DICTÁMENES 2003 DICTAMEN 112 / 2003 Materia sometida a dictamen: Reclamación en materia de responsabilidad patrimonial de la Administración derivada de la asistencia sanitaria prestada en el Hospital Clinico de Zaragoza. ANTECEDENTES: Se deducen del contenido del dictamen. CONSIDERACIONES JURÍDICAS I.- Se reitera la doctrina contenida en la consideración jurídica I del dictamen 6/03. II.Al haberse transferido a la Comunidad Autónoma los bienes, derechos y obligaciones del Instituto Nacional de la Salud (R.D. 1475/2001, de 27 de diciembre), en uno de cuyos Centros hospitalarios ocurrió el hecho del que se pretende derivar la responsabilidad patrimonial de la Administración, las obligaciones nacidas de la asistencia sanitaria prestada en el Hospital Clínico Universitario “Lozano Blesa” de Zaragoza al hijo de la reclamante, M. M. M., entre las que lógicamente está el hacer frente, en su caso, a la responsabilidad patrimonial emanada de dicha asistencia sanitaria, deben ser asumidas por la Administración a la que le ha sido traspasado el servicio, aunque el hecho presuntamente determinante de la responsabilidad se produjo cuando las competencias sanitarias en la materia de referencia estaban atribuidas al mencionado Instituto, ante el cual se formuló la reclamación, y ha sido este Instituto el que, en parte, ha instruido el procedimiento hasta la efectividad de la transferencia, con entrega del expediente, por lo que compete la resolución del procedimiento, para su terminación, a la Administración de la Comunidad Autónoma (en concreto al titular del Departamento de Salud, Consumo y Servicios Sociales, por aplicación de lo dispuesto en el artículo 25 de la LPGA), criterio sustentado reiteradamente por esta Comisión Jurídica (por todos el Dictamen 143/2002, de 22 de julio), concordante con la jurisprudencia del Tribunal Supremo (SS. de 6 de mayo de 1997 y 10 de febrero de 2001). III.- Esta Comisión, a la vista del expediente remitido, en el que documentalmente constan las actuaciones habidas en la instrucción del procedimiento, correctamente efectuadas, ha de pronunciarse acerca de si procede o no estimar la reclamación de indemnización económica de la Sra. M. F. por los daños que estima producidos (muerte de su hijo y daños morales causados 1 COMISIÓN JURÍDICA ASESORA DEL GOBIERNO DE ARAGÓN a ella y a su esposo) que atribuye a la asistencia sanitaria prestada en el Hospital Clínico Universitario “Lozano Blesa” de Zaragoza a su hijo M. M. M.. Por mandato del artículo 12.2 del texto reglamentario, aprobado por el R.D. 429/1993, anteriormente mencionado, se ha de concretar específicamente en este Dictamen, si procede entrar a considerar las cuestiones de fondo, sobre la existencia o no de relación de causalidad entre el funcionamiento del servicio público y los daños padecidos por el hijo de la Sra. M. F. con resultado de muerte, y, con valoración, en su caso, del daño causado y la cuantía y modo de la indemnización, considerando los criterios legales de aplicación. En el Derecho español vigente y en relación con la institución de la responsabilidad patrimonial de la Administración, el artículo 106.2 de la Constitución atribuye a los particulares el derecho a ser indemnizados de toda lesión que sufran en cualquiera de sus bienes y derechos, salvo en los casos de fuerza mayor, siempre que la lesión sea consecuencia del funcionamiento normal o anormal de los servicios públicos, y se cumplan los demás requisitos dispuestos en el Ordenamiento Jurídico, constituido a estos efectos por los artículos 139 y ss. de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, del Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común (en lo sucesivo LPAC) y las normas con ellos concordantes, así como las que los desarrollen. Esta Comisión, de forma reiterada, viene señalando que los requisitos para una declaración de responsabilidad patrimonial de la Administración, según consolidada formulación doctrinal y jurisprudencial del régimen establecido por el Derecho positivo sobre la materia (Vid. la Sentencia del Tribunal Supremo de 3 de octubre de 2000 –f.d. cuarto- y 25 de junio de 2002 -f.d. cuarto-), pueden articularse resumidamente en la forma siguiente: 1º) efectiva realización del daño o perjuicio evaluable económicamente e individualizado en relación con una persona o grupo de personas; 2º) que el daño o lesión sufrido por el reclamante sea consecuencia del funcionamiento normal o anormal de los servicios públicos en una relación directa de causa a efecto sin intervención extraña que pueda influir en el nexo causal; 3º) que el daño o perjuicio no se hubiera producido por fuerza mayor; y 4º) que no haya prescrito el derecho a reclamar. IV.La primera cuestión que ha de examinarse al considerar la documentación remitida es si el escrito de reclamación ha sido presentado en plazo. En este punto, el artículo 142.5 de la LPAC dispone: “En todo caso, el derecho a reclamar prescribe al año de producido el hecho o el acto que motive la indemnización o de manifestarse su efecto lesivo”. En el supuesto sometido a dictamen el “dies a quo” ha fijarse, tras el examen de la documentación que obra en el expediente, en el día 1 de noviembre de 2001, y habiéndose formulado la reclamación con fecha 27 de septiembre de 2001, según consta en el estampillado del Registro de entrada del INSALUD, Dirección Territorial de Zaragoza, no concurre la prescripción del derecho de la Sra. M. F. para formular la reclamación de responsabilidad patrimonial de la Administración Sanitaria por los daños que estima derivados de la asistencia médica que le fue dispensada a su hijo M. en el Hospital Clínico Universitario “Lozano Blesa”. En cuanto al fondo de la reclamación planteada, a la vista de los antecedentes recogidos en este Dictamen y de los restantes documentos que obran en el expediente, cabe estimar su improcedencia por las razones que a continuación se exponen. 2 DICTÁMENES 2003 Partiendo de la existencia de una daño individualizado, siempre en relación con la asistencia sanitaria dispensada al hijo de la reclamante, habrá de analizarse si concurre una relación de causalidad entre tal asistencia y los daños sufridos y la existencia de un daño antijurídico. Conviene recordar, en primer lugar, que el Consejo de Estado viene sustentando de forma reiterada, de lo que son ejemplo, por citar los mas recientes publicados, los Dictámenes 166 y 692/1999, de 11 y 25 de marzo, que ”la responsabilidad patrimonial de las Administraciones Públicas, y también de la sanitaria, es una responsabilidad de carácter objetivo, es decir, debe apreciarse con independencia de la concurrencia de culpa en el actuar administrativo. Sin embargo, este carácter objetivo, tal y como en reiteradas ocasiones ha puesto de manifiesto la jurisprudencia del Tribunal Supremo y la doctrina del Consejo de Estado, no implica que todos los daños producidos en los servicios públicos sanitarios sean indemnizables, pues ello llevaría a configurar la responsabilidad administrativa en estos casos, de forma tan amplia y contraria a los principios que la sustentan, que supondría una desnaturalización de la institución. Así pues, de acuerdo con dicha doctrina, para apreciar la existencia de responsabilidad patrimonial es preciso acudir a parámetros como la “lex artis”, de modo que tan solo en caso de una infracción de esta ley cabrá imputar a la Administración de la cual dependen los servicios sanitarios la responsabilidad por los perjuicios causados. En el caso de que no se infrinja la “lex artis”, ha de concluirse que tales perjuicios no son imputables a la Administración y han de ser soportados por el particular sin que generen, en modo alguno, el derecho apercibir una indemnización”. Al mismo tiempo el Tribunal Supremo tiene declarado que según el artículo 141.1 de la LPAC “sólo serán indemnizables las lesiones producidas al particular provenientes de daños que éste no tenga el deber jurídico de soportar de acuerdo con la Ley, pues lo contrario convertiría a las Administraciones Públicas en aseguradoras universales de todos los riesgos sociales, lo que no resulta acorde con el significado de la responsabilidad extracontractual aunque sea objetiva o por el resultado (Vid. Sentencia del T.S. de 10 de febrero de 2001). Existe en materia sanitaria una distinción entre la medicina “curativa” y la medicina que se viene denominando “satisfactiva”. La denominada medicina “curativa” es una medicina de medios que persigue la curación y en ella el médico ha de emplear todos los medios a su alcance para conseguir la curación del paciente, que es su objetivo (Vid. Sentencia del Tribunal Supremo de 3 de octubre de 2000). Pues bien, cuando se actúa ante un proceso patológico, que por sí mismo supone un encadenamiento de causas y efectos que hay que abordar para restablecer la salud o conseguir la mejoría del enfermo, la interferencia de aquél en la salud convierte en necesaria la asistencia y eleva a razón primera de la misma los medios que se emplean para conseguir el mejor resultado posible. El criterio normativo aplicable se centra entonces en la diligencia y adecuación en la instrumentación de aquéllos, teniendo en consideración las circunstancias. Los conocimientos científicos, técnicos o experimentales ni en medicina ni, probablemente, en ningún sector de la actividad humana, pueden garantizar al ciento por ciento un resultado determinado. La certeza absoluta debe tenerse por excluida de antemano. (Vid. Sentencias del T.S. de 3 de octubre y 27 de noviembre de 2000 en las que se da acogida a estos criterios) 3 COMISIÓN JURÍDICA ASESORA DEL GOBIERNO DE ARAGÓN Un análisis de los informes que obran en el expediente, que han sido objeto de mención en los antecedentes, pone de relieve el estado de M. M. M. en el momento de su nacimiento y su evolución hasta fallecer el día 1 de noviembre de 2001, situación final consecuencia de un fracaso multiorgánico derivado de un deterioro de distintas funciones vitales no recuperables con medidas terapéuticas, en contraposición a la causa alegada por la reclamante que responde a una apreciación subjetiva. En todo caso, a la vista de la documentación que obra en el expediente, lo que no cabe es desconocer el contenido de estos informes ni negar su veracidad ante la falta de prueba en contrario. Ante esta cuestión, siguiendo las pautas de lo dicho por Tribunal Supremo en su Sentencia de 22 de diciembre de 2001 (f.d. tercero), cabe decir que lo que no se puede negar es que la asistencia prestada, según el aludido informe del Prof. P. G. (figura en la relación de documentos como Jefe del Servicio de Neonatología), fue realizada correctamente de acuerdo con el estado del saber en la actualidad y que las incidencias fueron tratadas correctamente, de modo que estaríamos ante un hecho que no constituye un daño antijurídico conforme a la propia definición legal de éste, recogida en el artículo 141.1 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, redactado por Ley 4/1999, de 13 de enero, que no ha venido sino a consagrar legislativamente la doctrina jurisprudencial tradicional, cuyo alcance ha quedado aquilatado en este precepto, según el cual «no serán indemnizables los daños que se deriven de hechos o circunstancias que no se hubiese podido prever o evitar según el estado de los conocimientos de la ciencia o de la técnica existentes en el momento de producción de aquéllos»”, y, en consecuencia, el daño producido, de acuerdo con el citado artículo 141.1 de la Ley de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimientos Administrativo Común, no sería indemnizable por no tratarse de una lesión antijurídica sino de un riesgo que debe ser soportado. El legislador ordinario, al ejercitar la potestad de configuración de la responsabilidad patrimonial de las Administraciones Públicas, extrae las debidas consecuencias de los principios que el concepto de responsabilidad comporta ( Vid. Sentencia de 4 de abril de 2000 ). Así es como se ciñe la obligación de soportar el daño a la exigencia de algún elemento que extraiga del ámbito de los deberes del perjudicado dicha carga. Con ello se integra el elemento de antijuridicidad que debe acompañar a cualquier daño para que su producción genere por parte de aquel sujeto al que puede imputarse causalmente la obligación de resarcirlo. En el caso que nos ocupa cabe apreciar la utilización del adecuado nivel de conocimientos científicos, de medios técnicos y de la adecuada coordinación de los servicios hospitalarios, sin que se haya aportado documento alguno de contrario por la reclamante, ni ésta haya propuesto prueba alguna de conformidad con lo establecido en el artículo 6, apartado 1, del Reglamento de los Procedimientos en materia de Responsabilidad Patrimonial de las Administraciones Públicas, y, por tanto, no puede ser estimada la reclamación ya que, para que exista responsabilidad patrimonial, el daño debe ser antijurídico, y en el caso que se dictamina, a la vista de los informes que obran en el expediente, se estima que no lo es. El resultado dañoso no puede tener otra calificación al haberse desarrollado la atención sanitaria con corrección desde el punto de vista técnico-científico, según se desprende de los informes que esta Comisión Jurídica ha podido conocer, sin que sea exigible en todo caso otro resultado, aun cuando sea lo deseable y a ello ha de tender la asistencia sanitaria, pero la consecución de un objetivo tan favorable nunca podrá ser asegurado. Así ha tenido ocasión de pronunciarse el Tribunal Supremo al señalar que en el instituto de la responsabilidad patrimonial de la Administración el elemento de la culpabilidad 4 DICTÁMENES 2003 del agente desaparece frente al elemento meramente objetivo del nexo causal entre la actuación del servicio público y el resultado lesivo o dañoso producido, si bien, cuando del servicio sanitario o médico se trata, el empleo de una técnica correcta es un dato de gran relevancia para decidir si hay o no relación de causalidad entre el funcionamiento del servicio público y el resultado producido, ya que, cuando el acto médico ha sido acorde con el estado del saber, resulta extremadamente complejo deducir si, a pesar de ello, causó el daño o más bien éste obedece a la propia enfermedad o a otras dolencias del paciente (Vid. Sentencia de 22 de diciembre de 2001 -f.d. segundo). Resulta evidente, advierte el mismo Tribunal, que no es decisivo para la posible existencia de responsabilidad patrimonial el hecho de que no exista incumplimiento de la «lex artis» o actividad ilícita de la Administración en la prestación del servicio sanitario. El criterio fundamental para determinar si concurre responsabilidad patrimonial en materia de asistencia sanitaria es el de la adecuación objetiva del servicio prestado, independientemente de que existan o no conductas irregulares por parte de los agentes de la Administración y del buen o mal éxito de los actos terapéuticos, cuyo buen fin no siempre puede quedar asegurado. VI.En resumen, a la vista de los hechos que constan en el expediente y de las consideraciones jurídicas precedentes se aprecia: 1)- que ha sido solicitada la indemnización dentro del plazo legalmente establecido; 2)- que se han cumplido las exigencias del procedimiento, en el que tiene especial relieve la audiencia a la reclamante; 3)- que la “asistencia curativa” prestada al hijo de la reclamante resultó necesaria y adecuada por la evolución no favorable de su estado; 4)- que la asistencia sanitaria se prestó de forma adecuada siguiendo la lex artis ad hoc; 5)- que no hay nexo de causalidad entre la asistencia médica prestada en el Hospital Clínico Universitario “Lozano Blesa” y el fallecimiento de M. M. M.; y, 6)-que no existe un daño antijurídico que la paciente no deba soportar. Estos extremos motivan, por las consideraciones jurídicas anteriormente vertidas que los justifican, la procedencia de desestimar la reclamación de indemnización formulada por la Sra. M. F. Por cuanto antecede, la Comisión Jurídica Asesora del Gobierno de Aragón emite el siguiente DICTAMEN: “Procede, de conformidad con la propuesta del Departamento de Sanidad, Consumo y Servicios Sociales, desestimar la solicitud de indemnización formulada por R. M. F. por daños derivados de la asistencia prestada en el Hospital Clínico Universitario “Lozano Blesa” a su hijo, fallecido en el indicado centro hospitalario, M. M. M., sin que, en consecuencia, haya lugar a la terminación convencional del procedimiento propuesta por la reclamante”. En Zaragoza, a veinticuatro de junio de dos mil tres. 5