EL CUERPO VIRTUAL “AVATARES E INTERACCIÓN” Natalia Marles Corrales Ekilibrio Grupo empresarial Articulación Con La media Los mundos virtuales son ambientes 3D (tres dimensiones) que habilitan un amplio rango de usuarios para interactuar con otros en internet. En todos estos mundos, los usuarios se proyectan a sí mismos dentro de ese ambiente por medio de un Avatar: un cuerpo en 3D que controlan y cuya apariencia es a menudo personalizable. En definitiva, esta nueva manera de representarnos a nosotros mismos se ha naturalizado; para nadie es un secreto que los mundos virtuales abundan en nuestros tiempos y que se han convertido en una manera diferente para socializar. Pero… ¿Dónde está el lugar del cuerpo? No es posible vivir en esa realidad virtual, indiscutiblemente, el cuerpo como sustrato físico es necesario. Somos humanos porque la tecnología ha sido la catalizadora de ese proceso de hominización y en esa medida nos encontramos frente a la posición de que todos los elementos desarrollados para hacer más sencillas tareas, tales como cazar, sembrar, cocinar, producir, intercambiar, movilizar, entre otras, son los que desarrollan una manera de relacionarnos con nuestro entorno. Las herramientas que utilizamos a diario, aquellas que tenemos a nuestro servicio, son las que crean nuestra manera de concebir el mundo. A medida que han aparecido necesidades a lo largo de la historia, el ser humano se ha dado a la tarea de elaborar un instrumento o mecanismo que pueda suplir esa necesidad, además de preocuparse por perfeccionar las herramientas que ya tiene a su disposición. Los adelantos tecnológicos nos dan la posibilidad de vivir “conectados”, y lo pongo entre comillas porque, a mi juicio, esta “conexión” en muchas ocasiones altera de manera sustancial la forma en la que nos relacionamos con nuestro cuerpo y, en consecuencia, con los demás. Tenemos acceso a infinidad de información y, como si esto no fuera suficiente, en nuestros días es posible crear avatares por medio de los cuales nos relacionamos con otros en mundos virtuales, en los que por medio de un click elegimos la manera en la cual queremos representarnos y, además, le damos órdenes a ese otro “yo” virtual, para que ejecute una serie de acciones. Examinando este proceso, tenemos una cercana relación con todos los elementos tecnológicos, ya que, en definitiva, nos permiten acceder a la información de manera casi inmediata. Además, los avances en la tecnología de una manera u otra nos alejan de nuestras sensaciones corporales y nos limitan evidentemente en la interacción física con el otro. Nos podemos encontrar virtualmente por medio de nuestro avatar con el avatar de otro; sin embargo, es nuestro cuerpo físico el que está operando ese avatar, y éste, a su vez, está sustrayéndonos del universo real en el que vivimos. Las herramientas son un elemento importante que transforma nuestra manera de concebir el mundo, pero en cuanto nos hacemos esclavos de ellas, ya no son artefactos útiles sino que se convierten en una adicción. Noticieros, revistas, periódicos y grandes maestros opinan acerca de este fenómeno. En general nos afecta a todos, aún a los que no están sumergidos dentro de el mundo virtual, porque cada vez son menos las personas que quedan a nuestro alrededor que optan por la interacción física. Las realidades virtuales están disponibles y son atractivas para muchos, porque nos dan la posibilidad de vernos de esa manera ideal con la que tanto nos bombardean. Los cuerpos de mujeres y hombres han sido idealizados dentro de estereotipos inalcanzables. Sin darnos cuenta, la publicidad nos sumerge en la necesidad de alcanzarlos y, en reiterados casos, atentamos contra nuestros cuerpos con el fin de encajar dentro del molde. Cuando no se logra el objetivo, las realidades virtuales se convierten en un modo de acceder al estereotipo; pero insisto, no es mas que una realidad virtual ya que el operador sigue siendo el cuerpo y tiene la necesidad de interactuar físicamente con otros seres humanos. Tenemos necesidades físicas tangibles a las cuales prestar atención; el cuerpo requiere cuidado. Es posible que la realidad virtual sea una manera mas para interactuar, pero no podemos vivir en esa realidad. No solo las necesidades primarias del cuerpo necesitan ser suplidas, también existen necesidades sociales, necesitamos ser vistos y sentir, los seres humanos necesitamos de la presencia del otro para SER. Lo más difícil, aquí como en todo problema, es que muchos autores hablan de la obsolescencia del cuerpo, argumentando que esta era tecnológica está trayendo consigo esa consecuencia. En todo caso, reivindico ese pensar reiterando que aún cuando estamos en un momento histórico que nos permite hacer parte de un mundo virtual, el cuerpo físico sigue siendo el operador y único creador de todas estas realidades posibles. Las relaciones ahora no tienen la necesidad de ser cuerpo a cuerpo, cara a cara, ya tenemos otras posibilidades de presentarnos ante el otro. Sin embargo, insisto en la reivindicación del papel del cuerpo dentro de estas nuevas maneras de hacer y de relacionarnos, e insisto en escuchar las necesidades del mismo. En suma, las relaciones de este tiempo suelen ser virtuales y no tangibles, en las que te comunicas por medio de objetos que no dejan ver lo que eres. Yo, a pesar de dejar que estos objetos me signifiquen, apuesto por relaciones de cercanía, en las que el otro sea un otro presente, tangible y vivo.