Adaptación curricular individualizada (ACI) Programa adaptado a las necesidades de un alumno con necesidades educativas específicas mediante la supresión, reformulación o adición de contenidos y objetivos escolares específicos. En su elaboración participan tanto el profesor tutor, el profesor de educación especial y el psicopedagogo/a del EAP (equipo de asesoramiento psicopedagógico), junto con otros especialistas, como por ejemplo el logopeda. Esta adaptación debe mencionar las ayudas materiales y personales de que dispondrá el alumno para su escolaridad. Debe revisarse periódicamente (cada ½ año aproximadamente) y ajustar el contenido de la ACI a la evolución y necesidades del momento. Con el tiempo, y si el progreso del alumno así lo aconseja, se puede retirar la ACI. Unidad de adaptación curricular (UAC) Los alumnos integrados en una UAC también requieren una adaptación curricular individualizada similar a las ACI. Las UAC aparecen normativamente por primera vez en una resolución de la Generalitat de Cataluña, de fecha 19 de junio de 1997. Se trata de agrupaciones específicas de alumnos que ya eran práctica común en los institutos de secundaria y son los propios centros escolares los que reclaman su regulación a la administración educativa. La administración accede después de hacer el seguimiento de algunas experiencias bastante exitosas. Esta práctica consiste en que, para aquellos alumnos para los que se prevé o se tiene conocimiento de su dificultad para compartir los créditos comunes con el resto de su grupo-clase, se les ofrece la alternativa de adquirir los contenidos básicos y compensar sus carencias, mediante la participación en grupos reducidos (ratio máxima: 15 alumnos) en un crédito interdisciplinario de carácter más manipulativo (una de las condiciones es que deben disponer de espacio físico especialmente asignado para ellos en el centro). A menudo, este crédito es un proyecto de taller. Las UAC son de tipología muy heterogénea, y aunque el deseo o la utopía sería que estos alumnos pudieran ser atendidos en las aulas ordinarias –pues se trata de una segregación del alumnado que nunca es deseable– la realidad de los centros educativos lo lleva a considerar aún un recurso necesario que tiende a aumentar.