DICTAMEN 13 / 2008 Materia sometida a dictamen: Reclamación en materia de responsabilidad patrimonial de la Administración derivada de la asistencia sanitaria dispensada en el Hospital Universitario ”Miguel Servet” de Zaragoza. ANTECEDENTES Primero.- Por escrito de fecha 16 de noviembre de 2007 (con registro de entrada en esta Comisión Jurídica Asesora del día 26 del mismo mes), la Consejera de Salud y Consumo del Gobierno aragonés solicita Dictamen en relación a un procedimiento de responsabilidad patrimonial instado por B.A. por los daños que dice la reclamante se le han producido por deficiente asistencia sanitaria que le fue prestada en el Hospital Miguel Servet de Zaragoza. Segundo.- El procedimiento se inicia con un escrito del reclamante mencionado en el primero de los antecedentes que tuvo entrada en el Registro General del Gobierno de Aragón en fecha 28 de noviembre de 2006. En el mismo se formula una reclamación de daños y perjuicios, por importe de 350.000 euros más intereses de demora, por mala asistencia sanitaria prestada en el citado hospital público y fundamentado en las siguientes alegaciones fácticas y jurídicas: a) Afirma la reclamante que el día 16 de septiembre de 2005 le operaron de la rótula de la pierna izquierda por inestabilidad femoropatelar (subluxación de rodilla). b) Dice que el quinto día posterior a la intervención le dieron el alta, colocándole una escayola durante cinco semanas, al cabo de las cuales le colocaron otra menos pesada, sin 1 que se le practicara revisión de tipo alguno, segunda escayola que le fue quitada el día 10 de noviembre de 2005, indicándole que sería llamada para iniciar la rehabilitación c) Señala que los días 25 y 26 de noviembre acudió a Urgencias del citado Hospital Público, refiriendo dolor e inflamación en la rodilla; tras someterla a examen radiológico, le informan que sufre osteoporosis en la rodilla, colocándole una venda y dándole cita con el especialista en traumatología para el 1 de diciembre; en esa fecha, se le diagnostica distrofia muscular grave, por lo que tiene que permanecer ingresada hasta el día 25 de enero de 2006, pasando posteriormente a rehabilitación.. d) Indica que en ningún momento se le informó de las secuelas que podía conllevar la operación quirúrgica que sufrió y entiende que las causas de las secuelas que padeció después de la misma (lesión de los nervios crural, ciático politeo interno y externo, con síndrome de dolor local complejo de tipo II) se deben a una actividad médica inadecuada, pues la paciente estuvo "descontrolada", indebidamente atendida e informada, solicitando por tanto la indemnización antes reseñada. La reclamante acompañaba a su reclamación el documento de consentimiento informado para la operación quirúrgica de inestabilidad femoropatelar, en el que expresamente se hace constar la paciente que el equipo médico que le atiende le ha explicado la operación en palabras que entiende, sus efectos, molestias, dolores, complicaciones, riesgos y posibles alternativas; así mismo la paciente declaraba que había podido aclarar todas sus dudas, sin salvedad alguna. Este documento aparece firmado por el doctor que explicó los extremos precitados, pero aparece suscrito por la paciente. También se acompañaba a la reclamación informe de facultativo de consultas externas de neurología del Hospital Miguel Servet, de fecha 16 de octubre de 2006, que diagnostica la lesión que sufre la ahora reclamante, en esa fecha, como síndrome de dolor local complejo de tipo II. Tercero.- En el expediente remitido se encuentran varios documentos cuyo contenido se va a resumir en estos antecedentes. Obviamente se encuentra la historia clínica así como informes de los médicos que le atendieron en distintas circunstancias. Se resume a continuación el Informe emitido por la inspección médica con fecha 26 de enero de 2007 en cuyo juicio crítico y conclusiones se lee: “Octavo.- Desafortunadamente B.A. tras una intervención quirúrgica, practicada de forma correcta y con un postoperatorio sin problemas, a partir de los dos meses presenta una complicación evolutiva consistente en un Síndrome de Dolor Regional Complejo tipo II, ocasionándole toda la patología asociada descrita en la historia clínica, sin tener nada que ver con la falta de Atención Sanitaria o la mala praxis por parte de los Facultativos del Hospital Universitario “Miguel Servet”. Por lo que una vez más se pone de manifiesto que: el adecuado uso de la lex artis no siempre puede conseguir 2 resultados satisfactorios, por lo que hay que distinguir cuando el mal resultado o daño no es consecuencia de la acción u omisión del sistema y sí de factores ajenos a éste o inherentes a la propia enfermedad”. 8º. CONCLUSIONES. Queda objetivado, por tanto, que la Asistencia Sanitaria prestada a B.A. por los Servicios Sanitarios del Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza FUE ADECUADA durante todo el proceso de atención médica que recibió, desde la intervención quirúrgica a la que se sometió, hasta el momento actual que continúa en tratamiento, tal y como queda reflejado en el presente informe. Y queda, por último objetivada la INEXISTENCIA de RELACIÓN CAUSAL entre las actuaciones del Servicio Público de Salud y el daño causado a la denunciante, no cumpliéndose, por tanto, los requisitos para la existencia de RESPONSABILIDAD PATRIMONIAL por parte de la Administración en este caso”. Cuarto.- Se encuentra también en el expediente informe de una consultora privada realizado a petición de la Compañía Zurich España S.A., cuyas conclusiones indican lo siguiente: “CONCLUSIONES. 1. Paciente diagnosticada de inestabilidad femoropatelar de la rodilla izquierda a la que se realiza realineación proximal mediante descenso y lateralización del vasto medial. La indicación quirúrgica y la técnica empleada son correctas. 2. Existe consentimiento informado firmado por la paciente. 3. Se realizan revisiones postoperatorias a las 4 y 6 semanas para cambio de yeso e inicio de la carga y para retirada de la inmovilización e inicio de ejercicios de flexo-extensión respectivamente. La actitud seguida es correcta. 4. Tres semanas después (1-12-05) acude nuevamente a revisión siendo diagnosticada de una algodistrofia (Síndrome del dolor regional complejo tipo Y). Se propone a la paciente ingreso hospitalario para su tratamiento, que se realiza el día siguiente (2-12-05). Durante su ingreso recibe tratamiento específico multidisciplinar por parte de los Servicios de Traumatología, Rehabilitación y Anestesia (Unidad del dolor), con buena evolución de la movilidad pasiva pero no del resto de la sintomatología. Es dada de alta hospitalaria para continuar tratamiento ambulatorio el 25-1-06. 3 5. Durante este ingreso se realiza electromiografía de miembros inferiores que son objetiva patología neurológica periférica. 6. El diagnóstico de Algodistrofia es clínico. No existe ninguna prueba complementaria específica para su diagnóstico (la rx simple y la gammagrafía ayudan a confirmar una sospecha clínica, pero no son diagnósticas por sí mismas). 7. Continúa tratamiento ambulante con mala evolución, por lo que se solicitan nuevas pruebas complementarias, EMG, PESS y RNM lumbar, apreciándose en el último estudio neurofisiológico un patrón patológico para el nervio crural, por lo que se remite a la paciente al Servicio de Neurología para estudio. 8. Tras ser valorada por el Servicio de Neurología es diagnosticada de Síndrome del dolor regional complejo tipo II. Indicando tratamiento analgésico y fisioterápico. 9. A pesar del tratamiento recibido la paciente presenta mala evolución con deterioro funcional de la pierna izquierda. 10. El origen de la complicación desarrollada por la paciente no puede ser atribuida a la cirugía practicada (existen dos EMG postoperatorios que demuestran que no existía daño neurológico, además la zona intervenida no es de riesgo para lesión nerviosa periférica) ni al control postoperatorio de la paciente, que fue correcto en tiempo y forma. El Síndrome del dolor regional complejo (tipo I.tipo II) es de causa desconocida con factores predisponentes personales y ambientales (en este caso la cirugía practicada). 11. No objetivamos mala praxis”. Quinto.- Por comunicación de 19 de junio de 2007 del Secretario General Técnico del Departamento de Salud y Consumo (si bien que realizado en la persona de un abogado que no se había acreditado previamente como representante de la interesada) se confirió a la reclamante el trámite de audiencia para que en el plazo de diez días pudiera consultar el expediente, formular alegaciones y proponer y practicar cuantas pruebas considerara oportunas. En este trámite comparecieron aquélla, alegando, como único fundamento de su reclamación en este momento, que el documento de consentimiento informado por ella aportado era un mero modelo genérico, carente de toda validez. Sexto.- La propuesta de resolución que acompaña al expediente remitido por la Consejera de Salud y Consumo, rechaza la producción de la responsabilidad administrativa 4 por falta de daño antijurídico al haberse producido una atención médica dentro de los parámetros de la Lex artis ad hoc. CONSIDERACIONES JURIDICAS I El dictamen solicitado se encuentra dentro del ámbito competencial objetivo que legalmente tiene atribuido la Comisión Jurídica Asesora. Según el artículo 56.1 c) del Texto Refundido de la Ley del Presidente y del Gobierno de Aragón aprobado por Decreto Legislativo 1/2001, de 3 de julio, del Gobierno de Aragón, cuando el ordenamiento jurídico así lo disponga, la Comisión emitirá dictamen preceptivo sobre las reclamaciones de indemnización por daños y perjuicios. En el mismo sentido se pronuncia el art. 12.2 a) del Decreto 132/1996, de 11 de julio, del Gobierno de Aragón, por el que se aprueba el Reglamento de Organización y Funcionamiento de la Comisión Jurídica Asesora del Gobierno de Aragón. Esta referencia al ordenamiento jurídico aplicable, nos lleva a citar el art. 12 del Reglamento de los procedimientos en materia de responsabilidad patrimonial de las Administraciones Públicas aprobado por RD 429/1993, de 26 de marzo, que dispone la necesidad de intervención del Consejo de Estado “o, en su caso, del órgano consultivo de la Comunidad Autónoma” en los procedimientos de responsabilidad patrimonial. Por otra parte dado que la reclamación excede de 1.000 euros, el Dictamen debe considerarse preceptivo en función de lo previsto en el art. 24 de la Ley 26/2001, de 28 de diciembre, de medidas tributarias y administrativas. Por fin, en función de lo indicado en el art. 64.1 en relación con el 63 del Texto refundido de la Ley del Presidente y del Gobierno de Aragón, resulta competente la Comisión Permanente de esta Comisión Jurídica Asesora del Gobierno de Aragón para la emisión de este Dictamen. II La Comisión Jurídica Asesora ha de pronunciarse acerca de si, a la vista del expediente tramitado por el órgano competente de la Administración Autonómica, procede o no estimar la reclamación de indemnización económica presentada en relación con los daños sufridos por una persona atendida en un Hospital dependiente de la Administración de la Comunidad Autónoma de Aragón. 5 Sabemos, en general, que los requisitos para que sea declarada la responsabilidad patrimonial de la Administración, según reiterada y pacífica formulación doctrinal y jurisprudencial, pueden resumirse del siguiente modo: 1º) la efectiva realización del daño o perjuicio evaluable económicamente e individualizado en relación con una persona o grupo de personas; 2º) que el daño o lesión sufrido por el reclamante sea consecuencia del funcionamiento normal o anormal de los servicios públicos en una relación directa de causa a efecto sin intervención extraña que pueda influir en el nexo causal; 3º) que el daño o perjuicio no se hubiera producido por fuerza mayor; y 4º) que no haya prescrito el derecho a reclamar (cuyo plazo se fija legalmente en un año, computado desde la producción del hecho o acto que motive la indemnización o desde la manifestación de su efecto lesivo). III Lo que se ha hecho en el final de la anterior consideración jurídica es un recuerdo a los principios de la responsabilidad administrativa que, con origen en el art. 106 de la Constitución, serían los que, en su caso, deberíamos apreciar aquí a los efectos de concluir en la existencia, o no, de responsabilidad de la Administración. Como venimos afirmando de forma reiterada, existe en materia sanitaria una distinción entre la medicina “curativa” y la medicina que se viene denominando “satisfactiva”, consistente, a grandes rasgos, en que la primera es una medicina de medios que persigue la curación y la segunda una medicina de resultados a la que se acude voluntariamente para lograr una transformación satisfactoria del propio cuerpo. En la primera la diligencia del médico consiste en emplear todos los medios a su alcance para conseguir la curación del paciente, que es su objetivo; en la segunda no es la necesidad la que lleva a someterse a ella, sino la voluntad de conseguir un beneficio estético o funcional y ello acentúa la obligación del facultativo de obtener un resultado e informar sobre los riesgos y pormenores de la intervención. Pues bien, cuando se actúa ante un proceso patológico, que por sí mismo supone un encadenamiento de causas y efectos que haya que abordar para restablecer la salud o conseguir la mejoría del enfermo, la interferencia de aquél en la salud convierte en necesaria la asistencia y eleva a razón primera de la misma los medios que se emplean para conseguir el mejor resultado posible. El criterio normativo aplicable se centra entonces en la diligencia y adecuación en la instrumentación de aquéllos, teniendo en consideración las circunstancias. Los conocimientos científicos, técnicos o experimentales ni en medicina ni, probablemente, en ningún sector de la actividad humana, pueden garantizar al ciento por ciento un resultado determinado. La certeza absoluta debe tenerse por excluida de antemano. (Vid Sentencias del T.S. de 3 de octubre y 27 de noviembre de 2000 en las que se da acogida a estos criterios). Así, del análisis conjunto de los muy diversos informes que obran en el expediente, que no han sido desvirtuados por prueba alguna presentada de contrario, permite llegar a la 6 conclusión de que la asistencia sanitaria prestada a la paciente fue correcta, ajustándose a la lex artis ad hoc, y así: - La paciente fue diagnosticada, correctamente, de inestabilidad femoropatelar de al rodilla izquierda, realizándose realineación proximal mediante descenso y lateralización del vasto medial, indicación quirúrgica y técnica empleada que son las señaladas en los protocolos médicos. - La paciente fue informada de la intervención a la que iba a ser sometida, de sus riesgos y posibles secuelas. En particular hemos de destacar en este punto, que si bien el documento de consentimiento informado que consta en el expediente remitido a esta Comisión no aparece firmado por la misma, ello no le priva de validez, pues, por un lado, el documento es aportado por la propia paciente, lo que es buena muestra de que el trámite se cumplió; por otro, la reclamante no ha negado que se le diera información, esto es, no rechaza que existiera información previa a su consentimiento, ni niega que éste se produjera, lo que alega es que tal información fue insuficiente para adoptar la decisión de someterse a la intervención quirúrgica, pues, según ella, el documento de consentimiento informado es genérico y en él no consta la complicación que en efecto se le produjo. Pues bien, a este respecto convendrá señalar que, como ha declarado el Tribunal Supremo en diversas sentencias, valga por todas la de 4 de abril de 2000, no debe desconocerse que "la información excesiva puede convertir la atención clínica en desmesurada -puesto que un acto clínico es, en definitiva, la prestación de información al paciente- y en un padecimiento innecesario para el enfermo. Es menester interpretar en términos razonables un precepto legal que, aplicado con rigidez, dificultaría el ejercicio de la función médica -no cabe excluir incluso el rechazo por el paciente a protocolos excesivamente largos o inadecuados o el entendimiento de su entrega como una agresión-, sin excluir que la información previa pueda comprender también los beneficios que deben seguirse al paciente de hacer lo que se le indica y los riesgos que cabe esperar en caso contrario". Y concretamente, respecto de los formularios de consentimiento informado, la Sentencia de 27 de noviembre de 2000 declara que "es cierto que la fórmula que figura en el impreso es genérica, pero el contenido específico a que se refiere ha sido implícitamente asumido por la paciente, lo que, jurídicamente, significa que la carga de probar que no es cierto que la información se haya dado o que esta es insuficiente se desplaza al firmante. Cierto es también que el impreso utilizado es perfectible, pero nos encontramos en ese punto en que resulta difícil, casi humanamente imposible, mantener en el fiel los platillos de la garantía y de la eficacia. Por todo ello, nuestra Sala entiende que no puede descargarse todo el peso de una actuación jurídica... sobre los servicios sanitarios. Es el paciente, o en su caso el familiar o allegado que lo asiste y sustituye, quien puede y debe solicitar, si lo considera necesario, que se le de una información más elocuente, y que, siempre con la 7 inexcusable concisión y claridad que sea compatible con la necesaria precisión técnica, se haga constar esa información detallada y por escrito..." La doctrina jurisprudencial que acabamos de señalar consideramos que es de plena aplicación al caso que estamos dictaminando, constando en el expediente, sin que ello haya sido desvirtuado de contrario, que la paciente recibió suficiente información, que no manifestó su voluntad de que se ampliara la misma en algún extremo y que no formuló, en ese momento, queja, reparo o salvedad alguna a este respecto. Y es que la alegación de la falta de consentimiento informado (que en el escrito inicial de reclamación se hacía de una manera genérica, pues es una "alegación modelo" que el abogado que ha defendido a la reclamante en vía administrativa usa sistemáticamente en las reclamaciones de responsabilidad patrimonial sanitaria en las que dictamina esta Comisión) parece que es el único argumento que la reclamante cree que puede efectuar en sede de audiencia previa, habida cuenta de que del expediente administrativo claramente se deduce la sujeción a la lex artis ad hoc de la prestación sanitaria que recibió la hoy en día reclamante. En definitiva, y como señala la Sentencia del Tribunal Supremo de 22 de diciembre de 2001 “aún aceptando que alguna de las secuelas que sufre la recurrente tuvieran su causa en la intervención quirúrgica a la que fue sometida, y no en su previo padecimiento, lo cierto es que la técnica quirúrgica empleada fue correcta de acuerdo con el estado del saber, de manera que sus resultados no habrían podido evitarse según los conocimientos de dicha técnica quirúrgica, y, en consecuencia, el daño producido no es indemnizable”. En resumen, a la vista de los hechos que constan en el expediente y de las consideraciones jurídicas precedentes se aprecia: 1) que ha sido solicitada la indemnización en el plazo legalmente establecido; 2) que se han cumplido las exigencias del procedimiento, en el que tiene especial relieve la audiencia a la reclamante; 3) que la asistencia médica efectuada al paciente se realizó de forma adecuada siguiendo la lex artis ad hoc, existiendo el oportuno y debido “consentimiento informado” 4) que no hay relación de causalidad entre la asistencia médica y los daños alegados por los interesados; y, 5) que, en definitiva, no existe un daño antijurídico que éstos no deban soportar. Estos extremos motivan, por las consideraciones jurídicas anteriormente vertidas, la procedencia de desestimar la reclamación. En mérito a lo expuesto, la Comisión Jurídica Asesora del Gobierno de Aragón, formula el siguiente DICTAMEN: Que de conformidad con la propuesta del Departamento de Salud y Consumo, y con los términos de este Dictamen, procede desestimar la solicitud de indemnización derivada de daños producidos deficiente asistencia sanitaria prestada a B.A. en el Hospital Miguel Servet de Zaragoza, formulada por ella misma. 8 En Zaragoza, a doce de febrero de dos mil ocho. 9