega.
F. PEÑATE
que se cubrieron de vegetación, porque según
Barragán: "Una casa nunca está terminada,
es un organismo vivo en constante evolución".10
Entre 1945 y 1952 Barragán se desempeñó
como urbanista e inversionista. Formó una
sociedad con José Alberto Bustamante y
compraron en Ciudad México una extensión
de tres millones de metros cuadrados donde
junto a arquitectos como Max Cetto, Francisco
Artigas, Félix Candela, Fernando Luna, Enrique
Castañeda, Antonio Attolini, José María
Buendía, hicieron la urbanización de Pedregal
de San Ángel. Tres años después en los
terrenos colindantes se fundó la Ciudad
Universitaria de México. Esta era una zona de
lava, resultado de la erupción de varios volcanes
ocurrida hacía unos 6 000 años a.c. Barragán
se entusiasmó con este paisaje y entre 1948
y 1958 se proyectaron unas 800 casas y
extensos jardines con el llamado "estilo
Pedregal" que implicaba un respeto por la
naturaleza al construir jardines entre las rocas
volcánicas, darle valor al sitio, al clima, a la
flora del lugar, a la irregularidad de lo pintoresco
de los ambientes particulares, al uso del color
y de escalinatas. De esta primera etapa de
los Jardines del Pedregal son la Casa López
Prieto (1948-1949) de aspecto exterior austero
y cerrado como las casas al estilo Barragán y
en su interior, abierto hacia el jardín, con mucha
luz y la presencia del agua de la fuente; y la
Casa Max Cetto, también de 1949. En este
proyecto también colaboró con Barragán en
la parte escultórica, el trazado de plazas y el
diseño de rejas y jardines el escultor de origen
alemán Mathias Goeritz, llegado a Guadalajara
en este último año para impartir clases en la
Escuela de Arquitectura de la Universidad de
Guadalajara.
En el proyecto residencial Jardines del
Pedregal de San Ángel (1945-1952) se
conjugaban los códigos de la arquitectura
moderna como las estructuras de concreto,
las losas planas, los grandes ventanales y los
amplios espacios interiores con una armoniosa
relación con el contexto. La zona del Pedregal
era un terreno cercano a la capital, lleno de
piedras volcánicas y una vegetación menor que
se convirtió en una de las zonas de más alto
valor inmobiliario en México. Este inusual lugar
sirvió a Barragán para crear un espacio
diferente dentro de la ciudad donde se integraba
de manera armónica la naturaleza típica del
lugar con lo hecho por la mano del hombre.
Este espacio urbano que debió convertirse en
un patrimonio nacional, a partir de los años
80, y sobre todo en los 90, debido a la incidencia
de la globalización, que echa a un lado los
Casa Barragán. Detalles de la azotea.
Casa Barragán. Vestíbulo.
Casa Barragán. Jardín.
Casa López Prieto 1948-49.
elementos de las identidades nacionales, privilegia los grandes negocios
especulativos y alienta a los depredadores de la ciudad, ha desaparecido
prácticamente toda esta arquitectura insertada en un paisaje, pues apenas
quedan unas sesenta casas, y su lugar ha sido ocupado por una arquitectura
especulativa, anónima, sin valores arquitectónicos ni estéticos.
La experiencia desarrollada por Barragán en la urbanización de Pedregal de
San Ángel (1945-1952) fue un marco apropiado para el desarrollo de espacios
públicos los que al igual que los jardines privados de sus casas invitaban a la
meditación, al recogimiento y al silencio. En este sentido, la urbanización del
7
Barragán: Texto del proyecto. Citado en: Luis Barragán. La revolución callada. Exposición Instituto
Valenciano del Arte Moderno, diciembre 2001- enero 2002.
8
Felipe Leal: "Una tarde en la casa de Luis Barragán", Artes de México, No. 23, marzo-abril, 1994, p.81.
9
Aníbal Figueroa Castrejón. El arte de ver con inocencia. Pláticas con Luis Barragán…. p. 118.
10
Idem, p. 102.
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CON CRITERIO/PATRIMONIO CONSTRUIDO
Pedregal de San Ángel significó para
Barragán "como un santuario contra
la opresión del mundo moderno", por
esta razón, quizás este fuera la obra
más preciada de su extensa carrera.11
Los jardines del Pedregal son
considerados como uno de los
más important es proyectos
arquitectónico-urbanísticos en la obra
de Barragán y de la arquitectura
mex icana del siglo XX. Esta
urbanización, fue el reflejo de una
época de esplendor de la burguesía
mexicana y marcó una nueva etapa
en la obra de este arquitecto en la
cual,
además
del
diseño
arquitectónico son importantes el diseño
urbano y paisajístico. Junto con este
proyecto que lo mantuvo muy ocupado
hasta 1952, realizó otros importantes
trabajos como la Capilla de la Madres
Capuchinas Sacramentarias del
Purísimo Corazón de María y la
restauración del convento Tlalpán
(1952-1955). En el Convento de las
Capuchinas Sacramentarias colocó
celosías de diversas formas y tamaños
que fungían como mediadoras de la
luz coloreada sobre los espacios
interiores, con cruces de esencialidad
geométrica, espejos de agua en el
patio y sobre todo un colorido inusual,
incluido el naranja, color sorprendente
en una obra de carácter religioso.
En 1953 realizó la reforestación y
ordenamiento del parque de la Ciudad
Universitaria de Ciudad de Méjico, y
en 1955 importantes obras como la
Casa Antonio Gálvez en Ciudad de
Mejico, considerada una de sus obras
maestras. Esta casa, a pesar de
guardar similitudes con la Casa
Barragán de Tacubaya, logró ambientes más luminosos y de
mayor colorido.En esta obra como en obras anteriores, está
presente el agua y los espacios íntimos propios de su
arquitectura. Otras obras fundamentales en su carrera
profesinal son el Plan General de Urbanización Jardines del
Bosque, realizado a medias, y la Capilla del Calvario en
Guadalajara, Jalisco (1955-1957).
En 1957 la empresa que desarrollo Ciudad Sátelite, cuyo
diseñador principal fue el arquitecto mexicano Mario Pani, lo
invitó para construir un símbolo que identificara esta
urbanización, trabajo que compartió con el escultor MAthias
Goerit. El resultado fueron las torres triangulares y coloreadas
inspiradas en las torres de diferentes alturas del templo de
San Gimignano en Italia.
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y
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Jardines de Pedregal de San Ángel (1945-1952).
Convento de las madres Capuchinas, Capilla.
En el mismo año 1957, Barragán promovió la fundación de
"Las Arboledas", S.A. en el Estado de México, proyecto
arquitectónico de mobiliario y jardines que con este mismo
nombre se realizó en Atizapán de Zaragoza entre 1959 y 1962,
con jardines para el deporte hípico. En el conjunto estableció
un juego dinámico del agua que cae desde gárgolas rectas en
estanques enmarcados por muros exentos y coloreados a la
manera de los grandes planos de color de la pintura abstracta.
Al igual que Ferdinand Bac, en Les Colombières, Barragán
potencia el efecto de los contrastes de color y el silencio roto
por el rumor del agua.
F. PEÑATE
Entre los años 1964 y 1968 hizo
el Plan General de Urbanización
Los Clubes en Atizapán de
Zaragoza, lugar donde se destacan
la Fuente de los Amantes y las
Cuadras de San Cristóbal (196768), esta última hecha junto con
su discípulo Andrés Casillas, en la
Casa Folke Egerstom (1967-1968),
considerada entre sus grandes
obras. Barragán compartía con esta
familia la afición por el deporte
hípico. El caballo, símbolo de fuerza
y elegancia era un animal que
Barragán había aprendido a amar
en la hacienda familiar. El deporte
hípico era un tema presente en su
biblioteca, además él pertenecía
al Club Hípico Francés.
Torres Ciudad Satélite.
Las Arboledas, acceso, 1959-1962.
Las Arboledas, 1957.
11
Las Arboledas, acceso peatonal.
Arturo García Hernández: "Documentan el origen, esplendor y ocaso arquitectónico
del Pedregal" http://www.jornada.unam.mx/2006/08/10.
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CON CRITERIO/PATRIMONIO CONSTRUIDO
Los
Clubes,
1963.
Cuadras de
San
Cristobal,
acceso al
patio.
Cuadras
de San
Cristobal,
Fuente
(1967-68).
Cuadras
de San
Cristobal
Cuadras
de San
Cristobal,
Entrada.
50
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y
U r b a n i s m o
En las Cuadras de San Cristóbal, el agua y los coloridos
muros, cortados y perforados son los protagonistas de una
obra madura, que habla de que para Barragán ningún tema era
menor. Esta es una obra de un gran impacto visual, una obra
que cuando se ha visto, jamás se olvida. Sus espacios
minimalistas aluden los espacios sorprendentes e inquietantes
de la pintura metafísica de Chirico de la segunda década del
siglo XX, a los cuadros abstractos de la segunda posguerra, y
constituyen una síntesis magistral de la obra de Barragán.
Entre 1964 y 1965 junto con el arquitecto Juan Sordo
Madaleno desarrolló el proyecto de la Ciudad de Lomas Verdes,
residencial al norte de Ciudad México, para veinte mil unidades
F. PEÑATE
habitacionales y cien mil habitantes. En los años 70 diseñó
dos importantes obras, la Casa Francisco Gilardi Rivera (19761977) y la casa Bárbara Meyer (1978-1981). La casa Gilardi
es una de sus viviendas más importantes, por ser una especie
de síntesis de todas sus búsquedas y preocupaciones
arquitectónicas en cuanto al uso del color (blanco, rosa, rojo,
azul, amarillo) en los muros cortados y escasamente
perforados, el dinamismo de volúmenes, las texturas, el papel
de la luz, los espejos de agua, la doble altura y la secuencia
espacial. Ubicada en un terreno de once metros por treinta
entre medianeras, su fachada presenta un zócalo de madera
y pizarra negra y en su interior, un pasillo nos lleva al comedor
hasta donde llega la luz filtrada desde el patio interior en el
cual la pared azul del fondo y un muro exento de color rosa se
reflejan pictóricamente en la piscina.
Casa
Casa Gilardi,
Gilardi, comedor,
comedor, (1976-1977).
(1976-1977).
Casa
Casa Gilardi,
Gilardi, Patio
Patio
Casa
comedor,años
(1976-1977).
EnGilardi,
los últimos
de su vida hizo el Faro del Comercio
en Monterrey, Nuevo León, realizada entre 1981 y 1984,
columna roja que se levanta desafiando las montañas vecinas
y la torre de la iglesia, y recibió importantes reconocimientos,
sobre todo en el extranjero. En 1984 la American Academy
and Institute of Arts and Letters de New York lo nombró Miembro
Honorario. En 1985 Guadalajara le otorgó el Premio Jalisco y
su obra se expuso en el Museo Rufino Tamayo de Ciudad de
Méjico. En 1987 la Universidad Autónoma de Guadalajara le
otorgó el Doctorado Honoris Causa y organizó una exposición
retrospectiva de su obra. Posterior a su muerte, ocurrida el 22
de noviembre de 1988, se montó en 1992 la primera exposición
completa de su obra en la Ciudad de México. En 1994 y 1995
se llevó una gran exposición de su obra a Madrid y a Lisboa,
respectivamente, y después se presentó en Ciudad de Méjico.
Esta fue la última ocasión en que se vio la obra de Barragán en
México. Posteriormente, entre fines del 2001 y enero del 2002,
con el título "Luis Barragán. La Revolución callada", el Instituto
Valenciano de Arte Moderno, (IVAM), hizo una importante
exposición de su obra, acompañada de un catálogo con textos
de Kenneth Frampton, Federica Zanco, Ricardo Legorreta,
Tadao Ando y Alvaro Siza, además de un ciclo de conferencias.
En el 2004 la Escuela Politécnica Federal de Lausana con
el título "Paisajes interiores en los jardines de Ferdinand Bac
y Luis Barragán", mostró al público la vasta obra del arquitecto
mexicano. Pero a partir de 1995 no se ha vuelto a ver ni en
México ni en ningún otro país latinoamericano la obra del
arquitecto Barragán. ¿Cuál es el motivo de esta penosa
ausencia? La respuesta es tan sencilla como triste. Al morir
Barragán y no dejar herederos su papelería que debió pasar a
formar parte del fondo patrimonial de los mexicanos, fue a
parar a manos de coleccionistas privados y extranjeros que
han creado a través del patronato del Museo Vitra, situado en
Basilea, Suiza la Barragán Foundation la que está a cargo
de más de la mitad del archivo Barragán que consta de
13 500 dibujos de los diferentes proyectos, realizados o no;
7 500 fotografías; 3 500 negativos, 7 800 diapositivas; 82 paneles
fotográficos, y más de 200 publi-caciones
con la obra del arquitecto. Además, a
partir de 1997 se incluyó en este fondo
privado, todo el material fotográfico de
Armando Salas Portugal quien durante
casi cuarenta años fue el fotógrafo de la
obra de Barragán.
Los directivos principales de la
Barragán Fundation son la pareja formada
por la arquitecta italiana Federica Zanco
y su compañero Rolf Fehlbaum, un
empresario de origen suizo Presidente
de la Empresa Vitra, quienes en una visita
a México descubrieron la obra de
Barragán y se interesaron por ella. A partir
de 1997, nadie que no sea la "Barragán
Fundation" puede, sin previa autorización,
difundir dibujos o documentos de la obra
de Barragán.12
Por suerte para los mexicanos, fuera
del control de esta fundación, quedan
todavía algunas obras amparadas por la
Fundación de Arquitectura Tapatía (FAP), además el actual
Museo Barragán (su casa en Tacubaya) declarada monumento
artístico en 1988 por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA),
y patrimonio nacional en 1992.
Acontecimientos lamentables como estos hablan de la
necesidad de que los gobiernos latinoamericanos tracen
políticas de conservación del patrimonio que los proteja de los
mercaderes siempre alertas de las posibilidades de lucrar con
la cultura que es patrimonio de los pueblos, y para poder
combatir la tendencia a la comercialización con nuestros valores
patrimoniales que laceran nuestra identidad, consecuencia de
la implantación del neoliberalismo en nuestro continente, y
de la cara fea e inconveniente de la globalización.
Imágenes procedentes de Aníbal Figueroa Castrejón. "El arte de ver con inocencia. Plática
con Luis Barragán". Ediciones Cuadernos temporales 13, Universidad Autónoma
Metropolitana, Unidad Azcapotzalco, México, 1989.
12
Boletín de Arquitectura, México, No. 256, septiembre, 2007; No. 260, 12 de
enero, 2008. (http://arq.com.mx ).
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