Clínica Psicopedagógica: espacio de construcción intersubjetiva Lic. Patricia A Dhers Cuando hablamos de Psicopedagogía Clínica, no circunscribimos el enfoque clínico a un solo ámbito, ya que puede insertarse en variados contextos: educativo, salud, laboral, judicial, recreativos, adultos mayores; y también en el ámbito privado. El trabajo en el consultorio privado, no está fuera del paradigma que hemos presentado. Laboralmente, el título de Psicopedagogo habilita para el ejercicio de la profesión en el ámbito público y privado, donde la formación brindada por la Universidad capacita para asumir el ejercicio profesional de la psicopedagogía practicado en forma independiente1. ¿De qué hablamos cuando decimos “Clínica”? Nos referimos a una manera diferente de mirar y pensar2 al Sujeto y a los Aprendizajes. Mirada particular sobre ese Sujeto único, que, con su forma singular de comprender el mundo, aprende; cualquiera sea su edad, su inserción institucional, su condición social, cultural y familiar; cualquiera sea el ámbito en que, como profesionales, nos encontremos con ese Sujeto. Al mismo tiempo, esta postura conceptualiza los Aprendizajes en sus múltiples dimensiones3. Un abordaje desde la clínica, implica posicionarse frente al paciente “haciendo equilibrio sobre la red o entramado teórico” 4 con una postura transdisciplinaria, en diálogo 1 Puede plantearse un conflicto de intereses cuando el mismo profesional se desempeña simultáneamente en lo público y lo privado, por ejemplo, si como miembro de un Equipo de Orientación Escolar admitiera como paciente a un alumno, no estaría ejerciendo de manera prudente, ética y responsable su profesión. En las Provincias que ya cuentan con Colegio de Psicopedagogos, el desempeño profesional está regulado en este aspecto. En Buenos Aires, donde aún no existe la colegiatura, queda bajo nuestra responsabilidad tomar conciencia de ello. Por esto el psicopedagogo debe ejercer la profesión con honestidad, responsabilidad, ética; guardando el secreto profesional, y la confidencialidad de la información; profundizando los conocimientos para mantener actualizada su formación académica (cursos, posgrados). Además, debe cumplir con una serie de disposiciones legales y tributarias; registro en el Ministerio de Salud, pago de impuestos (ingresos brutos, monotributo), diferentes formularios requeridos por las obras sociales. 2 ALBACETE, Alejandra “La clínica psicopedagógica: posicionamiento y práctica” Ficha de cátedra. 3 LOZANO, Natalia “Introducción a las dimensiones de los Aprendizajes de Lucio Cerdá. Ficha de cátedra. 4 DHERS, Patricia “Psicopedagogía en la complejidad” Ficha de cátedra. permanente con otros campos del saber; pensando que ese paciente se constituye como Sujeto en el vínculo con otros (padres, familiares, el propio psicopedagogo, docentes, pares, etc.). Asimismo, es una forma diferente de darle protagonismo al Sujeto, permitiéndole conocerse a sí mismo y conocer su forma de relacionarse con el mundo. Simultáneamente, el psicopedagogo también se posiciona frente a los Aprendizajes considerándolos como un proceso complejo, teniendo en cuenta las cuatro dimensiones planteadas por Lucio Cerdá: dispositivos básicos del aprendizaje, actividad neuronal epigenética, funciones cerebrales superiores, dimensión del psiquismo significante5 Es en ese espacio de intercambio con el otro, y como producto de la socialización que se constituye la subjetividad: “el andamiaje de sentido que hace a todo individuo convertirse en humano e integrarse al mundo”6. Al mismo tiempo, tanto el paciente como el psicopedagogo van construyendo sus aprendizajes, con su manera particular, individual y única; ambos “SON”, más allá de todas las dificultades que se planteen. Ellos supieron escuchar Carlos y Gudrun Lenkersdorf habían nacido y vivido en Alemania. En el año 1973, estos ilustres profesores llegaron a México. Y entraron al mundo maya, a una comunidad tojolabal, y se presentaron diciendo: —Venimos a aprender. Los indígenas callaron. Al rato, alguno explicó el silencio: —Es la primera vez que alguien nos dice eso. Y aprendiendo se quedaron allí, Gudrun y Carlos, durante años de años.7 5 Ibídem 3 CERDA, Lucio “Avatares de los aprendizajes” (2009) 7 Eduardo Galeano, Los hijos de los días, marzo 17. 6 El espacio intersubjetivo En el espacio intersubjetivo, el vínculo entre el Sujeto con dificultad para aprender y el Psicopedagogo parte de la necesidad del paciente y se entrelaza con los deseos, representaciones, comportamientos de ambos; permitiendo generar respuestas ante las necesidades; (formas de aprender) resignificando el mundo que los rodea. “Por lo tanto, cada sujeto desde su propia constitución subjetiva hará una lectura de la realidad y sus experiencias en el mundo, otorgando un significado, un valor, una tonalidad afectiva que puede favorecer, dificultar o simplemente acompañar sus aprendizajes durante toda la vida. Nuestro cerebro atribuye significaciones en forma permanente. (Changeux y Ricoeur, 2001)”8 Formas de aprender que para el Psicopedagogo significan incorporar nuevos conocimientos sobre sí mismo y sobre su práctica. El Psicopedagogo, ocupa un lugar en el que articula dos miradas distintas, una de ellas centrada en el Sujeto que aprende (sustentada en su caja de herramientas) para analizar el aprendizaje en todas sus dimensiones, y simultáneamente una mirada crítica sobre sí mismo, para considerar su propia implicancia en el tratamiento y las reacciones emocionales conscientes o inconscientes que su propio psiquismo significante ejerce.9 Por ejemplo, ante la solicitud del coeficiente intelectual del paciente la primera reacción podría ser pensar que un número no representa al Sujeto en su totalidad, entonces, además del CI, realizaríamos un informe completo describiéndolo en todas sus relaciones con los objetos de conocimiento y el mundo que lo rodea. En relación a la propia implicancia, está ejemplificada en el caso que se relata al final de este capítulo, cuando se debió considerar el alta de la paciente. 8 Ibídem 6, pág. 10. “(…) el término significante es tomado en su acepción de acción: el psiquismo, sostenemos, ejerce constantemente la acción de significar, de dar sentido a lo que le rodea incluyendo aquello que es reconocido como propio e “interior durante toda la vida. ”Lucio Cerdá citado por LOZANO, Natalia. Ibidem 3 9 Encuentro de Subjetividades PACIENTE DESEOS, REPRESENTACIONES, COMPORTAMIENTOS RESIGNIFICAR el mundo que los rodea PSICOPE DAGOGO La subjetividad del Psicopedagogo El principal instrumento de trabajo del psicopedagogo es su propia subjetividad, su historia vital como aprendiente, sus características de personalidad y por supuesto su formación, por lo que es fundamental no sólo la preparación teórica, sino también el conocimiento de uno mismo. La capacidad creativa de cada Psicopedagogo permite ir eligiendo diferentes recursos según los objetivos de trabajo que se planteen (preventivos, diagnósticos, terapéuticos, orientadores, educativos). Indagar, explorar, conocer y reformular diferentes estrategias para... RUBINSTEIN, Edith (1999)10 Al referirnos a la subjetividad del psicopedagogo, tal como lo señala Marina Müller (1994)11 estamos pensando en la historia personal, lo que cada uno no sólo vivió, sino también lo que escuchó sobre sí mismo y su familia. RUBINSTEIN, Edith (comp) “Psicopedagogía: uma prática, diferentes estilos”, Sao Paulo, Casa do Psicólogo, 1999. 11 Müller, Marina. “Aprender para ser: Principios de la Psicopedagogía Clínica” Ed. Bonum, Buenos Aires, 1994. Capítulo 1. 10 Pensamos en las identificaciones con quiénes fueron significativos para nosotros, que nos permitieron construir nuestra personalidad. En las intenciones (conscientes e inconscientes) que nos motivaron a elegir esta profesión. En nuestra propia trayectoria escolar – en todos sus niveles – y en nuestra formación académica como psicopedagogos. Conocernos a nosotros mismos en profundidad, será el punto de partida para poder reconocer en la tarea clínica con los pacientes su incidencia en el espacio intersubjetivo. También el encuentro con los pacientes influye en la relación que el Psicopedagogo tiene con el mundo; en cada sesión atribuye significados sobre sí mismo, su tarea, su vida en general. Para ilustrarlo, traigo a colación otra experiencia; con un paciente que tenía un marcado déficit intelectual, pero que dibujaba estupendamente, hasta el más mínimo detalle, personajes de dibujos animados, figuras humanas, paisajes, etc. Un día llega a sesión con el cuaderno de clase para mostrarme un dibujo, sobre el ciclo del agua, en el que había una nota señalando que el dibujo había sido realizado por la Psicopedagoga. Me sentí muy molesta, y pensé se estaba subestimando al niño. En el momento, y para favorecer su autoestima, recorrí el dibujo con el niño, quién me fue explicando todo el ciclo, para después poder contárselo a su maestra. Más tarde, en mi propio espacio terapéutico, pude reconocer que esta situación me movilizó, porque pude ser consciente de otra escena que se anudaba a mi infancia. El encuentro intersubjetivo que se genera en el contexto del consultorio, produce modificaciones en las subjetividades de ambos participantes; está en manos del Psicopedagogo poder reconocerlas y evitar que interfieran en el tratamiento del paciente, pero al mismo tiempo reconocer su existencia permite que la conexión con el paciente sea más auténtica, y pueda desarrollarse la confianza necesaria para jugar y crecer en esa zona intermedia que según Winnicott12 (2008) debemos cuidar, para el paciente y para nosotros. Porque los psicopedagogos también aprendemos en cada encuentro. Como dice Winnicott en la dedicatoria de su libro Realidad y Juego “A mis pacientes, que pagaron por enseñarme”. 12 WINNICOTT, D.W. “Realidad y Juego” (2008) Alejandra y su “cazo” Muchas veces el peso del diagnóstico médico cae en el extremo de creer que toda perturbación en el aprendizaje implica una patología13. Durante la entrevista de ADMISIÓN14 su mamá mostró su preocupación por contar con un diagnóstico firmado por un médico o psicopedagogo (era prioritario para gestionar un certificado de discapacidad). Frente a estas problemáticas los psicopedagogos muchas veces nos preguntamos: ¿Y ahora cómo sigo? ¿Cómo manejo esta situación? ¿Qué hago frente a esta solicitud de CI15 para tramitar el certificado de discapacidad?. Ante la ansiedad que provoca no poder establecer una relación entre nuestros conocimientos y nuestra praxis, buscamos un espacio de SUPERVISIÓN. Recurrimos a esa persona con mayor experiencia, no para encontrar la receta mágica, sino para repensar de manera conjunta: hipótesis, reorientar la escucha y la mirada psicopedagógica, y/o hacer visibles valoraciones o imaginarios que pudieran estar influyendo en nuestra práctica. “La teoría permite encontrar ulteriormente las palabras para explicar lo que ocurrió en una situación que abarca el inconsciente del analista y de su paciente” Maud Mannoni16 Analizando con la supervisora la entrevista observamos que habían transitado por una serie de profesionales (psicólogos y psicopedagogos), quienes aplicaron todos los tests conocidos para realizar una valoración psicométrica. Ante el resultado de dichas pruebas y comprobando efectivamente su coeficiente intelectual, se solicitó a la familia una serie de estudios médicos y neurológicos. Cada profesional trabajó desde su especificidad, perdiendo de vista que se trataba de un ser humano que estaba sufriendo, sin posibilidad de crear espacios de intercambio entre los profesionales. CERDA, Lucio “Avatares de los aprendizajes” (2009) Puede ampliar este tema en el apéndice de la ficha de cátedra: La clínica psicopedagógica: posicionamiento y práctica” de Alejandra Albacete 15 Coeficiente intelectual 16 En FERNANDEZ, Alicia. “Poner en juego el saber” (2002) 13 14 En ese contexto llega Alejandra al consultorio, siendo “un caso” de muchos profesionales, como “Lorenzo y su cazo”17, arrastrando una gran carga a cuestas. Esta modalidad de trabajo asociada al paradigma médico imperante hasta hace unos años no da cuenta de la interdisciplinariedad. No tiene en cuenta que cada una de las disciplinas por sí mismas – como si fueran compartimientos estancos – no alcanza para comprender la problemática del paciente y de su familia. Así se pone en juego para el psicopedagogo el desafío de cruzar los límites de las disciplinas tradicionales ante la necesidad de colaborar entre todos los especialistas para lograr una mirada del paciente como un ser en su totalidad. “Es ese no saber, el desconocimiento, el que produce e invoca la interdisciplina con el objetivo de construir y habitar un nuevo saber no sabido todavía por nadie, por ningún profesional y por ninguna disciplina. Hay que construirlo e inventarlo en el devenir y la problemática que cada niño nos presenta”. Esteban Levin18 Mientras transcurría el proceso de DIAGNÓSTICO la carga comenzó a “ser menos pesada” y permitió emerger a la verdadera Ale, quien mediante juegos pudo poner en escena miedos, dudas, algunos secretos; creando entre paciente y Psicopedagoga un espacio de intersubjetividad. Como lo expresa Alicia Fernández19: “El sujeto se sitúa siempre en diversos «entres», pero a su vez los construye como lugares de producción y lugares transicionales. Nombraré algunos de estos entres: Entre la responsabilidad que el conocer exige y la energía deseante que surge del desconocer insistente. Entre la certeza y la duda. Entre el jugar y el trabajar. Entre el sujeto deseante y el cognoscente. Entre ser sujeto del deseo del otro y ser autor de su propia historia. Entre la alegría y la tristeza. Entre los límites y la transgresión.” 17 18 19 CARRIER, Isabelle. Cuento “EL CAZO DE LORENZO” en www.youtube.com LEVIN, Esteban. “Cuando la interdisciplina no existe” FERNANDEZ, Alicia. “Los idiomas del aprendiente” (2007) En todos éstos “entres” fue parte de la labor psicopedagógica hacer visible durante el TRATAMIENTO, el perfil cognitivo particular de esta adolescente encuadrado en la categoría diagnóstica de déficit intelectual 20 También fue parte de la tarea habilitar un espacio “entre profesionales de la salud” a veces por medio de comunicaciones telefónicas, otras mediante informes psicopedagógicos, al neurólogo y luego a la genetista a partir de los cuales transmití la sospecha de una patología genética, que una vez confirmada permitió la obtención del certificado de discapacidad. Otra intervención fue con la escuela a la que concurría, inicialmente con el Equipo de Orientación Escolar de Primaria y luego con la Orientadora Social de la Escuela Secundaria a los efectos de dar a conocer su perfil cognitivo, es decir, la forma en que se relacionaba con los objetos de conocimiento. Pero Ale no sólo era una “alumna”. También fue importante trabajar con su familia que la cuidaba (sobreprotegía) en exceso, para otorgarle mayor autonomía e independencia en su vida cotidiana. El gran paso fue comenzar a viajar sola desde su casa al consultorio, aunque al principio su mamá la llevaba hasta el colectivo y Ale debía llamarla al llegar a la parada de destino y al consultorio. Finalmente Ale, que había sido “medida como deficiente, con un CI de 52 puntos” (diagnóstico que incidió su estructuración subjetiva y su desarrollo), a partir de saber que “sí podía” construir, pensar, imaginar, viajar, hacer y decir; logró terminar sus estudios en escuela primaria y secundaria básica “común”, y también dar cuenta de sus otros aprendizajes: manejar dinero, viajar sola en colectivo o tren, realizar las tareas del hogar mientras su mamá trabajaba, atender a sus hermanitos menores. Por otra parte en el espacio de supervisión antes de efectivizar el ALTA, pensamos en acompañarla en el proceso de inserción en la escuela laboral21. DHERS, Patricia “Psicopedagogía en la complejidad” Ficha de cátedra. En la Provincia de Buenos Aires, la Escuela de Formación Laboral pertenecía a la modalidad de Educación Especial, matriculando a los jóvenes egresados de noveno año (con o sin integración en escuela común). En la actualidad, (a partir de la sanción de la ley nacional de educación -26206- y la ley provincial -13688- que 20 21 Decidir el alta definitiva fue difícil, porque luego de pensar y repensar la situación junto a mi supervisora, descubrí que en realidad no se trataba de una dificultad de la paciente (ni siquiera un conflicto para ella), sino que se conectaba directamente con mi propia historia y mis miedos, lo que me impedía valorar la situación en su justa medida, por lo cual mi actitud de sobreprotección estaba impidiendo que Alejandra lograra la autonomía necesaria para continuar con su camino. De esta manera, el psicopedagogo y el supervisor construyen en el espacio intersubjetivo interrogantes, que dan lugar a un conocimiento más profundo acerca del paciente y acerca de la práctica psicopedagógica. Encuentro de Subjetividades SUPERVISOR Ser AUTOR de nuestra práctica, Construir un ESPACIO DE PRODUCCIÓN de conocimiento RESIGNIFICAR el mundo que los rodea PSICOPEDAGOGO De alguna manera, después de una supervisión concluimos con mayor cantidad de interrogantes de los que comenzamos, pero enriquecidos en este espacio intersubjetivo. Al igual que nuestros pacientes en el espacio de la consulta, nosotros en el espacio de supervisión somos autores de nuestra práctica, y lo más importante es que construimos un espacio de producción de conocimiento no para nosotros mismos, sino un lugar que produce transformaciones en nosotros y en los que nos rodean. prevén la inclusión e inserción social de las personas con necesidades educativas derivadas de la discapacidad) la educación secundaria en esta modalidad estará a cargo de los Centros de Formación Integral para adolescentes, jóvenes y adultos. BIBLIOGRAFÍA CARRIER, Isabelle. Cuento “EL CAZO DE LORENZO” en www.youtube.com CERDA, Lucio “Avatares de los aprendizajes. Sus dimensiones y trastornos. Una perspectiva multidisciplinaria.” Miño y Dávila, 2009 FERNANDEZ, Alicia. “Los idiomas del aprendiente” Análisis de modalidades de enseñanza en familias, escuelas y medios. Nueva Visión, 2007 FERNANDEZ, Alicia. “Poner en juego el saber. Psicopedagogía: propiciando autorías de pensamiento”. Nueva Visión, 2002. LEVIN, Esteban. “Cuando la interdisciplina no existe” en www.lainfancia.net MÜLLER, Marina. “Aprender para ser: Principios de la Psicopedagogía Clínica” Ed. Bonum, Buenos Aires, 1994. Capítulo 1. RUBINSTEIN, Edith (comp) “Psicopedagogía: uma prática, diferentes estilos”, Sao Paulo, Casa do Psicólogo, 1999 WINNICOTT, D.W. “Realidad y Juego”. Gedisa Editorial, 2008.