Debemos destacar especialmente a Jean Batiste Lamarck, quien probó claramente, por medio de ejemplos evidentes, que las formas de varios animales, han venido modificándose mediante el ejercicio y la inacción de ciertas partes, hasta el punto que los actualmente vivientes, son marcadamente distintos en la forma de sus primeros progenitores. Importante fue la contribución de Thomas Robert Mathus, 1766-1834, quien fue pastor anglicano y desde 1805, profesor de historia moderna, también estudió el desarrollo de las fuerzas económicas. Pero, lo que le daría universal y duradera celebridad fue “Ensayo sobre el principio de la población”, publicado en 1798 en forma anónima y reeditado en 1803 con el título de Resúmenes sobre los efectos pasados y presentes, relativos a la felicidad de la humanidad, firmado ya con su propio nombre, en este tratado sistematizó una teoría de la población y los peligros de su exceso desde una óptica pesimista, a la que se ha denominado maltusianismo. Su teoría, propone la restricción voluntaria de la procreación, al objeto de remediar la desproporción prevista para el futuro entre la población y los alimentos. En esencia, las tesis malthusianas afirman que mientras la población aumenta en progresión geométrica, el incremento de la producción de alimentos se efectúa sólo en progresión aritmética, es decir, mucho menos rápidamente, lo que selecciona a los individuos más aptos. Debemos nombrar a Von Carolas Linnaeus Ráshult (Upsala 1707-1778). Naturalista y médico sueco. En 1731 concibió su clasificación binaria de las plantas, fundada en los caracteres de los estambres y pistilos, clasificación puramente convencional que tuvo mucho éxito. Describió y proporcionó un doble nombre latín a millares de especies animales y vegetales, la mayoría de las cuales todavía se las conoce por el nombre que él les atribuyó.